#11: El club
JUNGKOOK'S POV:
Le di un mordisco tímidamente a mi hamburguesa, cuestionándome a mí mismo si un modelo podía comer aquello y salirse de su dieta tan sólo una vez. De todas formas, ya había empezado a comer y supongo que sólo sería aquel día.
Había empezado el picnic con Namjoon y su novio, Seokjin. Era muy lindo, cabello suavemente morado, delgado, alta, hombros anchos y unos ojos preciosos. Era muy dulce por si faltaba decir, sin embargo, seguía con la duda de qué le habría pasado tan gravemente que Namjoon fuera corriendo a verlo.
Aunque decidí sacármelo de la cabeza, al menos durante el pícnic. No quería que fuera un momento incómodo mientras que debía ser un almuerzo agradable.
—Y, Jungkook— habló la voz de Seokjin—. Namjoon me mencionó que eres modelo. ¿Es eso cierto?
Solté una leve risita mientras asentía con la cabeza. Mis reacciones a aquellas preguntas me tomaba desprevenido a mí mismo, no sabía qué decir o qué hacer, simplemente podía reírme.
—¿Y cómo es?— preguntó él dándole una mordida a su sándwich.
—Al principio fue difícil acostumbrarme a usar todo ese tipo de ropa a la moda, ya que antes de ser modelo solía usar zapatillas y un estilo de ropa diferente.
Él asintió y continuamos comiendo. Estaba siendo un almuerzo entretenido la verdad. Seokjin era muy comunicativo conmigo, era muy simpático y era muy bromista. De verdad que hasta podía decir que podía ser un gran amigo.
—¿Y vas a ir al club?— preguntó de repente dirigiéndose a mí.
Lo miré extrañado. ¿Club?
—Un tío mío trabaja ahí, es el de la seguridad. ¿No quieres venir? Namjoon y yo iremos esta noche— dijo él sonriéndome. Namjoon lo miró preocupado y le susurró algo al oído, mientras que yo estaba hundiéndome en mis propios pensamientos.
¡Perfecto! Un club. Podía ir con Namjoon y Seokjin, ellos se la pasaban juntos y yo aprovechaba de buscar un buen novio falso. Necesitaría la ayuda de Yoongi para encontrar uno, eso sí, por lo que él también tendría que venir conmigo, después de todo él fue quien se ofreció con lo de ayudarme así que no era un problema.
—¿Y qué dices?— habló nuevamente Seokjin, sacándome de mis pensamientos—. ¿Te anotas?
Sonreí y asentí levemente con la cabeza. Ni siquiera tenía que preguntarlo, era un "SÍ" gigantesco. Ahora debía encontrar qué usaría, necesitaba un buen atuendo para que algún chico, gay y soltero se fijara en mí.
Dejamos el tema del club a un lado y continuamos con el picnic. Se pasaba realmente bien con ese par, eran muy agradables y además hacían una bonita pareja. Sin embargo, cuando se besaban en frente mío o se hacían cariñosos, mi interior se ponía en un duelo.
Una parte de mí quería vomitar arcoíris, unicornios y pandas, pero la otra parte luchaba por no deprimirse. ¿Qué no les habían enseñado a no comer pan frente al pobre?
Enserio deseaba tener aquello. Un novio real, con el cual pasar el rato, divertirme, besarnos, abrazarnos, caminar por la calle tomados de la mano. Un chico al que realmente quiera. Pero no, tenía que conseguir a un chico en un club para poder posar frente a las cámaras y que se fuera mi fama de "perra".
A veces sentía que yo no era real, y no en el buen sentido. Sentía que nada encajaba. Mi madre con Mino... qué horror. Él podía tratarla bien, de acuerdo, podía no agradarme, quedaba claro... Pero juntos no encajaban, porque él estaba transformando a mi madre en algo que no me gustaba para nada.
Ella no se merecía a un buen hombre, habían muchos así, ella se merecía a un hombre que la hiciera a ella una buena a mujer. Y Mino no tenía aquella descripción en ninguna parte.
Suspiré y apoyé mi mentón en la palma de mi mano. Mi mamá no sabía cuantas veces había rogado e implorado por que consiguiera a alguien mejor, un hombre que valiera la pena pero que no la hiciera sufrir en ningún momento, un hombre que la quisiera y la respetara, un hombre bueno y diferente a Mino.
¿Cuando conocería el amor de su vida? Esperaba que pronto, sin embargo no estaba seguro. Mino se iba a casar con ella, además de ser algo parecido a mi representante. Si mi madre se iba con otro hombre... Ugh, ese era el problema. Mi madre podría ser feliz con alguien mejor pero lo demás cambiaría totalmente, y eso me confundía la mayoría del tiempo.
—Jungkook, eh ¡Jungkook!— la voz y la risita de Seokjin me hicieron volver a la realidad.
Di un respingón y alcé la mirada para verlo. Estaba abrazado de Namjoon y la comida en la canasta se había agotado.
Al parecer era el final de nuestro almuerzo.
—¿Qué decías?— reí sacudiendo la cabeza. Me había distraído mucho pensando en mi mamá y Mino.
—Te decía que nos vemos en el club. ¿Te parece?— sonrió Jin, besando la mejilla de su novio.
—Sí. Luego te paso la dirección por mensaje— dijo Namjoon, yo asentí con la cabeza—. Y si te cuesta llegar puedes llamar.
—Claro— sonreí levantándome de la manta de picnic, al igual que ellos—. Entonces nos vemos en la noche.
—Hasta entonces— se despidió Jin y Namjoon.
Hice un ademán con la mano en forma de despedida y me fui del parque, mientras los veía a ellos dos recoger las cosas y reír mientras charlaban. Después le preguntaría a Namjoon que le había pasado antes a Seokjin que había sido tan grave.
Me dirigí al hotel y me metí al elevador, para después bajar en el piso correspondiente y encaminarme a mi cuarto. Tenía pensado descansar un rato, darme una ducha y luego vestirme para ir al club. Tenía tiempo de sobra de todos modos.
Me recosté en mi cama y puse mi celular a cargar, le activé unas cinco alarmas, lo dejé sobre el velador y apoyé mi cabeza en la almohada dispuesto a dormir.
El plan estaba decidido: iría al club, conseguirá novio, y me desharía de él luego de que mi fama de perra se fuera. Nada más, eso era todo. Haría un juramento conmigo mismo si era necesario.
Club. Novio. Y después botarlo.
No podía ser tan complicado.
<...>
La primera alarma me despertó de golpe, haciéndome casi caer de la cama. Me incorporé, me senté al borde del colchón y revisé la hora en mi teléfono. Eran las cuatro de la tarde, tenía tiempo todavía, después de todo tampoco era demasiado lo que había dormido.
Saqué un libro de mi maleta, lo abrí en la página en la cual había quedado y me dispuse a leer por una hora, quizás así ya avanzaba suficiente el libro. "Bajo la misma estrella". ¿Pueden creer que al principio creía que trataba de dos hermanos, y no de una chica y un chico? Mi única neurona estaba fallando o no podía pensar de manera muy romántica.
Un mensaje en mi celular me distrajo de mi lectura. Era Namjoon, enviándome la dirección y diciéndome que nos juntaríamos en el club a las nueve. Vale, a esa hora estaría listo. Podía llamar a un taxi que me llevara al club, nada difícil, además parecía que quedaba cerca... bueno, relativamente cerca.
Seguí con mi lectura y en menos de media hora mi alarma había vuelto a sonar. Eran las cinco de la tarde, hora de anunciarle a Yoongi que iríamos al club esa noche y ya tenía la dirección de qué lugar íbamos a ir.
Salí corriendo de mi cuarto y prácticamente golpeé la puerta de Yoongi tantas veces que sentí que mis nudillos estaban desgastados.
—¿Qué quieres?— habló Yoongi en un gruñido abriéndome la puerta de repente.
"Por la... No babees, mierda. La baba en la boca, Jungkook, la baba en la boca"
¿Quién había mandado al chico a usar solamente pantalones? Tenía el cabello alborotado, el cual le cubría un poco la vista. Me veía cerrando un ojo como si recién hubiera despertado de un largo y deseoso sueño, y no llevaba camisa. Joder, pero qué sexy estaba... ¿A qué venía?
—Oh... eh... cierto. A las nueve... club— tartamudeé tontamente sin estar realmente consiente de lo que estaba diciendo.
—¿Qué?— cuestionó Yoongi frunciendo el ceño con confusión y llevándose una mano a la cabeza, dejando a la vista un tatuaje en su brazo.
Tragué saliva. Di algo coherente mierda, algo con sentido. Jungkook, usa bien esa neurona por lo menos una vez en tu vida.
—Yo y tus abdominales a las nueve en el club— dije y antes de poderme sentir orgulloso de mí mismo me di cuenta de lo que había salido de mi boca.
Maldita mierda, ¿por qué tenía que ser tan fracasado?
—Em... ¿gracias por la invitación?— dijo Yoongi y yo agradecí mentalmente que no me cerrara la puerta en la cara por rarito—. A las nueve, ¿qué hora es?
—Son las cinco— respondí queriendo irme rápido a mi habitación, y no sólo por la vergüenza que sentía o porque me iba a deshidratar de tanto babear, sino porque ¡el chico estaba solo en pantalones, su abdomen estaba para morirse y tenía un puto tatuaje! ¡Era demasiado para un humano débil como yo!
—Vale, pues... a las ocho y media estoy listo— dijo él antes de esbozar una pequeña sonrisa torcida.
Asentí tímidamente y me di media vuelta con la intención de regresar a mi habitación. Sólo alcancé a dar unos cuantos pasos antes de escuchar como Yoongi me llamaba, por lo cual me detuve y di media vuelta para mirarlo.
—No te preocupes que llevaré mis abdominales— fue lo que dijo antes de cerrar la puerta y dejarme con menos dignidad de la que tenía, si es que eso era posible.
Retomé mi camino hacia mi habitación con los pasos apresurados y un sonrojo cubriendo mis mejillas. Cuando llegué a allí cerré la puerta y me dejé caer al suelo. Y pensar que no había tanto lo había llamado mi hermano.
Sacudí mi cabeza intentando sacar todos los pensamientos relacionados con Yoongi de mi mente y me dirigí a mi baño privado a tomar una ducha. Además debía decidir qué usaría para el club, quería llamar la atención de solteros pero no de pervertidos.
Aunque un Sugar Daddy no vendría mal, ¿sí o no raza?
Okay, tal vez no, pero digo, es una opción...
Pasé a mi habitación luego de acabar de bañarme y me sequé con mi toalla, a la vez que daba vueltas por la habitación pensando en qué ponerme. Podía usar unos pantalones ajustados y una camisa blanca con una chaqueta negra, pero eso sería muy formal, además de que me vería demasiado activo y todos sabemos que me va más eso de ser macho pecho depilado, muerde almohadas, rodillas rojas.
Seguí buscando opciones, pero ninguno parecía encajarme. No podía creerme que fuera tan complicado, ¡era sólo encontrar ropa, combinarla y usarla! ¡Y ya! Joder, era en estos casos que pedía auxilio por un diseñador o algo por el estilo, me ayudaría al menos a combinar para la ocasión.
Y luego de pasarme ya casi una hora buscando y de haber considerado seriamente más de una vez en simplemente ponerme una de las cortinas de la ventana que había en el cuarto, una idea pasó por mi cabeza alumbrándome totalmente.
Un pantalón ajustado negro roto en la rodilla y una camisa azul rey brillante un poco suelta con cuello en v. ¡Pero claro! Era sencillo, era lindo, era atractivo, y era perfecto. Lo único que necesitaba era encontrarlo, rogaba internamente por el hecho de que no se me hubiera olvidado empacarlo o algo por el estilo.
Luego de un par de minutos encontré el conjunto en mi maleta, escondido en el fondo de toda la ropa. Lo saqué, me lo puse y me observé en el espejo. Sí, me quedaba bien.
Iría al club, encontraría un novio y fin de la noche. Era todo, ¿no?
TAEHYUNG'S POV:
Lancé el balón pequeño de fútbol hacía arriba, y lo agarré cuando cayó, así sucesivamente.
No sabía dónde mierda se había metido Hoseok, ya eran las siete y él todavía no aparecía. Debíamos ir al club, estaba ansioso por salir un rato a divertirme con mi amigo, pero ¿cómo iba a hacerlo sino estaba?
Dejé de jugar con el balón y lo lancé a algún lugar de la habitación, para luego sentarme al borde de mi cama.
Quizás Hoseok estaba con Jihoon, era lo más seguro. Pero, ¿tanto tiempo intentando arreglarse con él? Él se había ido a la hora del almuerzo hacía su casa. Sabía que Jihoon se había enfadado pero no me creía que fuera tan complicado pedir disculpas y todo ese tema.
A menos que estuvieran haciendo cosas impuras y por eso se demoraban. Oh joder, si era eso necesitaría demasiada agua bendita para librar al pobre Jihoonie del pecado de acostarse con él idiota de mi mejor amigo.
Y también pastillas para el dolor.
Me levanté de mi cama, me dirigí a mi computador y tecleé en el buscador; agua bendita. Las pastillas para el dolor las compraría en una droguería cercana pero el agua bendita sería más fácil si la compraba por internet y así volvía puro al lindo de Jihoonie.
Aunque no sé si eso iba a restaurar su desflorada flor.
No era que me interesara en Jihoon, pero nuestra relación se había vuelto tan fuerte que éramos casi hermanos. Por lo que, en otras palabras, mientras Hoseok era mi mejor amigo, Jihoon era mi hermanito pequeño. Debía protegerlo de Hoseok y su gran cabeza de abajo, era mi deber.
Luego de mis intentos fallidos de encontrar una página donde vendieran agua bendita, me dirigí a mi velador, donde descansaba mi teléfono celular. Llamaría a la casa de Jihoon si era necesario.
Marqué el número pero nadie contestó. Volví a márcalo y nadie contestó. Mierda, ¿y si estaban teniendo sexo enserio? Solo había una cosa que hacer.
Ya mismo iba a una iglesia por el agua bendita.
Okay, no, primero llamé a Hoseok. El muy imbécil contestaba hasta las llamadas de broma ya fuera en un entierro o baño. Era asquerosa ese chico, pero por otro lado, me beneficiaba, de una forma bastante extraña y peculiar.
Marqué el número de Hoseok y segundos después una respiración entrecortada se escuchó desde el otro lado de la línea.
—¿Qué... qué pasa, Taehyung?— cuestionó jadeando.
—Vaya, al parecer sí estabas follando con Jihoon— dije confirmando mis sospechas—. En quince minutos estoy allá con agua bendita, más te vale abrir la puerta con ropa y no cómo viniste al mundo, hay ciertas cosas que no necesito ver.
—Hey, pero si eso sólo reforzaría nuestra amistad— respondió mientras yo contaba mentalmente una regresiva de tres para que se diera cuenta de lo que yo había dicho.
Tres, dos, uno...
—Espera, ¿dijiste que estaba follando con Jihoon?— preguntó—. No, pedazo de pervertido— negó gruñendo—. Pero sabías que Jihoonie tiene tres hermanos mayores? Parecen perros rabiosos buscándome, al parecer él les comentó lo qué pasó en tu casa.
—Estas en aprietos, vaya...— dije fingiendo un tono de compresión.
—Pues sí— aceptó él—. ¿Me ayudas?
—No— reí—. Sólo te digo que no tengo dinero para tu funeral así que intenta no morir. Nos vemos en el club si sobrevives. ¡Ánimos! ¡Confío en ti!
—Hijo de puta— gruñó él, haciéndome reír aún más.
—Vale, lo siento. Ven a mi casa. Residencia Kim, le ofrecemos un lugar donde protegerse de los matones hermanos mayores de su novio. Entre los servicios no se incluye la comida y hay términos y condiciones. Para más información llame a nuestro número de atención al cliente...
—"Llame a nuestro número de atención al cliente" tu madre— me interrumpió Hoseok.
—La tuya en vinagre— le respondí.
Qué tal esta cerda malagradecida, le ofrezco refugio y así me paga.
—¿Sabes qué? Cómo sea, es ir contigo o morir— dijo con fastidio mi amigo—. Allá nos vemos, adiós.
Fue lo último que escuché proveniente del otro lado de la línea.
Enserio, cuanta risa me daba Hoseok. Le pasaban las peores cosas, y yo tranquilamente me reía de ellas. Lo sé, lo sé, amigos tan buenos como yo quedaban pocos.
Me fui a dar un baño y después me vestí con algo sencillo. Iría al club, me divertiría con mi mejor amigo, y fin de la noche. No era complicado.
<...>
—Club, Taehyung. Taehyung, Club— bromeó Hoseok presentándome el lugar. Reí golpeando su hombro y ambos entramos luego de pasar al lado de los de seguridad.
Había música, había una barra, y habían chicas. Supongo que era lo escorado, por otra parte, yo me quedaba satisfecho con solamente un chico, sin embargo él de seguro no debía estar por allí.
—¡A divertirnos!— exclamó Hoseok, para luego dirigirse a la barra corriendo como un niño pequeño y apoyar sus codos en ella.
Sonreí negando con la cabeza y me encaminé hasta llegar a su lado.
No le diría nada, mejor lo dejaba disfrutar sus últimos momentos antes de que los hermanos mayores de Jihoon lo encontraran y lo hicieran seguir la luz.
Después de unos tragos, la comenzamos a pasar bien, la música fuerte y las conversaciones con Hoseok siempre resultaban divertidas así que estaba siendo una excelente noche.
—¿¡Qué hora es!?— cuestionó Hoseok hablando por sobre la música, a la vez que llevaba el vaso a sus labios para tomarse un trago.
Revisé mi reloj.
—¡Son las diez!— exclamé como respuesta, un tanto sorprendido por cómo pasaba tan rápido el tiempo.
Él rió, me dió a palmada en el hombro y se fue a la pista de baile, seguramente a divertirse un rato. Me quedé sentado en mi lugar, tranquilo inspeccionando el lugar con la mirada, y a lo lejos divisé un chico, un único chico.
Joder, estaba demasiado perfecto.
Llevaba un pantalón negro ajustado y con un roto en la rodilla y una camisa azul con cuello v. Creo que me iba a caer de mi asiento si seguía viéndolo, y probablemente debía parecer un acosador pervertido cualquier en la manera en que lo inspeccionaba con la mirada. Pero es que... Joder, ¿no podía usar algo menos ajustado? Se veía demasiado...
Él volteó al parecer buscando algo por el suelo, se agachó levemente y cogió algo que se puso de regreso en su oreja izquierda.
Por la puta madre, ¿por qué mierda se veía tan caliente si sólo llevaba un jodido pantalón negro? Ni si quiera era la gran cosa y sentía que me caía la baba por la boca... Oh, mierda, me estaba cayendo baba por la boca.
Me di vuelta sobre mi asiento, cogí una servilleta y me limpié el mentón y los labios. Por Dios, tan sólo verlo y ya estaba alucinando.
—¡Amigo!— exclamó la voz de Hoseok a mis espaldas.
Volteé a verlo y por sobre su hombro lo busqué a él, pero ya se había ido. Joder.
—¿Qué pasa?— cuestioné confundido.
—¡Llegaron hasta aquí los hermanos de Jihoon!— exclamó viéndome asustado.
—Claro. Seguro Jihoon les comentó que vendrías— respondí encogiéndome de hombros.
—Pe... Pero...— no alcanzó a completar la frase, ya que un chico bastante alto en mi opinión se acercó a nosotros.
—¿Y tú eres Hoseok?— cuestionó burlón.
Hoseok volteó completamente espantado.
—¡AUXILIO!— fue lo único que él imbécil de mi mejor amigo pudo gritar, para luego salir corriendo en dirección a la salida y desaparecer entre la gente.
El supuesto hermano de Jihoon volteó a verme.
—¿Qué? Yo ni lo conozco— dije fingiendo estar confundido. Él asintió, me regaló una sonrisa y se fue por donde Hoseok se había ido.
Bien, ahora tendría que salvarle el pellejo al muy cabrón de mi mejor amigo.
Me bajé de mi asiento, dejé el vaso sobre la barra y salí del club, buscando a Hoseok con la mirada. ¿Cómo mierda lo iba a encontrar? La calle se veía vacía, sin nadie. Pensé que sería fácil pero al parecer no lo fue.
Bueno, ya se las arreglaría él. Me encogí de hombros y noté que se había formado una fila para entrar al club. Ya qué, regresaría otro día con Hoseok. Además, ¿qué sería una noche en el club solo, sin mi mejor amigo el cual probablemente debía estar siendo torturado en un sótano por los hermanos mayores de su novio? Sería una noche aburrida.
Guardé mis manos en los bolsillos de mi pantalón y decidí regresarme por donde vine, cuando lo ví a él nuevamente.
Iba caminando solo, veía el suelo de una manera aburrida y daba los pasos de mala gana.
Se veía jodidamente adorable.
Mi vista inevitablemente lo recorrió de pies a cabeza, pasando lentamente al ver sus piernas y su...
Sí, y jodidamente hermoso.
Tomé valor, el poco que me quedaba, y caminé rápidamente hasta llegar unos pasos tras de él. Se veía tan lindo aquella noche, llevaba sus manos entrelazadas en su espalda baja y la cabeza baja.
Oh, Jungkook, ¿qué mierda me has hecho?
—Hola— dije de repente, haciendo que él diera un respingón y detuviera su caminata para voltear a verme.
—Oh, hola, Taehyung— me sonrió adorablemente—. ¿Vienes del club?
—Sí, al igual que tú si no me equivoco— reí ligeramente hasta llegar a su lado.
—Así es— asintió desganadamente, volviendo a retomar el camino conmigo a su lado—. Venía buscando... a alguien. Pero nada.
—¿Un novio?— cuestioné alzando una ceja. Él asintió tapando su rostro avergonzado.
—Oh, Dios, Taehyung, qué vergüenza, nunca pensé que tuviera que buscar a mi próximo novio en un club— murmuró.
—No es malo— reí negando con la cabeza.
—No, sí lo es— contradijo él, mirándome directamente a los ojos—. No quiero, pero tengo que, es horrible.
—No exageres— dije yo acariciando su espalda dulcemente.
—No exagero. Bueno, quizás un poco— dijo frunciendo el ceño a lo último, haciéndome soltar una risita.
—Tú tranquilo— dije mientras él miraba hacia el suelo pensativo—. No tienes que...
—Taehyung— me interrumpió él sonando decidido—. ¿Te puedo hacer una pregunta?
Tragué saliva a la vez que asentía con la cabeza. Verlo a los ojos me distraía inexplicablemente, ni si quiera podía responder algo coherente.
Jungkook se detuvo y junto a él mi respiración. Vale, ¿qué pregunta y por qué se veía tan serio? Su mirada se posó en la mía definitivamente y soltó un suspiro,
—¿Quieres ser mi novio?
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