#10: Jung Hoseok

JUNGKOOK'S POV:

Luego de haberme pasado todo el camino de la casa a la escuela escuchando la música irritante de Tae, llegamos al colegio en un tiempo aceptable, para que después de haber entrado al estacionamiento Kim Taehyung, alias el simio cabeza de maní aparcara su auto en su "lugar privado". Cómo podemos observar es un claro ejemplo de lo que hace la popularidad y la plata.

Cogí mi mochila, la puse sobre mis piernas y me puse a pensar: tenía hambre. Bastante. Joder, esto me pasaba por no desayunar. Pero para qué mentir... el desayuno que me había ofrecido la madre de Tae parecía vómito de... de... rana y al parecer estaba vivo porque se movía, la verdad aprecio mi vida lo suficiente como para morir de intoxicación crónica.

Mi estómago rugió por el hambre y volteé para ver si Tae había escuchado el rugido de dinosaurio emitido por mi estómago, el muy desgraciado no se quedaba callado, el denunciaba mi falta de comida, y de que manera más potente. Igual al parecer Tae estaba lo suficientemente sordo como para no haberlo escuchado. Amén. Él solo estaba ahí, lamentándose en silencio mientras golpeaba su cabeza contra el manubrio.

Espero esos golpes le muevan el maní que hay en su cabeza a ver si deja de ser tan simio.

Rodé los ojos al ver el infantil comportamiento de Tae, y, como si estuviera leyendo su mente, comprendí que estaba así por el hecho de no saber qué decirle a sus amigos, el pobre estaba intentando pensar tan fuertemente que yo podía ver como salía humo de su cabeza, el pobre maní habitante de ella iba a explotar, ok, tengo que dejar mi obsesión con el maní.

Tae susurraba para sí mismo: "Mi popularidad se va a ir por el caño" "Fue bueno mientras duró" "Me voy a cambiar el nombre a Hermenejildo y me voy a ir a México". Caray, pero sí el niño me salió toda una DramaQueen. Pero bueno, lo entendía. Claro, que alguien se enterara de que él increíble en inigualable Kim Taehyung que está más bueno que el pan había estado en el mismo auto que Jeon Jungkook el nerd, debía de ser humillante para él.

Suspiré y pensando en un tiempo récord una buena excusa para que le dijera a los demás, le di la respuesta a sus problemas.

—Tú mamá te pidió que me llevaras, si no lo hacías te castigaría. Te lo pidió por asuntos personales. Conozco a tu madre porque mi madre era amiga de ella en la universidad. La demás preguntas que te hagan diles que todo es culpa del gobierno— dije fríamente haciéndole quedar sorprendido y... sorprendiéndome a mí a la vez.

Soy el puto amo.

Me aplaudí mentalmente y luego, viendo el asombrado rostro de Tae, le dije cortamente:

—No hablamos en la escuela por nada del mundo, ¿no?— y dicho esto de mi parte, escuchándome terriblemente pesado, salí de su auto cerrando la puerta con un fuerte portazo.

Y ese era Jeon Jungkook, damas y caballeros, tómenlo o déjenlo.

Entré por las grandes puertas principales de la escuela y me encontré con la famosa Kim Jennie, la chica más hermosa y egocéntrica de toda la escuela. Pensando que me ignoraría como solía hacer la mayoría del tiempo, si es que no estaba ocupada insultándome, seguí de largo hasta mi salón.

Iluso, bestia, animal de monte, pendejo, exactamente eso me dije para golpearme mentalmente al darme cuenta de que las cosas no fueron como las había pensado.

Al pasar a su lado, sentí claramente la zancadilla de parte suya en mi tobillo, haciéndome tropezar ridículamente a la vez que mi mochila se iba directamente a la mierda.

De verdad, cuánto odiaba que me hicieran esto. 

Me levanté con dificultades y cogí mi mochila antes de dirigir mi mirada hacia la castaña.

—¿Qué?— dijo ella inocentemente— Deberías tener más cuidado— comentó haciéndolo ver como un simple consejo del momento y siguió hablando con sus dos perras falderas: Soo-young, mejor conocida como Joy y Nancy.

Me sentía venenoso insultando mentalmente a esas chicas, pero sinceramente ese día no estaba de humor. No desde que me había enterado que tendría que pasar dos semanas y media con un simio con retraso incurable. Necesitaría bananas extras con urgencia o no iba a sobrevivir... aunque pensándolo mejor con o sin bananas solo había desastre en mi futuro, lo podía sentir en mi corazón, ah, ¿por qué chuchas tuve que nacer weon?

Seguí mi camino hacia mi salón, cuando al llegar y sentarme en mi asiento noto que el llavero que me había regalado mi madre, no colgaba del cierre de mi mochila. Mierda, mierda y más mierda. ¿Acaso no podía tener un día en paz? Las personas se encuentran dinero en el suelo o se ganan la lotería, pero luego estoy yo, un ser que vive de desgracia en desgracia.

Santa virgen ¿qué demonios se suponía que iba a hacer? Ese maldito llavero se lo había regalado mi abuelo a mi madre antes de fallecer, y ella me lo había entregado a mí con el pensamiento de que yo lo guardaría responsablemente. No, joder, de ésta si no paso, debí haberme comido el desayuno de la mamá de Tae, pero no como siempre yo arruinando todo, #cagándoladesdeelnacimiento.

Dejé mi mochila tirada sobre mi silla y caminé rápidamente hasta el lugar donde me había caído "accidentalmente", mientras en mi mente le explicaba a Yisus hyung las razones por las cuales debería tenerme compasión.

Estaba apunto de llegar cuando, por andar tan distraído del mundo exterior y tan concentrado en el muy maldito llavero, choqué con alguien. ¿Quién? No tenía idea. Sólo sabía que llevaba unos zapatos negros, unos ajustados pantalones de cuero, joder, pero que piernas las que se carga... digo... una camisa blanca y...

—Disculpa, no te ví— dijo él mirándome con sus hermosos ojos.

¿Cómo es que se respiraba?

Oh Dios, OH DIOS, ERA EL MISMÍSIMO JUNG HOSEOK. Era mi amor platónico, con quien nunca había hablado y ahora al fin podía intercambiar palabra. Definitivamente no tengo ningún problema con encontrarme con él en vez de con el llavero, además estaba seguro de que ésta era una manera de la vida de decirme "no preguntes, sólo gózalo antes de que tu mamá te mate de un chanclazo por perder el llavero"

La emoción que sentía por dentro en definitiva no se comparaba con mi expresión de afuera en nada.

—N-No importa— tartamudeé ridículamente. No me culpen, lo que yo quería decir era cásate conmigo, pero bueno eso fue lo que salió, ya qué se le puede hacer.

—¿Jungkook, no? ¿Jeon Jungkook?— cuestionó él con una encantadora sonrisa haciéndome sentir como si un mono estuviera tocando un tambor en mi estómago, o bueno como le dice la gente "mariposas en el estómago", raros, ¿mariposas en el estómago? Nah, me quedo con mi mono con tambor.

"Jungkook concéntrate, Jungkook tienes al mismísimo sol de Hoseok en frente, no la cagues, por favor y gracias", regañó mi conciencia haciéndome volver a la realidad. Las miradas de los amigos del hermoso ser en frente mío y él mismo me ponían extremadamente nervioso, y joder que me pongo más estúpido de lo normal cuando me siento así.

Y ahora me daba cuenta, Jung Hoseok, la esperanza de este mundo, la razón por la que muchos tienen que ver tutoriales de cómo respirar en internet, la cosa más hermosa de este planeta, sí, ese mismo, sabía mi nombre y apellido. Si me iban a pasar cosas así después de vivir un día lleno de desgracias, definitivamente valía cada-maldito-segundo, LÁNZAME TODO LO QUE TENGAS MUNDO.

—S-sí. Soy Jungkook— dije tontamente. Vaya, hace un segundo le digo al mundo que me lance todo lo que tenga y ahora ni sé hablar, me siento estúpido, ilógico.

Podía verme ridículo, pero estaba hablando con Jung Hoseok, envídienme perras.

—Un placer. ¿Nuevo look, eh? Te ves bien— me dijo él dulcemente y yo le sonreí intentando no lucir tan nervioso—. Y linda sonrisa también, como la de un hermoso conejito. Me impresiona, señorito Jeon— comentó provocando que todo la sangre se me subiera al rostro.

Jung Hoseok había dicho que tenía linda sonrisa.

Jung Hoseok me había dicho que me veía bien.

Yo definitivamente ya podía morir en paz.

—Gracias— murmuré tímidamente y esbocé una pequeña sonrisa.

—De nada. Por cierto, usted se ve muy hermoso sonrojado— comentó él con una sonrisa en el rostro y yo me sonrojé aún más. A este paso mi cara iba explotar, enserio, ustedes podrían tomarme y llevarme a un mercado y venderme como un tomate... con piernas... y brazos... bueno... el punto es que ya entendieron que tan rojo estaba.

¿Cómo lograba comportarse tan común y corriente, mientras que yo estaba ahí en medio de una crisis y muriendo lentamente bajo su hermosa y sexy mirada? ¿Es porque soy blanco, verdad?

—Nos vemos luego— dijo sonriéndome en despedida y yo sólo hice un gesto con la mano.

Luego de eso, se alejó con su grupito de amigos, a quienes ni siquiera ví, ya que estaba muy concentrado en él, en Hoseok, es sus hermosos ojos, en su encantadora y permanente sonrisa de corazón, en... ¡Oh, joder, cuánto amaba a ese tipo!

Miré a la nada con una sonrisa en la cara y medio segundo después recordé: ¡El llavero! Mi mirada soñadora se cambió a una de tragedia y me puse a buscar con la vista el llavero por el suelo.

Finalmente lo encontré. Suspiré sonriente y me agaché para cogerlo. Mi hermosa madre ya no tendría que usar su preciada arma en forma de chancla, un respiro para mi pobre alma. Sin embargo, el pie de alguien lo pisó provocando que no lo pudiera tomar. Levanté la vista para ver de quien se trataba.

Kim Jennie.

La miré extrañado con el ceño fruncido y ella se acercó poco a poco a mí, doblando su cuerpo un poco, y cuando ya estaba a centímetros de mi rostro, me murmuró amenazante:

—No te acerques a MI Hoseok, ¿de acuerdo?— se volvió a incorporar y su pie hizo un movimiento fuerte, haciendo escuchar el sonido de algo rompiéndose.

Jennie se volvió a acercar como lo había hecho antes y me escupió, furiosa, las palabras "Solo una advertencia, querido" para luego irse con sus perritas falderas a quién sabe dónde.

Volví mi mirada hacia donde estaba el llavero, y éste descansaba roto en el suelo.

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