#10: El romanticismo

JUNGKOOK'S POV:

—¿Y de dónde mierda sacaré un novio para mañana?— le cuestioné frunciendo el ceño.

Yoongi se encogió de hombros.

¿Cómo mierda haría eso? Si no encontraba a un chico que se ofreciera a ser mi novio rápidamente, Mino elegiría algún tarado con pocas neuronas que probablemente arruinaría todo. No quería eso, por supuesto que no, era lo último que deseaba.

La única salida era encontrar a un chico guapo por el lugar, domesticarlo, enseñarle actuación para que supiera cómo ser un buen novio frente a las cámaras, y cuando fuera el tiempo correcto lo dejaría ser libre cual pájaro.

Sí, era mi única salida, pero a la vez la más absurda. Toda la culpa la tenía Namjoon que tenía novio y por eso no lo podía usar para mis planes malignos, los cuales consistían en encontrar un novio falso y demostrarle a Mino que no lo necesitaba a él o al estúpido y ridículo coreano domesticado que me asignaría.

En otras palabras, necesitaba ayuda para encontrar un novio, y rápido.

—Yo puedo ayudar a encontrarte un chico si quieres— habló Yoongi, pareciendo adivinar mis pensamientos.

Volteé a verlo con brillos en los ojos, moviendo mi cuello de una forma antinatural. ¡Yoongi se estaba ofreciendo a ayudarme a conseguir novio! Sentía que iba a explotar de la felicidad en cualquier momento, podía sentir como me salían mariposas hasta por las orejas de la alegría.

Sí, debía verme jodidamente ridículo, ¿pero qué importaba? ¡Yoongi me ayudaría! ¡Dios existe!

—Ya hablaste, ya no te arrepientes, Min— le amenacé.

—No es cómo si esperara un gracias, pero... Se dice gracias maldita cerda desagradecida— me dijo a lo que yo sólo pude reír.

—Pues técnicamente ésta cerda desagradecida es tu jefe— le respondí haciéndome el ofendido—. Vale, es broma. De verdad gracias, Yoongi— agregué un poco más serio y lanzándome a los brazos del chico para abrazarlo.

Él se tensó ante mi gesto, dándome una palmada ridícula en la espalda como respuesta a mi abrazo.

—Ya, mocoso, no es nada... Ahora quítate de encima, esto es raro— dijo él y yo lo solté haciendo caso a su petición.

—Bah, ¿mocoso?— cuestioné no molesto por el apodo sino más bien divertido—. No conocía a este Yoongi, es muy diferente al chico perfecto e inteligente que siempre anda con una libreta en la mano... Pero ¿sabes? Creo que este me agrada aún más.

—Pues que bueno, así te vas acostumbrando, ya me estaba aburriendo de tener que lucir tan chico bueno— respondió y pude notar el alivio en sus palabras—. Aunque claro que tendré que seguir luciendo así frente a tu madre y Mino, si es que no quiero perder mi trabajo.

—¿Y dónde encontraremos a alguien que se ofrezca a ser mi novio?— pregunté regresando al tema principal, encontrar a un chico que fuera mi pareja.

—Podríamos ir a un club. Se conoce mucha gente ahí— explicó. Yo asentí sin pensármelo dos veces.

—¡Pues hay que ir!— expresé completamente alegre.

—Hey, calma— masculló él revisando el reloj en su muñeca—. Aún es temprano y tengo hambre, mejor vamos a almorzar primero.

Lo único que hice fue asentir, total que mi estómago rugía pidiendo comida.

Nos levantamos de los escalones en los cuales estábamos sentados, y nos dirigimos al lobby del edificio, donde mi madre y Mino esperaban de brazos cruzados.

Definitivamente, estaba en aprietos. Tan sólo ver la mirada de odio de mi madre me hacía dar cuenta de que probablemente moriría aquel día.

Yisus hyung, apiádate de mi pobre alma, porfi.

—Jungkook— me habló firmemente mi madre cuando llegué frente a ella, haciéndome tragar saliva nervioso—. En la noche hablaremos de esto, ¿entendido?

Asentí sin ser capaz de decir nada y, luego de que ella diera media vuelta, solté un suspiro de alivio. Agradecía que mi madre no hubiera empezado a regañarme en público por lo que le había gritado a Mino, pero ya presentía que en la noche me llevaría una buena paliza de su parte.

Salimos del establecimiento y los cuatro nos subimos al auto, como siempre, Yoongi y yo nos íbamos atrás. El camino fue callado de mi parte, ya que esos tres no dejaban de parlotear. A veces me preguntaba si algún día hablarían más que de negocios, pero parecía ser un día muy lejano.

Llegamos al hotel unos quince minutos más tarde. Fui el primero en bajarme del auto, algo que parecía ya hacerse hábito en mí. Me crucé de brazos y caminé de aquella manera hasta el lobby de nuestro hotel.

Y nuevamente la pregunta empezó a atacar y carcomer mi cabeza.

¿Cómo le haría para tener novio? Iría al club. Vale, primera fase del plan completada, o más bien ideada. Pero ¿luego qué? ¿Aparecía el chico Perfecto pasando la puerta y se ofrecería a ayudarme con todo aquello? Era algo ridículo, estúpido, completamente idiota.

¿Qué chico se ofrecería a tener una relación falsa con un modelo como yo? De verdad que seguía sin encontrarle en sentido al tema, pero daba igual, lo importante era encontrar a ese chico.

Una llamada entrante me distrajo totalmente, sacándome de lo más profundo de mis pensamientos. Ví la pantalla y me aparecía el nombre de Namjoon. Genial, además el destino tenía que recordarme que a él no lo podía "utilizar" porque tenía novio.

Enserio, la persona que me hace brujería, ¿será que me deja descansar los domingos?

—¿Hola?— respondí un tanto cortante el llamado.

—Hola— dijo alegremente—. ¿Cómo estás?

—Bien ¿y tú?— pregunté casualmente, para luego recordar que la razón por la que él se había ido del supermercado había sido su novio—. ¡Oh, cierto! ¿Cómo está tu novio?— exclamé ahora preocupado.

Vale, que empezaba odiando al novio y ahora estaba más que preocupado por el sin siquiera conocerlo. Perdón, es que a veces soy rarito y bipolar.

—Pues... él está bien— afirmó soltando una pequeña risa—. ¿Te parece si nos juntamos los tres para el almuerzo de hoy? Quiero que lo conozcas.

—Claro que sí, sabes que me muero por conocerlo— dije animadamente.

—Perfecto. ¿Nos vemos en un rato?

Yo asentí con la cabeza. Y luego recordé que él no me podía ver.

Cabe decir que ser un poco lento también era una de mis especialidades.

Sí señores, ese era yo. Jeon Jungkook, el hombre lleno de talentos.

—Eh... sí, ¿dónde nos juntamos?

—Pensaba en un pícnic en el parque.

—Me parece una buena idea.

—Genial. Nos vemos ahí en unos... ¿veinte minutos?— propuso él.

—Está bien, adiós— acepté despidiéndome para que luego de un simpático "adiós" de su parte se cortara la llamada.

Di media vuelta sobre mis talones, dispuesto a ir a mi habitación, coger una chaqueta y luego dirigirme al parque del picnic, cuando al hacerlo me vengo a topar con una mirada familiar y cargada de enfado.

Mi madre.

—¿A dónde piensas ir?— cuestionó rechinando los dientes.

Tragué saliva. Ella podía ser un cielo pero cuando quería matarme se notaba a kilómetros, millas y millas de distancia y todavía se podía notar como echaba fuego por las orejas.

—Me... ¿Recuerdas que te mencioné que iría a almorzar con un amigo? Bueno... pues ahora voy— hablé un tanto inseguro.

—Sí, lo recuerdo— hizo un sonido con la lengua y los dientes—. ¿Ya te vas a ir?— cuestionó duramente.

Yo asentí con la cabeza reiteradas veces, como un muñeco que tiene esos resortes en forma de espiral en el cuello. Mi madre alzó una ceja, un tanto incrédula, y se encogió de hombros.

—Suerte en el almuerzo— se limitó a decir, para luego irse de brazos cruzados y subirse a él junto a Mino y Yoongi.

Cuando vi que las puertas del elevador se cerraron, dejé salir todo el aire que había retenido en mis pulmones y me dejé caer en uno de los sillones del lobby.

Definitivamente, a pesar de que casi mojo mis pantalones, me declaro domador de bestias profesional.

Que orgullo, mi lista de talentos cada vez aumentaba más.

Pero bueno, tenía menos de veinte minutos para llegar al parque y menos de diez horas para conseguir novio. Sonaba más fácil de lo que en realidad era. Me levanté del sillón y llamé al ascensor. Iría por mi cartera y una chaqueta por si las dudas.

Llegué a mi correspondiente piso, corrí hasta llegar a mi habitación y de ésta saqué la cartera, la cual dejé en el bolsillo trasero de mi pantalón, y una chaqueta del armario.

Después de un par de minutos ya me hallaba fuera del edificio, caminando en dirección al parque.





TAEHYUNG'S POV:

—¡Eso! ¡Más rápido! ¡Vamos tú puedes!— gritaba Hoseok haciendo muecas raras.

—Si los vecinos escuchan tus gritos les diré que te estabas masturbando—aclaré.

Veíamos carreras de autos en la televisión. No me gustaban mucho, la verdad me estaba aburriendo peor que una ostra. Pero a Hoseok le gustaba y yo me entretenía escuchando los gritos desesperados y con doble sentido que salían de su boca.

—¡Más duro, joder! ¡No estás mi cerca!— exclamó ignorando mis risas.

Podía jurar por mi gato que esto era mil veces más gracioso que verlo a él viendo el Titanic. Hoseok lloraba, se ponía histérico y siempre al final de la película preguntaba cómo idiota "¿por qué tiró la mierda de joya costosa al puto mar y no la vendió por eBay? ¿Cómo es qué hay gente tan malditamente desagradecida en este mundo?".

—Maldito hijo de puta— gruñó Hoseok—. Confié en él y perdió la carrera.

—Me debes diez dólares— dije extendiendo mi mano.

Porque como los idiotas que éramos apostábamos hasta en las carreras de autos. La última vez tuve que pagarle cincuenta dólares, ahora a ganar el dinero que yo había perdido poco a poco.

—Mejor te pago una prostituta.

—Mis diez dólares— exigí, para que luego buscara en su bolsillo y me diera un billete arrugado.

—Vete a joder a alguien más con tus diez dólares— gruñó—. ¿Y? ¿Qué mierda vamos a almorzar?

—Estas molesto porque Jihoon está molesto— aclaré refiriéndome a sus muy constantes gruñidos e ignorando totalmente su pregunta.

—Pues sí— aceptó él—. Yo intento subirte el ánimo y las pago con un novio enfadado y con diez dólares menos. Pero bueno, lo de Jihoon en la noche hablaré con él, o quizás mañana. Ahora dime qué mierda vamos a comer.

—Ve a hablar con tu novio ahora— insistí—. Se va a enojar más si no vas con él.

—¿Que sabes tú de romanticismo?—gruñó viéndome con el entrecejo fruncido.

—Más que tú al parecer— reí arqueando una ceja, recibiendo un resoplido molesto como respuesta, algo esperado de su parte en realidad.

—Voy a hablar con él— accedió finalmente levantándose y dirigiéndose a la puerta de mi cuarto—. Pero tú almuerzas solo.

Y luego de su al parecer "amenaza" o "advertencia" se fue de la casa. No me molestaba almorzar sólo de hecho, era algo que me relajaba y era mejor para mí, podía comer encerrado en mi cuarto y comer cualquier comida chatarra que se me ocurriera.

Bajé las escaleras hasta llegar a la cocina, saqué un pedazo de pizza congelada que había en el refrigerador y me serví un vaso de bebida mientras la pizza se calentaba en el microondas.

Era un milagro que comiera tanta comida basura y siguiera sin ser el hombre más gordo del mundo. Ni si quiera me molestaba en hacer ejercicio y ya estaba bien con mi físico. ¿Sería que dormir ayudaba con eso? Después de todo era lo que más hacía últimamente.

Saqué el pedazo de pizza del microondas, cogí con mi otra mano mi vaso de bebida y subí las escaleras en dirección a mi dormitorio. Vería televisión un rato, luego un poco de internet y después ya me arreglaría para salir al club, sí es que Hoseok todavía podía ir y no era castigado por su novio.

Me senté en mi cama, le di un bocado a la pizza y empecé a cambiar los canales.

Mierda. Mierda. Mierda. Chica desnuda. Mierda. Mierda. Mie... No, qué va, el anime no estaba mal tampoco, pero no me gustaba. Mierda. Mierda. Y... ¿qué mierda era eso? ¿Por qué había un chico sin camisa que gritaba "Gibby"? ¿Por qué se subía a la mesa? ¿Y esa chica rubia con un calcetín lleno de... mantequilla? No entendía nada.

Me encogí de hombros para mí mismo y me decidí por ver aquel programa. Quizás así me reía un rato, después de todo Hoseok alias "mi sol y mi esperanza" según él, se había ido y no tenía con qué entretenerme más que con televisión.

Minutos después la programación había cambiado y estaban dando algo llamado "Hwarang". Bueno, quizás no era tan absurdo como lo anterior, así que le daría una oportunidad.

Moví mi mano sobre el plato en busca de más pizza y no había. Joder, iría por más a la cocina. Nuevamente el show de bajar las escaleras, sacar un pedazo de pizza del refrigerador, ponerlo en el microondas y luego sacarlo, se presentó. Por suerte mía fue algo rápido.

Volví a mi habitación para seguir viendo la televisión y noté a un hombre charlando con una chica blanca y delgada.

¡Ah, ya va! ¡Era el drama que le gustaba ver a Jimin! Sí, un par de veces ya antes me había torturado para que viéramos lo que a él le gustaba. Si estaba en lo correcto la mujer blanca de pelo largo se llamaba Go Ara y el hombre Jeon Junhyung.

Me quedé estático. ¿Jeon Junhyung?

—¿Jeon Jungkook es el chico del que hablamos, no?— yo asentí—. ¡Es súper fácil de encontrar!— exclamó divertido.

—¿Es fácil encontrar a un chico que se fue a Nueva York?— cuestioné volcando los ojos irónico. Él rió negando con la cabeza.

—No— dijo obvio—. Es fácil encontrar al famoso modelo Jeon Jungkook de Nueva York. ¿Qué creías?

Mis ojos se iluminaron curiosamente al escuchar aquello, a la vez que la confusión se plasmaba en mi cabeza. ¿Jeon Jungkook el famoso modelo? Era imposible, pero a la vez era una noticia tan perfecta.

Pero era muy perfecta para ser real.

—¿Qué cosas dices, Jimin?— dijo frunciendo el ceño Hoseok, caminando hasta mi querido amigo y rodeando sus hombros en un simpático abrazo—. Jeon Jungkook no es ningún famoso modelo, te equivocaste de chico.

—Pe-pero...— tartamudeó ChimChim, para después quedarse callado completamente viendo la mueva de "estás loco" de Hoseok.

Yo sólo esperaba que alguien hablara.

—Tienes razón— suspiró Jimin volteando a verme—. Me equivoqué de nombre, era Jeon... Junhyung.

¿Ya había mencionado que merecía un premio por el más imbécil?

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