1. Legada a Londres [EDITADO]
Caminé por el aeropuerto torpemente mientras intentaba hablar por teléfono con la preocupada de mi madre.
Era la primera vez que salía de mi preciosa California, y mi primer viaje fuera iba a ser para vivir en Londres con mi hermano mellizo y sus dos mejores amigos.
-¿Has llegado bien? ¿Han habido turbulencias? ¿No te has mareado? Espero que no porque vomitas y el olor a vomito hace que quieras volver a vomitar pero no lo consigues y te pones fatal...
-¡Mama!-La corté-Estoy bien ¿vale? No me ha pasado nada y tengo todos mis órganos en su sitio.-Le digo para tranquilizarla.
-Lo siento, es que... ¡Es la primera vez que estás tan lejos! Estoy preocupada pequeña...-Me dice ella.
-Voy a estar con Josh.-Le digo, cosa de la que me arrepiento al instante.
-¡Eso no me tranquiliza! ¿¡Qué clase de madre soy!? ¡Dejar a mi hija con el idiota de su hermano!-Comenzó a arrepentirse pero no escuche nada porque empecé a buscar a mi hermano con la mirada. Le vi buscándome a unos metros de mí y caminé hacia él.-... ¿Estás a tiempo de volver?
-No mamá, ya estoy con Josh.-Le respondo. Ella comienza a soltarme un discurso de madre y se me ocurre la peor idea de todas.-Lo siento mama, voy a subir al coche.
-Oh no, no. ¡Anabeth Smith ni se te ocurra cortarme!
-Prometo llamar todos los días.-Le digo empezando a quitar el móvil de mi oreja.
-¡No Anabeth! ¡No te atrevas a cortar a tu propia madre!-Sigue chillando ella.
-¡Os quiero a todos y os echaré de menos!-Le digo pulsando al tecla de finalizar llamada, pero con los nervios le doy al altavoz.
-¡Anabeth!-Chilla mi madre y ahora sí, corto. Mi hermano no ha parado de reírse de la situación desde que llegue a su lado.
-¡Esto es indignante! ¡Conmigo no se puso tan pesada!-Dice mi hermano riéndose.
-Sí, sí, lo que digas...-Digo no haciendo caso.-Ahora cállate y abrázame idiota.-Le pedí con sinceridad y no dudó en hacerme caso.
-Te he echado de menos hermanita.-Dijo al soltarme.
-Yo también.-Admití.
-Bueno, ¿vamos?-Preguntó y asentí al momento con una sonrisa. Caminamos fuera del aeropuerto hablando sobre qué tal había estado la vida el uno sin el otro. Se lo conté todo menos algunas partes que en ese punto del reencuentro no tenían mucha importancia.
Entre risas y anécdotas llegamos a la que sería mi casa este nuevo y diferente curso. Era bonita desde fuera, muy grande y con ventanas. Muy diferente a California. Extrañamente, en California, mi madre, su novio, mi hermana pequeña, mi hermano bebé y yo vivíamos en un piso perfecto para las personas que éramos. Pero esa casa que tenía delante de mí era surrealista.
-¿Te gusta?-Preguntó Josh con una sonrisa.
-¿Qué si me gusta? ¡Me encanta!-Exclamé y me dedicó una sonrisa mientras sacaba las llaves. Nos aproximamos a la puerta y mi hermano abrió, aguantando la puerta para dejarme pasar.
-¡Ya hemos llegado!-Chilla mi hermano al cruzar por la puerta.-¡Venid aquí idiotas!-Nada, sin respuesta.
-¿No me dijiste que eran molestos, traviesos y alborotadores?-Pregunté extrañada por el silencio.
-¡Danny! ¡Ryan!-Chilló Josh pero seguíamos sin respuesta. Era como si la tierra se los hubiese comido.-¿Quieres descansar del viaje? Han sido muchas horas.
-La verdad es que me sentaría bien.-Sonreí.-Gracias.
-Esa de allí es tu habitación.-Dijo señalando una puerta detrás del sofá en el salón. Caminamos juntos hacia allí y mi hermano abrió la puerta.
La habitación era increíble incluso sin decorar, muy grande con la cama justo debajo de la ventana y en la ventana de enfrente se veía un escritorio justo por debajo igual que la cama. El armario era perfecto para toda mi ropa, muy parecido al que tenía en California, quizá este era algo más grande. También había una cómoda cerca del escritorio.
-Puedes guardar tus cosas ahora o después, como tú quieras, pero descansa.-Josh me acarició el brazo y le sonreí agradecida.
-Está bien.-Respondí y entré en mi habitación. Dejé algunas cosas sobre la cómoda y dentro de los cajones. Las sudaderas las colgué en el armario al igual que las chaquetas.
-Ana, me han mandado un mensaje los chicos. Quedamos en el centro comercial en tres horas. Si quieres puedes aprovechar para dormir ahora.-Dijo mi hermano entrando en el cuarto.
-Vale. Esto.... Creo que llamaré a mamá y a Charlie y luego si eso duermo un rato.-Él asintió con la cabeza mirándome extrañado.
Sí, yo no estaba entusiasmada con viajar tan lejos durante un curso entero... Empezar de cero siempre es complicado y más en la adolescencia, la etapa donde las personas más crueles se vuelven pensando solo en el físico y el estatus social. Algo que para mí es una idiotez enorme después de todo lo vivido en California.
-¿Estas bien?-Me preguntó notando que yo no estaba cien por cien bien.
-Sí, es solo... Bueno, ya sabes porque me han mandado aquí... Ni siquiera los profesores sabían que existía... Y ahora empezar de cero con nuevas personas... ¡Quiero aprovechar esta oportunidad pero...! No sé cómo...-Admití agachando la cabeza.
-¡Eh!-Mi hermano mellizo volvió a captar mi atención.-Tranquila... ¡Te va a explotar la cabeza antes de empezar la época de exámenes!-Reí con pocas ganas pero de manera sincera.-Escucha, te voy a ayudar y... Ya verás como todo será diferente, será mucho mejor.
-Gracias.-Sonreí agradecida de nuevo. Me abrazó calmándome como el hermano mayor por dos minutos que era. Salió de la habitación cerrando la puerta y me senté en la cama. Suspiré despeinándome levemente y cogí mi móvil para hablar con mi hermana pequeña de catorce años.
Yo: Hola Charlie.
Charlie: ¿Enserio? ¿Hola Charlie? ¿Sabes el rato que hace que has llamado a mama? Y después de esa llamada nada.
Yo: ¿Perdón? Estoy de mudanza, Charlie.
Charlie: Lo sé... Perdón, pero mama se había vuelto loca, el enano estaba llorando como un loco y Scott tampoco contestaba al teléfono. No podía con tanto estrés... Pero bueno, ¿cómo son los chicos?
Yo: Aún no les he conocido, no estaban en casa cuando llegué con Josh. Pero hemos quedado en tres horas en el centro comercial.
Charlie: Bueno... Cuando puedas te escapas al baño y me mandas un mensaje.
Yo: Esta bien.
Charlie: Te dejo dormir. Te quiero hermana.
Yo: Yo también te quiero pequeña.
Y después de eso cerré el móvil, me tumbé en la cama incluso con los zapatos puestos y cerré los ojos para dejar que Morfeo me abrazara y así quedarme dormida.
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