IV. La profecía.
CAPÍTULO IV: LA PROFECÍA.
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Una mano fría y esquelética se deslizó por su brazo. Viveka gritó y trató de zafarse, pero aquel ser la sujetaba con fuerza.
"Ahora, Viveka, es hora de que nos conozcamos más". Cerró los ojos, temiendo lo peor. Pero de repente, todo se detuvo. El frío desapareció, la presencia del extraño se desvaneció y la oscuridad se despejó.
Se encontraba de vuelta en la habitación, iluminada por una suave luz. Viveka se levantó de la cama, confundida y asustada, y cuando se giró hacia la puerta se sorprendió al ver a Nikolai, de pie, mirándola y apuntándole con la luz de un cetro.
"¿Nikolai? ¿Qué pasó?". Tenía la respiración acelerada y aún sentía esos dedos huesudos sobre su piel.
"Tuviste una pesadilla" respondió, sin darle importancia. "Ailsa te espera".
Se sintió aliviada al escuchar las palabras de Nikolai y se permitió respirar profundo, soltando el miedo que había estado acumulando. "Iré en unos minutos", susurró.
Nikolai se acercó y le dijo: "Aquí tienes ropa limpia". Le entregó un vestido con un corte amplio y sencillo, pero elegante. Viveka asintió y se puso de pie, tomando el vestido. Mientras lo hacía, su pie se enredó en las suaves sábanas y terminó tropezando.
¡Dios mío!
"¿Estás bien? ¿Te lastimaste?". Nikolai la sostuvo para que no cayera al suelo.
"Gracias. Parece que me he vuelto un poco torpe últimamente".
"No te preocupes, es normal sentirse un poco desorientada al llegar a un nuevo reino. Estoy aquí para ayudarte en todo lo que necesites".
Suspiró. "Todo esto es tan fascinante y desconocido para mí. ¿Cómo llegué a ser parte de este mundo mágico?". Aunque era cierto que Alfea era un lugar increíble, ella aún deseaba despertar en su habitación en Drudale y enterarse de que todo había sido un mal sueño.
"Eres especial, Viveka". Nikolai la miró fijamente por unos segundos, que parecieron una eternidad. El rostro de Viveka enrojeció. En cuanto Nikolai se percató, reafirmó su voz y volvió a hablar. "Eres una fenix, una criatura mágica única. Tu llegada a este reino ha sido esperada durante mucho tiempo. Hay mucho que descubrir y aprender sobre tu linaje y tus poderes".
"Temo que se hace tarde. Voy a cambiarme", respondió ella, desviando la conversación. No quería escuchar una vez más cómo todos en aquel lugar la veían como la amada heroína que había regresado para liberarlos de las sombras.
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"Hace eones, en una aldea mágica rodeada de bosques encantados, vivía una manada de majestuosos fénix. Estas criaturas míticas eran conocidas por su belleza resplandeciente y su capacidad para renacer de las cenizas, simbolizando así la eterna renovación.
Sin embargo, en lo más profundo de esos bosques, habitaba un fénix oscuro. Era una criatura solitaria y poderosa que no seguía las leyes de la naturaleza. A diferencia de los fénix normales, el fénix oscuro no renacía de las cenizas, sino que se alimentaba de la energía vital de otros fénix para mantener su propia existencia.
Un día, sediento de poder y dominio, el fénix oscuro se adentró en la aldea mágica. Usando su oscura energía, atacó a los fénix normales, consumiendo sus llamas y aniquilando a toda la manada. La aldea quedó sumida en el silencio y la tristeza, con la esperanza perdida.
A través de los siglos, el fénix oscuro ha logrado mantenerse vivo, alimentándose de las llamas de otros seres mágicos y extendiendo su reinado oscuro. Su sombra se ha convertido en una leyenda temida, transmitida de generación en generación.
Sin embargo, en lo más profundo de los corazones de los habitantes de la aldea, aún arde una chispa de esperanza. La profecía ancestral habla de un héroe valiente que se levantará para desafiar al fénix oscuro y restaurar el equilibrio en la tierra mágica.
Hasta que ese día llegue, el fénix oscuro sigue siendo una sombra aterradora en el recuerdo de aquellos que alguna vez fueron testigos de su destructivo poder. Una advertencia constante de que, incluso en los seres más hermosos, puede yacer la oscuridad más profunda".
Ailsa terminó de hablar. Se le veía un poco ansiosa.
"Supongo que querrás saber por qué te estoy contando todo esto".
Viveka asintió. "Tu llegada a Alfea no fue por casualidad. He llegado a la conclusión de que, por alguna razón, Alfeana, la entidad sobrenatural que dirige todas las cosas en Alfea, me usó para mostrarte la entrada a nuestro reino".
"¿Por qué?". Preguntó Viveka recordando esa extraña pesadilla que había tenido hace un momento. Tal vez ahí estaba la respuesta, algo que ella no estaba lista para aceptar.
"Me temo que tiempos oscuros se acercan". Habló Ailsa moviéndose de un lado a otro a través del enorme salón. Ashmir y Nikolai tenían la mirada perdida.
"¿A... qué te refieres?". Viveka trastabilló. No podía ser cierto.
¿Tiempos oscuros? ¿Así como la oscuridad que pudo percibir en su sueño? ¿Era Alfeana tratando de enviarle un mensaje o en verdad había tenido una conversación con ese extraño ser?
"Me refiero a que el futuro de Alfea está en tus manos, Viveka. El oscuro se acerca". Ahí estaba. Ahora que Ailsa había hablado de él esa pesadilla no era más un sueño, sino una advertencia.
Ashmir tuvo que acercarse a Viveka y rodearla con uno de sus brazos, justo antes de que su cuerpo se desplomara.
"¿Puedes hacer algo?". Le preguntó Ailsa al sanador. Él asintió y salió del salón para ir por sus cosas. Cuando regresó, trajo consigo un pequeño pote.
"Este es un elixir a base de plantas medicinales. La hará despertar y la ayudará a mantener la calma". Dijo él acercándose para administrarle la pócima a la pelirroja. A los pocos segundos, Viveka empezó a moverse y a abrir los ojos lentamente.
"Gracias, Ashmir. Ahora necesito que acompañes a Nikolai afuera, mientras Viveka despierta por completo. Él te dará unas instrucciones". Ashmir asintió y salió detrás del sujeto, pisándole los talones.
Ailsa esperó unos segundos más a que Viveka estuviera en sus cinco sentidos. Se puso en pie y se acercó a la chica en cuanto escuchó un "¿Qué ha pasado?".
"Te desmayaste". Le respondió brindándole una pequeña sonrisa, acariciándole el cabello.
"Lo siento, yo...". Viveka hizo una pausa y volvió a hablar: "Solo me asusté". Ailsa asintió.
"No te excuses, es normal asustarse ante las cosas nuevas y peligrosas". Viveka torció sus labios en una mueca.
"¿Entonces admites lo peligroso que es?". La cuestionó.
"Nunca dije que no lo fuera". Respondió Ailsa. Viveka puso los ojos en blanco.
"Verás, Viveka, sé que te estamos pidiendo mucho". Suspiró. "Entiendo que tienes una vida, una familia y tal vez unos amigos que te esperan y que Alfea es nuevo para ti, pero lo es todo para nosotros y no podemos quedarnos de brazos cruzados viendo cómo es invadida por la oscuridad".
"Recuerda que tú también eres alfeana, como nosotros". Concluyó Ailsa, con una expresión rígida.
"Es que ni siquiera se me ha pedido, Ailsa. Solo han asumido que seré su protectora, sin siquiera preguntármelo".
"Lo hemos hecho así porque te corresponde por derecho de sangre". Soltó, mordiéndose el labio. Se le podía ver una pizca de remordimiento en el rostro.
¿Por derecho de sangre? ¿A qué se refería con eso?
"¿Por ser un maldito fénix extinto? ¿Por eso?". Bramó la chica. No podía creer que la estuvieran chantajeando con ser alfeana y un fénix. Era muy aterrador. Todo lo que había descubierto sobre ella en los últimos días lo era.
Antes, lo más aterrador a lo que le había tocado enfrentarse era a las olas del mar en ese viejo pueblo costero, pero esto era otro nivel. Esto rebasaba todo.
¿Enfrentarse a un maldito ser oscuro, demente, con dedos esqueléticos, que se le aparecía en sueños y que quería venganza y quién sabe qué otras cosas más?
"Por ser la heredera real al trono de Alfea". Confesó Ailsa, tras unos microsegundos de silencio.
¿Qué? ¿Ahora de qué estaba hablando?
"¿De qué hablas?". Viveka palideció. ¿Heredera al trono?
"Te lo contaré todo. Te contaré todo sobre tus padres y tu linaje, si así lo quieres".
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"¿Y qué esperas?". Preguntó Viveka.
"Aquí no". Ailsa negó con la cabeza. "Vamos al bosque".
¿Al bosque? Un escalofrío atravesó la espalda de Viveka. ¿Ahí estaría a salvo?
¿No la habían resguardado en ese enorme palacio para protegerla de las garras del oscuro y ahora querían llevarla a lo profundo del bosque?
"¿Es seguro allí?". Ailsa movió la cabeza en confirmación.
"El lado del bosque de Alfea al que vamos está resguardado por seres elementales buenos. No tienes de qué preocuparte. Vamos".
Viveka suspiró y caminó tras la profetiza. Ambas se adentraron entre los tupidos pinos y arbustos hasta que llegaron a un valle rodeado por una cascada y Ailsa la atravesó.
"Por aquí, Viveka". Gritó desde el otro lado.
Viveka siguió sus pasos y tras unos segundos estuvo allí. Se trataba de una cueva como aquella que había explorado con Ashmir en Kelna, pero esta tenía unos extraños grabados en sus paredes.
"¿Los ves?". Le preguntó Ailsa.
"¿Qué cosa? ¿Te refieres a los grabados?".
Ailsa asintió. "¿Puedes entenderlos?". Le preguntó, pero, por más esfuerzo que Viveka hiciera, no lograba entender esos extraños gráficos.
"No. ¿Qué son?".
"Es la historia de tu linaje, cuenta todo sobre la llegada de la estirpe fénix a Alfea, la relación con los dragones, tu descendencia y...". Ailsa se destuvo para mirar a Viveka durante un momento que para ella duró una eternidad. "Y sobre el oscuro".
"Quiero saberlo todo, Ailsa". Le suplicó Viveka a la mujer. Estaba harta de ser la última que se enterara de todas las cosas de su propia existencia. ¿Por qué no podía saberlo todo y ya?
"Tus padres fueron fénix poderosos y reyes de Alfea, escogidos por Alfeana, la protectora dragona de Alfea. Hace muchísimo tiempo, Alfeana combatió en una guerra en la que salió victoriosa gracias a la ayuda de un fénix, desde ahí Alfeana declaró que toda su descendencia sería heredera al trono de Alfea. Uno de esos herederos fueron tus padres, gobernaron Alfea con bondad y amor, hasta que el oscuro llegó y quiso apoderarse de todo. Tus padres combatieron contra él al lado de muchos otros fénix y con su último suspiro le pidieron a Alfeana que te protegiera, Viveka. Ellos te salvaron, y ahora ha llegado el momento de agradecérselos protegiendo la tierra que tanto amaron".
¿En serio sus padres biológicos habían hecho eso por ella? Las lágrimas comenzaron a desbordarse por las mejillas de la pelirroja. Le hubiera gustado conocerlos y darles las gracias en persona. Gracias a ellos había tenido la oportunidad de conocer a Anne y Harry y a sus mejores amigos; la oportunidad de haber vivido una vida casi normal.
Ellos se habían sacrificado por ella y nada de lo que hiciera iba a igualarse a ese acto de amor; estaba en deuda con ellos y con Alfea. Así que, por más temores que Viveka sintiera, debía darle la oportunidad a Alfea de tener un nuevo comienzo.
"¿Y qué es lo que dice sobre el oscuro?".
"Me temo que cuenta solo lo que ya sabemos". Respondió Ailsa.
Demonios. Viveka no lo podía creer. ¿Entonces no sabían nada más acerca de él? ¿Acaso Ailsa no había mencionado algo sobre un fénix oscuro? ¿Esa cosa era como ella?
"Espera un momento, creo que aquí hay algo". Soltó Ailsa. Viveka se acercó de inmediato.
"Esto habla sobre una fuente del poder del fénix".
¿Una fuente de poder?
"¿Y eso qué es?".
Ailsa frunció el ceño. "No lo sé, pero tenemos tiempo para averiguarlo". Dijo dándole una palmadita en la espalda. Viveka asintió y se quedó mirando la pared por otro rato.
"Soñé con él, soñé con el oscuro". Comentó tras unos minutos de silencio. Ailsa abrió los ojos grande. Tenían mucho de qué hablar.
¡Hola! ⛧♛ ♛
Siento haber postergado mucho este capítulo. No saben lo estresada que he estado últimamente.
Me mudé de ciudad por un tiempo y tengo la cabeza en todas partes y en ninguna. Además, me la he pasado enferma desde entonces.
Prometo actualizar más seguido. ¡Nos vemos el martes con otro nuevo capítulo! ⛧♛ ♛
¿Qué les pareció el capítulo de hoy? ⛧
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