7. El valor de la confianza

Una tarde, Jungkook había ido a la universidad para hacer unos trámites que aún necesitaba realizar para que toda su información estuviese registrada en el sistema de la universidad y fuese alumno oficial de ésta. Además también había ido por algunos libros.

Caminó en dirección a la biblioteca al salir de uno de los departamentos y desde lejos pudo ver a Jimin acompañado de lo que supuso eran sus compañeros de carrera.

Se apresuró para entrar a la biblioteca antes de que fuese notado por su compañero de habitación. Prefería que no le viese por ahí, le daba vergüenza de solo pensar que se le acercase y le hablase estando en compañía de otras personas. Jimin parecía de cierta manera popular, y él no lo era.

Mientras caminaba entre las estanterías llenas de libros y tomaba uno para inspeccionar si le servía o no, se sentó en una de las mesas y miró por la ventana. El campus era sin dudas impresionante. La arquitectura de las edificaciones era inglesa de estilo gótico, con grandes ventanales que parecían salidos de una película de la época medieval. Los tejados anaranjados le daban color al estilo lúgubre de los ladrillos grises de los muros.

Entre medio de cada edificación había distintos jardines y espacios al aire libre conectados por senderos y donde Jungkook veía gente pasar constantemente.

Jungkook no tenía compañeros de universidad aún, a diferencia de Jimin. Él no iba a clases presenciales, el estudio era a distancia y sólo el examen prelimirar y el examen final de ingreso eran presenciales.

Pensaba en lo que Jimin le había dicho, en cómo había estado viviendo según lo que su padre creía mejor y se dio cuenta que a cuestas de eso había perdido su autonomía. No era coincidencia que todos los chicos que veía allí fueran tan sociables y supiesen desenvolverse en ese ámbito social y, además, competitivo.

Jungkook había sido sobreprotegido toda su vida, y por sobre todo adoctrinado bajo un sistema cristiano. Y más allá de que su padre pudiese tener las de las mejores intenciones, aquello le había costado burlas y verse siempre alejado de la vida que la mayoría de los jóvenes llevaba.

Por gran parte de su vida no le había interesado que esto fuese de tal manera, su padre le había dejado en claro que quienes lo trataban así por vivir honestamente para una causa como lo era la palabra del Señor, no tenían por qué merecer su importancia. Sin embargo, conociendo a Jimin, quien parecía ser la única persona interesada en interactuar con él, comenzaba a sentir que se desplegaba frente a él una oportunidad de ser alguien más, alguien distinto a lo que pensaba era su aburrido destino.

No se había cuestionado nada, no hasta que alguien con los ideales de Jimin se cruzó en su vida.

Suspiró cansado. Ni si quiera había abierto el libro que había tomado de las estanterías, y aun así se inclinó sobre el objeto y apoyó su frente contra éste intentando respirar tranquilo.

La vida era agotadora. Por momentos su respiración se hacía pesada, y a veces la sensación agobiante le duraba por días, más de los que esperaba. A veces sólo deseaba no tener tantas preocupaciones en su mente, tantos retazos de inseguridades, de miedos y confusión tomando riendas sueltas en su vida.

Le desanimaba el hablarle a su madre por sus adentros y no encontrar ninguna paz. Su padre le decía que podría encontrarla, que podría escuchar la voz de su madre en su cabeza si se comunicaba con ella a través de Dios.

¿Por qué debía ser a través de él? Ni si quiera podía comunicarse con ella por su propia cuenta. Le agobiaba, le asfixiaba.

¿Qué pensaría Jimin al respecto? No había querido decirle que una de las razones por las que él estaba tan desencantado con la vida era la muerte de su madre. ¿Pensaría que era una estupidez que él quisiera hablarle en su mente? ¿Pensaría que era tonto que quisiera creer que su madre aún estaba en algún lugar?

Aunque el tiempo pasara y se suponía que el dolor debía mermar, Jungkook ya había esperado demasiado años por ello. Tal vez no se sentía igual que en ese entonces, donde el llanto era imposible de contener, pero actualmente quizás era incluso peor. El duelo parecía haberse extendido indefinidamente. Nunca pudo aceptar la falta de su madre, el no verla día a día, el que no le preparase el desayuno o el almuerzo para llevarse a la escuela. 

A su alrededor todos seguía viviendo, pero é simplemente no quería vivir como el resto, como si no hubiese sucedido nada, como si la vida pudiese tener sentido sin ella.

El dolor había sido tan agudo y destructor, que ahora sólo le quedaban las ruinas de aquello, ese cansancio alojado en su pecho, transformado en apatía, en un adormecimiento forjado por la resignación. Una depresión infalible.

Aunque llore por años, ella no volverá. Eso es todo.

Sin embargo, por momentos, al recordarle, los sentimientos volvían a emerger igual de fuertes.

Si tan solo no te hubieras ido. Si tan solo ese accidente no hubiera ocurrido, estarías aquí conmigo.

Sus ojos se pusieron llorosos y levantó la cabeza, separándola de la mesa y miró las estanterías frente a él. El escenario ante sus ojos se movía, como si las estanterías estuviesen inclinándose y los libros estuviesen a punto de caerse. La visión se le deformaba, y entonces él también estaba a punto de caerse.

Se levantó rápidamente y llevó su mano a su pecho. Las ganas de llorar sin control le habían invadido como un relámpago y desataron el caos en su interior.

Su corazón se sentía encogido, aprisionado, y latía con rapidez y fuerza. Esa sensación desagradable otra vez.

Necesitaba salir de allí.

Tomó su mochila, dejando el libro sobre la mesa sin pensar en nada más que en huir.

Salió del edificio a pasos rápidos, desesperado por algo de aire.

Le hubiese gustado evitar la presencia de tantas personas concurriendo el lugar, pero no podía pensar en mucho más. Suficiente esfuerzo estaba haciendo para no tirarse al piso y que no le mirasen como si estuviese loco. Intentaba lo más posible que no se notara.

Estaba perdiendo el control.

Y entonces una mano se posó en su hombro.

- ¿Jungkook?

Se giró, viendo la mirada interrogatoria de Jimin, quien viraba sus ojos entre cada una de sus facciones y su cuerpo tembloroso.

Aunque no quería que nadie le viera de esa manera, no podía pensar en nada más, sus manos temblaron. Quería llorar, quería gritar.

No supo cómo, pero Jimin le arrastró hasta los baños, entrando y colocándole contra la pared justo al lado de los lavabos.

- Tranquilo, respira – le dijo mientras sostenía su rostro entre sus manos. 

No pudo retenerse por más tiempo. Sus lágrimas comenzaron a caer y su pecho a temblar. Los sollozos se soltaron como quejidos lastimosos y cerró los ojos con fuerza.

- Respira, Jungkook. Vamos, respira.

El menor se sentía tan desesperado y acorralado por aquella sensación imparable que la voz firme de Jimin era todo lo que necesitaba. Alguien que le dijera qué hacer, alguien que le diera una orden. Alguien que le permitiera sobrevivir a esa vorágine.

En ese instante no podía pensar con claridad, todo se le estaba yendo de las manos. Hizo lo mejor que pudo para hacer lo que Jimin le decía.

Siguió las inhalaciones del mayor y éste le murmuraba que todo estaba bien.

- Lo estás haciendo bien. Muy bien – le animó – Ahora repite conmigo. Tengo toda la fuerza que necesito. Puedo con esto, ya pasará – los labios del menor temblaron al abrirlos para repetir esas palabras.

- Te-tengo toda la fuerza que necesito. Puedo con esto... ya pasará – repitió con algo de dificultad y mucho esfuerzo.

- Vuelve a repetirlo.

Jungkook lo repitió y Jimin volvió a decirle que lo dijera una vez más, acompañándole. Se concentró en la voz del mayor, en las palabras, en repetirlas y sentirlas, encontrando entonces cierto consuelo y algo de donde aferrarse. Comenzaba a respirar.

Poco a poco su corazón bajó el ritmo de los latidos, y las ganas de llorar desconsoladamente también empezaron a templarse.

Su rostro estaba lleno de lágrimas, la cabeza le dolía por tanta conmoción. Respiró lo más que pudo, apoyando su cabeza contra los azulejos y sintiendo las manos de Jimin acariciándole las mejillas.

Levantó sus manos temblorosas y rodeó las muñecas de Jimin con ellas como si intentase sostenerse de algo para no caerse. Tragó duro y volvió su vista al frente, prestando atención a su hyung.

Se había sentido perdido hasta hacía unos minutos atrás, en caída libre por completo, como todas las veces que le había ocurrido aquello. Pero en ese momento, las palabras y dirección de Jimin le habían servido de apoyo, pudiendo recuperar la calma nuevamente.

Jimin sonrió, el puchero de Jungkook en esos momentos le parecía demasiado adorable, demasiado para su salud mental.

- ¿Mejor? – quiso saber.

- Sí... - respondió con la voz entumecida. No podía despegar los ojos del color café de Jimin, de la confianza y la calidez de su mirada, al igual que no podía dejar de prestar atención a las caricias en su rostro. Estaba limpiando sus lágrimas con sus dedos.

- Muy bien – se alejó y automáticamente una sensación de tristeza se alojó en el pecho del menor – si te lavas el rostro con agua fría te sentirás aún mejor.

Efectivamente, Jungkook se lavó el rostro y el agua estaba helada, justo lo que necesitaba para calmar sus nervios y terminar de poner sus pies en la tierra.

Se secó el rostro con unas servilletas y suspiró. Justo en ese instante un grupo de chicos entró al baño, rompiendo la calma momentánea del ambiente. Jimin le miraba en silencio y aprovechó a preguntarle algo cuando esos chicos terminaron lo suyo y se fueron.

- ¿Por qué me hiciste decir eso...? – preguntó recordando que las palabras que Jimin le había dicho que repitiera le parecieron venir de la nada y aun así habían surtido efecto.

- Es un mantra. Ayuda a recuperar la consciencia y la seguridad en estas situaciones. ¿Nunca has usado uno?

- No...

- ¿Es la primera vez que te sucede esto?

- Sí, otras veces me ha sucedido...

- Cuando a mí me sucede, respirar hondo y usar mantras es lo que más me funciona.

Saber aquello le sorprendió. Jungkook sabía que los ataques de pánico le sucedían en momentos donde soportaba más de lo que podía. En momentos donde su mente se volvía el único lugar donde estaba últimamente, sin poder salir, y entonces daba vueltas y vueltas hasta que no podía parar, hasta colapsar. ¿Cuál era la razón por la cual Jimin sufría de ello también?

La razón por la cual el mayor había reaccionado tan rápido entonces era clara. También suponía que le había llevado al baño porque sabría que ser visto por otros en aquel estado sólo volvía las cosas peor.

- Gracias... creí que no lograría calmarme – realmente estaba agradecido.

- Pero lo lograste – esbozó una sonrisa dulce.

Jungkook iba a hacer la salvación de que lo había logrado sólo con su ayuda, sin embargo, no pudo emitir palabra alguna por la manera en la que Jimin le miraba. 

Abrió sus labios y dejó salir todo el aire en sus pulmones, sentía que Jimin se lo había robado con tan solo mirarle de esa manera.

Peor fue aquello cuando los ojos ajenos se desviaron hacia abajo, unos pocos centímetros lejos de sus ojos. Jungkook se mordió el labio.

¿Estaba mirando su lunar de nuevo?

Jimin desvió su mirada y carraspeó, irguiéndose en su lugar y actuando como si no se hubiesen quedado mirándose más de la cuenta.

- Entonces, ¿Por qué fue que te sucedió? – Jungkook entendió que se refería a su episodio de ansiedad.

- Yo... estaba en la biblioteca y simplemente comencé a pensar cosas... cosas tristes y... quise llorar, y luego no pude controlarlo más – su voz era baja y cautelosa.

- ¿Cosas tristes? ¿Sucedió algo malo? – el menor negó.

- Es algo del pasado, ya no importa.

- Claro que importa – aseguró con seriedad – Importa mucho si te hace sentir así, ¿no crees? Si no lo dejas salir entonces seguirá explotando en tu interior, y no te hará bien.

- Es algo que ya debería haber superado. Mi padre me dice que no me hace bien aferrarme a cosas del pasado que no puedo cambiar.

El rostro de Jimin quedó inmutado por un momento, hasta que un leve frunce en su entrecejo se hizo presente, denotando cierta molestia frente a lo que oía.

- No, no hace bien, pero el tiempo que te tome en superarlo depende de ti, eso lo decides tú, no él. Lo que importa aquí es lo que tú sientes, sólo tú.

El mayor vio la manera en la que el contrario bajaba la mirada.

- ¿Qué es lo que sientes?

Era una gran pregunta. Una pregunta que hacía tiempo nadie le hacía. Una pregunta que hubiera deseado que su padre le hiciera cada vez que él necesitaba sacarse el pesar de dentro. Cada vez que deseaba hablar de su madre con alguien que pudiese entenderle. Pero no había nadie. Ese pesar nadie podía entenderlo, pero alguien le estaba preguntando por ello al fin.

- Yo... me siento perdido y solo. Triste.

Eran simples palabras, pero eran las únicas que podían describir en líneas generales lo que le sucedía.

- ¿Qué más? – indagó. Jungkook levantó su mirada para ver que el otro le miraba con atención.

- No lo sé. Estancado. No puedo ver más allá de este momento, me siento anclado a algo que no puedo dejar ir. Me siento incapaz de encontrar una manera, y tampoco tengo un motivo para hacerlo.

- ¿Qué es lo que no puedes superar, Jungkook?

- Mi mamá... ella falleció en un accidente de tráfico, hace cuatro años.

Él no era el tipo de persona que gustase de compartir algo como eso con otros, menos frente a alguien que ni si quiera era su amigo, pero se sentía indefenso, se sentía con la necesidad de buscar refugio en alguien. Al menos lo intentaría, aunque nada cambiase al final, necesitaba compartir aquel peso.

- Lamento mucho eso, Jungkookie – negó con la cabeza despacio, empatizando. No podía creer que el padre de Jungkook le decía que superase algo como eso – Tu padre habrá podido superarlo, pero no debes forzarte a ti a hacerlo. Estás triste y no está mal, es normal, te ha lastimado mucho.

- Y el intentar creer en Dios lo vuelve aún más doloroso – su voz tembló, había un nudo allí que estaba intentando desatar con mucho esmero y paciencia – Yo... no puedo aceptar que alguien le quitó la vida a mi madre... no puedo aceptar que Él no la haya podido salvar. Sólo oigo a las personas decir que Él sabe lo que hace. Es... injusto.

Lo tenía atragantado, demasiado. Una punzada de culpa latía en su pecho por decir esas palabras en voz alta, por sentir que estaba decepcionando a su familia, pero ¿A caso no tenía el derecho de sentirse así? De escupir esos sentimientos que si los retenía se pudrían dentro de él hasta provocarle un malestar inaguantable.

A Jimin se le levantó una de las comisuras de los labios.

- No tienes por qué aceptar algo con lo que no estás de acuerdo, Jungkook. Nadie puede obligarte a aceptar el obrar de Dios como si no quedase en tu poder lo que suceda en tu vida. Porque al final vivimos atragantándonos con lo que nos pasa porque alguien más nos dice que debemos conformarnos con ello. No lo hagas, no aceptes aquello que te obligue a ser quien no eres. Si no tiene sentido para ti, entonces no creas en ello. Encuentra las respuestas por tus propios medios.

- ¿Y cuál es... la respuesta ante la muerte?

Jimin suspiró, sintiéndose molesto por ver el estado de Jungkook. ¿Cómo un chico de su edad tenía aquellas esperanzas tan rotas y esa mirada tan desesperanzada?

- Que la vida comienza y acaba, que no hay algo como una razón en específico para ello, nosotros somos quienes le damos el significado, quienes intentamos comprenderlo desde nuestro propio punto de vista para seguir adelante, pero al final sólo somos seres vivos, y frente a la inmensidad del universo somos como las hormigas, pequeños. Y simplemente vivimos y morimos en algún momento.

Se acercó esta vez a Jungkook al notarle más tranquilo y no dudó en volver a acercar sus manos a él.

El menor pasó saliva cuando las manos de Jimin le acariciaron el cabello. Poco a poco se iba acostumbrando a aquel hábito del mayor, de mantener el contacto físico por medio de cualquier pequeño acto.

- Eso... es triste...

- ¿Qué cosa?

- Que la vida acabe... y que no haya nada más – Jimin negó con la cabeza y le miró a los ojos juntándose más a él.

- Bueno, no todo acaba allí – sonrió y Jungkook se sintió contagiado por unos momentos. Queriendo oír más nuevamente - Cuando un animal muere, sus restos yacen en el suelo. Naturalmente pueden ser devorados por otro animal o simplemente el tiempo pasará hasta que su cuerpo se desintegre y forme parte de la tierra, como abono. Y lo fascinante es que no termina allí. Las raíces de las plantas se nutrirán de él y crecerán, podrán formar sus flores gracias a ello. Luego otro animal llegará y se alimentará de aquella planta, y parte de lo que alguna vez fue aquel animal que murió, ahora formará parte de ese otro.

Jungkook comprendió que eso era en gran medida cierto, Jimin simplemente estaba explicando la cadena trófica, cómo la materia pasaba de nivel, desde un animalito hasta los árboles.

- El ciclo nunca finaliza, Jungkookie. Podremos morir fisiológicamente, pero en cambio nuestra energía se transformará y se trasladará a otros seres, nuestra materia también. Seguiremos formando parte del mundo de una u otra forma, porque pertenecemos aquí y nunca terminamos de desaparecer. Somos infinitos. Y esto no es cuestión de fe, es el poder de la naturaleza, de todo lo que nos rodea.

El menor parpadeó, su mente tomándose unos momentos para digerir la información. Quizás no era el punto de vista cristiano sobre la muerte, sobre el cielo y el infierno, pero tenía más sentido incluso, era de alguna manera esperanzador y distinto. Era pura ciencia, era magia.

- Entonces, de cierta manera la vida es eterna. ¿No es hermoso?

Jimin se acercó aún más, sintiendo ambos la respiración del otro demasiado cerca. Jungkook se apretó contra la pared , la caricia en su mentón haciéndole cosquillas en su estómago.

- Mi madre falleció y sé que ella hoy es algo aún más hermoso que antes, y mucho más grande. Más que nosotros.

Por un momento el menor creyó haber oído mal, pero las palabras habían sido claras y lo suficientemente altas como para no dar lugar a dudas.

- Tu madre...

- Sí. Ella también falleció, pero hace diez años. Ella enfermó y falleció en el hospital, yo estuve demasiado triste por mucho tiempo y poco a poco pude sentirme mejor. Ella ahora es un hermoso árbol – le sonrió y Jungkook se sintió algo mejor al ver que los ojos de Jimin no reflejaban tristeza como hubiera esperado. Todo lo contrario, parecía que se sentía bien con ello, y eso le hizo pensar que también era posible para él.

- ¿Un árbol?

- Sí. Las cenizas de mi madre fueron enterradas en un bosque al que solíamos ir con mi familia cuando ella estaba viva. El árbol era pequeño, pero ahora es grande y fuerte, y lo es gracias a mi madre. Y cuando voy allí puedo sentirlo, la paz a mi alrededor, el sonido de la naturaleza. Me hace feliz saber que ella es parte de todo eso.

- Qué bonito... - susurró perdido en el encanto del relato - Mi madre ha sido cremada... pero mi padre tiene sus cenizas en su despacho. Supongo que ella permanecerá encarcelada allí para siempre...

- Quizás algún día puedas convencer a tu padre para plantar sus cenizas.

Era lindo pensar que quizás pudiera hacerlo, pero su padre no iba a permitir tal cosa, él quería tener a su esposa cerca.

El corazón de Jungkook se detuvo y su cuerpo se congeló cuando Jimin se inclinó contra su mejilla posando sus labios sobre ésta. Un acto tan inesperado que le dejó sin palabras.

Tan pronto como depositó aquel beso su corazón volvió a acelerarse.

- Ji-jimin... alguien nos verá...

- No hice nada malo, sólo besé tu lunar. Éste – señaló con su dedo el lunar en su mejilla. Rio divertido por ver las mejillas de Jungkook enrojecidas a más no poder – Lo siento, no pude resistirlo, eres demasiado lindo.

Ese beso había sido suficiente como para no permitirle articular ni una sola palabra más. Jimin se le alejó y él siguió contra la pared preguntándose qué había sido eso y qué era lo que había sentido. Su pecho estaba caliente, el movimiento de su corazón continuaba como loco.

Jimin le dijo que ya era hora de que salieran del baño y se fueran. Se volteó y Jungkook, antes de seguirle, se tocó la mejilla donde Jimin le había besado. Sus dedos se sentían fríos en contraste con la sensación suave y cálida de los labios de su hyung.

El mayor siempre le dejaba sin palabras, y también con mucho que pensar. No sólo eran las cosas que éste le planteaba, todo aquello que era tan diferente a lo que Jungkook pensaba. En la familia de Jungkook era obvia la poca influencia que la ciencia tenía. Era imposible incluso hablar de la teoría de la evolución sin que alguien le plantease algo como "Y si la teoría de la evolución es cierta, ¿Entonces por qué sigue habiendo primates y no se han convertido en humanos?".

La evolución no funcionaba así, claramente un científico podía explicar aquello en muy pocas palabras incluso para que un niño de tres años lo comprendiese, pero de todas formas el cristianismo ortodoxo aún tenía sus problemas para darle cierto protagonismo a la comunidad científica. Mejor era que sus áreas no se cruzasen y cada quien metiera su nariz en sus propios asuntos.

Jungkook pudo deducir que era obvio que Jimin tenía una fuerte influencia científica en su narrativa, y a él eso le atraía.

No lo malinterpreten. No era el tipo de atracción que sientes por alguien intelectual, tan superficial. Era más bien esa atracción que sientes a algo que no conoces con profundidad.

Así como la gente de la iglesia usaba sus creencias para justificar los sucesos de la vida, Jimin se basaba en explicaciones de índole científica. Jungkook le escuchaba siempre con atención porque lo había encontrado fascinante y tranquilizador. Las respuestas de Jimin eran mejores que las justificaciones difusas y débiles del cristianismo, al menos era lo que él sentía.

Pero, había una razón más por la cual el pelinaranja llamaba su atención.

Y era que por sobre todas las cosas, Jimin gustaba de él.

Jungkook no podía quitarse eso de la cabeza.

Mientras observaba a Jimin estuviese donde estuviese, cenando en el jardín, en la sala conversando con otros, en la habitación leyendo o estudiando, Jungkook se preguntaba bajo qué términos el mayor gustaba de él.

Era la maldita primera vez que alguien gustaba de él. Y por sobre todo era alguien como Jimin.

No podía evitar sonrojarse cada vez que rememoraba el momento donde él estaba ebrio y Jimin había insistido en querer besarle.

Yoongi había casi lanzado el grito al cielo cuando se enteró de todo lo que había estado ocurriendo. Jungkook se había quedado a mitad de camino la última vez y las veces que conversaron por mensaje no se atrevió a retomar el tema y decirle sobre el presunto interés del pelinaranja en él.

Su mejor amigo no perdió la oportunidad de hacer bromas y hacerle sonrojar con frases como "Oh, Kookie, tienes un pretendiente".

Sí, lo tenía, y era algo muy difícil de digerir para él.

Su mejor amigo le recomendó que no entrara en pánico, era normal que alguien gustase de él ahora que estaba abriéndose a nuevas cosas. El día donde alguien quisiese meterse en la vida de Jungkook iba a llegar eventualmente, tarde o temprano, y finalmente había llegado.

"Relájate, las cosas seguirán su curso y no hay nada de lo que debas preocuparte si él gusta de ti. Alégrate, significa que ha visto algo en ti que quizás tú nunca apreciaste".

Y Jungkook se mantuvo pensativo por días.

¿De eso se trataba? Recordaba que Jimin le había dicho algo de que era atractivo, que era lindo, y que debía ser más seguro de sí mismo. ¿Realmente había visto algo en él que otros no habían logrado ver? ¿Realmente había sido de esa forma? ¿Era capaz de apreciar algo que ni él podía notar en sí mismo?

En la madrugada del jueves de una nueva semana, Jungkook estaba en su cama envuelto en sus sábanas y como todas las noches escuchó a su compañero moverse.

Esos días le costaba aún más dormir porque los exámenes preliminares se acercaban y eso le mantenía demasiado ansioso. Además, el pensar tanto en su compañero le hacía dar vueltas en su cabeza por horas y horas. Le volvía loco.

Vio al pelinaranja quitándose la ropa como siempre hacía, quedando en bóxers para luego ponerse unos jeans ajustados, una nueva camiseta y una chaqueta, terminando por colocarse el calzado.

Cuando el chico dejó el cuarto lo meditó por un rato.

En realidad, lo venía meditando desde hacía muchas noches.

Fue así que decidió levantarse y salir de la cama. Probablemente no podría volver a dormirse hasta dentro de dos horas por estar pensando en qué era lo que Jimin hacía por la madrugada algunos días de la semana.

La curiosidad fue mayor, y se encontró caminando por la sala, siguiendo la luz que venía de la cocina.

Caminó con cautela y se asomó. Jimin estaba de espaldas y él sólo se quedó allí observándole en silencio. Vio que el pelinaranja se llevaba algo a la boca y luego de eso tomaba un sorbo de la botella de cerveza en su mano, que al parecer recién sacaba de la nevera. Parecía tratarse de una píldora.

Jungkook se mordió el labio, apoyándose contra la pared sin saber qué decir o hacer para que el contrario notase su presencia. De todos modos, no fue necesario pensar mucho más. Jimin se giró para apoyar sus caderas contra la encimera y le vio allí parado.

- ¿Qué haces aquí? – le preguntó de sopetón. El menor se sobresaltó y aclaró un poco su voz, su garganta estaba algo seca.

- Lo siento... justo desperté y vi que te habías levantado...

- No pasa nada... sólo me sorprendiste – movió sus hombros, restándole importancia al asunto y volvió a beber de la botella, esta vez tomando varios sorbos. Jungkook podía escuchar el sonido del líquido pasar por la garganta de Jimin cuando éste tragaba.

- ¿Acabas... de tomar una pastilla? ¿Estás enfermo? – la inocencia en su pregunta le robó una sonrisa al mayor. Él asintió.

- Sí, estoy enfermo. De acá – señaló su cabeza – y de acá – señaló su pecho. El pelinegro frunció las cejas, sintiéndose preocupado repentinamente.

- ¿Qué tienes?

- Acabo de tomar un ansiolítico, me ayuda a estar sereno, a sentirme mejor – explicó con una voz baja. Le hubiese gustado preguntar más al respecto, pero no quería ser entrometido - ¿Qué haces despierto a esta hora?

- Suelo tener problemas para dormir...

- Oh, igual que yo – rió un poco, apretando sus labios - ¿Por qué no puedes dormir?

- Siempre me cuesta... aunque durante las mañanas me cuesta despertarme y levantarme... suelo estar siempre muy nervioso.

- ¿Estás preocupado?

Jungkook le miró por unos segundos, sosteniendo su mirada porque sentía que Jimin era demasiado sincero con preguntar, sus ojos le daban confianza de alguna manera a pesar de que otras veces eran intimidantes.

- A veces... simplemente mi cabeza es un lío... y otras veces siento que no hay nada allí dentro – sonrió y negó con la cabeza, pareciéndole que no tenía sentido ni lo que él mismo decía – No lo sé... despierto y cada día es igual, cada día es lo mismo... cada día soy el mismo.

- ¿Y no quieres serlo? ¿No te gusta ser tú?

- No.

- ¿Por qué?

Exhaló con fuerza, bajando sus hombros.

Miró la botella que sostenía Jimin, las gotas de agua corriendo por el vidrio

- Porque siento que todos tienen una vida y yo no. Me siento tan... poco especial. A veces admiro a la gente que hace que otros se diviertan o tengan un buen rato - Sintió el tacto de la mano de Jimin en su nuca y su cuello fue acariciado suavemente provocándole un nudo en el estómago. Jimin tenía el hábito de tocarle cada vez que le tenía cerca.

- Eres especial, Jungkookie. Cada vez que estoy contigo siento que estoy pasando un buen rato, ¿Eso te dice algo?

Otra vez aquel cosquilleo en su estómago parecía subir hasta su garganta. Se atrevió a mirar a Jimin a los ojos. Éste parecía nunca dejar de mirarle, de querer hacer contacto visual por mucho que él intentase evitarlo.

No era que lo evitase porque no le gustaba, era simplemente que le hacía sentir indefenso. ¿Cómo podía mantener tremenda mirada? ¿Cómo podía sentirse lo suficientemente seguro como para no sentirse pequeño frente a él?

- Eres un chico curioso, eres aplicado, he estado viendo lo tanto que estudias y te esfuerzas. Eres detallista, parece que las cosas más pequeñas son importantes para ti, cosas como ponerle el cereal primero a la leche y luego la granola – rió – No estoy seguro de por qué lo haces, pero es... adorable.

Jungkook le miró con sus ojos de venado, bien grandes y brillosos.

- También noto lo tanto que te gusta estudiar en el desayunador, como si quisieras un pequeño lugar sólo para ti, pero donde puedas verte acompañado de vez en cuando. También pareces de esas personas que son capaces de guardar un secreto muy bien.

- ¿Cómo... sabes esas cosas?

- Creo que eres alguien muy sensible... y yo te observo mucho.

Y Jungkook sonrió, avergonzado por las palabras. Le costó asimilarlas, sobre todo comprender que Jimin se las estaba dedicando a él. Había cosas que él había notado que jamás pensó que fueran si quiera relevantes.

Le había dicho que era adorable. Jungkook hubiera pensado que era raro, mañoso, extraño. Todo lo negativo, menos adorable.

Los dedos de Jimin juguetearon con su cabello detrás de su cabeza.

- Además, eres diferente a cualquier chico con el que me he cruzado.

- Diferente... - pensó en un susurro.

- Y en el buen sentido. El mundo es aburrido cuando todos son iguales.

- Pero a veces es más fácil encajar. Tú... tienes a los Alphas, todos parecen felices de tenerte aquí...

- Y nosotros estamos felices de tenerte aquí a ti. No somos iguales, como siempre decimos; lo que nos une son nuestros ideales y nuestros propósitos. Es suficiente con querer formar parte y acompañarnos. Es una familia, y como tal estaríamos encantados de tenerte aquí. ¿No quieres unirte y ser uno más de esto?

- No lo sé...

Jimin se acercó aún más. Jungkook pudo sentir el aroma a cerveza de los labios del mayor. Estaba... tan cerca.

- Si quieres respuestas... si quieres encontrarte a ti mismo... éste es el lugar indicado. Esto no lo encontrarás en otro lugar. Es un lugar donde nunca más te encontrarás solo, o perdido, donde siempre que necesites ayuda allí estaremos. Donde encontrarás tu real valor, debajo de todo aquello que te han hecho creer. Donde podrás verte de la misma manera que yo te veo, especial, inteligente y fuerte.

Sonaba tan bien. 

La sonrisa de Jimin era tan embriagadora al igual que sus palabras.

Nadie escuchaba lo que él necesitaba, nadie se interesaba por llegar al fondo de sus pesares, pero había alguien que parecía haber dado en el clavo incluso a pesar de que él no hubiese dicho nada.

- No sé qué habrá sucedido para que te sintieras tan mal respecto a ti, si tiene que ver con tu familia o tu madre, pero si no has logrado encontrar la seguridad en ti mismo es porque en algún momento nadie te permitió que pudieras hacerlo.

Cada mínima palabra movió poco a poco cada centímetro de su ser, sacudiéndolo y haciéndole sentir algo que nunca había sentido antes.

Se sintió visto.

Podía entender por qué cada vez que los chicos de la fraternidad hablaban sobre orgullo, fuerza, seguridad y libertad, parecían tan llenos de todo eso, porque ellos mismos se habían adueñado de aquellas palabras y como siempre lo predicaban; lo habían logrado con la ayuda de sus hermanos.

- Vales, Jungkook. Lo vales mucho y lo sabrás porque te ayudaremos en ello.

El menor se sintió casi arropado por las palabras y por las caricias que habían pasado a su mejilla. La calidez de las manos de Jimin se condecían con la de sus palabras. Seguro y reconfortante.

- Deberías intentar volver a dormir... - le sugirió, alejándose de él. Terminó de un último sorbo la bebida en su mano y tiró la botella al bote de basura – Nos veremos mañana, Jungkookie. Debo irme – avisó su retirada dirigiéndose a la puerta.

A Jungkook le pareció repentino el corte de la conversación, casi como un latigazo. Se espabiló, parpadeando sus ojos y observando al mayor alejarse.

- Jimin.

- ¿Si?

- ¿A dónde vas cuando no duermes aquí?

Al fin preguntó, recordando que esa había sido la principal razón por la cual había bajado las escaleras y seguido a Jimin hasta allí.

Esperó por la respuesta, Jimin le estudió por unos cortos segundos.

- Voy a hacer eso.

El pelinaranja le dedicó una sonrisa ladina y se fue tan tranquilo que Jungkook no pudo reaccionar hasta un tiempo después.

Iba a hacer eso.

A Jungkook sólo le tomaron unos pocos segundos para entender a qué se refería, y al percatarse sólo pudo quedarse en medio de la cocina, en silencio, escuchando la puerta de entrada cerrarse.

Lo que no sabía era que Jimin iba a hacer mucho más que sólo eso.




* * *



Dejo otro cap para esta semana. 👌🏻

Estoy intentando ir más rápido editando los capítulos, o al menos tener cierta constancia. También ando muy ocupada, pero supongo que de alguna manera me las estoy arreglando (?

Quiero aprovechar el espacio para desearle un feliz cumpleaños a la luz de mis ojos!💛🌈  Deseo a nuestro bebé Jimin que reciba mucho amor no sólo hoy, sino todos los días de su vida. Se merece todo! 🥰

Este fin de semana iré a festejar a un café donde hacen un evento especial por su cumpleaños, acompañada de una amiga que es army. Así que estoy ansiosa porque sé que será un bonito día y además necesito relajarme un poco.

Espero estén teniendo una buena semana. Gracias a quienes andan leyéndome, y me ayudarían mucho si votan en los caps y comparten la historia.💪🏻

Nos leemos! 🌠

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top