51. Negación



Park Seung estaba siendo procesado por múltiples causas, entre éstas homicidio agravado y corrupción de menores. Estaba en las putas noticias. Jungkook miraba el televisor mientras apretaba entre sus dedos un almohadón. Yoongi le hacía compañía a su lado.

El tipo mantenía su cabeza en alto, su expresión inmutada como si fuera capaz de demostrar su inocencia. No parecía alterado ni afectado. Los reporteros le habían hecho preguntas, y él, sin dejar que su fachada de hombre correcto se deslizara, dijo que la justicia debía realizar su trabajo y que él cooperaría para que todo ese embrollo se aclarase. 

Un reportero le preguntó si era culpable. El muy bastardo fingió indignación y dolor por la pregunta.

"Por supuesto que no".

- Hijo de puta mentiroso – dijo Jungkook.

- Qué tipo asqueroso – espetó Yoongi, tirándose contra el respaldo y rascándose el cabello - ¿Cómo le da la cara? Hay demasiadas pruebas. ¡Prostituyó a sus hijos! Y a miles de personas más. Es increíble que siga intentando parecer como si hubiesen conspirado contra él.

Jungkook tampoco lo entendía, pero quizás estaban frente a un claro caso de personalidad narcisista. Un psicópata con todas las letras, alguien que no sentía remordimiento en absoluto.

Agradecía, sin embargo, el que las cosas hubiesen llegado a esa instancia. Finalmente veía un avance. Sin embargo, no podía desatar el nudo en su garganta que ya estaba allí hacía una semana. También en su pecho y su estómago. Hacía días que comía poco y nada. No tenía los ánimos suficientes.

¿La razón?

Jimin había sido sentenciado a cuatro años de prisión.

Cuatro años. Cuatro años sin Jimin.

Jimin podría haber sido una víctima, pero los testimonios de otras personas que habían sido abusadas en prácticas donde él había participado no eran compasivos con él. Las cosas pintaban para mal. Había gente muy dañada y muy enojada. Llegar a un trato había sido lo mejor para que no fuera a juicio y su sentencia se agravara.

Independientemente de si a Jimin le habían lavado el cerebro y había sido víctima de manipulación y abusos, él ya era adulto. Él había estado con adolescentes, y también con personas que aseguraban no haber consentido realmente las prácticas sexuales, porque habían sido manipuladas para hacerlo.

Muchos violadores eran personas que habían sufrido muchas negligencias y abusos durante la infancia, y nadie tenía piedad por ellos en la corte. Eran personas peligrosas que poca introspección tenían sobre sus acciones. Claro que Jimin era diferente, se arrepentía y había ayudado a la investigación. Fue por ello que hacer un trato ayudó a recompensarle su buen actuar.

Pero era difícil aceptar la realidad, cómo se habían dado las cosas. Jungkook aún se sentía prisionero de alguien más, como si su vida fuera una especie de farsa y juego para alguien mucho más grande y poderoso que él. Ya no le interesaba creer en nada, ni en Dios, ni en Tamon, ni en ninguna cosa. Todo y todos le habían quitado las ganas de creer en algo, le habían dejado tan vacío, amargado y perdido que le parecía una pérdida de tiempo y energía tener esperanza en algo. Podía decir que lo había intentado. 

Además de su ansiedad, su terapeuta le diagnosticó depresión. No era como si no lo hubiese sospechado, sólo era que ésta vez su padre había madurado su mentalidad y aceptado que la salud mental era tan importante como la física, y que Dios y la fe no siempre lo curaban todo, o al menos no era el camino indicado para su hijo.

Jungkook tenía que pensar en cómo quería que su vida continuase, qué rumbo tomar, pero por momentos sentía que estaba atado. Atado al chico que estaba en prisión.

A veces recordaba los tiempos en que él se dejaba consumir por Jimin como si fuese una droga imposible de abandonar. Recordaba la euforia de sus besos, como si tuvieran la capacidad de hacerle caminar en el aire. Era narcótico. Recordaba estar tan lleno de él y tan cegado que no le importaban las cosas que sucedían a su alrededor. Había bajado la guardia y había fallado estrepitosamente en cuidarse la espalda en su nueva vida como adulto.

Tantas cosas hubiera logrado evitar si no hubiera sido tan inconsciente, sin embargo, algo latía con viveza al recordarse a él y a Jimin. Solos los dos. Era como si esa persona que había sido parte de Alpha chi lambda y entregado todo de sí al sublíder del grupo, aún estuviera allí. La persona que había dejado a Park Jimin clavar su nombre en su pecho, estaba allí, esperando ser reclamada. Esa parte de su personalidad era voraz, dependiente e imprudente.

Jungkook se repetía que esos sentimientos no eran buenos. No era bueno anhelar algo que le había llevado al borde de la muerte, al borde de perder a su padre y su mejor amigo por su egoísta y ciego amor, al borde de la delincuencia, al borde de todo. Si Jimin le hubiera dicho en ese entonces que confiara en él y se lanzara de un acantilado, probablemente lo hubiera hecho. Así como se subió a un auto decidido a robar una tienda a mano armada.

Cuando dejaba que esa parte de sí mismo tomara el control pensaba que estaba mal. No era bueno anhelar que Jimin escapara de la cárcel, le buscara y le pidiera que se fugaran juntos. Por las noches fantaseaba con eso y a la vez quería darse una bofetada para despertar de una vez de ese trance embriagador que la influencia de Jimin había implantado en él.

Pero, en un momento donde todo parecía haberse detenido en seco, donde a su alrededor las personas no se veían interesantes y su vida había terminado siendo monótona y triste nuevamente, ¿Cómo no iba a aferrarse a esa pequeña porción de su ser que vibraba ávidamente con el recuerdo de su amorío con Jimin?

La medicación le volvía un manojo de temblores y entumecimientos. En ocasiones lo prefería, pero cuando los efectos se estabilizaban un poco y pensaba en Jimin, sentía que su lugar estaba allí, con él. Sentía esa euforia de la juventud.

- Te amo – dijo Jimin con una sonrisa. Esas sonrisas que le hacían encoger el estómago y expandir su pecho.

- Basta – dijo bajito, bajando la mirada y escondiendo su sonrisa tras sus manos entrecruzadas, con sus codos sobre la mesa.

Jimin se le mantuvo viendo del otro lado del vidrio. Su sonrisa permaneció intacta.

- Tú no me lo has vuelto a decir... - dijo. Su tono no fue enojado, de hecho, parecía juguetón. Sonaba al Jimin que había conocido al principio.

- Lo diré cuando lo crea conveniente.

- Ah – Jimin alzó las cejas, sorprendido. Se rió por la audacia de Jungkook, quien le dedicó una sonrisa malvada – Eso fue desalmado ¿Cuándo has dejado de ser tierno?

- A partir de que estuve a punto de morir, supongo.

La sonrisa de Jimin cayó hasta borrarse.

El pelinegro no quería hacerle sentir mal, lo dijo sin pensar, pero una parte de él sentía que Jimin nunca sería realmente consciente de cómo las cosas habían afectado a su mente. Tal vez, una parte de él quería que Jimin viera que aún estaba dolido. Quería que supiera que no lo había logrado olvidar y que estaba trabajando duramente con terapia y medicación para poder sentirse como una persona normal luego de su pasada por Alpha chi lambda.

El ánimo cariñoso y juguetón de Jimin se apagó. Y Jungkook se sintió culpable. Era un ciclo interminable.

- Lo siento – cerró los ojos repensando sus palabras y negó con la cabeza – En serio lo siento, no quise decir eso.

- Sí quisiste... - dijo Jimin con voz baja – Dices cosas así bastante a menudo – rió un poco – E insultas casi todo el tiempo a quien sea.

- A veces no puedo contenerlo... no sé qué me pasa.

- Estás enojado.

- Sí, creo que sí – sonrió desganado y se cruzó de brazos. Suspiró con resignación – Míranos. Tu allí y yo aquí. Aún intento... hacerme a la idea de que... podré volver a abrazarte sólo dentro de cuatro años. Intento acomodar en mi mente y en mi vida todo lo que hemos pasado.

- Bueno, el tiempo a veces pasa volando – Hizo una leve pausa – Pero... no quiero que te ates a mí. Yo... estoy aquí y no puedo hacer nada por ti. No quiero que te desanimes por mi situación, que dejes tu vida de lado, tus estudios, tu familia... todo lo que dejaste antes por mí.

- "Todo". No le llamaría "Todo". No es mucho, es casi nada. No es mucho lo que esté perdiendo por pensar en ti.

- Aun así, es algo, es una vida. Tu vida.

Jungkook suspiró, pero asintió de todas formas. 

Un dolor acongojado se formó en su estómago, agudo y persistente. Iban a ser cuatro años de ellos lejos y... ¿qué iba a resultar de eso? ¿Quiénes serían ellos luego de cuatro años? ¿Habría aún algo allí que rescatar? ¿Seguirían queriéndose?

Su garganta tembló, el atisbo de un lamento le hizo temblar, pero no se permitió demostrárselo. En cambio, inhaló profundamente para controlar el conflicto en su interior y hablar claro y sereno.

- Van a pasar cuatro años y... no sé qué ocurra durante ese tiempo, tampoco sé qué ocurrirá después, pero cuatro años es demasiado para cualquiera – enderezó un poco su espalda, mirando a Jimin con seguridad – No sé cómo sea la vida en prisión, pero puedes, si quieres, estar con otras personas – sugirió. Jimin parpadeó varias veces, su entrecejo arrugándose poco a poco con cada segundo – No es como si estuviéramos en una relación de todas formas, pero por si acaso, quiero que sepas que no espero que estés cuatro años sin tener sexo.

- Jungkook...

- En serio, yo... quiero tomarme este asunto con calma y madurez. Creo que tengo demasiadas cosas en la cabeza como para estar pensando en que en ese momento quizás estés teniendo sexo con algún recluso, porque es entendible, así que quiero aceptarlo y hacerme a la idea desde ahora, para no estar imaginándome cosas luego y tener un ataque de ansiedad por ello.

- Yo no quiero estar con nadie...

- Querrás estarlo algún día. En algún momento te acostumbrarás a estar allí, será... tu nueva vida y probablemente conozcas gente y alguien llegue a interesarte. No pienses en mí en ese momento, haz lo que quieras hacer, yo estaré bien con ello – aseguró, aunque su corazón se estuviese encogiendo, pero por otro lado era lo mejor.

No iba a vivir en una mentira, tarde o temprano Jimin iba a tener necesidades. Jungkook también iba a tenerlas.

- ¿Y tú? ¿Estarás con alguien más? – Jimin quiso saber.

- No lo sé, tal vez – se encogió de hombros – Aunque honestamente la medicación tiene mi lívido por los suelos.

- Bueno, la mía también – coincidió. Ambos se miraron por unos segundos, en silencio – Somos dos enfermos mentales dependientes a los narcóticos, con nuestras pollas deprimidas – Jungkook soltó una carcajada y Jimin se contagió, aliviado de haberle hecho reir. 

- Patéticos, eso somos.

- Creo todo el sexo que he tenido en mi vida me basta para aguantar cuatro años sin él – el comentario le dio una punzada en el estómago a Jungkook. Desagradable – No pongas esa cara.

- Sigue sin gustarme tu humor negro.

- Te acabas de reír de mi chiste de los enfermos mentales – le reprochó, y Jungkook reprimió una sonrisa.

- Pero... tal vez sea sano que busques lo que te gusta.

- Me gustas tú – dijo suavemente. Jungkook se mordió el labio para reprimir la sonrisa tonta que le provocó el oír eso.

- Bueno, pero debe haber más cosas. Me refiero a que pruebes algo porque quieres y tienes la libertad de hacerlo. Ya no es... un compromiso o una obligación. Quizás experimentar sea bueno para ti.

- Jungkook, estoy en la cárcel, no en un campamento de verano – Los ojos de Jungkook se entrecerraron, la expresión ácida en su rostro hizo a Jimin saltar a explicarse - ¡No fue un chiste de humor negro! Lo juro.

- Lo que sea – exhaló fuerte – Mejor ya no hablemos más de sexo, ni de campamentos de verano. Ni ninguna mierda por el estilo – Hizo una pausa – Pero, lo digo en serio, si quieres hacerlo, hazlo, no te detengas por pensar en mí. Pero, lo único que quiero pedirte es que, por favor, te cuides.

- Nos hacen exámenes de ETS seguido aquí... - aclaró con calma, sin embargo tenía un dolor en la boca de su estómago por la sugerencia de Jungkook.

- Bien.

Jungkook asintió y guardó silencio, dado por zanjado el tema. Podía con eso, podía aceptarlo y naturalizarlo. Estaba bien. Iban a estar bien.

Pensaba que era importante comenzar a ver las cosas desde otra perspectiva. Quería ser maduro, quería cambiar. Aunque sabía que lo estaba haciendo. No había sido sólo Jimin quien le dijo que estaba diferente, también Yoongi, quien pasaba mucho tiempo con él. Le había dicho que solía enojarse más fácilmente, pero que por sobre todo últimamente era bastante osado.

Jungkook había aprendido bastante a ser audaz por la influencia de Jimin, no obstante, él había pasado los últimos meses –antes de su intento de asesinato- siendo sumiso, reservado, cuidadoso y temeroso. Se había mantenido a la expectativa constante y no había querido hablar demasiado para no decir algo incorrecto cuando no debía hacerlo. Pero, ahora era un nuevo Jungkook, quien soltaba comentarios sarcásticos, agrios y brutalmente honestos sin pensar antes de hablar.

Es decir, había estado cerca de morir, y aunque Jimin no hubiera planeado realmente asesinarle, el resto de las personas presentes aquella noche sí le querían muerto y estaban dispuestas a que sucediera. La vida era demasiado corta para vivir con miedo y callarse lo que quería decir. Había callado por tanto tiempo.

- Bueno... ya es tiempo de irme – Jungkook hizo ademán de ponerse de pie, empujando la silla hacia atrás.

- Espera – le detuvo Jimin, y Jungkook le miró, a medio camino de levantarse y volvió a sentarse en la silla – Hay... algo. Un favor que quiero pedirte. Realmente quisiera no tener que pedírtelo, pero esto preocupado... - Jimin se expresó de manera que Jungkook se inquietó, notando que la preocupación del mayor le tenía afligido.

- Sí, dime.

- Estoy preocupado por Jihyun – dijo, e hizo una pausa breve, mirando a Jungkook, esperando ver su reacción. Éste no dijo nada, sólo se mostró decidido a escuchar – Nos peleamos fuerte.

- ¿Fuerte? – Jungkook estrechó su mirada.

- Sí. Me gritó – dijo Jimin – Él nunca me grita. Nunca... en mis años de vida no recuerdo ni una sola vez que lo haya hecho. Él tiene cierto temperamento...

- ¡No me digas! No lo había notado – dijo con una sonrisa sarcástica.

- Lo sé. Soy consciente de eso. Pero él nunca explotó conmigo. Sé que es alguien complicado... he notado cosas, pero nunca se enojó conmigo. Cuando pasó lo de Sungwoon... la noche de Halloween, estuvo cerca de lanzar a Sungwoon por la ventana – explicó. Jungkook eso lo sabía, algo – Casi no logro que se detuviera, él estaba furioso.

- Qué pena que no pasó – dijo con cruda honestidad - Primera vez que estoy de acuerdo con Jihyun en algo – expresó, y Jimin entornó sus ojos.

Y otra cosa que tenemos en común es que estamos obsesionados contigo.

A Jungkook le costó una enormidad poner filtro a su boca para que eso no se le escapase. Tenía que controlar su impulso de mandar todo a la mierda, seguía tratándose de Jimin y no quería empeorar las cosas cuando le estaba diciendo algo importante y que le preocupaba.

- El punto es que estoy preocupado. No ha vuelto. Hace tres días se ha ido, lanzó una silla contra la pared luego de decirme que me odiaba.

- ¿Qué sucedió para que se pusiera así? – a Jungkook realmente le intrigaba.

Había observado el comportamiento de Jihyun con su hermano cuando habían estado en el centro psiquiátrico. El mayor era terriblemente demostrativo y desvergonzado cuando se trataba de su hermano menor. Sus manos estaban siempre encima de él, no con un tono sexual, pero sí afectuoso y cariñoso. Si lo abrazaba se pegaba por completo a Jimin. No le daba un abrazo fraternal palmeándole la espalda, sino que lo estrujaba y parecía como si pudiese respirar mejor con tener a Jimin tan cerca.

Era intrigante.

- Yo... intenté ayudarlo. Quería hacerle entender que nuestro padre nos manipuló. Hacerle entender que nuestra relación no tendría que haberse dado así... nunca. Nunca tendríamos que haber cruzado esa línea. Y él... no lo tomó a bien. Comenzó a decir muchas cosas. Él... - Jimin apretó los labios mostrando una expresión afligida y arrepentida – Parece que lo herí diciendo eso. Y luego le dije que consiguiera ayuda psicológica... que él necesitaba que lo ayudaran. Que él necesitaba ser tratado por los abusos sexuales que sufrió...

- Mierda... - Jungkook cerró sus párpados un segundo. Los abrió y Jimin tenía su rostro inundado de angustia y culpa.

- Y él enloqueció.

- Claramente, él no está bien para nada, pero eso es desde hace demasiado tiempo, Jimin - Jungkook estaba cansado de fingir que no veían el elefante en la habitación - Él... no sé si eres consciente, pero él tiene algo contigo, no sé qué demonios es. Él...-

- Lo sé, intento no pensarlo. Si lo pienso... siento que no podré con la culpa. He hecho todo lo posible para no lastimarlo, pero él no entiende...

- Bueno, ¿qué es lo que quieres que yo haga entonces?

- Quisiera... que fueras a su casa.

- ¿Qué? – Jungkook abrió sus ojos y su boca quedó con la pregunta "¿Estás loco?" en la punta de su lengua. Rio incrédulo – Jihyun está jodidamente enojado, probablemente con un ataque de ira, ¿y me envías a verle? Él me odia.

- No te lo pediría de no ser que eres lo único que tengo – Jimin sonó arrepentido y suplicante a la vez – Odio ponerte en esta situación, pero él y tú son todo lo que tengo. No hay nadie a quien pueda pedirle esto, no tengo a nadie más.

El silencio cayó entre ellos, pero ruido resonaba en la mente de Jungkook. Era complicado, realmente no quería tener que enfrentar a Jihyun sabiendo cuánto rencor y desprecio le tenía. ¿Qué podría hacer? Si veía a Jihyun, ¿algo cambiaría? Quizás hasta se volvía peor, o lo que fuera, pero... ¿ayudarle? No había querido recibir ayuda de su hermano, por quien tenía adoración, ¿Cómo podría aceptar ayuda de él?

Pero Jimin tenía razón, y lo notaba desesperado. No tenía a nadie. Cualquier persona que él hubiera conocido o entablado una relación eran de Alpha chi lambda. No había forma que pudiese contar con alguien de allí. Estaba solo.

Jungkook y Jihyun era toda la familia que a Jimin le quedaba. No podía negarse.

Exhaló fuerte, esperando soltar toda la tensión que se había construido en su cuerpo en los últimos minutos.

- Está bien – aceptó – Lo haré. Sólo pásame la dirección e iré a ver cómo está. Si tengo novedades te contaré luego, cuando venga a visitarte – Jimin le miró con la boca abierta, y entonces suspiró aliviado.

- Gracias. En serio gracias... y lo siento por tener que pedirte esto.

- Deja de disculparte.

Cuando Jungkook se fue, Jimin volvió dentro de la prisión. Caminó por los pasillos acompañado de un oficial de policía de su ala. Lo dirigieron a su celda, la cual compartía con un tipo que poco hablaba, sólo le conocía la voz por los insultos que soltaba mientras jugaba a los naipes solo. Parecía entretenerse a su manera. Jimin no dijo nada, como siempre, y se puso cómodo en su cama, la cual dejaba bastante que desear, pero tampoco era demasiado malo.

La discusión con su hermano no la había visto venir. No lo había planeado de esa manera, claramente. Sí había querido tener esa conversación por mucho tiempo, pero con Jihyun era difícil conversar de ciertos temas.

Al principio la charla no había sido tan mala. Jihyun soltaba algunas maldiciones por el hecho de que Jimin se había enviado a sí mismo a la cárcel y que ahora tenía cuatro años de sentencia.

Las cosas se complicaron cuando el asunto de su madre llegó a ellos.

- No es extraño... - dijo Jimin – Odio decirlo, pero quizás hasta... ¿era obvio? Quiero decir, luego de que me dijiste cómo sentías que mamá se comportaba... y cómo ellos discutían todo el tiempo. Ella vio lo que sucedía e intentó decirle a... - Jimin ya no quería llamar a ese hombre como su padre – a Seung – decidió utilizar en su lugar – que no estaba bien lo que hacía – negó con la cabeza sin poder creer aún que esa era la realidad.

Su realidad. La realidad de su familia que por toda su vida pensó que había sido forjada con afecto. Demonios, su padre había matado a su madre, o mejor dicho, mandado a matar. Pero, ¿había alguna diferencia?

- Ella lo vio con nosotros. Lo que él estaba haciendo...

- Ella quería separarnos, nosotros sólo éramos niños.

- No quería separarnos, ella quería que tuviéramos la infancia que todo niño debería tener. Quería que nuestra relación fuese como la de otros hermanos – explicó, utilizando la voz más cautelosa posible porque sabía que su hermano no estaba de acuerdo. Dicho y hecho, notó el disgusto en el rostro ajeno.

- No quería que yo me acercara a ti o que compartiéramos habitación. Yo cuidaba de ti, quería estar contigo y estábamos bien cuando estábamos juntos. Todo era mejor cuando estábamos los dos. ¿Por qué iba a querer detener eso?

- Porque... - Jimin estaba sin palabras. Incluso después de todo no parecía poder verlo. Negó con la cabeza e intentó explicar – Papá... Seung – se corrigió – Él... hizo que nosotros hiciéramos cosas que no teníamos que hacer... - dijo. Jihyun soltó una risa seca, falta de humor - Ningún niño debería hacer esas cosas, menos con su hermano.

- "Cosas" - repitió con una sonrisa amarga - ¿Cosas que no teníamos que hacer? ¿Ni si quiera puedes decirlo? – preguntó. Estaba cruzado de brazos, con la espalda pegada al respaldo, derecha, y su mentón elevado. Llevaba la seguridad y orgullo de un Alpha aún después de que todo hubiese colapsado – No puedes decir en voz alta lo que hacíamos, pero me has chupado la polla mil veces.

Jimin se congeló aunque sus mejillas le ardieron y su rostro se puso rojo. La garganta se le secó y las palabras se le atascaron por unos segundos.

- Baja la voz... maldita sea – murmuró.

- Me importa una mierda – ese fue el primer indicio de que había colmado la paciencia de Jihyun.

- Nos obligaba a tocarnos.

- ¿Nos obligaba? – soltó una carcajada – Nos tocábamos porque queríamos. ¿A caso lo olvidas? Te metías a mi cama, o yo me metía a la tuya. Él no estaba presente ninguna de esas veces.

- Él nos condicionó para eso. Maldición, no es normal. ¡Hay videos de nosotros! Eso debería ser suficiente. ¡Él nos vendía! Dios santo... él sabía lo que buscaba e hizo que nosotros le diéramos lo que sus clientes querían: dos niños emparentados tocándose. Nosotros no tendríamos que haber hecho todo eso. Nunca tendría que haber sucedido. Nos manipuló, nos usó, nos enseñó a que fuéramos de esa manera porque a él le servía.

Jimin a penas tenía oxígeno, había hablado rápido y desesperado. 

El mayor negó con la cabeza. Para Jihyun no podía ser así. Lo que su padre había hecho no tenía nada que ver con lo otro, con los sentimientos que ambos compartían, con el lazo que tenían.

- Lo que él hizo es una cosa, ¿no lo ves? Incluso a pesar de saberlo yo creo en quienes somos – dijo, su voz sonando dura y rasposa – Eres mi hermano y estoy seguro de que no es una mentira o algo inventado todo lo que hemos vivido y sentido. Te quiero, y me enorgullezco de tener un lazo especial contigo que otros hermanos no tienen. Te lo he dicho miles de veces. ¿Por qué no puedes entenderlo?

- ¿Por qué no lo entiendes tú? – Jimin sonó indignado – Esto nos dañó. Esto hizo una mierda con nuestras mentes y nuestros sentimientos. ¿Crees que es sano? ¡No lo es!

- Esto es por ese maldito idiota otra vez... - Jihyun espetó con sus dientes apretados. Sus ojos se habían enrojecido por la furia – Jungkook... ese imbécil con su estúpida coartada de niño inocente te lavó el cerebro. No eras así. No éramos así, nunca peleábamos. Nunca... - su tono de voz cambió de enfurecido a marchitado y tembloroso – Te alejó de mí. Nos separó.

- Él no nos separó. Él me hizo ver las cosas de otra manera, él me hizo ver quiénes realmente me habían lavado el cerebro, y a ti también te lo han lavado.

- ¡No me lavaron el cerebro! ¡Lo que siento es real! ¡Y es mío! – alzó la voz. Jimin se mordió el labio, sintiéndose nervioso.

- Por favor... conversemos sin gritar...

- ¡No! Él se metió en medio. Y ahora... me dejaste por él.

- Yo no te dejé...

- Me abandonaste por él – insistió, sonando rencoroso – Cambiaste y te alejaste, hasta que finalmente me dejaste sin nada. Es porque no me necesitas más, ¿cierto? – una sonrisa temblorosa y sarcástica tiró de sus labios – Ahora que le tienes a él ya no me necesitas. Ahora te sientes seguro de hacer lo que quieres, de vivir tu vida, pero... ¿y qué hay de mí? – preguntó - ¿Y qué si yo aún te necesito?

- Jihyun... no te hagas esto-

- ¿Y qué si yo aún no he sanado?

Jimin se le quedó mirando, pasmado. Jihyun estaba al borde de las lágrimas, sus ojos aguados. Jimin sintió todo su pecho apretarse, algo dentro de él contrayéndose hasta sentir que desaparecía y lo perdía.

Su hermano estaba destrozado y nunca lo había notado.

- ¿Y yo qué, Jimin? – volvió a preguntar – No me queda nada si te vas. Siempre fuiste lo único que ha tenido sentido en mi vida...

- Jihyun... - el cariño envolvió su nombre – Sólo hay una forma de sanar... y es aceptando ayuda.

- Entonces ayúdame...

- No – negó, cerrando los ojos un momento, y luego volvió a mirarlo seriamente. Su hermano ya no estaba erguido en la silla, estaba casi deshecho sobre ella - Yo no soy quien debe ayudarte. Tienes que conseguir ayuda profesional... tienes que ir a un terapeuta.

- No – la respuesta fue rotunda..

- Esto te está dañando. No tenías que pasar por esas cosas...

- Cállate.

- No tenían que haberte tocado.

- Para – su voz sonó a advertencia, volviéndose severa.

- Él no tendría que haber abusado de ti.

Jihyun se levantó y la silla cayó detrás de él. Sus ojos estaban rojos, sus dientes apretados, su mandíbula tiesa y mostrando los músculos a su alrededor sobresaliendo.

- ¡No fui abusado! ¡¿Es tan difícil de entender?! – gritó. Jimin se quedó perplejo y tembló por el tono alto - ¡Tú y ese fiscal pueden meterse su puta ayuda en el culo! ¡No necesito un terapeuta! ¡Lo único que necesito es a ti! ¡Necesito a mi hermano! ¡Lo quiero de vuelta!

- Por favor... - Jimin soltó un sollozo. Su rostro se llenó de lágrimas de un momento a otro – Busca ayuda, te lo ruego.

- Te odio – masculló.

Se giró e inmediatamente tomó la silla, lanzándola contra la pared derecha. Jimin se sobresaltó por el ruido tan fuerte que produjo, haciéndole latir más rápido el corazón.

Jihyun abandonó el lugar, con el guardia reprochándole su actitud.

Jimin no pudo evitar sentirse angustiado, sentir que quería hacer algo por su hermano, pero era casi imposible, más estando encerrado allí.

Jungkook era su única esperanza, y esperaba que las cosas no se complicaran. 





* * *





Hola, gente bella.

Estos ya son los últimos caps, hay cosas que quedan ahí por resolverse antes de dar finalmente cierre a esta historia.

Espero que disfruten de lo que queda.

Nos leemos!

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