48. Ab imo péctore

Desclaimer: Este capítulo se viene largo y tenso. No lo dividí en dos, así que tiene alrededor de 6k de palabras.






* * *





Jungkook se quedó en silencio, apreciando el árbol que estaba frente suyo. Destacaba entre el resto, porque era el único Sakura que estaba allí. Sin embargo, aún carecía de flores, la época de floración aún no había comenzado, pero estaba próxima a hacerlo. Hubiera deseado poder verlo en su máximo esplendor. La floración de los árboles de cerezo siempre era un espectáculo digno de ver. Lucían los colores rosados o blancos de sus flores con orgullo, como si no pudieran contener su belleza.

- Me gusta más verlo cuando está florecido – dijo Jimin, terminando con el silencio que se había provocado cuando llegaron.

Habían viajado en tren hasta allí; una pradera rodeada por árboles y arbustos, tapizada por césped verde claro y brillante. La calma que había en ese tipo de lugares, que Jungkook había tenido el placer de conocer con Jimin en los campamentos, no era parecido a nada que hubiera visto ni sentido antes. Sentido, porque los lugares bellos podían estremecer cada uno de tus sentidos, no solamente el visual. A pesar del clima frío, el sol estaba radiante, y no había manera de no sentir su calidez cuando los rayos tocaban la superficie de su cuerpo. Jungkook respiraba el aire fresco con armonía y disfrutaba de la sensación cálida del sol en su rostro.

- Bueno, ya volveremos a verlo cuando florezca – Jungkook sonrió, mirándole. Jimin no quitó su mirada de él, y algo en sus ojos parecía como si no estuviese del todo convencido. Abrió la boca para preguntarle qué ocurría, pero fue interrumpido.

- A veces lo miro y me sorprendo – dijo de repente, desviando su mirada y observando la copa del árbol llena de hojas – Cuando lo plantamos era casi de mi estatura, era pequeño. Ahora es mucho más alto que yo, ya hace tiempo lo es. Y pienso en cuánto tiempo ha pasado desde entonces cada vez. Ahora ya son once años. Once años desde que ella ya no está físicamente conmigo. ¿Cuándo pasó tanto tiempo?

Jimin tenía sus manos dentro de sus bolsillos, y sus ojos recorrían las ramas del árbol como si estuviese grabando en su mente hasta el más mínimo recoveco de la corteza, el más mínimo ondulamiento de las hojas.

Desde el principio, siempre fue Jimin quien se preocupó por él o interesó en saber cosas de su madre y su angustia por su pérdida. Siempre había pensado que, aunque a Jimin le hubiese pasado lo mismo, diez años eran suficientes para aceptar la pérdida y seguir adelante. Tal vez su actitud frente a la muerte le había dado la falsa impresión de que lo tenía superado. Pero con el tiempo, Jimin se abrió y la tristeza que albergaba se había hecho evidente, y en ese momento, frente al árbol que llevaba el espíritu de su madre, Jimin lo observaba anhelando encontrarla en él. Tal vez deseando sentir algo de calidez y cercanía a ella al ver lo fuerte y bello que había crecido.

Ahí estaba, su Jimin. Vulnerable y sensible. Aquel que no podía contra todo, y estaba bien.

- Intento pensar en qué hice en estos once años y no puedo pensar en algo que no sea Alpha chi lambda. No recuerdo si quiera qué hacía en la escuela, ni en los primeros años de universidad porque... todo siempre fue no sólo secundario, sino hasta terciario. Lejano y poco importante comparado a Alpha chi lambda. Creo que fue la solución a mi pesar, como mi relación con Jihyun – a Jungkook le tomó desprevenido la sinceridad y la mención de su hermano en su proceso de sanación – No quería parar a ver a mi alrededor. Si corres rápidamente, aquello de lo que huyes no puede atraparte.

- Lo entiendo... - estuvo de acuerdo Jungkook – Aunque en mi caso no fueron años, cuando te conocí y comenzamos a estar juntos, comencé a meterme en el mundo de la fraternidad, y los campamentos... sentía euforia, tanta que no tenía tiempo de pensar en las razones que me volvían triste. Así que... entiendo lo mucho que te ha servido...

- Aunque luego, cuando te detienes, sigues ahí. Sigo en donde empecé.

- No creo que sigas ahí – intervino, su tono grave remarcando su seriedad – Once años no son nada. Has crecido, no sólo físicamente, sino mentalmente. Has madurado, has llegado hasta aquí y te has convertido en alguien diferente, en quien eres hoy.

- Ni si quiera sé quién soy.

Jimin caminó hacia el árbol, dejándose apañar por su sombra. Los rayos solares atravesaban los espacios que las hojas no llegaban a cubrir, y se veían hermosas y brillantes, casi transparentes si mirabas hacia el sol desde allí. Tocó la corteza, sintiendo la rugosidad en la yema de sus dedos, los surcos, las curvas. Un árbol que había crecido por once años, alimentándose de su madre, viéndose fuerte y saludable. La naturaleza era maravillosa, la única que podía hacer ver a la muerte como algo hermoso y nutrirse de ella. A diferencia de Jimin, la muerte de su madre le había hecho pudrir por dentro, o quizás no eso específicamente, sino todo lo que vino después con su pérdida. Su dedicación imparable a la fraternidad y las tradiciones de su familia. Su desespero por hacer que lo que se sentía mal en su vida tuviera sentido. Lo intentaba duramente, y aun así no entendía por qué no funcionaba.

Había logrado fingir, convencerse de que estaba en su mejor momento. ¿Cómo no lo había visto? No era como si no hubiese habido señales antes de conocer a Jungkook. ¿Cómo una persona que tenía una buena vida había terminado expulsado de su equipo de baseball por intento de homicidio? Bueno, no había intentado asesinarle, no recordaba que haya sido ese su cometido, estaba seguro de que no lo era. Sólo quería que Mingyu dejase de hablar, que las mierdas que rondaban en su cabeza cesaran. Que la voz en su mente se detuviera.

Jimin no se hacía cargo de su salud mental, no quería admitir que tenía algo que rozaba la esquizofrenia. ¿Quién querría admitir algo así? El estigma que tenían los trastornos mentales era demasiado grande, pero si llegabas al punto en el que había estado Jimin, entonces no eras sólo un pobre enfermo mental, sino que estabas loco y la gente te tendría miedo.

- Yo sé quién eres. Alguien que a pesar de encontrar piedras en su camino, supera todos los obstáculos que se le presentan. Alguien que mejora cada día más. Te estás buscando, pero lo que eres realmente ha estado allí siempre, sólo tienes que reconocerlo, y encontrarte contigo mismo. Aún no te ves, pero yo sí te veo. Por eso te amo – Jimin le miró. Jungkook estaba sonriendo. Su sonrisa y sus palabras le hacían sentir especial. Le hacía sentir como si fuera cierto lo que decía. Como si realmente le viese con tanta estima. Pero Jimin se sentía terrible. ¿Por qué le quería tanto después de todo lo que le había hecho pasar?

Quería hablar con Jungkook sin mantener su máscara por más tiempo, dejando su carne al descubierto. Pero no podía hacerlo. Un retorcijón se presentó en su estómago, como si sus entrañas estuviesen muriendo. Sus labios hicieron una mueca, una sonrisa temblorosa que había intentado que no se notara en su rostro cómo se retorcía por dentro.

- Traje cosas en mi bolso, para que comamos y pasemos la tarde aquí. ¿Te parece? – intentó que su voz sonase lo más casual y tranquila posible, pero hablar le costaba. Su garganta se contraía, apretándose y dificultando el pasaje del aire. Jungkook sonrió, sin notarlo.

- Me parece perfecto.

Jungkook revolvió el bolso y comenzó a prepararse para sentarse en el césped, sacando unas botellas de jugo y sándwiches que había en un tupper. Levantó su mirada, observando a Jimin y palmeó el lugar a su lado, esperando que se sentara también. Nuevamente, Jimin forzó una sonrisa y le acompañó.

Su pecho se hundía, y su voz cada vez era más difícil de hallar. Jungkook hablaba y parecía feliz, completamente inconsciente de lo que estaba pasando, de lo que iba a pasar.

No era así como quería que las cosas resultasen, pero si no lo hacía de esa manera, nunca iba a darle un final. Si no cortaba el problema de raíz, el árbol seguiría creciendo de alguna manera, seguiría extendiéndose, imposible de ser detenido.

Jungkook estaba contento de pasar tiempo con él, de, probablemente, estar acompañándole en su lugar especial donde se encontraba su madre. Era íntimo y era importante. Muy personal. E incluso tenía la ingenua esperanza de que volverían, porque Jungkook seguía viendo un futuro a su lado.

Pero la sonrisa que él llevaba sería borrada aquella noche, junto con todo el amor que tenía, y sería reemplazada por dolor, tristeza y desilusión.

Pero era lo que tenía que hacer. Debía terminar con lo que él había comenzado.

Toda la tarde se trató de estar tendidos sobre el césped, sintiendo las cosquillas agradables y acolchonadas de éste debajo de ellos. Jungkook se había acurrucado contra él, abrazándole de costado y acariciando su cabello. Jimin había cerrado los ojos, porque le ardían repentinamente. No era el sol sobre ellos, dando de lleno en sus rostros. Era la ansiedad, era la angustia. Jungkook no se merecía nada de todo eso. No se merecía haber quedado en medio de su mierda. Nunca se lo perdonaría, ¿cierto?

- Este lugar me recuerda a nuestro viaje en bicicleta, y cuánto nos empapamos en aquella pradera donde nos escabullimos. Recuerdo... que fue de las primeras veces que nos tocamos. Mi cuerpo estallaba de calor... - soltó una risita con sus labios apretados, en ningún momento dejó de mirarle y de peinar su cabello – Tan nuevo y tan... atemorizante.

- ¿Tenías miedo?

- Se notaba... lo experimentado que eres. Me tocabas y yo no sabía cómo iba a reaccionar mi cuerpo. De repente simplemente hacía sonidos vergonzosos. A ti parecía gustarte pero a mí me daba vergüenza – Jimin sonrió, abrió los ojos, esperando que no hubiese rastros de las lágrimas que estaba tragando.

- Lindo – dijo con su sonrisa ensanchándose. Se giró para acercarle a su cuerpo y apretarle en un abrazo afectuoso – Siempre fuiste lindo. Te amo – susurró a su oído.

- Yo te amo aún más.

- ¿Crees... que podrías amarme para siempre?

- Sí, siempre.

- No lo creo – dijo dejando escapar una risa que sonó más como un sollozo. Jungkook apretó el abrazo, riendo también, sin saber que el pecho de Jimin se estaba deshaciendo en ese instante.

- Claro que sí.

- Pase lo que pase, yo te amo. ¿Entiendes? Nunca... te haría daño. Nunca lo haré.

Jungkook se separó de él, frunciendo el ceño y esbozando una sonrisa algo torcida por la confusión. Jimin irguió su cuerpo sentándose y rodeando sus rodillas con sus brazos. Su corazón martilleaba dentro de su pecho, se sentía pesado, comprimido.

- ¿Por qué dices eso? - la sonrisa de Jungkook seguía allí, incrédula de que se tratase de algo serio, sin comprender el cambio de humor en el ambiente. La sonrisa se le borró a medida que observaba la postura tensa del mayor, sus manos frotándose nerviosamente y su respiración agitada - ¿Qué sucede? Estás pálido.

El sol ya estaba cayendo, sólo hacía falta un poco de tiempo hasta que cayera detrás del horizonte marcando la llegada de la noche.

Jimin levantó la mirada hacia el frente, y su corazón pareció detenerse por unos segundos, al igual que su respiración. Los nervios se mezclaron con la confusión dentro de Jungkook, una sensación desagradable, pero peor fue cuando siguió la mirada de Jimin para ver qué era lo que estaba mirando.

Un grupo de unas seis personas se hicieron presentes desde la arboleda que rodeaba la pradera. Jungkook entrecerró los ojos, intentando agudizar su vista e identificar quiénes eran. Cuando reconoció los rostros de los individuos, su estómago se contrajo como si un puñetazo hubiese sido enviado directo a él.

- ¿Qué- qué hacen ellos aquí?

La voz de Jungkook tembló mientras observaba a Kai acercarse con otros Alphas detrás de él. El pánico se hizo presente, haciéndole sentir aturdido.

¿Qué hacían ahí? ¿Qué estaba ocurriendo?

- Jimin – su voz se quebró. Se puso de pie y Jimin le siguió, teniéndole del brazo y apretándole fuerte.

- Cálmate. Por favor, confía en mí – ante las palabras, Jungkook giró su rostro y le dedicó una mirada llena de desespero, con lágrimas en los ojos.

- ¿Qué significa eso? – preguntó, y volvió a mirar al frente, cada vez estaban más cerca de ellos, y la forma en que caminaban y sus rostros no parecía amistosa para nada. Se sentía como una maldita presa. Lo sabía, esto no estaba bien - ¿Qué mierda hacen aquí, Jimin?

- No puedo responderlo ahora. Lo siento – Jimin volvió a tragarse las ganas de llorar, porque los Alphas no podían verle así. Se mordió fuerte el labio, e hizo fuerzas para mantener la mirada desgarradora de Jungkook – Te amo. Prometiste que siempre me acompañarías. Cumple tu promesa – a Jungkook le tembló la mandíbula, y su garganta se hizo un nudo. Sus mejillas ya estaban mojadas. Negó con la cabeza, no podía estar pasando lo que pensaba que estaba pasando.

- ¿Me trajiste aquí para esto? – un sollozo se escapó de su boca, las palabras se oían rotas. Tembló aún más cuando los Alphas llegaron a ellos.

Kai tenía una expresión dura pero un tanto divertida, una media sonrisa en sus labios lo demostraba, junto a su postura confiada y erguida. Le acompañaban Key, Onew, Baekhyun, otros dos que él no conocía, pero Jimin sí. Se trataba de Jiyong y Seungri. Y por último, estaba Sungwoon.

Cuando Jimin vio a Sungwoon apretó la mandíbula. Éste le miraba regocijándose. Sabía perfectamente lo que iba a pasar, y se veía ansioso por presenciar la miseria y tragedia ajena. Pero no la de cualquiera, sino la de ellos dos. Jimin terminando con la vida de Jungkook.

Sabía que él no era bueno, que siempre le había dado escalofríos, que cada vez sobrepasaba más límites, pero nunca pensó que siendo un simple recién iniciado hubiese entrado al círculo más íntimo de Alpha chi lambda. La venganza parecía ser todo lo que brillaba en sus ojos cuando viraban de Jimin a Jungkook.

Jungkook tenía la mente demasiado abrumada como para que le importase quiénes eran los que estaban allí, el punto era que allí estaba Kai, y Kai había estado involucrado en la muerte de Taemin y Taesun.

Eso sólo significaba una cosa.

Estaba acabado.

Lloró más fuerte.

- No llores, Kookie. Al menos ten la decencia de aceptar lo que hiciste. Creer que podías ir contra Alpha chi lambda fue demasiado osado y estúpido de tu parte. Tómalo como una enseñanza que nunca olvidarás, aunque no estarás vivo para recordarlo – ante las palabras de Kai, el corazón de Jungkook bombeó más fuerte – Suerte la de nosotros que no lo lograste y recuperamos las memorias y los discos duros que tú nos robaste descaradamente.

- ¿Ji-min...? – intentó buscar una respuesta - ¿Me las pediste para... devolvérselas?

- Qué triste, ¿cierto? Era lo menos que él podía hacer por nosotros. Jimin es un traidor al igual que tú, pero con suerte, cuando termine contigo él quedará libre de faltas – la mirada de Kai demostraba que disfrutaba eso, miró a Jimin y sonrió, realmente esperando que se sintiera miserable y culpable por haberles traicionado y pensado que podría salirse con la suya.

Por otro lado, a Jungkook le hizo ruido la frase "Cuando termine contigo", sintió que el estómago le daba un vuelco. Todo parecía ir demasiado rápido.

Repentinamente él fue tomado del brazo y arrastrado, Jimin igual.

- Puedo caminar solo – Jimin se soltó y caminó, manteniendo su mandíbula dura y una mirada fría. Jungkook seguía llorando, balbuceando lamentos y súplicas.

- ¿Me... me violarán y me m-matarán? – preguntó tartamudeando, su lengua estaba rígida, al igual que todo su cuerpo.

- ¿Y luego te tiraremos a un lago? – la pregunta de Key fue seguida de una carcajada que le fue abrumadora. Los demás rieron con él.

- Ya es tarde para eso – intervino Kai respondiendo a la pregunta inicial, mientras seguía a Jimin por detrás, de cerca, asegurándose que ambos caminasen hacia los autos que les esperaban más adelante sobre la ruta que atravesaba los bosques de la zona – Si no te hubieras creído tan especial, no estarías en esta situación – soltó un bufido, apoyando su mano en el hombro de Jungkook y caminando con él. Key le sostenía del brazo, no tenía manera de escapar ni de hacer ningún movimiento. Tampoco quería intentarlo, no tenía sentido - Crees que eres superior a nosotros, ¿eh? Por llegar virgen a los dieciocho años – soltó una risa burlesca – Eso es lo que te trajo aquí. No eres más que un conjunto de carne y huesos, igual que nosotros, pero te creíste mejor. Es estúpida esa mentalidad que tienen los cristianos, como si su cuerpo tuviese algún valor por no tener sexo. Se creen puros – gruñó, apretando el hombro de Jungkook con fuerza – Yo les quitaré la pureza a patadas.

Jungkook no tenía palabras, tampoco había algo que le pareciese sensato expresar. ¿Qué cambiaría?

A medida que iba viendo más cerca las tres camionetas que les esperaban, más se daba cuenta que lo que estaba pasando no iba a detenerse. Era real y no había forma de escapar. Le estaban secuestrando, le estaban metiendo en un auto y se lo llevarían a donde fuese que planeaban asesinarle.

Se había terminado. Todo estaba terminado.

Si tan solo hubiera escuchado a Yoongi. Si tan solo se hubiera quedado fuera de todo. Si tan solo no se hubiera quedado con la esperanza de... salvar a Jimin.

Dentro del auto se pegó contra la puerta que habían cerrado de un golpe. Se hizo pequeño en el asiento, temblando. Estaba en el asiento trasero de una de las camionetas, una que conducía Kai y de copiloto le acompañaba Key. El resto de los Alphas les seguían en el recorrido en las otras dos camionetas.

Sintió una mano tocándole la suya. Inmediatamente la alejó, como si la piel ajena le hubiese quemado. Era Jimin, pero él no quería mirarle. Mierda que no quería. No podía expresar ni con su llanto cuán destrozado tenía el corazón. ¿Le había entregado? ¿Él iba a ser el encargado de... asesinarle?

Un escalofrío logró ponerle la piel de gallina. ¿Por qué había resultado así? Él en serio le amaba. Él en serio había querido salvarle.

La mano le tocó nuevamente, esta vez pellizcándole el muslo.

Jungkook tuvo que esforzarse para mirarle. Lo que quería era alejarse y dedicarle una mirada reprobatoria. Le quería lejos.

Cuando miró a Jimin y finalmente hicieron contacto visual en lo que había parecido una eternidad, el mayor le miró con una expresión que no supo descifrar. Su mirada parecía querer decir algo, su mandíbula se apretaba y sus ojos se abrieron un poco más.

Jungkook entreabrió su boca, tentado a preguntar qué quería decir. Pero su instinto le dijo que no lo hiciera. Cerró su boca nuevamente y luego de que Jimin permaneciera unos segundos más con sus ojos en él, volvió a mirar hacia delante. No entendía qué quería, así que llevó su mirada hacia la ventana.

No le quedaba nada más. Su padre y Yoongi probablemente nunca sabrían qué le habría ocurrido. ¿Cómo le matarían? ¿Sería doloroso? Probablemente sí, aunque no había dolor físico que superase el dolor que tenía en su interior en ese momento. No era simple traición, era el engaño lo que lo hacía más doloroso. Jimin no lucía nada sorprendido cuando los Alphas llegaron, porque claramente había estado planeado. Sabía que estarían allí e irían a buscarles.

Si se había quedado en el matadero había sido por cuenta propia, pero no esperaba que la persona que le amaba le llevase allí deliberadamente, jugando con sus sentimientos. Jimin le había hecho creer que estaban pasando un momento especial, pero todo había sido armado. Dolía como la mierda.

¿Dónde iban? ¿Le llevarían tan lejos para que no pudiesen encontrarle? ¿Dónde dejarían su cuerpo? Se preguntaba si su cuerpo sería desaparecido, si alguien lo encontraría y podrían hacerle un funeral. Se preguntaba si alguien sabría algún día qué le había sucedido, que había sido cruelmente engañado y asesinado. ¿Fingirían que había sido un accidente o un suicidio? No quería morir y que todos pensasen que sólo había sido una tragedia más. Quería que supiesen la verdad, que luchasen por él y por los demás que habían tenido el mismo fin horrible.

Quizás... ¿Filmarían un video de ello? Tal vez algún día esa información saldría a la luz. Tal vez algún día alguien volvería a tener esas memorias en su poder y revelar las atrocidades que habían cometido en nombre de la fraternidad. Deseaba, que, si había algún video de su muerte, lo descubrieran e hicieran justicia. Ya no tenía esperanzas. No tenía esperanzas de que su destino fuese otro. No. Le estaba, llevando a un lugar para asesinarle, eso era todo.

Se sintió el doble de engañado al recordar que estúpidamente había confiado en Jimin, dándole las memorias, devolviendo la evidencia a aquellos monstruos. Él era un estúpido.

Jungkook jadeó. Toda su mente paró en seco, y su respiración igual.

"Hiciste las copias, ¿cierto?"

La voz de Jimin retumbó en sus recuerdos.

"No las necesito. Es para que las tengas tú, por si acaso, no pueden existir sólo los archivos originales".

Giró su rostro, mirando a Jimin.

Tenía copias. Jungkook había dejado las copias de los archivos en la casa de Yoongi. ¿Por qué Jimin le pediría que hiciera copias? ¿Por qué querría que alguien más siguiera en poder de la evidencia si quería asegurarse de que esos archivos nunca vieran la luz del día de nuevo?

La camioneta se detuvo. Miró a Jimin bajar del auto ante el pedido de Kai. Estaban en Las Cabañas. ¿Cómo no lo había supuesto?

Vio a Jimin bajar del auto y caminar fuera, alejándose en dirección a la gran cabaña, encontrándose con Jackson. Cada vez era más real, la idea de Jimin entregándole a la fraternidad, el hecho de que su muerte había sido planificada. El hecho de que se suponía que Jungkook debía estar allí esa noche. Pensó que había sido feliz esa tarde. Bueno, lo había sido. Ingenuamente y mortalmente feliz. 

Jimin caminó en dirección a Jackson. La noche había caído sobre ellos y Las Cabañas se veía iluminado por luces de colores y cálidas, sobre letreros y rodeando los árboles. 

Llegó finalmente a Jackson y no esperó más a hablar.

- Ya está aquí – anunció al líder.

- Bien hecho, Jimin – dijo sin dar ninguna expresión, pero su voz delató que estaba complacido por su obediencia. Jimin miró hacia su alrededor, apreciando la vista de todo lo que había sido parte de su vida por años. Campamentos, entrenamiento, juegos, risas, historias infinitas. Y también, excitación, ansiedad, adrenalina, y entumecimiento. Locura.

- Se siente bien volver – dijo, esperando que su tono no fuese demasiado frío y pareciese entusiasmado – No quiero volver a dudar de mis prioridades.

- Me alegra que lo tengas claro – Jackson asintió, mostrándose comprensivo y de acuerdo con su reflexión – Todo mejorará a partir de ahora. Esto nunca tendría que haber sucedido, pero supongo que incluso tú podías ser engañado, persuadido. Lo bueno es que Jungkook ya no se interpondrá entre la familia, volveremos a estar unidos.

- Sí... - afirmó, manteniendo su mirada sobre los ojos de Jackson, ojos que buscaban encarcelarle, que dijera lo que quería escuchar de sus labios – Él fue mi error, y por eso lo compensaré.

- Es lo correcto, hermano. Todo volverá a ser como antes después de esto. Sin secretos entre nosotros.

Jimin asintió con la cabeza.

Sin secretos. Excepto aquellos que incluían documentación ilícita, videos grabados sin consentimiento, sobre violaciones y asesinatos.

Sí, todo acabaría. Pero estaba seguro que, a diferencia de como Jackson lo veía, nada volvería a ser como antes.

Cuando Jimin volvió a subir al auto, Jungkook se estremeció. Seguía pegado al asiento y contra la puerta de su lado. Miró en su dirección. A penas Jimin se había acomodado en el asiento, tomó su celular y tipeó algo. No llegó a ver qué hacía, pero parecía haber escrito un mensaje. Terminó al bloquear su celular y guardarlo en su bolsillo.

El auto se puso en marcha y su estómago se endureció aún más. Se sentía fatigado, adolorido, como si cada célula de su cuerpo estuviese enfermando. Deseaba poder morir de un paro cardíaco, súbitamente, allí en el auto y evitar la muerte dolorosa que le esperaba. 

Jimin se removió y eso llamó su atención. Tenía su celular en mano, el cual estaba vibrando con una llamada. Pudo leer el nombre de Jihyun en la pantalla. No aceptó la llamada, en cambio la cortó inmediatamente. Volvió a escribir algo para luego volver a guardar su celular. ¿Era con él con quien se enviaba mensajes? ¿Jihyun también estaba detrás de todo eso? Bueno, no le sorprendía. Jihyun le odiaba.

El viaje parecía haber durado años. Francamente, Jungkook no tenía idea de cuánto tiempo había pasado, pero había sido el suficiente como para hacerle sufrir aún más. 

Las camionetas llegaron a su destino. Un lugar descampado tapizado por pastizales y rodeado por el bosque, donde se veían las estrellas y la luna en el cielo oscuro. Y la gran casa abandonada en medio le hizo darse cuenta dónde estaban. Era el mismo lugar donde había ocurrido su ritual de iniciación.

El conductor y su acompañante se bajaron del auto para abrir las puertas traseras y obligarle a bajar tironeando de su brazo. Seguían hablando entre ellos, despreocupados, como si no estuviesen a punto de quitarle la vida a alguien inocente.

Le llevaron a rastras dentro de la casa. Su corazón volvió a apretarse, empujando la angustia y el miedo hasta que se expresó en lágrimas corriendo por sus mejillas una vez más. Jimin fue llevado a su lado también, y antes de ser separados en habitaciones diferentes, Jimin le habló claro.

- Espero encontrarte de nuevo, en mi próxima vida. Y espero que puedas perdonarme.

Los ojos de Jimin se veían lamentosos, y eso había sido peor que cualquier otra cosa. Esperaba frialdad, esperaba una voz robótica, esperaba desdén. Pero verle así, siendo como él bien le conocía, le había roto de mil maneras.

Le encerraron en una habitación, Kai cerró la puerta con llave, y un nudo lleno de pánico apretó la garganta del menor. Le vio abrir un baúl lleno de togas negras, tomó una y se la aventó.

- Desvístete.

Su voz autoritaria le dio escalofríos. El recuerdo de él desvistiéndose bajo la intensa mirada de Jackson volvió a él y sintió nuevamente esa comodidad y confusión. Sólo que ahora las cosas eran más claras que el agua.

Lo hizo, de lo contrario estaba seguro que Kai se encargaría de quitarle la ropa él mismo.

Se apresuró a colocarse la toga una vez que abandonó todas sus prendas, evitando que Kai le mirase por más tiempo del necesario. Una vez estuvo listo, nuevamente fue arrastrado, empujado fuera de la habitación y direccionado hacia la parte trasera de la casa, hacia el exterior. Vio una fogata que apenas estaba comenzando a alzar sus llamas. Era igual a su iniciación, sólo que sin tantas personas. Kai desapareció, quedando él a cargo de alguien más que tenía ya su toga puesta, y por consecuencia, su rostro no se veía.

- ¿Qué se siente saber que la persona que amas va a acabar con tu vida hoy? – preguntó. La voz llena de satisfacción y disfrute de Sungwoon le erizó el bello de la nuca. No respondió, y aunque hubiera querido hacerlo no habría podido hallar su voz – Una vez que desaparezcas, Jimin será mío – el chico se acercó a él y le susurró a la oreja – Voy a follármelo hasta el hartazgo.

Le tembló todo el cuerpo con un estremecimiento, el aliento caliente de Sungwoon en su oreja había sido escalofriante y asqueroso, en conjunto con sus palabras.

Frente a ellos, a varios metros de distancia, un grupo de unos pocos Alphas tapados por sus togas buscaban avivar el fuego, lanzando más leña al fogón. El calor se esparcía por el lugar, y el humo subía directamente en dirección al cielo y se perdía en el aire conforme se alejaba de su origen.

Había poco más de diez Alphas, incluyéndole a él y Jimin, a quien no había logrado identificar de momento. Todos a su alrededor tenían puestas sus togas y sus rostros yacían cubiertos.

Mientras algunos se encargaban de que el fuego fuese lo suficientemente estable como para mantenerse durante lo que creía, sería la ceremonia para su muerte, otros preparaban un círculo carente de césped, donde sólo había tierra y que comenzaba a ser decorado por velas, incensarios, restos de esqueletos de animales muertos, plantas y cristales de rocas preciosas.

Se tomaron su tiempo para preparar todo, hasta que finalmente Jackson apareció. A pesar de que estaba cubierto de pies a cabeza, aquella máscara con plumas negras que le hacían recordar a la cabeza de un cuervo, era inconfundible y sólo el líder era quien la utilizaba en los rituales. Y con aquella presencia intimidante, se acercó al círculo. La fogata estaba detrás de él, y la sombra provocada por las llamas a sus espaldas se proyectaba sobre el círculo haciéndola ver como si se tratase de una criatura demoníaca. Jackson levantó sus manos, en una señal que hizo que Sungwoon apretara el brazo de Jungkook y le llevara con él hacia donde el líder se encontraba.

Sungwoon dejó a Jungkook en medio del círculo y frente a Jackson. Jungkook sintio manos sobre él. Éstas tironearon del nudo de su toga que evitaba que su cuerpo se viera, y jalándola se la quitaron por completo. Él intentó resistirse, sujetándose a la tela, pero fue arrancada de sus manos, dejándole a la intemperie, con la piel en contacto al aire frío de la noche. La calidez de la fogata no era suficiente, o quizás era por el miedo que se sentía tan frío y estaba temblando.

Tapó su entrepierna con sus manos, como si eso pudiese salvar algo de su dignidad en ese momento. Era absurdo, pero fue el reflejo por su sentido de supervivencia de protegerse.

Una mano le tomó del dorso del cuello y le empujó hacia abajo.

- Arrodíllate – le ordenaron, era la fría voz de Kai.

Le inmovilizaron sosteniéndole del cabello mientras sentía algo frío sobre la piel de su espalda. Cuando quiso mirar se dio cuenta que era pintura, desconocía su origen, pero estaban escribiendo símbolos sobre su cuerpo.

Los minutos transcurrieron mientras Jackson leía párrafos de su libro, el cual siempre leía en los rituales. Hablaba de la tierra, del aire, del fuego y del agua. De la naturaleza, de la energía y el espíritu. Hablaba del poder del todo, del poder de Tamon. Hablaba de la luna y del sol. Habló del castigo, habló de la traición, habló de la ruptura de la unidad y la lealtad.

- Juraste lealtad a Alpha chi lambda y a Tamon. Rompiste con el contrato que empezaste el día de tu iniciación. Rompiste con nuestro lazo. Tu responsabilidad es ahora aceptar este sacrificio por poner en tela de juicio a la familia que te acogió.

- Por favor...– se las arregló para suplicar sus últimas palabras, encogido de hombros, arrodillado y con sus manos intentando tapar su desnudez – Juro que no iré con la policía. Juro que desapareceré y no diré nada de todo esto, pero por favor-

- Los traidores no tienen derecho a pedir misericordia. Tamon no es como Dios. Esto es karma, acepta las consecuencias de tus acciones, Jungkook.

Fue jalado del cabello para que dejase de suplicar y mirar a Jackson, en cambio le giraron el rostro hacia un lado y su corazón y estómago terminaron por caer cuando Jimin apareció en la escena. Tenía su toga negra puesta y su capucha, tapando parte de su rostro, pero debido al fuego Jungkook logró ver el brillo de sus ojos, dirigidos directamente a él.

Jimin entró al círculo y también se arrodilló, permaneciendo del lado izquierdo de su líder mientras que Jungkook estaba del lado derecho, ambos enfrentándose, manteniendo una distancia de aproximadamente dos metros.

Mientras Jackson continuaba hablando, ahora incluyendo las palabras sacrificio y sangre en su discurso, alguien más se posicionaba de pie al lado de Jungkook. Él levantó la mirada, para observar a Kai sacando de una pequeña caja un cuchillo; una daga con mango negro y una hoja tan afilada que al verla Jungkook tuvo que tragar duro. Le sujetó de su muñeca, posicionando su palma hacia arriba. Incluso aunque quiso resistirse, la fuerza era mayor a la que él podía ejercer. Su mano tembló, y cuando la hoja de la daga fue empujada contra su piel, sintió el escozor y la punzada de dolor de su carne abriéndose.

Apretó los dientes y soltó un quejido adolorido, casi un grito gutural pero que intento reprimir apretando su abdomen. Se dobló hacia delante, buscando aguantar el dolor y tener el aire suficiente para no desmayarse. Su mano fue mantenida en el aire, mientras la sangre goteaba abundante, cayendo por sus dedos hasta mojar la tierra y acumularse en un charco.

- La sangre del traidor ha sido ofrecida – se oyó la voz de Jackson por encima del sonido de la brisa nocturna y el sonido del fuego tras él.

Toda la mano de Jungkook estaba cubierta de sangre y ardía tanto que la había dejado inmóvil, sus dedos entumecidos por el dolor. Su estómago dolía, mezclado con una sensación nauseabunda. La sangre y la sensación de la carne de su mano abierta al rojo vivo le hacía sentirse débil y enfermo.

- Jimin – la voz de Jackson llamó el nombre de su novio - Te concedemos la oportunidad de redimirte y demostrar tu lealtad a la fraternidad mediante este sacrificio, esperando que con él puedas retomar tu camino con los hermanos que han perdido la confianza en ti. Te entregarás cada día como muestra de tu interés en restaurar el lazo que tú mismo rompiste y no temblará tu mano al acabar con la vida de quien nos ha traicionado. Y tú no volverás a traicionar a tus hermanos.

Jungkook miró a Jimin a los ojos, esta vez decidido a querer encontrar clemencia en él. Sus lágrimas habían dejado de caer, tal vez por el pánico que le había dejado completamente rígido, como si no pudiese hacer más que mantenerse quieto y mirar a quien había jurado amarle, quien estaba a segundos de matarle.

Pero el rostro de Jimin estaba estoico, no mostraba una pizca de preocupación o dolor, sin embargo, notó su respiración agitada, intentaba profundizarla, pero parecía no ser suficiente.

- ¿Lo juras? – Jackson preguntó.

- Ab imo péctore.

Tras esa respuesta confusa las cejas de Jungkook se juntaron, su cuerpo tembló de miedo y confusión, esperando que Jimin no siguiera con eso. Pero la fina daga fue extendida hacia él y la tomó en su mano sin bacilar. El corazón comenzó a acelerarse aún más, haciéndole doler el pecho, la sangre se estaba disparando dentro de su cuerpo hacia su cabeza, el calor alzándose como las llamas de la fogata, las lágrimas ahora juntándose en sus ojos otra vez. No podía ser cierto. No podía estar pasando. Jimin se mordió el labio, bajando la mirada hacia la sangre que estaba en el suelo, y luego volvió a mirar a sus ojos. Inspiró fuerte y cerró los ojos por un segundo, sus cejas se fruncieron, y sus labios se movieron, murmurando algo.

Jimin rezó. Jimin pidió al cielo, a quien fuese, que todo se detuviera en ese momento. Suplicó que llegasen a tiempo.

Abrió sus ojos, comenzó a sentirse nervioso porque el silencio se había vuelto pesado, las miradas estaban sobre él esperando a que hiciera un movimiento. Kai le miró con molestia, y tomó a Jungkook del cabello para tirar su cabeza hacia atrás y exponer su cuello.

- Vamos, no tenemos todo el día.

Tenían que llegar. Debían llegar a tiempo o estarían acabados.

Mordió su labio más fuerte, y se puso de pie lentamente, sintiendo que sus piernas estaban tiesas y débiles, imposibles de articular sus rodillas. Apretó el mango de la daga con su mano fuertemente mientras temblaba. Dirigió la punta hacia Jungkook. Él tenía los ojos fuertemente cerrados y estaba llorando, sollozando, pero ya no decía nada, no suplicaba.

¿Había aceptado esto? ¿Cómo podía pensar que sería capaz de hacerle esto?

Jimin inspiró, suplicando al cielo y el infierno que las cosas salieran como él lo había planeado.

Y entonces, unas luces comenzaron a brillar detrás de los árboles, brotando del bosque. Luces rojas y azules que llamaron la atención de todos los presentes.

Automáticamente, Kai soltó a Jungkook y miró hacia donde provenían los colores.

- ¿Qué... mierda...? – la confusión se oyó en su voz, mientras permanecía de pie como si no lograse reaccionar a lo que estaba ocurriendo.

Jimin abrió sus ojos grandes, observando las luces y luego miró a Jackson, quien se quitó la máscara inmediatamente.

- ¿Qué es eso? ¿Qué mierda son esas luces?

- La policía – Respondió Jimin.

Jackson giró su rostro para mirarle, y su rostro se enrojeció de furia cuando vio que una pequeña sonrisa se deslizaba por los labios de Jimin.

- Jackson, ¿Sabes cuál es el castigo que obtienen los traidores?

Todo pasó demasiado rápido.

Jimin no soltó la daga en ningún momento, en cambio, la sujetó con fuerza y esperó. Mientras los Alphas comenzaban a dividirse y querer escapar desordenadamente, un gran grupo de agentes de policía armados llegaron al lugar, corriendo entre los pastizales y exigiendo que pusieran sus manos en alto donde pudieran verlas. Apuntaron sus pistolas a ellos, y algunos de los que habían salido corriendo fueron perseguidos, no les dejarían escapar fácilmente, pronto los atraparían también.

- ¡Suelta ese cuchillo y pon tus manos arriba! – gritó un oficial. Jimin dejó caer la daga y levantó sus manos.

Sin perder un segundo, los oficiales se acercaron a cada uno de los Alphas y los inmovilizaron, colocando sus manos detrás de sus espaldas y esposándolos.

Jungkook se quedó en el suelo, aún cubriéndose y mirando a su alrededor sin comprender nada de lo que estaba ocurriendo.

¿Cómo era posible? ¿Cómo había llegado la policía allí?

Se volteó, buscando a Jimin con su mirada. Vio cómo le esposaban y cómo le obligaban a caminar mientras le decían que tenía derecho a guardar silencio y que cualquier cosa que dijese podía ser utilizado en su contra.

Jungkook observó estupefacto la escena, sintiendo que era surrealista.

Jimin caminó, y cuando levantó su rostro ambos se miraron. Le dedicó una sonrisa, pero parecía dolorosa. Sus labios se movieron, y Jungkook los leyó como un "Lo siento".

Se sentía perdido, desconcertado, su mente siendo un completo desorden en ese momento. No supo en qué instante habían cubierto su cuerpo con una manta y le habían llevado a sentarse en el asiento trasero de una patrulla de policía.

El auto arrancó y tomó camino por la carretera.



* * * 

Hola, gente bella ✨

No me odien por haber jugado con sus mentes y sus sentimientos (?

No sé si siguieron leyendo por masoquistas, o porque se aferraron a la esperanza de que al anunciar la muerte de Jungkook en el prólogo, difícilmente iba a terminar de esa manera. Es decir, si hubiera sucedido así realmente, nunca hubiera metido terrible spoiler a penas empezada la historia. 

Quienes me hayan leído en otras historias, sabrán cómo escribo, pero en esta historia en particular quise agregar suspenso, y que sea más tipo psicológico, además de angst. En ocasiones fantaseando con el terror. Escribo por diversión y tenía ganas de hacer algo así. 

Estoy más que agradecida por quienes se quedaron leyendo y no abandonaron la lectura, sé que pinté todo como que iba a haber final trágico así que les felicito por quedarse. 

A partir de ahora se van a aclarar varias cosas y creo yo que se viene interesante la cosa. Pero por suerte ya pasamos de esto!

Gracias por sus votos y sus comentarios. Espero que les haya gustado el capítulo a pesar de todo 💜

Nos leemos.

pd: Ab imo péctore significa "Desde el fondo de mi pecho".

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