47. El principio del fin



Jimin subió al bus que le llevaba hacia el centro de Seúl, no era tan lejos de su casa. Tomó asiento cerca de una de las puertas y se dispuso a mirar hacia el exterior a través de la ventana.

Todas las semanas hacía lo mismo, si tenía suerte.

Él y Jungkook habían tomado la costumbre de verse en habitaciones de hoteles baratos. Las habitaciones eran buenas por ser que tenían un precio económico, y no les quedaba otra alternativa ya que no tenían otro sitio donde tener intimidad. Porque Jungkook no volvería a la casa.

El primer mes separados había sido extraño. La tensión entre ambos seguía existiendo, por las cosas que jamás hablaban. Callaban más de la cuenta, y eso hacía que la relación de ambos se sintiese rota. Algo lo había roto. La confianza tenía una ubicación dudosa, que a ambos les hacía preguntarse cómo seguían de pie. La cosa era, que ninguno estaba dispuesto a soltar al otro.

Pero Jimin no podía hablar con Jungkook por más que la lengua le quemase y la garganta le ardiera por las palabras ocultadas. La vida de Jimin estaba en juego, lo que sucedería, probablemente luego de aquel día, determinaría si vivía o moría. Era mejor que Jungkook pensase que las cosas se habían congelado, que no había piezas girándose y buscando encastrarse. Le había mantenido así por esos meses.

Cuando Jackson insinuó lo que tenía que hacer, supo que todo era real. A pesar de que Jungkook había sido explícito con la información que las memorias contenían y luego de su brote de psicosis había recordado el castigo que los traidores de la fraternidad recibían, él no sabía quiénes eran los que estaban metidos hasta el cuello en todo eso.

Jackson tenía las memorias, pero podría haber sido simplemente un cómplice pasivo. No obstante, confirmó no serlo. Se había encargado de dejarle claro que debía evitar que las memorias llegasen a la policía, y que si era necesario acabar con Jungkook entonces debían hacerlo. Le había dicho lo que tenía que hacer, porque era él o Jungkook. Si Jimin se negaba a cumplir esa tarea, él seguiría siendo el traidor principal, y la traición merecía la muerte.

Si asesinaba a Jungkook, él se salvaba.

¿Cómo no había logrado notar antes todo lo que ocurría tras bambalinas? Lo habían hecho demasiado bien. Habían construido su mente a su antojo. Tanto, que Jackson sabía que la lealtad de Jimin era tan grande como su culpa, y que eso podía llevarle a asesinar a la persona que amaba.

Además de Jackson, ¿quiénes más estaban involucrados? Era curioso, porque en algún punto él y Jihyun fueron dejados fuera de los asuntos más oscuros de su padre. No habían sabido absolutamente nada, y mientras vivían dedicando su tiempo a una causa que creían noble, Jackson, Kai, y vaya a saber quiénes más, habían estado asesinando gente deliberadamente y encubriendo sus muertes.

Y todo lo que habían hecho por años y él no sabía, estaba contenido en aquellas memorias y discos duros que finalmente habían caído en su poder

La última vez que había visto a Jungkook se había encargado de pedírselos.

- No sé si es una buena idea... - había dicho el más chico, tomando automáticamente un comportamiento temeroso – No te hará bien verlo. No te hizo bien escucharlo.

- Estoy medicado ahora, no sucederá lo mismo. Lo necesito – tomó la mano de Jungkook entre las suyas y la acarició – Desde que entré al hospital he estado pensando mucho. Necesito ver los archivos con mis propios ojos. Necesito ver qué hay detrás de todo lo que me han ocultado. No quiero seguir viviendo sin saber, preguntándome por qué toda mi vida ha sido una locura. La razón de mis pesadillas y alucinaciones está ahí. Pensaba que no tenían sentido, pero al final sí lo tenían. Yo no estoy loco, Jungkook, no nací fallado...

- Tampoco lo estás ahora... - se acercó apoyando su frente contra la contraria – No estás fallado, y no, no estás loco. Me gustaría... - la voz se le contrajo incluso antes de poder expresar lo que quería decir – que no hubieras tenido que sufrir así de pequeño, y tampoco ahora.

Jungkook no sabía cuál era la causa de su trauma, pero sí le había hablado en numerosas ocasiones que sus problemas con las pesadillas y la ansiedad habían comenzado desde muy pequeño. También sabía, al final, que había tenido relaciones sexuales por primera vez a los trece años de edad, con su hermano, en presencia de otras personas de su familia. Jungkook suponía que sus problemas se debían a su contexto familiar; la muerte de su madre y ser criado en un ambiente donde tener sexo desde temprana edad era visto como algo normal y que, por sobre todo, los problemas o aflicciones eran solucionados por medio de prácticas sexuales en grupo.

Jimin no lograba recordar cómo se sentía exactamente el día de su iniciación, sólo los nervios de saber que finalmente pasaría por ello para ser un Alpha. Pero, ¿había sido traumático en algún punto? Que hubiera sido con Jihyun no le había afectado -al menos no de forma directa-, de hecho, lo había agradecido. Agradecía no haber tenido que hacerlo con alguien tan mayor como su hermano había tenido que hacerlo.

Mientras miraba hacia las calles mojadas y grises por la lluvia, y el sutil vaivén del bus jugaba con querer hacerle entrar en trance, se recordaba por qué estaba yendo a ver a Jungkook ese día y que debía mantenerse enfocado. Había logrado obtener las memorias. Ahora, si todo salía como esperaba, sería capaz de finalmente convencerle de ir a Las Cabañas con él.

Y todo llegaría a su final.

Había estado abriéndose a Jungkook últimamente, mostrándose vulnerable y necesitado de que alguien escuchase sus inquietudes. Se sentía mal al saber que lo hacía con la intención de que Jungkook se apegara más a él, aunque no era del todo mentira. Él necesitaba hablar, necesitaba que alguien le escuchase.

Cuando recibió las memorias, Jungkook se las había dado porque era lo que Jimin merecía. Merecía saber toda la verdad vista por medio de sus propios ojos. Era su vida, era su familia, era él quien estaba en esos archivos ilícitos. Merecía hacerse cargo él mismo de su realidad y tomar una decisión.

- Luego de verlo, tomaré una decisión. Quizás es lo que necesito para alejarme de aquí.

Jimin sabía que eso era lo que Jungkook quería escuchar. Quería que se alejase de su familia, que se liberase de una vez por todas para que pudiera estar sano.

Luego de ver el contenido de las memorias había tenido pesadillas. Había estado tomando su medicación, pero las palpitaciones se habían manifestado, provocándole un ataque de pánico que por suerte pudo controlar estando en el interior de su habitación. Ver los videos había vuelto todo aún más real, toda la mierda. La mierda que le habían metido en la cabeza, y se había apoderado de su sistema.

No logró ver por completo los videos de asesinatos. Suficiente se le hizo con ver algunas palizas, pero no pudo seguir mirando. Después de todo, sabía cómo acabarían. La sangre se le había helado al encontrar los videos con los nombres de sus ex compañeros, Taemin y Taesun. Jungkook le había dicho que allí estaban, por lo que había colocado sus nombres en el buscador. No quiso mirar ni un segundo, el hecho de que existiesen esos videos ya comprobaba los hechos que había ignorado, aunque seguíasin poder creerlo. La culpa le carcomía por no haber escuchado a Taemin, por no haberle ayudado a tiempo. No podría sacarse eso de su cabeza ni aunque muriese.

Luego buscó el nombre de Jihyun, y su estómago se contrajo. No le había interesado encontrarse a sí mismo en infinidad de videos con los iniciados. Videos de él follando con distintas personas. Las cámaras siempre se situaban en alguna esquina de la habitación, probablemente camufladas entre libros o adornos. Nunca lo podría haber sabido.

Pero ver los videos de Jihyun, le había hecho encontrarse con aquellos secretos que su padre le había dicho que Jihyun guardaba. Algo en su pecho se había sentido como si se le despedazara.

Antes de cumplir los diez años y ser iniciado, Jihyun ya había tenido encuentros sexuales con adultos. En esos casos, la cámara estaba lo suficientemente cerca, sostenida por algún miembro del grupo, y Jihyun probablemente sabía de su existencia, pero era demasiado pequeño para recordarlo. Y probablemente, mientras los adultos le tocaban, la cámara era su menor preocupación.

Jihyun nunca le había dicho lo que hacía en las reuniones de trabajo de su padre. Nunca había hablado más que de su iniciación. Además, parecía frío cada vez que hablaba de ello. Lucía como si no le importara, e incluso luego de que Jimin le contase lo que había provocado su brote psicótico y la razón de la llamada de Jungkook el día que fue internado, Jihyun sólo parecía preocupado por su salud mental y física -luego de su intento de suicidio- más que por enterarse de que su padre y otros Alphas eran asesinos y abusadores. Sí, se había sorprendido, pero era como si le fuese ajeno, cuando en realidad les habían mentido. No parecía ser realmente consciente de la gravedad del asunto. No le importaba demasiado. O al menos eso parecía. Siempre era lo mismo, poco sabía sobre lo que su hermano sentía.

Desde hacía meses, desde que él había dejado las prácticas sexuales con los iniciados, Jihyun había tomado su lugar, y seguía haciéndolo. Incluso luego de tantos años, de una gran porción de su vida relacionándose sexualmente con personas, parecía desinteresado en todo. Desinteresado en tener una relación estable, o al menos en sentir algo por otras personas. Si lo pensaba profundamente, cada vez tenía más inquietudes sobre su hermano, y no sabía qué hacer al respecto. A veces, era como si Jihyun no tuviese emociones, a menos que se tratase de él.

Las emociones que más solía ver en su hermano eran enojo y molestia. Se enojaba con facilidad, parecía como si pudiese empezar una pelea en cualquier momento si le molestaba que alguien respirase cerca de él. Tal vez, esa respuesta combativa y defensiva, se debía a sus vivencias de cuando era niño.

- Gracias – había dicho Jimin cuando Jungkook le cedió las memorias en otro de sus encuentros. Jimin observó en sus propias manos los objetos. - ¿Hiciste las copias, cierto?

- Sí, lo hice. Están en mi computadora...

- Bien.

- Sigo sin saber por qué necesitas las copias.

- No las necesito. Es para que las tengas tú, por si acaso, no pueden existir sólo los archivos originales.

No era mentira, pero era básicamente porque los archivos originales irían a parar nuevamente a las manos de Jackson, y por razones obvias, no volverían a ser guardadas en su despacho, no volvería a arriesgarse a que alguien pudiese encontrarlas de nuevo.

El bus se detuvo, llegando a la terminal. Jimin parpadeó, mirando a su alrededor y dándose cuenta que se distrajo divagando en su mente y que se había pasado de la parada donde tendría que haberse bajado. Llevó sus manos a su cabello, despeinándolo a la vez que soltaba una exhalación ofuscada. Se puso de pie, tomando consigo su bolso, procurando no olvidarla teniendo en cuenta lo distraído que se encontraba.

No estaba demasiado lejos de todos modos, sólo tenía que caminar algunas cuadras extras, pero no dejaba de parecerle irritante. Se mentalizó en que vería a Jungkook y eso debería arreglar su humor, aunque al recordar cómo las cosas iban a terminar se le hundía el estómago con amargura y el pecho le rebalsaba de angustia.

Cuando llegó al hotel pidió el número de la habitación que necesitaba. Se sintió nervioso al saber que Jungkook ya estaba allí, esperándolo en la habitación con el mismo número que siempre elegían, 19. Era simplemente el número en medio de las edades que ambos tenían cuando se habían conocido. Quizás algo cursi, pero sólo era una tontería que se les había ocurrido.

Subió las escaleras, el hotel era pequeño y sólo tenía dos pisos. Cuando llegó, abrió la puerta con la llave –la cual era en realidad una tarjeta- y al deslizarla por la ranura correspondiente la puerta se abrió.

Jungkook estaba sentado en la cama, con sus manos en su regazo. Se veía casi pequeño, como si fuese la primera vez que estuviesen por hacer eso; tener sexo en una habitación de hotel. No pudo evitar sonreír, le hacía acordar al principio, cuando Jungkook le miraba con curiosidad y confusión. Cuando se veía inseguro de sus sentimientos, de la manera en la que veía a Jimin.

Cerró la puerta, y decidió dejar su mierda fuera de la habitación. Tenía esas horas para disfrutar al máximo, ya que sería, probablemente, la última vez de ambos. Porque luego de eso, le convencería de ir a Las Cabañas con él.

Se acercó a él y automáticamente Jungkook se puso de pie, mirándole a los ojos con un tinte de anhelo.

Jimin levantó sus manos para acunar el rostro ajeno entre ellas, y sentir lo real que era su presencia, agradecer la oportunidad de tenerle allí. Besó sus labios suavemente, sin prisa y con apreciación, amando el suspiro aliviado de Jungkook mientras era besado.

Se separó unos centímetros, acariciando con su pulgar el labio inferior del menor.

- ¿Me dejas besarte hasta borrar tu lunar? – hizo a Jungkook sonreír con su pregunta.

- Sólo si prometes hacer lo mismo con todos los lunares de mi cuerpo.

- Eso es incluso mejor.

Entre besos y caricias, ambos caminaron hasta tumbarse en la cama.

Jimin marcó el ritmo, y se tomó cada minuto con calma, como si fuese la primera vez que ambos se encontraban, como si fuese la primera vez que conocían sus cuerpos.

Pero en realidad había habido muchas situaciones. Todo había comenzado con besos vergonzosos, luego un poco más calientes. Con el tiempo las caricias comenzaron a llegar, y Jungkook finalmente conoció lo que era el placer. Jimin cada vez apostaba a más, deseando ver las cosas que Jungkook podría llegar a tener ocultas y no había mostrado a otras personas. Sus reacciones avergonzadas que luego se iban soltando y perdiendo rigidez para mostrar a un Jungkook que se dejaba llevar por las caricias, a veces cariñosas, otras veces atrevidas. Pero poco a poco se había ido desplegando para mostrarse al desnudo, no sólo físicamente sino también emocionalmente.

Jungkook era una flor que Jimin había logrado hacer florecer. Y aunque el sufrimiento del menor los últimos meses que había pasado con los Alphas había sido algo que Jimin no había planeado, lograba ver que estaba más seguro de sí mismo, un poco más maduro, sin miedo a mostrar su lado caliente y desvergonzado. También había logrado aprender a expresarse mejor, e incluso, aunque él no lo supiera, a dar palabras de aliento. Se había convertido en un buen soporte para Jimin, haciéndole sentir que con él lograba escapar del infierno de su cabeza. Pero Jungkook no merecía ponerse sobre los hombros esa responsabilidad. Nadie.

Ni él, ni Jihyun merecían buscar salvarle.

Se deshicieron de sus ropas, quitándoselas mutuamente, separando sus bocas únicamente cuando era necesario. El mayor cubrió con su cuerpo el de Jungkook, recostándose sobre él y moviendo sus caderas para que sus miembros se frotaran, sintiendo el calor ya familiar y agradable de sus cuerpos. Mientras tanto, la lengua de Jimin recorría los rincones de su cuello, sorbiendo pequeñas porciones de piel, tironeando de ella para provocar un dolor leve pero placentero, que hacía a Jungkook contonearse contra él y mascullar entre dientes por la urgencia de sentir más.

Jungkook lo disfrutaba, murmuraba entre sus labios que le amaba. Y Jimin le respondía con la misma determinación e intensidad. Acariciaba con su mano la herida de Jungkook en su pecho, la que había hecho él mismo, y lo veía como esa misma noche. Entregado y perdido en él por completo.

- Te amo – le dijo. Sus cuerpos ya estaban unidos, estando de la manera más cercana posible, sintiéndose uno – Te amo y te necesito siempre conmigo.

- Me tientes siempre contigo – aseguró Jungkook con un tono embriagado en placer y sentimientos llenos de amor, que eran tan fuertes que le hacían doler el pecho.

- Prométeme que siempre vas a quererme.  Que haga lo que haga, no vas a odiarme...

- Nunca – gimió, cerrando sus ojos fuertemente al sentir su estómago aleteando y el calor esparciéndose desde el interior que Jimin estimulaba hacia todo su cuerpo. Jungkook no estaba del todo consciente de las palabras de Jimin tal vez, cegado por la satisfacción sexual del momento y el calor volteando la sanidad de su mente. Quería a Jimin así por siempre. Quería que ambos se sintieran así de ellos, así de genuinos y llenos. Como si el tiempo no hubiese pasado. Como si la oscuridad que les rodeaba no les hubiese arruinado – Nunca te odiaría... - los jadeos cortaban sus palabras, pero él quería demostrar su punto – No puedo dejar de quererte. Te lo juré y lo juro ahora.

Jimin se abrazó a Jungkook, enterrando su rostro en la curvatura de su cuello y moviendo sus caderas para liberar la tensión de una vez por todas. Se dejó encantar por el calor del cuerpo de Jungkook, por sus piernas temblorosas apretando alrededor de su cintura, por su voz quebradiza. Eran gemidos rotos que no dejaban de salir de su boca. Incluso luego de que había llegado a su orgasmo, siguió gimiendo porque Jimin aún no había llegado al suyo, pero lo hizo luego de un rato, y Jungkook sentía todo su interior sensible, relajado pero un tanto ardiendo. Igual que su pecho, igual que Jimin.

No pudo quitar su rostro del cuello del pelinegro. Se perdió en su aroma, en la agradable y tranquilizadora temperatura que su piel desprendía. Esa familiaridad, ese cuerpo que le hacía sentir en casa, la casa que no tuvo porque la habían destruido. Y en Jungkook volvía a encontrar la inocencia, el amor y el cariño. Volvía a encontrar su voluntad, su deseo.

Aunque era desgarrador, era desgarradoramente hermoso. Aunque le doliera el pecho, le dolía con orgullo. Era porque se amaban tan fuerte que dolía. Dolía como si se hubiesen arrancado el corazón mutuamente para adueñárselo. Un dolor reconfortante, un dolor mutuo, un dolor compartido. Jimin sabía que, a pesar de toda la mierda, había logrado amar de verdad y ser amado. Jungkook había clavado una estaca en su corazón y lo prefería porque le hacía sentir algo, le hacía sentir vivo. A diferencia de los cuerpos que había tocado y las manos que había dejado que le tocaran, sin sentimientos, sin significado, sin nada.

Se había acostumbrado a atraer a la gente mostrándoles el sexo o haciéndoles caer en sus coqueteos. Pero nunca había querido que alguien se quedara, que alguien le perteneciera y pertenecerle a alguien como le ocurría con Jungkook. Nunca algo había tenido tanto sentido para él como el haber encontrado a Jungkook y formado un lazo donde ambos se amaban por igual.

Se había perdido por completo, había arruinado las cosas, y al final lo tan hermoso que había logrado tener, el renacer de su marchitez, finalmente lo había destruido. Y había arrastrado a Jungkook, su ser más amado y especial, al borde de un precipicio.

No quiso separarse de Jungkook, incluso cuando éste quiso alejarse un poco para mirar su rostro, Jimin no le dejó. Se permitió llorar sin contenerse, soltando en el hombro ajeno el dolor que no podía poner en palabras, el arrepentimiento y la culpa, la desesperación y la traición que sentía. El daño que le habían hecho lo sentía en su pecho, el niño que había sido traumatizado seguía allí sin un lugar donde encontrar la paz. Corriendo desesperadamente por encontrar un lugar seguro.

¿Por qué le habían hecho eso? ¿Por qué le habían arruinado la vida? ¿Por qué le habían destruido el corazón y la inocencia a su hermano?

- Jimin... amor... - le acarició el cabello con sus dedos, masajeando su nuca para tranquilizarle.

- Prométeme que estarás conmigo. Estarás conmigo hasta que todo termine – Jimin ladeó su cabeza, y la recostó sobre el pecho de su novio. Sus lágrimas rodaron, cayendo sobre la piel de Jungkook – Prométeme que no harás preguntas... y me acompañarás en esto, hasta que seamos libres.

- Lo prometo.

Jimin procuró controlar su respiración, calmarse e intentar borrar su mente de toda posible preocupación o pensamiento innecesario. Terminó por dormirse así, sobre el pecho de Jungkook, temiendo soltarle, porque todo estaba por terminar.

Cuando Jungkook despertó ya había amanecido. Él se movió sobre el colchón, revolviéndose un poco y buscando con sus manos la presencia de su novio, pero no pudo encontrarla, lo cual hizo que abriese sus ojos y levantara un poco su cuerpo, apoyándose en sus codos.

Vio al mayor colocándose su ropa, con su cabello mojado. Al parecer se había duchado sin él, cosa que le hizo sentir decepcionado, se había acostumbrado a eso, a Jimin frotando su espalda con cuidado y besando el dorso de su cuello mientras el agua de la ducha caía sobre ellos.

- ¿Tienes que irte? – hizo un leve puchero que a Jimin le partió en dos, pero no había sido a propósito, Jungkook era así de lindo.

- Sí – afirmó, y la mirada del menor cayó, hasta que volvió a escuchar su voz – Pero quiero que vengas conmigo.

- ¿A dónde?

- A visitar a mi madre.

Al escuchar eso, el pelinegro no pudo evitar parpadear por unos segundos donde se quedó en silencio, sin emitir una respuesta. Era la primera vez que Jimin mencionaba ir a visitar a su madre en el tiempo que se conocían, pero además de todo, le estaba pidiendo que fuese con él.

- Hay algo que tengo que hacer, cosas que he estado pensando, y quisiera antes poder ir a visitarla y llevarte conmigo. ¿Lo harías? ¿Vendrías conmigo?

- Claro – Jungkook sonrió suavemente, y su voz también había sonado así, tan dulce como la miel. Tan dulce como él, queriendo apoyarle y acompañarle.

Esto iba a doler como el infierno. Pero Jimin ya estaba allí desde hacía mucho tiempo.

Iba a confiar en sí mismo, iba a confiar en el Universo, e iba a confiar en Jihyun. Si algo salía mal estaría acabado para siempre y jamás se lo perdonaría. 

Ese sería el principio del fin. 

No podía fallar. Los traidores tenían que recibir su castigo. 







* * *





Buenas, gente bella 💫

No puedo creer que ya este volviendo con un nuevo capítulo. El anterior lo subí hace sólo cuatro días, rompí un record (? 

Éste capítulo es el anteúltimo al estallido, si es que el siguiente no lo divido en dos. 

Estoy emocionada por haber podido terminar este cap. Generalmente tengo notas sobre lo que todo un capítulo va a tener y se me hace muy difícil sentarme para escribir todo eso que tengo pensado y que quede como espero. Hoy me senté a escribir sin expectativas, y al final salió bien (but, ahora tengo que ponerme a hacer las cosas que tendría que haber hecho hoy y abandoné por querer traerles otro cap :')).

También, ando con un par de ideas de otros fics que quiero escribir. Tengo algo escrito ya, pero no sé bien en qué formato traerlo (algunas cosas estoy pensando en hacerlas en one shots o un three shot). También estuve pensando en lanzar un capítulo extra que quisiera escribir para una de las historias que ya tengo escritas y terminadas acá en wattpad.

En fin, nos leemos en la próxima actualización. Gracias por apoyar esta historia tan turbulenta!

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