31. Prejuicios
Los garabatos se dibujaban prácticamente por sí solos en las hojas en blanco de Jungkook. Únicamente anotaba algunas cosas que le parecían importantes o le llamaban la atención.
La cabaña al fondo del jardín trasero de la casa era la dúplica pequeña de una vivienda. No sólo tenía una mesa donde se sentaban alrededor durante las reuniones, sino que también tenía un sofá grande, una pequeña cocina, un baño y además una cama mediana. Las paredes eran de madera y mantenían una temperatura agradable en esa época donde comenzaba el otoño y las temperaturas descendían.
El lugar era bueno, agradable y estético como todo en aquel vecindario. A Jungkook no le extrañaba por qué hacían las reuniones allí. El lugar era separado de la casa principal y era fácil concentrarse en el objetivo de la charla teniendo un lugar destinado para ello. Era como el lugar "secreto" del grupo.
Sin embargo, en ocasiones, para Jungkook era difícil concentrarse, pero eso no era nada nuevo últimamente.
Entre círculos, rayas y figuras sin sentido que trazaba sobre los renglones de las páginas de su cuaderno, a veces iba y venía dentro de su mente. A veces no sabía si quiera a dónde iba, pero no estaba presente, no allí, en esa mesa con las personas que se habían convertido en hermanos luego de que asaltara una tienda y se iniciara en un ritual a la luz de una fogata siendo marcado en su piel con hierro al fuego vivo.
A veces se preguntaba cómo habían continuado con sus vidas aquellas dos chicas a las que apuntaron y amenazaron con matarlas. O si el niño pequeño tendría pesadillas sobre aquel día.
También se preguntaba si lo que Taemin le había dicho no era simplemente paranoia infundada. ¿Quizás sus asuntos personales con Kai le habían sugestionado y estaba llevando todo a otro nivel? Quizás no había nada realmente extraño en todo eso, en las cosas que le rodeaban, en sus compañeros, en sus creencias y acciones, las cuales siempre habían sido vistas como las más humildes hasta hacía unas dos semanas atrás. Hasta que no se había sentido en paz consigo luego del asalto a la tienda y hasta que Taemin había decidido expulsar sus ideas conspirativas hacia él. Como si él fuese capaz de hacer algo al respecto.
- Prejuicios.
Jackson dijo en voz alta, marcando un tema de importancia frente a los presentes en medio del debate.
- Los prejuicios son espejos de nuestras propias inseguridades y miedos. Pregúntense a ustedes mismos, ¿qué dicen los prejuicios sobre nosotros mismos?
Ante las preguntas que el líder hacía buscaba que el resto formulasen una posible respuesta en su mente para ponerla sobre la mesa y desglosarla en un debate donde todos comenzarían a dar sus opiniones al respecto. Se trataba de deconstruir conceptos con los que numerosas generaciones habían sido educadas, específicamente adoctrinadas.
Los Tamonistas eran fieles creyentes de que sólo se llegaba a encontrar la verdadera esencia de uno mismo luego de desafiar todo lo que se nos ha impuesto.
Jungkook no despegó su mirada de la punta de su bolígrafo moviéndose incluso mientras sus hermanos participaban.
- A mí me gusta hablar sobre el prejuicio de que matar está mal – la voz de Jimin y sus palabras llamaron la atención de Jungkook y fue cuando dirigió toda su mirada al intérprete – Creo que es fascinante cambiar el foco con el que se ve al homicidio. En la naturaleza sucede todo el tiempo, las poblaciones de animales subsisten gracias a que hay un equilibrio entre vida y muerte. La sobrepoblación es un gran problema y se evita cuando los animales se matan entre sí para sobrevivir, pero, cuando eso no sucede, el ambiente se encarga de ello; escasean los recursos y surgen nuevas enfermedades letales que se propagan rápidamente gracias al contacto estrecho debido a la poca disponibilidad de lugar.
Jungkook recordaba haber tenido esa conversación con el pelinaranja hacía bastante tiempo y a pesar que la idea le parecía radical, no podía argumentar nada contra esa lógica.
- Entonces... ¿deberíamos matar a cualquiera que nos joda un lunes por la mañana? – Ten preguntó con cierta gracia en el tono de su voz.
- A veces dan ganas, sobre todo al profesor de matemáticas cuando nos obliga a entregar informes durante los recesos – Hoseok acotó y todos rieron.
- Bueno, si lo hacemos iríamos presos de inmediato, pero a veces es una idea tentadora – agregó Kai con gracia. Mientras sonreía, sus ojos cayeron en Jungkook, quien le había estado mirando hasta que conectaron miradas y éste la desvió - ¿Por qué no comentas al respecto, Kookie? Queremos saber qué opinas.
Las cabezas de todos se giraron hacia el menor, y distinto de cómo había logrado sentirse con el tiempo, parecía haber retrocedido a cuando deseaba que nadie supiese sobre su existencia. No se sentía bien que le preguntasen sobre su opinión cuando él no se sentía seguro de qué opinar al respecto en primer lugar.
Kai presionó, y el resto se vio interesado en su respuesta.
- Yo... no creo que se pudiese mantener un buen equilibrio de esa manera... creo que sería caótico y- su garganta se secó y tuvo que aclarársela para continuar – viviríamos con miedo de que cualquiera nos asesinara deliberadamente si no hay una ley que lo penalice.
- Pero la ley es demasiado subjetiva – Taeyong habló desde su punto de vista como estudiante de abogacía – Puedes vivir en un país donde la pena de muerte es legal, pero luego cruzas la frontera y ya no lo es. Entonces, ¿con qué criterio decides por "sí" o por "no"?
- ¡Exactamente! – Kai exclamó para luego reír – No existe algo como "bien" o "mal", porque al final es relativo. Es relativa la edad de consentimiento. Un día tienes diecisiete años y al otro dieciocho y ya eres mayor de edad. Un día no tienes la madurez para decidir, pero al otro sí la tienes. Si alguien tiene sexo con un menor de edad se considera ilegal, aunque haya sido consentido por ambas partes.
- Volvamos al tema de los prejuicios – Jackson intervino para mediar las opiniones que se estaban dando y no se fueran por las ramas en temas legales.
- Esto tiene que ver con los prejuicios – defendió Kai.
- Bueno, entonces muestra tu punto respecto a cómo esto tiene algo que ver – el líder se acomodó en su asiento, con una media sonrisa entretenida para ver a Kai explicarse.
- Si hablamos de prejuicios negativos, entonces hablamos de cosas que están mal vistas socialmente. Si nos centramos en los prejuicios de hoy en día, el abuso es uno de ellos. Las personas están obsesionadas con la edad de consentimiento y sobre cuándo es considerado abuso o no. Enseñan a las personas a tener prejuicios sobre relaciones que no son según las normas, sólo porque incluye a un menor. Y aquello genera miedo y hace a muchísimas personas sentirse aún más traumatizadas cuando enfrentan estas situaciones. Si te sientes víctima vivirás como tal, atado a un trauma que de no ser por los prejuicios no hubiese sido un problema en primer lugar.
Mientras sus compañeros seguían hablando, Jungkook no pudo permitir que ninguna palabra saliese de su boca, por el contrario, ésta sólo estaba entreabierta, muda, y sus ojos estaban congelados sobre la imagen de Kai hablando con soltura sobre algo que hacía demasiado ruido en su cabeza.
- Los medios y la ley convencen a la persona que es una víctima, que alguien la ha agredido y que era algo que debía de querer evitar, pero no pudo. Pero si cambias esa mentalidad, como siempre decimos, si dejamos de vernos como víctimas y asumimos que todas nuestras decisiones nos llevan a cada lugar donde terminamos, entonces somos los dueños de nuestro destino. Muchos aquí hemos tenido sexo siendo menores y no tenemos un maldito trauma. La sociedad decide a qué debemos tenerle miedo y a qué no. Pero nosotros, Alphas, decidimos reescribir nuestras propias creencias.
- Está bien, es por ahí – Jackson dijo – Una de las preguntas era: ¿Qué dicen los prejuicios sobre nosotros mismos? Los prejuicios nos vuelven personas más débiles, más vulnerables, porque los prejuicios buscan localizar posibles amenazas y por consecuencia, nos vuelve alertas y con miedo. Pero, ¿por qué las vemos como tales? ¿Tienes respuesta a eso?
- Porque el sexo siempre es un problema en esta sociedad de mierda – Key soltó con brusquedad, pero el tono causó risa en todos, excepto en dos de ellos, quienes intercambiaban miradas furtivamente.
Jungkook miraba a Taemin y era como si intensasen comunicarse a través de sus ojos. O simplemente obtener un apoyo en el otro. Incluso sin hablar, sus miradas se iban a la contraria porque la conversación del resto parecía simplemente surrealista.
Taemin quería observar con detenimiento la reacción de Jungkook, como si quisiera asegurarse que estaba pensando en negativa a todo lo que oía. Y, por otro lado, el menor le miraba con un signo de pregunta en su expresión. Confusión era todo lo que había, y cierto revoltijo en su estómago.
- El concepto de que el sexo debe ser reservado a alguien especial es simplemente agregarle demasiados tabúes a algo que debería ser intercambiable entre personas de cualquier sexo y edad, libremente. Si tienes prejuicios al respecto no estarás viviendo la experiencia al máximo, estarás limitado.
- Al igual que con el incesto. En las monarquías la endogamia era algo muy común, no visto con repugnancia, y lo único por lo cual dejó de ser una tendencia fue por la aparición de enfermedades genéticas. Básicamente, no es recomendable que individuos emparentados tengan descendencia, pero hoy en día existe el condón.
Y más risas acompañaron el debate.
Para esa altura, Jungkook tenía sus manos sobre la tela de su pantalón y hacía pequeñas arrugas en ella con los dedos mientras seguía mirando a Taemin con disimulo de que nadie lo notase.
Anteriormente hubiese buscado refugio en la mirada de su novio, pero las veces que le miró parecía compenetrado en el debate, interesado y por supuesto que de acuerdo.
Cuando la junta terminó, el sentir el aire fresco de fuera de la cabaña le había devuelto los pies a la tierra. Cuando estaba dentro sentía que su mente giraba entre todas las cosas que había estado escuchando y a las cuales no podía encontrarles un lugar para que estuviesen en paz en su mente. No podía encontrar paz en nada.
Podía comprender el razonamiento detrás de las palabras de sus compañeros, pero no podía sentirse bien con ello.
Sus compañeros, por otro lado, vivían de aquella manera tan libre cada día de sus vidas. Realizaban juntadas con más personas que parecían ser de Alpha chi lambda, algunos recién iniciados también, y bebían en el jardín trasero y luego se perdían dentro de la cabaña. Jungkook no tenía que ser un erudito en comportamiento humano para suponer lo que hacían allí dentro.
Siempre eran grupos mixtos, de chicos y chicas con quienes hablaban sobre sus vidas y cómo mejorarlas.
"Si prestamos atención a nuestro alrededor y nos conectamos íntimamente los unos con los otros, nuestra experiencia de vida se verá enriquecida". Palabras dichas por Park Seung en una de sus tantas conferencias.
Las personas estaban encantadas cada que pasaban por la casa y tenían extensas charlas que luego terminaban en privado, lejos de la vista de Jungkook, quien sólo observaba de lejos mientras los mayores hacían de las suyas, con Chim en sus brazos y dándole besos detrás de las orejas.
Apoyó al minino con sus patitas sobre el mármol de la encimera y éste se sentó a seguir disfrutando de las caricias sobre su cabecita. Jungkook sonreía y sentía que le daba paz aquel momento tan simple y tranquilo mientras oía el ronroneo satisfecho de su hijo de cuatro patas.
Todos habían cenado ya, era la razón por la cual la sala estaba ocupada por los mayores y otros Alphas. Jungkook volvía a sentirse a gusto en la soledad de la cocina, sin embargo, pronto dejó de estar solo cuando Jimin apareció con unos platos sucios y los dejó en el fregadero.
Jimin se acercó y agarró al pequeño gatito anaranjado, lo alzó en sus brazos y lo abrazó mientras éste refregaba su carita sobre la mejilla del mayor. Jungkook observó la escena con una sutil sonrisa tirando de la comisura de sus labios, sus ojos brillaban embelesados.
A pesar que después de todo se sentía extraño, como en una cuerda floja en aquella casa con aquellos chicos en los que intentaba apoyar su confianza, cada vez que miraba a Jimin y veía aquellos pequeños gestos tan simples, suaves y amables, pensaba que no había manera de sentirse inseguro con él, de sentir peligro si le tenía cerca.
La ansiedad y la depresión le hacían perder de vista las cosas que realmente importaban, aquellas que le dejaban de hacer sentir como si su vida no le perteneciera, como si se encontrase encerrado en una jaula de sufrimiento que terminaba por desembocar al vacío. Y entonces, cuando se permitía ver más allá de eso, incluso aunque poco durase, era capaz de volver al inicio de todo. A aquel mundo donde sólo importaban Jimin y él. Donde la incertidumbre y el dolor se iban para dejar amor en su lugar.
Jimin desvió su atención del minino para ver a Jungkook y alzó sus cejas.
- ¿Qué sucede? – inquirió con curiosidad.
- Sólo pienso en cosas... sobre ti – sonrió, aún con las reflexiones rondando en su sistema.
- ¿Sobre mí? ¿Son cosas buenas? – rió un poco, acortando la distancia.
- Siempre es bueno cuando se trata de ti... - sonrió mientras le miraba a los ojos – A veces tengo miedo de cosas, pero cuando recuerdo que te tengo... siento que nada puede salir mal.
- Porque no lo hará... - aseguró, entrecerrando los ojos para darle un beso en los labios, y luego susurró – estamos juntos en todo, lo pactamos. Nunca lo olvides.
Jungkook asintió, su pecho se sentía cálido, había extrañado la sensación de los pies en la tierra que Jimin le brindaba. Había estado demasiado ido aquellos días tras su conversación con Taemin. Aquello le había enviado de cierta manera lejos de Jimin. Estaba con él físicamente pero no mentalmente. Y eso dolía al final. No quería que nada se interpusiese entre ellos, porque lo necesitaba. Lo necesitaba tanto como respirar.
Él creía fielmente en el pacto que habían realizado y no permitiría que nada quebrantara su fe.
Mientras observaba a Jimin lavando los platos, Jungkook mantenía a Chim entre sus brazos. Las voces aún se escuchaban de fondo en la sala, pero por su lado, su atención sólo estaba en el pelinaranja y su actitud juguetona.
- ¿Sabes? Mi mamá era de aquellas que les gustaba la pastelería. No era fan de la cocina, pero si se trataba de algo dulce ella era la mejor, al menos para mí – Jungkook se contagió de su sonrisa al verle recordar de manera tan tierna a su madre – Es el día de hoy que como Lemon pie y me acuerdo de ella. Es nuestro favorito con Jihyun, y ella siempre lo preparaba para nosotros. Y hoy quería preparar uno, ¿me ayudarías? – a Jungkook le sorprendió la idea, pero también le agradó mucho.
- Hmm – canturreó - preparar Lemon pie casi a la media noche suena como un buen plan.
- ¿Eso es un "sí"?
- Claro – le respondió con una gran sonrisa aprobatoria.
Jungkook no era una persona que tuviese muchos skills culinarios. A penas había cumplido los diecinueve años hacía un mes y medio, y medio año viviendo solo donde solía comer todo lo que sus hyungs preparaban sin él intentar participar en la realización de los platos.
No le sorprendía el estar por primera vez siguiendo una receta con el pelinaranja. Jimin había sido muchas de sus primeras veces, e independientemente de cuál de todas se tratase, cada una era importante y especial para él.
Le gustaba seguir las indicaciones del mayor mientras hablaban de cosas de sus vidas, de sus familias, pero nunca perdían de vista el hacer chistes y divertirse. También habían terminado con harina en sus rostros y manchas en su ropa.
Dos horas después, ambos estaban hombro a hombro sentados sobre la encimera, con un plato sobre sus manos izquierdas y una cuchara en la derecha, devorando sus porciones de Lemon pie.
- Está delicioso – dijo Jungkook con la boca llena y los labios abultados.
- Casi tan delicioso como el de mi madre – destacó – Ojalá pudieses probarlo – Jimin le sonreía, pero sus ojos dejaban ver la tristeza detrás. Jungkook le dedicó una media sonrisa y una mirada de entendimiento.
- Quizás deba permanecer en secreto. Es algo de lo que lo hace especial.
- Tienes razón – estuvo de acuerdo y bajó su mirada para ver una pequeña mancha blanca de merengue en el labio de Jungkook, y no dudó en inclinarse cerca para lamerle el labio con delicadeza y deshacerse de los restos de dulce. Ambos continuaron comiendo y hablando - ¿Hay algo feliz que recuerdes de tu madre? ¿Algo que te haga recordar a ella?
- La navidad.
- ¿Navidad?
- Sí. Debido a que somos cristianos la navidad siempre ha sido una festividad importante en casa, pasándola con tíos, primos y amigos de la iglesia. A mi madre le encantaba la navidad y siempre se encargaba de la decoración. Yo siempre armaba el arbolito con ella y recuerdo la sonrisa que tenía mientras buscaba el lugar indicado para que todos los adornos se lucieran.
La sonrisa en los labios de Jungkook se mostraba orgullosa, y Jimin se perdía en la luz que había en ella y en su mirada, iluminada por el recuerdo de su madre. Sin embargo, los ojos del menor se humedecieron.
Jungkook relacionaba la navidad y el fin de año con su madre, y lo que anteriormente era algo que le brindaba felicidad y paz, ya hacía años le dejaba vacío y triste.
- Ahora, cada navidad sólo me recuerda que ella no está y que no volverá.
- Entiendo el sentimiento. Es loco, ¿cierto? Cómo aunque algunas personas se van quedan vivas en lugares, en recuerdos. Siempre vuelven, siempre están ahí de alguna manera.
- Sí, pero el recuerdo duele. Y navidad ya no es feliz para mí.
- Quizás algún día puedas recordarla con felicidad. Quizás algún día puedas sonreír al ver un árbol de navidad y sentir que ella está contigo en vez de sentir que te hace falta. Así como ya no tengo miedo de llorar por comer un simple Lemon pie y pensar que el de mi madre no iguala a ninguno – rió un poco y Jungkook le siguió, secándose las pequeñas lágrimas que se habían acumulado en sus ojos – Incluso comer Lemon pie me enojaba. Una vez, de pequeño, Jihyun quiso hacerme sentir mejor trayéndome uno, y lo único que hice fue llorar. Me enojaba porque la pregunta "¿Por qué?" no tenía respuesta. E incluso a veces sigo preguntándome por qué no puedo volver a probar, aunque sea una vez más una de sus recetas más ricas. Y entonces recuerdo que algunas cosas sólo se viven unas pocas veces, y entonces pienso que soy afortunado por haber podido vivir las mejores cosas de mi madre.
Incluso aunque las lágrimas habían querido mostrarse de nuevo, al final le siguió una sonrisa suave a su expresión. Jungkook sintió un cierto alivio y consuelo en las palabras de su novio, tanto por él como por su propia madre. Agradecía que Jimin pudiera sanar y tener la forma más bella de ver las cosas malas, y también sentía esperanza de ser capaz de aprender de él.
Fue cuando terminaron sus respectivas porciones de pastel que Key se apareció en la habitación acompañado de Onew y Baekhyun. Mientras los dos últimos se acercaron al refrigerador para buscar bebidas, Key se dirigió directamente al pelinaranja.
- Hey, Chim-chim, según oí por ahí, te necesitan en la junta de esta noche con los iniciados. Al parecer Jihyun no puede ir – Jimin levantó las cejas al sentirse sorprendido.
- ¿Sólo así? ¿Debo ir ya? – preguntó y Key le respondió con un encogimiento de hombros.
- Pues sí.
Jimin no volvió a pensárselo ni dos segundos, en cambio se bajó de la encimera para encaminarse a su habitación y tomar sus cosas para irse. En el trayecto, Jungkook le siguió los pasos.
- ¿En serio... debes irte? – Jungkook no se esforzó en esconder su tono lastimero al entrar a la habitación y ver cómo su novio se cambiaba de ropa rápidamente, dejando de lado sus pantalones deportivos y colocándose unos jeans.
- Lo siento, ha sido... inesperado, pero sabes que volveré en dos horas, quizás menos.
Jimin terminó de prepararse rápidamente, tan ensimismado en su objetivo que no notaba cómo el corazón de Jungkook se tambaleaba en su pecho.
El pelinegro aún tenía entre sus brazos a Chim, quien ya quería bajarse desde hacía un rato largo, pero él se resistía a dejarlo ir.
- Estarás... ¿Estarás con ellos? – su voz se quebró y Jimin se percató inmediatamente de ello para girarse y mirarle. Los ojos de Jungkook estaban llorosos.
- No, no quiero que te pongas así... - se acercó a él y le tomó del rostro – Necesito que recuerdes que te amo y que soy tuyo, ellos no significan nada para mí, son simples iniciados a quienes guío para que se liberen y conecten con sus deseos y vitalidad. Ellos no me tienen. Tú me tienes.
Jungkook recibió un beso y Jimin se fue rápidamente de la habitación. Sus brazos finalmente se aflojaron, y dejó ir a Chim también, quien se aproximó a su comida tan rápido estuvo en el suelo.
Se tocó el pecho, la soledad se sentía como un saco de nada, pesado, pero paradójicamente sin nada. Con demasiado y a la vez con nada.
Jimin no podía simplemente irse y dejarle solo, esa sensación la había vivido antes y aunque esta vez le había prometido que volvería en dos horas y otras veces le había esperado, ya no quería seguir haciéndolo. No podía. Algo se partía dentro de él.
Caminó por los pasillos y bajó las escaleras, con el corazón en la garganta, latiendo fuertemente y haciéndole sentir asfixiado. Si se quedaba solo iba a morir. Si Jimin no estaba cerca podría llegar a perderlo todo.
Quería gritar, pero su voz no había logrado salir, y todo parecía no importar fuera de él hasta que alguien le tomó del brazo en medio de la sala, y entonces notó que no había nadie, sólo Key, quien le sostenía del antebrazo.
- ¡Kook! A ti te quería encontrar. Como Jimin se ha ido por un rato y tú has quedado libre, queríamos que nos acompañaras a la cabaña. Estamos por comenzar con una pequeña práctica – mientras Key hablaba Jungkook no tuvo fuerzas para evitar que le llevase a través de la casa hasta salir al jardín trasero, dirigiéndose a la cabaña del fondo – Será algo bastante exclusivo, pero Jackson pensó que sería una buena oportunidad para que pudieras mejorar tu propia experiencia.
Al encontrarse dentro de las paredes de madera de la cabaña el ambiente estaba teñido del color anaranjado de las velas rojas encendidas en cada rincón de la habitación. Había velas en la encimera de la pequeña cocina, sobre la mesa –la cual había sido corrida a un costado para dejar libre el centro- sobre el resto de los muebles y sobre el suelo.
El silencio era absoluto, sólo se oían las respiraciones de los presentes. Key le hizo una seña a Jungkook con su dedo en sus labios para que se mantuviese callado. Y aunque hubiese querido decir alguna palabra, sus ojos estaban tan captados por lo que había frente a ellos, confundidos y conmocionados, que no tenía lugar para las palabras.
Recibió una túnica negra –como la de su ritual de iniciación- y supo que debía colocársela, en conjunto con una máscara de tela negra que le hacía acordar a la de un verdugo, con agujeros en los ojos y boca. Todos a su alrededor tenían una puesta. Allí habría diez personas de identidad desconocida. Pronto, Key también desapareció entre las oscuras siluetas.
Cuando se movió para ver lo que había en medio del círculo que formaban todos los presentes, sus ojos se agrandaron al distinguir a una chica de pie completamente desnuda en el centro. Sus brazos estaban a cada lado de su cuerpo. Ella mantenía sus ojos cerrados y respiraba con tranquilidad. Su cabello era largo y negro cayente sobre sus hombros, pero permitía ver sus clavículas marcadas, su piel pálida y sus senos al descubierto.
Y entonces, detrás de ella apareció el líder, con su característica túnica y máscara de plumas negras.
¿Una iniciación?, se preguntó mentalmente. No había fogata, sólo la luz de las velas, el humo de inciensos, cartas con símbolos y runas escritas con alguna clase de pintura blanca sobre el suelo.
Uno de los encapuchados se acercó a la chica con un cáliz en sus manos y lo tendió directo en sus manos. Ella lo sujetó, y aún sin abrir los ojos se lo llevó a sus labios y lo bebió por completo. Así, todos comenzaron a murmurar palabras que al principio Jungkook no había logrado escuchar con claridad debido al shock. Cuando agudizó su oído escuchó mejor, y mientras la chica cedía el cáliz, otra persona comenzaba a dibujar símbolos con pintura negra sobre su cuerpo.
Me desprendo de lo que me daña y te lo confío sólo a ti. Me desprendo de mi dolor, mi error, mi culpa y mi rencor. Te lo entrego para que a cambio me des la salvación. A ti, Tamon, que eres más grande que todos nosotros, prometo recibirte en todo lo que soy para obtener tu sanación y liberarme de mi dolor.
La chica repitió las palabras hasta que todo su cuerpo estuvo cubierto por símbolos. Y finalmente una máscara de tela negra, pero sin agujeros, fue utilizada para cubrir toda su cabeza.
Era un ritual de sanación.
Jungkook se quedó petrificado, viendo cómo la chica poco a poco comenzaba a temblar en su lugar debido a lo que había bebido. Una chispa de pánico saltó dentro de él al no comprender lo que ocurría y tampoco sabía qué debía esperar, pero un mal presentimiento de alojó en su pecho y simplemente tuvo que luchar por no romperse.
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