30. Por las buenas o por las malas

Desde hacía una semana el abandonar la cama se había vuelto una tarea más complicada que de costumbre. Cuando pensaba que tenía la solución plantada en la palma de su mano, ésta floreció en un pequeño árbol que al poco tiempo se marchitó.

Jungkook podía relacionarlo con aquel subidón de adrenalina que la droga causaba y que luego hacía la caída mucho más violenta y dolorosa, dejándote con los ánimos bajo tierra. Sería ignorante de ese efecto de no ser que lo experimentó el día de su iniciación, y aunque él no era ni de lejos y fanático de las drogas, podía entonces reconocer esa necesidad de un "algo" que le hiciera sentir sobre las nubes por más que el efecto cada vez durase menos.

Ese "algo" tenía nombre, y era Jimin.

Al principio todo era maravilloso, y ahora notaba que quizás había sido demasiado maravilloso para ser cierto. Porque ya no comprendía por qué no sentía esa intensa energía intensa y gratificante cuando se juntaba con sus hermanos, por qué escuchaba las cosas de las que hablaban con poco interés o hasta incluso sin desear interiorizarlas y empaparse de ellas. Tampoco sabía por qué la felicidad de estar con Jimin cada vez era más difícil de mantener. Era fácil para él contagiarse de la sonrisa y cariño del mayor, pero tan pronto como éste seguía su rumbo, Jungkook se sentía desolado y hambriento. Caía tan fuerte y se golpeaba tan duro como cuando el efecto de la droga se va para dejarte con la desazón de aquello tan espectacular que no eres capaz de sentir por ti mismo.

Tener depresión no tratada era un problema, pero en ocasiones podía tener sus ventajas. Cuando todo era demasiado, la depresión hacía un buen trabajo en adormecer todos sus sentidos hasta dejarle sumergido en un mar de nada. Agradecía aquello cuando otros días la ansiedad le sobre-estimulaba y hacía dar vueltas su cabeza como un bolillero. Las bolillas eran sus pensamientos, batiéndose cual licuadora.

El punto era, que por momentos ciertas cosas son capaces de funcionar como medicina, pero los efectos no son a largo plazo; como la droga. El consuelo es momentáneo y la sobriedad cada vez duele más. Lo mismo con el alcohol. Lo mismo con el cigarro.

Lo mismo con la excelente vida de fraternidad, diversión y pertenencia. Jungkook comenzaba a pensar que el pertenecer tenía un cierto costo. Y comenzaba a dudar que aquel fuese el tipo de vida para él. Pensaba que debía sentir seguridad de su camino con cada poro de su piel pero no lo estaba logrando. La emoción del principio ya no estaba, y no volvía. En cambio, había sido reemplazada nuevamente por preocupación e inseguridad. Pero eso sólo había ocurrido desde hacía un tiempo, y pensaba que eran por sus problemas mentales a los que siempre le echaba la culpa, pero los síntomas desagradables se volvieron más fuertes y significativos luego de su charla con Taemin.

- Hay algo, y he estado intentando llegar al fondo de esto, pero no puedo contar con nadie.

- ¿Por qué me lo dices a mí entonces?

- Porque no perteneces aquí. Porque no eres como ellos.

No había logrado dormir, y aunque fingía prestar atención a complementar los estudios de su universidad para no alertar a Jimin, no lograba apartar sus pensamientos de la incertidumbre.

El "Hay algo" que Taemin había repetido un par de veces en su conversación privada, le había incrustado un filo de temor en la boca de su estómago. Y tanto estaba dentro de su mente intentando suponer qué debía hacer con esa información, que poco hablaba últimamente.

Entonces se encontró en su habitación, tecleando en su celular y navegado en la ventana incógnito del buscador para intentar encontrar una pista, algo que le ayudase a llegar hacia algún lugar y dejar de dar vueltas en círculos con pensamientos viciosos.

Park Seung

Los resultados sólo parecían hablar sobre la increíble carrera del padre de Jimin y heredero de Alpha chi lambda. Era lo que había escuchado de sus compañeros y de la gente que con gusto participaba de las actividades de los campamentos y demás.

Fue entonces cuando decidió buscar otro nombre: Lee Taesun.

Lo único que encontró fueron artículos hablando sobre el trágico final del chico.

"Joven perteneciente a la conocida fraternidad Alpha chi lambda muere tras quitarse la vida a los veintiún años de edad. Sus compañeros aseguran que el chico presentaba problemas de depresión que no había querido tratar incluso cuando éstos se habían vuelto severos con el paso del tiempo".

El artículo incluso incluía una corta declaración por parte de Park Seung como superior de la fraternidad.

"Alpha chi lambda existe para dar a las personas una razón para encontrarse a sí mismos y sanar sus propias heridas con herramientas que han sido útiles en infinidades de casos. Lamentamos la pérdida de un hermano muy querido hoy, pero esperamos que esto nos enseñe a ser aún mejores para el día de mañana".

Jungkook no pudo haber encontrado menos resguardo al leer el artículo. Su estómago se revolvía mientras fragmentos de su charla con Taemin comenzaba a brotar de su cerebro como lava de un volcán.

Sacudió su cabeza mientras los latidos de su corazón aumentaban repentinamente.

- Mi hermano nunca hubiera hecho algo como eso. Jamás. Él dudaba. Él había dejado de creer hacía tiempo. Así que... Jungkook, si yo algún día...-

La puerta de la habitación se abrió, cortando sus pensamientos de golpe y sólo pudo reaccionar saliendo del buscador en su celular y bloqueándolo inmediatamente. La sonrisa de Jimin, despreocupada y alegre como siempre, le hacía sentir culpable de cierto modo.

Sentía que le estaba traicionando al dudar.

- Hey, bebé... - se acercó a él, dejado su mochila sobre la silla del escritorio antes de inclinarse sobre la cama para darle un beso corto en sus labios apoyando sus manos a cada lado de su cuerpo - ¿Aún no te has levantado de la cama? – frunció el ceño, alejándose un poco para observarle mejor – Estás aquí desde que me fui en la mañana.

- No... - mintió – Hace unos minutos me acosté, estaba cansado de tanto leer.

- Ya veo – sonrió, haciendo desaparecer cualquier pizca de preocupación en su expresión. Volvió a besarle, ésta vez acomodando todo su cuerpo sobre el del contrario.

El silencio les envolvió y sólo quedaron los chasquidos suaves y lentos de sus labios juntándose, el sonido del roce de sus ropas entre sí y contra las sábanas.

Mientras estaban en ello, un pequeño maullido les hizo separarse sólo por unos centímetros y mirar a su costado. Chim les observaba con sus ojos amarillos y grandes, con la intención de obtener atención también. Ambos chicos rieron al verle, y cuando Jimin estiró su mano el minino se cernió contra ella, agradeciendo las caricias.

Cuando estuvo satisfecho se tumbó en un hueco entre las sábanas y Jimin volvió su rostro al menor. Jungkook le miraba con algo de súplica y de rendición.

- Jimin... - deshizo el silencio con su voz baja - ¿Me quieres en serio?

- ¿A qué viene eso tan de repente? – rió incrédulo, observando al pelinegro como si se hubiese vuelto loco – Te quiero, te amo, te adoro... - volvió a inclinarse y besó el filo de su mandíbula para luego juntar su frente sobre la cien de Jungkook – como nunca he querido a alguien así antes...

- ¿Y harías cualquier cosa por mí?

- Creo haberte dicho que sí lo haría. Te lo juré, y tú juraste por mí, la noche que grabamos nuestros nombres.

- Y nada ni nadie puede romper ese juramento, ¿cierto?

El tono de Jungkook sonaba triste, deshilachado, y a Jimin no le gustaba oírle de esa manera cuando hablaban de algo tan hermoso como el vínculo que compartían y el juramento que habían realizado. Era algo que a él le hacía feliz, y quería que también Jungkook se sintiera así.

- ¿No crees en ello? – inquirió.

- Sí, lo hago...

- ¿Pero...?

- Pero, a veces tengo miedo... de que algo te separe de mí... o que ya no podamos volver a lo que somos.

- ¿Por qué estás diciendo estas cosas? Me estás asustando – hizo ademán de alejarse, pero Jungkook le tomó por los lados de su rostro, impidiéndoselo.

- Sólo... son preocupaciones mías, miedos...

- No tienes que temer... yo no me separaré de ti... - frotó su nariz con la contraria, sonriendo para intentar confortarle.

Ojalá Jungkook pudiera decirle lo que le preocupaba. Deseaba poder preguntarle explícitamente si era cierto que era lo más importante para él. Porque temía que en algún momento Jimin tuviese que elegir, y eligiese a Alpha chi lambda en su lugar.

Porque tenía un muy mal presentimiento al respecto.

Al llegar la noche, Jihyun había decidido salir de la casa más temprano de lo normal. Había estado participando de las juntas y los rituales aquella semana que se había quedado en la casa. Había estado trabajando con los iniciados en la casa de Jiyong durante aquella semana.

Sin embargo, tenía aún media hora para llegar a su destino final. En cambio, había aprovechado la oportunidad para desviarse un poco de su camino. Agradecía que el vecindario universitario, a pesar de ser grande, las viviendas no estaban demasiado lejos para dar una caminata en la madrugada y llegar donde deseaba.

Diez minutos le tomó llegar a una casona de similar estilo que el resto y enviar un mensaje mientras esperaba en el patio delantero, raspando el césped con la suela de sus zapatillas.

Levantó el rostro para ver al chico pelinegro saliendo por la puerta y cerrándola con cautela para aproximarse a él con el ceño levemente fruncido en claro cuestionamiento de qué hacía allí antes de la junta.

- Aún falta tiempo para la junta... ¿cierto? – Sungwoon soltó una risa divertida. Se veía relajado. Demasiado relajado para el humor que llevaba Jihyun en esos momentos.

- Acompáñame, vamos a hablar un rato – hizo un movimiento con su cabeza y comenzó a caminar por la acera sin si quiera asegurarse que el menor le siguiera.

- Está bien.

El silencio de la noche sólo dejaba escuchar el movimiento de las hojas de los arbustos o de los arreglos florales de los jardines por los que ambos iban pasando al caminar.

Jihyun no había emitido palabra y el contrario comenzaba a notar una atmósfera un tanto tensa que no esperaba percibir alguna vez en presencia de Jihyun. Éste era un chico que hacía a cualquiera sentir cómodo, su vibra era agradable y amistosa. No estaba acostumbrado a no verle reír, haciendo chistes o simplemente sonriendo con confianza de que era el rey del mundo.

No, esta vez parecía molesto, y la intriga le hizo preguntar finalmente.

- ¿Todo está bien? – su voz sonó cautelosa.

Jihyun camino un poco más, mirando a su alrededor, buscando un lugar donde pudiesen charlar en privado, entre la oscuridad de la noche y algunos árboles cerca de la acera.

Se detuvo y prendió un cigarro, viéndose calmado y sin apuros en responder a la pregunta que le había hecho Sungwoon.

Dio una pitada y cuando el humo salió de sus labios, levantó su mirada y habló.

- Parece que te diviertes enviándole fotos de tu polla a mi hermano, ¿no es así?

Sungwoon entreabrió sus labios, casi que lanza una risa nerviosa al respecto, pero se la tragó al ver los ojos entrecerrados de Jihyun, sin un atisbo de diversión en su rostro.

- Ah, eso... - sus labios formaron una sonrisa torcida – sólo estábamos cachondeando... enviándonos fotografías y-

- No fue lo que Jimin me dijo. Según sé, él no está interesado, y lo sabes, es sólo que no parece importarte.

- Bueno, Jimin es algo arisco, algunas cosas que hice le han molestado – ahora sí dejó salir una risa en conjunto con un encogimiento de sus hombros, como si no fuese la gran cosa – Lamento haberle hecho enojar tanto... pero él realmente me gusta.

Jihyun dio otra pitada a su cigarrillo y lo lanzó en la cara de Sungwoon.

- ¿Crees que me importan tus excusas de mierda? – su tono salió seco y brusco, haciendo que la sonrisa en el rostro del pelinegro se borrase inmediatamente, algo que hizo que Jihyun sintiese satisfacción – Mi hermano te ha dicho que le dejaras en paz, que no le llamases, y hasta hace un tiempo me habías dicho que él te ignoraba. Ya veo por qué. Porque le envías fotos, le envías videos tocándote la polla – dio dos pasos hasta quedar con su rostro casi pegado al de Sungwoon, quien para ese momento ya estaba inmóvil en su lugar y en silencio absoluto – Le dije a mi hermano que si le seguías molestando que te cortaría la polla. Dudo que quieras que eso suceda.

- Vamos, hyung... no quería molestarle, yo sólo quería-

- ¿Follártelo?

- ¿Puedes culparme por ello?

- No me importa qué tan caliente tengas la polla por mi hermano, te le acercas a menos de un metro y te daré la paliza de tu vida.

Sungwoon tragó duro, y se alejó hacia el árbol más próximo, viendo cómo Jihyun mantenía su mirada tajante sobre él. Sus ojos estaban enfurecidos, en serio parecía querer golpearle. No pudo hacer otra cosa más que reír. Negó con la cabeza y ahora el nerviosismo se había esfumado para en su lugar dejar aparecer su actitud provocadora.

- Por favor... sabes que no puedes culparme cuando tú mismo te lo follas.

- Lo que Jimin y yo hacemos no es asunto tuyo.

- Claro que no... - bajó su rostro y se rió, murmurando luego – enfermos...

Tan rápido como la palabra llegó a oídos de Jihyun, su mano se agitó en el aire cayó sobre la cabeza de Sungwoon, enterrando sus dedos en el cabello negro y tironeando hasta inmovilizarlo contra el tronco del árbol a su costado.

La parte posterior del cuerpo del menor sintió el fuerte impacto de la cadera y su cabeza dolió al ser empujada contra la superficie dura y rugosa. Sus ojos se abrieron bien grandes cuando observó el brillo de calor ardiente del extremo del cigarrillo de Jihyun siendo sostenido a pocos centímetros de su mejilla. Tan cerca que podía sentir el calor.

- Parece que no puedes entender las cosas por las buenas...

- Estás loco... suéltame.

- Las cosas son simples, Sungwoon. Dejarás a Jimin en paz. Dejarás de enviarle mensajes, fotografías o videos. Dejarás de intentar llamarle. Incluso dejarás de respirar cerca de él. ¿Comprendes? Olvídate de él, olvídate de tocarle aunque sea un sólo cabello, o voy a destrozarte.

- Realmente estás demente – dijo entre dientes, con el sudor ya bajando por sus cienes – tú y tu hermano. Tú y todos aquí. Jimin vive para ser follado por todos, pero ahora resulta que yo estoy mal – rió secamente – debe ser una jodida broma. ¿Y tú qué? ¿Estás celoso o alguna mierda enferma como esa? ¿Planeas destrozarme? Destrozarme como Jimin destrozó a Mingyu y casi lo mata.

- Mingyu le provocó.

- Sólo estaban bromeando y provocando a todo el equipo como en cualquier partido- Jimin se salió de sus casillas sin razón, él empezó a insultarles. Estaba malditamente desquiciado.

- Se lo buscó.

- Todos lo vimos, Jihyun. Tú estabas ahí. Eso no fue lo que pasó.

El mayor apretó la mandíbula a la vez que mantenía firme su agarre sobre la cabeza del chico. No iba a dejarle moverse hasta que se cansara de retenerle. No iba a dejarle ir hasta que le martirizara lo suficiente.

Esa no había sido la primera vez que Jimin había reaccionado de una manera similar, ni tampoco era la primera vez que su mente confundía la realidad.

Jimin juraba el haber sido provocado por Mingyu, el que éste hubiese insultado a su familia, a su filosofía e incluso a su orientación sexual. Sin embargo, la versión de Sungwoon –y de todos los presentes- era la única cercana a la realidad.

Por esa razón no había sido difícil el hacer que Jimin terminase absuelto de cualquier cargo, no sólo gracias a los contactos de su padre, sino también por antecedentes clínicos que servían para demostrar que Jimin no había estado en todos sus sentidos al momento del partido.

- Lo que pasa es que él está loco. Creo que ser follado por su hermano le jodió la cabeza.

La punta del cigarrillo se enterró en la suavidad de la mejilla de Sungwoon y terminó por hacerle sacudir por el escozor. Un grito raspado quedó retenido en su boca cuando Jihyun bloqueó su salida con la palma de su mano y apretando el agarre ahora en su quijada.

- Eres solo una pequeña mierda como todas las personas que nos juzgarían por lo que hacemos. ¿Por qué estás en Alpha chi lambda en primer lugar? Tu mente está contaminada por tanta mierda y prejuicios sin sentido. Vuelve a opinar sobre mi relación con mi hermano y te agujerearé toda la cara con el cigarro.

Sungwoon no pudo volver a emitir palabra, la mano de Jihyun seguía sin intensiones de soltarle, pero afortunadamente para él, había dejado de quemarle con el cigarro. Probablemente la marca le quedaría de por vida porque le había dolido horrores.

Repentinamente la mano soltó su rostro para estrellarse en un puño contra su rostro, haciéndole caer al suelo sin otra opción. Volvió a golpearle, esta vez en la parte posterior de la cabeza y le obligó a quedarse contra el suelo. El cigarro voló lejos de ambos y Jihyun volvió a taparle la boca mientras que dirigió su mano libre a su entrepierna y allí apretó con fuerza, provocando un agudo dolor que se propagó agresivamente por toda la zona baja del menor. Los gritos, quejidos e intentos por zafarse fueron privados una vez más por el cuerpo de Jihyun sobre él.

- ¿Quieres que te destroce la polla? Ahora mismo puedo molértela a patadas hasta que nunca más puedas levantarla. Si dejas de acosar a mi hermano te la dejaré intacta. Tú decides. ¿Quieres seguir siendo capaz de usarla? – Sungwoon no dudó en asentir desesperadamente con su cabeza, soltando lágrimas entre sus párpados cerrados, deseando que le soltase de una vez – Bien.

Jihyun le soltó finalmente, poniéndose de pie y sacudiendo las rodillas de sus pantalones y acomodando su chaqueta. El otro chico se retorció en el piso, con ambas manos en su entrepierna y quejándose por lo bajo.

- Irás a purgarte de nuevo en poco tiempo. Te veo en la junta en unos minutos.

Aquello fue lo último que le dijo al chico antes de irse y perderse en la oscuridad del vecindario y sintiendo la calma en su interior al haberse asegurado que aquel bastardo no volvería a molestar a Jimin.

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