28. Lobos disfrazados de ovejas

A Jimin le gustaba ver el placer plasmado en el rostro de su novio, perdido en la nebulosa de lujuria pura y disfrutando de su miembro entrando y saliendo por su esfínter enrojecido por el roce.

Hacía unos meses sólo podía fantasear con estar dentro del cuerpo de ese chico callado, tímido y cristiano que había llegado a su casa esperando tener la vida de un estudiante normal.

Había deseado apoderarse de su cuerpo entero cuando se obsesionó con la idea de poseer cada uno de sus lunares con su lengua y boca. Había pensado que el interés era netamente sexual hasta que Jungkook se volvió en un interés romántico tiempo después. Y por lo tanto, no sólo no había podido mantener sus manos fuera de él, sino que también su mente y espíritu.

El espíritu para Jimin era esa cosa que despertaba en su interior y vibraba al tener a Jungkook cerca. Y por la misma causa, vibraba cada vez más fuerte, siendo atraído hacia el pelinegro, y era cada vez que Jimin sentía ese tirón en su pecho -como si fuese realmente físico y no metafórico- que sentía como si quisiera hacerse uno con Jungkook. Era el equivalente al alma, pero con la diferencia de que el espíritu no reencarnaba. Según los Tamonistas, el espíritu era una simple palabra para denominar todo lo que sucedía dentro del cuerpo y que no podía ser visto ni tocado. La parte emocional de un ser. 

Besó el espacio detrás de la oreja del menor, quien estaba de boca contra el colchón dejando que acoplase su cuerpo contra su espalda y rozando su miembro contra el surco entre sus glúteos.

- Ponte de costado, bebé – indicó con su voz suave, la que siempre usaba con él en la cama.

Jungkook se giró sobre su costado. Jimin le hizo flexionar la pierna para que en esa posición dejase el paso libre entre sus nalgas. Sus caderas quedaron completamente de costado, apoyando todo su cuerpo sobre su lado derecho y sus dedos se aferraron a las sábanas en cuanto la cabeza carnosa y firme comenzó a entrar en su cuerpo, expandiendo sus paredes apretadas por la posición y haciéndole gruñir ante la sensación.

Giró su rostro para apreciar la expresión de su novio. Jimin disfrutaba de cada centímetro que exploraba con su miembro dentro de él. Disfrutaba de cada roce, de cada apretón sobre su longitud. Lo expresaba asomando su lengua entre sus labios y jadeando.

Los momentos post-sexo eran de cierta manera sagrados. La calma podía percibirse en el aire por la intimidad del silencio a su alrededor, la calidez de la recámara calefaccionada y sus cuerpos cómodamente juntos el uno al otro entre las sábanas. Satisfechos y apaciguados.

Si alguien le hubiese preguntado a Jungkook en ese momento qué deseaba hacer con su vida, él hubiese respondido que su único interés era estar en la cama apretado a su hyung. Incluso aunque ya era un Alpha -con sus cicatrices de pertenencia ya sobre su piel- lo único que deseaba era perder su tiempo en la cama con su otra mitad.

A veces se sentía demasiado intranquilo, demasiado ansioso, y sólo estando con Jimin su mente se aclaraba y mermaba su preocupar. Dentro de esas cuatro paredes y entre la comodidad de sus sábanas y su cuerpo favorito emanando calor, Jungkook podía recordarse cuál era su propósito y por qué había estado tan comprometido en ser un Alpha.

Era la primera vez que Jungkook salía de su zona de confort donde había sido criado y si bien lo había sentido como una jaula por un largo tiempo –y su deseo por escapar y buscar otro refugio nació de ello- el Tamonismo era una filosofía a la que él había tenido que adaptarse también. Y no era fácil.

En aquella pequeña cabaña que a él tanto le llamaba la atención al fondo del parque trasero de la casa -donde había visto innumerables veces a sus hermanos reunirse en privado- realizaban charlas y debates sobre temas de la vida. Ahora que era parte podía participar de las reuniones donde hablaban sobre derribar prejuicios y preconceptos que hacían a las personas vivir dentro de cárceles invisibles a lo largo de sus vidas.

"Los miedos los inculca la misma sociedad. Nadie temería a un payaso de no ser que tal imagen fue utilizada para infundir miedo en películas e historias de terror. Pocas son las personas que piensan que los payasos son indefensos y agradables. Su significado infantil fue reemplazado por uno oscuro y tenebroso".

Los Alphas mayores aseguraban que la sociedad enseñaba a las personas a tener miedo de cosas que no necesariamente suponían un peligro en primer lugar. Y reconocer eso es el secreto a un proceso que para los Tamonistas era primordial: deconstruirse.

En el campamento había presenciado personas llorando agradecidas por encontrar un consuelo en aquella filosofía que les permitía abandonar miedos y traumas que habían sido impuestos en sus vidas sin que ellos lo deseasen.

Jungkook había visto que el padre de Jimin era un científico reconocido por su investigación en neurociencia y en filosofía. No había tenido el placer de conocerlo personalmente, pero en cuanto pudo ver videos del mismo en las reuniones con sus hermanos, había comprendido qué era lo fascinante de ese hombre. Era simplemente una persona brillante que atrapaba a cualquiera con su hablar, como todo Alpha pero a un nivel superior.

"Si tomamos el papel de víctimas frente a una sociedad que construye amenazas a la vuelta de cada esquina, sentiremos que toda nuestra vida está en manos del resto y no en las nuestras. Cuando era joven decidí buscar qué era aquello que podía liberar a nuestras mentes y nuestros corazones de tanta angustia y sufrimiento. Me di cuenta que el secreto está en la forma que percibimos al mundo y a nosotros mismos. Entonces trabajé duro para que la gente pudiese sanar y darse cuenta que los únicos que pueden salvarlos del sufrimiento y la injusticia son ellos mismos. Podrán hacerte daño, pero la real fortaleza viene de tu mente y tu espíritu"

Jungkook observaba la pantalla de la tv en compañía de sus hermanos y pensaba que él aún no había llegado a sentirse así de poderoso. A veces sospechaba que algo estaba haciendo mal, porque no lograba sentirse independiente y capaz de salvarse, más bien todo lo contrario.

Se percataba de ello cuando sentía que su mundo no tenía sentido y buscaba refugio en los brazos de Jimin y reconfirmaba que no le interesaba el mundo exterior o sus aspiraciones mientras que estuviera pegado a él.

A veces se recordaba que sería cuestión de tiempo hasta que pudiera ver la vida con otros ojos y dejar de sentirse tan consumido por sus temores. A veces Jungkook sentía miedo y no sabía a qué. Las noches de no poder dormir se habían intensificado con el pasar del tiempo y esa sensación de incertidumbre le asechaba constantemente. De vez en cuando sufría algún que otro ataque de pánico. 

En algún momento pensó que había mejorado, pero ya no era el caso. Parecía haber retrocedido.

Jimin tenía siempre las palabras justas para calmarle, por eso se le hacía tan fácil poner todo su ser a su disposición. Además, Jimin era alguien que sabía perfectamente sobre la angustia y cómo hacerle frente para dejarla atrás y volverse fuerte.

Cada que podía le preguntaba sobre su familia, sobre su padre, con la curiosidad en su mente, plantada queriendo saber más sobre cómo había sido para su novio ser criado bajo una filosofía tan distinta al resto de las personas.

- Bueno, mi padre siempre fue muy liberal con Jihyun y conmigo, pero no era como si no nos pusiera límites, nos educó de manera que siguiéramos nuestros instintos y lo que nosotros deseáramos ser. A veces el tener una familia que llama tanto la atención por sus costumbres termina por convertirte en el raro del salón.

- Ni me lo digas... - Jungkook enfatizó con irritación, haciendo reír al mayor.

- Pero también eso fue lo que me hizo fuerte. Cuando te crían para que te sientas orgulloso de dónde vienes y tu familia es tu mayor pilar, entonces comprendes que son los demás quienes están equivocados. Cuando me mostré fuerte y seguro comencé a ganar amigos y a formar mi propia realidad.

- Te imagino siendo tan inteligente y maduro incluso de pequeño... - se amplió una sonrisa en los labios del menor, pensando en lo admirable que era Jimin.

Hasta cuando le veía navegando en el mundo de la literatura, leyendo sin parar, concentrado como si no existiese nada más, le hacía pensar que de niño seguramente era de la misma forma. Pero por sobre todo era todo lo contrario al estereotipo de chico intelectual y culto, era todo eso y además alguien popular, divertido y amigable. Pero sabía que eso no había sido gratis para el pelinaranja.

- Bueno, Jihyun siempre fue así en realidad, y yo sólo seguí sus pasos. Mi padre siempre se aseguraban que nos acompañásemos y aprendiéramos todo juntos. Y lo mismo que aprendí con él también lo hice con los demás. Las cosas que aprendí con mi familia de sangre las apliqué con el resto de los Alphas, siempre fue algo natural al criarme con Jackson y otros.

Jimin le acarició la espalda desnuda, inclinó su rostro y besó su frente mientras el menor se aferraba más a él, envolviéndole con brazos y rozando sus piernas. Estaba feliz de tener a Jungkook a su lado, de que le quisiera tanto y fuera parte de una de las cosas más importantes en su vida. No sabía lo tanto que necesitaba un compañero, toda su vida había estado dedicando su tiempo a sus hermanos y a la fraternidad, sin saber lo que era querer a alguien románticamente, en un sentido no fraternal.

Sentía que Jungkook había sido la única persona con la que había logrado conectar de una manera profunda e intangible.

Dejaron de lado su conversación cuando un sonido extraño se escuchó contra la madera de la puerta. Unos arañazos que, al reconocerlos, Jungkook se puso de pie, colocándose su pijama de dos piezas y abriendo rápidamente para dejar entrar a Chim. El pequeño felino entró como un rayo a la habitación, metiéndose debajo de la cama donde el mayor se encontraba.

A ambos les pareció extraño el comportamiento de su gatito, por lo que se asomaron por debajo de la cama.

- Ven, Chim-chim, no te escondas, aquí estás a salvo – el menor palmeó el piso a su lado y el felino se acercó lentamente a él, saliendo de debajo de la cama y dejándose mimar por sus dos padres.

- ¿Qué pasó, pequeño? ¿Qué te ha asustado? – Jimin lo tomó y miró a los ojos, sonriéndole y juntando su nariz con la naricita del animal.

Fue en ese instante que ambos escucharon el ruido de un golpe que les hizo sobresaltar en sus lugares. Miraron hacia la puerta medio abierta, el golpe había venido del pasillo y había sonado a una puerta cerrándose con fuerza. Aquello les pareció extraño, pero no le dieron mucha importancia hasta que escucharon a alguien gritar.

Se miraron alarmados e inmediatamente Jimin también se vistió. Ambos salieron de la habitación, dejando a su gatito dentro.

"¡Suéltame!", oyeron otro grito a la lejanía.

Corrieron por los pasillos, viendo que Ten también salía de su habitación mostrando confusión.

Era media noche y todos ya estaban en sus propios asuntos. Nadie esperaba que hubiese algún disturbio, sin embargo, era Jimin quien estaba más alarmado. La voz que habían escuchado pertenecía a Taemin y eso sólo podía significar "malas noticias".

Corrieron hasta la habitación del chico, abriendo la puerta rápidamente, sin tocar.

- ¡Te he dicho que me dejaras en paz! ¡Vete! ¡No me toques!

Taemin se alejó de Kai como si sus manos estuvieran hechas de fuego, pegándose contra la pared.

- Hey, ¿Qué mierda sucede? – preguntó Jimin con el ceño fruncido. Kai se volteó a mirarle y soltó el aire de forma tosca y cansada.

- Lo mismo de siempre – se encogió de hombros, colocando sus manos en sus caderas.

Jimin observó al otro chico, pegado a la pared y llorando con fuerza. Le estaba mirando, le miraba con tanta fuerza que sentía un peso demasiado grande sobre sí mismo.

Atrás de él estaban Jungkook y Ten. El último miraba con pena la escena, mientras que Jungkook sólo podía estar allí sintiéndose confundido y preocupado por la situación que apenas comprendía. Afuera se escuchaban murmullos de sus otros hermanos, preguntando qué sucedía con todo el alboroto.

Taemin era un chico callado y tranquilo, Jungkook no pensaba que podría verle así de alterado.

El pelinaraja sintió todos los músculos de su cuello y hombros tensarse cuando Taemin volvió a gritar cuando Kai intentó acercarse a él nuevamente.

- ¡Basta! ¡No te quiero cerca! Yo... - su mandíbula temblequeó al igual que sus manos formando puños – No quiero más esto. Jimin... Jimin, por favor...

- Kai, vete de aquí – la voz del pelinaranja sonó dura, era una orden firme. El nombrado le miró con una ceja alzada y sonrió incrédulamente.

- ¿Por qué me tratas como si fuera mi culpa? Si él sigue así ya no sé cómo quiere avanzar – bramó. Jimin se masajeó el rostro, sintiendo una punzada en su cabeza.

- Debemos hablar. Vamos.

Kai torció los ojos, pero no le quedó de otra que seguir al pelinaranja fuera de la habitación.

Jungkook los vio irse y luego miró cómo Ten intentaba calmar a Taemin. El resto de los presentes se fueron a sus habitaciones entre quejas y suspiros cansados como si el conflicto ya no les sorprendiera.

Ten animó a Taemin a que se sentara en su cama y le habló un poco acariciando su espalda. Le decía cosas que Jungkook no comprendía bien, relacionadas a su problema, el cual él aún desconocía.

Se sentía mal de ver al chico de esa manera, tan alterado, temblando y apenas respondiendo a los intentos de ayuda del otro.

Taemin sólo podía repetir la frase "Lo siento", con la cabeza a gachas.

Ten dejó la habitación una vez que vio que Taemin parecía algo más calmado. Le aconsejó que durmiese e intentase descansar sin pensar en cosas innecesarias.

Cuando Jungkook quedó solo en la habitación con el chico aún en su cama, le vio queriendo contener las lágrimas a cualquier costo, tanto que todo su cuerpo temblaba.

- Hey... Taemin... - se animó a acercarse, sentándose a su lado con la esperanza de que no le molestase su presencia allí - ¿Necesitas que te traiga agua? ¿O algo? Puedes pedirme lo que sea.

- No... estoy bien... - sorbió por su nariz y limpió sus lágrimas con sus dedos.

- ¿Quieres hablar? Jimin me ha contado que hace tiempo no te sientes bien... que estás estancado.

- Estancado... - repitió la palabra con un tono muerto – Estancado es lo que todos dicen...

- ¿Disculpa?

- Nada – negó con la cabeza y batió su mano en el aire – No tiene importancia.

Luego de haber pasado unos minutos, Taemin parecía un poco más calmado. Su respiración había vuelto a la normalidad y no estaba llorando, ya no parecía estar a punto de romperse.

No cabían dudas de que el chico tenía un serio problema que no podía solucionar con Kai, pero no entendía a qué se debía. El otro chico parecía siempre dispuesto a mejorar la relación, mientras que Taemin sólo lo evadía.

Fue entonces cuando recordó la vez que les había visto juntos esa noche. Jungkook había quedado tan impactado por la escena que no se había detenido a analizarla. Tampoco creía que había mucho que analizar, pero ahora comprendía por qué le había parecido que ambos se trataban un tanto bruscos mientras estaban intimando.

Jungkook frunció el ceño y miró a Taemin -éste perdido en su mente como siempre- y se hizo una pregunta.

¿Por qué Taemin se acostaría con alguien que odiaba?

No tenía sentido.

- Jungkook, ¿Por qué te uniste a Alpha chi lambda?

La pregunta le empujó fuera de su cabeza, nuevamente a la habitación con Taemin. Parpadeó y boqueó un poco, sorprendiéndose de la pregunta personal y repentina.

- Bueno... - frunció un poco sus labios, removiendo en el fichero de su cabeza las razones, y sonriendo al encontrar a Jimin entre ellas – La verdad es que nunca supe mucho sobre fraternidades y esas cosas, siempre pensé que era algo de chicos populares como mostraban en las películas, algo que claramente no era lo mío. Luego al estar aquí todos ustedes me recibieron como si fuera uno más, y Jimin me alentó a ser alguien más fuerte y determinado. Me pareció siempre admirable ver gente como Jackson y Jimin dirigiendo a otros, y viéndolos a todos ustedes tan unidos. Entonces sentí que quería ser parte.

- Hm, así como lo dices parece maravilloso – la amargura pesaba en su voz y era tan palpable que a Jungkook le descolocó – Eran buenas épocas, antes.

- ¿Antes?

- Las cosas cambian, Jungkook. ¿Es por Jimin que te has unido? Él tiene un talento nato para hacer que la gente se una a nosotros – rió secamente – Él y Jihyun... tienen la capacidad de hacer que la gente confíe en ellos.

- Él sí influyó mucho en mí, pero fue porque me demostró que yo podía ser alguien. Antes yo no tenía confianza en mí mismo.

- Estás enamorado de él, ¿cierto? Mira, es evidente así que no hace falta que lo niegues.

Sus mejillas se pusieron algo calientes y evitó mirar a Taemin por un rato. Nunca había hablado de sus sentimientos con alguien más, pero era cierto que últimamente habían sido poco discretos y algunos ya les habían descubierto. Aun así, no se esperaba que alguien le preguntase por ello.

- Sí, lo estoy.

- Y él está enamorado de ti – suspiró – Es la primera vez que lo veo tan al pendiente de alguien. ¿Y tú? Hasta dejaste a tu novia para estar con él.

Un surco se formó en el entrecejo de Jungkook. Arrugó su nariz instantáneamente, mirando a Taemin como si le hubiese crecido una segunda cabeza.

- ¿Novia? – se rió y negó con la cabeza – Nunca he tenido novia.

- ¿Qué? 

- No, nunca he tenido ninguna... nunca he estado en una relación con nadie. Soy de familia cristiana y... somos bastante reservados. Mantenemos la castidad antes del matrimonio - apretó sus labios, sintiéndose avergonzado de hondar en detalles. Se rascó el cabello de la nuca – Jimin fue incluso mi primer beso.

Esperaba que Taemin se riera, o le dijera algo como que no podía creer que alguien de su edad no hubiese caído en la tentación del sexo anteriormente, pero, por el contrario, el chico le miró con su boca entreabierta y sus ojos gelificados en los suyos; inmóviles y bien abiertos.

La expresión era de sorpresa, pero también le hizo sentir como si hubiera dicho algo que no debía, y eso le hizo sentir aún más extraño.

- ¿Qué... sucede?

- Castidad antes del matrimonio - cerró los ojos con fuerza, como si le fuera a dar una jaqueca – Tú... ¿Nunca estuviste con nadie antes de Jimin?

- N-no... nunca.

Jungkook no sabía a qué venía la pregunta ni tampoco la reacción del mayor, parecía que estaba intentando acomodar los engranajes en su cabeza, tragándose palabras y pensamientos.

- Eso... no se lo digas a nadie – dijo seriamente – Imagino que...no andas por todos lados contándole esto a la gente, pero no vuelvas a mencionarlo.

- De acuerdo... - la confusión era aún más grande ante la reacción del mayor, pero prefería simplemente asentir y seguir adelante, dejando ese tema incómodo de lado – Pero... ¿Qué era eso de que yo tenía una novia?

- Un rumor estúpido, supongo.

Jungkook se preguntaba por qué un rumor como ese había llegado a oídos de Taemin.

Y aún más importante, ¿Por qué se había iniciado tal rumor en primer lugar? ¿Quién lo había hecho?

Ambos mantuvieron un silencio sepulcral, y por más que Jungkook deseaba tener respuestas a las dudas que le generaban confusión en ese momento, la tensión en el aire no le permitía articular ninguna palabra. Miraba a Taemin de reojo y luego volvía a enviar su mirada hacia otro sector de la habitación.

Un escalofrío le recorrió la espina dorsal cuando escuchó el murmullo de Taemin.

- No deberías estar aquí.

Dudó por un segundo de que se lo estuviese diciendo a él, pero cuando le miró se dio cuenta que el contrario también le observaba, con cierta cautela, pero también con la oscuridad pesando en sus orbes.

Quiso preguntar por qué, pero el contrario decidió continuar por su cuenta.

- Hay cosas que no están bien, y si no te vas a tiempo podrías acabar mal.

Era una advertencia, no sabía sobre qué, pero no le gustó la forma en la que pronunciaba las palabras con un deje de miedo y sus ojos se iban hacia la puerta para asegurarse que nadie estuviese cerca para oírle.

No tenía palabras, no sabía qué decir al respecto. Un nudo de nerviosismo se había formado en su tráquea.

- Eso... ¿Tiene que ver con tu problema con Kai? – pudo lograr que su voz saliera, aunque algo entumecida.

- No es seguro hablar de eso... - su mirada se dirigió nuevamente a la puerta - Hay lobos disfrazados de ovejas...

Jungkook tragó duro y también miró en esa dirección. La puerta estaba levemente abierta y sólo se veía la profunda oscuridad del pasillo acompañada de silencio. La oscuridad que estaba al asecho de un momento de debilidad para ahogarle. Aquella sensación que tenía desde hacía tiempo y no podía dilucidar su procedencia, ahora sabía que no eran sólo ideas suyas. Había algo, porque la inquietud en los ojos de Taemin se lo confirmaban, que no era su simple ansiedad sino algo que venía de afuera.

Había peligro pero no sabía de dónde provenía.

- ¿Por qué... no? – la voz le tembló. Apretó sus dedos contra la tela de su pijama.

- Hubo problemas con personas de Alpha chi lambda en el pasado, Jungkook. Personas que sabían cosas. Y esas personas ya no están.

- ¿No están? ¿Dónde se fueron?

- Ya no existen.

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