20. Hueco
No era la primera vez que Jungkook se encerraba en el baño y se tardaba un buen rato en salir. Tampoco era la primera vez que dejaba correr el agua de la ducha para engañar a quien fuese que estuviese fuera del cuarto y fingir que se duchaba.
Luego del campamento, el pelinegro había tomado nuevos hábitos antes de ducharse.
- Jimin... Dios, Jimin...
Estaba desnudo, arrodillado con uno de sus codos como soporte sobre el duro suelo, sujetando todo el peso de su cuerpo, mientras que su otro brazo estaba estirado hacia atrás, y sus dedos índice y medio introducidos en su trasero respingado.
Las vacaciones ya habían terminado hacía unos días y Jungkook había aprovechado a explorar su cuerpo.
Las actividades continuas del campamento no habían dejado ni una pizca de fuerza ni energía en Jungkook. Había tenido que disculparse con su padre por cancelar los planes de su visita. Necesitaba recargar energías y, además, muy en el fondo no disponía de ganas de volver bajo el ala de su padre, ahora que había logrado tener su espacio no quería cederlo tan rápido.
A pesar de que el campamento había estado repleto de actividades intensivas, sintió que había aprendido mucho y mejorado su relación con sus hermanos. Las noches de fogata con anécdotas divertidas y vergonzosas le había acercado a ellos. Aunque, por otro lado, la idea de iniciarse le dio un poco de miedo al escuchar la historia de Kai, donde había tenido que caminar por la carretera completamente desnudo hasta ser detenido por la policía local, o el caso de Jin, quien había sido forzado a salir corriendo con dos hotdogs sin pagar, robándoselos al señor del puesto callejero de comida rápida que le persiguió hasta que le perdió de vista.
Jungkook sólo esperaba no fuesen demasiado severos al momento de su iniciación. Suficiente era saber que debía soportar que le quemasen la piel y la carne para dejarle una marca en su vientre. Lo que sí sabía, era que fuese lo que fuese, debía hacerlo si quería entrar a Alpha chi lambda, y la realidad era que se había decidido luego de la última noche de campamento. No tenía vuelta atrás, comenzaría a prepararse mentalmente para estar listo ante cualquier desafío.
Se sentía bien con su decisión, con coraje y sin titubear. Probablemente una de las pocas veces que había decidido algo con tanta determinación, además de la carrera que estudiaría en la universidad.
Pero, incluso luego de sentirse bien consigo mismo por no dudar, su paz se veía momentáneamente interrumpida por sus pensamientos sobre Jimin. Ignorar lo que sentía cuando el pelinaranja se iba por las noches a acostarse con otras personas era una tarea simplemente imposible.
Había saltado al vacío, pensando que ser directo y tener coraje era todo lo que necesitaba para demostrar sus sentimientos y dejar en claro que él quería avanzar. Ir más allá de las caricias y los besos. Pero Jimin no quería.
Estaba demasiado confundido.
El punto principal de su confusión se debía a que el mayor había sido explícito en que tenía interés de tener relaciones sexuales con él. El hecho de que al segundo siguiente le dijo, entonces, que no podían acostarse juntos, fue lo que desacomodó los peldaños de su lógica.
Jimin tenía todo el derecho de rechazarle, de no querer tener relaciones con él, pero creía merecer una justificación luego de haber escalado tanto en su relación.
Sin embargo, era tonto querer engañarse a sí mismo. Jungkook tenía la ansiedad también escalando y construyendo altas expectativas respecto de su relación con Jimin. Todo parecía sentirse mejor estando con su hyung. Su propia piel se sentía mejor, su propia existencia, como si la presencia del mayor a su lado le recordase que él podía ser alguien, incluso aunque nadie lo supiese o a nadie le importase.
Así que, quería tener la atención de su hyung sólo para él y no le importaba parecer egoísta. Quería que le mirara, le besara, le hiciera caricias y le recorriera el cuerpo sólo a él. Incluso cada vez que le decía que se quedase y no fuera con esas personas, Jimin sonreía con algo de culpa y se despedía de él de todas formas, prometiéndole que volvería luego para que estuvieran juntos.
Eso era terrible y Jungkook comenzaba a sentirse fatal.
Y fue así que terminó calmando su ansiedad utilizando sus dedos en su cuerpo.
Si bien no había empezado por esa razón, sino que él estaba determinado en estar preparado para que Jimin algún día pudiese tomarle, sucedía que le había gustado más de lo que esperaba.
Se había sentido muy nervioso cuando se imaginó a él recibiendo a Jimin. El momento de calentura y valentía no le había dejado ver que no había pensado bien las cosas antes.
¿Y si no le gustaba? ¿Y si se sentía extraño? ¿Y si le daban ganas de quitar a Jimin de encima suyo?
No podía permitirse un fracaso de tal magnitud. No quería arruinarlo.
No había tenido otra alternativa que probarlo él mismo, era todo lo que podía hacer para ganar un poquito de ventaja; conocer su cuerpo. Gracias a internet y algunos libros, había logrado sacar un par de ideas.
En fin, si su problema era que no le gustase, entonces ya no debía preocuparse. Le gustaba, se sentía bien, demasiad bien, y su mente volaba muy lejos cuando pensaba en lo increíble que debía sentirse que fuese Jimin quien le provocase esas sensaciones.
Increíble como todo lo que le provocaba Jimin. Increíble como su amigo Yoongi le había dicho que era el sexo una vez.
Cada vez que el mayor se iba por las noches, él llenaba su vacío con una buena sesión de masturbación anal. Necesitaba atención, moría por ella. Necesitaba calor, toques y besos. Muchos besos por todo su cuerpo y la figura de Jimin contra él.
La lluvia de la ducha ayudaba a esconder sus gemidos.
Sus rodillas dolían contra las cerámicas, le mantenían firmemente, aunque sus piernas abiertas sufriesen temblores.
Había utilizado saliva y parte de su pre-semen para lubricarse hasta que sus dedos entrasen y saliesen sin dificultad. Para entrar en calor le gustaba meter un dedo y luego sacarlo para meter otro, sintiendo los anillos musculares cerrarse y abrirse. Incluso aunque no tocase su próstata, se había acostumbrado a la sensación luego de varias veces, y el morbo le hacía excitarse de tan sólo sentir algo entrando por allí.
Quebraba su espalda baja para hacer sobresalir su trasero aún más, subiéndolo y adentrando sus dedos más profundos, adentrando sus falanges y curvándose dentro para hurgar en búsqueda del placer. Tres dedos juntos cabían a la perfección, los metía lentamente y entonces los giraba dentro para luego sacarlos y volverlos a meter.
Se relamió los labios e inspiró profundo, su entrada se estiraba y cuando separaba sus dedos y la sensación tirante le hacía apretar el vientre y su miembro palpitaba rojo.
Introdujo sus dedos juntos y profundo y sintió su cuerpo temblara. Cada vez que daba con su próstata era su perdición. Suspiraba con fuerza y la voz se le entrecortaba, gemía, jadeaba, y sus piernas poco a poco se iban debilitando abriéndose más. Sus pies descalzos para ese momento ya estaban juntos, talón con talón para hacer palanca y no permitirse caer por sus rodillas tendiendo a resbalarse y sus piernas a abrirse cada vez más.
Cómo deseaba que Jimin estuviese allí. Aún no había logrado tener el valor nuevamente para proponerle hacerlo. El miedo al rechazo era demasiado grande y le había mantenido haciendo tiempo por noches interminables de soledad y masturbaciones casi diarias.
A veces le causaba gracia cómo las cosas habían cambiado tanto, nunca se hubiera imaginado estando necesitado de sexo, tan urgido. Pero no era simplemente sexo lo que quería. Él quería a Jimin. Quería al mayor con todo lo que éste incluía. Quería todo, cada pequeña parte de él.
Quería que Jimin se uniera a él. Quería que sus cuerpos se uniesen y se diesen placer mutuamente. Quería que le dijera cosas sucias y cosas lindas. Que le dijera todo lo que sentía al meterse en su cuerpo, que le dijese qué tan bien se sentía su calor. Quería que le besara la espalda, los hombros, mientras siguiera moviendo sus caderas.
No podía aguantar los gemidos, se mordía sus labios dolorosamente para no cometer el accidente de ser descubierto.
Su mente desbordaba en Jimin y en placer cuando su orgasmo llegaba cada vez que sólo masajeaba su próstata hasta temblar y perderse.
Su pene se sacudía varias veces cuando sus dedos abusaban de su próstata con insistencia, tanto que ya comenzaba a arder y doler. Su cuerpo se retorcía y se desplomaba sobre las frías cerámicas del suelo. Y entonces todo era frío como el suelo sin Jimin.
- Maldición... - jadeó con su espalda contra el suelo y su pecho bajando y subiendo - Creo que... estoy jodido - soltó mirando hacia el techo.
Estaba jodido, pero no de la forma que quería.
Ya se estaba cansando de esa situación.
No importaba cuántas veces se masturbase metiéndose los dedos, ni cuántos de ellos se introdujese. Él quería a Jimin.
- Hijo de tu... - se mordió la lengua y exhaló con un quejido pesado - ¿Por qué no me quieres?
Se sentó sobre su lugar, encorvándose sobre sí y tapando su rostro con sus manos. Le ardían los ojos, y pronto unas lágrimas calientes rodaron por sus mejillas coloradas. Intentó respirar lentamente para no permitirse ponerse peor. Su corazón latía entristecido. No esperaba que la persona que le había hecho sentir visto, le hiciera sentir invisible otra vez.
Jimin había estado de cierta manera un tanto más distante ese tiempo. El menor esperaba que sólo fuesen ideas suyas, pero se hacía evidente cada que quería tocar a Jimin y que éste le tocase. Parecía como si el mayor evitase ir más allá o poner las cosas demasiado calientes. A veces parecía abrupta su forma de concluir sus encuentros.
Podía sentir la oscuridad refloreciendo dentro de su ser. No le gustaba volver a sentir aquella fuerza que le tiraba hacia abajo.
El rechazo era doloroso. Era cruel.
Y entonces, el dolor era lo suficiente fuerte como para manifestarse, y Jungkook no podía aguardarlo más dentro. Le lastimaba, le hacía sufrir. Porque podría haberse acostumbrado al rechazo de muchas personas, a que le llamasen raro y le diesen la espalda, pero no podía aceptar el rechazo de Jimin. No podía aceptarlo cuando ambos parecían gustarse tanto.
- Jimin.
La voz de Jungkook sonó temblorosa pero severa. La habitación estaba en las penumbras como cada noche, y la figura ya inconfundible del mayor había estado a punto de esfumarse por la puerta.
Se detuvo para voltearse y darle su atención seguramente sólo por unos segundos. Pero Jungkook no dejaría que se escapase sin antes aclarar las cosas entre ambos. Él se estaba volviendo loco y Jimin no era si quiera consciente de que le había herido.
- ¿Qué sucede? ¿No puedes dormir?
- No - respondió negando con la cabeza - No puedo dormir ¿Podrías dormir conmigo? - intentó sonar lo más convincente posible, su voz bajita y sus ojos de bambi.
- Bebé, debo irme, pero cuando vuelva en una hora y media-
- No vayas - se apresuró a decir poniéndose de pie. El contrario alzó las cejas sorprendido de su actitud - ¿Por qué has estado evitándome últimamente? Y no digas que no lo has estado haciendo... no soy tonto.
Jimin no supo qué responder, porque lo primero que iba a salir de su boca era negar aquello como un cobarde, pero tal y como Jungkook había dicho, él no era un tonto y claro que lo había notado. Pero le había subestimado al creer que nunca le enfrentaría.
Y sí, el menor no estaba bromeando, ni tampoco planeaba seguir en silencio ningún tiempo más. Porque el rechazo era el equivalente a un abandono, y no quería vivir otro abandono, porque nuevamente sentía su pecho desgarrándose. ¿Por qué la vida había puesto a Jimin en su camino si luego iba a sacárselo?
¿Era por obra de Dios? ¿Era Tamon, el Universo?
Ya no sabía dónde hallar las respuestas porque una vez más perdía lo poco de lo que lograba aferrarse para comprender su vida.
- Desde el campamento, cuando te dije que quería tener relaciones contigo, me has tratado diferente, distante. Y no entiendo por qué - negó con su cabeza, se sentía incluso más doloroso decirlo en voz alta - Quizás... ya no te gusto tanto, o no soy lo suficientemente caliente como para que quieras intentarlo, pero-
- No - el mayor se acercó a él, interrumpiendo sus palabras - No digas eso. Lo eres. Eres caliente y me gustas.
- ¿Y entonces? - parpadeó con un haz de desesperación - Te acuestas con esas personas... ¿No lo haces conmigo porque no te gusto más que ellos?
- No es eso. Tú me gustas, incluso más de lo que hubiera imaginado. Pero ellos no me gustan, Jungkook. Lo que hago con ellos es sólo un compromiso.
- ¿Compromiso? - entrecerró los ojos sin comprender - ¿Quiénes son?
- Son miembros recién iniciados de Alpha chi lambda. Tenemos sexo porque creemos que es una buena forma de aumentar la confianza entre nosotros y estar en sincronía. Se refuerzan nuestros lazos y aumenta nuestra energía mediante la práctica sexual. Es una forma de revitalización y conexión.
El menor no estaba seguro de entender en su totalidad qué cosas le estaba contando Jimin. Intentó ordenar las oraciones en su cabeza para procesarlas, no era difícil, pero era confuso. ¿Significaba que eran personas de la fraternidad con quien se acostaba siempre? ¿No eran simples aventuras ocasionales como había pensado? Y más escandaloso aún, ¿Lo hacía por compromiso?
Negó con la cabeza inconscientemente. ¿Era normal lo que le estaba diciendo?
- ¿Por qué tienes tú ese compromiso?
- Soy parte importante de Alpha chi lambda y fui elegido para guiar las prácticas sexuales.
Jimin no tenía ninguna expresión en el rostro que Jungkook pudiese leer. Simplemente parecía que lo que decía era sumamente natural para él. Jungkook se sentía más confundido que antes, no esperaba que las sesiones de sexo de Jimin fuesen algo tan... esquematizado. Aunque eso explicaba por qué era tan consistente. No era por el simple deseo sexual, era por compromiso. Su compromiso como miembro de la fraternidad.
- Bueno... lo haces con ellos. ¿Y por qué conmigo no? Lo has hecho con ese chico... el beisbolista... - le recordó - y... supongo lo has hecho con Sungwoon también - Jimin no pudo evitar rezongar al oír esos dos nombres.
- Sí, lo hice con el beisbolista, Mingyu, y mira cómo terminaron las cosas. Y Sungwoon es uno de los iniciados, así que esa es la única razón por la cual me he acostado reiteradas veces con él, de lo contrario no lo hubiera hecho. Él no me gusta y no tengo ningún interés en él. Pero nosotros... no creo que debamos hacerlo.
Jimin sentía el sudor creciente en su nuca y su cuello acalorado. Su garganta se sentía apretada. No quería herir a Jungkook con lo que decía, pero no sabía de qué manera justificar su respuesta negativa.
Él deseaba a Jungkook tanto, demasiado, desde hacía demasiado tiempo, y mantenerle un tanto alejado había sido sólo para conservar su postura y que su débil corazón no se doblegase. Él fantaseaba con tomar el cuerpo de Jungkook, pero era eso: una fantasía. Y así había esperado que se mantuviese, y era la idea de no ser que había continuado poniendo sus manos sobre él porque le quemaban cada vez que el menor estaba cerca y le llamaban a posarse sobre él y recorrerle de maneras tanto cariñosas como lujuriosas.
- Me gustas, yo no soy como Mingyu. Yo no negaré que me gustas, ni mucho menos te insultaré ni a ti ni a los Alphas, porque también se están convirtiendo en mi familia... y son importantes para mí.
- Es... más complejo que todo eso, Jungkook - se masajeó el puente de la nariz sintiendo que la situación se le complicaba - Tu padre ni si quiera aceptaría algo como esto, ¿crees que él estará feliz? Dudo que no te importe lo que él piense de ti. Creo que estás tomando una decisión precipitada...
- ¿Decisión precipitada? Yo creo que soy lo suficientemente mayor como para decidir con quién quiero acostarme. Nunca he sentido el interés en nadie como para hacerlo. Eres el primero. El único, y quiero creer que el indicado también.
El único. El indicado.
Jimin se mordió el labio. Ser "El único y el indicado" de alguien era un título con el cual nunca se hubiera atrevido a soñar. No había nadie que le gustase como para desear tal cosa, hasta ese momento, donde su corazón tembló con regocijo de significar eso para Jungkook. Y supo nuevamente que el menor le gustaba lo suficiente como para sentirse como un niño emocionado que se encontraba con lo más puro y primitivo de sus emociones en la profundidad de su pecho.
¿Era así? ¿Jungkook realmente tenía aquellas expectativas sobre él? ¿Le gustaba lo suficiente como para elegirle para tener relaciones por primera vez?
La primera vez de Jungkook, parecía ser algo que realmente atesoraba para sí mismo. Y a pesar de las reglas, él quería tomar ese papel por sobre todo uso de razón. Quería ser el primer chico de Jungkook. Y porque quizás también era una primera vez para él también.
Quizás por todo eso le había mentido a Kai en el campamento.
Que su familia le perdonase sus imprudencias y que aquello se fuese a la tumba con él cuando muriese, porque nuevamente despejaba su mente de cualquier rastro de autoconsciencia y se dejaba llevar por sus sentimientos irracionales.
Te arrepentirás
Lo remediaría luego.
Respiró con calma y cerró sus ojos unos segundos, para luego volver a abrirlos y ver al menor esperando una respuesta aún. Le tomó por las mejillas y las acarició con sus pulgares.
- ¿Estás seguro?
- Sí - asintió con sus ojos brillando. Su corazón estaba apretado del miedo.
- En serio lo pregunto. Jungkook, ésta será tu primera vez con alguien, ¿estás seguro de que quieres que sea conmigo? ¿Me eliges a mí porque realmente quieres?
Él sólo quería asegurarse de que no había forma de que para Jungkook fuese de otra manera, que no había forma de que Jungkook le diese su virginidad con alguien más. Quizás era mejor así, desde el principio tendría que haberlo sido, porque al final el chico era demasiado puro, no era como los otros chicos, cualquiera que llegase virgen a su edad estaría desesperado por perderla con cualquiera. En cambio, el pelinegro era diferente. Él no era cualquier chico.
- Sí - reafirmó - Quiero que sea contigo, Jimin. Lo quiero en serio, quiero que seas tú porque me gustas de verdad... y sólo contigo me siento bien haciendo estas cosas. Yo... no tengo experiencia con estas cosas, pero contigo me siento cómodo, se siente bien...
Jimin acercó su nariz a la de él, tocándola y cerrando ambos sus ojos, sintiendo la respiración del otro en ese instante. Era lo que Jimin necesitaba escuchar. Se mordió el labio y abrió los ojos. La mirada del menor era expectante, sus ojos negros y llenos de brillo, parecía como si estuviese a punto de llorar, quizás de los nervios del momento.
Maldición. Jimin estaba perdido.
- Si estás seguro de ello y te entregas a mí, te haré mío por completo. - le tomó de la cintura con ambas manos y le acarició suavemente mientras plantaba besos sobre su mejilla, también sobre el borde de su mandíbula - Deseo tomar todo de ti...
- Quiero dártelo... - murmuró con sus ojos cerrados, comenzando a relajar su cuerpo por el contacto que tanto había querido ese último tiempo.
El pelinaranja le sonrió, dándole un suave beso en los labios, saboreando la inocencia que le hacía latir el corazón. Los ojos de Jungkook le hacían saber lo tanto que había esperado aquello y lo especial que era para él. Se entregaría por completo y él haría que valiera la pena.
Le hizo caminar de espaldas hasta su cama.
- Antes déjame enviar un mensaje, ¿si? Debo cancelar lo de hoy.
El menor asintió y se sentó en la cama, observando cómo el mayor tomaba su teléfono celular y le daba la espalda, tecleando un mensaje. Estaba avisando a aquellos Alphas que él no iría a acostarse con ellos.
El alivio se mesclaba con la impaciencia. Finalmente, ya no tendría que esperar más ni imaginarse a Jimin tomándole. Finalmente podría saciar esa parte de él que había estado muriendo de hambre por el mayor.
Su corazón latía fuerte, al igual que el de Jimin cuando éste se volteó y conectaron miradas.
El mayor dejó el artefacto en su cama y se acercó a Jungkook a pasos lentos para tomarle de las manos y guiarle a acostarse en su propio colchón. La mullidez le recibió bajo su espalda al igual que aquella de los labios contrarios besando su labio inferior.
Jimin se alejó lo suficiente para observarle con una sonrisa, dejando que sus ojos se deslizaran por la imagen del menor recostado, respirando apretado y anticipando cada posible movimiento de su parte.
Le desvistió con delicadeza a la vez que se desvistió a sí mismo. El menor observó nuevamente el cuerpo ajeno, deleitándose, sintiendo imposible el desviar sus ojos de él. Le miraba con curiosidad y con deseo, una mezcla adorable para el mayor, quien le sonreía a todo momento con la comisura de sus labios sutilmente relajada y sus ojos apacibles, disfrutando de cada segundo sin tomarse ninguna prisa.
- ¿Estás nervioso? Estás temblando...
- Sí... - admitió, relamiendo sus labios. Mientras Jimin sostenía su mano derecha, se la llevó a sus labios y la besó con cariño.
- No te presiones, concéntrate en disfrutar cada segundo... - tomó ambas manos del pelinegro y las deslizó sobre el colchón hacia arriba de su cabeza, acercándose a él y plantando otro sutil beso en su boca - Quiero que me sientas... que me disfrutes tanto como yo disfrutaré de ti.
Junto sus mejillas e inspiró el perfume de Jungkook, recorriendo con su nariz suavemente el lado de su rostro hasta su cuello. Jungkook abrió su pecho, arqueando su espalda y juntando su cuerpo con el que estaba sobre él, sintiendo sus pieles calientes, sus pechos y abdómenes amoldándose al otro.
Luego de varios besos, que el menor sentía por su rostro, su cuello y en el filo de su mandíbula, sentía las cosquillas en su estómago propagarse hasta su pecho, haciéndose más intensas cuando Jimin le sonreía o apretaba sus cuerpos como si quisiese grabarse a sí mismo sobre él.
Todo era lento, suave y agradable, quizás demasiado para el corazón de Jungkook.
Mordió el labio de Jimin sintiéndose ansioso, aún con sus manos sujetadas contra el colchón.
- Quiero tocarte - le susurró a Jimin, quien automáticamente liberó sus manos, permitiéndole dirigir sus manos a su cintura. Las deslizó muy despacio, disfrutando de cómo se sentía la piel bajo sus palmas. Subió pos sus costados hasta su torso, pasando por su pecho hasta su cuello. Le gustó ver cómo Jimin entrecerraba los ojos y respiraba con calma. Jimin se sostenía sobre su cuerpo con sus codos estirados, y tuvo que levantarse un poco para acercarse él mismo a su boca, enroscando sus brazos alrededor de su cuello y reclamando más besos.
Ambos se tomaron su tiempo para calentar las cosas, poco a poco su sangre parecía hervir y provocarles el aumentar el ritmo de sus besos y sus caricias. Sus manos comenzaban a recorrerse con insistencia, queriendo abarcar todo lo posible y descargar todas las emociones del momento.
En ciertos lugares Jungkook sentía cosquillas y reía bajito, tapándose la boca y contagiando al mayor, y éste insistía aún más con besos rápidos y repetidos por todas partes. Poco a poco, gracias ello, Jungkook había perdido el miedo, había logrado relajarse y seguir a Jimin con naturalidad.
Cuando Jungkook pidió más contacto, Jimin bajó sobre su cuerpo y su boca actuó sobre su miembro, lo cubrió por completo con su humedad y exquisito calor, llenando al menor de satisfacción. Se sujetó la almohada bajo su cabeza clavando sus dedos en ella y gimiendo soltando todo su aliento.
Jimin nunca fallaba en hacerle sentir bien con su boca, realmente quería él poder hacer lo mismo alguna vez, darle ese placer enloquecedor.
Cuando dejaba su miembro jugaba con el interior de sus muslos, con mordidas calientes y chupetones que le volvían loco.
Cuando Jimin se dispuso a sacar la botella de lubricante de su mesa de luz y volvió a con él posicionándose entre sus piernas abiertas, le miró con una sonrisita traviesa. Quería comérselo por completo con la imagen del pelinegro con sus mejillas rojas a más no poder y la piel de su rostro ya perlada.
Pasaron unos minutos de silencio donde Jungkook observaba cómo Jimin se colocaba un condón, cómo se masajeaba el miembro para acomodar la fina envoltura de látex. Su pene ya estaba erguido y se veía perfectamente duro.
Ambos intercalaban miradas desde sus ojos a sus cuerpos, comiéndose mutuamente en completo silencio y lejos de ser incómodo era más bien íntimo y agradable.
- ¿Sabes para qué es esto? - preguntó Jimin tomando en sus manos nuevamente la botella y el otro respondió con un movimiento de su cabeza en asentimiento.
- Lubricante - dijo entonces frente el silencio del mayor.
- Sí, y voy a prepararte para que te acostumbres y no duela tanto cuando entre - su voz sonó sedosa y la sonrisa seductora que le dedicó le hizo temblar.
- Yo... he estado tocándome... - sus mejillas se encendieron más que antes. Jimin alzó las cejas mirándole con sorpresa.
- ¿Te has metido los dedos?
- Sí.
- Dios... qué caliente.
El mayor se mordió el labio. La imagen mental envío una punzada justo a la punta de su miembro. Exhaló para mantener la calma de su corazón y vertió lubricante sobre su miembro y el del pelinegro.
- ¿Y cómo se sintió? - su voz sonó roca de la excitación.
- Bien... - Jungkook sintió la mano de Jimin masajeando entre sus glúteos pasando por su entrada, y todo su cuerpo se estremeció - Muy... bien...- la voz le tembló y boqueó cuando sintió un dedo haciendo presión y entrando sin ningún problema. Jimin se acercó aún más y Jungkook pudo clavar sus uñas sobre sus muslos, apretando cuando el dedo de Jimin llegó al fondo y se movió - ¡Jimin! - su vientre tembló involuntariamente, había logrado tocar su próstata sin problema.
Jimin sonrió, relamiendo sus labios y prestando atención a cada pequeño gesto y movimiento del chico, sintiéndose cautivado.
El menor había estado tocándose a sí mismo, inspeccionando su propio cuerpo. Era tan sexy y caliente.
Tras varios minutos, Jungkook ya estaba empalmándose contra dos de sus dedos, casi queriendo arrancar las sábanas con sus manos mientras se empujaba contra la mano de Jimin, y éste no podía hacer más que derretirse con un Jungkook tan excitado que buscaba su propio placer como si hubiese perdido la consciencia sobre todo lo demás.
Dejó de jugar con su entrada para darle un respiro.
- Sostente las piernas - le pidió y así hizo, sujetándoselas con sus manos detrás de cada rodilla.
El mayor levantó su mirada para ver cómo Jungkook le miraba con su labio entre los dientes, las mejillas completamente rojas y su cabello algo húmedo. Una sonrisa se le escapó por lo lindo que se veía.
Tomó su propio pene y lo masajeó mientras se acercaba más al trasero de Jungkook, juntando sus caderas y frotando el glande contra su entrada. Se acomodó y con su mano sostuvo su falo para comenzar a adelantar sus caderas, introduciendo la punta hasta que ésta quedó dentro por completo.
Sintió el apriete automático del interior de Jungkook, sólido y agradable. Jadeó por la sensación y le vio cerrando los ojos con fuerza y relamiéndose los labios soltó un gemido cuando se introdujo un poco más dentro de él.
- ¿Duele? Lo he hecho lo más despacio posible... - su voz sonaba a consuelo y suave, a Jungkook le hacía sentir tranquilo que intentase comprenderle. Negó con la cabeza.
- Sólo tira un poco...
- Me moveré despacio para acostumbrarnos... - movió sus caderas nuevamente un poco más. Jungkook abrió más su boca e inspiró todo el aire hasta que sintió todo su interior estirarse y estremecerse cuando Jimin llegó al fondo, pegando su pelvis a su trasero. El mayor gimió y a él le gustó saber que se sentía bien - Ahh, por Dios... tan apretado... tan caliente... - tiró su cabeza hacia atrás y se empujó un poco más sólo para mover el cuerpo de Jungkook con él, quien se acostumbraba a la sensación y respiraba profundo para relajarse.
El contrario se inclinó sobre él y con movimientos ondulados de sus caderas, lentamente fue estimulando a ambos. Sus labios recorrieron la mandíbula de Jungkook, besó y mordió su mentón mientras sentía cómo su miembro se escabullía entre las paredes esponjosas de su interior y ardía en las llamas del placer.
Los jadeos y los intercambios de respiraciones se volvieron constantes con los movimientos de sus cuerpos. Para cuando el pelinegro se acostumbró al roce y su interior estaba más laxo, fue capaz de recibir a Jimin con plenitud, disfrutando de cómo se sentía su cuerpo en ese momento. Claramente no era lo mismo que sus dedos, el miembro de Jimin era duro pero carnoso, su forma era suave y además estaba tan caliente que volvía todas las sensaciones aún más intensas.
Era intenso, placentero y además tan íntimo. Jungkook se sentía extasiado, elevándose con las oleadas de placer que estaba experimentando por primera vez en la unión con una persona.
No podía evitar lloriquear cuando el placer era demasiado. Su interior estaba sensible por tanto roce. Su miembro también estaba sintiéndose a morir por la hinchazón y la temperatura. Y por su lado, Jimin estaba estrechamente recostado sobre él, con sus codos a los lados de su cabeza y moviéndose constantemente, besando y mordiendo los labios por donde los jadeos ajenos se escapaban.
- Te sientes demasiado bien... tu cuerpo es increíble... - se separó para mirarle. La sonrisa de Jimin era incontenible, Jungkook se derritió al verla, era demasiado hermoso y no podía creer que estuviese teniendo su primera vez con él. Se sentía lleno en su pecho, así que también le sonrió - Eres tan lindo...
- Tú también... - se aferró a él aún más fuerte, apretó su cintura con sus piernas - Todo lo que haces se siente tan bien... - frotó su mejilla contra la del mayor, quien no detenía sus movimientos. La excitación en su cuerpo y la calidez en su pecho, era algo que le hacía sentir especial - Jimin... - jadeó sin aliento - Te quiero.
Su voz sonó casi rota, quizás por la excitación, o tal vez por los sentimientos. El corazón de Jimin se detuvo por unos segundos y el aliento se le atascó en el pecho. Y entonces su corazón latió como loco. Su piel se había erizado por completo. No pensaba que unas palabras tan simples tuvieran tal efecto, ni tampoco que pudiesen hacerle sentir tan lleno.
- Yo... también te quiero... - se separó y le miró por unos segundos antes de besarle y sonreír.
Se sentía intenso, pero era algo simple. Sin sentimientos complicados, era simplemente cariño, del puro y del que sanaba cualquier malestar.
Al caer rendidos sobre el colchón después de haber experimentado el máximo placer en sus cuerpos, disfrutaron de la simpleza del sonido de sus respiraciones ya calmadas y la compañía del otro. Jimin estaba abrazado a la espalda de Jungkook tapados por las sábanas, pegado a su cuerpo besando el dorso de su cuello, luego deslizó sus labios por la curvatura de éste hasta su hombro. Era el tacto más lindo y suave que Jungkook había recibido, Jimin sin dudas le trataba como él soñaba. Le hablaba suave y le acariciaba los brazos con sus manos cálidas.
Se tomaban de las manos, se acariciaban los dedos con completa curiosidad y armonía.
- Tus manos son chiquitas... - dijo Jungkook en un murmuro y con tono gracioso, enternecido jugueteando con sus dedos. Jimin apoyó su mentón en el hombro de Jungkook y miró sus manos con sus dedos entrelazados.
- Sólo un poco... - se defendió.
- Bastante...
- Hey - le mordió el hombro, pero éste más que quejarse se rió - No te atrevas a hacer comentarios sobre ellas.
- Son tiernas.
- Bueno, si a ti te gustan no me quejo...
- Sí, me gustan - afirmó. Se movió, girándose sobre su espalda para quedar frente a frente con él - Jimin, estoy feliz de haberte conocido... como un momento único que cambió mi vida...
- ¿Lo dices en serio? - preguntó con su sonrisa temblando. Jungkook asintió - Yo también estoy feliz...
El menor se acurrucó contra él, respirando su aroma y Jimin apretó sus labios y tragó fuerte.
Sí, era de aquellos momentos únicos a los que no se les podía poner un precio, eran simplemente puestos delante de tu camino sin haberlo esperado.
Jimin pensaba, erróneamente, que él era una persona feliz. Y es que a veces la luz no es lo suficientemente brillante como para poder ver. Pero entonces, la felicidad que sintió en ese momento se vio acompañada de una enorme sombra que se tragó su corazón hasta hundirle el pecho.
Estaba hueco.
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