19. Las fuerzas de lo oculto

Eran los mismos quince minutos que les llevaba cada vez para llegar en auto a aquella zona descampada al pasar los bosques tupidos que rodeaban el lago y la zona de las cabañas del campamento.

Jimin escuchaba a Hoseok y Taehyung hablando a su lado lamentándose por el estado de uno de sus compañeros. Él prestaba atención con sus oídos, pero miraba por la ventana del auto hacia el oscuro bosque y la luz de la luna infiltrándose entre la arboleda.

Sus dos hermanos estaban preocupados, preguntándose si su otro compañero podía efectivamente mejorar. Había estado perdido desde hacía algo más de un año y sus herramientas para ayudarle comenzaban a agotarse.

- Encontraremos la manera, siempre lo hacemos – aseguró Jimin cuando el auto se detuvo y abrieron las puertas para salir, seguidos de una caravana de cuatro autos más con el resto de sus compañeros – Si él no puede con esto entonces tendrá que pasar un largo tiempo en Las cabañas con mi hermano.

- Ahora que lo mencionas, creí que Jihyun vendría esta semana – Hoseok cerró la puerta del auto luego de que su novio bajase y se acercó a Jimin para seguirle de cerca - Aprovecha cada oportunidad para estar contigo – dijo entre risas. Jimin torció su cuello en un gesto algo irritado por la insinuación de Hoseok.

- Tenía que encargarse de unos chicos en Las cabañas, un nuevo grupo – respondió a secas sin mirar a su compañero.

El crujir de los pastizales se oía mientras los chicos caminaban en fila hacia el medio de aquel campo donde se encontraba una vieja casona que había sido abandonada a medio construir. Era una simple fachada, por fuera se veía como una casa grande y simple, con paredes de madera y la pintura blanca percudida por el pasar del tiempo, pero por dentro no había muebles. Además, tenía pocas divisiones dentro, sólo dos habitaciones y un salón enorme.

Los chicos entraron al lugar siguiendo un pasillo hacia el salón con el techo a varios metros de alto. No había instalaciones de luz, por lo que ellos sólo contaban con linternas o sus teléfonos celulares para poder ver. Las ventanas largas y altas dejaban ver el paisaje oscuro y silvestre más allá de los pastizales que rodeaban el lugar y la luz de la luna era lo que permitía tener algo de iluminación en el lugar una vez que apagaron sus dispositivos.

En una de las habitaciones tenían todo lo que necesitaban para esa noche.

El ambiente era silencioso, sólo se escuchaban algunos susurros o cuchicheos mientras se alistaban con la ropa que debían portar para el ritual. Jimin levantó su mirada mientras acomodaba la toga negra de tela pesada que iba a vestir, para cubrir las prendas que llevaba puestas.

Al quitar su mirada de sus ropas, acomodando las prendas y la capucha sobre su cabeza, vio a Taemin sentado en una silla apartado del resto, con los dedos de sus manos entrecruzados y los pulgares inquietos. Su cabeza estaba a gachas, con intenciones de no querer encontrar las miradas de ninguno de sus hermanos.

Caminó hacia él con la intención de hablarle, pero inmediatamente Jackson interrumpió su acción llamando a su nombre. Jimin respondió girándose, Jackson estaba todo cubierto de negro con la toga y la capucha de la misma tapando toda su cabeza y parte de sus ojos.

El mayor hizo un gesto de negación con la cabeza y el pelinaranja supo que no debía intervenir más de lo necesario. Jimin era ese tipo de persona que hacía todo lo que tenía a su alcance para ayudar a las personas que él apreciaba, aunque a veces parecía despreocupado, por dentro cargaba más de lo que los demás podían ver.

Jimin se obligó a dejar solo a Taemin para que se preparase y siguió a su líder, quien a su vez fue seguido por el resto de figuras oscuras igual vestidas que fueron situándose en el centro del salón.

Algunos sostenían unos pequeños calderos de hierro negro donde vertían trozos de madera y hierbas encendían con fósforos para que se quemasen y despidiesen el humo aromatizante en todo el lugar. Velas blancas fueron encendidas, con la intención de purificar a todos los presentes y atraer las buenas energías del universo.

Todos se posicionaron en círculo justo en el centro del salón dejando un espacio en medio para que cupiera una persona dentro. En el suelo destacaba el dibujo de un pentáculo.

El círculo fue adornado por diversos elementos. Por un costado reposaba un cáliz de plata y cristal con agua, del otro una pequeña fogata dentro de un caldero mediano donde se asomaban las llamas del fuego en su interior. Al norte del círculo el pequeño cráneo de un zorro representaba la muerte, y en el sur había un frasco conteniendo tierra y una tarántula que representaba la vida, caminando lentamente y moviendo sus colmillos esperando ser liberada.

Al momento que Jimin terminó de situar todos los elementos en su debido lugar, tomó otro cáliz que le tendió a Kai. Éste no mencionó palabra alguna, mantuvo silencio al igual que el resto y se posicionó a cerca del pentáculo, rodeado por el círculo que formaban sus hermanos.

Alguien se dirigió a Taemin y le acompañó a ponerse de en el dentro del pentáculo, quedando rodeado por las velas con sus llamas flameantes y los elementos que Jimin había ubicado con dedicación previamente.

Un sonido de gong se escuchó de fondo y Taemin retuvo la respiración cuando levantó su cabeza y conectó sus ojos con Kai.

Taemin no quería ver a los ojos a nadie, pero de todas las personas, a quien menos quería mirar era al joven frente a él. Sus ojos revolvían su estómago y torcían algo dentro de su pecho.

Jimin observó desde la distancia cómo de Jackson se acercaba a ambos chicos en medio del círculo portando el Libro de las sombras en sus manos. Para ese momento, su rostro yacía cubierto completamente por una máscara negra que no distinguía de ningún rasgo humano, sólo estaba adornada por plumas del mismo color; un negro brillante semejante a las plumas azabaches de los cuervos. Sus manos estaban totalmente negras, cubiertas por una fina capa de pintura mate sin dejar rastros del color de su piel.

Comenzó a leer las líneas en el libro en voz alta y clara, siendo acompañado por sus hermanos, quienes repetían cada oración y las voces retumbaban contra las paredes en eco.

Los rituales divergían dependiendo del motivo de su realización. No obstante, éste era de aquellos rituales más poderosos que solían llevar a cabo en conjunto cuando todos los hermanos tenían un cometido común, un motivo. Una intención.

El pelinaranja se concentraba en las palabras que debía repetir al igual que los demás presentes, pero no perdía de vista el lenguaje corporal de Taemin. El chico también repetía los credos, manteniendo sus ojos abiertos y hacia el frente, aún evitando por completo la mirada de Kai. Podía notarse cómo hacía un gran esfuerzo por mantener su postura erguida con sus hombros extendidos, su espalda recta y su pecho ampliado. Pero, sus ojos expresaban el agotamiento, el achaque de los meses, de las semanas que pasaban lentamente como si quisieran torturarle a propósito.

Poco a poco, todo lo que llevaba dentro iba rastrillando parte de su ser con afán de dejarle sin nada.

Jimin sabía que no había alternativa más que aquella, pero detestaba observar el sufrimiento ajeno, y quizás, a veces, eso era una de sus más grandes debilidades, la principal causa que a veces se interponía en tener un juicio objetivo sobre las cosas y las personas. Por eso siempre intentaba mantenerse en eje, por más frío que pareciese. Si quería ser capaz de ayudar a cualquiera de sus hermanos debía antes ser firme consigo mismo.

Las palabras de Jackson terminaron y sólo se oía el sonido metálico del gong. El olor a incienso y vela reinaban el lugar.

Taemin se puso de rodillas dentro y recitó sus palabras.

Él buscaba la libertad. Buscaba invocar todas las fuerzas del Universo que le permitiesen desligarse de todo su dolor y sufrimiento. Deseaba librarse de aquel mundo de sombras que le impedía encontrar su paz y generaba conflictos con aquellos que él más atesoraba.

Sus párpados se cerraron, su ceño permaneció levemente fruncido. Las lágrimas querían mostrarse, gritaban en su interior. Visualizó en su mente todo aquel último año. Recolectó cada memoria dolorosa después del evento que cambió su vida lanzándola directo a un infierno sin fin. Recolecto cada noche que había llorado, cada noche que se había obligado a seguir adelante, cada vez que su boca se llenaba de lamentos desesperantes y los tragaba para evitar pronunciarlos. Recolectó cada pensamiento de odio y rencor.

Tamon, libérame del sufrimiento. De aquellas cosas que me alejan de mi verdadero ser. Libérame de la confusión y del rencor. Libérame de todo el daño que hago a mi propio ser y a quienes me rodean. Libérame de este lugar donde nada puede brillar.

Sus ojos dejaron escapar las lágrimas, su voz se quebró, pero aún así se mantuvo derecho. Deseaba más que nadie poder estar libre. Pero él sabía perfectamente que no podría.

Demasiado en el fondo, él estaba acabado, podrido. Todos lo estaban.

Abrió sus ojos para divisar las manos de Jimin frente a él, de pie, sosteniendo un cáliz de plata que contenía vino tinto. El líquido rojo se veía casi negro por la escasez de luz. Jackson le pidió a Kai que extendiese su mano sobre la copa con su palma en dirección al techo. La extendió y sintió sobre esta el corte de la hoja de la daga sobre su carne, abriéndola lo suficiente para hacerle sangrar sin posibles riesgos. El ardor se sentía demasiado bien. Respiró inflando su pecho y giró su mano para que su sangre cayera en la copa. Goteó el líquido rojo y espeso mezclándose con el vino. La mezcla de olores era bien familiar, metálico por la sangre y frutal por la bebida.

Taemin no se movió de su lugar, pero se puso de pie para recibir el cáliz en sus manos y miró a Kai a los ojos por primera vez.

Se repetía incontables veces en su mente que con ello debía de limpiarse. Debía tomarlo y aceptar la ofrenda de Kai. Debía aceptar sus buenas intenciones. Debía aceptarlo de una vez por todas.

El líquido tocó sus labios, inundó su boca, sintiéndolo tan seco como de costumbre. El vino y la sangre parecían haber sido hechos para ser mezclados, o quizás era que ya estaba demasiado acostumbrado a degustarlo.

El chico delante de él no dejó de mirarle hasta que bebió la última pizca de aquel brebaje. Deseaba sentirse mejor, sentir que podía perdonar. Lo deseaba desde lo más profundo y su fe no quería caerse a pedazos porque creía en sus hermanos hasta el último hueso de su cuerpo y juró lealtad en un pacto de sangre tres años atrás, pero los ojos de Kai frente a él no le permitían poder olvidar ni perdonar.

Todo podía irse al demonio tan rápido en un simple parpadeo y así había sido como su vida había derrapado por una pendiente casi en vertical sin poder volver a donde estaba antes.

Él realmente no quería seguir sintiéndose tan miserable, apresado en el odio.

Desvió su mirada, sudando y esperando que todo terminase ya.

Luego de media hora, Jimin ya se había quitado la toga y se encontraba caminando entre los pastizales con Taemin a su lado. Éste estaba sumamente callado y aun así Jimin podía escuchar cómo se ahogaba en sus pensamientos.

Él quería de cierta manera darle tiempo para pensar, porque sabía que aquella situación tenía fecha de vencimiento. Al final el chico había terminado por vomitar apenas había salido de la casa mientras el resto limpiaban el lugar y volvían a guardar todo. Jimin le había visto abatido y decidió acompañarle a caminar para que tomase algo de aire. El chico estaba sudando en frío y sus labios se habían vuelto blancos como el más puro mármol.

Jimin se paró y miró al cielo, observando la luna.

- Ah... la luna llena hoy está increíble – dijo con tono apreciativo para romper el silencio – Siempre da paz verla – bajó la mirada y Taemin sólo observaba al horizonte como si ya nada le importase – Taemin, puedes decirme lo que sea. Lo sabes, ¿cierto? – el nombrado asintió un tanto ido – Cuando puedas perdonar, entrarás en paz contigo mismo.

- A veces escucho cosas – soltó sin dar importancia a las palabras de su compañero. Jimin detuvo su caminar y giró su rostro en su dirección.

- ¿Cosas? – inquirió.

- A veces escucho que alguien me dice que debo continuar caminando, y que debo sufrir para ver el final al otro lado del camino. Pienso que es Tamon hablándome. Me dice que no debo olvidar quien soy. Pero luego escucho otras cosas. Voces, van y vienen.

Los pastizales habían dejado de crujir cuando detuvieron su caminar.

Taemin no enfrentaba al pelinaranja, simplemente miraba hacia la oscuridad, a las sombras de las arboledas, perdiéndose allí dentro como en su mente.

Jimin quería saber qué era, porque sabía que había más, muchísimo más de lo que el chico expresaba.

- Y... ¿Qué es lo que te dicen?

- Sólo... me dicen que todo a mi alrededor está mal. Hablan y siento miedo de ellas. Miedo a fallar, miedo a confiar en mí. Miedo a todo a mi alrededor. Escucho miedo. Miedo constante.

- ¿A qué le temes?

Jimin intentaba ver más allá de todo, sentía que quizás si miraba con detención comprendería qué le sucedía a Taemin, porque no estaba siendo realmente claro. Pero aún no tenía la capacidad de leer mentes, aunque más lo deseara.

Al igual que en muchas ocasiones, el chico no respondió a su pregunta.

- Taemin, creo que lo mejor sería que fueras a Las cabañas una temporada. No estás... bien. Debes quitarte esto, de otra forma sabes que esto va a perseguirte por siempre. Kai también irá.

Y entonces la inexpresión de Taemin se borró para traer consigo un gesto lleno de preocupación y disgusto. El conflicto se veía claro, salía a brotes como si no pudiese contenerlo y era el principal problema. Jimin intentaba que lo viese, pero no podía hacer mucho más por él.

- Tienes que hacerlo y lo sabes. Tienes que intentarlo todo para salir adelante.

- Salir adelante... ¿Cómo Kai? – el odio cubrió sus ojos marrones. Jimin dejó salir un suspiro.

- Eso es lo que él tenía que hacer, Taemin. Lo hizo por su propio bien porque no había otro remedio. Sabes que todos lamentamos lo que le sucedió a Taesun – Taemin negó con la cabeza frunciendo el entrecejo, no podía aceptarlo.

- ¿Alguna vez ha mostrado preocupación si quiera? Ni desde el primer momento parecía afectado por lo que sucedió. ¿Cómo es posible que haya continuado como si nada?

- Son estos pensamientos los que no te permiten liberarte.

- Taesun no pudo liberarse, quizás yo tampoco pueda.

Jimin negó con la cabeza, restregando luego sus dedos contra sus párpados, sintiéndose frustrado y agotado. Exhaló con irritación y volvió a hablar.

- ¿A caso no estás siendo honesto con lo que le pides a Tamon? – su tono sonó enojado y fue evidente para Taemin.

- Creí que me habías dicho que podía decirte lo que fuera – murmuró con un atisbo de sarcasmo.

- Puedes, pero yo sólo quiero ayudarte. Sabes que pensando de esa manera sólo te destruyes a ti mismo.

- Lo intento, Jimin. En serio lo intento.

- Estás bloqueándote.

- ¿Y cómo no hacerlo?

- Hasta que no dejes de pensar que podrías haber cambiado algo de lo que sucedió en el pasado, no dejarás de estarlo. Lo sabes, nos regimos de eso, esa es la única verdad, lo único que podemos controlar; nuestro presente y las decisiones que tomamos. No podemos cambiar lo que sucedió. Duele, pero hacemos lo posible por seguir.

- ¿Y qué pasa si en realidad sí hubiéramos podido cambiar algo?

Los ojos del chico parecían querer buscar la compresión por su parte, que le diera el paso libre a la duda, que le dijera que no estaba loco por pensar de esa manera.

Taemin se sentía en un constante tire y afloje en su interior sin saber qué más hacer. A veces sentía que no era capaz de discernir los colores en su cabeza, de separarlos. Sentía que se mezclaban y ya no era capaz de ver nada, ningún patrón que le dijese cuál era el camino correcto. Estaba confundido, y oraba, pedía a Tamon cada día que pudiese dejar todos aquellos pensamientos conflictivos en el olvido, pero no sucedía.

Desde hacía un año, un pequeño insecto se había insertado en su interior. Muy pequeño dentro de su cabeza y, repentinamente, con el paso del tiempo se volvió enorme, y sentía las mordidas en su cerebro, crujiendo a cada minuto, consumiéndose. Un pequeño parásito que se había alimentado de él por demasiado tiempo ya. Una idea, una duda. Era una abominación que hubiera deseado no haber pensado nunca. Le traía pesadillas y no quería si quiera decirlo en voz alta.

Jimin, por su parte, recordaba haber visto algo así en Taesun. Esos ojos que eran idénticos, una vez más compartían algo; aquella mirada hastiada de todo. Pero no sabía el por qué.

Para los Tamonistas la vida se basaba en la lógica del equilibrio de lo bueno y de lo malo. No se trataba de erradicar los sentimientos y pensamientos negativos, sino de sentirlos cuando era el momento indicado para poder soltarlos y seguir hacia delante sanamente. Pero lo que a Taemin le dañaba no era sólo la pérdida irreparable de su hermano de sangre, sino el odio y rencor que albergaba desde entonces por su compañero Kai. Para Jimin y el resto de los Alphas, aquellos sentimientos eran infundados, eran parte de la confusión y del deseo de encontrar un responsable para comprender los infortunios de la vida. Más, sin embargo, por ello debía olvidar aquella obsesión.

Los Alphas le repetían que se dañaba a sí mismo, que el sufrimiento era fruto del auto-sabotaje.

Pero, en realidad, la cuestión era mucho más compleja que eso. Iba más allá de querer encontrar un culpable.

Taemin no sólo pensaba que había un culpable, sino que había más de uno. Y eso era lo que nunca había dicho al pelinaranja.

- Hay algo, Jimin... – se tocó el pecho con fuerza y sus ojos se llenaron de lágrimas – Esto que siento acá y no me deja dormir. Algo... que simplemente está muy mal...

Jimin sabía que los ojos de Taemin escondían mucho más de lo que su boca podía soltar. No obstante, a pesar que la inquietud tentaba con invadirle, él sabía que debía confiar en el proceso y tener paciencia. Su compañero mejoraría, era lo que debía suceder. Debía mejorar.

Incluso a pesar de que habían pasado dos horas y estaba tumbado en la cama con las piernas de Jungkook enredadas con las suyas y su rostro a un lado del suyo, abrazándole con su brazo por encima del abdomen, el recordar a Taemin fue inevitable. La preocupación estaba plantada en él y su grupo desde hacía tiempo, pero las palabras de su compañero le habían dejado con un sabor amargo.

La intriga no le dejaba dormir, agradecía tener a Jungkook a su lado para que su cabeza no se disipara demasiado. Él se conocía perfectamente, era capaz de enloquecer en un segundo si se lo permitía. Debía mantener la calma, concentrarse en el segundo a segundo.

- ¿En qué piensas tanto?

La voz bajita y suave del pelinegro le sacó de sus dilemas de un tirón. Giró su rostro para quedar nariz con nariz y sonrió apretando los labios. Ambos aún tenían su cabello algo mojado por haberse duchado juntos. Le había sorprendido que Jungkook le siguiese hasta el baño para espiarle.

Últimamente el menor se estaba despojando de la vergüenza, y aunque hiciera cosas un tanto descaradas a veces, nunca dejaba de pensar que era adorable o lindo por hacerlo. De hecho, le había agradado que al llegar de su reunión con los Alphas y meterse a duchar de inmediato, Jungkook quisiera hacerle compañía. Le gustaba que necesitase de su piel.

- En todo y en nada – rió un poco por su respuesta escueta. Jungkook frunció sus labios, pensativo.

- ¿Cómo?

- No es importante – dijo indiferente y girando ahora todo su cuerpo para quedar frente al menor. Éste levantó su mano cuidadosamente y la posó en la mejilla contraria. Con sus dedos trazó suaves líneas, bajando y subiendo, sintiendo la suavidad de su piel.

- Jimin... ¿Alguna vez te ha sucedido que olvides todo lo malo de repente? – le preguntó, provocándole sorpresa – Por alguna razón... antes no podía dejar de pensar en lo mucho que extrañaba a mi madre... ahora siento como si hubiese despertado de una pesadilla...

- Suele suceder – sonríe – Creo que te está haciendo bien estar con nosotros.

- Al principio... me sentía tan perdido... - apretó sus labios con nerviosismo al recordar lo tan fuera de lugar que se sentía.

- Te adaptaste muy bien.

- Jamás pensé que lograría hacer amigos...

- Yo te lo dije, eres más capaz de lo que crees.

Jimin lo decía en serio, y ver que Jungkook intentaba contener su felicidad con una sonrisa llena de timidez le hacía sentir cosas en el pecho.

Jimin se acercó a él para besarle los labios y luego volvió a su lugar.

Estar de esa manera les hacía sentir a los dos tan serenos que incluso aunque no querían dejar de mirarse y hablarse por lo bajo. Sus mentes comenzaban a liberarse de las pesadumbres y sus cuerpos perdían toda tensión existente.

- Cuéntame más sobre Tamon... - el menor se sentó sobre el colchón dispuesto a escuchar con atención. Jimin rió enternecido porque parecía un niño curioso.

- ¿Qué quieres saber?

- No lo sé, cuéntame cómo es que nunca me hablaste sobre él.

- Porque no le hablo a cualquiera de estas cosas, si te lo he dicho es porque confío en ti. Justamente, esto es especial porque no todo el mundo lo comparte.

- Y, la marca que tienes... - Jungkook nunca se había animado a preguntar por ello, pero la cicatriz de Jimin le llamaba cada vez más la atención siendo que había logrado verle mejor en la ducha. El símbolo en su vientre bajo resaltaba a los ojos de cualquiera que viese al mayor sin ropa - ¿Tiene que ver con Tamon?

- Sí – confirmó. Mientras hablaba, su mano se movía sobre la espalda de Jungkook, levantando la camiseta que tenía puesta para sentir el calor de su piel – Es una marca de lealtad. Todos los Tamonistas la tenemos, la hemos conseguido en nuestro ritual de iniciación.

El menor mentiría si dijera que no le había puesto inquieto el pensar que si él se iniciaba como Alpha, iba a tener que recibir aquella cicatriz, una quemadura sobre su piel que quedaría grabada de por vida en él.

- ¿Y cómo es que te convertiste en Tamonista?

- Bueno, todo es gracias a mi familia, desde incluso mucho antes de mis tátara abuelos. En mi familia siempre hubo un gran interés en las religiones paganas y el ocultismo. Hoy en día no se habla mucho de ello porque el cristianismo se ha encargado de ensuciar las nobles intenciones de estas religiones para que el cristianismo fuese conocido como única alternativa.

Jimin hablaba con serenidad y a Jungkook siempre le encantaba escucharle y observarle. Se deleitaba cada vez porque tenía algo nuevo que aprender. Era como si Jimin le compartiese una pequeña parte de su mentalidad cada vez, y él quería tomarlo todo, quería absorberlo.

- El Tamonismo busca explorar nuestra existencia, conectándonos con el Universo. Nos permite encontrar nuestro verdadero ser, aquella persona que somos capaces de ser; sin prejuicios y sin limitaciones. Busca despojarnos de creencias humanas y conectarnos con la naturaleza. El cristianismo, por otro lado, enseña que el deseo sexual es perverso – soltó una risa irónica – Te enseña que tu cuerpo es sagrado, que no puedes si quiera tocarte. Te enseña que no puedes experimentar, que no puedes ser "tentado". Te enseña a que si eres hombre gustar de otro hombre es una aberración. Te enseña, básicamente, a que debes ignorar tu naturaleza, tus deseos más íntimos, demonizándolos. Pero, no hemos venido al mundo a ser como otros quieren que seamos. Estamos aquí para encontrar nuestro verdadero ser. Y... - levantó su mano y pellizcó de manera juguetona el cuello de Jungkook – explorar a otros... - Jungkook rio, desviando la mirada y sonrojándose - Debes elegir tu propio camino y forjarlo por lo que quieres desde el interior, no por lo que otros creen que es correcto.

El menor asintió, algo quedado mientras le escuchaba. Las cosas de las cuales se había estado perdiendo toda su vida estaban ahora abriéndose a él para que pudiese darles una oportunidad. Y una de ellas era al chico de cabellos anaranjados que estaba recostado en la cama justo a su lado. Estaba en una cabaña, en el medio del bosque y las montañas, y acompañado de la persona más singular que había conocido.

No pensaba que Jimin pudiese ser... una aberración. Era alguien brillante, alguien tan fantástico, y el tenerle allí para él mismo le hacía sentir como nunca se había sentido. Podía pensar en lo tan patético que se había sentido toda su vida, pero ahora sentía que los patéticos eran aquellos que le había juzgado por ser un mojigato que no tenía relaciones con nadie.

En ese momento, agradecía no haber conocido a nadie antes de Jimin. Él era quien había ganado al final de cuentas.

- Y luego, como mencioné en la fogata, me inicié a los trece años. Al igual que Jackson, nuestros rituales de iniciación fueron llevados a cabo por nuestras familias, nuestros padres, por ser hijos directos de Tamonistas.

- Wow, trece años... - Jungkook sonó sorprendido, incluso a pesar que sus ojos ya estaban entrecerrados y hacía un gran esfuerzo por no quedarse dormido. Quería seguir oyendo a Jimin hablar, pero su mente ya estaba feliz y relajada por estar acompañado, y pedía conciliar el sueño de una vez. Jimin rió enternecido – estás en esto hace mucho tiempo...

- Así es, ha sido un largo camino de aprendizaje...

Los ojitos de Jungkook parpadeaban con sueño, se achinaban, y Jimin llevó su mano para peinar su cabello mojado, quitando las hebras negras de su rostro adormilado. La sonrisa se le escapaba y le desbordaba.

- ¿Cómo... fue el ritual con tu... familia...?

Sus ojos se cerraron, pero sus labios siguieron moviéndose con lentitud para pronunciar la pregunta. El mayor boqueó, indeciso en su respuesta. Sin embargo, a pesar de no haber hablado, el pelinegro al parecer no lo notó. Una leve inhalación un tanto ronca con su boca entreabierta le hizo saber a Jimin que se había quedado dormido.

Tomó aquella oportunidad para evadir la pregunta, al menos de momento, y se dirigió al baño para ingerir una de las píldoras que tomaba cada noche.







* * *





Hola, gente bella.

Les traigo este nuevo capítulo y aprovecho esta oportunidad para hacer aclaraciones respecto a algunas cosas mencionadas. 

Toda esta información es importante, ya que no quiero dar ideas equivocadas de religiones o filosofías a las que hago mención en la historia.

Primero quiero hablarles sobre la simbología de la estrella de cinco puntas.

"Pentagrama"se le llama a una representación gráfica de una estrella de cinco puntas.

"Pentáculo" es la la representación gráfica de una estrella de cinco puntas encerrada dentro de un círculo. Es un símbolo de protección comunmente utilizado en el paganismo. No es sinónimo de algo demónico ni tampoco de la estrella invertida.

"Pentagrama invertido" es la representación gráfica de una estrella de cinco puntas invertida, simbología empleada por los practicantes de la iglesia satanista. 

Segundo, respecto a las religiones:

No confundan las prácticas y la simbología que se da en esta historia con el satanismo. El satanismo descripto por Lavey, donde surje la iglesia satanista, se basa en una filosofía atea donde Satán es visto sólo como un símbolo de empoderamiento individual, no creen en Satán como una deidad a quien beneran o piden protección, ni tampoco creen en demonios o fuerzas "malignas". 

Las religiones paganas se inspiran en elementos de lo que se llama "ocultismo", que incluye prácticas como la magia, adivinación y la alquimia, y no tiene ninguna connotación negativa o relacionada con el mal o figuras demónicas. Las religiones paganas son politeistas (en contraposición al cristianismo), y las prácticas/rituales de hechicería o brujería son comunes y sin fines de provocar daño (excepto en prácticas de magia negra).

Tamon es un Dios que yo misma creé para ésta historia, y el Tamonismo fue inspirado como una corriente del paganismo. Tamon no existe en ninguna religión en la vida real, sólo está para servir a la historia y su cometido. 

Sé que parece que tengo algo contra el cristianismo, y si bien estoy en desacuerdo con muchas cosas que he oído de personas creyentes a lo largo de mi vida, acá hago una clara crítica al cristianismo sólo para justificar la trama. Yo pienso que uno puede cree en lo que quiera mientras no le haga daño a alguien más u obligue a creer a otros. 

Con esto cierro el cap de hoy. Gracias por leerme y no se olviden de votar y recomendar la historia. 

Nos leemos!

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