17. Un buen lugar para perderse


Los primeros tres días habían pasado con él y sus compañeros haciendo de todo menos descansar.

Para mantener un buen rendimiento en todas las actividades realizaban entrenamiento diario. Ejercitaban sus cuerpos exhaustivamente. Habían realizado trotes, saltos y hasta carreras. Jungkook por primera vez había jugado con balones, con cuerdas, hasta incluso con sacos de boxeo. Había acarreado peso, había calentado y elongado las extremidades de su cuerpo su cuerpo para mejorar su flexibilidad. Sus músculos habían terminado por quemar como el infierno.

No se le había hecho fácil mantener ese ritmo, y solía ser bastante torpe para realizar algunos ejercicios y tareas, pues eran las primeras veces que las realizaba. Se sentía un tanto apenado, pero agradecía que sus compañeros le alentaban a seguir, a veces sin descanso, pero sentía que debía ser así para disciplinarse a sí mismo. A ese paso, podría terminar el servicio militar antes de si quiera enlistarse.

Todas las actividades tenían de premio una hora de recreo y una cena increíble al final del día, con una fogata, música y bebidas.

Era la primera vez que Jungkook vivía algo como eso, finalmente pareciendo que pertenecía a algo grande.

- Oh, lo estás haciendo muy bien, Kookie -Ten le felicitó por la escultura de madera que había logrado tallar. Era la primera que hacía a penas en una hora que había comenzado. No era la gran cosa, el resto de sus compañeros eran, obviamente, mucho mejores que él. Hoseok, Taehyung y Taeyong también estaban en la mesa, conversando y tallando sus propias esculturas.

- Gracias, pero no soy tan bueno como ustedes - se encogió de hombros reconociendo su novatez.

- Mejorarás, descuida - aseguró Taehyung.

Mientras ellos conversaban por lo bajo, sólo lo necesario, Jackson tenía una charla con otros de los miembros, mientras éste estaba de pie con sus brazos cruzados sobre su pecho, y mientras anteriormente no había estado prestando atención a ellos, la conversación se tornó interesante para el menor de todos.

Al principio hablaban sobre las tradiciones y cómo estas eran sagradas para los Alphas porque forjaban la identidad del grupo. Los campamentos de Alpha chi lambda habían surgido hacía décadas con el objetivo de promover una mentalidad fuerte y determinada entre los miembros, de prepararlos y desarrollar su ingenio para idear soluciones a futuro. Además, afianzaba del trabajo en equipo y el sentimiento de pertenencia. Las tradiciones habían construido aquella fraternidad, aquella familia inseparable y fiel a sus ideales. Jackson aseguraba que era la "fórmula perfecta" para el éxito, siempre lo decía.

Y tras un debate que se había formado, Jackson tomó la palabra.

"Puedes decidir cómo te sientes a cada momento. En la vida tienes dos opciones; o triunfas, o fallas. Sólo basta con tomar una decisión. Es así de simple, pero hemos crecido en una sociedad donde nos hacen sentir que no depende de nosotros lo que suceda con nuestras vidas, y entonces, es más fácil culpar a alguien más, y aceptamos la mierda que nos toca. Pero, cuando te haces cargo de tu propia vida, y de los hechos que te acontecen, es cuando dejamos de vernos incapaces de controlar lo que nos pasa, estancados en la desesperanza, y nos volvemos dueños activos de nuestra propia vida. Y, entonces, serás realmente alguien libre".

La razón por la cual siempre hablaban del poder y de la seguridad era porque, según las cabezas de Alpha chi lambda, no hay quien pueda derribar a alguien con una mentalidad tan sólida y clara.

"La capacidad de superar las adversidades y de decidir qué rumbo tomarán nuestras vidas, inicia desde una mentalidad decidida e infranqueable, que nos permita abrirnos a nuevos desafíos sin temer a lo que eso pueda traer, porque si confías en ti mismo, si eres tu propio lugar seguro, entonces no tienes nada a qué temerle, porque sabes que tienes el poder sobre ti mismo".

Mientras el resto de los muchachos escuchaban y respondían, aportando parte de sus experiencias, emocionados al compartir la manera en la que la fraternidad les había dado las herramientas para superar miedos y otras sensaciones angustiosas, Jungkook era oyente y espectador, sintiéndose aún con más motivaciones de encontrar su fortaleza incluso aunque los desafíos eran muy grandes.

Disciplina

Escuchó en su mente. Era la palabra que muchas veces había escuchado, más poderosa que cualquier otra. Porque como humanos imperfectos que somos y siempre seremos, desarrollamos innumerables hábitos que no siempre nos llevan a lo que deseamos. La disciplina era la herramienta, por excelencia, para deshacerse de malos hábitos y desarrollar nuevos, de aquellos que nos convirtiesen en personas más capaces para alcanzar lo que queremos.

"El tipo de persona que siempre quisiste ser". Le había dicho Jimin una noche, prometiéndole que aquello encontraría en Alpha chi lambda.

Cuando quiso darse cuenta, sus compañeros se habían puesto de pie y dispersado, quedando él sentado en su lugar con aquel trozo de madera, tallado en forma de corazón. Sonrió, se sintió satisfecho con el resultado. Comenzó a pasarle la lija para quitar todas las asperezas, cuando el líder del grupo se acercó para hablarle.

- ¿Quieres venir a pescar, Kook? - preguntó, sentándose en el asiento frente a él, que yacía vacío.

- Quisiera terminar con esto antes - expresó, mostrando el objeto en sus manos. El mayor asintió con una sonrisa, estando de acuerdo.

- Me parece bien - entrecruzó sus dedos sobre la mesa - Por cierto, ¿Hay algo que te esté preocupando? Sabes que puedes decirme si deseas hablar de algo, intentaré ayudarte.

Jackson, como típico líder, a pesar de ser una persona que siempre estaba en el centro de la atención y siendo aclamado por otros, solía siempre hacerse un espacio para ver si alguien necesitaba de su ayuda. El pelinegro supuso que era una característica infaltable en la cabeza de un grupo.

Jungkook no pensó que tuviese realmente una preocupación, pensaba que de hecho había estado mucho mejor que tiempo antes, pero pensando un poquito más, quizás había algo rondando por su cabeza últimamente, y estar en el campamento comparándose con las habilidades de sus compañeros le habían hecho replantearse cuestiones básicas.

Él no estaba seguro de que estuviese a la altura. Era difícil estarlo, los Alphas parecían haber nacido para ser parte de actividades de alto rendimiento, emprender como líderes y guías para otros que necesitaban una ayuda. Sin embargo, Jackson no lo creía así, expresó.

- No hemos nacido así, hemos trabajado duro para poder confiar en nosotros, y ha funcionado. Gracias a mis antecesores y a la familia Park, muchas personas han sido capaces de saber cómo mejorar sus vidas. Si todos pudiesen ser más unidos y ayudarse mutuamente como lo hacemos nosotros, el mundo sería diferente. Pero todos empezamos desde cero, al igual que tú. Si quieres mi humilde consejo apoyó una de sus manos sobre las de Jungkook sobre la mesa - Convéncete de que puedes lograr estar a la altura, y se estricto contigo mismo, porque es cuando nos obligamos a enfrentar situaciones incómodas que logramos superarnos. Quizás te sea difícil ahora, pero si haces lo que te decimos podrás llegar a donde deseas estar.

Cuando Jackson dejó el lugar, alejándose para juntarse con sus compañeros, Jungkook se sintió mucho más aliviado y animado. Las palabras del líder le había hecho sentir que debía trazar una línea bien marcada frente a él y seguirla a rajatabla hasta que pudiese llegar al otro lado. Tenía un objetivo, tenía una causa.

Se había quedado allí pasados de unos diez minutos, se había empeñado en querer lijar y pulir lo más posible aquel corazón de madera del tamaño de la palma de su mano. La piel de la punta de sus dedos estaba enrojecida por el roce constante, pero afortunadamente ninguna astilla se incrustó en su piel.

Continuó con lo suyo hasta que sintió que su corazón de madera había quedado lo suficientemente decente. Le gustaba, no estaba nada mal para ser la primera vez.

Se sobresaltó cuando alguien se posó sobre la mesa inclinándose cerca suyo.

- Te quedó muy bien, Jungkookie - Jimin le sonrió, observando el corazón de madera en sus manos - El corazón más lindo que he visto.

Jungkook se sintió atrapado en su sonrisa, la cual parecía capaz de derretir cualquier témpano de hielo con tan sólo sonreír. No había notado cosas como esas antes. Jimin daba la impresión de ser un chico hiper sociable y libre de preocupaciones o dramas, pero últimamente Jungkook se daba cuenta que esos eran simples prejuicios que surgieron al haberle visto por primera vez.

Jimin había resultado ser más de lo que pensaba. No sólo era inteligente, sino que también era una persona muy atenta y hasta se atrevía a decir afectuosa. Iba poco a poco descubriéndole.

- Vamos a salir a dar una vuelta en bicicleta con los chicos, y me gustaría que vinieras, ¿Quieres?

- Claro - sonrió, contento porque Jimin quisiera pasar más tiempo con él.

- Pero no hay bicis suficientes, así que te llevaré en la mía.

- Pero... peso bastante.

- No te preocupes, mis piernas son de acero - palmeó sus muslos y rio - Vamos.

Al juntarse con el resto, los chicos ya se habían preparado cada quien con su bicicleta, sus botellas de agua y una vez que tuvieron las manos firmes sobre los manubrios comenzaron a pedalear.

La bicicleta que Jimin había tomado tenía un pequeño espació detrás para sentarse y Jungkook viajó rodeando la cintura de su hyung con los brazos. Sus pies estaban apoyados sobre los pedalines de la rueda trasera, era bastante cómodo para su sorpresa.

El grupo de chicos se emprendió en su viaje siguiendo la trayectoria que iba marcando Kai al frente de todo. Los más grandes no estaban allí, ellos siempre tenían sus propias actividades y momentos de distención, por lo que siempre eran los mismos quienes salían a aventurarse por allí en bicicleta.

Delante de Jimin iban Ten y Taeyong casi a la par. El pedaleo era constante, hablaban y reían por comentarios al azar mientras tomaban el camino de la carretera principal que partía aquella extensa zona de bosques.

Pocos eran los autos que pasaban a su lado, la vista estaba despejada por completo y Jungkook disfrutó como nunca la brisa con el aroma a naturaleza. La cantidad de árboles allí hacían que el aroma a fresco se impregnara en sus pulmones con afán. La humedad del verano no hacía al viento lo suficientemente frío, sino templado. El cielo azul estaba en sectores tapado por algunas nubes grisáceas pero el sol resplandecía como si quisiera hacerse notar.

La vista era asombrosa y por un momento olvidó que no estaba solo y sobre una bicicleta, porque sentía que estaba volando.

La carretera se abrió paso por el borde de un amplio lago donde del otro lado se veían montañas y más bosques. A Jungkook le brillaban los ojos y no podía evitar entreabrir sus labios, anonadado por tanta belleza que jamás había podido apreciar de tan cerca.

Su hyung comenzó a ir un poco más rápido haciendo que el viento en su rostro fuera más insistente. El cabello de ambos se batía en el aire y Jungkook sentía además el perfume de Jimin mezclándose con el de los pinos. Sonrió apretando los labios y cerrando los ojos, sintiendo el aroma apoyando su mejilla contra su espalda, abrazándose con más confianza, viajando de esa manera por un largo trayecto.

Luego de varios minutos, los chicos aumentaron el ritmo y a Jimin no le quedó de otra que ir incluso más rápido que antes.

- ¡Sujétate! - gritó sobre el sonido de los pedales y el viento.

Jungkook se asustó cuando la bicicleta dio un envión brusco haciéndole tambalear.

- ¡Woah! - boqueó, reafirmando su agarre contra el pelinaranja. Éste soltó una carcajada divertido.

Las piernas de Jimin pedalearon rápidamente y con fuerza, llevándoles a una gran velocidad.

La bicicleta iba tan veloz sus ropas se movía con temblequeos por las olas de viento. Jungkook no podía mantener sus ojos abiertos y su corazón latía tan fuerte como si fuese él mismo quien estaba conduciendo. Sintió por varios momentos que perdía el agarre, se apretaba lo más que podía hasta que el pánico se hizo presente.

- ¡Jimin! ¡Nos vamos a matar! - gritó con sus ojos completamente cerrados, sus párpados presionados por completo y su nariz arrugada.

- ¡¿Qué?! ¡No puedo oírte! - respondió también en un grito.

- ¡Que vamos a matarnos!

- ¡No te oigo!

- ¡Que vamos a morir! ¡Mierda!

El mayor estalló en una carcajada que se escuchó más allá del viento. Sólo ahí Jungkook abrió sus ojos para mirarle con molestia.

- ¡Eres un tonto! - refunfuñó, haciendo que el contrario riera aún más.

- ¡Te dije que te sujetaras!

- ¡Pero nos iremos a la mierda si sigues así! - Jimin siguió riendo - ¡Deja de reírte! - le reprochó, pero al final terminó contagiándose un poco del humor divertido del mayor a pesar de que aún conducía como loco - ¡¿Qué pasa si nos morimos?!

- ¡Sería una emocionante manera de morir!

Era una locura lo que decía. Se inclinó para ver de refilón su rostro y Jimin tenía una sonrisa llena de emoción, sin dejar de mantener el ritmo casi sinfónico de sus piernas.

¿No tenía miedo a caerse? ¿A terminar destrozados a un lado de la carretera?

Jungkook se sentía como en caída libre, sin control alguno de aquella situación y pero por primera vez no le parecía tan malo. Quizás era la confianza y la felicidad de Jimin lo que le hacían sentir que todo estaría bien.

No supo en qué momento habían terminado por ser sólo ellos dos. El resto de sus compañeros habían desaparecido, no lograba verlos por ningún lugar, pero en cambio, podía ver a los costados de la carretera lagos espejados donde los árboles y las nubes se reflejaban.

Su corazón latía con anticipación, una idea loca cruzó por su mente. Apretó sus labios, mordiéndose el inferior y tomó a Jimin por los hombros. Se impulsó con sus pies y se puso de pie sobre los pedalines estirando sus rodillas.

Jimin no podía mirar hacia el menor o sino sí terminarían estrellándose, pero inmediatamente supo lo que estaba haciendo. Hubiera deseado poder ver su rostro, pero podía imaginárselo y aquello era suficiente para robarle una sonrisa inconsciente.

Ambos mantenían sonrisas enormes en sus rostros, el viento golpeándoles y haciéndoles sentir que estaban volando, rodeados de los reflejos de las nubes y las aves que conquistaban el cielo.

Jungkook sintió la adrenalina apabulladora convirtiéndose en vida dentro suyo. Toda su piel se erizó y podía sentir el calor bombeando en sus venas.

Observó todo el paisaje, corriendo a su lado, pasando los escenarios de él como si fuese una película en cámara rápida.

Jimin terminó por escabullirse entre los árboles por algunos senderos perdidos por dentro del bosque.

Bajó la velocidad, permitiendo que Jungkook volviese a sentarse.

Llegaron a un prado rodeado de árboles, flores y tapizado por una espesa capa de césped verde claro que brillaba por el sol entre las nubes.

Al bajar de la bicicleta Jungkook no pudo evitar soltar un quejido de alivio y tirarse al suelo como un navegante perdido que tocaba tierra firme luego de años. Había disfrutado del viaje, lo admitía, pero había sido demasiado para él, su corazón palpitaba como loco y sus pulmones no daban abasto. Aun así, sonrió mientras recuperaba un poco de aire.

- Estás... malditamente demente, Jimin - soltó sin aliento.

- Me lo han dicho muchas veces - dejó la bicicleta a un lado sobre el césped y también se dejó caer rendido a su lado.

- ¿Dónde estamos? ¿Y los demás?

- Los perdí a propósito - se incorporó un poco para mirarle, apoyando su codo de costado - Quería estar a solas contigo.

Le sonrió. Jimin tenía el rostro perlado por el sudor y sus mejillas algo rojas. Le vio volver a acostarse.

Miró a su alrededor, parecía como si estuviese en un sueño. No sabía dónde estaban, pero tampoco le importaba demasiado, parecía el lugar perfecto para perderse.

Jimin tenía sus ojos cerrados disfrutando, escuchando las aves cantar, las hojas volando, las ramas de los árboles danzando y oliendo el aroma del césped dispersándose por todos lados.

Una sombra sobre él le hizo abrir los ojos.

- Querías estar a solas... conmigo - murmuró, inclinado sobre él - ¿Por qué?

- Porque me gustas - soltó con obviedad y sonriendo con suficiencia.

- Sentí que me iba a morir mientras conducías tan rápido - le reprochó - pero... al final lo disfruté.

- Yo sólo quería que me abrazaras fuerte, y tú vas y te pones de pie. ¿Quién está más loco? - Jungkook parpadeó frente a la confesión.

- ¿Lo hiciste adrede?

- Claro que sí, y funcionó, te pegaste a mí como si fuese tu salvavidas - dijo divertido y Jungkook rio, dándole un golpe en el pecho. No podía creerse su osadía.

- Me lo hubieses pedido si querías eso.

- No tiene gracia si tengo que pedírtelo - encogió los hombros y volvió a cerrar los ojos para descansar.

Le gustó la imagen que le daba en ese momento. Jimin parecía como una mancha de exoticidad en todo ese manto de verde puro y flores blancas como margaritas brotando entremedio de las hebras verdes.

El pelinaranja desentonaba, como esa gota de salvajismo que a la vida de Jungkook le hacía tanta falta. Era disparatado pensar que cada vez quería más de eso y ni si quiera se cuestionaba la inmensidad aquellos sentimientos.

Porque él no era una persona impulsiva, a diferencia de Jimin, pero últimamente parecía cada vez menos capaz de controlar sus impulsos.

Se puso sobre sus rodillas, apoyándolas a cada lado del cuerpo de Jimin y apoyó sus palmas sobre su pecho. El mayor volvió a abrir los ojos tan pronto como sintió el aliento de Jungkook cerca de su boca.

- Yo también quería estar a solas contigo... - murmuró con su respiración rasposa, su corazón latiendo parecía no querer detenerse en ningún momento. Temía morir por ello - y también me gustas.

- ¿Me estás correspondiendo al fin? - inquirió levantando la comisura de sus labios en una expresión juguetona.

- ¿No lo hago hace tiempo ya?

- Supongo que sí... pero la realidad es que nunca me has dicho si te gusto.

- Porque... es la primera vez que siento que me gusta alguien... y eres un chico... jamás lo hubiera esperado. Me cuesta... decir lo que pienso cuando te tengo cerca...

- Y...¿en qué piensas ahora? - murmuró.

- Quiero besarte... mucho... fuerte - imitó el tono bajo del contrario. Jimin sintió su aliento sobre su boca.

- Ahg - se quejó riendo desde abajo - Me enciendes con sólo decir eso... me tienes mal.

Entonces el menor se inclinó y por primera vez antes de besar a Jimin mordió su grueso labio inferior, sintiendo lo carnoso entre sus dientes y luego chupándolo despacio provocando un sonido húmedo al separarse por unos segundos. Repitió la acción, lamiendo y degustando los labios de Jimin mientras éste se dejaba hacer, permitiéndole que le enrojeciera los labios entre lamidas y mordidas y su aliento caliente.

Jungkook sentía los nervios cosquilleando en su estómago y sus manos temblorosas alcanzando el cabello de Jimin y enredando en él sus dedos, sintiendo la suavidad de éste. Profundizando el beso el mayor masajeó fuerte las caderas de Jungkook cuando éste las bajó, sentándose sobre él.

Jimin gruñó cuando Jungkook se restregó sobre él lento, incitándole a elevar su pelvis para presionar sus intimidades.

El pelinegro separó sus labios, retomando el aire y tomándose el tiempo para mirar a Jimin, para ver sus labios rojos y brillantes por la saliva, para ver sus ojos inundados de ese momento embriagador.

Soltaron un jadeó al unísono cuando Jungkook volvió a frotarse. Jimin atrapó su rostro entre sus manos y le acercó para besarle él esta vez. Entrelazando sus lenguas y percibiendo el calor del otro, produjeron sonidos leves y calmos entre sus labios curiosos.

Conforme los besos se intensificaban, también lo hacían los movimientos de sus pelvis, aumentando la excitación a un punto donde Jimin comenzó a desabrochar sus cinturones y los cierres de sus pantalones para liberar sus miembros ya adoloridos.

Jungkook se pegó aún más a Jimin mientras éste sostenía sus miembros juntos para comenzar a frotarlos siguiendo un ritmo lento.

El cuerpo de Jungkook parecía salirse de control cada vez que Jimin le tocaba. Éste temblaba como gelatina y su voz comenzaba a escaparse sin su permiso. Jadeaba desesperado y seguía los movimientos de las caderas ajenas y se pegaba todo lo que podía. Buscaba los labios de Jimin como si fuese lo único que le permitiese mantener al menos un pie sobre la tierra, porque sentía que se elevaba lejos.

Cada vez descubría las distintas reacciones de su cuerpo, los temblores en sus piernas, el cosquilleo incesante en la parte baja de su vientre, el calor y ardor placentero en su miembro y lo tanto que le encendía que Jimin le besara mientras le tocaba. A veces sentía que era demasiado y aun así la sensación en su estómago le decía que no era suficiente.

Quería más. Quería todo.

Jungkook lloriqueó sobre la boca de Jimin, apretando sus dedos contra las mandíbulas del mayor.

- Eres tan sensible... - le murmuró acercándose a su cuello para besarlo y chupar su piel - Podría pasarme horas tocándote, besándote, y creo que no podría cansarme nunca. Te sientes genial.

¿Así se sentía gustarle a alguien? ¿Así se sentía tener los ojos de alguien sobre él? Podía llegar a volverse adicto a esa atención, a ese afán que Jimin parecía tener por tocar su cuerpo y perderse en el placer con él.

Aquel lugar parecía un sueño, y Jungkook aprovechaba cada segundo de los labios de Jimin y sus manos recorriéndole para resistirse a despertar.

Sentía que quería ser eso por un largo tiempo, por el suficiente que le permitiera dejar de lado sus miedos y sus tristezas.

Jimin apretó el agarre y el roce de su mano. Jungkook llegó a su orgasmo primero, con un gemido ahogado contra su cuello. Se sentía bien, le gustaba.

El menor se acomodó, sin separarse de él mientras Jimin limpiaba con un pañuelo de papel sus estómagos sucios para acomodar sus ropas nuevamente en su lugar.

No supieron en qué momento las nubes se habían apelotonado sobre el paisaje, sólo algunos rayos de sol habían sido lo suficientemente fuertes como para filtrarse entre el manto nublado en el cielo.

Y gotas de lluvia comenzaron a caer.

Poco a poco mojando sus cuerpos sin que ellos prestasen la más mínima atención por estar demasiado compenetrados inspeccionándose con la mirada y recuperando la cordura.

Jungkook miró hacia el cielo y Jimin desde su posición hizo lo mismo. Las gotas de agua le obligaron a cerrar sus ojos, su cabello naranja ya se había mojado por completo al igual que el de Jungkook.

Las gotas no caían con tanta fuerza pero era una lluvia bastante espesa.

Estaban en medio de la nada, rodeados de césped y la lluvia caía sin reparos sobre ellos. Sin embargo, era el mejor escenario, desde los ojos de Jimin viendo a Jungkook con sus ojos cerrados mientras era mojado por la lluvia que caía sobre él. Éste dejó de ver al cielo y bajó su mirada para verle. Sonrió, levantando sus manos y acariciando el rostro del menor, peinando su cabello mojado.

- Qué lindo - soltó con una sonrisa, contagiando a Jungkook, quien se inclinó un poco, barriendo las gotas del rostro de Jimin con sus dedos y peinando también su cabello, mirándole embobado.

- Qué lindo... - le murmuró en respuesta, con una sonrisa, inclinándose más para darle un beso en la mejilla. El pecho del mayor tembló.

Jimin cerró sus párpados, el picor en sus ojos haciéndose caliente junto a su corazón latiendo fuerte mientras sentía los labios de Jungkook bajando por su mejilla hasta su quijada, para esconder su rostro en su cuello.

La tristeza mezclándose con la extraña sensación de confort, opacándola. Y nuevamente esa presencia ajena surcando su pecho; bien profundo, doloroso y aterrador. Sentía estar al borde de un ataque de ansiedad. Cerró sus brazos sobre Jungkook. Necesitaba sostenerse de algo. Inhaló profundo, girando su rostro y oliendo el cabello mojado del pelinegro.

La lluvia seguía cayendo, sintiéndose fría y caliente, como la sensación agridulce en ese momento. Esperaba que Jungkook no se diese cuenta lo mucho que estaba intentando no temblar, lo mucho que intentaba no soltar un quejido por el dolor en su pecho.

Hasta hacía unos simples momentos se sentía tan feliz.

No lo entendía. Y pensaba que nunca lo haría.




* * *




Hola, gente bella.

Estos días estuve tan esclava de mi universidad que no pude sentarme a editar. Ahora sí, finalmente pude hacerme un espacio.

Momento descargo: Ayer tuve un día bastante mierda, no me pasó nada en particular, pero estoy teniendo problemas para dormir (otra vez), ya va un mes, y llegó un punto donde estoy muy perturbada, tengo pesadillas horribles y me volvieron las palpitaciones.

Hace un mes mi prima falleció. La noticia me calló de sorpresa, y así vinieron los problemas otra vez. A veces incluso las cosas más pequeñas me golpean, y esto me destrozó. Me han pasado cosas que me han llevado a pensar que estoy maldita y que todos a mi alrededor se van a morir. Me despierto en la madrugada pensando en esas cosas, y en que no puedo soportar la sensación de desconsuelo.

Lamento estas confesiones tan bajoneras, pero necesitaba decirlo.

Nos leemos, espero que ustedes tengan mejores días.

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