1. Jungkook vs el mundo

Un año atrás



La enorme mansión hacía a Jungkook sentirse más insignificante de lo normal. No tenía mucho que decir en defensa a aquella sensación, sólo pensar en una especie de divertida ironía al percatarse que incluso una edificación era capaz de recordarle lo tan poca cosa que él era.

Como podría haber imaginado, quizás inspirado en películas estadounidenses, el estilo de la morada era  sofisticado y pretencioso, demasiado para lo que él acostumbraba. Los colores grices, madera y crema encabezaban el estilo de la decoración y la arquitectura. Si bien por fuera la arquitectura gozaba de un estilo inglés a base de ladrillos finos de color anaranjados, por dentro se encontraba un buen balance entre una ambientación clásica y una moderna, combinación que evidenciaba la sofisticada mano de un buen arquitecto y remodelador.

Por fuera la casa hacía justicia a su interior. Los ventanales grandes y los balcones en los pisos superiores eran lo más llamativo, además de la gran superficie de varios metros cuadrados de parque con césped verde que rodeaba todo el lugar y permitía mantener un buen terreno privado, alejando a la propiedad del resto de las casas del vecindario; igual de grandes que aquella.

En síntesis, la casa era un sueño para cualquiera.

El tener la idea de comenzar su licenciatura en ingeniería informática era lo que le había llevado a instalarse dentro de aquella casa con sus jóvenes dieciocho años. No tenía el suficiente dinero para pagar un apartamento por sí solo, por lo que una opción viable había sido hospedarse en una de aquellas moradas, ubicada en el vecindario de su universidad, conocido por albergar grupos de estudiantes universitarios que vivían el día a día de su carrera y juventud rodeados de sus compañeros y alejados de sus familias, formando parte de las llamadas fraternidades.

Justo en una de las paredes del hall, yacía una bandera con la leyenda que decía "Alpha chi lambda". De igual manera, las mismas letras griegas se encontraban del lado exterior, destellando por los símbolos de bronce arriba de la puerta de entrada.

Era observando todo a su alrededor que la "fantasía" de ser un estudiante universitario se estaba volviendo realidad. Y estaba demasiado lejos de estar listo.

Se encontraba como el pequeño pececito Nemo en pleno mar abierto.

Aquella casa era el hogar de un grupo de chicos que hasta el momento para Jungkook eran completos desconocidos, y él era demasiado consciente de la carencia de cualidades sociales que poseía. Éstas eran pobres, por no decir nulas. De haber podido elegir, hubiera vivido completamente solo, tranquilo y sin compañía que pudiese perturbar su intento por insertarse en el mundo de los adultos.

Él no era el tipo de chico que encontrase la comodidad dentro de un grupo de gente, o en lugares públicos altamente concurridos. Jamás se le había dado bien el hacer amigos, ni comenzar o mantener conversaciones. Esperaba con ansias poder tener el dinero suficiente en el futuro para poder mudarse solo y terminar su carrera en paz.

Quizás sí podría llamarse fantasía, el comenzar el camino a la adultez y la independencia propia, al menos para cualquier chico. Cualquier chico que no fuera Jungkook. No le gustaban los cambios grandes, no era fácil para él adaptarse cuando todo a su alrededor era simplemente impredecible. Era abrumador. 

"Sólo relájate, la vida universitaria es genial", le había animado su único y mejor amigo, Yoongi. Pero lo único que Jungkook podía pensar era en lo tan distintos eran él y su amigo. Ver la casa grande y lujosa probablemente hubiera dejado al chico extasiado mientras que a él sólo podía dolerle el estómago de los nervios y las ganas de irse a otro sitio.

Él ya no era un niño, y por eso había estado decidido en irse de su casa a estudiar lo que él deseaba, y además la idea de salir de debajo del ala sobreprotectora de su padre era cada vez más tentadora, pero debía superar los obstáculos que estaban por venir, y eso le aterraba. 

Cuando estuvo en la sala observando el suelo de madera, el techo alto con lámparas de vidrio modernas colgando del mismo, los muebles finos y los sillones de cuero, se encontró con la sonrisa confiada del chico que le había abierto la puerta. Mantenía sus manos juntas delante de su cuerpo y estaba parado a un lado, parecía estar esperando a que le prestase atención.

- La casa está un poco vacía hoy. La mayoría de los chicos están en clase ahora mismo, sólo estoy yo, quien siempre recibe a los nuevos desde que entré – explicó, esbozando una sonrisa con sus labios juntos. Caminó hacia donde estaba la gran escalera de madera que dirigía al primer piso y le miró - ¿Vienes? Te mostraré tu habitación.

- Claro – respondió, tomando su valija inmediatamente y siguiendo los pasos del chico.

La casa tenía dos pisos, el último supuestamente era donde estaban algunas habitaciones de los miembros mayores, la biblioteca y el despacho de reuniones importantes. El primer piso tenía un pasillo corredor de tipo balcón de donde podía verse la sala perfectamente y era donde estaban la mayoría de habitaciones y cuartos de baño.

Siguió por detrás al chico de apodo Ten. Su nombre real era largo. "Probablemente lo olvidarás", le había anticipado entre risas, y tenía razón. Agradecía que le había dado un apodo del cual sujetarse para ayudar a su memoria.

Pasaron a un pasillo y pararon frente a una de las puertas. Ten abrió la puerta y ambos se adentraron a la recámara. 

A rasgos generales no estaba nada mal, al menos el espacio era grande; tenía dos camas, un escritorio, computadora, una biblioteca pequeña y algunas estanterías, además de un sofá. Del lado contrario de las dos camas había dos ventanas que daban hacia uno de los costados de la casa, era agradable que la casa tuviera buena iluminación, no se sentía tan encerrado.

Luego de hacer un tour con sus ojos, volvió a las dos camas justo frente a él. Dejó su valija en el suelo y supuso que el contrario notó su expresión interrogatoria.

- Todos compartimos habitación con alguien más. Tu compañero no está ahora pero ya le conocerás. Su cama es la de la izquierda, así que tú toma la derecha - explicó, señalando las camas.

- ¿Dónde está él?

- Está en la universidad, le conocerás en la tarde, supongo. Cualquier cosa que necesites no dudes en decírmelo.

Para antes de que él pudiese responder a eso, el muchacho ya había salido de la habitación y cerrado la puerta.

Jungkook suspiró y acomodó su valija en el piso a los pies de su cama para abrirla y sacar algunas cosas para comenzar a acomodarlas donde viese que tenía espacio disponible.

La habitación tenía algunos pósters de música pegados en la pared, banderines de partidos de lo que parecía ser del equipo de baseball de la universidad, entre otras cosas, claramente propiedad de su compañero de cuarto. 

Mientras Jungkook desdoblaba su ropa y observaba qué lugar del armario era suyo, pensaba en qué tanto le costaría acomodarse a su nueva vida y qué tan bien lograría llevarse con aquellos chicos que aún no conocía ni sus caras, exceptuando por Ten.

Se sentó en su cama observando a su alrededor, sintiéndose algo perdido y a la vez bastante apático.

Él se había acostumbrado a sentirse así ya por un largo tiempo.

Luego de la muerte de su madre en un accidente de tráfico hacía cuatro años, su vida no había vuelto a ser la misma. No es que antes de ello hubiera sido demasiado especial, pero al menos no sentía esa indiferencia hacia todo lo que le rodeaba.

Aunque había pasado un tiempo, para Jungkook no había quedado en el pasado aún. Había estado luchando contra la depresión desde entonces. Su padre le había asegurado que si empezaba a estudiar lograría vivir la vida de otra manera, con metas y sueños. Desde pequeño quería estudiar ingeniería informática, eso no había cambiado, pero lo que había cambiado eran sus ganas y su motivación por ser alguien.

A Jungkook se le hacía difícil encontrar motivación en las cosas, y más cuando solía sentirse tan solo, remando en un océano de brea sin que nadie le tendiese una mísera mano.

No obstante, a pesar de que él fuera un chico que se sentía desanimado y desencantado por la vida la mayor parte del tiempo, tenía aprecio por su padre, quien era un cristiano a mucha honra que había podido superar la muerte de su esposa gracias a la ayuda de Dios. 

Jungkook agradecía que su padre hubiera sido capaz de mantener una vida digna incluso a pesar de haber perdido a su esposa, pero a diferencia de él mismo, el hombre había llorado, rezado, y con el paso de las semanas el dolor en él pareció haber mermado. El hombre no había tardado en volver a sonreír y seguir dedicando su vida a la iglesia; su más noble causa. En cambio, del otro lado del puente se encontraba Jungkook, con sus pies firmemente estancados, incapaz de moverse.

Las mujeres en la iglesia le sobaban la espalda, le sonreían o le pellizcaban la mejilla en un acto afectuoso pero la pesadez sobre sus ojos no se iba aunque buscaran darle su apoyo. Para él era molesto estar allí, no porque no fuera creyente, sino porque no se sentía nada diferente. El tiempo pasaba, invirtiéndolo en devotas frases y acciones para el Señor y, sin embargo, la desazón parecía cómoda dentro de su alma, determinada a quedarse allí toda su vida.

Él quería creer en lo que su padre predicaba, pero su fe se había venido en picada cuando su madre trágicamente les dejó. Su progenitor hacía todo lo posible para que su hijo no se dejara alejar de la obra y gracia del gran creador, pero a veces simplemente las cosas no tenían sentido para nada.

Sólo podía recordar que solía divertirse con sus primos cuando era más pequeño, aquella sensación estaba demasiado lejos de ser real en esos momentos, era como si nunca hubiese existido. Disfrutar de las cosas en su vida parecía una tarea agotadora y complicada, algo que no surgía de manera natural. Aquello también le había privado de ser un chico que se interesase en hablar con otros, por lo que en sus épocas de secundaria no había logrado hacerse de amigos, y más bien su perfil bajo y actitud cohibida le habían hecho el centro de burlas por años, alejándole aún más de la posibilidad de formar parte de algo que le hiciera sentir un poco mejor. Sus compañeros de clase se burlaban de su familia y de su religión, y eso sólo aumentó la apatía de Jungkook al punto de ni si quiera hacer un esfuerzo por buscar a alguien con quien valiera la pena hacer una amistad. "Mejor solo que mal acompañado".

Con pesadez y con las ganas de dormir sin más, siguió acomodando todas sus pertenencias poco a poco. Su reloj en su mesita de noche, su mochila con sus libros y cosas para estudiar en el mueble al lado del escritorio, su kit de cuidado personal justo en el gabinete del baño. Aquel cuarto estaba muy bien, quedaba justo frente a la puerta de la habitación en el pasillo.

Cuando terminó con todo se puso a inspeccionar las pertenencias ajenas, del chico que sería su compañero.

El muchacho de momento no tenía ni cara ni nombre, ni si quiera había reparado en preguntarle a Ten sobre la identidad de su compañero de cuarto. En la habitación tampoco había rastros de alguna fotografía o algo por el estilo como para saber cuál era su aspecto físico. Sólo sabía que le gustaba mucho la música punk rock y el deporte. Miró en la pared la infinidad de cosas pegadas, como posters y tickets de conciertos. Entre ellos divisó unos papeles con unas notas, frases o retazos de libros, o eso parecían ser. Pudo leer algunas de las frases pero no las comprendía, sólo algunas palabras sueltas. Estaban escritas en latín, acompañadas de la presencia de símbolos y dibujos que desconocía. Permaneció algunos minutos observando con curiosidad.

Se alejó de la pared para tener una vista panorámica, sin darse cuenta que alguien le estaba  mirando. Se giró al ver algo por el rabillo del ojo y se sobresaltó al encontrarse a un chico con su pelo castaño y alborotado, vistiendo unos lentes de sol oscuros, sonriéndole con diversión, dejando ver su dentadura como si fuese un comercial. Se acercó a él a pasos entusiasmados, rodeándole con el brazo sobre sus hombros.

- ¡Así que tú eres el nuevo! – exclamó con ánimo, intimidando un poco al pelinegro con su efusividad – Mi nombre es Hoseok, puedes decirme Hobi o J-hope – su voz era un tanto alta, o quizás le tenía demasiado cerca del oído – Bienvenido... uhm...

- Jungkook.

- ¡Eso! Jungkook – rió - Ten te ha mostrado la casa, ¿cierto?

- Uhm... sólo he visto la sala y me trajo hasta aquí – miró a su costado con sus ojos, señalando la habitación.

- Este chico nunca aprende – musitó por lo bajo – Ven, te la enseño, hoy hay fiesta así que mejor que la veas ahora antes de que se ponga desastrosa.

- ¿Fiesta? – preguntó, mientras era arrastrado por el chico fuera de su habitación y por los pasillos.

- Sí, tu fiesta de bienvenida.

Jungkook abrió los ojos como si fuesen a salírsele hacia afuera, quedando mudo por los siguientes diez minutos, sin resistirse a como Hoseok le jalaba. ¿Tenía una fiesta de bienvenida? Dios santo, deseaba por sus adentros que no le hicieran pasar por algo como eso.

- Por aquí está el otro pasillo con habitaciones y otro baño, pero usa ese que está frente a tu habitación, ¿ya lo has visto? Es genial, es el más grande, lamentablemente a mí no me toca, ya que estoy en este otro pasillo y-

- ¿Una fiesta de bienvenida? ¿Para mí?

Logró articular las preguntas luego de haberse quedado trabado en sus pensamientos y agonizando con los posibles escenarios incómodos que el contexto de una fiesta podía traerle.

- ¡Claro! Para festejar que tenemos un nuevo compañero.

- Yo... no soy muy amante de las fiestas... - intentó expresar su inquietud.

- No te preocupes, no es como si tuvieras que dar un speech o algo parecido.

- Menos mal – ante eso Hoseok soltó una risa escandalosa y le golpeó el pecho con la mano.

- Me caes bien. Sigamos

Jungkook se sintió un tanto descolocado sin poder seguir el sentido de humor del muchacho.

Siguieron recorriendo la enorme casa, viendo la sala de juegos y entretenimiento con una mesa de pool y otras cosas en el sótano, la cocina espaciosa con desayunador incluido y ventanas que daban al jardín trasero. También había una piscina con reposeras a los costados, aunque no era época para utilizarla, aún estaban en primavera.

En el fondo del jardín había una pequeña cabaña, bastante moderna, igual de sofisticada que todo lo demás allí. Según Hoseok, sólo miembros de la fraternidad podían entrar allí. Jungkook comprendió que él no podía hacerlo, a menos que fuera parte de Alpha chi lambda en algún momento.

Notó que su compañero era muy hablador y dicharachero. Había sido bastante energético y Jungkook se sintió un tanto apabullado por su personalidad, no acostumbraba a recibir demasiada atención de la gente. Esperaba que la convivencia allí fuera algo más tranquila que eso.

Las primeras horas de la tarde se fueron en acomodarse a la nueva casa y cuando quiso darse cuenta, la enorme mansión que antes estaba vacía, se había llenado de una multitud desconocida casi por arte de magia, con las luces apagadas, música y destellos de colores.

Miró hacia todos lados, esquivando como si se tratasen de balas a las personas que se encontraban allí.

Todos estaban bebiendo alcohol y fumando. El olor hizo a Jungkook arrugar la nariz. Detestaba el olor a marihuana y tabaco. Realmente lo detestaba, le recordaba a cómo solían oler sus odiosos compañeros de secundaria.

Se dispuso a pararse en medio de aquella enorme sala. Se sintió tentado a subir por la gran escalera y escapar a su nueva habitación hasta que todo el lío acabase, pero gracias a su torpeza terminó por chocar a un chico.

- Hey, fíjate por dónde caminas – ladró el muchacho de cabello rojo que mordía el extremo de su cigarro en su boca.

- Lo siento... - se disculpó, viendo detrás de él a Ten, la única cara conocida hasta el momento.

- No te comportes como mierda, Taeyong – le reprochó al pelirojo, mirando luego a Jungkook con una sonrisa – ¿Qué tal va la fiesta, Jungkook? – preguntó rodeándole el cuello con su brazo. Pudo sentir su aliento muy cerca de su rostro, el olor a alcohol era todo lo que pudo percibir.

- Bueno, realmente no es lo mío – admitió algo nervioso, recibiendo una carcajada del muchacho.

A la tarde temprano parecía un chico bastante tranquilo y agradable, pero en ese instante parecía que tenía varias copas encima, sonreía mucho y le miraba intensamente. 

- Aléjate de él, maldición – reaccionó fastidiado el otro, tomando a Ten de su ropa y lo alejó de Jungkook, quien le miró extrañado, sin comprender la molestia del contrario ni la razón por la cual lo observaba como si fuera a querer sacarle los ojos.

Ten sólo se rio con torpeza haciendo justicia a su estado de ebriedad. El chico de pelo rojo le tironeó un poco y le alejó de Jungkook, tomándole de la cintura.

- No seas pesado – le respondió, volviendo su mirada al menor - Por cierto, este es Taeyong, mi novio.

- Uhm...un gusto... - intentó responder lo más cortésmente posible.

- No le hagas caso, se pone celoso de cualquier chico lindo que ande cerca de mí – soltó una carcajada pero ninguno de los dos rieron - ¿Ya has conocido a todos? – preguntó él.

- No, no realmente – negó.

- Ya veo... si quieres Taeyong y yo podemos darte un tour y presentarte a todos los chicos.

Aunque el pelinegro se sentía muy tenso con la situación y más con ese chico mirándole como si quisiera que desapareciera de su vista,  aceptó a duras penas la invitación, cosa que hizo muy feliz a Ten, mostrando su alegría aplaudiendo con sus manos y posándolas sobre sus hombros para empujarle a caminar y comenzar el recorrido.

La cocina había perdido todo su glamour al haberse llenado de gente bebiendo, bailando y fumando. Ten acercó a Jungkook hacia el centro de la habitación, donde había una isla llena de vasos, comida, bolsas de snacks y al borde de una esquina, se encontraba una chica sentada con un chico entre sus piernas, ambos besándose con pasión.

- Bien, Jungkook, te presento a Kai – anunció, parándose al lado de la pareja. Posó su mano sobre el hombro del chico alto y de cabello oscuro, obligándole a darle atención – Kai, saluda a Jungkook, es el nuevo.

- Ah, hola – saludó con un sencillo movimiento levantando su mentón y una sonrisa vaga. Jungkook le saludó con una reverencia.

- Kai hace unos años que vive aquí, cualquier cosa que necesites sólo pregúntale – sonrió – Y esta es... - miró a la chica que estaba sentada arriba de la isla y quien comenzaba a besarse con Kai nuevamente como si no existiese nadie más a su alrededor – No sé quién es. Sigamos.

Pasaron por el jardín trasero, sólo para echar un vistazo. Ten le presentó a un chico rubio llamado Taemin, quien se encontraba con amigos y jugando un juego bebiendo alcohol sin parar. 

El menor podía dilucidar que lo que veía era el típico escenario caótico de universidad del que su padre le había dicho que tuviese cuidado. Quizás el hombre tenía esperanzas de que Jungkook estuviese en un ámbito "saludable" como lo era la gente de la iglesia, pero eso no parecía estar por suceder. Si hubiese estado allí en ese momento, le hubiese sacado de aquella casa sin pensarlo dos veces.

Jungkook fue arrastrado dentro nuevamente y subiendo hacia el piso de arriba. Pasaron por los dormitorios donde se detuvieron a las puertas de una habitación llena de chicas desnudas. El menor abrió sus ojos bien grandes sin poder creer lo que veía y rápidamente girando su rostro para evitar ver más de lo que debía.

- Por aquí debería de estar Namjoon... - pensó en voz alta, mirando hacia todos lados. Había como seis chicas y ninguna tenía puesta ni una sola prenda encima – Chicas, ¿vieron a Joon? – ellas soltaron risitas traviesas y señalaron al baño.

Caminaron hacia el cuarto de baño, encontrando a un chico desnudo y atado de pies y manos en la ducha, con el agua cayendo sobre su cabeza y esparciéndose sobre todo su cuerpo.

- ¡Mierda! – exclamó Jungkook tapándose los ojos. Taeyong soltó una risa divertida por su reacción, disfrutando del disgusto ajeno.

- Así que aquí estabas – soltó Ten, parándose con sus manos en su cintura. El chico que estaba en la ducha tenía los ojos medio cerrados por la lluvia que caía en su rostro. Su cabello de color rosa estaba empapado sobre su frente, su cuerpo era moreno y los músculos bien trabajados se lucían en la posición en la que se encontraba, con sus pies juntos, parado y con sus brazos extendidos y muñecas amarradas al caño de la ducha – Joon, te presento a Jungkook, el nuevo. Jungkook, él es Namjoon.

- Un placer conocerte, Jungkook – dijo sonriente, pareciendo ignorar la situación vergonzosa en la que se hallaba. El menor ni si quiera le miró, solo hizo una reverencia, esquivando cualquier oportunidad de ver a su compañero sin ropas – Ten, ¿Me harías el favor de desatarme? – preguntó – Las chicas no quieren hacerlo.

- Oh... ¿Ellas te ataron? – preguntó con cierta burla.

- No, fue Jin. Ellas sólo acapararon mi habitación para hacer de las suyas.

- Bueno, suerte con eso – sonrió y batió la mano en el aire a modo de despedida y empujó a Jungkook y a su novio para salir, dejando a Namjoon pidiéndole que por favor le ayudase, o que al menos cerrara el agua del grifo. Sus intentos fueron en vano. Jungkook salió corriendo de la habitación con mucho gusto.

Hubiera deseado que Ten no siguiera mostrándole a los lunáticos que vivirían con él, pero el chico con arduo entusiasmo siguió con su trabajo sin dejar de hablar ni un segundo. Estaba siendo demasiado para su primer día, y ni si quiera habían pasado 24 horas.

A Hoseok ya le había conocido, pero en ese momento le vio sentado en uno de los sillones besándose con otro chico castaño llamado Taehyung. También se cruzaron con Jin, fumando en un rincón con otras personas, y por lo que Jungkook pudo interpretar, él había sido quien había dejado a Namjoon en esas condiciones en el baño.

Mientras seguían por el piso superior Ten le hizo saber que algunos chicos no estaban esa semana, pero que no tardaría en conocerles, eran parte de los miembros más grandes y experimentados. El menor sólo pudo desear que fueran un tanto más tranquilos. Era parte de su naturaleza no encontrar asuntos en común con personas de ese tipo; fiesteras y sociables. Él era un chico silencioso a quien no le gustaba llamar la atención de otros, y eso claramente no era compatible con las personalidades de sus compañeros. 

Nunca esperó tener que compartir una casa con gente así, ni mucho menos que intentasen hacerle parte. Porque lo peor de todo era eso, a diferencia de sus compañeros de secundaria, todos parecían haberle dado la bienvenida sin problemas. De hecho parecían entusiasmados en tener a alguien más con ellos. Probablemente era porque no le conocían. 

"Cuando sepan que no soy como ellos dejarán de interesarse en mí". El pensamiento se hizo presente en una esquina de su cabeza, instantáneo como siempre.

Por unos minutos se había perdido el hilo de la conversación con Ten. El chico estaba haciendo un monólogo, hablándole como si nada y él no pudo evitar pensar en las cosas que le preocupaban. No obstante, sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando se escuchó un estruendo en toda la casa, seguido de unos gritos que tensaron el aire.

Inmediatamente los chicos salieron de la habitación donde estaban, intrigados por descubrir el origen del repentino caos. Jungkook sintió miedo, aquello le había hecho dar un salto del susto y el bello de su cuerpo se había erizado en su totalidad.

Se asomaron por las escaleras, mirando desde el primer piso, y observando a todo el mundo alejado del centro. Ahí yacía un chico golpeado y sangrando en el suelo, mientras otro de pelo castaño estaba parado frente a él, mirándolo y agitando su mano con los nudillos ensangrentados, agitando su mano adolorida.

- Y ese de allí – señaló con su dedo a aquel chico de pie - es Jackson, el líder de Alpha chi lambda.

Jungkook parpadeó, observando la escena completamente estático, y preguntándose dónde demonios se había metido. 

Y su estadía allí apenas comenzaba.



* * * 

Hola, gente bella, finalmente empezamos con el primer capítulo!

Acá les presento a este Jungkook y su primer acercamiento a la vida universitaria, a la cual deberá adaptarse de alguna forma.

Iré preparando los capítulos, editándolos para hacer las actualizaciones, entre 1 o 2 veces por semana, dependiendo de qué tan rápido vaya editando. 

Desde ya les agradezco a los que se unan a la lectura y dejen sus votos! 

Nos leemos! 🌠

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