Unilateral? - Chanbaek

Couple: Chanbaek 😍
Inspiración: escena de anime (no me pregunten cual es porque no lo recuerdo 🙈) Tal vez alguien la reconozca y me ilumine.
Dedicada a: sralay hace poco estuviste de cumple y yo ni siquiera tuve tiempo de pasarme a saludar 😓 así que espero que esto lo compence.

☆☆☆☆☆☆☆

Chanyeol estaba petrificado, no podía mover un solo músculo, ni tan siquiera apartar la mirada del frente, sintiendo el sudor resbalar por su mentón y deslizarse por su cuello.

Simplemente no podía creer lo que pasaba. Sentía las piernas hechas gelatina, y un nudo en la garganta, mientras que su estómago era un revoltijo que amenazaba con hacerle devolver todo lo que se había merendado en el receso.

El dulce niño frente a sus ojos, no era otro que Byun Baekhyun, el mejor alumno de la clase del sexto A, un grado menor al suyo, y acababa... ese ángel en uniforme escolar, acababa de...

—¿Podemos salir a comer juntos? —repitió el bajito, con la mirada curiosa fija en el rostro del alto, a la espera de una respuesta.

—¿Eh? ¿Por qué conmigo? —escupió Chanyeol. Bueno, no fue la respuesta más inteligente que se le hubiera ocurrido. Pero, ¿qué podía hacer? Era el ser con menos autoestima en todo el planeta. Su hurón tenía más vida amorosa que él.

—Porque me ayudaste el otro día—Baekhyun juntó sus manos y las llevó a su pecho —¿Es una molestia?

—N—No... Para nada, pero... —el alto retorcía el borde de su uniforme entre sus dedos. ¡Su espalda se sentía cada vez más empapada!

—Genial. Entonces nos vemos mañana —sonrió ampliamente el rubio antes de sonreír y dar media vuelta para marcharse de ahí dando saltitos.

Chanyeol seguía en shock, hasta que al fin su cerebro carburó toda la conversación. Entonces solo pudo agarrarse la cabeza, para casi arrancarse las greñas.

¡¡Aigooo!! ¿Qué se supone que hará esa belleza con un feo como yo?

Su desesperación mental quedó en pausa por un momento, porque Baekhyun se había detenido en la esquina para girarse a verlo. El alto hasta podía alucinar que el niño tenía las mejillas coloradas.

El bajito solo asintió con la expresión tímida antes de perderse por las escaleras.

Ese bochornoso encuentro nos sitúa al día siguiente, sábado por la mañana, en donde un nervioso Chanyeol se acomodaba una, y otra, y otra vez el cuello de la camisa. Se planchaba las arrugas inexistentes con las manos sudadas, y se agachaba a limpiar sus impecables zapatos por enésima vez en lo que iba del minuto.

El estudiante de trece años llevaba cerca de una hora de pie en la parada de trenes, esperando a que Baekhyun apareciera.

Pero no es que el pequeñín estuviera retrasado, nop, es solo que el genio de Chanyeol se había levantado a las cinco de la mañana después de haberse acostado a las dos, demasiado aterrado con la idea de quedarse dormido y no llegar a hora.

Creo que llegué muy temprano, suspiraba en silencio.

Inevitablemente recordó la escena a la que Baekhyun se refirió en la conversación que tuvieron en la escuela.

Ocurrió el miércoles de la semana anterior. Chanyeol iba de pie, aferrado al caño de hierro del tren atestado de pasajeros.

Desde su lugar, como cada mañana desde hacía dos años, observaba la menuda figura de Baekhyun, parado a tres personas de distancia de él.

Siempre coincidían en el medio de transporte camino a la escuela, y Chanyeol siempre elegía un lugar estratégico para poder observarlo durante el viaje.

Baekhyun le gustaba, aunque nunca había encontrado el valor para hablarle. Pero ese día, repentinamente el rubio empezó a fruncir el ceño, dibujando en su rostro una expresión incómoda.

El alto no entendía la razón, hasta que divisó una mano escurridiza colarse bajo el chaleco del uniforme.

¡Lo están manoseando!

Chanyeol casi se muere de la impresión. ¡Tenía que ayudarlo! Así que corrió hasta quedar a su lado, mandando a la mierda cualquier plan estructurado que tal vez pudo haber pensado con algo de detenimiento.

Empujó con su cuerpo el del hombre que estaba detrás de Baekhyun, y muerto de los nervios, gritó lo primero que se le vino a la cabeza.

—¡Buenos días! ¡Qué coincidencia, Baekh-

No se esperó ese puñetazo en el rostro. Vaya que ese niño tenía mucha fuerza.

—¡¡Aléjate de mí, pervert-!! ¿Ah? ¡¿Chanyeol hyung?! —se alarmó el rubio.

Fue todo lo que Chanyeol captó antes de caer al suelo, aturdido por el golpe. La expresión preocupada de Baekhyun llamandolo hyung y mirándolo desde arriba era tan linda que lo único que pudo hacer fue sonreír como idiota.

Al final, más que agradecido, Chanyeol creía que Baekhyun encontró la escena algo patética, por eso no terminaba de entender por qué lo había citado para comer juntos.

Esperen un momento. ¿Y si todo era una broma? Para empezar, ¿vendría? ¿Cómo es que alguien tan encantador lo invitaría a comer? Desde el principio eso no tenía sentido. ¡Fue todo producto de una alucinación! Se acabó, pensó abatido.

—¡Perdón por hacerte esperar! —la cantarina voz hizo que el alto alzara la cabeza.

—¡¿Qué pasa aquí?! ¡Qué adorable! —se escandalizó el mayor al verlo, señalando de pies a cabeza al recién llegado un sinnúmero de veces, como si le recriminara tanta ternura.

¡Baekhyun estaba en verdad hermoso! Con un trajecito azul marino de pantalones cortos, camisa blanca, medias altas y una boina a juego con su atuendo.

—No me mires tanto —balbuceó el menor avergonzado, agachando la mirada y moviendo los pies, inquieto.

—¡Ahh! ¡No lo hago! ¡Ni estás adorable! —habló desesperado, tratando de enmendarse.

—¿Ehh? —Baekhyun frunció el ceño.

Chanyeol se golpeó la frente con la palma cuando captó lo que acababa de decir —¡Noo! Claro que lo estás, pero... ¡Tu ropa es muy linda! No solo tu ropa...

El rubio solo sonrió divertido por el espectáculo que el más alto daba. Todo un mar de nervios. Nunca había escuchado a nadie hablar tan rápido —Chanyeol hyung, ¿qué quieres comer? Yo invito —trató de calmar las ansias del pelinegro.

Las excusas del alto murieron en su boca, las palabras del rubio le hicieron recordar por qué se hallaban ahí en primer lugar.

¿Qué hago? No sé qué hacer. No debo pedir comida cara. Algo barato, rápido y bueno...

Empezó a mirar por todos lados, como si no llevara ya una hora en la bendita estación. Pero estaba demasiado ocupado tratando de lucir impecable para cuando el bajito llegara, así que claro que no tenía la más remota idea de nada que no fuera eso.

De repente, sus ojos captaron algo que le abrió los cielos, como si una luz divina lo iluminara desde arriba, y un coro de ángeles acompañara la idea. Ahí estaba, ¡su salvación para no seguir haciendo el ridículo!

—¿Qué tal ramen?

Baekhyun sonrió enternecido por la voz temblorosa —¡Buena idea!, ¿a dónde quie-?

—Hay un puesto de ramen justo ahí —señaló el mayor.

El rubio siguió con la mirada lo que el alto señalaba, encontrándose con un puesto donde los clientes se sentaban en butacas uno al lado del otro y los tazones se servían en la barra misma. El lugar solo tenía un letrero a modo de cortina que lo separaba del lugar donde los pasajeros transitaban.

Baekhyun le dedicó una sonrisa un tanto apenada al alto —¿Puedo elegir yo el lugar?

—Ahh... Claro —Chanyeol se rascó la nuca, avergonzado.

Y ahora estaban allí, en un comedor un tanto modesto, sentados a la mesa, Baekhyun de un lado y Chanyeol del otro. El mayor mironeaba a cada tanto a su acompañante por encima de la carta de menús que les habían entregado a ambos, sus manos temblando patéticamente.

—No seas tímido, pide lo que quieras —el rubio alzó la mirada de la carta para hablar, con una sonrisa en los labios.

—Ajá... —balbuceó el mayor, volviendo a esconderse tras el menú.

—¿Pedimos bebidas recargables? —preguntó Baekhyun entusiasta.

—¡N-No hace falta! Me iré en cuanto termine de comer.

—Ahh... ya veo —Baekhyun sonó un tanto desilusionado.

—¡No es que me quiera ir! —el pelinegro casi echa su silla cuando se puso de pie de sopetón —De hecho... quisiera seguir aquí por siempre. ¡Ahhh! —puso las manos al frente cuando oyó lo que había salido de su boca —Qué mal, ¿verdad? Tranquilo, me iré pronto —murmuró sentándose a toda velocidad, apartando la mirada con las mejillas ardiéndole.

Baekhyun solo se cubrió la boca, riendo divertido. Estiró la mano y presionó el botón que llamaba a la mesera para que tomara sus pedidos.

Cuando la mujer se fue, nuevamente pudieron retomar la "charla".

—La verdad es que siempre te veía en el tren —confesó el bajito, retorciendo sus manos bajo la mesa.

—¿Sí? —Chanyeol no cabía en sí del asombro. ¡Baekhyun sabía que existía! Quería chillar de felicidad.

El rubio asintió con la cabeza de manera adorable —Sí. Cedes tu asiento a los ancianos a menudo, ¿no?

—Ahh, eso... es algo que cualquiera haría —susurró el mayor, con una sonrisa temblorosa. ¿Para qué negarlo? Estaba que se echaba porras en su cabeza.

—Pero cuando me ayudaste, estuviste... —las mejillas del bajito se tiñeron en un segundo, y agachó la cabeza, apenado porque el mayor lo notara. Chanyeol, sin embargo, entró en pánico... otra vez.

—¡Lamento recordarte malos momentos! —se disculpó, inclinándose hasta casi estampar su cabeza contra la mesa. Un centímetro más y hubiera sido una misión exitosa.

—¿Qué? —Baekhyun levantó la mirada confundido.

El alto seguía en su posición, con la nariz casi rozando la madera, y su cabeza hecha una maraña de pensamientos caóticos.

¡Qué patético soy! Esta ocasión era una gran oportunidad y la estoy mandando al diablo.

Baekhyun dejó oír su risa melodiosa —Eres divertido.

Bueno, bueno... Esto cada vez era más extraño. ¿Él? ¿Divertido? —¿Te refieres a mi cara? Siempre me lo dicen —rio en una mueca un tanto melancólica.

—Tienes un rostro lindo —habló Baekhyun, perplejo y con total seriedad.

Ahora sí, esto no tenía ni pizca de sentido. Quizás fuera lindo para gente de la Edad de Piedra, pero no hoy en día. ¿Esa fue una broma? ¿Por eso estaba sonriendo ahora? ¿O se refería a que se veía lindo como una mascota monstruo? ¡Cualquier opción era válida!

Baekhyun se mordió el labio inferior, sopesando lo que diría —E-Este...

¿Qué con esa actitud adorable? ¿En serio? No puede ser. Ninguna chica me presta atención, mucho menos alguien tan perfecto como él. ¡No te dejes engañar, Chanyeol!

—...S-si no es mucha molestia...

¡No tengas esperanzas! Pero... ¿si va en serio? No puede ser.

—...sal...

¡No estoy listo! Ya le iba a dar algo, ¡estaba por infartar!

—... ¡conmigo! —jadeó Baekhyun, cerrando los ojos con fuerza.

La mano de Chanyeol se disparó a la velocidad de la luz, y justo cuando el menor dijo la última palabra, la bocina anunciando a la mesera sonó; Chanyeol había presionado el botón.

Ahora estaba con la boca abierta, mirando a un Baekhyun más rojo que un tomate, y no podía sentirse más estúpido.

—¿Desean algo más? —la sonriente mesera llegó a aligerar el ambiente.

El alto, pasmado y blanco como un papel, se giró robótico a encarar a la mujer —Deme dos de esas bebidas recargables, por favor —habló ecuánime.

Baekhyun abrió primero un ojo lentamente, desconfiado, parpadeando unas cuantas veces al oír el pedido del mayor.

Agradecía ese pequeño altercado camino a la escuela. Resultó ser la excusa perfecta para conseguir reunirse con el pelinegro fuera de la escuela.

Sinceramente, toda la mañana había estado de los nervios, oyendo voces en su cabeza y casi volviéndose loco. Había considerado seriamente que el alto saldría corriendo cuando por fin le declarara sus sentimientos, pero la sonrisa boba en los labios de Chanyeol le aseguraba que, de ahora en adelante, todo iría bien para ellos dos.

FIN

Awww... por ahí había comentado que  Chanyeol y Baek preadolescentes me parece de lo más kawaii.
Me encantó escribir a este pequeño Baek de 12 encarando la situación, y a un Chanyeol demasiado alterado como para notar las obvias intensiones de este chiquitín.
Esta fue la primera de muchas historias que iré alzando cada vez que la inspiración llegue. Besos 😘

PD: gracias por el beteo de último momento Laquidoscopio you are amazing💕

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