84.

Capítulo narrado.

Ya era de tarde y Vegeta aún seguía estudiando, había salido de clases a las 12 y apenas había llegado a su casa se había puesto a estudiar. Su mirada iba de aquí allá leyendo en el libro que tenía entre sus manos.

El zumbido de su teléfono hizo que diera un pequeño brinquito y que se asustara un poco, al estar tan concentrado en la lectura ni se había acordado de poner a cargar la batería de su teléfono. Lo saco de sus bolsillos delanteros y deslizo su dedo sobre la pantalla para que se desbloqueara. Abrió WhatsApp y vio que era un mensaje de Lazuli.

Lazuli: Hey, Vegeta ¿Vamos al cine?

Miro la hora en su teléfono y descubrió que ya eran las cinco iba a responder cuando otro mensaje llego.

Bulma

Su corazón se aceleró al ver el nombre de la chica. Aunque se lo negara aún seguía sintiendo cosas por ella. Con el pulso acelerado y los nervios a flote sin saber porque, abrió el mensaje.

Bulma: Cuando tenía quince años mi padre nos abandonó a mí a mi mamá, dijo que todo era mi culpa, porque él no quería tener una hija tan tonta e inútil. Mi madre cayo en depresión y un año después se suicidó. Quede sola, comencé a trabajar pero ganaba muy poco, nadie quería a una menor de edad inexperta. Pero un día entre a un bar, y ahí si querían a una inexperta. Comencé a prostituirme para poder sobrevivir, lo hice hasta los diecisiete cuando conocí a un chico que me saco de allí. Dijo que me amaba y yo le creí, porque era el único que me daba caricias de amor y no solo porque me iban a violar. Confié mucho en él, pero me fallo. Un mes después me obligo a posar desnuda y vendía mis fotos por internet a viejos pedófilos. Todo Seúl se enteró de eso, no podía andar por la calle sin que me señalaran o me miraran raro. Así que huí, y termine aquí en Japón. Aquí conocí a Milk, gracias a ella estoy viva. Le debo mucho. A los dieciocho caí en depresión por todo mi pasado y comencé a beber mucho. Me toco ir con un psicólogo y logre salir de esa etapa. Actualmente ya soy mayor y eso si lo sabes. Me hice novia de Yamcha porque era el chico malo, y así todos me tendrían respeto. Pero me equivoque, me trataba como la estúpida y yo solo fingía ser feliz con él. Entonces llegaste tú. Un niñito de dieciocho años que comenzó a enviarme mensajes. Te observaba siempre, tan dulce y puro para tu edad, te dejaba en visto porque no quería que tú te juntaras con alguien como yo. No quería enamorarme de ti. Pero tus mensajes siempre causaban algo en mí. Los nervios se apoderaban y un cosquilleo en mi estómago se hacía presente. No te respondía porque no quería caer en el amor de nuevo. No quería sufrir más. Entonces paso lo de Yamcha, y tú me hiciste reflexionar. Y le termine por ti, porque me había enamorado tuyo. Y ahora es que me doy de cuenta de eso. No te lo quería decir porque una vez un chico se enteró de todo mi pasado y me humilló de la peor manera. No quería que pasara lo mismo.

Bulma: Pero confió en ti. Y sé que no me harás lo mismo.

El teléfono cayó al piso. El peli flama se quedó mirando la pantalla sin siquiera agacharse a recogerlo ¿Prostituirse? ¿Drogas? ¿Alcohol? Su pecho comenzó a bajar y a subir al imaginarse a Bulma en esas condiciones. El teléfono volvió a vibrar en el piso y solo así salió de su trance.

Bulma: Vegeta di algo, no me dejes en visto, por favor.

Solo en ese momento se dio cuenta de que aún no le había respondido. Tomo una bocanada de aire y con sus dedos temblorosos apretó la pantalla para escribir.

Batería demasiado baja.

–¡No! ¡No!

El peli flama comenzó a apretar el botón de encendido pero el teléfono se había descargado por completo. Maldijo en voz baja y como loco busco por toda su habitación el cargador. Maldijo una vez más al no encontrarlo. Ahora Bulma iba a pensar que él no quería responderle y que lo había dejado en visto a propósito.

Recordó el mensaje y supuso que el castaño vivía con Milk, así que agarro su billetera y llaves y salió corriendo. Bajo las escaleras rápidamente y sin siquiera despedirse de su madre salió de la casa.

Le dio gracias a Dios de que Milk vivía cerca y podía ir caminando, y como no podía perder tiempo, comenzó a correr. Sus largas piernas y que estudiara Educación Física lo ayudaron a llegar más rápido. Cuando estuvo solo a algunas casas paro y comenzó a caminar tratando de controlar su respiración agitada. Se pasó una mano por el cabello tratando de peinarse. Agarro una bocana de aire y toco la puerta con sus nudillos. Se comenzó a balancear allí de pie nervioso. La puerta se abrió revelando a Milk con sus ojos algo hinchados.

–¿Vegeta? –El tono de sorpresa era evidente en su voz–. ¿Qué haces aquí?

–¿Esta Bulma?

Milk bostezo estaba a punto de quedarse dormido cuando el timbre sonó.

–No, ella no vive aquí.

–Pero...

El miedo comenzó a invadir el cuerpo del chico. Sus manos sudaban y aunque las limpiaba a cada momento con sus pantalones el sudor volvía a aparecer.

–Ella me conto todo de su pasado –Vegeta dijo mirando a Milk–. Y cuando fui a responder el teléfono se me descargo y no encontré el cargador. Ya sé que tal vez estoy exagerando todo y puedo esperar hasta mañana y hablar con él. Pero...

–Haces lo correcto –Milk lo corto–. Bulma es muy sensible con eso, no me quiero ni imaginar cómo estará, es mejor que vayas.

Vegeta se gravo la dirección mentalmente y agarro un autobús allí mismo. Reposo su cabeza contra la ventana mientras veía las casas pasar. Bulma vivía un poco más lejos y si se iba caminando lo más probable es que llegara demasiado tarde. Se bajó en la parada y busco con la mirada una casa anaranjada.

La encontró y se percató que era demasiado chiquita como para vivir una familia, pero luego de acordó de que Bulma no tenía familia.

Con pasos indecisos se acercó hasta la puerta y toco. Toco de nuevo pero nadie salía, volvió a tocar y su cuerpo comenzó a hiperventilar cuando al quinto toque nadie salía.

¿Bulma, dónde estás? –susurro.

Mirando para todos lados por si alguien veía, agarro el pomo de la puerta y vio que estaba sin seguro, volvió a suspirar y despacio abrió. Y lo que se encontró hizo que su corazón se partiera en miles de pedacitos si eso era posible.

(...)

Bulma con dedos temblorosos termino de mandar el mensaje y cerró los ojos. Se acostó y espero un momento, volvió a mirar la pantalla del teléfono y...

Visto a las 17:00✓✓

Sabía que tenía que esperar porque el mensaje era largo y tenía que darle tiempo de que leyera el mensaje. Tenía una mala sensación de que había leído el mensaje y que justo en ese momento había expuesto su pasado a otra persona.

Lugo de pasar varios minutos. No obtuvo respuesta. Aunque sabía que eso era rebajarse demasiado, tecleo:

Bulma: Vegeta di algo, no me dejes en visto, por favor.

Visto a las 17:08

Vio que las palomitas se colocaron de una vez y luego...

Ultima conexión hoy a las 17:10.

El miedo se apodero de su cuerpo. Sus manos comenzaron a temblar y quiso pensar lo mejor posible. Pero sabía que no era así.

Se paró como pudo de la cama aun con el teléfono en la mano. Mantenía sus esperanzas. Atravesó la puerta y de inmediato llego a la cocina, en las gavetas busco un frasco con antidepresivos y se los tomo. Salió hacia la sala y cayó al piso con sus lágrimas bajando por todo su rostro.

Se acomodó mejor en un rincón y abrazo sus piernas, los sollozos se hicieron presentes y Bulma solo trataba de mantener la respiración normal. Sabía que tenía que mantener la calma no podía tener otro ataque de pánico, no. Ese era su pasado. La Bulma actual era fuerte.

Con eso en mente trato de parar de llorar, pero luego un pensamiento fugaz llego a su cabeza.

"Eres una maldita puta, una escoria, nadie jamás te va a querer cuando sepan que tu cuerpo paso por más de uno"

Esa voz resonando en sus oídos. Él tenía razón, nadie nunca lo iba a amar. La habían vendido, humillado y Yamcha había jugado con su cuerpo, solo follándolo de manera brusca.

Sintió que el aire le faltaba y trato de callar sus sollozos. La puerta comenzó a sonar. Alguien estaba tocando. Pero ella no tenía la fuerza para levantarse y no quería que nadie lo viera en ese estado. Con una mano tapo su boca tratando de apaciguar sus sollozos. Los golpes en la puerta se detuvieron, pero todo fue peor. La puerta comenzó a ser abierta. Bulma comenzó a asustarse mucho más así que se abrazó más a sí mismo.

La figura de Vegeta se dejó ver cuando la puerta estuvo totalmente abierta.

–¿Bulma? –La voz ronca de Vegeta era un susurro.

La azulada solo escondió su rostro. No, no él. Él no tenía que verla así.

–Vete –hablo con la voz entrecortada.

Vegeta con el corazón en la mano se acercó hasta él poco a poco, se arrodillo hasta su altura y con miedo poso su mano en su rodilla, Bulma tembló ante el contacto, Vegeta agarrando más valentía le levanto el rostro poco a poco. Sus ojos azules estaban rojos e hinchados. Bulma sorbió un poco por su nariz e hipo.

–Por favor –rogo.

El la miro tan vulnerable. Así que dijo lo que en ese momento sentía:

Solo sé que eres una maravillosa persona. Una persona buena a la que le ha pasado cosas malas.

Bulma se tiro a sus brazos y escondió su rostro en su cuello. Eso era lo único que necesitaba oír. Vegeta la abrazo con todas sus fuerzas, cerrando los ojos en el abrazo. Ella amaba a Vegeta y no lo podía negar.

–V-Vegeta, yo... –Bulma trataba de hablar, pero su llanto no la dejaba, comenzó a hipar al no poder hablar y apretó más fuerte al menor en el abrazo.

–Shh, no tienes por qué hablar, estoy aquí, y de aquí no me voy.

Maratón 2/7.

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