59.
Capítulo narrado.
Lazuli llego a la casa de Vegeta muy temprano. El plan ya estaba en marcha. Toco la puerta con sus nudillos esperando a alguien que le abriera. De adentro escucho pasos y la voz de su mejor amigo despidiéndose de su madre.
–Wooooow –soltó con la boca abierta.
Vegeta cerró la puerta a sus espaldas, mirando a la rubia con un ligero rubor en sus mejillas.
–¿Qué?
–Te ves grandioso –Lazuli admiro–. Wow, sinceramente, estoy que te tiro contra la puerta y te violo.
–Oh, cállate.
La rubia soltó una sonora carcajada. Vegeta pasó por un lado de ella y comenzaron a caminar. Lazuli no pudo evitar mirarlo de reojo. Se veía hermoso.
–Tuve que dormir con la cabeza guindada del colchón para que el cabello no se me arruinara –Vegeta comento divertido.
–Te dije que eras una chica –Lazuli se encogió de hombros–. No me quisiste creer.
–Sí. Pero creo que ver ese capítulo de Liv y Maddie sirvió para algo.
Ambos rieron ante aquello.
–Por cierto –Vegeta volvió a hablar–. Te ves muy bien.
Y era verdad, la rubia se veía excelente.
(...)
Ya estaban a una cuadra de la universidad. Vegeta suspiro viendo la entrada. Ya no había vuelta atrás.
–Recuerda –Lazuli lo agarro por los hombros–. Todo ya empezó.
Vegeta asintió.
El pelinegro se acordó de aquel mensaje que Bulma le había mandado. La forma en la que lo había humillado. ¡Le había dicho que era feo, que se comportaba como un niño de dos años y que se vestía horrible! Con eso en mente. Había agarrado una ira incontrolable, algo que ni él sabía que tenía. Así que el plan era sencillo.
Vegeta cambio su aspecto. Se vistió como un modelo salido de una revista. Había dejado todos sus cabellos al aire, que se movieran con el viento.
Tenía que conquistar a Bulma. Y darle su merecido.
No su merecido de golpearla. No, porque Vegeta nunca haría eso, aunque Bulma si lo había hecho. Él le daría su merecido de la peor forma. Y es como la oji-azul inconscientemente lo había hecho con él. Destrozar sus sentimientos.
–Muy bien –dijo levantando el pecho y agarrando una postura correcta–. Aquí vamos.
Lazuli sonrió. Y al lado del peli-flama comenzó a caminar hacia la entrada. Todos, absolutamente todos se le quedaron mirando. Tanto chicos como chicas le decían cumplidos o simplemente botaban casi que la baba por ellos.
Pero Vegeta iba con su mirada fija hacia adelante. Su objetivo era uno: Encontrar a Bulma Brief.
–¿Qué vas a hacer cuando la encuentres? –Lazuli pregunto solo para que el pelinegro la escuchara.
–Coquetear con ella.
–Y luego...
Vegeta le sonrió con su típica sonrisa de lado.
–Luego veremos qué pasa.
(...)
Bulma se acomodó su flequillo entrando a él colegio. Levanto su vista y todos estaban hablando entre ellos, entre murmureos. Se les quedo mirando extraño. Pareciera como que si todos estuvieran hablando de lo mismo.
Diviso a su amiga parada contra la pared unos pasos más adelante y sin dudarlo se acercó hasta ella.
–Hey, Milk.
La saludo con un beso en la mejilla y comenzaron a caminar juntas hacia sus clases.
–¿Sabes a que se debe tantos murmullos? –Bulma preguntó mientras miraba a sus lados–. Pareciera que se fueran alborotado por alguien.
Milk sonrió enormemente mirando a su amiga con arrogancia.
–Conozco esa sonrisa. Y no es bueno, al menos no para mí.
–Ohh, pero si es muy bueno para ti –Milk la abrazo por los hombros–. Mira hacia allá.
Bulma llevo su vista hacia donde el dedo de su amiga le señalaba. Tuvo que sostenerse de Milk y tragar saliva.
–Ay que me da –comento dramática–. ¿Ese es Vegeta?
Milk asintió. La peliazul se le quedo mirando fijamente. Se veía tan... perfecto. Su cabello al aire, estaban acomodados y desordenados al mismo tiempo. Bulma vio como esos pantalones se aferraban a sus piernas moldeándolas, y ya no llevaba esa tonta ropa.
–Lindas piernas — Milk alagó.
Bulma la miro horrorizada.
–¿¡Qué!?
–Vamos, tú le dijiste que las camisas que usaba eran horribles.
De repente se sintió ahogada. Como que si el oxígeno le faltara.
–Oh vamos, Bulma –Milk la agarro por los hombros–. Se ve que el chico siguió tus consejos, en todo caso todo esto es tu culpa.
La peliazul volvió a mirar a Vegeta. Sus ojos azules quedaron clavados en ese chico. Vegeta que estaba hablando con Lazuli sintió una mirada encima de él. Volteó y consiguió a Bulma mirándolo a él, y solo a él. Así que le guiño un ojo. Y Bulma sintió que iba a desfallecer.
(...)
–Hola, Bulma.
Bulma levanto la mirada de su comida para encontrarse a Vegeta mirándola. Esos ojos azabaches que tanto había evitado por tiempo.
–¿Puedo sentarme?
El peli-flama al no obtener respuesta. Se sentó, después de todo no había dicho que no.
–¿Por qué me hablas? –Bulma trato de que su voz no sonara nerviosa.
Vegeta la miro con una ceja levantada.
–¿De qué hablas? Yo siempre te escribo y...
–No –lo interrumpió–. Hablo de que en persona nunca te me habías acercado.
Vegeta se mordió el labio. Era verdad. Él solo le hablaba mediante mensajes y era cuando siempre lo dejaba en visto. Aparte que eso era otra parte del plan: hablarle en persona.
—Quise hacer algo diferente —levanto los hombros restándole importancia.
Bulma respiro profundo sin que Vegeta lo notara. No quería que viera sus nervios por ningún motivo.
Su vista quedo clavada en el cabello del chico. Se le había quedado mirando. Se imaginaba a ella, enredando sus dedos en ese cabello, que se veía tan suave. Sus ojos se dirigieron a sus labios, a la vez que mordía una manzana. No pudo evitar relamerse sus propios labios.
Vegeta hacia como que si no estuviera viendo nada. Pero en realidad lo veía todo.
–Tus ojos se ven más bonitos.
Bulma se sonrojo.
Vegeta sonrió ante lo que había logrado.
–Tu sonrisa es... –la peli-azul se calló al ver lo que iba a decir.
Él sonrió aún más. Mostrando por completo su perfecta sonrisa.
–Me tengo que ir.
Bulma no quería que se fuera, la verdad no.
–¿Hablamos ahora por mensajes? –se apresuró a decir.
–¿No me dejaras en visto? –el peli-flama se hizo el sorprendido.
Bulma pudo divisar cierto tono divertido en su voz.
–No –negó con la cabeza.
–Estaré esperando el mensaje entonces.
Vegeta se inclinó por encima de la mesa y beso la comisura de sus labios. Le guiño un ojo y se dio la vuelta saliendo de la cafetería.
Eso no era parte del plan, pero no había podido evitarlo.
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