Capítulo tres: "El encuentro que le dio dudas y donde empezó su fastidio"

Fue luego de ya bastante tiempo de aquella amistosa reunión. Habían pasado varias cosas, uno que otro demonio por las calles de su distrito y personas que tuvo la fortuna de salvar, pero también ocurrió otra cosa y esta era mucho más importante que sus misiones comunes, era algo de tal importancia que el patrón había realizado una reunión con los nueve pilares presentes. Ya al llegar se había enterado del asunto, un muchacho que rompió las reglas al dejar vivir a una demonio y viajar con ella. Todavía recuerda cuáles fueron sus palabras al presenciar la situación: "Proteger a un demonio va contra las normas. ¡Podemos solucionarlo nosotros! ¡Decapitémoslo junto al demonio!"
¿Algo justo? Desde el punto de vista de las reglas, sí; desde la perspectiva de una persona normal, no. ¿Qué palabras podrían usarse para describir su opinión? ¿Se puede decir que fue extremo? ¿Que fue cruel? ¿O que fueron ambos? Quizás un poco más inclinado a la segunda, pues dijo todo aquello con una sonrisa, pero no es como si realmente le gustara la idea de matar a un muchacho que aparentaba tener apenas un año más que su hermano menor. Llega a doler, pero por el bien, era un precio dispuesto a pagarse; tampoco es como si pudieran dejarlo ir como si nada luego de haber roto las reglas de tal manera.

Era su trabajo proteger a las personas, no arriesgarlas al viajar con un demonio que podría llegar a descontrolarse en cualquier momento. No podían quedarse sin hacer nada.

Aunque ahora tenía que pensar en otra cosa y esa era en lo que le podría ocurrir a su compañero, pues se había enterado que era por el pilar del agua que aquella demonio seguía con vida y que el hermano de esta, se había vuelto cazador de demonios. Nunca espero que uno de sus compañeros, que un pilar como Tomioka, cometiera una falta como esa. Aunque no lo demostrara, no podía evitar pensar en que estaba un tanto decepcionado, pero también confundido, muy confundido al no tener idea del porqué dejaría vivir a un demonio. Estos no hacían más que matar inocentes, no podían dejarlos vagar por allí y ya. Debían ser ejecutados inmediatamente.

Otra imagen se coloca en su mente y esta era la de su compañero Sanemi, quien aunque tuviera una salvaje sonrisa en el rostro, demostraba totalmente su enojo y quizás hasta indignación por lo que estaba pasando ¿Y cómo no estarlo? Su trabajo era matar demonios. Y con esa idea en mente, pudo entender perfectamente el porqué había apuñalado la caja donde estaba el demonio causante de toda esa situación, pero también sintió una pequeña y leve lástima por el muchacho que estaba atado sobre las piedras del jardín de la sede. Después de todo, Kyōjurō también era un hermano mayor y entiende el dolor de ver un familiar herido. Pero no puede demostrarlo ahora, en este momento primero van sus deberes, también serviría recordar que no tiene nada que ver con ese muchacho. No lo conoce por otra cosa que no sea el nombre y su situación, no lo conoce más que por el nombre de Kamado Tanjirō y que este viaja con su hermana demonio.

Aunque ahora que lo ve bien, también sabe otra cosa y es que él es un poco más fuerte de lo que parece, porque verlo salir casi disparado hacia Sanemi para darle un cabezazo, uno que le hizo sangrar la nariz y hasta dejarlo en el suelo; no es algo que haría todo el mundo. Hm, qué chico tan interesante. Verlo llegar tan lejos para que no toquen a su hermana, era algo admirable y lo diría en voz alta de no ser porque aquello estaría fuera de lugar. Y digamos que era suficiente que Shinazugawa aparentemente quería matar inmediatamente al joven por haberlo dejado en el suelo... y por unas palabras que Kamado había dicho con claro enojo por haber lastimado a su hermana y aparentemente desconocer su situación:

"Si no puedes distinguir a un demonio bueno de uno malo, ¡No deberías ser pilar!"

Palabras que pudieron tener un gran significado de no ser por algo, si Sanemi llegó hasta allí, no fue por perdonar demonios, no fue por ver demonios "buenos"; llegó allí exterminándolos porque estos hacían el mal. De hecho, los nueve pilares presentes habían llegado allí de la misma manera.

Y afortunadamente para él muchacho, llegó alguien que con sólo el anunció de su presencia calmó las corrientes y el enojo de Shinazugawa luego de oír a ese "maldito" decirle una cosa que desde su punto de vista, sin duda fue recibido como una tontería. Si así era la opinión de Sanemi, Kyōjurō dudaba el debatirla.
Pero dejando el tema de lado, ahora que Kagaya había llegado, ahora que todos y cada uno de ellos estaban respetuosamente inclinados ante él mientras escuchaban su saludo y Sanemi tomaba la oportunidad hacer lo mismo, hablando notoriamente más tranquilo y hasta formal que antes, también dio su opinión sobre la situación de Kamado y que ellos mismos podían resolver el asunto. Cosa que fue suavemente negada por el patrón.

La mente de Rengoku se mostraba claramente en desacuerdo con la idea de mantener a un demonio vivo, pero no pudo evitar escuchar las palabras de su líder. No se atrevió hablar hasta que realmente pudiera.

Y como resumen de lo sucedido, aparte de las palabras de Kagaya, las cuales fueron recibidas con un respetuoso desacuerdo de varios pilares, también hubo una nueva interrupción de Sanemi en forma de prueba para la demonio llamada Nezuko, una que sorprendentemente pasó. Cosa que claramente iba a impactar a los pilares, pues ver a un demonio resistirse a la sangre de un "marechi", un humano de "sangre rara", era algo impresionante, aunque en realidad esa palabra le quedaba corta al recordar la poca probabilidad de ver que un demonio se quedara quieto ante tal tentación. Shinazugawa se había cortado el brazo hasta tres veces para hacer que llegara a atacarlo, pero ella sólo desvió la cabeza ¡Vaya sorpresa! ¡Era algo sin duda increíble y sin precedentes! Aparentemente las palabras de Kamado eran verdad, "Ella nunca atacaría a un ser humano".
Era improbable, pero aparentemente no imposible.

Pero aún con eso, no iban a dejar ir a los hermanos sin condiciones, la cual fue la siguiente: Entregar la vida si ella arrebataba una.
Y no era sólo para Tanjirō, en esa condición también estaban involucrados las siguientes personas: El actual pilar del agua Tomioka Giyuu y el antiguo pilar de la misma respiración, Urokodaki Sakonji. Quien gracias a su carta, leída antes de la "prueba de Nezuko" había mencionado el precio que los tres mencionados pagarían.

Todavía tiene presente la imagen y el sonido que vino de Tanjirō, aliviado al ver que su hermana estaba relativamente a salvo. Como hermano mayor, puede entender cómo es aquel sentimiento.

Y luego de llevarse a Tanjirō y a Nezuko a la finca mariposa, cosa que había sido dicha por Shinobu al recordar que el muchacho estaba herido luego de la batalla contra una de las lunas demoníacas.
Luego de eso, sólo pudo esperar a que terminara la reunión para luego retirarse trantranquilamente.

Pero ahora que recordaba ese día, su mente le recuerda ¿Fue allí donde recibió la respuesta a su duda inicial? La respuesta es un "no" y su "porqué" es el siguiente, porque la obtuvo después, luego de unas semanas o probablemente un mes. No está seguro del tiempo que estuvo que había transcurrido, pero el momento que lo llevó a la respuesta de su irrelevante duda respecto a temas sentimentales, algo realmente personal, llegó luego de que ese tiempo transcurriera. Y llegó luego de un escenario que estaba a punto de recordar a detalle, pero no desde el inicio, ahora estaba saltando a la mitad de sus recuerdos; donde estaría el siguiente escenario:

Un tren descarrilado, tres muchachos heridos, quieres serían Kamado Tanjirō, Agatsuma Zenitsu y Hashibira Inosuke, y lo que aparentaba ser el final de la misión que le fue asignada al pilar del fuego. Habían eliminado al demonio que se escondía en el tren y que anteriormente ya había desaparecido a un gran número de civiles y cazadores. Estaba hecho cenizas, todo había terminado y ahora Kyōjurō estaba frente a Kamado mientras le enseñaba cómo detener el sangrado de su abdomen con su respiración. Pensó que todo estaría bien al ver que el sangrado de quien había elegido como alumno cuando este vino a pedirle ayuda, se había detenido, incluso sonrió, pero todo se fue interrumpido por una presencia que había aterrizado de golpe a no muchos metros de ellos. Cuando el polvo que cubría la figura del recién llegado se dispersó, se supo inmediatamente quién era: La luna superior tres.
Quien unos segundos después se lanzó contra el pelirrojo en un intento de matarlo, pero que sólo se quedó en eso cuando la roja hoja de la katana del pilar de las llamas cortó su brazo por la mitad, haciendo que aquel demonio retrocediera.

Una mirada casi pícara y una sonrisa juguetona fue lo que Kyōjurō vio al demonio mover su partido brazo como si no nada le hubiera ocurrido en primer lugar, luego observar cómo la extremidad comenzaba a sanar y los restos de sangre eran retirados por la lengua del demonio, para después escuchar el siguiente comentario:

"—Bonita espada" —palabras dichas con aparente jugueteo.

En ese momento Kyōjurō sólo pudo pensar en la rápida regeneración que tenía aquel demonio, cosa era obviamente relevante en ese momento, pues allí vería cuánto sería el tiempo que le tomaría sanar al demonio y cuántos cortes podría hacer en su carne antes de que estuviera totalmente recuperado. Mientras más lo lastime y más le tome regenerarse, más rápido podría cortarle el cuello o aunque sea ganar tiempo hasta que salga el sol. Sabe que ningún pilar puede ganarle a una luna en solitario. Sintió un escalofrío recorrerlo por un instante, no puede ignorar la fuerte sensación de presión y miedo al encontrar a un demonio de tal nivel, el que sólo recordaba cuán alta era la posibilidad de morir. Pero no va a mostrarle mala cara a la situación por muy mala que sea, así que con una sonrisa, con sus ojos fijos en su nuevo oponente, dijo lo siguiente:

"—No puedo entender porqué tu objetivo es una persona herida" —comentó al ver que había atacado primero a Tanjirō en lugar de a él, quien claramente era quien tenía más experiencia en combate. Afortunadamente obtuvo respuesta inmediata.

"—Sólo pensé que estaba en medio del camino entre tú y yo" —dijo mirándolo a él, en lugar de quien pudo terminar como su víctima.

"—¿Tú y yo tenemos algo pendiente?" —preguntó sin esperar una respuesta, quedando como una pregunta retórica— "Es la primera vez que nos encontramos, pero ya te odio" —comentó contando la primera impresión que obtuvo de su oponente. No es que importe, pero no pensaba callarselo.

"—¿Ah, sí?" —hizo un intento de pregunta— "También odio a los humanos débiles. Cuando veo debiluchos, me siento asqueado" —comentó lo que aparentemente era su mayor desagrado, pero sus palabras no hicieron más que generar un desagrado aún mayor en el interior de Rengoku. No porque uno tenga poca fuerza, no porque uno sea "débil" debe merecer el asco. Eso iba totalmente en contra de lo que le enseñó su querida madre y de lo que él le había prometido. El fuerte no debe eliminar al débil, sino ayudarlo y si debe, protegerlo.

"—Parece que tú y yo tenemos diferentes valores morales en ciertas cosas" —respondió claramente en desacuerdo con él. Trató de ser un tanto directo al momento de expresarse, pero eso no borró la sonrisa de su oponente y aparentemente tampoco las ganas de hablar.

"—Ya veo" —dijo con una mano en la cintura— "Te tengo una maravillosa propuesta" —mencionó con una gran sonrisa. Kyōjurō no pudo negar la leve intriga que se presentó en él por ese comentario, pero si algo tiene claro, es que lo que ese tipo vaya a decir, no le importara en absoluto— "¿Qué tal si te conviertes en demonio también?" —preguntó mientras extendía un poco su mano derecha, quizás en un intento de decir hasta con su cuerpo que aceptara su propuesta.

No, definitivamente no le interesaba en absoluto.

"—De ningún modo" —respondió apenas pudo con un rostro casi, sólo casi inexpresivo. Parece que ese demonio no le había puesto ni un poco de atención a sus anteriores palabras.
Pero ni con su negativa el demonio se detuvo, al contrario ¡El maldito seguía y seguía!

"—Sé de tu fuerza con sólo verte. Eres un pilar ¿No es así?" —preguntó mirándolo fijamente. Por lo que Kyōjurō pudo notar, también tenía un buen ojo cuando observaba a su oponente... quizás también pueda notar otra cosa, pues esta luna era muy diferente a la que había enfrentado en antaño, pero eso no es algo que importe, por lo que desechó el pensamiento de inmediato. Ahora tenía que escuchar el resto de su dialogo— "Tu espíritu de pelea está bastante pulido. Te estás acercando al territorio supremo" —mencionó quizás un tanto, cómo decirlo ¿"Embelesado"? No, es otra cosa. No está seguro, pero sí sabe que está reconociéndolo.
Pero ya que no le importa del todo ese tema, prefirió mostrar algo de su educación y optó por presentarse. Era lo mínimo que podía hacer con un oponente tan bueno para hablar.

"—Soy el pilar de las llamas, Rengoku Kyōjurō" —se presentó sin más que decir.

"—Y yo soy Akaza" —reveló su nombre— "Kyōjurō, te diré porqué no puedes cruzar el territorio supremo" —mencionó nuevamente el tema que ni su atención había captado... y para colmo llamándolo por el nombre como si fueran amigos ¿Este tipo tenía mucha confianza son sus oponentes o qué? No es como si le importara, pero no le agrada del todo— "Porque eres humano. Ya que vas a envejecer, ya que vas a morir; conviértete en demonio, Kyōjurō" —le repitió su respuesta mientras mencionaba cosas que él ya había aceptado hace mucho. Desde que era un niño, supo que crecería y desde adolescente, supo que tarde o temprano se volvería un adulto y una vez llegada a la adultez, el tiempo seguiría corriendo para él; pero no importaba, lo que interesaba era que el tiempo pasara y lo aprovechara— "Si lo haces, puedes continuar entrenando por cientos, incluso doscientos años. Puedes volverte más fuerte" —trató de convencerlo, quizás tratando de asumir cuáles serían sus objetivos como cazador, donde sin duda está más que equivocado. No busca ser más fuerte de una manera tan egoísta como para convertirse en lo que prometió eliminar; quiere proteger a los débiles, ayudar a quien no tiene tanta fuerza y si debe ser incluso más fuerte, lo hará por sus propios medios.

"—Envejecer y morir. Es es la belleza de la fugaz criatura llamada ser humano" —habló sobre la especie que Akaza parecía menospreciar. No puede dejar que lo haga, no puede dejar que vea como menos a las personas de las que él, su familia, amigos y compañeros, forman parte. Después de todo, él, ellos, son humanos— "Ya que envejecen, ya que mueren, son encantadores y preciosos. Lo que ellos llaman 'fuerza', no es una palabra que se use en lo que respecta al cuerpo" —recordó que había otros tipos de fuerza, como la fuerza mental que se requería para saber llevar una situación donde se pone en peligro la vida, como esta por ejemplo—. "Este chico no es débil, no lo insultes" —defendió a Tanjirō al reconocerlo como alguien fuerte. Ahora tomaba su espada, se ponía en guardia, no va a dejar que hable como le plazca de los seres humanos— "Lo diré una y otra vez. Tú y yo tenemos diferentes valores morales.
No importa qué clase de motivación tenga. No me convertiré en demonio" —repitió frases ya dichas para que le quedara más que que claro que no iba a cambiar de opinión ni ahora, ni nunca.

"—Ya veo" —comentó Akaza mirándolo atentamente. Una sensación de peligro recorrió su espalda, aunque no cambiara mucho su expresión facial, era más que evidente que sus palabras le habían desagradado en gran manera. Verlo activarlo su técnica de sangre demoníaca no hacía más que confirmarlo— "¡Si no te convertirás en un demonio, entonces te mataré!" —sí, con eso quedaba más que claro que no le habían gustado mucho sus palabras.

Y luego de ese diálogo, lo primero que hicieron el demonio y el cazador fue arremeter contra el otro. Golpes y cortes eran intercambiados por parte de ambos, pero no sólo estaba eso, aparte del detalle de que la katana de Kyōjurō incluso llegó a quedarse atorada por unos instantes en el brazo de Akaza por lo complicado que podía ser llegar a cortarlo, también habían varios "cumplidos", quizás pequeños "halagos", por parte de Akaza al mencionar su habilidad. Desde su velocidad de reacción, su precisión al manejar la espada, la fuerza con la que cortaba y cuán "maravilloso" era su talento, el que según Akaza "podía mejorar". No tenía mucho tiempo para escuchar esas palabras, estaba bastante ocupado tratado de cortar el cuello de su oponente y de vigilar que Tanjirō, quien seguía herido en el suelo, no intentara moverse con una herida abierta, sería fatal.

Y ahora que recuerda eso, cuando desvió su atención de Akaza por apenas un segundo, para decirle a Tanjirō que no se moviera porque si no el resultado sería trágico, se llevó una pequeña sorpresa que sinceramente no vio venir y esa fue un diálogo un tanto peculiar por parte de Akaza:

"—¡El debilucho no importa, Kyōjurō! ¡Da todo lo que tengas! ¡Céntrate en mí!" —no era que sus palabras llegaran a tener realmente algo extraño, pero una parte de él no pudo evitar tomarle más atención a las palabras "Céntrate en mí", en primer lugar no tiene de otra ya que si se distrae, será hombre muerto y en segundo, vaya que en verdad estaba interesado en el combate para pedir de esa manera su atención ¡Ya no podía ni preocuparse por el muchacho gracias a Akaza!... Qué demonio tan molesto.
Parece que el hecho de que sea un alfa, podría influir un poquito en ese comportamiento ¿Cómo lo notó? De la misma forma en la que lo hizo al enfrentar a Hario, su primera luna demoníaca: Parte del olor al acercarse, fue lo que lo delató, pero al haber tanto movimiento entre ello, debido al combate, hizo que fuera un poco más complicado el saber su casta. Aunque no es como si realmente le interesara. Ahora tenía una cosa que hacer y era cortar su cuello de cualquier forma posible. Y aparte de eso, también tenía que centrarse en salir lo menos herido posible, cosa que fue difícil por lo siguiente: Un ataque en el que por el impacto de una técnica suya y una de Akaza, dentro de una gran nube de polvo, recibió daños más severos de los que esperaba, en resumen: Daño en el ojo, en otras partes del rostro y una o quizás dos costillas rotas.

Apenas tuvo una pausa, se dio cuenta de la presión por la que estaba pasando ahora. En ese "descanso" incluso tuvo tiempo para jadear, por suerte todavía en pie y aún con las piernas firmes sobre el suelo. Pero no pudo estar tranquilo, no cuando escuchó la ahora extrañamente calmada voz de Akaza decirle:

"—No te mueras, Kyōjurō" —dijo mirándolo directamente y siendo tan "amable" como para darle un tiempo de aparente "reposo", al menos en el intercambio de puños y cortes, porque en cuanto palabras, lamentablemente para Kyōjurō, continuó hablando— "Incluso si luchas con la intención de sacrificar tu cuerpo, todo es inútil, Kyōjurō. Los maravillosos cortes que me atacaron ya han sanado por completo" —continuó mientras pasaba sus dedos por el tejido ahora sano, sin quedar siquiera un solo indicio de que fue herido en primer lugar— "¿Y tú qué tal? Tu ojo izquierdo está roto, tus costillas están rotas y sus órganos están heridos. No puedes recuperarte de esto nunca más" —mencionó fijándose en su estado, incluso tomándose el detalle de describir sus heridas y la, según él, nula posibilidad de recuperación— "Si fueras un demonio, te curarías en un abrir y cerrar de ojos. Si fueras un demonio, esto sería sólo un rasguño" —hizo una obvia referencia a su invitación, aparentemente tomando ventaja de su daño para tratar de convencerlo, tratar de tentarlo mediante la opción de recuperarse y dejar de sentir el dolor físico que implicaba el tener partes del cuerpo en un estado tan alarmante— "No importa cuánto luches, los humanos no pueden vencer a los demonios" —y ahora hizo lo peor, mencionar que sus esfuerzos serían aparentemente en vano, aparentemente asegurar que realmente no importaba lo que hiciera, pues "Los humanos no pueden vencer a los demonios"...

Estaba más que claro que aquello era falso.

¿Entonces qué pasó con los demonios que decapitó antes que él? ¿Qué pasa con eso, eh? Él como humano los derrotó, él cómo adolescente y como adulto los mandó al otro mundo, lo hizo siendo humano. Les ganó siendo un humano que supuestamente "nunca podría vencer a un demonio". Era más que obvio que se molestó por las palabras de su oponente y por ello le demostrará que está equivocado. Muy equivocado.

Apretó el mango de su katana, fue tomando su postura y claramente determinado, claramente motivado, y hasta animado; miró a Akaza con su mejor cara, su mejor sonrisa y más que dispuesto a dar todo de sí, exclamó:

"—¡Cumpliré mis deberes! ¡No dejaré que nadie aquí muera!" —dijo mostrando que no se rendiría, repitiendo que haría su trabajo incluso si el contrario dijo que "no importaba". Con la misma determinación que mostró desde su primer día en el cuerpo de exterminio, encendió su corazón en llamas.

Y mientras se preparaba para utilizar su postura más fuerte, la que llevaba su apellido; pudo ver la reacción de su enemigo, la que estaba muy lejos de parecer alarmada y no sólo eso, también pudo escuchar otras palabras, unas que demostraban el mismo agrado que Akaza demostró desde el primer segundo que habían interactuado.

"—Qué maravilloso espíritu de pelea. Tienes tantas heridas, pero tu impulso, tu fortaleza y postura no tiene aperturas..." —hablaba nuevamente describiendo lo que sus ojos presenciaban, sin atreverse a desviar la mirada de él ni por un instante. A Kyōjurō no le costó distinguir que Akaza hasta parecía admirar la preparación de su siguiente movimiento, podía verlo incluso "eufórico" al escuchar como trataba de controlar sus emociones al momento de hablar— "¡Deberías convertirte en un demonio, Kyōjurō!" —ahora escucha como se atrevió a repetir su propuesta, como con una gran sonrisa, una gran emoción, le pedía convertirse en lo que obviamente odiaba— "¡Vamos a continuar peleando por toda la eternidad!" —lo escuchó exclamar mientras tomaba su postura y se alistaba para nuevamente hacer que sus técnicas llegaran a una colisión. Deseo o petición, Kyōjurō no tiene ánimos de cumplirlo de ninguna manera, no va a pasar la eternidad combatiendo con sólo un demonio. Puede morir allí mismo incluso.

Y con ese pensamiento en mente, con la posibilidad de morir en mente, tanto él como Akaza se abalanzaron contra el otro una vez listos. Kyōjurō usando la técnica que lo quemaría como el fuego del purgatorio y Akaza con una técnica que podría destruir su cuerpo si no tenía el suficiente cuidado. Nuevamente se levantó una gigantesca nube de polvo, Rengoku dentro de esta ya estaba listo para todo lo viniera por parte de su enemigo... o eso creía.

Contra todo pronóstico, al contrario de todo lo que el rubio se esperaba en esos segundos, no recibió un golpe. No hubo ningún movimiento ofensivo, al contrario... era evasivo; Akaza estaba esquivando los cortes que Kyōjurō no pensó ni un segundo en detener por muy sorprendido que estuviera. No lo entendía ¿Por qué razón estaba haciendo eso si hace tan sólo unos segundos se le veía tan emocionado por la idea de pelear con él por incluso "la eternidad"?... No lo entiende y no puede pararse a pensar. Sólo puede ponerse alerta y tratar de alcanzarlo mientras sus pies y los del demonio hacen que más polvo se levante del suelo y los cubra.

Cada paso que el rubio da hacía el frente, el demonio lo da hacia atrás o hacia los lados, en completa evasión. Sigue sin entenderlo, pero no puede evitar frustrarse cuando su espada apenas realiza cortes poco profundos en el cuerpo de su oponente, quien para su sorpresa sostuvo la hoja de su katana, la que de no ser porque Akaza estaba usando una buena parte de su fuerza para detenerla, ya hubiera tenido el brazo dividido en dos otra vez; cosa que Kyōjurō con gusto va a arreglar al colocar más fuerza en el empuje de la katana para cortarlo. Se hubiera concentrado más en eso de no ser otra sorpresa, un diálogo inesperado:

"—Eres increíble" —se escuchó por parte de Akaza, quien no mostraba ni la mitad de la emoción de hace unos segundos. Estaba calmado y hasta su expresión facial era cien, quizás mil veces, más suave que antes. No lo entiende, pero no piensa detenerse por eso; sigue cortando su mano, ya llegando pasarla y comenzar a cortar a lo largo del brazo— "Kyōjurō, quiero verte de nuevo y espero que nuestro próximo encuentro sea mejor que este" —dijo sin cambiar ni por un segundo su sonrisa, aunque acabara de perder el brazo por el corte del rubio, quien está significativamente más confundido que antes ¿Quiere verlo de nuevo? ¿Quiere un mejor encuentro que este? No lo comprende ¿Acaso no dijo que lo mataría al no aceptar su propuesta? No tuvo tiempo ni de pensar en una respuesta.

Apenas Akaza dijo lo que quería decir, apenas perdió su brazo y se recuperó de un corte adicional que obtuvo en el abdomen, se alejó de él, incluso dispersando parte de la tierra que levantaron en su aparente "juego". Intentó perseguirlo, hasta que vio porqué huía: La luz del sol había llegado a la escena antes de que se diera cuenta.
Pero ese no fue el verdadero problema, sino otro; cuando Kyōjurō se había detenido apenas un instante para ver y sentir la tibia luz del sol sobre su cuerpo y en ese momento, ese segundo donde su cuerpo se relajó, fue el que casi lo hace perder el equilibrio cuando trató de correr para ir en una persecución para alcanzar a Akaza. Fue su reposo el que le hizo ver a su cuerpo que por poco que le gustara, era mejor detenerse en ese momento.

No estaba de acuerdo, pero no pudo evitar hacerle caso a sus piernas cuando estas ya no pudieron sostenerlo adecuadamente y lo hicieron caer, arrodillarse en el suelo por ya no poder más. "Ha sido suficiente" era el mensaje que le dieron sus brazos, sus piernas y las heridas que seguían abiertas. Pero no puede descansar del todo, ahora tiene que concentrar su respiración, usarla para detener el sangrado de sus heridas e ir con los muchachos que lo acompañaron en esa misión. Tenía algo que decirle a Kamado, algo que pudo recordar cuando cayó en la técnica del primer demonio que enfrentaron en el tren, era información sobre la respiración de la que Tanjirō buscaba información. Le dirá algo antes de que lleguen los Kakushi por ellos; no puede evitar sentir que perderá la consciencia antes de que llegue la ayuda, las cosas se habían "calmado" y su cuerpo hasta parecía relajarse, por lo que el efecto de la tensión y posible adrenalina se estaban esfumando. No está muy equivocado sobre la posibilidad de caer inconsciente cuando se calme por completo.
Lo supo cuando ya había llegado la ayuda, cuando ya en camino a la finca mariposa sus parpados se hacían más pasados, cuando al reconocer el camino su cuerpo se relajaba más y hasta llegaba a sentirse mareado, y ni hablar de cuando ya estaban en la entrada de la finca y siquiera pudo ver a Shinobu; ese fue el momento donde había caído. No podía recordar más.

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