Capítulo ocho: "Él ya no era molesto"
¿Cómo se dio cuenta de esto? La respuesta la obtuvo varias noches después de ver que no solamente hablaba con Akaza, sino que también lo estaba conociendo y que Akaza lo conocía a él. No eran diálogos del todo irrelevantes, no eran solamente bromas, también era un intercambio de información que aunque para un cazador no fuera interesante, para una persona común sí podría serlo.
¿Y qué cosas serían esas? Como ejemplo está el siguiente: Supo que Akaza le gustaba dibujar y no solamente hacer ejercicio, porque sí, Kyōjurō también se enteró que el demonio tenía como un muy obvio pasatiempo, el entrenamiento.
¿Útil? Para un cazador, no; ¿Interesante? La verdad es que sí; ¿Por qué? Porque nunca imaginó que un demonio pudiera tener pasatiempos. Como todo humano, Kyōjurō solamente podía imaginar a un demonio buscando alimento y llenando sus manos y boca con sangre probablemente inocente, también que estos buscaran refugio de la luz del sol una vez que la noche llegaba a su fin. Ah, y también los podía ver pelear entre ellos, ya sea para ver quién sería el que tomara la vida del siguiente humano que tendrían en frente, o directamente para devorarse entre ellos. Porque sí, cuando era más joven descubrió que los demonios también podían cometer canibalismo. Le pareció raro, pero luego de cortar la cabeza del demonio que quedó con vida, dejó el tema de lado.
Bueno, ahora se estaba desviando del tema. Un segundo más hablando de ello y definitivamente habría perdido el hilo de sus pensamientos.
Porque a lo que quiere llegar, es a lo siguiente:
Que perfectamente podía imaginar a un demonio actuando de manera salvaje la mayoría del tiempo y que si estos mostraban el uso de la razón, pues no la usarían para nada bueno. Si un demonio poseía inteligencia, entonces la usaría para crear una manera de matar a su víctima y al cazador que fuera por su cabeza, para nada más.
Y lo que no podía imaginar de ninguna forma, era que mostraran una faceta diferente, que incluso dejaran su brutalidad y salvajismo de lado, para luego presentar algún tipo de delicadeza.
Aquello definitivamente era imposible de llegar a pensar. La posibilidad de que un demonio dejara su comportamiento generalmente irracional e impulsivo, para luego mostrar calma y algo parecido a la razón e incluso dejar completamente de lado la idea de recurrir en algún momento a la violencia, era definitivamente casi imposible hasta de imaginar. Y si, "casi" ¿Por qué ese "casi"? Porque por aparente capricho del destino, no conoció una, sino dos excepciones respecto al comportamiento general de los demonios.
¿Quiénes eran esos dos? La primera, Kamado Nezuko, quien no solamente era la primera demonio que se había negado a consumir sangre y carne humana, llegando a incluso protegerlos; también era la primera demonio que veía que actuaba como una verdadera niña. En un ambiente tranquilo era completamente inofensiva y hasta adorable, algo que definitivamente la haría pasar por humana de no ser por lo claramente "sospechoso" que sería verla con un bambú a modo de bozal.
Y la segunda excepción, claramente era Akaza. ¿Cómo supo eso, aparte de sus pasatiempos? Cuando en una de sus ya frecuentes reuniones pacíficas, Kyōjurō dejó ir la siguiente pregunta inocente:
"—¿Qué te gusta hacer?".
Una duda que ni siquiera sabe precisamente porqué salió tan de repente, quizás por mera curiosidad, ya que Akaza rara vez hablaba de qué cosas solía hacer por las noches. Tal vez, fue esa falta de información, la que hizo que el humano dejara ir aquella pregunta tan común.
"—Cuando tengo tiempo libre, entreno" —respondió el de ojos ambarianos mientras lo miraba. Si tenía que ser sincero, tenía sentido.
"—Creo que me lo veía venir. ¿Hay algo más?" —preguntó nuevamente, pues aquella respuesta, que llegaba a ser hasta predecible, no saciaba su curiosidad del todo. No era suficiente.
Mira atentamente al contrario, observa como Akaza coloca una mano en su mentón, lo escucha decir un pequeño "Hm"; mientras llega a mover sus ojos de izquierda a derecha, incluso arriba y abajo. No le cuesta nada interpretar que el demonio está buscando dentro de sí una respuesta diferente. Unos segundos después, lo vio alejando la mano de su rostro y colocar sus ojos sobre él, para luego escuchar:
"—Sinceramente no tengo mucho que contar. No estoy seguro de decirlo" —comentó ahora soltando un suspiro. ¿Era idea de Kyōjurō, o el ambiente de sintió un poco diferente, al escuchar la aparente inseguridad de Akaza?
"—¿Por qué?" —interrogó hasta más curioso que antes. ¿Akaza realmente dudaba en decirle algo? Esto es nuevo.
"—Es algo tonto, eso es todo" —respondió ahora buscando evitar los ojos color atardecer. ¿Tan malo era, como para que pensara eso?
"—¿Por qué sería tonto?" —volvió a cuestionar.
"—Porque lo es" —respondió dando una de las razones más estúpidas para justificarse. Ni siquiera le dio suficiente información para llegar a pensar lo mismo y estar en un acuerdo con él.
"—Ah, vamos. Dime" —pidió siendo por primera vez insistente con Akaza, para poder conocerlo. No es como si fuera la primera vez que tocaban temas que llegaban a ser absurdos.
"—Hmm... Te vas a reír" —respondió con claros desánimos. Kyōjurō por un momento abrió un poco más los ojos, como señal de sorpresa, porque a ver ¿En serio Akaza tenía miedo de contarle, por eso? ¿Porque "se reirá" de él?
Tenía que ser sincero, quería reflexionar sobre los pensamientos de Akaza. Porque, a ver, hablar sobre un pasatiempo en realidad no debería ser razón de pena, aunque alguien más llegue a pensar que puede ser "tonto", según las palabras de Akaza. Aparte ¿Realmente tenía miedo de que llegara a reírse de él, luego de todas las cosas que le ha dicho antes? Porque para contar sus sentimientos, para confesarle su enamoramiento a pesar del más que obvio rechazo, para eso sí era bueno ¿No? Ah, pero cuando cuando tiene que hablar de sus hobbies es otra cosa ¿Cierto? Recién allí le entra la vergüenza.
Si no se equivocaba, aquí entraría la palabra "Ironía", para describir la situación. Si realmente cuadraba, entonces podía decir que era "La ironía en su máxima expresión".
"—Akaza" —lo llamó, obteniendo su atención de inmediato. El demonio se encontró con un rostro extrañado, un tanto confundido y con una emoción que ni el propio Kyōjurō lograba describir adecuadamente— "Desde nuestro primer encuentro me dijiste que estabas enamorado, y sin vergüenza alguna. Cosa que en realidad es bastante difícil para los humanos" —dijo teniendo el ejemplo de dos de sus compañeros en mente— "No me reí de lo que dijiste, aunque me pareciera una tontería y te rechazara hasta perder la cuenta. Si no me reí de eso, dudo reírme de un pasatiempo" —comentó, mostrando la gran diferencia entre las situaciones y actitudes de Akaza, pero manteniendo el mismo resultado por parte de Kyōjurō. Bueno, quitando el pensamiento de que "cierta cosa" sí era tonta— "No me voy a reír" —aseguró.
"—¿Lo prometes?" —preguntó con un tono más suave que el de costumbre, con una mirada calmada y aparentemente recuperando una pequeña parte de su habitual seguridad.
El rubio suavizó su expresión para darle más confianza, lo miro con calma y hasta sonriendo le dijo:
"—Te lo prometo".
Haciendo algo que nunca creyó hacer en toda su vida: Una promesa dirigida a un demonio.
Aunque ese tema sería tocando más adelante, ahora tenía que escuchar a Akaza.
Lo vio soltar un suspiro, juntar sus manos y hasta jugar con sus dedos antes de verlo abrir la boca y escuchar un murmullo tan bajo, que por un momento pudo compararlo con la voz de Tomioka. No le entendió nada.
"—Ehm, ¿Podrías repetirlo? No pude oírte" —dijo mientras se acercaba más al demonio para escucharlo. Incluso colocó una mano alrededor de su oreja para recibir mejor el sonido. Aunque primero escuchó un suspiro.
"—D..." —pronunció Akaza aparentemente tembloroso, nuevamente nervioso por hablar de sus gustos.
Aunque Kyōjurō nuevamente no le entendió nada. "D" ¿Pero "D", de qué? ¿Acaso "D" de "disfraz"? ¿Le gustaba disfrazarse de humano para hacer algo más? ¿O era la "D" de que "disfrutaba", hacer alguna cosa? No quiere molestarlo, pero realmente le quiere pedir que hable más fuerte.
Así que como la seña más sutil para pedirle eso, se acercó más para escucharlo. Y aparentemente Akaza notó el mensaje, ya que suspiró y dijo más fuerte que antes:
"—Dibujar" —mencionó su pasatiempo— "Me gusta dibujar" —repitió por si las dudas—, "¿Ves? Te dije que era tonto" —se adelantó a la opinión de Kyōjurō.
Y realmente se adelantó demasiado, porque el rubio no había dicho nada y la verdad no le agradaba mucho el que Akaza hablara por él. Primero debe darle tiempo para crear una opinión, ya luego ve si coincide o no, por esta o aquella razón.
"—Ya veo" —dijo pensando primero en lo peculiar que era que un demonio como él, dedicara parte de si tiempo a algo que por lo general requería delicadeza. Era curioso, interesante y ya estaba comenzando a imaginar como se vería Akaza con un papel y un pincel, un lápiz o hasta un trocito de carbón— "La verdad es interesante, porque si te soy sincero, nunca pensé que te gustaría algo tan tranquilo como eso. Genial" —comentó sincero y sonriente.
Y parece que aquel honesto comentario hizo feliz al demonio, tanto como para decir:
"—¿En serio?" —con un tono de no solamente sorpresa, también una alegría similar a la del rubio. Incluso creyó ver sus pupilas levemente dilatadas. Pero en realidad no estaba seguro de esto último.
"—Pero claro" —aseguró animadamente— "¿Podría ver alguna vez?" —preguntó sin pensarlo demasiado, solamente dejándose llevar por la curiosidad que volvió a surgir.
Quizás debió cuidar un poco más su lengua, pues Akaza dejó ir un "Eh..." ante su petición. Nuevamente lo puso nervioso y ahora tenía que ver como calmaba las cosas, estaba por mencionar el clásico "Solamente si tú quieres", para completar su anterior diálogo y no poner más presión de la que ya había puesto con su anterior insistencia. Aunque ver a Akaza desviar la mirada, cubrirse la boca por un momento y luego suspirar, hizo que sintiera aquello como una buena señal.
"—En otro momento. ¿Te parece?" —dijo una vez retiro la mano de su rostro y hasta tomó valor para verle a la cara. Eso confirmaba todo.
"—Me parece perfecto" —respondió colocando una mano en su hombro como muestra de apoyo y para que mantuviera la calma. Ahora tocaba encontrar un nuevo tema— "¿Y qué te gustaría hacer ahora?"
"—Hm. La noche ya ha estado muy tranquila ¿Qué tal si entrenamos?" —preguntó con una sonrisa. Parece que ya estaba volviendo a ser el mismo.
"—Bueno..." —hizo una pausa pensativo, cierto. Ya había sido mucha calma y no estaría mal hacer algo más— "Suena divertido, hagámoslo".
"—Perfecto" —respondió mientras iba a ponerse en posición, sería algo amistoso, nada más— "¿Qué te parece si lo hacemos más interesante?" —propuso, logrando despertar la curiosidad de Kyōjurō nuevamente.
"—¿Y de qué forma sería? —preguntó, quizás y le interese.
"—Mira, esto será amistoso, pero..." —hizo una pequeña pausa antes de mostrarle una expresión ya muy bien conocida— "Si te gano, me das un beso" —dijo por fin.
Estaba más que clara la respuesta del cazador, quien con su expresión habitual, respondió:
"—Olvídalo" —incluso con grandes ánimos para que le llegara con más impacto. Bien, este definitivamente era el Akaza que conocía y claramente no faltaban las ganas de hasta darle la espalda por un momento para molestarlo, cosa que apenas pudo hacer al estar apunto de voltearse.
"—¡Oh, vamos! ¡Era broma!" —dijo de repente para evitar que lo ignorase, por su aparente juego, uno que obviamente dicho sin pudor— "A menos que te interese".
Y allí estaba el demonio que tanto lo había molestado, aunque en esta ocasión le causaba gracia.
"—Ah, para decir estas cosas eres bueno y no te da vergüenza ¿Cierto?" —comentó, recordándole su anterior punto, recordándole lo irónico que llegaba a ser.
"—Para bien o para mal, no" —admitió nuevamente sin pena. Oh, este grandísimo idiota. Definitivamente lo hacía reír.
"—Debí verlo venir" —respondió soltando un suspiro que no mostró ningún rastro de cansancio, al contrarío, parecía incluso divertirse al escuchar las tonterías de Akaza— "Ahora empecemos, ¿Bien?"
"—Cuando tú quieras, mi sol" —aceptó el demonio ya en posición.
Emociones similares eran mostradas a la perfección en los rostros del humano y el demonio. Será algo amistoso, será divertido y definitivamente se lo harían saber a su oponente.
Unos segundos después, tanto Akaza como Kyōjurō habían arremetido contra el otro para darle inicio a su actividad.
Una pequeña risa se escapa de la boca del rubio mientras mira el techo de su habitación. Una noche bastante animada, incluso agradable, hasta el punto de decir que había sido realmente entretenido, tal y como lo habían querido.
Incluso llegando al punto de mencionar "Deberíamos hacer esto más seguido ¿Te parece?", Por las emociones generadas.
Y era más que obvio que la respuesta fue un animado "Sí". Quizás no fue en la noche siguiente, pero sí en la subsiguiente, pues una noche antes de esa, Akaza le mostró a Kyōjurō lo que le había pedido anteriormente: Mostrarle los dibujos hechos gracias al pasatiempo del demonio.
Aunque era obvio que Akaza tampoco mostró muy seguro al inicio de mostrarle, porque antes de pasarle los papeles donde yacían sus creaciones, este le dijo:
"—Te aviso que no soy muy bueno, así que no te rías".
Sí, nuevamente llegó la inseguridad por la idea de que Kyōjurō se burlaría.
"—Te dije que no me reiría, te lo prometí" —le recordó con calma. Una promesa, era una promesa y no le gustaba incumplirlas en absoluto.
"—Sé que lo hiciste, pero...".
"—Mira, no tienes que hacerlo si no quieres, y si lo vas a hacer, confía en mí. No me gusta burlarme de estas cosas" —fue lo que le dijo mientras nuevamente colocaba una mano en su hombro para darle más confianza y hasta actuara más seguro. Solamente eran ellos dos ¿No? No debería de haber problema.
Lo ve exhalar y cerrar los ojos por un segundo antes de desviar sus ambarianos orbes, luego lo escucha responder:
"—Bien, pero te lo repito. No soy bueno" —y justo después de eso le entregó los papeles de forma temblorosa, antes de voltearse para no ver a Kyōjurō. Una forma clara de decir que no quería arriesgarse a ver sus reacciones al observar la imagen del papel.
El rubio evitó mirar a Akaza, pues sabe que está inseguro, y por ello elige mirar las hojas en sus manos. Les dará toda su atención ahora, pues ya había deseado verlas.
Un paisaje, un ave, la esquina de una habitación cuyas sombras estaban bien hechas. No parecían tener algún orden, no sabía cuál fue hecho primero en cuanto la complejidad para plasmar la imagen en el delgado material. Un árbol, el dibujo de varios techos, indicando que estuvo en algún poblado para recrearlo; incluso una flor. Cosas que cualquiera podría ver y que quizás no muchos elegían retratar.
Todo bien hecho.
"—Me encanta" —dijo sin pensarlo al ver las demás imágenes.
Pudo sentir una mirada sobre él y sin problemas dedujo que se trataba de Akaza, aunque primero quería terminar de ver sus dibujos y ya luego decirle adecuadamente las cosas que pensaba. Sus ojos miraban los dibujos y sus manos acomodaban las hojas en el orden en el que las había observando. Un río y luego otro cuerpo de agua, como lo sería un estanque en el que habían peces koi; los que pudo distinguir perfectamente por los pequeños espacios en blanco que formaban la forma del pez en el agua. Hay un papel más, uno que por ahora siente que puede dejar para el final, ya no tiene prisa y puede decirle su opinión a Akaza.
"—Dibujas muy bien, Akaza" —fue directo al mirarlo a los ojos.
"—¿Eso crees?" —preguntó nervioso, queriendo asegurarse de que fuera verdad y no estuviera tratando de ser amable.
"—¡Pero claro que lo creo! Ya quisiera yo dibujar así. Es genial" —respondió con sinceridad mientras miraba el rostro de Akaza suavizarse y forma un dulce gesto de alegría con sus labios temblorosos. Primera vez que lo veía así y vaya sorpresa era aquella. La verdad le contaría más, pero primero quería ver el ultimo dibujo que tenía debajo de la imagen del estanque. Aunque debió saber que algo raro pasó, cuando vio que el demonio puso sus ojos sobre sus manos y luego se acercó de golpe, estando en su espacio personal, para luego decirle.
"—¡Espera un segundo...!" —para detenerlo antes de poder pasar la hoja por otro lado, aunque fue tarde ya que Kyōjurō lo hizo y no solamente eso, sino que también había colocado sus ojos sobre el último dibujo.
Bien, ahora entendía porqué Akaza le dijo que esperara.
"—Entonces..." —hizo una pausa para mirar al demonio, quien por poco y parecía querer buscar un lugar donde enterrar su naciente vergüenza.
"—Sí, por eso..." —respondió sin más mientras intentaba acercar sus manos al papel.
"—Sinceramente también está bien hecho" —comentó mientras miraba lo que parecía ser su obra más reciente: Un dibujo del propio Kyōjurō. Ahora se entendía todo por parte del demonio, en su lugar también tendría algo de pena.
"—Maldita sea, qué vergüenza...." —dijo cubriéndose la cara con sus manos mientras soltaba un sonido de queja— "Mejor olvidemos eso, ¿Sí? Creo que ya fue muy incómodo".
"—En realidad no tanto" —trató de aligerar su pena mirando el lado bueno. Él nunca había sido tomando como inspiración para un dibujo y la verdad no era tan malo, ya que conocía a Akaza— "Te esforzaste mucho para hacerlo ¿No? Hasta el sombreado se ve impecable, y tomando en cuenta que no nos vemos de día, debió tomarte mucho" —dijo pensando en como había cubierto de negro las partes en donde la luz no llegaría, para que el dibujo pareciera más real. Sinceramente era un buen trabajo y más si tomaba en cuenta que Akaza debió tener buena memoria para dibujar sus rasgos— "Sinceramente no me imaginé esto, pero vaya... fue interesante" —confesó mientras le entregaba al demonio sus dibujos.
"—¿De verdad no te fastidia?" —preguntó para recordarle que él con eso nuevamente le recordaba sus sentimientos, incluso más de lo que ya lo había hecho.
"—No, claro que no" —negó inmediatamente— "Además no va a cambiar mi opinión sobre lo que hiciste, sigue estando bien hecho. Me gusta" —continuó mientras le daba una palmada en el hombro a Akaza. Para qué mentirle, ese demonio dibujaba bien.
"—Entonces está bien..." —respondió soltando parte del aire de sus pulmones. Era más que obvio que el ambiente se había puesto un tanto incómodo, había que matar pronto esa tensión, a lo que Kyōjurō tuvo una idea.
"—Eh ¿Sabes? ¿Por qué no mejor me cuentas cómo te interésate en el dibujo? Me gustaría saber" —pidió con el único tema que sintió que podría cuadrar con la situación de ahora. Solamente tenía que esperar recibir una afirmación por parte de Akaza, quien era el que peor la estaba pasando por esto.
"—Cuando uno está en una casa abandonada, con tiempo libre y algo de papel, se encuentra una forma de matar el tiempo" —respondió dándole a Kyōjurō su ansiada respuesta y a su vez, una buena introducción al tema.
"—¿Podrías decirme más?" —preguntó dispuesto a conocer el inicio de esa historia. Era la primera vez que veía un demonio con algún pasatiempo, no puede hacer más que escucharlo ahora que lo descubrió.
"—Sí, con gusto" —le respondió animado, tranquilo y con una expresión suave. Era tan diferente a lo usual, que por un momento podría creer que hablaba con otra persona, de no ser porque reconocía perfectamente esa voz, esos ojos, ese rostro y esas marcas que yacen sobre su piel. Sí, luego de tanto tiempo Kyōjurō para bien o para mal logró memorizar sus rasgos y hasta el tono de su voz, para evitar confundirlo con alguien más o incluso para distinguirlo perfectamente entre las personas ¿Por qué mencionar esto? Porque en otra reunión pacífica, Akaza había cambiado su aspecto para no resaltar entre la gente y poder acompañar al humano.
No importaba cuán curioso o hasta "impropio" parezca, sigue siendo Akaza. Está sorprendido, pero está conociendo más cosas de ese demonio y tenía que ser sincero, no le molestaba la idea de seguir así.
"¿Por qué?" No lo sabe, pero no le quiere dar importancia tampoco, pues no es como si realmente fuera relevante... ¿Cierto?
"—Entonces dímelo todo" —dijo más que dispuesto a conocer la historia completa sobre aquel pasatiempo. Quiere seguir conociéndolo.
Nuevamente llega el inicio de una conversación sobre un tema que no parece ser relevante para mucha gente, algo tan común que por ello no se le presta tanta atención como para considerarlo realmente importante, pero ¿Y qué? Era divertido. Escuchar y contar cosas tan simples, era un agrado mayor a lo que se esperaba. Sentirse atraído por ello, preguntar, responder, saber y entender, incluso llegando a aprender algo nuevo por muy "pequeño" que parezca. Aquello había ocurrido en más de una ocasión, aunque no necesariamente con temas irrelevantes, pues todavía puede recordar la explicación de Akaza sobre el sabor de la carne humana, ya sea que esta sea de alfa, beta u omega. Había sido un rumor desmentido por el conocimiento, acabando con su ignorancia en tan solo unos segundos de conversación. Y no solamente fue en ese momento que Kyōjurō pudo aprender algo gracias a Akaza, sino en otros momentos, como cuando el demonio le contó sobre sus pasatiempos y la forma en la que usaba los materiales para realizar sus dibujos, o cuál prefería usar para realizarlos, ya que aunque tuviera opciones limitadas, estas aún así tenían sus grados de dificultad y era gracias eso que el demonio también tenía sus preferencias; como ejemplo tenía el siguiente: "Odio usar los pinceles. Me complica no derramar tinta en otros lugares cuando los uso". La idea Kyōjurō ya la podía imaginar en su mente y claramente la comprendía.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top