Capítulo dos: "Un tema que sin querer empezó todo"
Ya en el primer día que trató acercarse a sus compañeros, fue algo realmente favorable que el primero en acercarse a él fuera el pilar del sonido: Uzui Tengen. Un hombre alto, con musculatura notoria y cabello plateado realmente llamativo, gracias a su apariencia y comportamiento, Kyōjurō pudo confirmar las palabras que el propio Tengen le había dicho; en verdad era una persona bastante extravagante. Aunque Uzui también tenía esa idea sobre Rengoku y no sólo por el color de su cabello, sino por la actitud que mostró cuando lo vio por primera vez en aquella reunión, y vaya que no se decepcionó al hablar directamente con él. El rubio de puntas escarlata no era tímido y no temía al momento de decir alguna cosa, sus ojos apenas se desviaban de él cuando intercambiaban palabras y no mostraba ningún temblor al momento de hablar. Animado y claramente extrovertido, no había duda; Tengen con gusto podía repetir lo que dijo cuando lo vio "¡Me gusta este tipo!" Sin duda era una persona agradable y no sólo eso, también era alguien bastante "extravagante" cosa que era fácil de notar para el pilar del sonido. Sin duda se llevará de maravilla con su compañero.
Y eso quiso hacerselo saber al momento de presentarse, con no mucha humildad cabe decir, como: "¡El dios de las festividades, pilar del sonido y el beta más extravagante del mundo: Uzui Tengen!" Eso dejaba más que claro que él era una persona un tanto excéntrica. Kyōjurō sólo pensó que era bastante animado, tanto como él ¡Incluso con suficiente confianza para mencionarse a sí mismo como un dios de las festividades! Aparte de nombrar con notorio orgullo su título y hasta subgénero, un dato poco importante, pero que no estaba de más tenerlo presente. "Peculiar, pero aparentemente agradable"; con esas palabras pudo describir a su compañero cuando este le habló de tan buena manera. Sin duda son buenos recuerdos.
Sumando las presentaciones que llegaron después, con el resto de sus compañeros. En su debido tiempo pudo hablar debidamente con todos ellos, con el calmado Himejima, la tranquila Shinobu, el generalmente callado Giyuu, quien tenía una voz realmente suave junto a un volumen bastante bajo, pero lo suficientemente audible; y también el aparentemente no tan bravo Sanemi; con él pudo ver que aunque pudiera mostrarse ciertamente agresivo, también podía ser alguien con quien se podía dialogar con cierta facilidad. Bueno, no del todo. Mentiría si dijera que fue fácil entablar conversación al inicio... y también mentiría si dijera que no llegó a pensar una, solo una vez... que estaba viendo un perrito. No quería ser irrespetuoso, no pensó en aquello con maldad tampoco ¡Al contrario, se sintió mal al tener esa idea y quiso buscar un agujero y quedarse allí! Si algo aprendió en su vida, fue ser respetuoso con sus mayores y sus compañeros, por ello no podía hacer más que avergonzarse y hasta recordar eso con pena.
Sacudió la cabeza y tuvo grandes ganas de esconderse dentro de las mantas que lo cubrían debido a la incómoda sensación de ese pensamiento vergonzoso.
Ahora prefería recordar otras cosas, como el detalle de que Kyōjurō pudo saber que cuatro, de los en ese entonces seis pilares, eran betas. La verdad no era razón para sorprenderse, pues "alfas y omegas son pocos" y lo tenía perfectamente claro desde la infancia y ver que los únicos de casta diferente allí eran él y el pilar de la roca Himejima Gyomei, siendo en ese entonces el único alfa, sólo le quedaba más claro el hecho de que la casta mayoritaria era beta. Algo realmente irrelevante, pero curioso con que hasta en su lugar de trabajo se mostrara la estadística.
Aunque esta en sí no se mantuvo del todo, pues un poco más tarde que temprano llegaron nuevos pilares, entre ellos su ex alumna Mitsuri, un amigo de la infancia que no había visto en mucho tiempo, Obanai; y por último un joven llamado Muichiro, bastante callado, pero no parecía ser un mal muchacho, menos luego de haber llegado tan lejos en tan poco tiempo, más o menos trece o catorce años. Había pasado tiempo desde que él se había vuelto un hashira y con la llegada de sus compañeros lo había notado.
Sus recuerdos casi llegan al presente, pero ¿Acaso no hay más que recordar ahora? ¿Qué otro suceso podría llegar a su memoria? ¿Alguna reunión entre cazadores? ¿Una salida con algún compañero y amigo, como la vez que se salió con Obanai y Mitsuri, y por poco se ganaba una mirada de "¿Porqué tenías que venir?" Por parte del pilar de la serpiente?... Esa no era mala idea, fuera de la notoria amargura de Iguro, fue un buen día y también un tanto peculiar cuando se dio cuenta del porqué de la actitud de su amigo, pues había visto algo similar en casi cada momento que él estaba con la pilar de amor.
Y como Kyōjurō no era alguien muy callado, discreto o cuál sea el término para definir esa parte de él; cuando estuvo a solas con su compañero de ojos heterocromaticos, preguntó con aparente inocencia, como si no fuera nada y claramente sin ninguna mala intención:
"¿Ella te gusta?".
La reacción que el contrario tuvo, su expresión facial. La parte más maliciosa de Kyōjurō dijo que había sido "oro puro" o "todo un poema". No quería ser malo, pero fue inevitable y fue "mejor" al ver la cara de Iguro, que decía claramente: "¡¿Cómo lo supiste?!", Aunque su boca intentará decir:
"—No sé de qué me hablas".
Oh, sí tan sólo supiera que él era una persona transparente en ese aspecto. Nah, mejor no recalcárselo, mejor ser un poco más amable para que no pase más pena de la que ya siente por ser descubierto.
"—Iguro, no, Obanai" —se corrigió para llamarlo por el nombre en lugar del apellido, ahora van a hablar de amigo a amigo, no de pilar a pilar— "No finjas, no es malo lo que sientes por Kanroji" —le dijo con una sonrisa calmada mientras los ojos de su amigo se desviaban. No estaba muy seguro del sentir del contrario, pero verlo sacudir la cabeza y luego suspirar, le dio una pista de que en parte se había rendido en ocultar lo notorio.
"—¿Soy muy obvio?" —preguntó algo apenado. Si no estuviera hablando con él, sin duda hubiera reaccionado de una forma diferente. Pero dejando ese asunto para después, Kyōjurō había entrado en la siguiente duda "¿Le digo la verdad o seguimos siendo amigos?" Porque eso sonaba mejor a decirle que "le recordaba a cómo se miraban sus padres" ¿O eso sonaba mejor para comentar? Ya no estaba seguro, pero mejor ser precavido.
"—¡No mucho!" —trató de quitarle la obviedad al tema de su discreción, pero una lastima que Iguro sí notara el "No" antes que el "Mucho" y en su mente se dijera "Entonces sí lo soy"— "¡Pero dejando ese tema, en verdad no tienes de qué avergonzarte!" —le recordó, ahora incluso colocando una mano en el hombro de Iguro— "De hecho estoy muy feliz por ti" -dijo ahora pensando en lo bello que podía ser enamorarse, no es que lo supiera, pero al ver a sus padres en su niñez, le daba una idea de cómo podía ser. No parecía mala idea el tomar aquello como referencia para esta situación, al menos tenía algo positivo con lo que apoyar a Obanai.
"—¿En serio?" —preguntó al escuchar que incluso estaba alegre por enamorarse. Ellos se conocen muy bien, saben qué cosas han llegado a pasar en sus vidas, por lo que Kyōjurō sabe cuán importante podía ser que él se llegara a enamorar.
"—¡Pero claro que sí! Y más si se trata de Mitsuri, ella es muy buena persona" —mencionó alegre, recordándole a Iguro lo obvio, pues el pilar de la serpiente sabía perfectamente cómo era aquella jovencita. Como ha visto demonios en la mayoría de su vida, sin duda podía llamarla angel— "Es probable que puedas tener una oportunidad con ella. Ánimo" —trató de motivar con calma al alfa de las vendas. Pues como dicen por allí "La esperanza es lo último que se pierde" y habría un muy largo camino antes de perderla, tenía que recordárselo.
Y pareció hacerlo cuando lo vio enderezarse, había sido buena señal.
También fue la primera vez que se tocaba el tema del amor, de los sentimientos románticos, entre los cazadores y en los años que Kyōjurō llevaba dentro del cuerpo.
Pero tampoco fue la última.
No está seguro de cómo se volvió a tocar el tema, no recuerda muy bien ese suceso y cómo en una reunión amistosa llegaron a tocarlo. Podría hasta suponer que fue por Tengen que tocaron el tema. No es por acusarlo, pero recordar que tenía tres esposas a las que amaba con todo su corazón, le daba un indicio de que pudo ser él quien tocó la pregunta: "¿Alguna vez se han enamorado?".
El impacto por la pregunta, la leve sorpresa de tocar un tema así de la nada fue notoria en todos. Afortunadamente no rozó la incomodidad en los presentes, pero si hubo una respuesta compartieron los primeros dos en responder, quienes fueron Shinobu y Himejima.
"—Hm, no" —fue el diálogo que casi fue dicho al unísono por la pilar del insecto y el pilar de la roca.
"—¿En serio?" —se escuchó por parte de Tengen y Mitsuri. Era normal que estuvieran un tanto incrédulos al principio. Durante la niñez, la adolescencia y claramente la adultez, era difícil no sentirse "enamorado" al menos en una ocasión— "¿Y ustedes?" —preguntaron ahora viendo a quienes se habían quedado callados, quienes serían Giyuu, Sanemi, Obanai y Kyōjurō, quien todavía no procesaba del todo la pregunta.
"—Sin comentarios" —fue la respuesta del pilar de la serpiente mientras evitaba mirar a los presentes. No dirá nada.
"—No les interesa" —fue la respuesta de Sanemi mientras apretaba los dientes y expresaba un obvio fastidio.
"—No estoy seguro de mencionar eso" —dijo Giyuu como el penúltimo.
Para la perspectiva del pilar del sonido, por los menos los últimos dos habían dicho de forma muy disimulada un "Sí". No era tonto y decir cosas como "no quiero hablar de eso" indicaba más una respuesta positiva, que a una negación. Que no quieran hablar de algo, no significa que no pasó.
"—¿Malos recuerdos, no?" —intuyó inmediatamente. Casi sintiendo algo de satisfacción al ver las reacciones de sus compañeros: Obanai desviaba más la cabeza, Sanemi apretaba su mano derecha en un puño y Giyuu bajaba un poco la cabeza, hasta creyó ver como sus ya de por sí apagados ojos, perdían algo más de su escaso brillo. Definitivamente le acertó.
"—Fue hace mucho tiempo" —comentó el pilar del agua mientras se apoyaba en la mesa. Quién lo diría, era la primera vez que se atrevía a hablar sobre algo tan personal. Varios presentes se mostraron algo sorprendidos por escucharlo hablar tan claramente.
A juzgar por su mirada, por su voz, sin duda eran malos recuerdos y la mención del indefinido tiempo transcurrido, sólo daba la impresión de una situación claramente amarga. Como era mejor prevenir que curar, Tengen dijo lo siguiente:
"—No tienes que decirlo si no quieres" —una línea que sin duda era muy útil para prevenir la desgracia de la incomodidad, la melancolía, y que con algo de suerte, se podía buscar un nuevo tema del cuál hablar en un intervalo de tan sólo unos cuantos segundos. Pero vaya mala suerte la que de llevó el pilar del sonido al verlo suspirar, aclarar su garganta y mirar a cada pilar que estuviera presente.
En ese momento, estaban un tanto alegres de que Muichiro se fuera a dormir temprano.
"—Está bien, es algo de la que ya no duele hablar" —respondió con una voz mucho más audible que de costumbre. Fue difícil no verlo con algo de interés, no por metiches, "chismosos" o como se le llame a quienes se meten con las historias ajenas; era difícil luchar contra la naciente curiosidad. Hasta el pilar del viento parecía prestar algo de atención— "Desde que perdí a mis padres, a mi hermana, y llegue con el maestro Urokodaki, él formó parte de mi alegría. En ese entonces salvó mi vida... y tiempo después la salvó de nuevo, aunque perdiera la suya" —relató dando hasta información de su pasado antes de los cazadores y una clara pista de como su persona amada había perdido la vida, razón por la que ya no estaban juntos. No era un simple desamor, era tragedia— "Fueron dos veces en las que me sentí afortunado de tenerlo en mi vida. Y aunque ya no esté... no significa que vaya a olvidarlo" —finalizó al momento de desviar la mirada otra vez. Quién lo diría, Tomioka podía hablar más de lo que se esperaba y ocultaba más tragedias de las que aparentaba.
Hubiera sido dulce el decirle "Lamento tu pérdida", de no ser por otro diálogo que fue dicho antes que ese.
"—No eres el único" —fueron las palabras que inesperadamente salieron de la boca de Sanemi, ahora ganándose la atención de sus compañeros— "¿Qué?" —llegó a preguntar al sentir el leve peso de las miradas sobre él. Al ver esa reacción, no se sabía si pensar en si lo dijo por haberle dirigido la palabra a Giyuu, siendo que desde lejos se notaba que no le tenía algún agrado o si lo dijo al ver que sus compañeros se dieron cuenta de que tenía una historia que contar. Soltó un suspiro y a juzgar por los segundos que mantuvo la cabeza abajo, parecía haber pensando "Bueno, si Tomioka habló ¿Por qué yo no?", cosa que se confirmó con sus siguientes palabras— "Bien, como estamos contando anécdotas, voy a decir algo, pero que quede claro ¡Lo que vaya a decir, no sale de acá!" —llegó a "advertir" o quizás "amenazar" a sus compañeros. Agradecían mucho que en ese momento estuvieran en confianza— "Yo también conocí a alguien y aunque no me lo esperaba... resultó ser uno de los alfas más amables que haya podido conocer en toda mi maldita vida" —comenzó a relatar, sacándole algo de sorpresa a uno que otro presente, pues saben que Shinazugawa tiene un gran odio hacia una gran parte de los alfas, sí, gran parte porque ahora saben que sólo hay dos a quienes ha tratado bien, siendo estos el joven que formó parte de su pasado y el segundo siendo Himejima Gyomei. El rencor de Sanemi contra dicha casta fue mencionado mediante pistas en uno que otro de sus comentarios, los cuales tenían una mención a su padre en situaciones claramente desagradables, dignas de ganarse el desprecio de toda persona. Sanemi dejó en claro que odiaba a todo un subgénero por culpa de una sola persona, pero dejando ese tema de lado, continuó con su historia— "Simplemente no quería aceptarlo al inicio... ¡El muy maldito era jodidamente amable! ¿Cómo quería que no fijara en él?..." —comentó soltando lo que parecía ser una leve, pero en verdad leve risa. Se podía interpretar que aunque usara unas palabras que en otro contexto sonaría ofensivas, en realidad recordaba a ese joven con verdadero afecto, uno que reflejaba que no pensaba olvidar ni por un segundo a ese muchacho— "Era un alfa, el alfa del cual me enamoré, inevitablemente pasó" —continuó. Recordándole a sus compañeros el que se había enamorado de alguien que llevaba la casta que hasta hace un tiempo debió odiar a muerte en su totalidad, y recordándose a sí mismo que su corazón llegó a sentir la dicha del primer amor, el que su pulso se alteraba por una persona y no necesariamente por una situación de vida o muerte. Lástima que sus ojos, su rostro, todo su ser, expresara que también había recordado la amargura, la tragedia que cada presente veía venir desde el inicio de su diálogo—, "pero yo... No fui fuerte, no fui capaz de protegerlo" -dijo mientras apretaba con mucha más fuerza, la mano derecha en un puño. Se podía sentir la impotencia, el enojo y la tristeza— "Así que no eres el único que se siente así" —repitió el inició de sus palabras mientras volteaba la cabeza hacía su compañero de ojos azules, y diciendo con la misma calma del inicio— "Te entiendo, Tomioka" —finalizó. Por un momento, seguro que se hubiera sorprendido por haberse abierto de tal forma con sus compañeros, principalmente con pilar del agua; llegando al punto de hablarle de una forma tan familiar sin la necesidad de ser cercanos, llegando al punto de dirigirle la palabra y de mirarlo, principalmente.
Los que conocían bien a Sanemi y los que podían identificar a primera vista que ni sentía ningún agrado por Giyuu, en verdad estaban algo estupefactos por ver aquella convivencia y las sorpresas aumentaban al presenciar lo siguiente: El pilar del agua moviendo su mano para ponerla en el hombro de Sanemi y este dejando que lo hiciera, sin hacer el más mínimo movimiento para rechazarlo, sin mostrar algún desagrado y sin recurrir a un comportamiento agresivo para alejarlo. En verdad se había dejado llevar por la situación.
Y mientras que ellos estaban en una situación que aparentaba un intento de consuelo por parte de Giyuu, unos ojos dorados, los cuales habían presenciado lo ocurrido junto al resto de los pilares, se centraban en Tengen y los del mencionado se fijaron en este. En parte ya sabía algo que pudo rondar por la cabeza de su amigo "Traer la amargura en un momento como este, no es algo muy extravagante de mi parte" y sabe que con esa frase, podía buscar cualquier manera para animar el ambiente. Y aparentemente sería Kyōjurō quien lo ayudara con ello, por lo que tomando aire y formando una sonrisa en su rostro, se preparó para alejar a la melancolía.
"—¡Muy bien, ya ha sido mucha tristeza en este rato!" —exclamó rompiendo la escena donde los pilares del agua y del viento se mostraban comprensión— "Rengoku, también te quedaste callado, te toca" —dijo retomando su pregunta, incluso llegando a repetirla— "¿Te has enamorado alguna vez?"
Con esa pregunta, Uzui probablemente llegó a esperar algo de nerviosismo por parte de su muy expresivo amigo, pero leve fue la sorpresa que demostró al encontrarse con una expresión pensativa en lugar de una respuesta inmediata que podía mostrar más mentiras que verdades.
"—Hm, no. Nunca" —respondió con la sonrisa que mostraba la mayoría de los días. Incluso mirándolo directo a los ojos, mostrándose contento por haber contestado a su pregunta.
Aunque esa simple y aparentemente nada extravagante respuesta, fue muy, pero muy poco para Tengen... y para uno que otro pilar interesado en el irrelevante asunto.
"—¿En serio?" —preguntó Tengen solo para estar seguro, porque una cosa era escucharlo de parte de Shinobu y Gyomei, y otra muy diferente era escucharlo por parte de Kyōjurō— "¿Estás bromeando?" —dijo ahora con un ceño levemente fruncido por la incredulidad. Por muy ridículo que suene ¡Simplemente no puede creerlo!
"—No, no lo hago" —respondió con la misma sonrisa y todavía mirándolo a los ojos. La expresión de rostro incluso aparentaba la más pura inocencia. Claramente sólo hizo que Uzui frunciera un poco más el ceño, seguía sin creérselo.
"—Entonces intentaré con otra cosa ¿Te ha atraído alguien?" —modificó su interrogativa por una donde podría obtener un "sí" porque hay mucha diferencia entre enamorarse y sentirse atraído, probablemente esta vez sí pueda obtener algo por parte de su amigo; porque verlo con una postura pensativa, cerrar por un momento los ojos, emitir un casi inaudible "Hm...", le daba las señales que buscaba.
Y verlo retomar la postura del inicio, ya le decía que tenía una respuesta lista y esta era...
"—No, que yo recuerde tampoco" —respondió mientras que sin quererlo, tiraba a la basura los pensamientos de Tengen sobre un posible primer amor, primera atracción o flechazo de cualquier tipo.
"—Entonces... Sólo hay que esperar a que llegue la persona indicada" —comentó Tengen para no mostrarse totalmente derrotado por no conseguir lo que esperaba. No es que fuera un chismoso, sólo estaba incrédulo de que Kyōjurō, alguien con un corazón tan grande, nunca haya sentido algo respecto a los sentimientos románticos o hasta un simple flechazo.
Afortunadamente para varios presentes, salió una leve risa del rubio y de su extravagante amigo, alivianando más el ambiente entre los presentes.
"—Sí, que llegue la indicada" —contestó pensando en cómo sería si llegaba a conocer a esa persona ¿Cuándo podría ser? ¿En unas semanas, meses o incluso unos años? No tiene idea, pero tampoco es como si le preocupara. La leve intriga sobre el enamoramiento se quedó en su ser luego de haber respondido las preguntas de su amigo, era inevitable no sentir aunque sea un mínimo de curiosidad por la posibilidad de tener un romance, pero tampoco muy relevante. De todos modos nunca tuvo tiempo para pensar en aquello, sobre el asunto nunca tuvo un interés que no fuera simplemente pasajero. Ahora que lo piensa, nunca vio el amor romántico como algo relevante en su vida y debido a estar centrado en sus deberes, sólo se reforzó el desinterés.
Pero no por ello no iba a pensar en cómo sería amar y ser amado de esa forma. Las dudas pueden llegar a su mente, hacerle imaginar escenarios donde se encuentre con quien sería su pareja y hasta llegar a sonreír por la gracia que le causa el dejar ir su imaginación de tal forma. Por un momento se preguntó si Obanai pensaría en lo mismo al tener a Mitsuri en su corazón, no se atreve a preguntar porque sabe que sería incómodo, pero está seguro de que puede ser posible.
Pero volviendo con el tema inicial, no podía escapar de claramente inevitable curiosidad y de la pregunta que le dejaba, no sólo la de "¿Cómo sería el estar con alguien?", sino también la siguiente:
"¿Algún día podría amar y ser amado?".
No lo sabe, no puede pensar mucho en ello y tampoco le brinda importancia debido a sus deberes. No rechaza el tema, lo deja para después; para el momento donde tenga tiempo, tranquilidad y una idea mucho más clara del asunto.
Le hubiera gustado dejarlo para después debido a las razones ya mencionadas, pero en su mente se presentó un recordatorio, otro recuerdo y uno justamente relacionado con el tema. La respuesta a unas de sus preguntas había llegado ni tan temprano, ni tan tarde, pero no sabe si decir que llegó en el momento justo.
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