Capítulo diez: "Cuando menos se espera surge la confianza"

¿Y qué situación fue esa? Pues una que va a recordar ahora, luego de tocar el tema de la confianza. Ya pudo sentir una extraña sensación en su cuerpo al recordar aquella noche, pues al inicio no fue muy bonita.

¿Por qué? Pues aquí está la respuesta: Una noche común, cumpliendo con el deber, enfrentando a un demonio y hasta haciendo una maniobra un tanto complicada; donde tuvo que saltar para cortar el cuello de su oponente e incluso logrando su objetivo, al momento del aterrizaje fue que ocurrió el error.

¿Cuál error? Aterrizar mal y con tanta mala suerte, que cuando sus piernas tocaron el suelo, justo en su pierna derecha, pudo escuchar y sentir un "crack" mientras que "algo" se movía de su sitio. No supo porqué, no supo por qué razón fue que pasó eso, pues pudo ser por cómo puso las piernas; pero si hay algo que tuvo claro, fue que terminó en el suelo, con la pierna derecha herida y él a punto de gritar por el dolor.

Un momento ¿A punto? Bueno, no apenas pudo ver al demonio hacerse cenizas, exclamó su sentir tan fuerte como pudo.

"—¡MIERDAAAAA!" —incluso tentado a decirlo en algún otro idioma, como el Inglés por ejemplo, con tal de dejar en claro que el dolor era horrible. Se acomodó como pudo, mateniendo la pierna quieta, pero semi-flexionada por no poder moverla del todo, y con cuidado acercó su temblorosa mano para confirmar el estado de su rodilla, aunque ya tenía pista suficiente con ver como esta sobresalía. Definitivamente se dislocó y como no tenía ayuda, pues tendría que arreglarlo él mismo.

Estaba nervioso, mucho, pero no por eso iba a desesperarse. Debía mantener la calma y mover lentamente su pierna, incluso si le costaba. Trató de respirar y mover con cuidado la extremidad, aunque al inicio sintió el dolor y el pequeño crujido del hueso mientras intentaba estirar su pierna. Parece que le tomará tiempo.

"—¿Qué te pasó?" —se escuchó no muy lejos de él. Reconocía perfectamente esa voz y ni hablar de la apariencia de su dueño, pues lo pudo ver a la distancia, hasta que se acercó a él.

La única respuesta qué le pudo dar fue la siguiente:

"—Se dislocó" —e inmediatamente señaló su rodilla derecha. Pudo ver los ojos de Akaza abrirse más en sorpresa, al ver como "algo" sobresalía en su pantalón.

"—Bien, ya veo. Quieto, te ayudaré" —dijo el demonio con seriedad mientras dirigía sus manos hacia la pierna del humano, pero obviamente fue detenido por este.

"—¡Espera, espera, espera!" —dijo hasta tres veces mientras detendía las manos contrarias, aunque se arriesgara a sentir más dolor, cosa que se notó en su rostro— "Puedo hacerlo yo" —respondió mientras veía la preocupada expresión de Akaza. Parece que no le dejará decir que no.

"—Kyōjurō, te tomará tiempo. Déjame, te juro que sé lo que hago" —aseguró acercando nuevamente sus manos— "Trata de confiar en mí ¿Bien? Digamos que es para compensar lo que hiciste la otra vez" —hizo referencia a aquella gélida noche donde lo abrigó ¿Cómo lo supo? Porque fue la primera vez que Kyōjurō hizo algo por él.

Dolía mucho y discutir no lo ayudaría, así que tomando aire, Kyōjurō respondió:

"—Bien, bien..." —mientras dejaba que Akaza lo ayudara, primero tomando con cuidado la pierna y luego el hombro de Kyōjurō.

"—Primero recuéstate..." —dijo tratando de hacerlo ir hacia atrás, cosa que hizo con cuidado, aunque también comenzó a respirar de forma agitada por el nerviosismo. Una vez en el piso, Akaza se acomodó en el suelo para tomar la dañada extremidad, y moverla lentamente hacía abajo— "Intenta relajarte un poco, si haces fuerza, será peor" —pidió mientras una de sus manos tomaba con cuidado su tobillo y la otra iba la parte de arriba de la rodilla. Mientras que Kyōjurō trataba de calmarse mientras apretaba los puños, tratando de no tensar los músculos en su parte baja. "Respira" se repite mentalmente— "Voy a estirarla lentamente, el hueso se acomodará solo" —dijo dándole una mirada fugaz a sus ojos, mientras comenzaba a estirar lentamente la pierna del del rubio.

"—Me sorprende que sepas de esto" —comentó Kyōjurō con dificultad mientras lo miraba y trataba de cooperar con él.

"—Kyōjurō, he destruido tanto huesos de humanos, como de demonios. ¿Cómo no voy a saber de esto? Durante todos estos años, algo se aprende" —respondió con una sonrisa mientras tomaba la pierna con cuidado, aunque ese comentario no le calmara del todo, tampoco tuvo tiempo para pensar en eso— "Ahora voy a estirarla. Relájate, tendré cuidado" —le recordó.

"—Oh, diablos..." —se escuchó por parte de Kyōjurō al sentir el dolor en su cuerpo mientras dejaba su extremidad literalmente en las manos de un demonio.

"—Bien, con cuidado..." —dijo comenzando a estirar la pierna de su querido humano. Ya tenía cuidado de moverlo lentamente una vez que el pie había tocado el suelo— "Esto será rápido" —mencionó al notar como el hueso comenzaba a estar en posición para volver a su sitió. Un segundo después, ya cuando la había estirado casi completamente, la rótula había vuelto a su lugar.

"—¡AH...!" —se escuchó por parte del rubio al sentir el movimiento repentino.

"—Listo ¿Ves? Regresó solo" —dijo el demonio con una sonrisa mientras revisaba que todo estuviera bien, usando los dedos índice y pulgar de cada una de sus manos para ello, al colocarlos donde estaba el hueso— "¿Cómo te sientes?" —preguntó al ver a Kyōjurō cubrirse el rostro.

"—¡Duele... duele mucho!" —dijo con un tono bastante raro... una vez pudo retirar las manos de su rostro, pudo verse que sentía dolor, pero a la par estaba riéndose.

"—¿Y por qué te ríes?" —cuestionó curioso y preocupado a partes iguales. Eso no era muy normal.

"—¡'Para no llorar', Akaza!" —respondió entre risas adoloridas y con una sonrisa que mostraba claramente su dolor.

Al demonio le costó un poco el entender al principio, pero luego dejó ir un "Aaah" al recordar una pequeña frase: "Reír para no llorar", o algo así. La verdad no lo recuerda del todo.

"—¿Primera vez que te pasa?" —preguntó para cambiar un poquito el tema, aunque claramente no del todo.

"—En la rodilla, sí. Para bien o para mal, sí" —respondió ya más tranquilo que antes, pero con la misma expresión sonriente y adolorida.

"—Entonces ya debes imaginar que te costará caminar por un tiempo" —comento colocando una mano sobre la articulación, dando una pequeña caricia como consuelo, pero luego alejándola para no ser tan obvio.

"—Oh, eso puedo imaginarlo" —dijo mirándolo a los ojos mientras intentaba sentarse—, "pero no me puedo quedar aquí" —comentó mientras tomaba su espada para guardarla. La había soltado al caer.

"—¿Quieres que te cargue?" —preguntó alegre.

"—Me temo que tendré que rechazar esa oferta" —dijo de inmediato mientras sonreía. No es por desconfiado, pero ya podía ver una situación familiar al ver la sonrisa de Akaza— "Pero me gustaría que me ayudaras a levantarme" —dijo viendo su pierna herida, la que inconscientemente había tratado de mover para ponerse de pie.

"—Ya luego te vuelvo a preguntar" —dijo ofreciendo su mano para levantarlo, evitando que usara la pierna derecha para esa acción.

"—Ya veremos qué te digo" —dijo ya de pie mientras intentaba mantener el equilibrio, ahora le tocaba agradecer a Akaza el que le brindara su ayuda. Dolía mucho cuando su pierna derecha tocaba el suelo, el mínimo apoyo lo tentaba a quejarse por el dolor.

"—Espero que sea un sí" —respondió sin alejarse— "Te costará avanzar con la pierna herida ¿Te parece si te ayudo por ahora?"

"—A eso no voy negarme" —admitió riendo un poco para luego apoyarse en el hombro de Akaza, mientras este lo rodeaba con sus brazos. No tenía más opción y de paso, si ya lo había dejado acomodar su rótula, dudaba no dejar que lo ayudara otra vez.

"—Entonces con eso me conformo por ahora" —respondió contento, pero midiendo su emoción.

Está de más decir que luego de eso caminaron como pudieron. Kyōjurō en más de una ocasión estuvo a punto de usar su pierna herida para avanzar o a veces hasta tropezaba con Akaza, o hasta Akaza parecía tropezarse con él. No era cómodo, claramente no era agradable, menos cuando Kyōjurō fruncía el ceño por usar la pierna equivocada. No podían seguir así.

"—Kyōjurō" —lo llamó.

"—¿Sí?".

"—Estamos yendo muy lento. Esto no funciona".

"—Puedo caminar todavía, dame un segundo" —respondió tratando de alejarse de Akaza para no seguir estorbando.

"—No, Kyōjurō. No debes forzarte ahora" —le recordó, evitando que se distanciara de él.

"—Dijiste que no funcionaba, así que está bien. Ya no duele tanto" —respondió con una obvia mentira. Sabe que está mal y que Akaza lo conocía, pero si no está yendo a ningún lado, entonces se arriesgará un poco.

"—Kyōjurō, puedo ayudarte. No me molesta" —dijo, trayéndole otro recuerdo—. "Digamos que esto sigue siendo para pagarte el favor de la otra noche. Nada más. Solo te estoy ayudando" —aclaró con calma, pidiéndole con la mirada que le diera su confianza otra vez.

El rubio suspiró al escuchar eso. Sentía dolor y si no se apoyaba, le costaría moverse, pero si se tropezaba, avanzaría más lento. Y si solamente era para devolver el favor, entonces estaría bien ¿Cierto?

"—De acuerdo, pero solamente será esta vez" —respondió rendido. ¿Acaso era un tipo de broma de parte del universo? Porque esta situación hace unas cuantas noches, había sido al revés.

"—Podría decirte que cuentes con ello" —dijo un segundo antes de tomarlo entre sus brazos, haciendo que sus piernas dejaran de tocar el suelo— "Ahora dime a dónde te llevo. Porque definitivamente tienes que ir a revisar tu rodilla".

"—Solo avanza y no te preocupes por eso. Estaré bien" —aseguró poniéndose  cómodo, pues realmente era extraño para él dejarse tomar en brazos de esa forma, más estando herido. Porque en una de las ocasiones en las que tuvieron que cargarlo, estaba desangrándose por una herida que lo había hecho perder el útero, para luego hacerlo un omega relativamente infértil, y en la más "reciente", pues se había "dormido" y el mismo demonio lo tomó en brazos para no dejarlo tirado. Ahora que lo piensa, es relativamente nostálgico y no estaría de más decirlo— "¿Sabes? Esto me trae recuerdos".

"—¿De la vez en la que te desmayaste, te encontré y luego despertaste gritando?" —preguntó también con esa idea en mente. Vaya, ellos están mejor de lo que esperaba.

"—Primero, no me desmayé, me dormí" —corrigió al demonio con una sonrisa— "Segundo, ¿Cómo no hacerlo cuando un demonio te toma en brazos?"

"—Oooh ¿En serio dudabas tanto de mí en ese tiempo?" —preguntó "ofendido" por saber de su desconfianza. La verdad no era nada nuevo, pero el chiste no faltaba.

"—¿Te digo la verdad o mejor seguimos hablando?" —preguntó divertido, ya más a gusto.

"—Sigamos hablando, tu desconfianza me rompe el corazón" —dijo en obvia broma—, "pero quisiera saber esto, antes de cambiar de tema..." —comentó dejando las bromas de lado— "Luego de todo este tiempo juntos... ¿Puedo saber si confías en mí?" —preguntó con un tono suave y aparentemente ansioso por saber la respuesta.

El rubio lo pensó un poco antes de suspirar y mirarlo.

"—Si dejé que te acercaras tanto, debe ser por algo" —respondió pensativo, incluso inseguro por sus propias palabras. Pero era verdad, si dejó que Akaza incluso lo ayudara a acomodar su rótula, debía ser por algo. Incluso estaba entre sus brazos y claramente no era por nada— "Será raro, pero incluso podría atreverme a decir que sí".

"—Con eso es suficiente para mí" —respondió con un tono similar al anterior. No está seguro de porqué, pero el cazador no pudo evitar mirarlo y pudo observar algo curioso, el rostro de Akaza era un tanto... "Diferente". ¿Por qué? Porque la forma en la que sus ojos estaban levemente entrecerrados, el brillo de aquellas orbes era perfectamente visible, su expresión era tranquila, suave y hasta su sonrisa era peculiar. Era serena, pacífica, sincera, sin rastros de diversión o de hacer alguna futura broma en su próximo diálogo. Es diferente y está seguro de que nunca la había visto antes en su rostro, podría hasta jurarlo. Es algo totalmente distinto... pero no es del todo extraño, es curioso, es tan poco común que perfectamente puede llamarlo "atípico". Akaza nunca le había sonreído de esa forma y siente que no puede dejarlo pasar, no se puede permitir dejarlo pasar...

No sabe porqué, pero aparte de pensar que ese gesto es "peculiar", también quiere pensar otra cosa. Se atreve a decir que es hermoso. Ese gesto, esa expresión tan serena, es simplemente hermosa. Y ahora está siendo tan terco que no puede pensar otra cosa. Tiene que hacerlo, debe cambiar de tema rápido para no volverlo parte de la conversación ya que no se puede permitir eso. No sabe a qué situación podría llevarlo decir tan repentinamente "Eres hermoso", "Tu sonrisa es hermosa" o cualquier diálogo parecido. Sería incómodo y realmente no quiere saber cuánto cambiaría el ambiente luego de eso.

Aunque una parte de él quiere saber si esa situación se repetirá más a futuro, porque aquel gesto tan dulce no parece ser cosa se una sola noche. No tiene ninguna prueba, pero tampoco tiene ninguna duda.

"—La próxima vez tendré más cuidado" —dejó el comentario en el aire luego de un suspiro cansado.

"—¿Te duele mucho o vas muy incómodo?" —preguntó mientras su expresión facial perdía lentamente su anterior suavidad. Es una sonrisa diferente, quizás no igual de "hermosa", pero sigue siendo bonita.

"—No estoy acostumbrado a que me carguen. Casi cada vez que me pasaba, era porque algo malo me ocurrió" —y luego de eso, soltó un sonoro "¡HAHAHA!" para quitarle importancia al asunto. Prefería reír a recordar el dolor.

"—¿Y podría saber qué cosas te pasaron?" —preguntó nuevamente, con clara intriga por las palabras del humano. Bien, parece que Kyōjurō es un poco descuidado con sus palabras, tanto como para despertar la curiosidad de un demonio, aunque esto era algo que Akaza ya había hecho.

"—¿Sabes? Creo que te lo diré después, ¿Te parece? Porque no es algo que quiera recordar ahora" —respondió nuevamente con una risa para dejar en claro que no obtendría una respuesta esa noche.

"—Entonces hablemos de otra cosa y mientras, voy a dejarte a tu casa ¿Te parece?" —dijo entendiendo perfectamente la situación... dejando ver nuevamente el gesto de antes.

Parece que la verá más de una vez.

"—Me encantaría" —respondió sin más mientras lo miraba a los ojos. Incluso el brillo de estos era como antes.

Y por alguna razón, le trajo paz, incluso imitó esa expresión sin notarlo en el inicio. Realmente no se había dado cuenta, pero se había relajado bastante, se había calmado y hasta olvidó parte del dolor por el que pasaba en ese momento. Seguían hablando y en más de una ocasión habían llegado a reírse por algún comentario que sinceramente era estúpido. Ahora Kyōjurō tenía miedo de que Akaza sin querer lo soltara por culpa de sus carcajadas, mientras que él trataba de no moverse mucho por el dolor en su articulación, ya que ahora le dolía el estómago por cómo se le escapaba el aire.

Y peor cuando Akaza le dijo: "¿Te duele cuando te ríes o te ríes cuando te duele?". Todo por acordarse de porqué lo tenía en brazos en primer lugar. Era algo tan tonto y tan estúpido que realmente podía seguir sacándole una carcajada. Debía ser sincero, estaba alegre, muy, pero muy alegre por la forma en la que podían mejorar aquella noche con chistes tan tontos.

Ahora tenía que pensar en si debía darle las gracias a Akaza por eso, porque si debía ser sincero, le costaría animarse solo luego de dislocarse la rótula y tener que dar marcha hacía su hogar. Sí, debía darle las gracias por ese momento, quizás también las noches anteriores también, pues no sería mala idea contarle de ello. Ya estaban en suficiente consciencia para contarse casi cualquier cosa ¿No? No debería haber problema, ninguna vergüenza... Aunque ahora que lo piensa, no, mejor ser sutil por ahora.

"—Gracias por esto" —dijo de pronto mientras obserbaba un camino familiar.

"—No hay de qué" —respondió el demonio tranquilo. Estaba de más decir que era la tercera vez que observaba ese nuevo gesto.

¿En serio llevaba la cuenta? ¿En serio era necesario mencionar que Akaza sonreía de forma diferente? Parecía innecesario, pero ¿Realmente así era? No era común y lo sabía, solamente se lo recuerda por ello, porque no es común. Era más común que Akaza le hiciera caso con alguna petición, a que le mostrara un gesto tan... humano. Sí, podía llamarlo humano.

¿Por qué? No sabe, es la única forma en la que lo pudo llamarlo en el momento. Ya luego encontrará otra forma de describirlo, sí, ya más adelante le pondrá otro nombre.

Solamente tiene que esperar a volver a verla, nada más. No parece difícil.

Y la verdad no lo fue, bueno, verla, ver ese gesto no fue difícil. En más de una noche puedo apreciarla nuevamente, en más de una noche le puso suficiente atención al rostro de Akaza para ver si aquella sonrisa era tan "brillante" como la primera vez, para ver si le podía dar otra descripción a aquella expresión. Le dio toda su atención, la observo e intentó no distraerse con nada hasta que escuchó la voz de Akaza, una voz que combinaba perfectamente con esa sonrisa. Nuevamente llegó palabra "humano" a su mente.

Y nuevamente llegó un sentimiento de paz cuando la miraba y hablaba con él. No lo entiende, pero no está seguro de si debería seguir llamándola así, debía haber otro apodo, otra descripción. Por lo que cada noche que pudo verla, repitió el proceso: Observar atentamente cada detalle.

Una noche, dos, tres y varias más. ¿Por qué dar ahora una descripción tan floja? Porque ya ni estaba seguro de cuántas pasaron desde que por andar observando, perdió la cuenta. Fue un descuido tonto, lo sabe, pero simplemente pasó y ya no interesa.

Simplemente sigue observando, sigue mirando hasta perderse y olvidar qué cosa buscaba. Un pequeño periodo de amnesia que terminaba hasta que se despedía de Akaza con tranquilo "Hasta pronto", "Hasta mañana" o un simple "Nos vemos". Ya luego de eso era que su mente reaccionaba y se decía:

"—Fue igual" —refiriéndose a la expresión y tranquilidad de Akaza. Ellos habían soltado una que otra broma, pero él se mantuvo igual. Le cuesta entender, pero simplemente tenía que fijarse y punto, nada más.

No podía olvidarlo, no por... no. Ahora que lo piensa, quién sabe cuántas veces lo había olvidado ya.

Maldición, ahora tenía que darse un golpe por idiota y compensarlo en la siguiente vez. Le dará su atención a Akaza y lo observará a partes iguales, puede hacer eso. Hará eso y no lo olvidará otra vez.

Ahora suelta un suspiro, llamando la atención de su acompañante, quien intrigado le pregunta:

"—¿Estás bien?"

Y sin preocupación alguna, él responde:

"—Lo estoy, no te preocupes. Olvídalo" —y con su sonrisa habitual, Kyōjurō le indica que no le preste atención al asunto, que "lo olvide"... Porque él no lo hará. Su objetivo es no hacerlo, no distraerse es su tarea personal.

Aunque la de Akaza parece ser la contraria, pues con una animada conversación era que llevaba disimuladamente la atención de Kyōjurō hacia otro tema, y sus sentimientos, su alegría generada por el intercambio de palabras, era la encargada de dar el golpe de gracia para que su pequeña misión de observarlo, fuera al momentáneo olvido.

Aunque este cada vez duraba más, cada vez que Akaza lograba animar sus noches, cada que Akaza lograba alegrarlo frente a la presencia de la luna y hasta mantenía los ánimos en presencia del sol.

Una parte de Kyōjurō quería maldecir a Akaza, no porque él hubiera hecho algo malo, sino porque el muy condenado lo alegraba tanto que hacía que se olvidara de su pequeño objetivo para observarlo y describir la hermosa sonrisa que hace tan solo unas noches había podido ver con toda su atención. Solamente por eso quería maldecirlo, todo porque Akaza lo alegraba tanto como para hacerlo olvidar una que otra cosa. Solamente esperaba que no lo hiciera olvidar algo más importante en su compañía.

Aunque lamentablemente, ese hombre sin quererlo, logró que olvidara aquello otra vez. Nuevamente bajó la guardia y se dejó llevar por ese gesto tan dulce, tan hermoso y hasta humano; se dejó llevar tanto que durante el día seguía bajos los dulces efectos de la alegría.

Y no fue el único en notarlo, está seguro de eso. Su sonrisa parecía ser más animada, a veces soltaba una pequeña risa en el aire y hasta cuando estaba herido parecía estar "bien" y sin rastros de falsedad alguna. Kyōjurō brillaba como el sol que los cubría durante gran parte del día y este "brillo", parecía hasta ser especial. Quizás por esa razón fue que Senjuro le dijo lo siguiente:

"—Te ves más alegre que de costumbre" —una observación que en general no representaría nada malo.

"—Sinceramente me siento muy bien últimamente" —una respuesta que venía del corazón y claramente no traía ninguna mentira. Ningún problema.

Hasta que la inocencia de Senjuro se atrevió a preguntar:

"—Entonces ¿Ya no hay demonios molestos? Antes parecías desanimado por ellos" —un recordatorio que tenía una perfecta razón para ser mencionado, pues era cierto. Antes actuaba diferente por ello.

"¡No, ya no hay demonios molestos!"
Pudo ser la respuesta que Kyōjurō le pudo dar a su hermanito, pues era una cosa que servía perfectamente. Pero no la dijo. Rengoku se quedó callado por un segundo, dos y hasta tres, ¿Por qué? Porque en realidad no podía decirlo. El "demonio molesto", en realidad seguía con él y decir que "ya no está" sería una mentira, y él odia mentir.

"Ya no molesta tanto", tampoco es algo que podría decir ¿Por qué? Pues porque significa que sigue presente, significa que no lo mató. Esas palabras no sirven. No son una verdad absoluta, por lo que son completamente inútiles y él al ser una persona honesta, no puede decirlas.

Esos simples y hasta predecibles diálogos no sirven.
¿Qué puede decir entonces?

"—Ya no me molesta tratar con ellos" —era lo mejor que podía decir. No era mentira, era verdad. Ya no le molestaba estar con Akaza, ya no se sentía fastidiado cada noche que tenía la suerte de encontrarlo y hablar con él. Fue molesto, pero ya no lo es, ya no ve de esa forma a ese demonio... todo porque convivió con él, en lugar de matarlo. Por eso ya no podía decirle molesto, por haberlo conocido más a fondo, por incluso haber entrado en confianza con él.

Aunque ahora que lo piensa "¿Cómo surgió esa confianza?", "¿Por qué llegó a surgir?". Estaba olvidando más de lo que pensaba y realmente tenía que reflexionar. Era un pensamiento que no podía dejar de lado, debía pensar en esto y debía hacerlo pronto.

Así que, tan tranquilo como pudo, luego de responderle a Senjuro, fue a su habitación. Cerró la puerta y se sentó, mientras que sus manos se dirigían a su rostro, para sostener su cabeza. Ahora tiene un dilema que resolver y este es:

"¿Por qué dejó pasar tantas cosas, como para tenerle confianza a un demonio?"

Suspira de forma pesada, dejando ir el aire de sus pulmones, para luego recuperarlo. Siente un escalofrío recorrer todo su cuerpo mientras mira el suelo. Debe pensarlo.

"¿Por qué?".

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