Capítulo cuatro: "Ese tema sigue volviendo"
Al menos hasta que abrió los ojos, bueno, mejor dicho "un" ojo, pues el otro se encontraba cubierto por un parche. Una parte de él quería creer que sólo estaba pasando por un muy mal momento y que no había perdido una parte del cuerpo, mientras que la otra trataba de procesar y aceptar la realidad de su daño, incluso sin que su compañera Shinobu le dijera algo que lo confirmaba. Era normal, la idea de perder una parte de uno, de un momento a otro; nunca será fácil de aceptar. Da miedo. Realmente no quiere pensar en eso y con razón, púes ahora recordó que no estaba solo, tenía que recordar a los tres cazadores que lo acompañaron: Kamado, Hashibira y Agatsuma. ¿Cómo se encontraban ellos? Casi ni pudo pensar en eso hasta que volteó al oír una puerta abrirse, era Shinobu.
"—Oh, despertaste" —se escuchó por parte de la pilar del insecto mientras se acercaba a su compañero, aparentemente un tanto sorprendida por verlo despierto. Bueno, podía ser común— "¿Cómo te sientes?" —preguntó sentada junto a él.
"—Un poco adolorido" —respondió mientras trataba de sentarse y hablar adecuadamente con su compañera. Mentiría si no dijera que le costó hacerlo. Decir que dolía "un poco", se quedaba un tanto corto.
"—Lo imaginaba" —comentó la joven— "Pero te tengo noticias, unas buenas" —continuó con una sonrisa y claramente tomando la atención de Kyōjurō, en verdad le alegraba la mención de buenas noticias— "Primero, tu estado es mejor del que esperaba".
En ese momento, era inevitable llegar a sorprenderse ¡Vaya que era buenas noticias!
"—¡¿En serio?!" —preguntó emocionado por la noticia, significa que probablemente no le tome tanto tiempo sanar. Mientras más pronto vuelva al trabajo, mejor.
"—Así es. Aunque tus costillas estuvieran rotas, no perforaron tus pulmones" —comentó con una aparente alegría— "Y respecto a tu ojo..."
"—Lo perdí ¿No es cierto?" —preguntó con una leve sensación de "frío" en el pecho, quizás miedo por interrumpir a Shinobu y tener razón, pues hasta Akaza lo dijo "Tu ojo está roto". Pero el rostro de la joven no le indica eso, la leve sorpresa de ser interrumpida por su compañero de desvanece y sigue sonriéndole, incluso continúa hablando.
"—El globo ocular no fue destrozado, no hubo desprendimiento de retina. El daño en realidad está en el párpado, afortunadamente, con algo de cuidado, a lo mucho te quedará una cicatriz" —luego de finalizar ese diálogo, Kyōjurō no podía estar más feliz. Con gusto lo demostraría, de no ser porque no podía moverse bruscamente, pero no por ello no iba a exclamar.
"—¡¿De verdad?!" —preguntó con notorio ánimo por tal suerte. Le costaba creerlo, pues en batalla realmente había tomando las palabras de su oponente en consideración, las tomó como la verdad, pero realmente... Estaba equivocado, ese demonio se equivocó hasta en el daño de su ojo, el que había "destrozado" con su propio puño. En verdad era afortunado.
"—De verdad. Tuviste mucha suerte, siendo que tu oponente era una luna superior" —confirmó, también recordándole el porqué se podía considerar incluso más afortunado por haber salido vivo de aquella contienda— "Ahora sólo tienes que recuperarte, con esa misma suerte, probablemente sanes pronto" —comentó con una pequeña risa sobre su tan buena fortuna.
"—Eso espero" —dijo con un claro alivio— "Por cierto, Kocho. Los muchachos ¿Están bien?" —preguntó recordando que no fue el único herido, pues antes de caer inconsciente, recordaba que Tanjirō tenía una profunda herida en el abdomen y una que sin tener el debido cuidado, podría matarlo por una gran pérdida de sangre.
"—También están despiertos, estables y por suerte con heridas no muy graves. Kamado está en cama por una herida que todavía no cierra como debe, pero estará bien" —respondió con tanta calma como pudo— "Por cierto, buen trabajo. No hubo ni una sola baja" —comentó también recordando a los pasajeros del tren. No sólo salieron vivos del ataque de un demonio, afortunadamente, ninguna de esas doscientas personas tampoco había perdido la vida ni en el impacto del tren cuando este salió de las vías— "Y ahora, por mucho que me gustaría quedarme a hablar, tengo que retirarme. Descansa, Rengoku-san" —dijo con una sonrisa antes de dejar el cuarto.
Estaba de más decir que Kyōjurō estaba alegre por todo lo sucedido, los civiles estaban a salvo, Kamado, Hashibira y Agatsuma se recuperarían ¡Y su estado era mejor de lo esperado! ¡Incluso su ojo se había salvado! En verdad tenía ganas de gritar y decir cosas como "¡Te equivocaste, Akaza!" Al recordar que aquel demonio había sido quien dijo que su ojo había sido destrozado... se equivocó aunque lo haya golpeado con su propio puño. Ni con sus propias manos llegó a destruirlo.
Ahora que lo piensa... Es raro.
Y con esa idea, no pudo evitar ponerse pensar en que sí era raro que tuviera tanta suerte con aquella parte de su cuerpo, quizás no con sus costillas, pero el detalle de su ojo le hace pensar: "¿Cómo se equivocó de esa manera?"
No lo sabe y está lleno de dudas por un detalle que probablemente podía resultar insignificante, pero sigue encontrándolo curioso. Bastante extraño.
El ojo es un órgano pequeño, fácilmente pudo haberlo destrozado con un puñetazo o incluso generar un desprendimiento en la retina, pero Akaza, según Shinobu, a lo mucho le hirió el parpado y probablemente, a interpretación de Kyōjurō, también tenga aquella zona morada o quizás hinchada por un tiempo. El daño resultó ser "menor" a lo que se esperaba. En verdad es extraño, pero si quiere recordar cosas extrañas, pues tendría que recordar las últimas palabras que Akaza le dijo antes de retirarse, las que más le llamaron la atención: "Quiero verte de nuevo".
Aparte de que en lugar de atacarlo, antes de terminar su combate, ese demonio había elegido esquivar todos los ataques que el rubio le daba... Sin duda es extraño.
Y ahora que lo piensa... ¿Acaso él...?
No pudo ni pensarlo demasiado, escuchó unos pasos apresurados por el pasillo y antes de poder preguntarse quién podría ser, había visto a la persona, pero antes de poder describir su apariencia, escuchó su voz.
"—¡Hermano!" —se oyó cuando se abrió la puerta. Era su querido hermano Senjuro— "Vine tan pronto como pude ¿Cómo te sientes?" —preguntó el menor de la familia mientras se acercaba a su hermano mayor, quien llegó a sonreír al verlo cerca. Le tenía buenas noticias.
"—Algo adolorido, ¡Pero Kocho dijo que estoy mejor de lo que se esperaba! Puede que me recupere pronto" —fue la respuesta del rubio mayor mientras sentía al contrario abrazándolo con cuidado. Se notaba que estaba preocupado— "Tuve suerte y gracias a ello estaré bien. ¿Y tú cómo estás?" —le preguntó para aliviarnar la situación.
"—Me preocupé al saber que habías peleado con una luna superior, pero ya estoy más tranquilo al verte aquí" —respondió soltando un suspiro de notorio alivio— "Vine corriendo apenas pude".
"—Eso puedo notar" —comentó viendo a su hermano— "Mejor hablemos de otra cosa, ya te preocúpaste mucho. Y cuando me recupere, vamos a hacer algo juntos ¿Te parece?" —preguntó mientras tomaba las manos de su hermanito para hacerlo sentir más calmado. El susto ya pasó y luego podrían hacer algo entre hermanos para que hubiera mayor tranquilidad.
Primero vio suspirar a Senjuro antes de escucharlo responder.
"—Está bien" —y con esas palabras, incluso lo vio sonreír. Perfecto, ahora podría hablar con él para distraerlo del susto y disfrutar el tiempo conversando. Antes no había podido debido a que estaba de servicio, así que aprovecharía para pasar algo de tiempo con Senjuro.
Y vaya que lo hizo cuando lo invitó a sentarse en la camilla y le pidió que le contara qué cosas había hecho en los días que no estuvo, de paso también le contaría una que otra anécdota suya. Quería aprovechar el rato, de paso pensaría en qué podría hacer con Senjuro una vez se recupere.
Así que, así había pasado el tiempo con su querido hermanito. Él le contó que había terminado los libros que Kyōjurō había dejado para él en casa, que incluso le recomendaba leerlos también; que estaba tratando de preparar dulces, o que también buscaba hacer cosas diferentes en casa; hasta que le preguntó a Kyōjurō si había hecho alguna cosa que quisiera contarle, a lo que él le dijo con calma:
"—Tomé a un nuevo alunmo".
Con eso basta decir que Senjuro estaba tan sorprendido como alegre por la situación y no pudo evitar preguntar cosas como: "¿Cómo se llama?", "¿Cómo lo conociste?", "¿Podré conocerlo pronto?". Dudas realmente muy comunes luego de ya tanto tiempo sin tener un alumno bajo su cuidado, Senjuro no era el único emocionado; Kyōjurō compartía el sentimiento y ahora estaba un tanto ansioso por presentarle a Kamado, también por entrenar con él. Y por su puesto, le comentó a Senjuro de su sentir y de lo ya impaciente que estaba por recuperarse para estar con él y su alumno.
Sobretodo porque tenía varias cosas que decirle a Tanjirō sobre la respiración por la que me había preguntado cuando lo vio en el tren, ayudaría tanto como pudiera.
Pero dejando eso para después, no se había dado cuenta de que el tiempo había pasado en compañía de su hermanito, este incluso tenía que irse a casa antes de que se le hiciera un poco más tarde. Por muy poco que le gustara, tuvo que verlo marcharse, pero no sin antes darle un abrazo y decirle "Trataré de visitarte seguido".
En verdad esperaba que pudiera ser de esa manera, después de todo extrañaba a su hermanito y claramente le encantaría convivir más con él. Tiene que intentar hacerlo, no puede dejar las cosas así como así.
Y con esas palabras, su hermanito se retiró para llegar pronto a casa, y él había olvidado sus dudas iniciales. Eligió centrarse en su recuperación, la que sin duda tomaría tiempo, también tendría que pensar en el entrenamiento que tendría que realizar una vez sane. Con una respiración profunda, sólo pensó en que estaría listo para todo lo que siguiera. Ahora, sólo tenía que recuperarse.
Vaya recuerdos los que tenía ahora, incluso podría ponerse a pensar en las veces en las que no solamente Senjuro lo visitaba, también hubo una vez donde dos de sus compañeros lo visitaron también. Sólo al ver la puerta abrirse de golpe, sí, otra vez; supo que se traba de Mitsuri, quien estaba acompañada de Obanai, este mostrándose claramente más calmado que la pilar del amor; pues él, a diferencia de Mitsuri, no exclamó inmediatamente:
"—¡Rengoku-san!" —de la misma forma en la que lo había hecho Mitsuri al entrar al cuarto, para luego acercarse a la camilla y sin demora alguna, rodear el cuerpo del rubio con sus brazos. En ververdad estaba preocupada, se le notaba demasiado— "¿Estás bien? ¿Cómo te sientes? ¿Te duele mucho? ¡Estábamos tan preocupados por ti!" —dijo la hashira tanto por ella como Obanai. Sí, se le notaba mucho el sentimiento de preocupación; no sólo en su tono de voz, también en el agarre de sus brazos, el que iba en aumento mientras que el rubio trataba de alejarse para responder adecuadamente.
"—¡Me encuentro mucho mejor que ayer! ¡Gracias por venir a verme!" —dijo contento por ver sus queridos compañeros y amigos.
"—Qué alivio" —suspiró la joven, ya liberando totalmente al contrario de su agarre. Hasta el pilar de la serpiente parecía tranquilo luego de oír a su compañero.
"—La tuviste difícil" —se escuchó por parte de Obanai mientras se acercaba a Kyōjurō.
"—No voy a negarlo" —respondió recordando el momento de su batalla— "Tuve más suerte que otra cosa".
"—¡Y es bueno que la tuvieras!" —exclamó Kanroji— "Casi se me sale el corazón del pecho al enterarme de lo que pasó, sólo pude calmarme rápido gracias a que estaba con Iguro-san. En verdad fue de ayuda, no tomé muy bien el susto" —comentó la de cabello color cerezo, mientras el pilar de la serpiente desviaba un poco la mirada— "Y luego pudimos venir aquí" —dijo revelando que habían estado juntos desde el comienzo. Era algo muy lindo por parte de Obanai el haberla acompañado desde el inicio, aunque... había otra cosa que quería comentar.
"—Entonces estuvieron juntos desde hace un tiempo" —dijo como si nada con una sonrisa—. "Ustedes se han vuelto muy cercanos ¿No?" —comentó mientras ladeaba un poco la cabeza, lo había dicho sin ninguna maldad, con algo que aparentaba la más pura inocencia; unas palabras, una voz y una expresión facial que se veía libre de toda malicia.
Ah, si supiera que los comentarios así de inocentes, eran capaces de generar lo más cercano a un infarto, probablemente hubiera tratado de tener aunque sea un poquito de filtro. Pues ahora podía ver perfectamente en el rostro de Iguro una mirada que decía: "Kyōjurō, no... ¡KYŌJURŌ POR FAVOR, NO!" Y no sólo eso, incluso dijo:
"—¡No es necesario mencionar eso ahora!" —mientras perdía por un momento la compostura, lo miraba nervioso y hasta le señalaba, quizás una forma de decirle que por él es que estaba actuando de una forma tan nerviosa.
"—¿Por qué no? No recuerdo haber dicho nada malo" —respondió sin entenderle del todo al inicio, sólo dijo que eran cercanos; sabe que Obanai está enamorado de Mitsuri, ¡Pero también podían ser compañeros cercanos, incluso amigos! ¡No era del todo culpa suya el que lo interpretaran de otra forma!
Aunque ahora que giraba un poco su mirada, para ver a Mitsuri, no negará que sí podía ser su culpa el que ella tuviera el rostro teñido en rosa, casi pasando a rojo. Bien, debió recordar que Mitsuri podía ponerse más nerviosa que otros de sus compañeros. Así que ya se estaba retractando un poco del "No es su culpa".
"—Si serás..." —se oyó por parte de Iguro mientras intentaba no volver a perder la compostura— "Sabes perfectamente a lo que me refiero" —comentó con la voz un tanto baja, pero para bien o para mal, no lo suficiente.
Aunque quizás ya no importe mucho, pues Mitsuri había hablado nuevamente. Gracias por intervenir.
"—Eh ¿Qué tal si hablamos de otra cosa? ¡Después de todo vinimos a ver a Rengoku-san!" —les recordó a sus compañeros para cambiar el tema. Sí, mejor hablar de su estado, de si le dolía algo, de si volvería pronto al trabajo ¡Y también de si en algún momento podrían juntarse a comer unos mochis! ¡Sí eso sonaba muy, pero muy bien sin duda alguna! Y realmente fue un alivio cuando Kanroji logró iniciar la conversación y llevarla por un rumbo diferente. Al principio si le fue complicado, incluso se formaban unos cuantos silencios incómodos, pero estos fueron siendo menos una vez que comenzaban a tocar más temas, ya sean serios o triviales, incluso anécdotas pasadas y unas buenas, cabe aclarar.
Realmente fue divertido, mucho, incluso fue lindo ver cómo Obanai y Mitsuri hablaban con tanta calma, con tanta confianza. Eso respondía su pregunta anterior: Sí, se habían vuelto más cercanos.
Vaya, que bella era la amistad... O mejor dicho el amor, pues ahora que recuerda la reacción de Mitsuri a sus palabras y ahora que mira bien su forma de actuar con Obanai, sí parecía tenerle un gran afecto y pudo notarlo en todo el tiempo que estuvieron juntos. Cada sonrisa, mirada, cada palabra mencionada con una alegría mayor cuando eran dirigidas al Pilar de la serpiente. Por un momento incluso creyó estar de más en esa pequeña reunión, pero luego dejaba esa idea de lado al recordar que el ambiente en realidad era agradable y tampoco lo estaban dejando de lado. Admite que era una idea extraña ¡Pero ya no le hizo caso! Ni cuando se presentó el "Tenemos que irnos", junto a un "Adiós" por parte de sus queridos amigos, que tal y como llegaron, se fueron juntos.
O bueno, lo hubieran hecho de no ser porque Kyōjurō había detenido a Mitsuri antes de que esta se alejara lo suficiente de la camilla.
"—Disculpa, Kanroji ¿Podemos hablar un momento?" —preguntó mientras sostenía el antebrazo de la joven.
"—Ah, claro ¿De qué se trata?" —dijo curiosa, acercándose nuevamente a su compañero.
"—Es algo que te tengo que contar... En privado" —respondió dirigiendo una corta mirada a su compañero Iguro, quien sólo por un segundo, pareció mostrarse nervioso antes de decir "Te espero a fuera, Kanroji. Cuídate, Rengoku". Y luego caminar por los pasillos hasta la entrada de la finca.
Y ya cuando se sintió su presencia lejos de la habitación, la pilar del amor preguntó:
"—¿De qué quieres hablar?" —mientras se acercaba al contario para escucharlo bien.
"—Podré sonar muy entrometido, no lo negaré, pero te quiero preguntar. ¿Recuerdas cuando me contaste el porqué te uniste a los cazadores de demonios?" —preguntó para buscar una forma "menos directa", de tocar el tema, aunque claramente no lo logró. Y lo supo cuando vio a Mitsuri asentir nerviosamente, en silencio- " Me imagino que ya sabes a lo que quiero llegar ¿Cierto?" —volvió a preguntar, a lo que la joven con claro nerviosismo respondió:
"—Sí, sí ya lo sé".
Y esas palabras, Kyōjurō pareció tomarlas como una señal para dejar de lado el intento de filtro en sus palabras y preguntar directamente:
"—Bien, entonces seré más claro. ¿Te gusta Obanai, cierto? ¿O estoy equivocado?" —interrogó, intentado no presionarla demasiado, cosa que apenas pareció funcionar, pues ahora estaba viéndola exhalar un tanto fuerte. Claramente estaba nerviosa— "No tienes que responder ahora..." —mencionó intentando calmarla, pero luego de ver los verdes ojos de la joven frente a los suyos, supo que ella estaba lista.
"—Sí, él me gusta" —respondió con tanta calma como pudo, con suficiente seriedad y nerviosismo por igual, pues nunca es fácil decir cosas tan personal en voz alta, Kyōjurō puede entenderla, pues también le ha costado decir varias cosas. No del mismo tema, era otro asunto, uno que perfectamente podría decir ya después; ahora tiene que ponerle atención a su compañera— "Y la verdad quiero decirle, pero no sé cómo...." —continuó mientras desviaba su mirada por un segundo, vaya. Incluso había tomando la confianza suficiente para decirle que pensaba declararse— "Quiero contarle, pero no sé qué puede pasar... Estoy nerviosa y creo que tengo un poco de miedo" —comentó revelando hasta las inseguridades del pensamiento de revelar lo que sentía su corazón. Quizás miedo de no saber qué puede ocurrir, quizás miedo al rechazo o no poder hablar con normalidad. Hay varías cosas que Kyōjurō como inexperto podría imaginar.
"—Entiendo que lo tengas" —dijo mientras tomaba sus manos, intentado brindarle calma—. "No sé de estas cosas, pero puedo entender que estés nerviosa. Lo comprendo" —continuó recordándole su inexperiencia. Por un momento sintió que era injusto, él era el único tranquilo, pues sabe que Iguro también está enamorado de Mitsuri, pero ella no está enterada. En su mente probablemente hay una tormenta de inseguridades y Kyōjurō, intentado ser el sol que despeje aquellas nubes, trataba de tranquilizarla; con gran seguridad sólo porque conocía la verdad por ambas partes. Llegó a sentirse mal al pensar en eso, pero tratará de ayudarla— "Y la verdad creo que deberías tomar tu tiempo para contarle. No te presiones".
Esperaba que ese pequeño consejo realmente llegara a ser de utilidad. Sabe que esos temas son delicados.
"—Eso intento, pero también tengo que pensar en cómo decírselo porque, bueno... los dos sabemos que Iguro-san..."
"—Sí, tienes razón con eso" —interrumpió a la joven. Por un segundo había olvidado que tanto él como Mitsuri, estaban enterados... del trauma que Obanai tenía con las mujeres, debido a su pasado, gracias a su familia. Otra muestra de confianza entre ellos, el contarle una de las mayores tragedias que lo marcaron y que lo hicieron tanto mental, como físicamente; ya que Mitsuri ya había visto el "secreto" que ocultaban los vendajes de Obanai— "Es maravilloso que pienses en eso" —le hizo saber— "Intenta ir despacio con él, pero tampoco te rindas. Sé que que él estará perfectamente bien contigo" —dijo pensando en que Mitsuri era una muy buena muchacha, aparte de que el sentimiento era mutuo y no le costaba imaginar a Obanai al borde del infarto por la posible alegría de ver que la joven que ama le corresponde, pues él ya le confirmado que también estaba intentado acercarse al corazón de Mitsuri.
"—No pienso hacerlo" —respondió refiriéndose al momento en el que se declararía— "Voy a decirle lo que siento tarde o temprano. Aunque me tarde más de lo que espero" —sentenció determinada.
"—¡Me gusta tu espíritu!" —dijo el rubio mirando la joven con alegría. Era perfecta sin duda, definitivamente Obanai estaría en buena compañía una vez se enterara de su sentir, aunque bueno, en realidad ya estaba bien acompañado.
"—¡Gracias!" —respondió la de cabellos color cerezo. Parecía estar más animada— "¡Se lo diré, apenas tenga la oportunidad lo haré!" -volvió a sentenciar mientras se dirigía a puerta de la habitación— "¡Gracias por hablar conmigo, adiós! ¡Cuídate, Rengoku-san!" —dijo mientras abría la puerta.
"—¡Igualmente, mucha suerte, Kanroji!" —respondió antes de verla retirarse definitivamente, con una sonrisa en el rostro. Ahora podía escucharla avanzar por los pasillos, pues Iguro dijo que estaría esperándola en la salida.
Ahora sí, podría decir que era una linda imagen para finalizar el tiempo juntos.
Y para empezar una pequeña serie de recuerdos al ver la tan hermosa convivencia. En ese momento, sin querer había pensado en un tema que no tuvo oportunidad de tocar desde la antepenúltima reunión que había tenido con sus compañeros, antes de las tensiones, antes de conocer la existencia de Kamado. Ahora que recuerda el nombre de ese temita, puede llamarlo por lo que es: El amor. Ellos dos le habían recordado al tema del amor, el sentimiento que no había tenido la oportunidad de experimentar por no haber tenido tiempo o por no haber tenido una conexión tan profunda como lo parecía ser la de Mitsuri y Obanai, quienes en relativamente poco tiempo habían desarrollado aquella bella cercanía.
Era curioso y por un momento creyó no poder entenderlo ¿Entonces uno puede enamorarse en tan poco tiempo?
No lo sabía, pero sus compañeros parecían confirmarlo, y eso le generaba una extraña sensación de alegrarse por ellos, de sorprenderse y de preguntar "¿Realmente es posible que pase?" Pues si algo sabe, es que toma tiempo acercarse a alguien, a veces uno puede conectar mejor de lo que esperaba y forma una amistad; pero le cuesta creer que puede pasar lo mismo en amor, en el romance. Le costaba entender cómo alguien podía tocar el corazón de una persona tan rápido como para pensar en que ya puede amarla. Y aparte, si uno logra "robar" el corazón de alguien, si uno logra enamorar a otro ¿Lo hace a propósito? ¿Lo hace sin querer? No está seguro, su cabeza apenas le haya el sentido al tema, a la posibilidad de un "flechazo", esa sensación donde se supone que "esa persona especial" cautiva una parte de tu mente, de tu corazón.
En verdad quiere entender, quiere respuestas, alguna explicación para comprender a pesar de su clara inexperiencia. No sabe si alguien podrá decirle, no sabe si tiene que llegar a enamorarse para entenderlo y tampoco sabe si podrá hacerlo. No tiene idea si él puede amar de esa manera... Tampoco sabe si podría ser amado, si él no amaba también. No está seguro de cómo funcionan las cosas, pero quiere saberlo. Puede ser tarde, puede ser temprano, pero quiere obtener una respuesta y quiere creer que la tendrá.
Aunque si supiera que aparentemente, con ese pensamiento, hizo que llegara ese "alguien" que le diera su tan ansiada respuesta, probablemente hubiera esperado un poco más para saberla.
Porque tiempo después de recuperarse, tiempo después de entrenar para recuperar su estado inicial, tiempo después de haber pasado tiempo con su hermano, con sus compañeros; tiempo después de volver a las misiones, llegó el momento donde alguien le diera la respuesta a su duda inicial: El cómo sería amar o incluso ser amado.
Aunque no se esperaba recibirla de esa manera, menos recibirla por "cierta persona". Alguien a quien realmente no tenía muchas ganas de ver por un muy buen tiempo.
Está más que claro que recordará esa noche también.
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