Capítulo 6

Al día siguiente, Chanyeol se despertó antes que Baekhyun, como era habitual, y se quedó mirando al otro chico dormir, intentando encontrarle sentido a lo que había pasado el día anterior en la calle cuando volvían del Exodus.

Nunca, jamás, le había ocurrido que su cuerpo reaccionara de esa manera por sí solo. Eso era algo que pasaba en las novelas, en las películas o en las series, pero no en la vida real, o al menos no a él, no en sus veinticuatro años de vida.

Pero había ocurrido. Su mente había divagado por senderos desconocidos hasta entonces, abstrayéndose de tal manera que casi, casi besa a su mascota virtual, si no hubiera sido porque el otro lo había sacado de su ensimismamiento con sus palabras.

Y debería de preocuparle, mucho, porque en su interior, mientras su mente le decía que era bueno que Baekhyun lo hubiera parado, su corazón se lamentaba de no haber llegado a probar las fresas de sus labio. Y era un problema porque Chanyeol aún no comprendía realmente qué o quién era Baekhyun, ni qué hacía en su casa, y notaba cómo poco a poco le iba gustando más el chico bajito de pelo rosa.

Empezó a acariciar los mechones de pelo de su frente distraídamente, volviendo a asombrarse por millonésima vez de que el pelo de su cachorrito fuera tan suave cuando ambos usaban el mismo champú. El más bajo se removió en sueños, así que Chanyeol paró de acariciarlo, temiendo que eso fuera a despertarlo del todo.

- No pares -Baekhyun abrió levemente los ojos para sonreírle antes de volver a cerrarlos y a acurrucarse contra él-. Me gusta.


Chanyeol asintió, obedeciendo al instante y volviendo a pasar sus dedos por entre los mechones rosas de fino pelo de Baekhyun. Estuvieron así durante un rato, tanto que Chanyeol pensó que Baekhyun realmente se había vuelto a dormir, pero de repente el más bajo se estiró, frotándose los ojos antes de abrirlos por fin y mirar a Chanyeol con la misma sonrisa cálida con la que lo hacía todas las mañanas.

- Buenos días, Chanyeol -Chanyeol sonrió.

- Buenos días, Baekhyun.


Desayunaron en el salón viendo la tele, como todos los fines de semana, viendo reposiciones de viejas series y dibujos animados. Cuando terminaron, Chanyeol se levantó para fregar en la cocina mientras Baekhyun se duchaba, ya que tenían que salir a hacer algunos recados antes de comer.

Fueron a la tienda de comestibles de la esquina a por un par de cosas de emergencia que les hacían falta, Chanyeol fue a comprar una bombilla que se le había fundido mientras Baekhyun hacía cola en el quiosco para comprarle a Chanyeol la revista de música que había encargado. Al ser domingo, poco más podían hacer aparte de volver a casa y comer. Después de comer, Chanyeol se levantó rápidamente para ordenarlo todo, haciendo que Baekhyun frunciera el ceño ante su extraño comportamiento.

- ¿Tienes algo que hacer?

- Sí, tengo que terminar un trabajo para Metodología que consiste en leerme dos artículos y traducirlos del inglés y, ugh, Kyungsoo quería que le echara un vistazo a un par de canciones porque dice que no está muy seguro...

- Vaya... suena a mucho que hacer.

- Sí -suspiró, sonriendo de medio lado al más bajo-. Pero ya que eres nuestro nuevo cantante, tengo deberes también para ti.

- ¿Para mí? -Baekhyun lo miró sorprendido, abriendo la boca ligeramente y Chanyeol tuvo que volver a reprimir las ganas de besarlo. Últimamente le pasaba demasiado.

- Sí, te voy a dar las maquetas de las canciones para que vayas practicando.


De hecho, tras lavar los platos y secarse las manos, Chanyeol fue directo a por un CD que tenía en una simple funda transparente, tendiéndoselo a Baekhyun.

- Aquí están todas las canciones que tenemos hasta el momento, que son la asombrosa y maravillosa cantidad de cuatro -rió por lo bajo, tendiéndole el CD-. En mi cuarto tengo un reproductor de CDs, podrás escucharlo ahí. Ah -justo cuando Baekhyun iba a coger el CD, el alto alzó la mano, quitándolo de su alcance-, una cosa. No vale reírse, las maquetas las canté yo -algo ruborizado, volvió a tenderle la funda de plástico-. ¿De acuerdo?

- No me reiría ni aunque fueras el peor cantante del mundo, Chanyeol -sonrió Baekhyun, quien parecía emocionado, haciendo ruborizar aún más a Chanyeol-. ¿Tienes las letras apuntadas?

- Sí, están por aquí -se giró y rebuscó entre los papeles de su escritorio, sacando un folio escrito a mano por él mismo con las letras de las cuatro canciones, con guías para cambiar la voz según la nota que sonaba.

- Gracias.

- No hay por qué darlas. Yo estaré en el salón, si necesitas algo, ven y dímelo, porque voy a ponerme los cascos para dejarte ensayar a tus anchas, ¿de acuerdo?


Baekhyun sonrió ampliamente, asintiendo enérgicamente con la cabeza y contagiándole la sonrisa a Chanyeol, quien le revolvió un poco el pelo antes de coger su portátil y sus cascos y llevárselos al salón. Baekhyun se asomó al rato y, efectivamente, el chico estaba concentrado mirando su portátil, sus cascos firmemente metidos en sus orejas y sus gafas resbalándole por la nariz. Riendo por lo bajo, Baekhyun se encaminó de nuevo al cuarto de Chanyeol, decidido a ponerle como mínimo el mismo empeño a aprenderse las canciones.

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Baekhyun se estiró. Llevaba ya un par de horas ensayando dos de las canciones, intentando que sonaran mejor de lo que sonaba Chanyeol en las maquetas, aunque en su opinión, el alto tenía una voz grave y bonita que le ponía los pelos de punta e inundaba sus sentidos.

Se levantó para ir a la cocina, pensando que algo caliente para la garganta no le iría mal, así como comer algunas de las fresas que aún quedaban guardadas en el frigorífico. Cuando pasó por el salón, camino de la cocina, vio a Chanyeol prácticamente en la misma postura que antes, aún concentrado y con las gafas a medio camino entre el puente y la punta de la nariz, pero esta vez se estaba mordiendo el labio, concentrado. Baekhyun tragó.

- Chanyeol, creo que voy a merendar, ¿quieres algo?


El alto ni se inmutó, y Baekhyun recordó que le había dicho que se iba a poner los cascos. Los mismos que seguían en sus orejas. Intentando no pensar en que no había visto sus orejas porque estaba demasiado ocupado mirándole los labios, Baekhyun se acercó para tocarle suavemente en el hombro.

- Chanyeol -lo llamó. Esta vez sí que se dio por aludido, mirando a Baekhyun y sonriendo mientras se quitaba uno de los auriculares.

- Hola, Baek, ¿pasa algo?

- Nop -sacudió la cabeza y sonrió-. He pensado en parar un rato para merendar y me preguntaba si te apetecía.

- Claro, ¿te ayudo?

- No hace falta, ahora lo traigo todo.


Sin más, Baekhyun se encaminó a la cocina, lavando y preparando las fresas para ponerlas en un bol junto con un café con leche para Chanyeol y leche con miel para sí mismo y su dolorida garganta. Al volver a entrar al salón con la bandeja en las manos, Chanyeol apartó una montaña de libretas, diccionarios y bolígrafos para hacerle sitio.

- Gracias -le dijo Baekhyun, soltando al fin la bandeja.

- Gracias a ti -sonrió el alto, poniendo casualmente su mano sobre el hombro de Baekhyun, haciendo que su corazón latiera más deprisa-. Ah, café con leche, eres mi salvador, Baek.

- N-no es nada -agarró rápidamente su propia taza y bebió, en un intento de tapar su cara roja y ganándose una mirada de asombro por parte de Chanyeol.


Baekhyun no sabía qué hacer con Chanyeol. El chico le gustaba, le gustaba mucho, pero Chanyeol parecía ajeno, tan despistado a sus sutiles insinuaciones... Chanyeol no sabía lo que sus simples toques provocaban en Baekhyun. Cada roce de sus manos, cada sonrisa dirigida a él, cada caricia en su pelo hacían que se enamorara más y más y no sabía qué hacer.

Más de una vez se había despertado en mitad de la noche, presa de horribles pesadillas, pero al descubrir dónde se encontraba, se acurrucaba contra Chanyeol, observándolo dormir. El chico de pelo negro dormía profundamente, jamás se había despertado, pero Baekhyun lo agradecía, porque así podía observarlo a placer, calmándose poco a poco y volviendo a dormir envuelto en el calor de los brazos de Chanyeol.

Cada día que pasaba era como una tortura y una bendición. Quería a Chanyeol. Le gustaba vivir con él, era más amable y considerado de lo que parecía por la aplicación, e incluso más divertido. Había descubierto muchas cosas acerca de él, pero cuanto más cerca se sentía, más lejos parecía estar de su alcance.

- ¿Baekhyun, te pasa algo?

- ¿Eh? -el bajo despertó de su ensoñación, mirando a Chanyeol que lo miraba con cara preocupada-. No, no, estaba pensando en que aún me queda mucho por ensayar...

- No te preocupes por eso, apenas has empezado hoy -le sonrió el alto cálidamente y Baekhyun no pudo evitar sonreírle de vuelta-. Voy a volver a ponerme a trabajar, avísame cuando quieras cenar, ¿de acuerdo?

- Claro -asintió, a lo que Chanyeol apretó un poco su mano y se colocó de nuevo el auricular en su sitio, empezando a teclear casi al instante.


Casi en modo automático pero muy rojo, Baekhyun recogió los restos de la merienda y lo llevó todo a la cocina, tirando algunos tallos de fresa y poniendo las tazas en el fregadero, y volvió seguidamente al cuarto, cerrando la puerta tras de sí. Entrar en el cuarto hizo que reaccionara, tirándose a la cama para poder ahogar en la almohada los gritos de felicidad e incredulidad a partes iguales. Sabía que seguramente para Chanyeol no había significado nada, pero aún así era feliz.

Una vez más calmado, respiró hondo y volvió a las canciones, poniendo aún más energía que antes pero, de forma incomprensible, las canciones parecían fluir más fácilmente y su garganta no dolía como antes. Sonriendo, se dejó llevar simplemente por la música.

Cuando volvió a mirar el reloj, era muy tarde. Del oh-dios-mío clase de tarde. Eran bien pasadas las once, pero había estado tan absorto en la música que no se había dado cuenta. Le extrañó que Chanyeol no lo hubiera llamado, sin embargo, normalmente el alto era quien lo llamaba para cenar cuando se abstraía jugando videojuegos o viendo la televisión si él estaba haciendo trabajos para la universidad.

Salió de la habitación, descubriendo la casa tan en silencio como lo estaba cuando se encerró. No, estaba aún más en silencio, se dijo, ya que ni siquiera escuchaba el teclear de Chanyeol en su portátil. Preocupado, se encaminó al salón para descubrir a Chanyeol allí, recostado en el sofá y con los ojos cerrados, durmiendo.

Baekhyun se acercó poco a poco, no queriendo hacer ruido para despertarlo, no aún. Chanyeol parecía tan cansado antes cuando le llevó el café que no pensaba despertarlo hasta que no hubiera hecho la cena. Sólo quería verlo dormir de cerca.

Chanyeol respiraba pausadamente, con las gafas un poco torcidas al haber caído la cabeza de lado en el reposacabezas, el pelo algo despeinado y la boca ligeramente abierta. Al acercarse, Baekhyun descubrió una semilla de fresa que se había quedado pegada a la comisura inferior de sus labios, y, riendo por la torpeza del alto, se acercó a quitársela con suavidad, acariciando el labio inferior de Chanyeol con su pulgar.

Oh, dios, eran tan suaves al tacto. Baekhyun no podía haberlo esperado, no había forma en la que se hubiera imaginado que los labios de Chanyeol fueran tan suaves cuando pasó su dedo sobre ellos. Fue a ese hecho inesperado al que Baekhyun culpó cuando se inclinó para besarlos casi involuntariamente.

Apenas fue una presión de unos labios contra otros, pero Baekhyun se sintió en el mismo cielo, atreviéndose a moverlos una, dos, tres veces sobre los de Chanyeol antes de separarse lentamente, abriendo los ojos poco a poco, y encontrándose, para su horror, con un Chanyeol parpadeante.

- ¿Cachorrito...?


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