Capítulo 3


Por fin había tomado una decisión. Iba a ir a la VA.

No le había tomado mucho tiempo decidirse, puesto que tenía las ideas bastante claras. Desde un principio sabía que no podía dejar marchar aquella oportunidad, pero algo la hacía dudar. No algo, sino más bien alguien. Y ese alguien era Katie.

Katie era muy importante para ella. Siempre había podido contar con ella, y la consideraba su mejor amiga. No quería alejarse de ella, pero no podía dejar escapar aquello podría hacerla verdaderamente feliz. Además, Katie se las apañará sin ella. Al fin al cabo, es muy sociable, y tiene muchos amigos.

Lo que Dalia no sabía era lo equivocada que estaba. 

(...)

Mientras se dirigía al salón para decirles a sus padres la decisión que había tomado, pensó en llamar a Katie para que viniera, y decírselo a ella también. 

Marcó su número, y al tercer timbre, Katie lo cogió.

- ¿Qué pasa, Dalia?- preguntó Katie.

- ¿Puedes venir a casa? Tengo que decirte algo.

- Claro, sin problema. En diez minutos estoy allí.

Y colgó. 

La espera se le hizo eterna a Dalia. Juraría que fueron los diez minutos más largos de su vida.

Nunca había estado tan nerviosa. Empezó a morderse el labio inferior hasta el punto de hacerse una pequeña herida, e incluso empezó a morderse las uñas sin darse cuenta.

No sabía cómo iba a reaccionar Katie. ¿Se alegraría? ¿Se pondría triste? ¿O le daría igual? ¿O tal vez se enfadaría?

Katie había sido su mejor amiga desde su infancia, y no quería perderla. No quería que todos aquellos recuerdos que compartieron fuesen en vano, tanto los buenos como los malos. Habían compartido tantos momentos las dos amigas... no podía imaginar perderla. Para Dalia, Katie era algo más que su mejor amiga. Era su hermana.

Mientras Dalia seguía perdida en sus pensamientos, sonó el timbre. 

"Ya está aquí" pensó Dalia.

Corrió hacia la puerta para encontrarse con una mujer vestida con un traje azul. La miró de arriba a abajo, y la resultaba vagamente familiar. ¿Dónde la había visto antes?

- Hola, Dalia Smith.

"Esa voz... ¡es la de la mujer del vídeo!" pensó.

- Muy buenas... ¿Sharon?- dijo Dalia intentando recordar el nombre de aquella mujer,

- Veo que te acuerdas de mi nombre- dijo Sharon con una media sonrisa. - Entonces supongo que ya sabes por qué he venido.

- Sí... más o menos. ¿Para darme más información acerca de la VA?

- Exacto. Y también por otro motivo.- dijo mientras miraba a Dalia.

- ¿Para qué ha venido?

- ¿No te lo han dicho?- preguntó mientras abría los ojos debido a la sorpresa.

- Decirme... ¿el qué exactamente?

- Que te vienes conmigo a la VA.

Dalia miró a Sharon sorprendida. 

- ¿Con usted? ¿Cuándo?

- Ahora mismo.- dijo Sharon mirando a Dalia con cara de pena.

- ¿Cómo que ahora mismo? ¿Por qué?

- La VA es un proyecto del gobierno que todavía está de prueba. Es crucial mantenerla en secreto hasta saber los resultados del alumnado a final de curso para que tenga éxito.

- Vale... tiene sentido. Pero, ¿por qué nadie me ha dicho nada?

Sharon se encogió de hombros y dijo:

- La VA se lo comunicó a tus padres hace dos días, junto con todos los detalles acerca de cómo será el curso allí.

- ¿Cómo?- exclamó indignada. - Lo que me faltaba. Espere aquí un segundo.

Y se fue corriendo hacia el salón para hablar con sus padres.

Entró, y cerró la puerta de un portazo.

- ¿Se puede saber por qué me habéis preguntado si quería ir cuando ya sabíais que iban a venir a recogerme esta misma tarde? ¿Qué problema tenéis conmigo?- dijo claramente enfada.

El señor y la señora Smith miraron a su hija como si ya supieran que esto iba a pasar.

- Dalia, hija... esto es lo mejor para ti.

- Ni hija ni leches. Estoy harta de que siempre toméis las decisiones por mí. Estoy harta de que nunca me tengáis en cuenta. ¡Estoy harta de que mi opinión no os importe una mierda!

Sin darse cuenta, había empezado a gritar.

- Pero hija, no te enfades. Sabemos que quieres ir a la VA.

Dalia se rio sarcásticamente y los miró furiosa.

- Claro, porque como me conocéis tanto, como os preocupáis tanto por mí, obviamente sabéis qué es lo que quiero o lo que necesito. Pues dejadme que os diga que no me conocéis. No sabéis nada de mí porque nunca contáis conmigo para nada. Puede que esta vez halláis acertado, y que es verdad que quiero ir, pero no tenéis ningún derecho a decidir qué hacer con mi futuro, con mi vida. Es la mía, no la vuestra, y quiero vivirla según las decisiones que yo tome.

Cuando terminó de decir eso, se dio cuenta de que las lágrimas le corrían por las mejillas. 

Ya está, por fin lo había soltado. Y qué a gusto se había quedado. Llevaba guardándose aquellos pensamientos años y años, y por fin lo había dicho.

El señor Smith se levantó y, en silencio, se acercó a su hija. Y para sorpresa de Dalia, la abrazó. En ese momento, Dalia sintió cómo las lágrimas volvían a deslizarse por sus mejillas, y esta vez, rompió a llorar. 

Lloró de alivio, soltando todo lo que había estado reteniendo en su interior por tanto tiempo. Se sentía muy bien, como si toda aquel peso que había llevado durante años estuviese desapareciendo. Y, en verdad, era lo que estaba pasando. Por fin había soltado ese peso que la estaba haciendo polvo.

- Hija, te quiero muchísimo. No tenía ni idea de que pensaras que nunca te tenemos en cuenta para nada. No era mi intención, nuestra intención, hacerte sentir así. Lo siento mucho- dijo el señor Smith.

Dalia se separó lentamente de su padre, y le miró a los ojos. Vio que los tenía brillantes, llenos de emoción, y supo que lo que había dicho era cierto.

- Está bien, papá. Lo entiendo.

Se giró en dirección a su madre, y vio que estaba de pie, y con los ojos llenos de lágrimas, de arrepentimiento. Corrió hacia la señora Smith y la abrazó.

- Mamá, no llores, por favor. No hagas esto más difícil de lo que ya es. Siento haber explotado de esa manera, pero necesitaba decirlo. No podía aguantar más. De verdad que lo...

La señora Smith abrazó a su hija de repente, y sin dejarla terminar de hablar, le dio un beso un la frente y dijo:

- Hija, ni se te ocurra disculparte por decir lo que sientes. Es nuestra culpa. Deberíamos habernos dado cuenta antes de que te estábamos haciendo daño. Lo siento. Lo siento muchísimo, de verdad.

Dalia se separó un poco de su madre, y dijo:

- Mamá, no te preocupes. Ya ha pasado. Lo único que necesitaba era vuestro apoyo y comprensión, y por fin lo tengo. Gracias por escucharme. Te quiero, mamá. A ti también, papá. Os quiero muchísimo.

Los abrazó a los dos una última vez antes de volver a la puerta principal, donde Sharon todavía la estaba esperando.

Mientras se dirigía hacia la puerta, el timbre sonó una vez más, y apareció Katie. Miró a Sharon, perpleja, y dijo:

- Dalia, ¿esa mujer no es la del vídeo?

Sharon miró a Katie y a Dalia, y, con alarma en la voz, exclamó:

- ¿Se lo has contado? ¿Cómo se te ha ocurrido? ¿Estás loca? ¡Es información confidencial!- se llevó las manos a la cabeza, y a continuación, sacó el móvil del bolsillo de su chaqueta para hacer una llamada, mientras se alejaba de las dos chicas.

Katie se quedó perpleja sin saber qué decir. Pasaron un par de minutos, con un silencio incómodo, y por fin decidió hablar.

- ¿Qué acaba de pasar?- preguntó.

Dalia escuchó cómo su amiga pronunciaba la pregunta que tanto había temido responder. Abrió la boca para articular las palabras, pero ningún sonido salió de su boca.

Justo en ese momento, Sharon guardó el móvil en el bolsillo de su chaqueta, y se acercó de nuevo a las dos amigas.

- Está decidido. Katie, vete a casa a hacer las maletas, te vienes con nosotros.

Sharon se dio la vuelta y las dejó con la boca abierta.


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N/A:

Este capítulo lo dedico especialmente a @sbkarmapens. 

Te amo. Muchísimas gracias por estar en mi vida. No tienes ni idea de lo feliz que me haces. Estos 3 meses junto a ti han sido maravillosos.

Quiero dedicarte este capítulo porque tú eres mi inspiración para todo. Tanto para los estudios como para la escritura. Seguramente nunca se me habría pasado por la cabeza seguir con esta historia de no ser por ti. Gracias, muchas gracias.

Espero poder terminar el libro pronto, cueste lo cueste. Y cuando lo haga, será gracias a ti, porque tú me haces seguir escribiendo.

Te amo :)


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