Epílogo.
Virgo, estás en el hospital, tus pulmones no funcionan.
¿Porqué nunca me lo dijiste?
Estás sola en tu habitación de hospital, no tienes más flores que las mías, unos blancos jacintos.
Después de todo no eras de hielo, eras de cristal, eras tan frágil como un jacinto, lo que tus ojos encerraban, no era el invierno, era temor...
Siempre dudosa, siempre pesando que eras inferior, siempre fingiendo ser fuerte.
¿Porqué no me dijiste que no tenías a nadie? ¿Porqué no me dijiste que tu padre te veía una vez al año?
Dime Virgo ¿Porque nunca me dejaste entrar?, ¿Porqué no me lo dijiste nunca?, ¿Porque hasta que tu mucama me ha dado una carta de tu parte sé lo mucho que te hice falta?
Virgo, nunca te perdonaré, por no decirme que me amabas.
He aquí el final...gracias por todo, la segunda parte se llama escorpio.
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