Capítulo 6

Tu casa era blanca, muy blanca por fuera y enorme, casi como una mansión.

Me abrió una mucama, me preguntó quien era, le dije que venía a ver a Virgo que era un amigo.

Me miró y sonrió, "ella no tiene amigos", me respondió, pero aun así me dejo entrar.

Todo era imponentemente blanco y pulcro, como tú, me guió hasta el estudio, y te vi, estirándote en vano para alcanzar un libro.

Lo tomé yo, nunca olvidaré lo pálida que te pusiste Virgo, tu cara de asombro y tu débil sonrojo cuando viste que era yo.

Leí el titulo del libro en voz alta, me lo arrebataste de las manos.

- Creí que no creías en cuentos de hadas - Me burlé.

- No lo hago - Respondiste - muy bien en que clase de mundo vivo, pero los leo porque me gustaría creer.

No supe a que te referias, ojalá lo hubiera hecho.

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