Capítulo 7
Ceremonia del Clan Fukunaga
Al salir de la enfermería donde se encontraba Ieri, fui con Nanami a cenar algo. Pero antes decidí ir a ver a Getou ya que debía disculparme por no hacerle caso durante la misión, me sentía algo mal ya que había ignorado por completo sus ordenes, ya que el es un año mas grande que yo.
- Espera aquí Nanami -dije mientras levantaba mi brazo a la altura de mi pecho para golpear unas cuantas veces la puerta del cuarto de Getou-
- Claro -asintió-
Al abrirse la puerta vi a un Getou recién bañado, su cabello goteaba pero ya tenía una camiseta y un pantalón aguado de color negro.
- Toga-chan, Nanami -dijo sorprendido-
Yo en ese momento hice una reverencia apretando mis puños.
- Perdón por no hacerte caso -hable, mi orgullo estaba ahora por los suelos pero tenía que hacerlo- eres mayor que yo en todos los aspectos, debí hacerte caso y parar de pelear con la maldición
- No, pequeña levántate -dijo poniéndose de rodillas mientras tomaba mis hombros-
- Me puse en peligro y te puse en peligro igualmente
- Si es por ti, no importa el peligro, adémas, lograste vencerlo, eso es excelente -una tercera mano se posó sobre mi espalda, era Nanami-
El asintió lentamente para yo irme enderezando despacio, Getou al igual se levantó.
- A la próxima intenta no arriesgarte tanto, tienes que aprender que cuando estas sola nadie podrá llegar a salvarte -el dolor en su voz se hacía notar, bajo la mirada-
- Lo se -susurré-
- Bien -me abrazo- sigue entrenando, eres una excelente chamán
- Muchas gracias Getou -sonreí- vamos Nanamin
Sentí como el me tomaba de la mano mientras nos íbamos, me extrañé por su acto.
Al llegar a la cafetería nos soltamos de la mano y yo sonreí, creo que ya sabía porque hacía eso.
- Acaso estas -el volteo a verme- celoso?
- Celoso? Por qué lo sería? -hablo con ese típico tono neutral-
- Yo se que no eres afectivo en público, pero esta vez me tomaste la mano -sonreí picara, quería estallar de la risa pero el seguía con su semblante serio-
No dijo nada, dándome la razón.
Apreté su agarre para pegarme a su brazo y abrazarlo.
- Me gusta que seas así -susurré en su oído mientras caminaba de puntitas para estas a su altura y luego baje para seguir caminando-
Luego de cenar salimos un rato para acostarnos sobre el pasto.
- Las estrellas brillan con fuerza -comente, mi cabeza estaba tan tranquila, mi corazón por segunda vez sentía paz-
La primera fue cuando Kento me beso.
- Se ven muy hermosas -susurró para luego voltear a verme-
- Lo se
- Quiero hacer una promesa -el se sentó ocasionando que yo también lo hiciera-
- Bien
- Prométeme que vivirás, conmigo o sin mi, prométeme que no te darás por vencida jamas -tomo mis manos- aunque tomes todos los riesgos del mundo, sobrevivirás.
- Claro Kento -asentí-
- Yo haré lo mismo, sobreviviré para poder seguir estando contigo y hacerte feliz de todas las maneras posibles -tomo más fuerte mis manos- y cuando decidamos retirarnos de la hechicería, vivamos en un lugar lejos de la ciudad -sonreí, era tan tierno-
- Un lago cerca de nuestra casa -el asintió- Perfecto, entonces, es una promesa.
- Perfecto -lentamente se acercó a mi- puedo...? -bajo sus ojos a mis labios, yo asentí para luego poner mi mano sobre su mejilla dándonos finalmente un beso-
Era uno tierno, lento.
Al separarnos levante ligeramente la mirada para ver al cielo.
- Contigo las estrellas se ven felices -susurré- me haces feliz, Kento
El se limitó a entreabrir sus labios, estaba sorprendido.
- Perdón, dije algo tonto, cierto? -el negó-
- Dijiste algo muy hermoso -me sonroje, voltee hacía el cielo de nuevo, pero algo no andaba bien-
Me levante enseguida, haciendo que Nanami me siguiera, caminé hacía el bosque ya que comencé a sentir una vibra extraña dentro de allí.
- A donde vas? -pregunto a mi lado-
- Sentí algo, tu no? -el negó-
Que extraño, seguimos caminando hasta que sentí algo que venía con una velocidad sorprendente hacía nosotros. Al ver que era un ave la tome de su cuerpo para ver como sobre su pie había una nota.
"Fukunaga, Hitomi.
Debido a la confortación que tuvo con el señor Fukunaga, Fugaku, se requiere su presencia en la cena de mañana la cual se llevara a cabo a las 00:00 a.m. en la mansión del clan Fukunaga. La razón de la cita obligatoria es porque se llevara una pelea oficial para el cambio de líder del Clan. Favor de traer su arma o sus armas."
Qué?
Deje libre al cuervo pero al querer escapar este exploto.
«Maldito hombre...»
- Qué sucede? -pregunto algo preocupado Nanami-
- Tendré que posponer esa promesa, Kento -salí del bosque imaginándome los miles de escenarios acerca de como asesinar a mi padre-
- Hitomi! -grito para luego hacerme voltear hacia el- no dejaré que lo hagas
- Tengo que hacerlo, si no, me tomarán como desertora -el se quedo sorprendido- intentare regresar completa, en caso de no ser así, Nanami, sigue vivo.
Nanami Kento
No puedo dejar que vaya a eso, aunque confió en sus habilidades, pero en su padre no. Lo primero que se me ocurrió fue ir por ayuda, corrí hasta la habitación de Getou.
Por favor abre.
- Qué sucede? -preguntó asustado gracias a los fuertes golpes que di a la puerta-
- Hitomi esta en peligro -no lo pensó dos veces y salió de su cuarto- vayamos por Gojo e Ieri -asintió-
- Dividámonos, ve por Gojo, yo por Ieri-chan
- Bien -corrí otra vez para ir a la puerta de Gojo, al golpearla tres veces abrió, interrumpí su sueño- Gojo, Hitomi esta en peligro
- Vamos -tampoco lo dudo-
Hitomi tiene personas que la aman, la aprecian, me incluyo. No me gusta verla triste, ni mucho menos llorando. Quiero verla sonreír, reír, verme a los ojos con ese brillo que amo.
La amo.
Haría todo para que estuviera feliz.
00:00 a.m.
Fukunaga Hitomi
Caminaba hacía las puertas de la mansión donde todos mis traumas comenzaron, tengo que ser fuerte, no me puedo aflojar, no hoy, no ahora. Entre a la sala principal para recibir todas las miradas del Clan. No me importaba cualquier comentario, no me interesaba cualquier crítica, yo vengo ahora para asesinar a sangre fría al ser que me creo.
Fukunaga Fugaku.
No tendré piedad, no soy la niña de ocho años quien luego de cada golpe le preguntaba a mi padre si estaba bien, ya no soy la joven de 14 años quien perdonaba a su padre. Ahora soy diferente, ya cambie, el odio me consume por cada paso que doy en este lugar.
Una luz cegadora me alcanzo disminuyendo la luz a mi alrededor.
- Ha llegado -aviso una voz-
Todos se levantaron de sus asientos, yo seguí caminando hasta el podio donde veía a Fugaku estar sentado.
El mantenía una sonrisa cínica.
Amare ver y sentir como lo asesino lentamente.
Los preparativos comenzaron, al estar listo nuestro cuadrilátero donde tendremos nuestra ansiada batalla, yo subí por la parte derecha.
El con dos mujeres a su lado le quitaron la toga que tenía, el ni siquiera les dio las gracias.
Le di varias vueltas a mi martillo de guerra para ponerlo atrás mío en posición de pelea.
El no tenia armas.
- Las reglas son simples, no se aceptan expansiones de territorios. -dijo el mediador- se acepta la energía maldita y armas. Perderá el que no pueda seguir peleando y el que salga del cuadrilátero.
- Bien -respondió-
- Perfecto -dije para mantenerme en la misma posición-
- Pueden comenzar en tres -el tomo la posición de ataque- dos -sus manos estaban listas- uno. -en ese momento Fugaku salió disparado sobre el cuadrilátero desapareciendo de mi vista-
«Mierda»
Deslice mi pie hacia adelante para sentir la presencia de mi padre sobre el lugar, cerré mis ojos para mayor concentración.
Te encontré.
Al tenerlo calculado comencé a darle vueltas a mi martillo a mi alrededor para esquivar los golpes consecutivos que lanzaba Fugaku.
- Como? -pregunto sorprendido deteniendo su velocidad-
- Me toca -sonreí para luego lanzarme hacia el reapareciendo en su espalda y golpearlo con la parte plana de mi martillo.-
Cree una pared de tierra poniendo una mano sobre el suelo deteniendo que salga el del cuadrilátero y me lance de nuevo hacia el para ahora golpearlo en un costado sacándolo volando. Otra vez, otra pared de tierra salió deteniendo que perdiera enseguida.
- Esto es una masacre -escuche en los espectadores-
- Aun no han visto nada! -grite con una gran sonrisa en mi rostro-
Satoru Gojo
Ella no es Hitomi...
Esta siendo consumida por el enojo.
Suguru Getou
Esa parte de ella jamas la había visto, que interesante mujer.
Amaría ver como termina con su dolor desde la raíz.
Nanami Kento
Hitomi, esta no eres tu.
Narrador Omnisciente
Los cuatro jóvenes veían a Hitomi pelear con su padre por el liderazgo y representación del clan, esta vez, ya no es como antes que al perder perdonaban al derrotado. Ahora se le asesinaba a manos del que ganó.
Iba gritar Ieri, Gojo y Nanami pero Getou los detuvo.
- Vean su concentración, eso puede servir para sus próximas misiones, si ella nos ve se desmoronará y será asesinada por su padre
Hitomi, por su parte detenía los golpes que lanzaba su padre para luego ella contrarrestarlo con patadas o golpes con su martillo.
- Ya me hartaste -dijo Fugaku para con un rápido movimiento pateo el largo martillo de guerra para que cayera fuera del cuadrilátero- golpéame con todas tus fuerzas, como cuando practicábamos
- Tsk -se quejo Hitomi- está bien, no importa -levantó sus hombros colocándose en una posición que todos creían que estaría en peligro ya que no está preparada para algún ataque sorpresa- creo que era mejor para ti -el público se asusto por como ella había respondido-
Fugaku al verla corrió hasta ella para tener una velocidad donde el ojo humano no es capaz de percibir y el al tener la potencia estiró su puño hacia el rostro de su querida hija pero ella volteo a verlo con una sonrisa de lado mientras se agachaba.
- Te lo dije, era mejor para ti estar con el martillo -ella comentó de nuevo para enderezarse viendo cómo su padre de nuevo se acercó para intentar acertar algún golpe suyo-
Lograba algunos pero lo demás ella los esquivaba.
- Nos conocen como los maestros tierra por algo -dijo Hitomi para dar un fuerte paso al frente haciendo que el suelo haga una ola haciendo que su padre cree una pila de tierra frente a el deteniendo el ataque-
- Ahora quieres comenzar algo donde yo soy perfecto? -ella negó-
- En eso estás equivocado, yo soy perfecta -el comenzó a reír ante la arrogancia de su hija-
- Toda mi vida viví en la tierra, crecí con ella! Conozco todo del elemento tierra!
- Pero no conoces todo -ella tomo aire relajando cada músculo, sus manos pasaron de su cabeza a su pecho calmando su respiración-
- Estas muerta
- Tu lo estarás -el martillo de guerra que hace rato cayó al suelo regreso a Hitomi pero sin el palo, el metal chocó contra la cabeza del hombre con fuerza-
Todos estaban sorprendidos, al igual que los cuatro jóvenes.
- Como?! -exclamó Fugaku levantándose del suelo molesto- que acabas de hacer?
- Los maestro Tierra, también pueden controlar el metal! -transformó el martillo para hacerlo un collar de metal- y ahora terminaré contigo
El comenzó a lanzarme varios murales de tierra o rocas pero yo con el simple movimiento de manos los destruía.
Ya nada era impedimento para terminar con el, cada paso que daba, es una venganza por mi hermano y mi madre.
- HITOMI! -el fuerte grito de una voz conocida la hizo detenerse-
El odio que antes la cegaba ahora había desaparecido.
- Klaus -susurró la peli morado viendo a su hermano quien la observaba aterrorizado-
Venía acompañado.
En ese momento Fugaku se aprovechó de la situación para el sacar un cuchillo y lanzarlo al rostro de su hija.
Este rozó su ojo, el cual enseguida comenzó a sangrar, logró esquivarlo de pura sorpresa, si no se hubiera movido unos cuantos centímetros habría perdido su ojo.
- Maldito -ella tomó el cuchillo para ponerse sobre su padre y golpear su cabeza con una fuerza inhumana mientras recargaba energía maldita en cada puñetazo que le daba- ya me hartaste! Deja de hacerme daño cuando estoy bien! Deja de atormentarme cada maldita noche!
La escena cada vez se volvía más psicópata, la sangre ya estaba llegando a la ropa de la mujer.
- YA HITOMI PARA! -corrió su hermano hacia el cuadrilátero para detenerla- DETÉNTE!
- Vayamos -hablo Ieri y todos asentimos-
Hitomi estaba llena de sangre y lágrimas. Su dolor se podía transmitir, Ieri comenzó a curar a su mejor amiga, Nanami mantenía sobre sus piernas a su Hitomi mientras que los dos jóvenes faltantes veían la escena.
El grito ensordecedor de Hitomi soltó todos los sentimientos atrapados sobre su pecho. Gojo y Getou ahora se encontraban manteniendo sus brazos para que no se moviera tanto dándole oportunidad a Ieri de curar esa herida en su rostro.
- Esto le hará una cicatriz, pero estará bien -avisó la castaña-
- Muchas gracias Ieri-san -dijo el rubio mientras que ella solamente asintió-
Las personas al rededor del señor Fugaku se mantenían serias, intentaban ayudarlo pero el se negaba, apoyo su cuerpo sobre sus antebrazos para sentarse.
- Esto no se ha acabado -avisó Hitomi-
- Esto ya se acabó! -entró su hermano con lágrimas sobre su rostro-
- Klaus, tengo que as...
- Asesinarlo?! Que ganarás haciendo eso? Satisfacción? Venganza?! -ella se levantó por si sola para acercarse a su hermano-
- Si! Venganza por ti y mi madre!
- Mama no se sentiría orgullosa si lograrás tu cometido, ella querría que estuvieras feliz! No que siguieras el odio, este clan es cegado por ese pésimo sentimiento! Por eso huí de aquí, porque lo único que enseñan son sentimientos negativos! Esos sentimientos mataron a nuestra madre
Fukunaga Hitomi
- Esos sentimientos mataron a nuestra madre -esas palabras me carcomían la cabeza-
¿Por qué hago esto?
¿Qué sucede conmigo?
¿Quién soy yo?
En un momento a otro todo mi alrededor desapareció, las personas, el lugar, todo. Solamente un lugar blanco con flores blancas sobre mis pies.
- En donde estoy? -pregunte para luego ver al frente-
La silueta de una hermosa mujer iluminó mis ojos. La cabellera de color morado oscuro siendo movida por el viento me hizo recordar a mi madre. Ella mantenía un vestido blanco hermoso.
Vi como las flores cuando daba un paso cambiaban de color a un rojo.
El miedo por que fuera mi madre inundó mi cuerpo. No quería que fuera ella.
- Hija -escuche y yo cerré mis ojos-
- Madre -susurré para luego abrir mis ojos levantando la mirada chocando con los de ella-
- Te estas pareciendo más a mi, Hitomi -sonrió en grande, mi corazón se apretaba por cada segundo que la veía allí parada- por favor, no dejes a tú madre con los brazos abiertos
Me lance a ella para abrazarla con fuerza.
- Mama! Mama! -gritaba llorando, mi corazón se comenzaba a romper- Mamita
Su olor era el mismo que recordaba.
- Te extrañe mucho mamá -dije mientras apretaba más su cuerpo con el mío para jamas soltarla de nuevo-
- Hija -susurró- levanta tu mirada por favor
Al hacerlo me tuve que separar de ella.
- Acabó de ver lo sucedido con tu padre
- El no es mi padre -ella hizo una ligera mueca-
- Yo se, yo se todo el daño que nos causó, pero tienes que aprender a no ser rencorosa -ella se acercó de nuevo a mi para poner sus manos en mis mejillas- tienes que perdonarlo
- Madre -una paz me lleno el corazón, ella me dio un beso en la frente para desaparecer de allí-
«Gracias mamá»
- Hitomi -hablo Klaus con ambas manos sobre mis hombros-
- Hable con mama -sonreí ligeramente, el se sorprendió, su semblante cambió a uno más relajado- déjame hablar con nuestro padre
Nanami Kento
Su cuerpo ya no estaba rígido, ya no transmitía ese enojo, ese odio hacia su padre, ahora era uno calmado.
Su rostro se había relajado.
Fukunaga Hitomi
Al llegar con mi padre estire mi mano hacia el para levantarlo del suelo pero el me negó golpeándola.
- No quiero asesinarte -dije agachándome, para quedar a su altura- hagamos una tregua
- No haré una tregua con alguien que no respeta las reglas de su familia -la bola de personas de mi clan que estaban alrededor comenzaron a alejarse-
- Entonces, quieres seguir peleando?
- Siempre -sonrió, volteo a ver a Klaus y a su pareja lanzando un gran pedazo de roca hacia ambos-
- No! -grite, corrí hacia ellos para empujarlos y recibir el fuerte impacto de las rocas-
- Hitomi! -escuche una voz parecida a la de Nanami-
Al observar a los espectadores vi a mis compañeros viéndome asustados y preocupados.
«¿Que hacen aquí?»
- Hitomi! -escuche a lo lejos-
Aún me mantenía dentro del cuadrilátero, me levante como pude y veía a mi padre quien mantenía una sonrisa malévola.
- Iba tener compasión hacia tu vida -escupí la sangre de mi boca- ahora, ya no
Junté el metal de mi martillo de guerra para recrearlo y ponerlo en el palo de metal, adornado perfectamente para mi.
- Ya no tendré piedad -sonreí cínicamente-
Reuní una gran cantidad de energía maldita sobre mi martillo y mis brazos para comenzar a moverlo a mi alrededor tomando potencia. El saco su katana para comenzar a chocar nuestras armas, la pelea comenzaba a hacerse más difícil para ambos ya que teníamos la misma cantidad de poder, casi era ilimitado, podríamos aguantar un día peleando sin cansarnos.
- Técnica Maldita: Hammer Time! -golpee el suelo del cuadrilátero para hacer que comience a retumbar el lugar, mi padre al ver esto se levantó por los cielos para venir hacia mi pero sonreí de lado-
«Cayó en la trampa»
Choque la parte del pico de mi martillo sobre su pecho haciendo que salga volando fuera del lugar y chocara contra la pared de la mansión.
Mis respiraciones eran fuertes y pesadas, había gastado energía de más, cosa que tengo que ir cambiando para mejorar en las misiones.
- Hitomi, no te muevas -me extrañé al ver a Getou con un rostro asustado-
- Que sucede? -la vista se me hizo borrosa-
«¿Que paso?»
La adrenalina aún corría por mis venas, me sentía con mucha energía, pero al bajar la mirada vi como la katana de mi padre había rasgado mi pecho de mi hombro izquierdo pasando en diagonal de mis pechos hacia mi tórax.
- Mierda -la sangre salió de nuevo de mi boca en gran cantidad, Nanami y Getou me tomaron antes de caer-
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