Capítulo 12
Mi propio camino
Siguiente día
Desperté como siempre había soñado desde que salí de Japón, frente al hombre que amo y que jamás salió de mi mente. Atormentando mis noches y mis días, sentía que se me iba el aire por la desesperación de regresar para estar a su lado.
Vi como el ya estaba despierto, a lo que al verme despierta el sonrió.
- Buenos días, cariño -acarició mi mejilla-
- Buenos días, Nanamin -sonreí mientras cerraba mis ojos ante el delicado tacto del rubio-
- Te ves hermosa al despertar -yo sonreí mas grande causando una pequeña risa nasal-
- Tu igual -pegué mi cabeza a su pecho-
Sentí un bulto sobre mi vientre.
- Uno rápido? -pregunte y el solamente sonrió ladinamente-
- Me causas cosas muy extrañas Hitomi -dijo colocándose encima mío-
Luego de hacerlo de nuevo muy apenas lograba mover mis piernas, realmente Nanami me podría dejar en silla de ruedas por la fuerza que embiste.
Me ayudo a bañarme ya que no podía mover mis piernas de la manera que yo quisiera.
Ambos estábamos sentados en la tina, yo enfrente de el, apoyada sobre su pecho, mientras me aplicaba shampoo sobre mi cabello dándome un delicioso masaje.
- No sabes cuanto quise un momento así de tranquilo junto a ti -susurré con una sonrisa tranquila-
Tener al fin un momento intimo con Nanami, que no sea sexo, realmente me daba una gran felicidad, lo extrañaba con mi vida, quería tomar el primer vuelo hacia Japón para verlo. Pero durante mi estadía en Estados Unidos no podía irme así porque así.
Flashback
- Bien Hitomi, ahora intenta terminar con toda esa bola de maldiciones de allí -dijo mientras nos asomábamos dentro de la fosa donde estaba lleno de maldiciones- usa tu movimiento de tierra para comenzar a atontarlos
- Claro -susurre mientras veía el montón de sucias maldiciones-
Sería una molestia.
Me lance para caer sobre el mango de mi martillo de guerra creando tres ondas explosivas a mi alrededor, cada onda crecía su radio, haciendo que salgan volando las maldiciones, con eso comenzaba a golpearlas reuniendo energía maldita sobre mi martillo y el pico de este exorcizándolos de manera rápida.
Pero sentía como se subían sobre mi espalda las maldiciones arañándome o mordiéndome causando que usara la tierra control para quitarlas de encima mío pasando una roca grande rozando mi espalda.
- Usa solo tu martillo y tus puños! -grito desde arriba y yo bufé, que fastidio-
Logre exterminarlos por completo, quedando algo cansada pero aún mantenía mi energía maldita con buena cantidad, subí con una columna de tierra dejando ver las heridas que me causaron las molestas maldiciones.
- Ahora ve a curarte, tenemos mas maldiciones que vencer
- Claro
Fin del Flashback
Sentí como Nanami tocaba una cicatriz la cual fue hecha por una maldición en mi hombro.
- Fue horrible mi tiempo allá -susurré- era una vida llena de perdición, las maldiciones absorbían a las personas de una manera pésima -Nanami comenzó a enjuagar mi cabello echando poca agua-
- Me lo imagino -susurró- pero ya estás aquí, eso es lo que importa
- Así es, al fin estoy aquí -dije mientras seguía haciéndome masaje en mi cuero cabelludo haciendo que me relaje-
Al bañarnos, salimos de la tina, Nanami me ayudaba a levantarme ya que las piernas no me servían del todo.
- Perdón, fui algo brusco -susurró mientras me llevaba a su cama desarreglada-
- No te preocupes, me gusto -el se sonrojó y yo me acerqué a su rostro para darle un beso- gracias -me sentó sobre la orilla para el comenzar a buscar ropa que me quedara-
Yo me seque el cuerpo mientras que con una toalla pequeña que me dio Kento para secarme el cabello.
- Te cortaste el cabello -mencionó mientras tomaba un mechón frente a mi-
- Si, realmente me lo había cortado más chico pero ya creció -el revolvió ligeramente mi cabello para entregarme una camiseta de color negra y un pantalón que me quedaba grande de color gris.
- Gracias -hice una pequeña reverencia y me levante con algo de dificultad para ponerme la camisa-
Me agache para tomar mis bragas pero Nanami las tomo y me las entrego.
- Gracias, de nuevo -sonreí para colocármelas-
Pero el me detuvo antes de ponerme el pantalón.
Levante la mirada extrañada, para luego sentir como me abrazaba.
- Nanamin -susurré sorprendida-
- Pensé que no volverías, en verdad te extrañé mucho
Verlo tan indefenso, expresando sus sentimientos, me hacia enamorarme más de él.
- El primer día que llegue quería regresar a Japón para estar contigo -dije en su hombro, el se separó de mi- no podía estar allá sin pensar en ti cada día, cada minuto
Tome aire para luego soltarlo viendo hacia el suelo.
- De verdad, fue una tortura no estar a tu lado, pensar que pudiste haber conseguido a alguien más y yo estar ilusionada a que me esperarías -pase mis manos sobre mi cabello recordando esos momentos de estrés y ansiedad-
- Jamas podría pensar en otra mujer que no fueras tu -tomo mis manos- tu eres mía -las llevo hasta sus labios para depositarles un tierno beso- el día que me muera seguiré pensando en ti, en tus besos, en tus caricias, en tu rostro -acaricio mi mejilla dejando una mano sobre las mías-
- Kento -susurré para darnos un beso-
El me hacía sentir bien, me hacía sentir en casa.
- Te amo -mencione durante el beso sin pensarlo, solo lo solté y en el momento que me di cuenta me separé con el rostro ardiendo- y...yo perdón! Ay no
- Tranquila -acarició mis mejillas para luego darme un beso en la frente- yo también te amo -mis manos las llevé hacia su pecho bien trabajado- puedes ponerte el pantalón
- Claro -susurré mientras comenzaba a subirlo-
Salimos del cuarto para ir a su cocina.
- Hare algo de comer, si quieres ver la tele mientras -dijo abriendo el refrigerador mientras comenzaba a tomar unas cuantas cosas-
No respondí, me senté en una silla de la cocina para verlo concentrado.
- Qué haces? -dijo con una sonrisa-
- Quiero verte cocinar
- Esta bien -sacó vino tinto y dos vasos, yo sonreí ante su intención- quieres?
- Claro
Al servir, me entrego el vaso y el comenzó a hacer el procedimiento para el platillo que iba hacer, el cual es una pasta Alfredo.
Yo saqué mi celular para poner algo de música, al picarle en shuffle salió una canción de Bruno Mars, Leave the Door Open. Era mi favorita.
- Bruno Mars? -pregunto mientras bajaba el volumen para poder mantener una conversación agradable-
- Así es -el negó con una sonrisa para seguir-
Esto parecía un sueño.
Tenía sus mangas hasta su codo, un delantal haciendo ver su ancha cintura, su cabello estaba caído gracias al baño que hace minutos tomamos.
Era una obra de arte.
Me sentía bendecida al tener la oportunidad de ver este hombre haciendo lo que mi mente imaginaba durante mi viaje.
Luego de casi una hora, y una lista grande de canciones en mi playlist el logro terminar el platillo.
- Ven, prueba un poco -me levante de la silla para ponerme a su lado-
Tomó un poco de la salsa sobre la cuchara para soplarle un poco, colocó una mano bajo ella para no tirar algún residuo de esta sobre el suelo. Acerque mis labios para absorber el líquido espeso de la salsa haciendo que mi boca tenga una explosión de sabores.
- Nanami, es delicioso! -sonreí- como lo hiciste? No sabía que te gustaba cocinar
El soltó una pequeña risilla.
- Aprendí durante el tiempo de oficinista a cocinar ya que vivía solo y necesitaba comer, pero al tener mis gustos, no los podía encontrar en otro lado así que aprendí
- Pues eres excelente Nanamin -le deposite un ligero beso en su mejilla-
- Gracias cariño
Detuve la música para servirnos y empezar a comer, junto el vino realmente era una deliciosa comida.
- Linda, me iré a trabajar -avisó mientras yo lavaba los platos-
- Claro, yo ya me voy, iré a casa para luego hablar con Yaga -sentí como el me abrazaba por detrás rodeando mi vientre con sus brazos-
Su cabeza se apoyaba en mi hombro.
Una sonrisa enternecida se asomó en mis labios. Su colonia entró sin permiso a mis fosas nasales causando un suspiro de mi parte gracias a que era demasiado rico su olor.
- Te gusta mi colonia? -susurró sobre mi cuello haciendo que mi espalda se encorvara ligeramente causando que mi trasero rozara contra su pelvis-
- Perdón -regresé a mi posición anterior avergonzada-
Con fuerza como mi cintura pegándose de nuevo contra mi trasero, una mano estaba sobre mis hombros quedando a centímetros de mi cuello y la otra la mantenía sobre mi vientre.
- Nanami -jadee- se te hará tarde para el trabajo, y aparte -tome aire intentando no pensar en la noche anterior- tengo que lavar esto
- Puede esperar
- Kento -me di la vuelta luego de secar mis manos-
- Hitomi -susurró acuñando su rostro en mi cuello- está bien, está bien -se alejo con una hermosa sonrisa sin despegar su cuerpo del mío- como sigues de las piernas?
- Aun adoloridas -acaricie su pecho bajando hasta su abdomen-
- De nuevo, perdón, fui algo brusco ayer -yo negué-
- No te preocupes, realmente me gusto -lo abrace-
- Bueno -me depositó un beso sobre mi cabeza-
- Ire a cambiarme -avisé mientras nos separábamos para caminar hacia su cuarto-
- Claro
Tome mi ropa y comencé a desvestirme para doblarla, colocando la ropa de Nanami sobre la cama ya hecha. Al ponerme mi ropa voltee hacia mi hombro viendo a Nanami observándome.
- Te gusta la vista?
- Créeme que me encanta -sonreímos-
- Me agrada escuchar eso -caminé hasta él para darle un pequeño beso- anda, vámonos
Tomó mi mano y caminamos a la salida de su casa.
El bajaba a veces la mirada hacia nuestras manos entrelazadas mientras una sonrisa traviesa se asomaba sobre sus labios.
- No pareces el mismo Nanami Kento de hace 10 años, que le hiciste? -dije divertida y el por fin soltó una risa-
- Tu me haces cambiar -se detuvo en el pasillo para tomar mi mejilla y darme un beso-
Este hombre es demasiado atractivo, huele muy bien, sus labios son muy suaves, acaso es una deidad?
Al separarnos, bajamos por el elevador para llegar al estacionamiento.
Kento abrió la puerta del copiloto y entre luego de auricular un ligero "Gracias", el dio la vuelta para subir en el asiento del piloto y arrancar el carro.
- Quieres que te deje en tu casa?
- Por favor, más al rato iré al colegio para avisar que regrese y aparte, para ver como han mejorado los Zenin
- Muy bien, yo tendré una misión -asentí-
- Mucha suerte Nanami -el puso su mano sobre la mía, la cual estaba en mi pierna-
- Muchas gracias -sonrió ligeramente sin apartar la vista del camino-
Al llegar a casa me despedí con un beso para luego salir del carro y entrar a mi casa.
- Señorita Hitomi! -vi como Galio venía corriendo a mi apenas dando un paso dentro de mi casa-
- Que sucede Galio? -hable con calma-
- Megumi regreso algo herido de la misión de ayer
Los recuerdos de ayer con Nanami inundaron mi cabeza causando un ligero sonrojo en mis mejillas.
- Donde esta? -el comenzó a caminar, así que comencé a seguirlo-
Al llegar a donde estaban las enfermeras entramos para ver a Megumi quien estaba recostado en la cama descansando.
- Gojo lo trajo, me avisó que vendría pronto para ver como es su estado
- Esta bien, denle paso libre par...-una cabellera blanca se asomo sobre mi rostro y levante la mirada viendo a Gojo-
Galio soltó un grito de miedo, yo no me inmuté.
- Ahora tienes una habilidad molesta, no me sorprende -dije mientras daba un paso atrás-
- Yo también estoy feliz de verte Hitomi -me abrazo- tienes la misma ropa de ayer, que coincidencia, no?
Mi rostro ardía a lo que me separé de él inmediatamente.
- No pasó nada -el soltó una risa-
- No pregunte si había pasado algo -yo bufé molesta-
Vi como Megumi comenzaba a despertar a lo que me acerqué a su lado.
- Pelee contra Sukuna -dijo Gojo causando que volteara sorprendida hacia el- logré llegar a tiempo, el contenedor es un joven de la edad de Megumi, podría entrenar en el colegio y ser estudiante ya que tiene una gran fuerza
- Es cierto, el puede controlar a Sukuna
- Que?
- Cierto, Yuji puede controlarlo, pero apenas lleva un dedo, aún no ha comido más, creo que por eso es fácil para el lograr mantenerlo al margen
- Podría ser, hay que tener mucho cuidado con ese joven, no sabemos cuándo podría perder el cont...
- El no lo hará -contestó Megumi interrumpiéndome-
Baje la mirada para ver como el azabache tomaba mi mano.
- Confía en mi -dijo para luego hacerme soltar un suspiro agotada-
- Esta bien -susurré-
- Ah y lo entrenarás -hablo Gojo y yo levante la mirada hacia el molesta-
- Oi! ¿¡Que te sucede?! -el comenzó a reír-
- Eres excelente peleadora de cuerpo a cuerpo, ya le enseñaste a Maki, Megumi -se acercó a mi para abrazarme y pegar su rostro a mi mejilla- anda! Di que si, Toga-chan
Flashback
- Toga-chan -la voz de Suguru me saco de mis pensamientos- vamos, tenemos que ir a la misión
Fin del Flashback
- Esta bien -susurré mientras me separaba del albino y salí del lugar con una presión fuerte en mi pecho-
«Y Suguru?»
- Oi, Hitomi -escuche a lo lejos pero lo ignore, seguí caminando sobre el patio central con una mano sobre mi pecho intentando calmar mi respiración- hey, estas bien? -los ojos celestes de Gojo me regresaron haciendo que baje la mirada- ¿qué pasó? -pregunto mientras me sostenía los brazos-
- Y Suguru? -el hizo una mueca mientras su corazón latía con velocidad- Gojo, donde esta Suguru? -pregunte otra vez con fuerza en mi voz-
- Quiero que te tranquilices, okay? -dijo mientras tomaba aire profundamente-
- Ay no, Satoru -susurré-
- Tuve que...-tape mis oídos-
- No, detente -no quería escucharlo, no quería saber lo que había sucedido realmente-
- Hitomi -bajo mis manos Gojo mientras una mueca salía de sus labios- tienes que escucharme, discúlpame por tenerte que dar esta noticia, pero tuve que terminar con su vida
Terminar con su vida.
Terminar.
- Ya no podía cambiar -baje la mirada- cierto?
- No, el ya tenía esa idea y pensaba asesinar a todos los humanos para que ya no existiera la energía que creaba a las maldiciones -pase ambas manos sobre mi cabello-
El me abrazo.
- Perdón pequeña, yo se como te sientes -su barbilla estaba sobre mi cabeza, podía sentir los latidos de su corazón- pero no tenía de otra
- Esta bien Gojo, hiciste lo que tenías que hacer -susurré mientras nos separábamos-
- Perdón Hitomi, yo se cuanto lo querías -dijo con ambas manos sobre mis mejillas- pero el era un traidor, no podíamos dejar que hiciera lo que tenía en mente
- Lo se -susurré, subí mis manos hasta su venda para regresarla a sus rostro, sabía que se cansaba de la vista-
- Anda, tienes que ir al colegio para que entrenes a Yuji -le di un golpe en su pecho-
- Gojo-baka -susurré mientras el soltaba una risa-
- Yo también te quiero -fuimos con Megumi-
- Megumi, puedes descansar, si lo deseas un chofer te regresará al Colegio, nosotros daremos el informe de lo que sucedió en tu misión
- Gracias Hitomi
- Y mis gracias?
- A ti no -yo tape mi boca con una ligera sonrisa-
- Por qué no? Te salve! -gritó triste-
- Que molesto -el se levantó de la cama para acercarse a mi- vamos
- Claro, estás mejor? -coloque una mano sobre su espalda-
- Si, además, de estar aguantando a Gojo, prefiero irme contigo -solté una risita para luego caminar afuera de la casa junto Megumi-
Nos subimos al carro y el chofer arrancó.
- Hitomi -habló para llamar mi atención- como te...-se detuvo y bajo su mirada hacia sus manos- la pasaste? -disminuyó el tono en su voz y yo sonreí de lado-
- Me encanto -el sonrió ligeramente- muchas gracias Megumi
- No tienes porque agradecer, realmente la había extrañado
- Háblame de tu, no te preocupes Megumi
- Perdón -asentí para luego el voltear a la ventana-
- No te preocupes -sonreí en grande-
- Entre Nanami, Maki, Gojo y yo hicimos la fiesta, realmente me hace feliz que te la hayas pasado bien
- Jamas podré terminar de agradecerles a los cuatro, pensé que no iban a hacer nada -solté una pequeña risa- no tenía mucho pensado, realmente
- 10 años, Hitomi-san, 10 años que estuvo afuera de Japón por cosas de su clan, claro que se merecía algo así
- De nuevo, gracias Megumi
- De nada Hitomi-san
- Así que, ayer casi tenías una pelea contra Sukuna?
- Si, un joven llamado Itadori se comió el objeto maldito de la maldición y al parecer lo soporto bien, ya que podía controlar cuando salía Sukuna y cuando regresaba Itadori -asentí- Gojo llegó antes de que exorcizara a Sukuna
- Al menos te salvo -susurré-
- Pues si
- Megumi? -levantó la mirada hacia mi- tienes que entrenar más duro -hable esta vez seria- pronto las maldiciones serán más fuertes y yo no estaré siempre para ayudarte, o Gojo
- Lo se -susurró-
- Tu entrenamiento será más intenso, tienes un gran potencial Megumi, tienes que explotar esa energía maldita -llegamos a la escuela y ambos bajamos-
- Claro, entrenaré más fuerte Hitomi -asintió-
- Bien, eso quería escuchar, ahora ve a tu cuarto y descansa
- Gracias Hitomi-sama -sonreí para luego ver cómo se retiraba-
- Señorita Hitomi! -escuche a mi costado, voltee y vi a Ichiji quien traía a un joven de cabello rosado y a Gojo-
Una fuerte energía maldita emanaba a su alrededor, era impactante como podía almacenar una maldición como Sukuna y controlarlo.
- Una Fukunaga, que sorpresa -comentó una boca en su mejilla a lo que el rubio la tapó algo sonrojado-
- Perdón, a veces habla de repente -yo solté una risa nasal-
- No te preocupes
- El es Itadori Yuji, recipiente de Sukuna
- Vaya, es sorprendente como puedes controlarlo -hable colocando una mano sobre mi mentón mientras veía sus marcas en sus pómulos-
- Cierto? Tendrás que entrenarlo -le di un golpe en el pecho del albino ignorando su barrera de infinito-
- Baka -susurré y el sonrió en grande- pero si, bueno, veré cómo estás en pelea cuerpo a cuerpo, pero para la energía maldita y todo eso me supongo que antes eras un humano normal y corriente, cierto?
- Así es
- Bien, Gojo, vamos con Yaga para que le enseñe eso, cuando estés libre para entrenar avísame y vendré aquí para entrenarte
- Muchas gracias Hitomi-sensei
- De nada Yuji-kun -sonreí para entrar al colegio-
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