Habían pasado un par de días desde aquel incidente, las cosas se calmaron un poco, quitando que ahora Junko actuaba más posesiva hacia su rehén, quien quería creer que era por simple afecto, que no le haría daño.

 Ambos estaban el sillón descansando, la mente maestra sostenía al castaño, apoyando su espalda contra su torso.

 -Me sorprende que a pesar de que eres patético- El la interrumpió, en un intento de defenderse.

 -¡Yo no soy-

 -No te quejes, sabes perfectamente que eres un inútil, pudiste haber evitado que ellos murieran. 

 Ese había sido un golpe bajo contra el suertudo, el creía que podría haber hecho algo. Pero ahí estaba, el arrepentimiento no abandonaba su mente. Pero no era su culpa...

 ¿Cierto?

 -Como decía, a pesar de que eres la definición de mediocre, te amo.- Esto ultimo sorprendió al contrario. Por un lado, encontraba sentido a que ella no lo dañara, pero por el otro, el sabía que no debía confiarse, podría ser una simple manipulación de su parte.

 -Lo siento si te hice daño, no quería hacerte sentir así.

 -Yo n-no- Nuevamente no pudo terminar su frase.

 -Tranquilo, supongo que me pase.- Apoyo a Makoto contra su cuello, mientras acariciaba su pelo.- Eres un idiota adorable, ¿sabias?

 "Esto no tiene sentido." 

 Por más que el lo pensara no encontraba un porque de está situación. Mucho menos a porque le dolía un simple insulto.

 Si piensas que eso ya es malo. Tranquilo, apenas estamos comenzando.