Chantajear.

Es un día importante para el noruego.

Tararea suavemente, preparando un pastel para su "hijo", más conocido como Groelandia.

— Hey, Nor! — Lo llama su pareja, abrazándolo por la espalda y untando su mejilla en el cuello del contrario.

— Danmark, tengo trabajo... — Murmura el menor, tratando de no equivocarse al adornar con glaseado el pastel frente a él.

— ¡Pastel! — Celebra el danés al verlo, este siendo rojo, con piezas de chocolate y betún blancos formando un pequeño círculo. — ¿Es nuestro aniversario?

El menor rueda los ojos, alejándolo del postre.— No, pero es el cumpleaños de Green. — Contesta antes de seguir adornando del pastel, corrigiendo detalles y añadiendo otros.

El danés frunce el ceño. No estaba peleado con Groenlandia, pero no tenía muchas ganas de convivir con su "hijo", prefería quedarse en casa con su pareja y ver partidos de Hockey... podría convencer a su... amada pareja, de que hagan algo más "Entretenido". 

Pasa su lengua por el cuello del contrario, sacando un grito agudo de él.

— Oye, mi cielo... ¿Y si mejor nos divertimos? — Inquiere, juntando sus caderas a las del menor, haciendo que su agarre sea más fuerte.

— D-Dan, Por favor, eso es im-importante. — Tartamudea el Noruego, sintiéndose inseguro. — Sa-sabes que es como mi hijo, ¿N-No?

El danés ríe, las acciones del menor dándole risa, le encanta ponerlo nervioso. — Si, pero, no es como que te vea como su padre. — Responde, haciendo que se pareja se tense.

— No tengo tiempo para tus bromas pesadas.

— ¿Y si tienes tiempo para él? — Pregunta el mayor, dolor falso en sus palabras. Suspira pesadamente, alejándose de Noruega. — Es que siento que nunca tienes tiempo para mi... — Murmura, desviando la mirada del menor, este deja su preparación ignorada.

— Dan... — Susurra, acercándose al mayor y volteando con delicadeza su rostro hacia él. — Lo siento, no sabía que por eso actuabas así... — Se muerde el labio, antes de mirar de reojo lo que había preparado. — Podría... Podría ir más tarde.

El danés lo aparta, no quiere eso. Quiere que Noruega sea sólo suyo, como alguna vez fue. 

— Haz lo que quieras, no es como que te importe, yo he hecho tanto por tí y tu... —Lo mira iracundo y gruñe antes de alejarse del menor, dejándolo sólo en la cocina.

El país de mejor economía escucha como las botas del contrario resuenan hasta el pasillo que da a la salida de su casa, seguido por la puerta siendo azotada.

Y se mantiene pensativo, sintiéndose herido, culpable incluso pero... ¿Dinamarca... había intentado chantajearlo?

Ya no siente ánimos para ir a la fiesta de Groenlandia.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top