"Tú eres al único al que quiero"

Esas eran las palabras que resonaban en su cabeza, ¿realmente le quería? Se sentía con la misma inocencia e ingenuidad de un niño pequeño. Tan confundido...

Un día había ido con el más alto a sus estudios, se había quedado en la sala de espera junto con el mayor de sus hijos, Channel, quien sostenía entre sus delgadas manos su teléfono, ignorando su alrededor.

Quería hablarle, aunque dudaba si aquello fuera buena idea. Carraspeó su garganta, en busca de llamar un poco la atención del menor, obteniendo una mirada arrogante de este.

── ¿Qué?

── Esto será extraño pero, ¿puedo hacerte una pregunta sobre tu padre?

── Ya es extraño estar aquí, así que adelante. El viejo no está aquí de todas formas.

── Walt... ¿él ha tratado de comprar más estudios?

── Como no tienes idea.

Ante su respuesta bajó un poco las orejas, el menor sonrió, alzando una ceja.

── Te dijo la misma mentira, ¿verdad?

── ¿Mentira? ¿A-a qué te refieres?

── Que solo guarda atención para tí.

── No... ¡me niego a creerlo!

Nuevamente, su mirada se volvió a una bastante deprimida. Vió como el de delgada figura suspiraba, se levantaba del sillón y caminaba hacia él.

── No eres el único, al inicio tambien me dijo eso, obviamente como un padre a un hijo lo podía hacer. Solo no te sorprendas si llega a hacer algo fuera de lugar.

Se retiró de aquella sala, dejando al zorro con los ánimos por el suelo; sin embargo sacudió la cabeza y decidido fué a buscar al contrario. Preguntó a sus trabajadores hasta que dió con este...

Qué mala sorpresa se llevó cuando le encontró acorralando a cierto blanquinegro y comportándose de forma lasciva y coqueta. Las lágrimas comenzaron a asomarse de sus ojos apenas y vió aquella escena.

── Vamos, Cartoon. Únete a mi~

── ¡Estás loco, Walt! ¿Para esto me llamaste? Jamás haría tal cosa, ya veo porque mi padre te detesta.

Vió como el monocromático le empujaba y simplemente salía corriendo de aquél lugar. No había pasado nada más allá, pero el engaño ya estaba hecho, simplemente cubrió su boca, evitando soltar sollozos.

Aunque no era el único que recién prescenciaba esa escena, cierto pequeño tambien se encontraba presente, con un peluche del ratón más icónico de todos.