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Aquellos días eran los primeros en los que FOX era propiedad de Walt Disney. Se sentía sumiso, obligado a seguir los caprichos y exigencias de alguien mucho más grande que él en todos los aspectos, pues se encontraban remodelando los estudios, sus estudios. Aunque, ¿qué derecho tenía de llamarlos suyos? Ningunos ya, y eso le agobiaba.

El mayor se encontraba caminando a la par en los estudios del zorro, el cual tenía la mirada un tanto cabizbaja mientras que el más alto le tenía abrazado por los hombros. Sentía una gran incomodidad de aquello.

── Ya verás, FOX. Tú y yo ganaremos el doble. No. Diez veces más de lo que ganabas antes ──. Le miró con una sonrisa orgullosa──. Y levanta la cabeza, ¿quieres?

El más bajo solo se quedó callado, hasta que sintió como su cabeza era elevada por la mano con guante del otro sin que dejaran de caminar. Desvió la mirada rápidamente, evitando el contacto visual con el otro

── Oh vamos, ¿estarás así todo el día? No querrás hacer esto tedioso, ¿o si?

── Por favor, solo no me toques ──. Dijo ya un tanto irritado, manteniendo distancia con el más alto.

El de sombrero solo soltó una pequeña risita burlona y continuó caminando a su lado. Hasta que finalmente llegaron a los estudios, FOX simplemente se dedicó a lo suyo, ordenando la programación para la semana, hasta sentir una mano en su hombro y después, el rostro del contrario, provocándole un leve escalofrío.

── Déjamelo a mi.

── ¿Por qué? Es mi programación, yo hago lo que quiero con ella y decido los horarios.

── ¿Te recuerdo que ya no lo es?~. Deja que el experto se encargue

Como veneno soltó aquellas palabras, el más bajo tragó saliva mientras cerraba uno de sus puños con fuerza. Walt sonreía victoriosamente, comenzando a organizar la programación por su cuenta y alejándose un poco del más bajo.

Inmediatamente, FOX salió indignado de la sala, provocando cierto descontento por parte del mayor, que comenzó  a perseguirle por los pasillos del estudio. Los empleados les miraban extrañados, y no fué hasta que tomó el brazo del zorro que se detuvo, aunque no sin antes luchar, pero igual fué inútil, le superaba en fuerza.

── ¿Qué quieres? Deberías estar "programando como los expertos lo hacen", nada tengo que hacer ahí, si no es mío ──. Le miró a la cara, con el ceño fruncido.

── Pff, ¿te has molestado por eso? Solo ha sido una pequeña broma

── Una de muy mal gusto

── Perdóname, prometo que no lo haré denuevo... ──. Fingió arrepentimiento y le soltó sin dejar de extender la mano para estrecharla, aunque con la otra en su espalda cruzaba los dedos.

── Lo dudo... ──. Hizo una mueca y después suspiró de forma pesada, estrechando su mano con la ajena──. ¿Lo prometes?

── Es una promesa, querido~

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