52 | pensando en el matrimonio

Tessa esperó durante horas a que Tommy regresara, el tiempo suficiente para que el sol comenzara a desaparecer bajo el horizente. Miró por encima de las pistas de carreras de Epsom, con la esperanza de ver a su hombre caminando por el campo hacia ella. Esperó todo el tiempo que alguien le permitiera, pero finalmente su hermano, quien también había escuchado la noticia de la desaparición de Tommy, la obligó a abandonar la pista.

Tessa, de mala gana, los siguió y, mientras esperaban al resto de los Blinders, se situó en la esquina del camión, acercó las rodillas al pecho y se abrazó a sí misma. Se hizo un ovillo mientras los hombres delante de ella se reían y bromeaban, eufóricos por su victoria.

Tessa no podía sacudir la sensación de las manos de Sabini sobre ella, o la forma en que sus amenazas parecían tan reales. Cuando uno de los hombres Peaky intentó ayudarla a subir al camión, ella entró en pánico, saltó y tropezó con su hermano, quien la calmó con un tono suave y un abrazo gentil.

Al igual que cuando Kimber la atacó, Tessa no quería ser tocada, y considerando su estado frágil estando embarazada, no quería que nadie interfiriera o intentara ayudarla. Permaneció en silencio durante todo el viaje, con la chaqueta de Arthur todavía sobre sus hombros y la chaqueta de Mason sobre sus piernas mientras jugaba con los bordes rasgados de su vestido. Parecía una pena que una prenda tan hermosa se hubiera arruinado, pero cuanto más miraba la tela deshilachada, más le recordaba a Billy Kimber.

Los pensamientos de Tessa se dirigieron a Tommy, y ella se preguntó vagamente dónde estaba. Lo que ella no sabía era que Thomas Shelby se estaba imaginando la cara de su novia mientras se acercaba a lo que percibía como su último cigarrillo antes de su muerte. Estuvo muy cerca de tenerlo todo; el amor de su vida, un bebé, una victoria... pero ahora todo se había arruinado y estaba mirando su propia tumba sin marcar en en el medio de la nada.

Una vez que regresaron a su hogar en Small Heath, Arthur decidió organizar una fiesta para celebrar. Tessa, que no tenía ganas de una fiesta, rechazó su oferta, le devolvió la chaqueta y se dirigió hacia las oficinas. Mientras caminaba por las calles de Birmingham, se pasó las manos por el vientre y se preguntó si su bebé sería un niño o una niña.

Esperaba estar sola cuando llegó, por lo que no estaba preparada para ver a Michael cuando entró en la oficina, se cayó en su silla y descansó profundamente. Tessa no quería nada más que dormir, pero estaba completamente despierta y no podía obligarse a sentarse e intentar quedarse dormida.

Cuando estaba decidiendo si despertarlo o no, Michael se levantó de golpe, notando a Tessa de inmediato—. Cielos, ¿qué te pasó?

Tessa se alejó de él y se desplomó en la silla de Mason frente al joven—. Mal día.

—Pero ganamos, ¿no? —preguntó Michael poniéndose de pie—. Tessa, estás sangrando.

—Estaré bien —respondió Tessa con cansancio—. Sí, ganamos.

Michael desapareció, regresando minutos después con un tazón y un paño. Tessa casi se rió de la ironía, sentándose hacia adelante en la silla mientras Michael se apoyaba contra el escritorio, empapando el paño en el agua—. Permíteme.

Ella se estremeció cuando él tocó el corte en su pómulo, evitando mirar su vestido desgarrado y el sujetador expuesto.

—¿Tommy pasó por aquí? —preguntó Tessa esperanzada.

—No —respondió Michael—. ¿Por qué?

—Por nada —murmuró Tessa—. Solo pensé que podría haberlo hecho.

Michael terminó de limpiar el corte de Tessa y dio un paso atrás—. Bueno, estoy orgulloso de mí mismo.

—Gracias —sonrió Tessa—. Perdón por despertarte.

—No, está bien —le aseguró Michael—. Además, disfruto de tu compañía.

—Bueno, eso nos hace dos —dijo Tessa—. Me alegra que hayas decidido quedarte.

Cuando se levantó para revolver el pelo de Michael, las puertas se abrieron. Tessa se congeló, sus ojos se posaron en el hombre que entró por la puerta. Sucio, cansado y un poco sangriento, parecía que Thomas Shelby había pasado por el infierno, pero estaba vivo.

Posando los ojos en Tessa, ella se abalanzó hacia él, chocando contra sus brazos cuando comenzó a llorar, aliviada de verlo vivo—. Cielos, Tommy. Me asustaste.

—Tess —murmuró Tommy con su mano descansando en la parte posterior de su cabeza—. Estás bien.

Tommy se apartó, su pulgar rozó el corte en su pómulo y sus ojos viajaron a su vestido rasgado. Ella sacudió su cabeza—. Mintió, Tommy. No me tocó. Me amenazó pero no lo hizo, lo prometo.

—¿Y el bebé está bien? —preguntó Tommy con su mano descansando sobre el estómago de Tessa.

—¿Bebé? —preguntó Michael.

Tessa sonrió, descansando su cabeza sobre el hombro de Tommy mientras se dirigía a Michael—. Estoy embarazada, pero no se lo digas a nadie, porque todavía no quiero que lo sepa mucha gente.

—Felicidades —dijo Michael, con una sonrisa en su rostro—. Eso es genial.

—¿Mucha gente? —preguntó Tommy—. ¿Quién más lo sabe?

—Polly, Mason y Arthur —enumeró Tessa—. Eso es todo... y tú y Michael.

—Bien, entonces lo estamos callando —asintió Tommy.

—Tommy, ¿qué demonios pasó? —preguntó Tessa—. Me asustaste muchísimo. Estaba preocupada.

—Estoy bien, Tess —dijo Tommy—. Todo está solucionado.

—Por favor, nunca me dejes de nuevo—susurró Tessa, envolviendo sus brazos alrededor del cuello de Tommy y abrazándolo con fuerza—. No creo que mi corazón pueda soportarlo.

—No lo haré —respondió Tommy—. Nunca.

Tessa dejó escapar un suspiro—. Necesito un descanso.

Tommy rió—. Quizá mañana. Pero primero —caminó hacia Michael—, Polly y yo hicimos una apuesta. Uno de nosotros apostó a que tomarías el dinero y te irías, y el otro apostó a que todavía estarías aquí.

Michael sonrió—. Ella quiere que me quede.

—¿Sabes algo, Michael? —preguntó Tommy, recogiendo dos vasos y una botella antes de dirigirse a su escritorio—. Lo que Polly quiere siempre será un misterio para mi.

Michael se inclinó hacia adelante y apoyó los nudillos en el escritorio—. Lo he decidido. Quiero ganar dinero real, contigo.

Tommy se sentó en su silla y tiró de Tessa. Ella se relajó en su abrazo y sonrió suavemente mientras Tommy le pasaba la mano distraídamente por el brazo—. Tengo algunas ideas, Michael, para el futuro de la compañía.

Tessa sintió que Tommy apoyaba sus manos sobre su estómago, justo donde el bebé pronto crecería. Él le sonrió mientras ella colocaba sus manos sobre las de él, y Michael dijo—: Serán buenos padres.

Tessa dejó escapar una risita suave—. Eso espero.

—Lo seremos —susurró Tommy de forma tranquila, inclinándose hacia adelante para besar a Tessa suavemente—. Pero primero, tenemos algunas cosas que discutir.

—¿Sí? ¿Como qué? —preguntó Tessa.

—Como dónde quieres que se celebre tu boda —respondió Tommy, y los ojos de Tessa se abrieron con sorpresa. Con una sonrisa, Tommy palmeó el brazo de Tessa—. Eso es... planeo casarme con la mujer que he amado desde el momento en que la vi por primera vez.

—Vuelve a mí con una propuesta real y tal vez diré que sí —bromeó Tessa antes de besar a Tommy suavemente—. Te amo, Tommy Shelby.

—Yo también te amo, Tessa James —respondió Tommy.

Y, a pesar de que los acontecimientos del día los habían agotado por la preocupación, Tommy y Tessa estaban en su propia burbuja de felicidad, sus manos entrelazadas sobre su estómago mientras se deleitaban con la idea de que iban a ser padres.




Tommy Shelby le propuso matrimonio a Tessa James dos noches después del Derby.

Mason casi había llorado de felicidad cuando Tommy lo sentó, deslizó un trago sobre la mesa y confesó que amaba a Tessa con todo su corazón, y que no se iba a casar con ella solo por el bien del bebé. Aunque Mason tenía sus dudas sobre Tommy como padre y esposo, le dijo que el padre de Tessa se habría sentido orgulloso, a pesar de quedar embarazada fuera del matrimonio.

La propuesta fue corta, dulce y surgió de la nada. Tessa y Tommy caminaban por el río donde jugaban cuando eran niños, recordando el momento en que Mason empujó a Tessa y se habría ahogado si no hubiera sido por Tommy saltando como un héroe y sacándola del agua, y lo siguiente que Tessa supo fue que Tommy se había puesto de rodillas frente a ella, sacando una caja de su bolsilllo.

—Tessa —dijo Tommy—. Miré a los ojos a la muerte y me alejé, pero esta es, sin dudas, la cosa más aterradora que he tenido que hacer. Te amo, y prometo amarte hasta mi último aliento. No soy muy bueno con las palabras, así que... eh, ¿te casarías conmigo?

Tessa sonrió con los ojos llorosos—. Sí, Tommy. Me casaré contigo.

Deslizó el anillo en su dedo y se levantó, besándola suavemente. A pesar de que se habían besado antes, este beso se sintió como el primero. Ahora estaban comprometidos, después de tanto tiempo tratando de superar los obstáculos de la vida; Tessa sabía que Tommy la amaba, y Tommy sabía que ella lo amaba a él. Y supuso que eso era todo lo que importaba.

Tommy Shelby era un hombre violento que había visto cosas con las que otros hombres solo podían soñar, pero a Tessa le encantaba el riesgo y se deleitaba en el acto de que el mismo diablo tenía un lado suave. 

Mientras permanecieron juntos a la orilla del río, Tessa se dio cuenta de la delicia violenta que era amar a Tommy Shelby, y cómo la emoción de su vida pronto se entrelazaría con la suya.

—Nos vamos a casar —susurró Tessa—. Y vamos a tener un bebé.

—Un bebé —murmuró Tommy, con las manos apoyadas en el estómago de Tessa—. Va a ser un niño.

Tessa alzó una ceja—. Ni siquiera empieces. Quiero una niña.

Tommy sonrió—. Sea lo que sea, lo o la amaré tan incondicionalmente como te amo a ti, Tessa Shelby.

Tessa sonrió mientras presionaba sus labios contra los de él—. Me gusta como suena eso.

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