51 | sherlock y watson

Embarazada o no, Tessa James estaba lista para patear, morder y golpear para salir de la situación en la que se encontraba. 

Sabini la agarró del brazo, prácticamente arrastrándola entre la multitud de personas que celebraban sus victorias. Tessa luchó contra Sabini, pero el agarre de su brazo seguía firme.

—Dios mío, no soy una niña —dijo Tessa—. No necesitas sostener mi brazo.

Sabini la miró—. ¿Por qué te dejaría ir? ¿Para que puedas huir? No, señorita James, tengo mucho planeado para usted. No puedo tenerte corriendo por allí.

Tessa no dijo nada más mientras Sabini la arrastraba en dirección a Tommy. Ella no podía esperar para ver su rostro cuando viera lo que Sabini le había hecho. Estaría absolutamente lívido, y cualquier esperanza que Sabini tuviera de sobrevivir el día, sería borrada del tablero. Tommy lo iba a matar por lastimarla, y Tessa sabía que no lo pensaría dos veces.

Forzando a Tessa a esperar afuera, Sabini entró en la habitación para encontrarse con Tommy, y Tessa escuchó su voz—. Sr. Sabini, llega tarde. Tome asiento.

—Lo siento —dijo Sabini falsamente—. Tenía cosas más importantes que hacer. Tuve una amiga que me visitó en mi tienda para un poco de... compañía.

Tommy se dio cuenta que Sabini lo estaba incitando a hacerle la pregunta—. ¿En serio? ¿Qué amiga, señor Sabini?

Sabini sonrió—. Tu chica, Tessa James. Buena mujer que tiene allí, Sr. Shelby. Es una excelente compañía.

Como si lo hubieran practicado de antemano, Tessa fue arrastrada a la habitación mientras se mencionaba su nombre, observando la forma en que los ojos de Tommy parecían mirarla por un segundo antes de recomponerse, volviéndose hacia Sabini y mirando a su contador, que tenía la nariz destrozada.

—¿Qué le pasó a tu nariz? —preguntó Tommy, sin mirar a Tessa por miedo a que pudiera romperse.

—Deberías controlar a tu hermano —respondió el hombre.

—Lo intenté, mordió al veterinario —respondió Tommy.

—Le dije a la policía que eres un mafioso gitano, Peaky Blinder —dijo Sabini mientras sus hombres obligaban a Tessa a sentarse—. Ellos están viniendo. Te echarán, y tu chica se quedará conmigo. Antes de que el Rey venga aquí.

—Bueno, por lo que vi, la policía está un poco ocupada en este momento —dijo Tommy, sosteniendo su cigarrillo—. ¿Ganó dinero hoy, señor Sabini?

—¿Dónde están nuestros policías?—preguntó Sabini al hombre a su lado, mirando su reloj—. Le dije a ese sargento un minuto, y ya pasaron dos.

—Como le dije, están un poco ocupados —respondió Tommy—. Igual que mis muchachos.

—¿Qué demonios significa eso? —preguntó Sabini.

—¿Qué significa eso? —repitió Tommy—. Bueno, mis muchachos están en la pista teniendo una pequeña hoguera. Ya sabe, ganando licencias de juego.

Sabini se rió con incredulidad—. Mierda.

—Usted confía demasiado en la policía para su seguridad, Sr. Sabini —dijo Tommy con una sonrisa—. Eso fue un error.

Tessa miró a Sabini—. Te lo dije, bastardo.

Sabini se puso de pie, con la intención de sacar su arma, pero Tommy levantó una mano—. No, no, no, piense en quién es. Piense en dónde está. Si saca un arma, es el asesino del Rey. Ahora siéntese, mantenga la calma —Sabini hizo lo que Tommy dijo y volvió a sentarse. Tommy levantó su cigarrillo—. Ahora, su próximo error, Sr. Sabini, fue romper su promesa con Alfie Solomons. Le prometió a Alfie y a sus corredores de apuestas que podrían venir a Epsom. Estaba muy dolido cuando dijiste que no. Estaba muy dolido, y es por eso que estamos de vuelta en el negocio.

Sabini se levantó y Tessa hizo lo mismo. Estaba medio esperanzada que Sabini los dejara en paz, pero dudaba seriamente de que lo hiciera—. ¿Tommy?

Tommy sonrió, extendiendo su mano para descansar sobre su antebrazo—. Y su último error, Sr. Sabini, fue poner sus manos sobre mi chica. Si pudiera, le haría sentir dolor diez veces peor del que ella sintió cuando la golpeaste.

¿Cómo podía saber Tommy que Tessa había sido golpeada? Bueno, la marca que quedó en su rostro tenía un parecido similar al de los anillos en las manos de Sabini, y una mejilla estaba un poco más sonrojada que la otra, y aparte, estaba la sangre seca que quedaba del corte en su pómulo.

Agarrando una botella de champán, Sabini la estrelló contra una silla y apuntó a Tommy con ella, quien arrojó su cigarrillo a un lado y giró la mesa con sorpresa. Todo sucedió tan rápido que Tessa, que ya estaba de ppie, no tuvo tiempo de reaccionar y casi se cayó por la prisa por moverse cuando Sabini le apuntó con la botella rota. Tommy actuó instintivamente, agarrando el brazo de Tessa y tirando de ella hacia él, situándose entre Sabini y su chica, sosteniendo su mano mientras ella se paraba detrás de él.

Los oficiales comenzaron a invadir el lugar, lo que a Tessa le pareció curioso, ya que todos deberían haber estado con el Rey.

—¡Está todo bien! —le dijo Tommy a los oficiales—. Está todo bien, oficiales, él es un mal pededor.

Los oficiales agarraron a Tessa y Tommy, el último de los cuales al instante provocó un escándalo. Tessa chilló, harta de ser maltratada—. ¡Déjame ir!

—¡Aléjense de ella! —gritó Tommy—. Está embarazada!

—¡Tú pierdes, maldito bastardo gitano! —gritó Sabini mientras Tessa y Tommy eran escoltados fuera de la habitación—. ¡Tú pierdes! ¡Tú, tu zorra y tu bebé bastardo!

Cuando los sacaron al aire libre, Tessa gritó—. ¡Tommy!

—¡Está embarazada! ¡Déjenla en paz! —gritó Tommy nuevamente, pateando a los oficiales que lo sostenían.

—No la necesitamos —dijo el hombre que sostenía a Tessa—. Solo lo necesitamos a usted, Sr. Shelby.

Liberaron a Tessa y continuaron arrastrando a Tommy, pero la chica se negó a dejar que lo llevaran—. ¡No! ¡Déjenlo ir! ¡Por favor!

Tommy se volvió hacia ella—. Está bien, Tess. Todo va a estar bien, lo prometo.

—¡Tommy! —gritó Tessa, su voz se rompió mientras gritaba su nombre.

El miró por encima de su hombro—. Busca a Arthur, Tess. Hazlo ahora mismo.

Tessa los observó hasta que se perdieron de vista, antes de comenzar a correr hacia el caos. Normalmente, las personas huyen de todas las señales de problemas, pero si estás buscando a un Blinder, el problema es el lugar para comenzar. Corriendo hacia una tienda, Tessa escuchó la voz de Arthur sobre la de todos los demás, con lágrimas en los ojos mientras luchaba por localizarlo. Sentía que no podía respirar, las lágrimas la cegaban y le impedían distinguir los rasgos faciales.

—¡Arthur! —gritó Tessa, esperando que la escuchara—. ¡Arthur!

Milagrosamente, Arthur la escuchó y se volvió hacia Tessa mientras John hablaba en voz baja con Lizzie. De pie, Arthur vio a Tessa darse la vuelta antes de correr hacia él, chocando contra su brazo mientras rompía a sollozar. La abrazó mientras ella lloraba, aferrándose a su camiseta, y Arthur no sabía qué hacer.

—Tess —dijo Arthur—. ¿Qué pasó?

Tessa dio un paso atrás, manteniendo sus manos sobre los brazos de Arthur en caso de que alguien intentara agarrarla—. Arthur, alguien se llevó a Tommy.

—Tess, ¿qué demonios le pasó a tu cara? —preguntó Arthur, sus ojos vagando por el corte en el pómulo de Tessa hasta su vestido rasgado—. Y tu vestido. Toma.

Se quitó la chaqueta y se la puso sobre los hombros, dejándola cubrirse. Tessa se secó los ojos con la manga de la chaqueta de Arthur—. Sabini.

Arthur volvió a tomar a Tessa en sus brazos, sosteniéndola mientras lloraba—. Está bien, Tess. Ahora estás con nosotros. Estás segura.

Tessa apretó sus brazos alrededor de su torso—. Sucedió de nuevo, Arthur. Me tenía como Kimber y no podía hacer nada. Fue horrible.

—Ahora estás bien —dijo Arthur—. Estás bien.

—Ahora es diferente, Arthur —dijo Tessa—. Si Tommy muere, tengo que criar un bebé yo sola.

—¿Un bebé? —preguntó Arthur con una sonrisa.

—Se llevaron a Tommy —lloró Tessa—. No eran policías de verdad. Se lo llevaron, Arthur.

—¿A dónde lo llevaron? —preguntó Arthur.

Tessa señaló afuera—. Algún lugar por allí.

—Vamos. Iremos a buscar pistas —dijo Arthur—. Seremos como el maldito Sherlock Holmes y John Watson.

Tessa se rió—. Supongo. Arthur, ¿y si lo matan?

—Tommy es como una cucaracha, Tess —rió Arthur, poniendo un brazo sobre sus hombros—. No puedes matarlo.

Volvieron sobre sus pasos para tratar de encontrar a Tommy, y cada figura desconocida por la que pasaron hizo que Tessa agarrara la mano de Arthur con miedo. Arthur no iba a fingir que no podía ver a Tessa temblar o sentir su mano temblar en la suya, pero por el bien de su cordura, decidió quedarse callado y consolarla mientras trataban de encontrar a Tommy.

Su búsqueda los llevó a la nada misma, lo único que encontraron que indicara que Tommy se había ido fue su gorra Peaky que dejaron en el suelo, con las cuchillas de afeitar brillando al sol mientras el dueño de la gorra no se encontraba por ningún lado.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top