28 | día de la estrella negra
Un golpe en la puerta a las siete de la mañana fue lo que despertó a Mason y Tessa.
Gimiendo, Tessa se cubrió la cabeza con la almohada—. MASON, ¡ABRE LA PUERTA!
—¡ABRE TÚ LA MALDITA PUERTA! —gritó Mason—. ¡NO LLEVO NADA PUESTO!
—¡VETE A LA MIERDA! —gritó Tessa—. NO LA VOY A ABRIR.
—Yo abriré la puerta entonces —dijo una voz que no pertenecía a Mason ni a Tessa.
Tessa salió disparada de la cama y se colocó la sabana alrededor del cuerpo mientras caminaba hacia el dormitorio y la abría—. Tommy, diablos.
—Pensé que te había dicho que cerraras las puertas con llave —dijo Tommy alzando una ceja.
—Es culpa de Mason —declaró Tessa mientras Mason aparecía con una manta atada a la cintura,
—Buenos días, Tommy —saludó Mason—. ¿Por qué tan temprano?
—Lo haremos hoy, Mason —dijo Tommy—. Vístete. Reunión familiar a las diez y media.
—¿Hacer qué? —preguntó Tessa.
—Es 3 de diciembre —respondió Tommy, bajando las escaleras—. Día de la estrella negra.
—Mierda.
Dos horas después, Tessa entró en la casa de Polly con un sándwich en una mano y una taza de té en la otra.
Cuando Polly la vio, se echó a reír—. ¿Demasiado temprano para ti?
—Un poco —murmuró Tessa—. Entonces, ¿qué está pasando?
—Tommy convocó una reunión familiar —le informó Polly haciendo señas para que la siguiera—. Vamos.
Al cruzar las puertas, Tessa notó que Tommy le sonreía. Todos se reunieron para escuchar su discurso.
—Los he traído a todos aquí hoy porque este es el día en que reemplazamos a Billy Kimber —explicó Tommy—. El día que nos volvemos respetables. El día que nos unimos a la Asociación Nacional Oficial de marcadores de hipódromo. Pero primero hacemos el trabajo sucio. Ahora, todos ustedes saben que este día llegaría, simplemente no le he dicho a nadie la fecha. Vamos a las carreras de Worcester. La pista se abre a la una y llegaremos a las dos. Ahora, Kimber cree que vamos a ayudarlo a luchar contra los hermanos Lee, pero gracias a los esfuerzos de nuestro John y su encantadora esposa Esme, los Lee ahora son nuestros parientes. Interrumpí esos esfuerzos esta mañana y, les puedo asegurar a todos, que John está haciendo grandes sacrificios por la causa de la paz.
—Sí, está bien —murmuró John mientras una serie de risas seguían la revelación de los actos matutinos de John y Esme.
—Así que seremos nosotros y los Lee contra los chicos de Kimber —aclaró Tessa, atrayendo la atención hacia ella.
Tommy asintió—. Eso es correcto. Los sacamos y luego dejamos las casas de apuestas. Espero una victoria rápida, lo que enviará una señal hasta Londres que creemos en permitir que las empresas legítimas funcionen pacíficamente.
—Pacíficamente —murmuró Tessa—. Habla de paz cuando esté a punto de matar a tiros a algunas personas.
—¿Y qué hay del propio Kimber? —preguntó John.
—Yo me encargaré de Kimber —le aseguró Tommy—. ¿Alguna otra pregunta?
—Sí —habló Polly, caminando hacia las puertas por las que ella y Tessa pasaron previamente—. ¿Se oponen si traigo a alguien a la reunión?
—Depende de quién sea —murmuró Tessa, siendo empujada a un lado por Arthur.
Polly se dio la vuelta—. Me gustaría presentar al miembro más nuevo del clan Shelby.
Ada entró con Karl en sus brazos, en medio de un tumultoso aplauso. Tommy sonrió—. Bienvenida a casa, Ada.
—Lo llamamos Karl —anunció Ada—. Por Karl Marx.
—El maldito Karl Marx —se rió Arthur, caminando hacia su hermana—. Déjame echarle un vistazo.
—Ahí vamos —bromeó John.
Arthur colocó su gorra sobre la cabeza de Karl y lo sostuvo en alto para inspeccionarlo—. Oye, mira. Se parece a mí.
—Es su trasero el que se parece a ti, Arthur —dijo John mientras todos se reían.
—Está bien —rió Arthur, acunando al bebé más cerca—. Es un Shelby.
—Bueno, Ada —habló Tommy—. ¿Estoy perdonado?
Ada asintió—. Si lo que dice la tía Polly es cierto, lo estás.
—Es cierto —confirmó Tommy, y eso fue todo lo que Ada necesitó para precipitarse hacia adelante y abrazarlo, susurrándole gracias al oído.
Tessa se levantó de la silla—. Bueno, es bueno tener a la familia de regreso.
Tommy soltó a Ada y se dio la vuelta, encontrando a Tessa. Ella se acercó, rodeándole los hombros con los brazos—. Ten cuidado hoy, ¿sí?
—¿No vienes? —preguntó Tommy—. Pensé que querrías estar allí para la victoria.
—Puedo celebrar desde casa, donde nunca más tengo que mirar una pista de carreras —respondió Tessa—. Especialmente una con los dedos viscosos de Billy Kimber por todas partes.
Tommy se rió—. Muy bien, si cambias de opinión...
—No lo haré —confirmó Tessa acercándose a Tommy—. Solo necesito que estés a salvo.
—Lo estaré —prometió Tommy.
—Por una vez, realmente te creo —dijo Tessa sonriendo. Le quitó la gorra y le pasó los dedos por el pelo—. Es mejor que no rompas tu promesa, Thomas Shelby.
—No lo haré —respondió Tommy, inclinándose hacia adelante para besar a Tessa nuevamente.
Cuando sus labios se conectaron, alguien dejó escapar un fuerte ruido—. Bueno, ya era hora. Entonces, ¿están juntos o qué?
Separándose, Tommy y Tessa se encontraron con Arthur, John, Mason y Esme mirándolos. Escondiendo su cara roja en la chaqueta de Tommy, Tessa trató de ocultar su risa, simplemente porque sonaba forzada y llena de vergüenza. Y por el hecho de que todo el clan Shelby acababa de atraparla con Tommy.
—Dios, ¿nadie puede tener privacidad por aquí? —bromeó.
Arthur le dio una palmada en la espalda, lo suficientemente fuerte como para que tropezara con Tommy—. Somos los Shelby, cariño. Nada es privado, nunca.
—Una verdadera lástima —rió Tessa.
Mason dio un paso hacia Tommy con una expresión seria en su rostro—. Si vuelves a lastimar a mi hermana, te juro que te mataré y tiraré tu cuerpo al canal.
Tommy levantó una ceja—. No lo haré.
—Entonces bienvenido de nuevo a la vida de Tessa, hombre —rió Mason—. Era cuestión de tiempo.
Tommy rió—. Tengo asuntos que atender. ¿Te quedas aquí?
—Sí, ayudaré a Ada con Karl —respondió Tessa.
—Bien —dijo Tommy, besando a Tessa rápidamente—. Te veré más tarde.
Cuando Tommy se alejó, Mason se atragantó—. Mierda, eso es asqueroso.
Tessa sonrió, se agachó bajo el brazo de Mason y corrió hacia la casa, encontrando a Ada durmiendo en un sofá. Sentada junto a la hermana Shelby, Ada de repente parecía completamente despierta.
—Entonces, ¿tú y Tommy vuelven a estar juntos? —preguntó.
—Creo que sí —respondió Tessa con una sonrisa—. Espero que sí, considerando que todos nos acaban de ver besándonos.
Ada chilló—. Estoy tan feliz por ti. Hoy ha resultado mejor de lo esperado.
Tessa sonrió—. No ha terminado todavía. Los chicos tienen que ganas una guerra.
—Van a ganar, Tess —le aseguró Ada—. Es Tommy. Él siempre tiene un plan.
—Espero que tengas razón.
Sin nada más que hacer que esperar el resultado, Tessa se acurrucó en el sofá y se durmió; Ada la siguió poco después.
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