23 | hablando de matrimonio
—¿Una boda? —preguntó Tessa, incrédula—. ¿De quién?
—De John —respondió Mason—. Pero él no lo sabe, así que vístete porque esto es todo, Tess. El fin de la guerra con los Lee.
—Parece que va a causar una maldita guerra —murmuró Tessa—. ¿John lo sabe? Quiero decir, ¿no está comprometido con Lizzie Stark?
—Ya no —le informó Mason—. Tommy la agarró y probó que no había cambiado. John rompió con ella ayer.
—Y ahora se va a casar —dijo Tessa—. ¿Qué te pones para una boda de fin de guerra?
—Un vestido —respondió Mason—. Podrías ir desnuda y no creo que a los Lee les moleste. Ponte cualquier cosa. Me tengo que ir.
—Está bien, adiós —dijo Tessa—. Iré sola.
Al final, Tessa caminó con Polly y Finn, recogiendo a Ada en el camino. El resto de los chicos se había adelantado para darle la noticia a John. Caminaron en silencio, solo quebrado cuando Tessa le preguntó a Polly sobre los detalles exactos de este matrimonio.
Parecía que, al estilo de Tommy, John Shelby había sido ofrecido a los Lee como una forma de unir a las familias y poner fin a la guerra entre ambas. Tessa sabía que no era solo la guerra entre ellos, y que Tommy había hecho esto específicamente para tener un gran aliado contra Billy Kimber.
Típico de Tommy, siempre usando a otros para su ventaja.
Al caminar hacia el patio donde se celebraría la boda, Tessa, Polly, Ada y el pequeño Finn, encontraron sus lugares y esperaron a que comenzara. En algún momento, los chicos aparecieron, de pie junto a su familia mientras Polly guiaba a Ada hacia Tommy. Tessa estaba a la izquierda de Arthur, Tommy a su derecha y Ada justo a su lado.
—Hoy estamos aquí para unir en matrimonio a este hombre y a esta mujer —comenzó Johnny Dogs—. Para que puedan vivir una vida de verdad, armonía y unión, lo cual es honrado por la presencia y el poder de estas dos familias que nos rodean. Usted, John Michael Shelby, ¿toma a Esme Martha Lee como su bella esposa, en la salud y la enfermedad, hasta que la muerte los separe?
—Sí —dijo John con voz ronca.
—Y tú, Esme Martha Lee, ¿tomas a John Michael Shelby como tu esposo, en la salud y la enfermedad, hasta que la muerte los separe?
—Sí —dijo Esme.
—Queda una parte más de la ceremonia —dijo Johnny Dogs—. Es la mezcla de las dos sangres. Donde las dos familias se convierten en la única familia.
Usando un cuchillo para cortar las palmas de John y Esme, Johnny Dogs dio un paso atrás y los vio presionar sus manos juntas. Tessa arrugó la nariz y Arthur notó su disgusto por la tradición.
—No es tan malo —susurró—. Es como hacerte un corte de papel.
—Ahora los declaro marido y mujer —exclamó Johnny Dogs felizmente—. Vamos, John, besa a la novia, ¿quieres?
John se inclinó hacia adelante y besó a Esme, los dos aparentemente felices con su matrimonio arreglado. Con la ceremonia finalizada, la congregación de miembros de la familia se dirigió a un campo abierto para la recepción de la boda.
—
La celebración fue una especie de alboroto con gente bebiendo, bailando, gritando y riendo, tanto que Tessa pensó que terminaría sorda.
De pie a un lado, Tessa notó que Tommy estaba sentado solo, fumando un cigarrillo, y se acercó para unirse a él. En el camino, fue interceptada por Arthur, que enganchó su brazo con el de ella y la hizo girar.
—Sonríe, Tess, ¡es una boda! —gritó, partiendo en bsuca de otra bebida.
Sacudiendo la cabeza, Tessa alcanzó a Tommy y se sentó sin esperar una invitación—. Esto resultó bastante bien.
—Era esto o la guerra —respondió Tommy, mirando a John y Esme con una mirada curiosa en sus ojos.
—¿Un centavo por que me digas qué piensas? —preguntó Tessa, tomando un cigarrillo de la caja de Tommy y colocándolo entre sus labios.
—Solo estoy pensando en el matrimonio —respondió Tommy vagamente, inclinándose hacia adelante para encender el cigarrillo de Tessa por ella.
—No puedo esperar para casarme —dijo Tessa, notando lo felices que parecían John y Esme—. Se ve muy feliz. Sólo quiero ser feliz.
—Puedes ser feliz sin casarte —afirmó Tommy—. El matrimonio no lo es todo.
—¿Has cambiado de opinión en los últimos seis años? —preguntó Tessa, refiriéndose a propósito a la casi propuesta de Tommy—. ¿Ya no quieres una boda?
—Tess, eso no es lo que quise decir —dijo Tommy—. Dios, mujer, siempre te tomas todo tan en serio.
—Difícil encontrar un lugar para bromear en estos días —replicó Tessa—. Quiero decir, vamos, Tommy. ¿Esto no te hace desear algo diferente? Así fue como las cosas pudieron haber sido para nosotros. En aquel entonces me habría casado contigo en un instante, con la misma ropa sucia que siempre usábamos. Mientras te tuviera, no me hubiera importado. Nada lujoso, ninguna gran ceremonia, solo tú, yo y la promesa del amor eterno.
—¿Has bebido algo esta noche? —preguntó Tommy.
—Sólo unos... doce tragos —murmuró Tessa.
—Cielos, Tess —dijo Tommy, viéndola agarrar otro trago—. No bebas más.
—No eres mi jefe —espetó Tessa, bajando la bebida solo para frotarla en la cara de Tommy—. Ya no me quieres, entonces, ¿por qué debería dejarte decirme qué hacer?
En su cabeza, sabía que no debería estar diciendo esas cosas, pero el alcohol que corría por sus venas se había convertido en una armadura. Nada de lo que dijo podría afectarla más de lo que afectaría a los que la rodean, como un golpe mortal de una espada.
—Tessa, por favor, ve a casa —insistió Tommy, quitándole el vaso de la mano.
—No —dijo Tessa, las lágrimas de repente llenaron sus ojos—. ¿Por qué ya no me quieres, Tommy? Te esperé durante cinco años. Recé por ti, te escribí cartas. Te extrañé mucho. ¿Qué hice para que dejaras de amarme?
—No hiciste nada, Tess —respondió Tommy amablemente.
—¿No hice nada? —preguntó Tessa, interpretando sus palabras de una manera que él no había esperado que hiciera—. ¿Es eso? ¿No te amé lo suficiente?
—Tessa, me amaste más de lo que nadie merece —dijo Tommy—. No te merecía. Pensé que te arruinaría.
Ahora estaba hablando en voz baja, tratando de no desencadenar la ira de Tessa. Cuando estaba borracha sus emociones estaban por todas partes. Por un momento estaría llena de felicidad y al siguiente estaría llorando o arremetiendo contra alguien. Tommy estaba en territorio peligroso, y un movimiento incorrecto podría causar una caída colosal.
—Eres lo mejor que me ha pasado, Tommy —dijo Tessa, con su voz frágil—. Yo te amaba. Diablos, aún te amo. Pero tú ya no lo haces.
—Eso no es cierto, Tess —le aseguró Tommy—. Todavía te amo.
—Entonces, ¿por qué no nos casamos como John y Esme? —preguntó Tessa—. ¿Qué hay en nosotros que significa que no podemos hacerlo?
—No puedo ponerte en peligro —respondió Tommy—. El negocio, lo que hago... es peligroso, Tess.
—No me importa —respondió Tessa bruscamente—. Si me amaras lo suficiente, mirarías más allá de eso. Yo puedo cuidar de mí misma, lo he hecho desde que tenía seis años.
Las lágrimas en sus ojos brillaron a la luz del fuego. Tommy sintió que se le encogía su corazón—. Están sucediendo muchas cosas ahora, Tess.
—Solo quiero que las cosas vuelvan a ser como antes —dijo Tessa, las lágrimas finalmente cayeron por su rostro—. No me gusta no despertar a tu lado todas las mañanas. No me gusta actuar como si fuéramos extraños. No me gusta la forma en que discutimos, Tommy. Necesitamos llegar a algún acuerdo en común, antes de que todo explote en nuestras caras.
—Podemos intentarlo —prometió Tommy—. Pero no lo haré mientras estés borracha.
—No estoy borracha —declaró Tessa—. Solo estás evitando la situación. ¿Sabes qué, Tommy? Si realmente soy una carga, me iré.
—Tess, espera —Tommy la agarró de la muñeca mientras ella se levantaba.
—Déjame ir, Tom. Voy a bailar con Ada. Deberías haber invitado a Grace, porque pareces muy enamorado de ella.
—Tess...
Mientras se alejaba, habló una vez más, secándose la lágrima que rodaba por su mejilla mientras Ada se acercaba y la abrazaba—. Al menos alguien de la familia Shelby me quiere —ella se volvió para mirarlo con los ojos llenos de lágrimas no derramadas que brillaban a la luz del fuego—. Simplemente no el hermano que quería.
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