catorse.

Comienzo.

-¡¿JeongIn qué mierda hiciste?! ¡¿En qué estabas pensando?! ¡Por Dios, por Dios no! ¡Vamos estúpido muévete pueden estar ahí adentro todavía!

-Yo... Yo te juro que sólo era una simple broma. Yo... No quería. ¡No vayas, vámonos, vámonos de aquí! -el rostro del chico se iluminaba por las llamas ardientes que se extendían a su derecha. En su rostro se marcaba todo signo de desesperación y culpa ante un acto imprudente y estúpido. Los ojos del chico estaban enormes, pendiente del desastre masivo que provocó hace unos minutos.

Aquél día, aquella noche de madrugada. Donde el bosque resplandecía húmedo e iluminado por la limpia luz de la luna, donde un chico fue causante de la explosión de una camioneta con dos personas dentro, con dos personas humildes que despertaron su ira. Yang JeongIn había sido el causante de aquella fatalidad.

Y él sólo quería huir de ello.

-¡Te digo que nos vayamos! ¡Tenemos que irnos, créeme que nadie sospechará de nosotros! ¡No quiero estar aquí, yo no lo hice intencionalmente, yo solo... Yo solo!

-¡JeongIn los mataste!

-¡No! -rugió el chico retrocediendo, estaba tan asustado que las piernas le temblaban. El corazón que palpitaba en su pecho estaba desesperado, tan rápido que le costaba el simple hecho de respirar. JeongIn soltaba lágrimas de impotencia. Él no era un asesino. No lo era.

-No es mi culpa que esos malditos pobres tengan una chatarra de camioneta -susurró, tan asustado que sus palabras no se medían. JeongIn se encontraba desesperado por encontrar su inocencia en donde no lo había. Apuntó con el dedo a su amigo, aquél que lo acompañó por siempre. Aquél mismo que lo miraba horrorizado por el odio, por aquél disgusto y asquerosidad de persona que era. Su mano temblaba y no podía estar quieto-. Nos iremos. Y no dirás nada sobre esto, no estuvimos aquí y no conocemos a esa gentuza. ¿entiendes?

JeongIn tomó del brazo de su amigo y lo empujó para que salieran de ahí. No podía siquiera girar la mirada, no podía siquiera parar un minuto a pensar en los gritos que se habían apagado hace unos minutos. No podía. No podía porque él sería inocente. Su padre le castigaría por unos meses, fácil, sin auto, sin salir, y listo. Pagaría para que no investiguen. Para que inventen una absurda historia, debía hacerlo, era su hijo. Su reputación.

Así de fácil, y él sería inocente.

Sin embargo, no pudo evitar mirar cuando escuchó un grito por detrás. Por un momento creyó que alguno de los hombres habían salido, sangrando y medio muerto a pedir ayuda. Si JeongIn hacía que había llegado no sospecharían de él, sólo sería el hijo del político que salvó a dos inútiles hombres de clase baja. Además, ¿De qué se preocupaba? Tenía todo el dinero para ganar si lo acusaban, tenía contactos y podía chantajear a esas personas con billetes. Claro, si esos muertos de hambre no dirían un No en respuesta. Sí, sí, eso haría.

Eso haría si no hubiera visto a aquél hombre correr hacia la camioneta.

Aquél ordinario. JeongIn se detuvo, ese era el hombre que se encontraba con los otros dos. Aquél subnormal que lo había visto y lo puso incómodo. Aquél enfermo.

¿Y si él había visto todo?

Lo culparían. Lo acusarían de asesinato.

Su cuerpo entero se congeló, siguiendo con la mirada como el hombre gritaba, como intentaba abrir la puerta en llamas de la camioneta. JeongIn soltó a su compañero al momento en el que la camioneta terminó por explotar en llamas. El impacto hizo que su cuerpo cayera al suelo junto con su amigo. El aire estaba tan pesado, tan caliente que JeongIn se sintió desorientado, con la cabeza dándole vueltas.

Podía notar el pitido en sus oídos, el mundo entero le daba vueltas. La imagen borrosa de un cuerpo tirado se presentó frente suyo. JeongIn se enderezó apoyando su peso en sus codos. Debía salir de ahí, no quería ser responsable de tres muertes. No quería. No quería.

Su cabeza estallaba de dolor al momento de sentarse, su mano automáticamente viajó a su cráneo tocando la humedad de su cabeza. Pudo vislumbrar la sangre que brotaba y manchaba su palma.

-Hey... A-ayúdame... HyunJin... Estoy muy mareado, por favor... HyunJin... -susurró, abrió bien los ojos y pudo notar con claridad como una silueta negra se acercaba. JeongIn arrugó el entrecejo fijando su vista en la persona. Cuando se acercó el corazón de JeongIn se detuvo por un instante cuando un machete apuntó con aquél filo fatal en su garganta. Pudo oler el hedor a sangre que emanaba, retrocedió y esta se enterró más en su piel. Se quedó quieto, mirando al hombre frente a él.

-Tú... -sus ojos fueron testigos de aquella mirada una vez más, tan bestia. JeongIn tragó saliva cuando notó la piel quemada del rostro del hombre. Humeante. Asquerosa-. Fuiste tú.

-No...-susurró. Notó cómo su amigo retrocedía ante él. Como escapaba asustado lejos de todo. JeongIn se quedó callado, muerto de ira, terror y miedo. Su cuerpo temblaba involuntariamente y las lágrimas salían de sus ojos sin su permiso. No quería hablar. Seguramente HyunJin fue a buscar ayuda.

Seguramente.

Pero JeongIn dejó que las lágrimas salieran. Dejó que sus dientes rechinaran de puro odio, puro terror ante lo que iba a pasar con él.

-Te vi -lo oyó susurrar, se quedó petrificado cuando el filo del machete fue bajando por su garganta hasta su pecho. Clavando con tanta fuerza que sintió el corte lento que hacía en él-. Vi tu sucio pecado, animal.

-P... Puedo pagarte. Puedo pagarte mucho dinero... -susurró, tan tranquilo como pudo aparentar-. Pero baja el machete.

-¿Pagarme?

-Sí. Tengo mucho dinero. P-pero... -se atragantó cuando el filo traspasó su piel con rapidez, un grito ahogado escapó de sus labios. Su cuerpo entero fue paralizado por completo.

-¡¿Crees que puedes pagar todo con dinero?! -JeongIn trató de detener las manos del hombre, sintió como un puño voló directamente hacia su nariz. Sus fosas nasales se inundaron de sangre y se atragantó ante el aturdimiento.

-¡Yo puedo pagarte, te lo juro! ¡Te daré todo lo que quieras pero por favor no me mates! ¡No me mates, te lo ruego! -gritó desesperado. Las lágrimas evitaban que viera con claridad, sin embargo, sintió la calma del hombre sobre él.

-¿Lo que quiera?

Asintió frenéticamente, y un alivio recorrió su cuerpo cuando el peso salió por completo. Se enderezó nuevamente decidido a salir corriendo cuando sintió sus cabellos ser jalados con fuerza. El hombre lo tomó del cuero cabelludo y jaló su cuerpo entero. JeongIn gritó cuando fue arrastrado al bosque. Gimió de dolor ante las espinas y piedras que hirieron la piel de su espalda. Y su cuerpo enteró tembló de terror cuando fue paralizado nuevamente, cuando fue callado con una mano en la boca y amenazado con un machete. Sus ojos cubiertos por una capa de lágrimas observaron al hombre acercarse hacia él.

-¿Lo que yo quiera eh...? -susurró y sintió una mano tocar la piel de sus caderas. La sensación fue un vuelco de agua fría para JeongIn. Numerosas lágrimas escaparon de sus ojos.

Negó con la cabeza y se retorció con fuerza debajo del hombre. Asustado, desesperado y gritando de terror. Su pecho subía y bajaba por la respiración irregular que tenía, sería violado. Sería ultrajado por un hombre asqueroso. Intentó separar sus labios, y mordió con fuerza la mano sobre su boca.

El hombre sobre él se enderezó aún sentado sobre él. JeongIn estaba tan asustado que su garganta no podía emitir ruido alguno.

-Me mordiste -susurró, una voz ronca, pero tan calmada. JeongIn se horrorizó y quiso llorar con fuerza cuando lo escuchó reír-. ¿Eres un zorro acaso?

JeongIn no pudo contestar. El fuego iluminaba el bosque, las sombras, la mirada oscura era tan ferviente e intensa que JeongIn pensó que aquél se trataba de un demonio. Un demonio enorme que venía a buscar su alma.

-Un zorrito muy travieso. Muy maleducado. Un zorrito -lo oyó susurrar, justo en el momento en el que unas manos lo tomaron del cráneo y los ojos de JeongIn se cerraron automáticamente. El hombre sobre el chico acarició el rostro. Era suave-. Un animal. Qué detestable.

Despertó desorientado, tan adolorido de cuerpo a cabeza que sus ojos no querían abrirse del todo. Sentía su cuerpo mojado, húmedo, ardiente. Ladeó la cabeza y escuchó el ruido de una puerta cerrarse frente a él. Eso despertó todos sus instintos, sus ojos miraron a su alrededor, se encontró en un lugar asqueroso. Podía oler el hedor a mugre y sangre que había.

Era una cabaña.

Se miró a sí mismo. Y un grito se escapó de sus labios. Sus manos estaban rodeadas por alambres con púas, tan puntiagudos que la piel irritada se encontraba a carne viva. La ropa que traía estaba sucia, y había sangre en ella. La desesperación de JeongIn provocó que miles de lágrimas brotaran de sus ojos, su cuerpo le dolía. Podía ver los moratones en los brazos, los rasguños.

Y ahí estaba aquél hombre.

Traía una máscara, una máscara extraña, tan rota que pudo notar la herida de la quemadura a un costado de la cabeza. Pudo verlo con claridad, cubierto de sangre, con el cabello mojado y guantes mugrientos tapando sus manos, JeongIn quiso orinarse en sus pantalones cuando se quitó la máscara. Hubiera preferido que se la quedara.

El terror que recorría cada vía en su cuerpo transformó una sonrisa en ese maníaco rostro. La mitad de su rostro estaba en carne viva, piel quemada, irritada, tan chamuscada y pegajosa que el vómito llegó a su garganta de golpe.

-Así que... Te quedarás aquí para saldar la muerte de mis hermanos, animal. Aquí no tienes derechos, no tienes poder, tu nombre ni tu dinero son importantes. ¿Crees que dos vidas se pagan con billetes, animal? ¿Crees que puedes huir de tus pecados? Pues yo te ayudaré a que te sientas inocente. ¿No lo querías tanto? Está bien.

Se quedó callado justo al instante en el que sacó dos tarros enormes. JeongIn se puso blanco como la nieve al ver el contenido.

-No... ¡No por favor! ¡NO QUIERO!

-Shh, zorro -susurró, tomando de la barbilla al chico. Sosteniendo con fuerza, JeongIn pudo sentir el aroma asqueroso a descomposición que emanaba, era tanto que sintió el vómito revolver su estómago, lo escuchó reír tan suave que las lágrimas no faltaron en su rostro-. Tú querías ser inocente. Tú los mataste... y yo limpiaré tu conciencia con su sangre... Maldito animal.

***

HIIII.

Perdón por no actualizar antes. El fin de semana pasado no fue el mejor, y luego fue mi cumpleaños. Entonces fue un día ocupado. Y estos días he tenido la cabeza en cualquier lado menos aquí, so.

Pero bueno, ¡espero que les guste este capítulo! Ya saben lo que pasó para que JeongIn acabase aquí. Lxs amo. Nos leemos luego. u u ❤️

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top