veintiocho
Se removió en su lugar, cansado, abarrotado por el dolor en su cuerpo. Sus piernas apenas llegaban a moverse, en un tenue desliz sintió como todos sus huesos crujían y una mueca se formó en su rostro, las manos de Tyler frotaron sus piernas con debilidad, el frío le recorrió la piel con fuerza. Sintió la humedad en ellas, el sudor que lo envolvía, la sensibilidad de las heridas jugaban en su contra. Sus ojos se abrieron con lentitud, cansados, pesados como el plomo. Sus manos volvieron a su pecho y subió por su cuello, sus mejillas hervían, sus manos temblaban. Se encogió más en la cama húmeda en sudor y sangre, y suspiró cansado.
Tyler escuchó la puerta y sus brazos rodearon su cabeza, apretó los ojos y presionó los labios, su cuerpo estaba tan débil que no podría soportar ningún golpe más. Sus oídos fueron conscientes de los pasos a su lado, las botas militares eran tan pesadas que el mismo suelo se encargaba de avisarle el terror que se avecinaba, se encargaba de avisarle a su corazón que latiera como un lunático ante la desesperación que crecía en su interior. Que sus manos tomaran con fuerza su cabeza, que su cuerpo se encogiera y forzara sus músculos en caso de recibir un golpe.
—Sé que estás despierto, Animal —lo escuchó, y su mirada se levantó para chocar con aquella tan vacía que le heló el cuerpo entero, el sudor de Tyler caían como gotas de su cabello y el Teniente lo miró sin expresión alguna—. ¿Tienes hambre, cosita?
Tyler no contestó. El teniente Morris se inclinó y apartó los brazos del chico de su cara, estas cayeron como peso muerto sobre la cama y crujió bajo el peso de ambos cuando de un salto el hombre se subió sobre el chico. Tyler lo seguía mirando a los ojos, sin quejarse, sin poner resistencia alguna cuando sintió que lo tocaban con pudor. Soltó su rostro y se puso de rodillas delante de él, obligó a sus piernas a que lo rodearan, las tomó y las acarició con lentitud. Tyler se quejó por lo bajo cuando lo jaló con fuerza, quedando él muy apretado contra el teniente Morris, sus labios se entreabrieron justo en el momento donde él apretó la carne de sus muslos, con fuerza y una sonrisa gustosa apareció en sus labios.
Sonrió y rápidamente se quitó la camisa que traía puesta, el rostro de Tyler se deformó por completo y negó con lentitud. Sus ojos vislumbraron el pecho del teniente, rasguñado, cicatrizado por completo. Intentó alejarse y sintió su peso caer en su cuerpo, ahogándolo. Tyler apartó su rostro y la lengua del teniente viajó por su cuello. Sentía sus manos subir por su cuerpo, recorrerlo con lentitud y presionando con fuerza. Tyler negaba, con un nudo en la garganta que no lo dejaba hablar. El dolor de cabeza presente lo hizo cerrar los ojos. Sentía unas manos colarse por su pantalón. El teniente Morris se detuvo y sonrió al ver al chico.
—Parece ser que decidiste enfermarte en el peor momento, Animal. —comentó y se apartó de él. Tyler se quedó quieto en su lugar, sus manos viajaron a sus pantalones y volvió a acomodarlos—. Levanta ese cuerpito, Animal. Vamos. Te llevaré a un lugar que te interesará, te lo prometo.
Lo vio salir por la puerta, y su mente se quedó con la imagen de la espalda del teniente, estaba rasguñada, estaba devorada por cientos de cicatrices que lo estremecieron por completo. No tenía mordidas, no las tenía. Jamás fue animal de alguien. Lo escuchó gritar y se levantó con lentitud, el frío llegó a sus pies y su entorno se revolvió en su mirada. Estaba tan mareado, deshidratado y hambriento. Fue con lentitud, acostumbrado a tomar las paredes para caminar. Últimamente se había golpeado tanto que su cuerpo le exigía un descanso bestial. Cuando se quedó en el marco de la puerta, asomó la cabeza y esperó ver su sangre desparramada en el suelo. Como siempre la había visto en la cabaña con Hunter, sin embargo, todo lucía tan normal como la primera vez que lo recorrió.
—Ven, salvaje —Tyler se volvió y su entrecejo se frunció al oírlo, caminó y bajó la mirada cuando cruzó a su lado—. Eres tan lento.
Tyler se encontró en un baño, la blancura lo cegó por completo y retrocedió cerrando los ojos, chocó contra el pecho del teniente y sintió unas manos tomar sus muñecas.
—Vamos —lo soltó y Tyler bajó la mirada cuando sintió las manos del hombre tomar sus pantalones. Sus ojos se clavaron en la tina blanca, limpia. No se dio cuenta cuando su cuerpo quedó libre de ropa y fue guiado hasta aquella. Tyler se metió y se hundió en el agua tibia. Su piel ardió y sus ojos vislumbraron la claridad de esta. Notaba cómo la sangre parecía salir de su piel. Sintió el agua caer por su cabeza y cerró los ojos, se frotó el rostro y suspiró aliviado—. ¿Cómo fue que terminaste sin un pie, Animal?
Tyler relamió sus labios, pensando.
—No lo sé —soltó con sinceridad después de quedar con la mente en blanco. Miró su pierna, le faltaba un pie, ¿Cómo fue que nunca se cuestionó por ello? Había aprendido a andar sin él, a vivir con el dolor que a veces sentía. Pero no recordaba cómo fue que lo perdió. Apartó la mirada y notó el jabón que empezó a inundar el agua. Se llenó de espuma. Y sus dedos tomaron un puñado de ello—. No sé.
El teniente Morris miró a Tyler, buscó sus ojos y, sin embargo, el chico lucía tan perdido que su pregunta la dio como respondida. Tomó la esponja y talló el hombro de Tyler con fuerza.
—¿Y crees que él pudo haberlo echo? —preguntó, analizando la situación mental del chico. Tyler levantó la mirada. Tenía ojeras, sus mejillas mordidas estaban rojas y sus labios agrietados. Las pestañas de Tyler eran largas, tanto que las gotas de agua caían como peso muerto sobre sus pómulos. Los ojos del chico eran grandes, y lo veían con suma atención. El chico tenía los ojos de su madre, la recordaba, hace tanto tiempo que había pasado. Una mujer consumida, callada y sumisa ante su esposo. Un hombre incomprensible, duro, insensible que tenía el poder. Pero no los recordó mas, después de todo, Tyler ya no los consideraba sus padres, siquiera sabía que tenía alguno.
Tyler frunció el ceño, y su boca se entre abrió para soltar palabra, pero se quedó callado. Pensando en el nido de recuerdos vagos que seguramente tenía.
—Tal vez —susurró—. Tal vez... Hice algo que no le gustó.
Se quedó pensando, y levanto las cejas restándole importancia. Lo había olvidado. Ésa era la respuesta, porque él mismo era consciente de que Hunter jamás iría tan lejos cuando se trataba de un animal, de su animal, tal vez se reiría de la situación, como se había reído la última vez que lo vio. Consumido en la sangre, carcajeándose hasta llorar mientras degollaba a uno de sus dueños con una navaja. Sin duda había sido su animal favorito.
—¿Y qué no le gusta, Animal? —preguntó.
—Que... —entrecerró los ojos—. ¿Qué le importa?
Sonrió y lo tomó de la nuca, acarició la piel con lentitud, notó la cicatriz de una mordida en él.
—¿Sabes... Animal?—susurró, y lo apretó con fuerza—. Me divertiré mucho en unas horas. Te enseñaré cosas que te van a gustar, ¿Sí? Cosas que Hunter sabía.
Tyler se quedó quieto y volvió toda su atención en él. Lo soltó y se inclinó sobre el chico.
—Cosas sobre Christopher... Están todas allí. Si eres un buen chico y haces todo lo que digo te las daré todas para ti solito.
—¿Sólo para mí? —preguntó—. ¿Y qué podría ser eso?
—Tú tendrás que descubrirlo, cosita—le susurró y se levantó de su lugar, Tyler lo siguió mirando mientras la sangre resbalaba de su hombro. El teniente Morris salió y se quedó solo. Se miró las manos, lucían tan viejas, eran tan pálidas que cuando las limpió las heridas latentes empezaban a sangrar nuevamente, no pensó en eso y siguió limpiando su cuerpo. Tardó su tiempo, y lavó bien su cabeza, cuando terminó el agua quedó sucia y cubierta de restos de sangre. Se levantó y se miró en el espejo.
Frunció el ceño y se abrazó a sí mismo con lentitud, su mirada viajó por toda su anatomía. Estaba delgado, bastante a decir verdad, las heridas, la piel muerta, el tono grisáceo y pálido lo estaba aburriendo. Tyler se miró el rostro, las ojeras notorias, la mirada irritada. Era la viva imagen de un cadáver moribundo y podrido. Se apartó y miró la ropa que estaba a un lado. Tomó la camiseta bordó y la levantó, era lisa y suave, olía a limpio y la dejó donde estaba. Estuvo unos minutos viendo la ropa, cuando se la puso le quedó un poco apretado, y se preguntó si era la ropa del hijo del teniente. Apretó los dedos y quiso arrancársela de la piel, sus ojos se clavaron nuevamente en el espejo.
—¿Qué sucede, Animal?
—Me siento raro —susurró, el Teniente Morris le pasó el bastón, y Tyler lo tomó.
Sintió la mano del hombre en su cuello y se quedó rígido en su lugar mientras caminaban por la casa, los ojos de Tyler se detuvieron cuando el Teniente abrió la puerta que daba a la salida, pudo notar el día nubloso que se presentaba, una ráfaga de viento lo llenó por completo y dudó en seguir caminando.
—Vamos, anda —Tyler avanzó mientras sus manos temblaban, su respiración se volvía irregular y cuando salió a la intemperie el aroma a tierra mojada lo inundó, su corazón se aceleró y recordó el bosque, recordó el lago, la voz de Hunter. Se embriagó y respiró con profundidad antes de que lo obligaran a entrar a un auto. No supo en qué instante ya el cinturón lo rodeaba y la puerta se cerraba a su lado.
—¿A dónde estamos yendo?—se atrevió a preguntar, se sentía cansado y la cabeza volvía a palpitar, encontró una botella de agua y miró al teniente, este asintió y Tyler la abrió con las manos temblando, empezó a beber y se atragantó.
—Hoy a la noche comerás algo si te portas bien —comentó y Tyler miró la guantera, la abrió y no encontró nada, empezó a tocar todo y prendió el aire acondicionado del auto, estornudó y lo apagó. Apoyó la cabeza contra el vidrio y miró con sueño hacia afuera—. ¿Cuántos años tienes?
Tyler no contestó, no porque no quería hablar, sino que la razón era que no lo recordaba. Frunció el ceño cuando recordó a Hunter de pie junto a él, ensangrentado. Enojado. Le había deseado feliz cumpleaños, siquiera recordaba qué día era.
Se quedó en la misma posición por mucho tiempo, quizá algunas horas, sus ojos prestaron más detalle cuando la arboleda iba desapareciendo, se encontró con un terreno solitario hasta que su vista miró hacia adelante y sus ojos vislumbraron una gran arquitectura gris, enorme que inundó su curiosidad por completo, en las paredes habían alambres con púas y una gran puerta de metal se interpuso en su camino. El auto se detuvo y miró al Teniente cuando este se bajó, Tyler miró la puerta a su lado tratando de buscar la forma de salir. Se abrió y el Teniente Morris lo esperaba parado a su lado.
—Señor —se escuchó una voz, la atención del hombre se volvió hacia otra persona, Tyler saltó cuando salió y se chocó contra el Teniente, fijó su vista en aquél, traía la misma ropa militar, el mismo corte, Tyler conectó la mirada con él y se sintió invadido cuando lo recorrió por completo con su mirada—. ¿Y él?
—Lo encontré por ahí —mencionó Morris y le entregó las llaves, tomó a Tyler—. ¿Cómo está Jeremías?
—Asustado. Como todos —abrió la puerta y Tyler se quedó quieto en su lugar, El teniente lo empujó e hizo que caminara.
—Sácalo, pondré al chico a jugar con él —caminó y el teniente sintió que lo tomaban del brazo. Sus ojos grises miraron al hombre.
—¿No es el hijo de Owens?
Asintió y fue hasta Tyler, el chico se había quedado parado y observando todo con grandes ojos. Lo empujó y obligó a que caminara. Tyler tropezó, mientras veía todo con suma curiosidad. Tomó su bastón con fuerza y miró al grupo de chicos que estaban parados en hilera, sus rostros estaban neutros, traían la misma ropa y el mismo corte, el barro bajo sus pies lo mancharon, puesto que no traía zapatillas, bajó la mirada y sintió la mano del teniente tomar su cintura.
—Ellos son mis alumnos, Animal —le susurró en el oído, Tyler miró a los chicos, parecían tan jóvenes, tan distantes y ausentes de la realidad que parecían maniquíes de pie frente a él. Nadie le dirigió la mirada, Tyler se sintió como un fantasma en el lugar.
—Son... —soltó y volvió a verlos —. Son... ¿Animales? ¿Son tus animales? ¿Eso es lo que son?
El teniente rió y los ojos de Tyler notaron la gota de sudor que cayó por la frente de un soldado. Sintió una punzada en su cintura y volvió caminar, entraron por una puerta y el aroma a desinfectante revolvió su estómago vacío, Tyler tapó su nariz y se apoyó contra la pared fría y húmeda, el suelo frío volvía a subir por su piel, y su mal estado solo empeoraba la situación. Aún le dolía la cabeza, aún se sentía cansado y débil. Entró por un pasillo y a su costado aparecieron ventanas forzadas por barrotes, Tyler vio a los hombres entrenar, algunos hacían abdominales, otros estaban tirados en el suelo, no se movían. Tragó con fuerza cuando escuchó un silbido y todos se pusieron en orden, como robots, fríos, serios y sin expresión alguna. El teniente se detuvo y Tyler también. La hilera se ordenó a un costado del pasillo y se quedaron duros como estatuas cuando Morris se presentó.
—¿Dónde está Jeremías? —preguntó y Tyler miró a los hombres con cuidado, su vista se clavaba en las heridas, en las cicatrices que tenían. La ropa que tenían estaba sucia, y se sintió pequeño en su lugar cuando el teniente empezó a caminar, Tyler fue bajando la mirada, y sintió como todas aquellas se clavaban en él.
—En aislamiento, Señor —respondió uno, Tyler hizo a un lado su vista y sus ojos conectaron con otros. Negros, brillantes, su rostro se frunció y arrugó el entrecejo cuando el hombre se relamió los labios frente a él. Apartó la mirada, asqueado. Observó al teniente avanzar y empezó a moverse cuando sintió que una mano lo tomaba del cuello y lo tiraba en el suelo, el cuerpo de Tyler cayó como peso muerto y su cabeza se golpeó contra el suelo, abrió sus ojos desesperado, viendo manchas negras que lo aturdieron más, sintió unas manos arrancar la tela de la camiseta, Tyler gritó y sintió como líneas de sangre aparecieron en su pecho, fue rasgada, y lo miró a la cara. Tenía una cicatriz enorme que le cruzaba la cara por completo, las pupilas dilatadas y la saliva goteaba en Tyler, lo empujó con una mano, intentando alejarlo de él, sintió los dientes chuecos sobre la piel de su palma.
Las lágrimas brotaron de los ojos de Tyler y sintió una bofetada que le revolvió la cabeza por dentro, tapó su boca sintiendo el sabor metálico de la sangre en ella. Cerró sus ojos y se encogió cuando el peso salió de su cuerpo, estaba temblando con fuerza y sollozaba desesperado. Abrió los ojos y el miedo inundó su cuerpo.
El teniente tenía al hombre frente a él, este estaba inclinado, de rodillas contra el suelo.
—¿Quieres un animal? —preguntó Morris y lo miró por un segundo, Tyler tragó saliva, limpiando sus lágrimas—. ¿Quieres a ése de ahí acaso?
No contestó.
—Escucha, ¿Sí? —comentó con suavidad—. Como vuelvas a... mirarlo de una forma que no te corresponde haré que te saquen los ojos con una cuchara caliente ¿Sí? No puedes tocar lo que no te pertenece, sólo tendrás un pequeño castigo, ¿Captas? Eres más listo que esto, lo entenderás.
Se volvió y le susurró a otro soldado con rapidez.
—Llévalo a aislamiento por la noche, no sirve, será un buen animal —se volvió y le tendió la mano. Tyler la tomó y se limpió la sangre con la ropa limpia. No quiso volver la vista y susurró despacio y agitado.
—¿Qué sucede en aislamiento? —preguntó tímido y bajo, la cabeza le palpitó con fuerza y entre cerró los ojos, se sentía cansado, abarrotado y adolorido. Sus manos temblaban de forma leve y fue guiado hasta un pasillo que heló la sangre de Tyler. El hedor a sangre lo mareó por completo, escuchaba gritos, sollozos y lamentos. Sus oídos se inundaron de la miseria del lugar, y veían con asombro y miedo a las personas que había.
Llegaron a una habitación vacía, el suelo de madera estaba sucio, notaba manchas de sangre seca que habían en ellas, crujía bajo sus pies y la mirada de Tyler viajó a las paredes sin pintar, al cemento rasgado en las paredes, las uñas marcadas. Había manchas de sangre por todas partes, el hedor de esta y al desinfectante descompusieron a Tyler, la habitación era oscura, apenas visible hasta que el teniente encendió el interruptor y una luz vaga iluminó todo. Tyler bajó la mirada y notó los dedos de su pie cubiertos de sangre, de barro.
—Bienvenido a Aislamiento, Animal —canturreó el hombre, se acercó hacia él y lo tomó del mentón, tan lento, tan fuerte que la respiración de Tyler se aceleró —. Aquí tu querido dueño fue mío. En esta misma habitación mi sangre cayó en su cuerpo. Aquí nació lo que tú conoces. Un alma artificial, una identidad artificial. Hunter no es nada más que una extensión de mí, Animal. Una que aún conserva sus recuerdos consigo. ¿No crees que eso es muy generoso, dejarlo con sus recuerdos?
—¿A... Aquí? —susurró.
—Su padre lo envió aquí para limpiar su consciencia. Para que se haga justicia de algo que él no tenía la culpa. Pero chicos como Christopher son fáciles de manipular, ¿Sí, cosita? Él era tan blando, tan miedoso ante todo. Era callado, ¿Puedes creerlo? Obvio que no. ¿Es difícil verlo de esta forma, Animal? ¿Verlo como te ves a ti? Un animal. Hunter detesta a los animales como él. Porque él mismo es consciente del cambio que generé. Y odia verse de esa forma. Él sabe su nombre y no se siente propio de él. Lo sé, porque yo me encargué de que fuera así.
Tyler lo miró con ojos grandes, su cuerpo retrocedió. Recordó a Noah, recordó las palabras de Hunter cuando le preguntó si olvidaría todo lo que era.
No.
No. No olvidaría su identidad, pero tampoco le había aclarado si lo dejaba quedársela, no le había dicho nada de eso. Sus ojos no pudieron enfrentar a los del teniente. No podía, no cuando posiblemente sabía que a su hijo le estaban haciendo lo mismo que él hizo con Hunter.
Se quedó callado. Por Hunter, por Christopher. Jamás le diría.
—Quiero que conozcas a alguien ¿Sí? Animal —Tyler se volvió, asustado y agitado por la situación. Sus ojos se encontraron con un chico que cayó de golpe contra el suelo, dos hombres lo habían traído y se quedaron a un lado de él. Fue observado por unos ojos llorosos, rojos e irritados, unos ojos azules—. Él es Jeremías.
Tyler recorrió al chico de pies a cabeza, tenía el cabello corto, castaño, las mejillas rojas y el labio partido. Sus manos estaban lastimadas, tocando aquél suelo de madera oscuro de la mugre fermentada en él, en la sangre sucia. La sangre de un animal.
Sintió las manos del teniente en las suyas y su vista se dirigió hacia éstas. Sus dedos rodearon el frío y pesado metal de un arma, su mano, su tacto.
—Quiero que lo mates.
Tyler se volvió, asustado, enfrentando al teniente con el rostro fruncido y la confusión reflejada en los ojos. Las manos de Tyler temblaron y negó con la cabeza.
—N-No... No... —susurró, miró al chico y volvió su vista hacia el teniente—. No lo haré. N-no lo haré.
—Vamos —lo empujó y los ojos de Tyler volvieron al chico, su corazón se aceleró, sus latidos lo hacían temblar por completo, miró el arma, sus dedos temblaban, no sabía usarla. Y sintió las manos de aquél junto a las suyas, quitando el seguro y posando sus dedos para apretar el gatillo. Los ojos de Tyler se nublaron y la desesperación creció en su interior.
Se volvió y apuntó al teniente con ella, cerró los ojos por miedo y apretó el gatillo antes de sentir que su brazo era apartado con rapidez. Fue empujado y calló al suelo, su mirada se levantó y vio al Teniente Morris con los ojos grandes, dilatados. Volvió su mirada hacia él y frunció el ceño mientras notaba cómo las venas resaltaban y su rostro enrojecía con fuerza. La bala había dado en el techo.
—¡¿Pero quién te crees maldito animal!? —rugió y se acercó con rapidez contra él, Tyler se encogió en su lugar y abrazó su cabeza con las manos. Lo tomaron con fuerza y lo jalaron, lastimándolo—. Ya vas a ver escoria.
Lo tiró contra el piso y Tyler volvió a caer de golpe, su rostro fue volteado cuando fue golpeado de una patada, escupió sangre y sintió el interior de su mejilla roto, destruido. El teniente estrelló su pie contra su cabeza y eso terminó con aturdirlo por completo, el dolor se expandió por todo su cuerpo y el pitido en su oído apareció cuando fue levantado de golpe. Intentó abrir los ojos y manchas negras volvieron a interferir en su visión, se tocó la cabeza, palpitando, sangrando.
Escuchó que abrían una puerta y fue dejado en una especie de camilla, Tyler intentó levantarse y tomaron sus muñecas con fuerza, sintió el frío de algo que las rodeó y abrió bien los ojos, borroso, apenas visible, lo estaba atando. Miró al teniente, aún tenía el rostro rojo, mientras sentía que tomaban sus tobillos. Cerró los ojos con fuerza y movió la cabeza, palpitante. Recordó el aroma a sangre, recordó sus muñecas, lastimadas en carne viva, rodeadas por un alambre con púas. Su respiración se volvió irregular, y sentía que su pecho explotaría en cualquier momento.
—¿Sabes lo que es el electroshock, Animal? —preguntó con los dientes apretados, los ojos de Tyler lo miraron con miedo—. Se usa en hospitales psiquiátricos, cosita. Y cuando se la utiliza de la forma incorrecta genera leves problemitas en la mente. Veamos qué tanto recuerdas después de esto.
Sintió más correas en su cuerpo y negó efusivamente cuando le colocaron algo en la cabeza, no podía verlo, sentía como su estómago se revolvía. Y sus ojos grandes pedían misericordia. El teniente Morris tomó un trapo que encontró en la mesa y obligó a Tyler que abriera la boca.
—Púdrete —susurró y prendió la máquina, observó como el cuerpo de Tyler se agitó de golpe y los leves ruidos que ahogaba dentro de su boca, los brazos del chico intentaban liberarse de las correas con desesperación, las piernas de Tyler luchaban y las uñas de sus manos apretaban con fuerza el colchón de la camilla. Sonrió y una risita empezaba a brotar en su garganta. Aumentó sólo para ver el momento en el que la boca de Tyler dejaba salir la saliva, lo apagó justo cuando llegó hasta el tope. El cuerpo de Tyler dejó de convulsionar, y el Teniente esperó un momento para desatarlo. Levantó el cuerpo de Tyler y notó el colchón húmedo bajo él —. Además de atrevido eres un asco, Animal.
El chico apenas se movía, salió de la habitación y lo tiró en el suelo.
Cuando Tyler despertó sintió los mareos y las náuseas, pegó su rostro en el suelo y gimió bajito de dolor cuando intentó mover su cuerpo, sus músculos estaban débiles y la cabeza le palpitaba con fuerza, se levantó desorientado, mientras sus ojos perdidos viajaron por toda la habitación. Sus oídos apenas oían, pero los gritos lo confundieron, sus ojos se clavaron en un chico reventado en sangre, el rostro golpeado, la boca rota. Desnudo, mientras los golpes caían con violencia sobre su cuerpo.
—¡M-mátame, por favor... P-por...! —Tyler vio el arma frente a él, vio los rasguños en el suelo, la sangre. Había intentado llegar a él—. Mátame...
Lo escuchaba llorar, gritar, gemir de dolor. El cuerpo de Tyler se arrastró tan desorientado que el arma se le cayó dos veces. Lo apuntó directamente, sensible y débil, cerró los ojos y las lágrimas resbalaron por sus mejillas, disparó y la bala impactó contra el hombro del chico. Lo escuchó gritar y Tyler lloró de frustración y miedo, disparó nuevamente y los gritos, el llanto, todo, se apagó en un solo instante donde Tyler abrió sus ojos y fue consciente de lo que había hecho. Sus manos temblorosas dejaron caer el arma y taparon su boca, ahogó un gemido y gritó de desesperación, frotó su rostro, sus lágrimas cayeron al suelo sucio y se tomó de la cabeza con miedo, alejándose de la sangre que venía por él.
—Yo no... y-yo no...
Sus manos temblaban y en sus ojos vidriosos se reflejaba el cadáver de aquél chico. Sintió la respiración de alguien más detrás suyo.
—Excelente, Animal —le susurró y besó su mejilla—. Y no sientas culpa, estoy seguro que él no la sintió cuando dejó que mataran a un chico solo por un poco de drogas. ¿Lo entiendes, no? Aquí la justicia la hacemos de otra forma. Y definitivamente él no quería terminar como tú, antes muerto.
Tyler bajó la mirada y recordó a Hunter, tan borroso, sólo era él.
Sólo era él, yendo a matar, yendo a acabar con la vida de alguien sólo porque él lo dijo.
¿Acaso se había acostumbrado de esta forma?
Dedicado a Caery16 porque amo y odio una de sus historias.
gracias por las 20k de lecturas :*
Si ven alguna palabra que no va con la frase es porque tengo un teclado de mierda.
Y también dedicado a Droguebrio aunque sé que sos muy mezquino para compartir, tenés qué, lo siento cosita.
11DICIEMBRE 2017.
HUNTER OBRAS.
DEDICADO ACTUALMENTE A Mukami2002
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top