extra + tráiler






Cinco meses después.

—Tengo muchas cicatrices, ¿No lo crees?

Apretó su cuerpo más contra el otro entrelazando sus manos. Suspiró con cansancio sintiendo el cálido pecho de Hunter sobre su mejilla. Levantó la mirada con lentitud, el cansancio le pesaba y su corazón se aceleró cuando observó el rostro de aquél hombre. Llevó una mano a la cicatriz que cubría la mitad de su rostro y acarició con cuidado. Las pestañas de Hunter eran largas, y su rostro pálido dejaba notar las pequeñas cicatrices rosas. Recorrió con sus dedos su mejilla, sus labios y el tajo curado que lo atravesaba. Verdaderamente no sabía qué lo hacía atractivo a sus ojos, las marcas, el tiempo y la edad habían hecho su trabajo.

Llevó su mano hacia su cabello largo, despeinado y suave. Aspiró con fuerza y pudo sentir el aroma del lago, al sudor. Sonrió y se acercó más para besar su cuello, acurrucó su cuerpo contra Hunter y enredó sus piernas en la cintura del hombre. Lamió su cuello y empezó a besar su barbilla, a enredar sus manos en aquél cabello negro hasta encontrarse con su mirada. Los ojos oscuros de Hunter estaban brillantes, recorrían el rostro de Tyler con lentitud y una sonrisa cansada se asomó en sus labios.

—Cachorrito... —susurró y apretó la cintura de Tyler contra su cuerpo. Este se pegó más y unió sus labios dejando caer sus manos hasta el pecho del hombre—. Mi nene... ¿Tienes hambre, hm?

—No... —negó y se recostó en la cama cuando Hunter se puso sobre él. Sintió una mano sobre sus muslos y lo alzó hasta ajustarse más contra él. Se apretó con fuerza y Tyler se retorció ante las sensaciones que crecían en su interior—. Sigue...

Hunter se separó un poco y empezó a besar el cuello de Tyler. El chico tembló y suspiró presionando la cintura del otro para que su entrepierna chocara más con la suya. Jadeó despacio cuando sus labios se detuvieron en su pecho, succionando la piel y acariciando con sus manos su cuello, los dedos de Hunter se detuvieron en sus labios y los lamió con suavidad. Acarició su mejilla y  tomó con poca fuerza el cabello corto de Tyler. Jaló justo en el momento que dejó una marca rojiza sobre su estómago.

Los ojos avellana de Tyler se cerraron con fuerza, sus mejillas se calentaron y sus piernas temblaron sobre Hunter. Entre abrió los labios buscando aire mientras sus manos trataban de agarrarse a las sábanas.

Tembló al momento que sintió los labios y la lengua de Hunter en su pelvis. Bajó la mirada cristalizada, y la sangre subió a sus mejillas cuando observó los besos sobre la cicatriz que tenía. Se sentía débil y caliente.

—Hunter... —gimió bajito, llevó una mano hacia su estómago y la posó sobre la del mayor. El hombre se separó de él, con los ojos negros brillantes y los labios húmedos. Tyler se sonrojó, como siempre le pasaba cada que Hunter lo miraba fijamente en la intimidad.

—Eres hermoso, Cachorro...—Hunter tomó su mano y besó sus dedos. Subió por el pecho cubierto de cicatrices, por aquél cuello marcado en viejas mordidas. El rostro joven de Tyler, en su piel áspera y cálida, cuán dichoso era el momento para poder disfrutar. Besó su frente, donde el inicio de una cicatriz se abría por su cuero cabelludo. En sus ojeras grises y las marquitas de sus mejillas—. Muy hermoso.

—Tengo muchas cicatrices... —volvió a repetir con lentitud, sus ojos se llenaron de lágrimas—. T-tengo muchas marcas... En mi espalda.

Hunter se quedó quieto, mientras el llanto ahogaba a Tyler entre el nudo y la vergüenza. Cerró los ojos con fuerza y se encogió, el silencio de Hunter lo lastimaba, los recuerdos que se proyectaban en las noches lo dejaban sin sueño y no podía arrastrarlo a su dolor. A veces no sabía si lo que soñaba fue real o no.

—Mi cachorrito... Mi dulce Ty... —escuchó su voz y abrió los ojos, observó a Hunter apoyarse sobre su pecho como un niño—. Me gusta cómo eres, y pasar tiempo contigo. ¿Quieres ir a matar la cena conmigo? Dejaré que uses la ballesta si te hace sentir mejor. Te enseñaré todo lo que quieras. Pero no pienses en eso por favor.

—Sabes que no puedo... —Hunter lo miró con el rostro fruncido, se levantó y se sentó a un costado de la cama echando miraditas a Tyler. Habían hablado muchas veces del tema y Hunter se ponía incómodo ante eso—. Y-yo... Debo saberlo. ¿Quién fue? ¿Era ese hombre? ¿El militar?

El rostro de Hunter se llenó de molestia, miró sus manos tratando de ignorar las palabras del chico.

—No puedes negarme mis memorias. Sí sabes algo dilo, por favor.

—Te hará mal —susurró Hunter apartando la mirada a la puerta.

—¿Y no crees que ya lo estoy? —Tyler se acercó más a él, tomó las manos de Hunter, deteniendo sus movimientos. El mayor evitó su mirada, observó los labios apretados y la tensión que había en el cuerpo de Hunter—. Te sientes incómodo.

—Hoy a la mañana encontré una madriguera llena de conejos, ¿Vamos a buscarlos? —Hunter se volvió a él, Tyler se apartó y lo miró con tristeza. Los ojos negros de aquél hombre perdieron brillo y sus labios formaron una línea recta ante el disgusto de la situación—. Perdóname, Tyler. No puedo.

Se levantó y cruzó la habitación hacia la salida de la cabaña. Tragó saliva y bajó la mirada con el pecho oprimido, no le gustaba que Hunter se pusiera así. Se volvía distante y sumamente callado, muchas veces terminaba acorralado contra la pared, con la mejilla ardiendo y aquellos ojos negros desesperados puestos en él. Pero Tyler no podía evitarlo, había recurrido a manipular sus palabras para dañarlo, para que le grite con fuerza lo que había pasado. Y en cambio, Hunter se quedaba neutro.

Se puso de pie, tomó una prenda holgada y se la puso, su pierna coja no lo dejaba caminar al gusto que quería pero al menos mantenía un ritmo considerable. Se detuvo en la puerta principal, se agachó para levantar un poco sus pantalones y salió para buscarlo. Cruzó la arboleda hasta llegar al lago, se agachó un poco para resbalar con cuidado por la tierra cuando tuvo que bajar y se acercó a la orilla.

Lo observó sentado en el suelo, con el cabello húmedo y el pecho desnudo. Se estremeció cuando notó las cicatrices, y un ligero rubor cubrió sus mejillas al notar las ligeras marquitas rojas que causaron sus uñas las noches anteriores.

Hunter era un hombre grande, de aquellos que lo enviaban a las nubes de un solo golpe y que lo hacían tocar el cielo por las noches. Se preguntó, una mañana cuando lo vio preparar el desayuno con cuidado, cómo habría sido si su mente no estuviera tan podrida y destruida por sus agresores. Cómo sería de hermoso sin todas esas cicatrices ni aquella que cubría su rostro. Y sin embargo, le gustaba un hombre mayor que él por siete u ocho años, que respondía al mundo con violencia y castigaba a todo aquél que cometa injusticias con dolor. Un hombre traumado, derrotado y con pensamientos retorcidos hacia el mundo. Y estaba tan apegado a él que no podía dejarlo. Porque llevaba años a su lado, tratando de entender su mente y porqué le atraía tanto. Había aprendido a convivir con alguien que odiaba y valoraba una parte de él que creía perdida. Alguien capaz de hacerle sentir el placer en el dolor. Porque era una maldita bestia, un bruto de pies a cabeza que parecía incapaz de sentir compasión.

Porque a su lado tenía asegurado el dolor, la agonía y sin embargo, caminaba hacia él, y sus dedos no podían evitar tocarlo. Porque estaba mal, de cuerpo, de la cabeza, de todo, estaba mal permanecer a su lado. Y ahí se encontraba, estirando sus brazos para rodear su lomo, y besar su piel.

Porque Tyler ya se había quemado el cuerpo entero al entrar, sangrado a más no poder, gritando y agonizando. Y aferrándose con fuerza al hombre que lo acompañó.

—A veces... —le escuchó decir, Tyler apoyó la mejilla en su hombro y frotó sus manos—. Pienso que te irás... Que buscarás lo que yo te quité.

Tyler frunció el ceño y se acercó más hacia Hunter, mirándolo. Las manos del mayor tomaron las suyas.

—No pienses eso... —susurró en voz baja, se acercó con lentitud y besó los labios de Hunter. Enredó sus manos en aquél cabello húmedo y sintió su toque sobre su cintura, abrazándolo con fuerza. Se subió a sus piernas y se acomodó con rapidez como siempre. Encajando en su cuerpo, liberando calor y suspiros cada que sus pieles chocaban—. No lo... Pienses...

Lo besó con fuerza, Hunter adentró su lengua en él y lo abrazó más fuerte, Tyler gimió y colocó sus manos sobre el pecho desnudo, áspero. Las levantó y enredó en su cuello, balanceando su cuerpo con lentitud.

—Te dejaría ir... —susurró agitado, Tyler abrió los ojos cristalinos, jadeando y moviendo las caderas sobre la entrepierna de Hunter. Este último frunció el ceño y gruñó, tomando sus caderas y apretando los dedos en su piel. Sus ojos negros estaban entrecerrados—. Te dejaría ir... Mi cachorrito...

Besó su cuello y Tyler gimió quedito, su respiración se aceleró cuando lo recostó en el suelo, sintiendo las manos de Hunter bajar sus pantalones holgados. El toque en su piel aceleró su corazón.

—Mi Tyler... —sonrió y besó sus labios. Hunter ocultó su rostro en el hueco entre su cuello y su hombro y dejó caer su peso contra el cuerpo más chico—. Eres libre de decidir lo que quieras... Porque me haz matado —Tyler sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. Se removió y jadeó con la respiración agitada. Abrió los ojos lagrimosos, y tenía la mirada brillante de Hunter sobre él—. Me mataste el día que te ví debajo de los pies de un demonio, sangrando, llorando, abusado por esas manos horribles. Porque tenía la idea de que no volverías, y estabas ahí. Mi cachorro, mi niño y mi amante. Mi compañero. Me haz matado, dejaste de ser mi animal, y eres libre de escoger lo que quieras.

Los latidos de Tyler aumentaron y sus manos tomaron el rostro de Hunter, acariciando sus cicatrices. Sus viejos golpes y sufrimientos. Lo acercó a sus labios y besó sus párpados, sintió la humedad en sus labios y lo abrazó con fuerza, rodeando sus piernas en su cuerpo, sintiendo las lágrimas arder en sus ojos. Su corazón pesaba, el nudo en su garganta no lo dejaba hablar y empezaba a sentir los temblores en sus brazos.

—Me quedaré... —cerró los ojos y se apretó más contra él—. Pase lo que pase... volveré a ti, Hunter...










Parte con mucho amor porque dicen que soy insensible. Adiós.

13 de Abril. 2018.

HUNTER OBRAS.



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