Prólogo
Era un día hermoso, el cielo estaba despejado, el sol brillaba lo suficiente para calentar, pero no demasiado para quemar con intensidad, los pájaros cantaban y el viento soplaba de manera cálida y relajante. Ace nunca imaginó que un día tan hermoso se convertiría en el peor de toda su existencia, no solo de la suya sino de toda la familia.
El parque estaba lleno de actividad, personas que se ejercitaban, familias bajo la sombra de algunos árboles, disfrutando de un buen picnic, hombres y mujeres jugando con sus mascotas y niños divirtiéndose por todos lados. Ace recordaba que el abuelo Garp les advirtió de no acercarse al lago, ya que Luffy no sabía nadar y podía caerse al agua; al abuelo no le agradaba la idea. Así que los tres se encontraban jugando con una pelota, justo en el centro del parque.
Aún recordaba todo con demasiada claridad, tal como si hubiera sido ayer, a pesar de que ya pasaron 13 años desde aquel día. Ace había pateado la pelota con demasiada fuerza, por lo que salió disparada lejos de donde se encontraban, metiéndose entre varios árboles que se encontraban por allí. Recordaba cómo había mandado a Luffy a buscarla y cómo, con miedo, Luffy le decía que no quería ir, que le daba mala espina entrar entre esos árboles solo.
Ace se había burlado de Luffy, llamándolo cobarde. ¿Qué insensible e idiota había sido? Solo Luffy tenía 4 años; debió ser un mejor hermano mayor, debió acompañarlo, pero en lugar de eso solo se había burlado y lo había retado, típico de un mocoso de 7 años, sintiéndose superior a su pobre hermano menor.
Luffy no quería que Ace se burlara, no quería que lo llamara cobarde, así que reunió valor y fue por la pelota. Sabo miró mal a Ace y hizo el intento de ir a acompañar a Luffy, pero Ace lo detuvo. ¿Por qué lo había hecho? Día tras día, durante todo ese tiempo, no había parado de pensar que si lo hubiera dejado acompañar a Luffy, aún estaría con ellos. Si tan solo no hubiera sido tan idiota, Luffy seguiría allí.
Luffy se había vuelto a verlos con su sonrisa temerosa, tratando de demostrar que era valiente, ocultando todo el miedo que tenía. Le había observado unos cuantos segundos para después adentrarse entre aquellos árboles. Esa fue la última vez que Ace vio la cara de Luffy, la última sonrisa que Luffy le mostró, llena de temor y angustia.
Ese día fue un caos. Cuando pasó demasiado tiempo y Luffy no volvió, Sabo y Ace pensaron que quería jugarles una broma, pero cuando lo buscaron y no apareció, se asustaron. Imaginaron que podría haberse perdido. Garp hizo de todo para buscarlo, pero los minutos se hicieron horas, las horas se convirtieron en días, los días se transformaron en semanas, las semanas en meses y los meses en años, y jamás volvieron a saber de Luffy.
Pero si de algo estaba seguro Ace era que no importaba que le tomara 10 o 20 años más, se había propuesto encontrar a Luffy y traerlo de regreso. La casa no era la misma desde la partida de Luffy, Sabo y Ace tampoco lo eran. Le juró que no importaba lo que le costara, encontraría a Luffy y lo traería de regreso, era una promesa.
Nami Scarlet
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top