Comenzando desde cero

Su primera reacción al abrir los ojos es fruncir el ceño y suspirar con frustración. Ya eran tres días seguidos soñando con aquella familia imaginaria y esos dos niños que siempre lo acompañan a todas partes. Sus ojos pican y ese sabor amargo comienza a llenarle la boca, provocándole arcadas.

Antes de que algo más pase, corre directo al baño para evitar algún accidente. Para él es realmente molesto; por lo general, esas pesadillas no suelen ser constantes. Nunca fue más de una al mes; de hecho, solían ser máximo dos por año, así que esto ya lo tenía bastante molesto.

—Es la primera vez en todos estos años que tienes esa pesadilla más de una vez al año -dice Law cuando sale del baño.

—Lo sé y es molesto, prefiero despertar gritando que así.

Le responde tirándose en la cama y cubriéndose los ojos con su brazo. Este tormento comenzó desde que supieron que irían a Inglaterra; la primera noche fue fácil asociarlo al estado de ánimo, pero ahora no estaban seguros de que esa fuera la razón.

—Puede ser por el cambio de país, Luffy; tal vez cuando nos acostumbremos todo vuelva a la normalidad.

—Tal vez tengas razón -suspira sentándose. Hay que salir con Zoro, seguro nos divertimos mucho.

—¡Sí! -dice entusiasmado y levantándose de un salto, asustando a Law, quien suspira entre irritado y divertido. Luffy voltea, mostrándole la más grande de sus sonrisas.

—Anda, Law, dentro de poco entraremos a la escuela; de todos modos, no tendremos mucho tiempo para salir.

—Tú sí tendrás tiempo, no es como que vayas a entrar a la universidad, Luffy.

—Bueno, pero la preparatoria es igual de complicada y difícil -dice mientras le hace un puchero.

—No sería tan difícil si en lugar de hacer problemas te dedicaras a prestar atención.

Es imposible que una risa salga de su boca, por lo que trata de esconderla fingiendo una tos. Luffy se cruza de brazos y le da la espalda molesto; él no busca ni crea problemas, son los problemas los que lo persiguen a él. Además, el estudio no es lo suyo; prefiere hacer otras cosas que tener que obligarse a estar sentado durante horas, escuchando temas que no son de su interés. Prácticamente es una tortura.

—Está bien, Luffy, lo siento, no te enojes —le dice aclarándose la garganta—. Habla con Zoro y salimos un rato a dar una vuelta, para conocer un poco el lugar.

Luffy se giró para mirarlo con los ojos entrecerrados, la molestia desvaneciéndose poco a poco.

—Bien —contestó después de unos segundos—, pero no me hables más sobre la escuela o estudiar, al menos por hoy.

—Claro, lo que tú órdenes. Anda, llama a Zoro.

Luffy asintió sonriendo y comenzó a buscar su celular, marcó el número de Zoro y esperó un momento hasta que respondió. Después de una breve conversación, colgó.

—Listo, Zoro nos espera en el parque -dijo Luffy, guardando su celular.

Law asintió y se levantó de la cama.

—Vamos, entonces.

Explorar una ciudad nueva era toda una aventura, sobre todo si no éramos acechados y vigilados todo el tiempo por algún miembro de la familia. Era un respiro y a Law le gustaba ver a Luffy tan feliz y relajado.

Pasearon por todo Londres, explorando, visitando varios lugares populares, entrando a cada tienda que se encontraron por el camino e inclusive conociendo sus futuras escuelas, muy para el pesar de Luffy.

Después de pasar toda la mañana y parte de la tarde explorando la ciudad, Luffy se quejaba demasiado sobre estar a punto de morir por inanición, Zoro estaba harto de tanto caminar y estar a punto de perderse cada 5 minutos y Law sentía que estaba a punto de sufrir un derrame debido a las quejas de sus dos amigos, por lo que los tres decidieron parar a descansar y comer algo en un centro comercial que se encontraba a unos cuantos metros de donde ellos estaban.

Poco antes de entrar al restaurante, Luffy volteo. Había comenzado a sentir esa extraña sensación de ser observado y, durante unos segundos, el pánico comenzó a invadirlo. No es posible que Doflamingo hubiera llegado tan rápido, ¿verdad? Su momento de respiro no podía haber durado tan poco.

El pánico desapareció y fue reemplazado por confusión cuando, en la distancia, vio un rostro desconocido, y por alguna razón, demasiado familiar. Un chico unos 3 o 4 años más grande que él, tal vez de la edad de Law, lo observaba atento; tenía muchas pecas en el rostro y unos ojos color azabache que estaba seguro de haber visto antes.

Podía notar una mezcla de decepción y tristeza en su mirada. Algo se removió dentro de él, estaba seguro de nunca haberlo visto y, aun así, sentía que estaba reencontrándose con alguien que hace mucho tiempo no veía.

—¿Qué pasa? —preguntó Law, algo preocupado por el abrupto cambio de humor.

Luffy no respondió. Se limitó a seguir mirando a aquel chico, su rostro reflejando confusión; una desesperación que hacía mucho no había sentido se apoderó de él cuando ese hombre se marchó, luego de que alguien más, suponía que debía ser un amigo, llegó.

Hizo el vago intento de seguirlo, pero una mano lo detuvo. Observó el rostro preocupado de Law y cuando regresó la vista, ese chico había desaparecido.

—Luffy, ¿qué rayos te pasa?

El menor sacudió la cabeza, molesto y confundido; ni siquiera él sabía exactamente qué es lo que intentaba hacer.

—Nada, yo solo vi a alguien que pensé que conocía.

—¿Pensaste que conocías a alguien? Seguro la falta de comida te ha afectado de más el cerebro —le comentó Zoro, tratando de aligerar un poco el ambiente tenso que se había formado.

—Luffy... —Law trató de decir algo, pero este lo interrumpió.

—Vamos a casa, estoy cansado y quisiera descansar.

Zoro y Law compartieron una mirada preocupada; que el menor de los tres ignorara la comida significaba que algo grave había pasado. El peliverde suspiró y comenzó a seguir a su amigo, aunque sabía que algo malo había pasado, conocía a Luffy demasiado bien como para saber que, sin importar lo que hicieran o dijeran, Luffy no diría una sola palabra más.

Él sabía que había algo malo con esa familia. Cuando conoció a Luffy, era un niño demasiado temeroso, flacucho y que tenía bastantes moretes que se esforzaba por ocultar bajo sudaderas dos tallas más grandes. Nunca preguntó porque él también tenía un pasado, pero con el pasar de los años, Luffy le fue contando algunas cuantas cosas que terminaron por hacerlo pensar mucho.

Tenía la sospecha de que tanto su amigo como Law habían sido víctimas de esa familia, pero era demasiado peligroso tratar de indagar algo al respecto, por lo que se esforzó por quedarse a su lado y apoyarlos con su presencia.

A pesar de los años y toda la confianza que se había forjado entre ellos, era consciente de que había cosas que no le decían y probablemente nunca lo harían; lo entendía, solo esperaba que sus amigos pudieran ser libres algún día. Y mientras ese día llegará, siempre trataría de estar allí para apoyarles.

Una vez en la casa en la que Luffy y Law estaban hospedados, Zoro asintió hacia el mayor, en una señal silenciosa que le encargaba que cuidase bien del menor, se despidió de ambos y emprendió el camino hacia la residencia donde él se estaba quedando.

—Luffy —comenzó Law, ya dentro de la habitación que ambos compartían—, sé que no quieres hablar de esto, pero me preocupas, no has estado bien los últimos días.

—No quiero hablar porque ni siquiera yo sé qué fue lo que pasó.

—Te congelaste y después dijiste ver a alguien que conocías.

—Es que no lo conozco, Law, estoy seguro de que nunca antes lo había visto y, por alguna razón, también tenía la sensación de que era alguien a quien hacía mucho tiempo no veía.

Law se llevó una mano al mentón, pensativo. Luffy tomó sus rodillas y escondió la cabeza entre ellas, consternado. ¿Quién era ese hombre? ¿Por qué le parecía tan familiar?

—Law —dijo después de unos minutos—, ¿tú crees que sea posible que yo tenga otra familia?

El mayor lo observó preocupado; Law había sido adoptado por Rosinante y los primeros años que pasó junto a él fueron realmente buenos. Todo se complicó bastante cuando su padre fue obligado a volver con la familia.

Cuando Law llegó y conoció a Luffy, este ya tenía 7 años. Siempre pensó que, al igual que él, su amigo había sido obligado a estar allí, pero nunca le había pasado por la cabeza que pudiera tener otra familia; después de todo, Luffy siempre le había dicho que ellos eran todo lo que conocía.

—¿Por qué dices eso?

—No lo sé, es solo que siempre pensé que ese sueño, yo creía que era producto de mi imaginación, un deseo por tener una familia así. Pensé que ver cómo trataban a Buffalo, Dellinger y Baby 5 me había hecho desear lo mismo, pero, ¿y si no es así?

—¿Y qué te ha hecho cambiar de opinión? Probablemente has confundido a esa persona, me ha pasado; seguro no fue nada, Luffy.

—No, Law, no lo entiendes, me siento extraño. Es como perder algo que no sabías que tenías; sentí que me encontraba a un amigo que hace muchos años no veía.

—El problema aquí es que tú estás seguro de nunca haberlo visto antes, ¿verdad?

El menor asintió y se recostó en la cama; Law lo imitó y observó el techo pensativo. Cuando Luffy soñaba, solía mencionar dos nombres, Ace y Sabo. ¿Realmente Luffy podría pertenecer a otra familia?

Bueno, si Doflamingo era capaz de hacer lo que les hizo cuando eran niños, sin duda sería capaz de cosas peores. Si Luffy había sido secuestrado, seguramente eso había sido cuando era muy pequeño; eso explicaría su ausencia de recuerdos y, a estas alturas, dudaba demasiado que alguien todavía tratase de encontrarlo.

—No lo pienses tanto, Luffy, seguramente es estrés. Todo esto del viaje, la mudanza y la escuela nueva te ha puesto tenso; yo también lo estoy. Estamos cerca de librarnos de esta familia, tenemos un plan, no lo olvides.

—No van a dejarnos ir, seguro nos matan antes. Y aunque logremos irnos, seguramente nos encuentren.

—Puede que sí, puede que no. Tú mismo me dijiste que preferías morir en el intento que seguir encerrado en esta prisión. ¿No? —Luffy no respondió, le dio la espalda y se cubrió la cabeza con la sábana— Estás desanimado por lo que ha pasado, trata de descansar y no le des más vueltas al asunto.

Cuando Law apagó la luz, esperó unos cuantos minutos hasta que estuvo seguro de que este estaba dormido. Solo entonces se permitió llorar; odiaba que lo vieran llorar. Más pequeño, entendió que mientras más lloraba, más le pegaban. Al parecer, si se contenía y no emitía quejido o sollozo alguno, se aburrían rápido y lo dejaban solo. Por esa razón comenzó a reprimirse para esos momentos donde estuviera solo.

Sabía que Law no lo iba a entender; él tampoco se entendía en esos momentos. Lo único que quería en esos instantes era desaparecer, dormir y no volver a despertar.

Se encontraba en el centro de un enorme jardín; a lo lejos, en un árbol bastante alto, podía ver una casita del árbol. Él estaba entretenido jugando con unos saltamontes cuando escuchó su nombre. A lo lejos, un niño se acercó a él corriendo.

—¡Luffy, las traes!

Lo tocó ligeramente para después correr lejos; él comenzó a perseguirlo riendo mientras a lo lejos escuchaba la voz de otro niño que les gritaba que también quería jugar.

Como siempre que soñaba con ellos, no podía ver bien sus rostros, pero había notado algo peculiar en el primer niño que se acercó a él: tenía muchas pecas en su rostro. Antes de darse cuenta, los tres estaban recostados en el pasto riendo a carcajadas.

Sabía que mañana probablemente la pasaría muy mal, pero al menos durante unas cuantas horas, disfrutaría de esa pequeña y efímera felicidad.

"Continuara"

Y tenemos por fin una actualización. Por fin jajaja, al final deje la narración en primera persona por la paz, ya me di cuenta que eso no es lo mío xD

Pero bueno, como dicen, rendirse también es de sabios. Los capítulos anteriores también los voy a cambiar de narrador, de hecho ya están cambiados el prólogo y el capitulo numero uno, solo me faltaría modificar 4 capítulos más, aunque eso será algo más lento, quiero darle prioridad a las actualizaciones. Espero que no sea molesto para las personas que apenas inicien a leer.

Nos leemos en el siguiente capítulo, los quiero ❤️

Nami Scarlet

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top