Semejantes
Aun con la tonalidad del cielo siendo consumida por un intenso naranja, dos hombres, un anciano y un niño, se encontraban todavía en el garaje del hogar que compartían, ambos cubiertos de manchas oleosas y suciedad tanto en sus holgadas vestimentas como en las partes expuestas de sus cuerpos, sobre todo el niño quien tenía una mancha de aceite de considerable tamaño en su mejilla, casi cubriendo la zona de la boca y el ojo que sumado a su rostro aburrido no mejoraba mucho más el ambiente de "calidez familiar".
El anciano quien se encontraba recostado en el piso con una llave en la mano interviniendo su motocicleta miraba de reojo cada cierto tiempo al muchacho, pues ver aquel rostro molesto cubierto de lo que recordaba había sido un error del muchacho todavía le causaba gracia, riéndose cada vez que sus ojos se deslizaban para verle.
- Jejeje.
- ¿Me puedo ir a bañar?
- No, aun no terminamos de trabajar, este bebe aun no ruge como corresponde.
- Tú sabes lo que estás haciendo, yo solo casi termino bañado en esa cosa viscosa, ya déjame irme.
- Niño, necesitas pasatiempos de hombres, ¿Y que mejor que la mecánica con este anciano?
- Solo te has reído de mi durante la tarde.
- Pero aprendiste lo que no debías hacer, que mejor que la vida te escupa en la cara para eso.
- ¿Al menos puedes dejar de reírte?
- Naa, todavía es gracioso y aun no has aprendido mucho sobre cómo mantener una motocicleta.
- Claro, mantener una motocicleta, un pasatiempo donde dos hombres terminan sucios, suena muy varonil para mí.
Aquella frase detuvo instantáneamente al anciano, mirando fijamente el rostro fastidiado de su nieto quien ni siquiera le estaba mirando pues se encontraba concentrado en ver la motocicleta con los brazos cruzados, aunque eso no duro mucho antes de que el niño se sintiese incomodo ante la profunda observación que el anciano había puesto en él.
- (Nervioso) ¿Qué?
- (Tono neutro) Lincoln, ¿Acabas de ser sarcástico conmigo?
Aquello puso todavía más nervioso al muchacho, aquella mirada parecía ser capaz de detectar hasta el más pequeño movimiento que fuese a producir por lo que una pequeña parte de él estaba considerando seriamente el intentar huir para evitar aquella mirada y la posible repercusión que esta contrajese, algo que había hecho múltiples veces en el pasado y le habían garantizado nuevos castigos por parte del anciano, por lo que esta vez, si le iban a castigar de todas formas, al menos se quejaría con él después de una tarde haciendo algo que no le gustaba.
- ¿No vas a intentar huir como siempre?
- De todas formas me vas a castigar.
- Jojojo, mira quien desarrollo algo de pelotas, primero te mofas y después me respondes en vez de huir, quien lo diría.
Albert no pudo evitar esbozar una sonrisa en su rostro, una que, si bien no imponía tanto sobre el muchacho como las usuales que le daba, si le ponía nervioso.
- (Feliz) Al demonio con los castigos, hoy iremos a cenar hamburguesas, las mejores que ofrece este pueblo.
- (Confundido) ¿Eh?
- (Confundido) ¿Qué?
- ¿Y el castigo?
- ¿Querías que te castigara? ¿Qué eres? ¿Masoquista?
- (Curioso) ¿Masoquista?
- Ya sabes, los que... uh... te lo diré cuando tengas 14, sino puede que te vuelvas un rarito, en fin, déjame terminar esto rápidamente, báñate o lo que sea por mientras.
Lincoln ni siquiera se esforzó en intentar entender bien a que se refería el anciano, eran varias las ocasiones donde usaba palabras extrañas para referirse a él solo para decirle que se lo explicaría cuando fuese mayor, algo que comenzaba a molestarle, pero al menos eso le había entregado la posibilidad de alejarse de aquella aburrida tarea y poder finalmente lavarse la cara, por lo que se encamino hacia el acceso al garaje, mirando en aquel momento la calle y notando como una niña caminaba casi arrastrando los pies, algo que le llamo la atención.
El barrio era una zona relativamente tranquila, lo único que le molestaba era vivir tan cerca de cierto niño moreno con gafas al cual más de una vez se había topado cuando el anciano le dejaba ir a comprar ingredientes para la cena, por lo que ver a una niña intentando avanzar como si huyese de algo le llamo la atención y se acercó instintivamente a ella, momento en el que la muchacha tropezó.
Cuando vio que esta no se volvía a levantar fue cuando comenzó a preocuparse, encaminándose hacia esta.
El anciano miro de reojo una última vez al muchacho, notando que este se había encaminado en dirección hacia la calle en vez de la casa.
- ¡Eh, Lincoln! ¡¿Dónde vas?! (Molesto) ¡Lincoln!
El niño hizo caso omiso de las palabras del anciano ya que realmente le había llamado la atención aquella pequeña que ahora yacía respirando con dificultad en el suelo. Mientras tanto Albert se acercaba a la posición del niño.
- (Molesto) ¡Con un demonio, que te haya dado una pequeña libertad no es para que creas que te mandas solo mocoso! – En ese momento el anciano se fijo en la pequeña que respiraba con algo de dificultad, algo que le incomodo ligeramente al anciano – ¿Una niña?
- Nunca la había visto por aquí.
- Es demasiado negro para alguien tan pequeña, será una rarita – Mirando a Lincoln – No te ves tan sorprendido considerando tus amanerados gustos.
- En la escuela hay un club con varias personas así, no es la primera vez que veo a alguien con ese aspecto de gótico.
- Al menos sabes lo que es un gótico, que milagro.
Las palabras del anciano siempre lograban su cometido, molestar al niño, ocasión en la que no fue excepción quien resoplo molesto por el comentario.
- Bien, ¿Entonces qué hacemos?
- ¿Hacemos? Me suena a manada.
- ¿Vas a dejarla tirada como si nada en la calle?
- Es una niña perdida, lo mejor que podemos hacer es llamar a la policía y lavarnos las manos, entrarla solo nos dará problemas y en el peor de los casos, uno de esos padres chillones que creen cualquier cosa.
- Aun así...
- Lincoln, deja a la niña ahí, llamare a policía o algo, - Comienza a encaminarse hacía el interior del hogar – Es lo mejor para todos.
El niño no siguió al anciano, observando a la pequeña mientras se debatía que hacer, ciertamente encontraba algo de razón en las palabras del anciano, había veces en las que lo mejor era no meterse o siquiera intentarlo, había aprendido a la fuerza eso con Lynn... si solo no lo hubiese intentado, ¿Serían las cosas diferentes?
Aunque una parte de él también pensaba en que muchas veces le habían tendido la mano cuando estaba desesperado, su mejor amigo es una prueba de ello, el anciano también, alguien que pese a todo lo que ha hecho y dicho sigue allí, o cuando el señor Dawkins...
Aquello termino ennegreciendo un poco su vista, pues las palabras del anciano volvieron a cobrar fuerza en su mente cuando aquella persona volvió a surgir en su mente.
Ciertamente no todas las buenas intenciones terminaban bien, o siquiera eran ciertas.
El anciano podría tener razón, lo mejor era no involucrarse, que las cosas siguieran su curso y el se mantuviera al margen de ser posible, algo que podría garantizarle...
- A..yu..da...
Fue un pequeño hilo de voz, casi como un último suspiro involuntario, pero lo suficientemente fuerte para llamar la atención del pequeño.
- Pa..pá...
Aun cuando fue casi un susurro, el peliblanco pudo escuchar perfectamente la desesperación en la voz de la niña, enfocándose nuevamente en esta.
Mirandola fijamente en silencio.
Minutos más tarde, habitación de Lincoln
- E..Eres... tú...
- (Confundido) ¿Me conoces?
- Y..Yo... creo que no.
El silencio volvió a gobernar la habitación, siendo unos momentos en los que la asustada niña intento esconderse de la persona que tenía enfrente, una de la que había hablado más de una vez en casa o que había observado en la primaria antes de que todo fuera de mal en peor.
La segunda persona a quien Lori más les había prohibido acercarse.
- (Pensando) ¿Me golpeara? ¿Si hablo más de la cuenta se enojará y me odiará? ¿Tal... como las demás?
La mente de la pequeña gótica trabaja tan rápido como era capaz, retrocediendo lentamente, tan lento como fuese posible sin alertar a la amenaza que tenía frente a ella, sintiendo como la habitación se achicaba a cada segundo mientras la distancia con el muchacho no disminuía y pensaba, en su hogar, en su vida y en su familia.
Su familia, una que ya no le quería, una que le odiaba y no se molestaban en ocultarlo, pues en todos esos años nadie se molesto en girarse a verla o escucharla, más ahora que sus manos estaban manchadas parecía que nadie podía dejar de mirarla.
Algo que simplemente odiaba.
- Oye, nosotros, bueno, yo, te encontré tirada en la calle y lucías exhausta, por lo que creí que podrías necesitar algo de descanso.
- ...
- El anciano quería llamar a la policía, pero le convencí de que si te reponías estarías bien.
- ...
- Ya sabes, solo lucías agotada, ¿Nada grave verdad? Es decir, ¿Estas bien?
- N..No... no lo estoy.
- (Preocupado) Oh, ah... ¿Le digo al anciano que llame a una ambulancia?
- ¿Por qué te interesas en mí?
- ¿Cómo? ¿A qué te refieres?
- Soy una marginada, un espíritu vació que vaga incansable por esta desgracia que conocemos como vida, ni siquiera mi familia espera mi regreso y tu ahora sales con tonterías como preocuparte por mí. – Aun cuando la voz de la pequeña sonaba molesta, existía una mezcla de pena en sus palabras, algo que la dificultad con la que esta hablaba expresaba perfectamente y una persona calmada identificaría perfectamente, pero desgraciadamente, ese no era el caso de Lincoln.
- Oye, yo solo estaba siendo amable.
- Pues tu amabilidad de libro no me interesa, posiblemente me golpearías a la primera oportunidad.
- (Molesto) ¿Pero qué? ¿Ni siquiera te conozco, de que hablas?
- (Desde la cocina) ¡Te lo dije! – Dijo Albert en un tono burlón.
El niño no sabía que le molestaba más, la extraña y molesta actitud de la persona a la que se molesto en ayudar, o como pudo escuchar al anciano burlándose otra vez de él.
- Tú golpeaste a alguien importante para mí, mataste a alguien importante para mí, tengo muchos motivos... - Aquella frase provoco tanto un escalofrío como un pequeño shock en el cuerpo del muchacho... pues eran cosas que ya había escuchado antes y nada bueno había pasado en ninguna de esas ocasiones – aunque no puedo criticarte... yo hice lo mismo.
- (Impactado) Tú eres... una Loud.
- Si, se supone que soy... tu hermana.
El cuerpo de Lincoln se puso rígido inmediatamente, retrocediendo unos pasos instintivamente creyendo que en cualquier momento la pequeña niña saltaría encima suyo para golpearle, vomitar todo el veneno acumulado en su interior en forma de maldiciones hacía su persona mientras intentaba quitarle su vida, apretando con fuerza los dientes mientras centraba una afilada mirada en la pequeña cuyos ojos se hallaban cubiertos, más esta si antes retrocedía sutilmente para alejarse de aquel niño al que de por sí ya temía, ver aquella furia en sus ojos le convenció más de que su miedo era completamente justificado.
¿Por qué había dicho eso? Claramente después de la pelea con su hermana era evidente que no había más que instinto asesino en el niño contra ellas, el debía de odiarlas, primero les quito a su padre, después daño a su madre, creo disputas entre Lori y Luna, Lynn empeoraba cada día más mientras escupía su nombre con molestia.
No tenía sentido decirlo... solo sería provocar su propia muerte.
Lori apenas si pudo salir con lesiones de su combate y ella no solo tenia el doble de su estatura, sino también de fuerza, para ella decir aquello no sería más que suicidio, abrazar directamente a la muerte para que cercenara su vida de una buena vez... algo que realmente no le molestaba.
Ya había probado de la mano de esta 2 veces, una incitada por ella misma contra su propia familia, realmente lo más justo era...
- (Susurrando) ...que todo acabe ahora.
Con ese pensamiento una extraña calma le invadió, al punto que su temeroso escape se detuvo y se quedo quieta, mirando como el niño frente a ella parecía cada vez más molesto.
- (Molesto) ¿Qué quieres tu aquí?
- Ya no lo sé.
- ¡¿Responde la maldita pregun...
El peliblanco no pudo terminar su frase antes de sentir como era empujado, viendo con molestia como el anciano pasaba de él para caminar en dirección hacía la niña, su expresión era completamente sería, casi como si hubiese sido tallada en piedra mientras daba contundentes y firmes pasos, algo que aun cuando la pequeña ya se había entregado a lo que el niño fuese a hacerle, el solo ver aquella seriedad en el enorme anciano que se le acercaba logro devolverle aquel instinto básico de supervivencia: el miedo.
- ¿Qué dijiste niña?
Lucy estaba completamente aterrada, sentía que el hombre podía tomarla con un solo brazo y romper su cabeza como si fuera una nuez solo apretando con su mano, intentaba formular alguna respuesta, pero todo moría en monosílabos sin conexión en un tartamudeo incesante.
- (Firme) Te hice una pregunta mocosa, ¿Qué eres tú de Lincoln?
- Ella...
- (Molesto) ¡¡¡Cierra la boca niño, no estoy hablando contigo!!!
El solo golpe de voz no solo logro callar de golpe a Lincoln, sino que hizo que las piernas de la pequeña cediesen al miedo junto a su vejiga.
- (Firme) Dime de una vez niña, no soy especialmente paciente.
- (Aterrada) S..S..Soy s..s..su h..her..her..mana.
- (Firme) ¿Quiénes son tus padres?
- M..Mam...
- No me vengas con "mamá" o "papá", dame los putos nombres.
Solo del terror las lágrimas comenzaron a brotar por parte de los ojos de la niña, ni aun con una buena parte de su vida invertida en lo oscuro y siniestro había sentido tanto miedo como al enfrentarse a la enorme bestia enojada que ahora le interrogaba.
- L..Lynn y..y R..Rita.
- Lynn y Rita... Rita...
Aquella palabra repercutió en su mente, aquel nombre que tanto despreciaba, que tanto asco podía generarle con su sola mención, ¿Por qué tenia que decir ese nombre? De todas las personas, ¿Por qué?
¿Acaso no se había divorciado de Lynn? ¿Acaso no había usado a sus nietas hasta que logro sacarlos del juego y ya?
Eso no tenia sentido, nada tenía sentido, ¿La niña estaría mintiendo? Era demasiado joven para saber mentir con esa clara expresión de pánico en su rostro, estaba en pánico, aterrada, temiendo por ser asesinada con su puño, los niños son así, fácilmente intimidables, moldeables, aprenden cualquier basura que vean y por eso hay que ser firme, algo que sabía no haría Rita.
Entonces... ¿Podría ser?
¿Esa niña podría ser una nieta de la que no tenía idea?
- Mocoso.
- ¿Q..Qué?
- Recuerdo que me dijiste una vez que los Louds tenían algo de renombre.
- Si, escuche algunos... sobre todo cuando la deportista comenzó a molestaría... cuando Lynn...
- No me importa lo que el idiota halla hecho, solo dime cuantas hijas son.
- Según escuche, nueve.
Nueve, nueve nietas, diez si generaliza sumando a Lincoln, diez personas que poseen su sangre, cinco de las cuales se le fue arrebatado el siquiera derecho de mirarlas... y cuatro de las que ni siquiera sabía que existían.
- ¿Tú... eres una Loud?
La pequeña apenas si pudo asentir, provocando que el anciano retrocediera instintivamente, cerrando con furia sus dientes mientras sentía como la rabia crecía en su interior, intentando pensar, o siquiera hacerse una diminuta idea de que tan bajo podía caer Rita, como podía siquiera estar relacionado con alguien tan despreciable como para no solo quitarle a sus nietos, sino que llegar al punto de hacerle esto...
- (Furioso) ¡Esa zorra!
Ni siquiera noto cuando expulso gran parte de su furia en un puñetazo a la pared, fácilmente rompiendo la madera y revestimiento barato que esta tenía mientras pequeñas laceraciones quedaban en sus nudillos al extraer del agujero que ahora atravesaba la estructura, golpe que no solo aterro a Lucy, sino al mismísimo Lincoln quien jamás había visto al anciano tan enojado.
Albert no logro calmarse hasta que no respiro profundamente por una buena cantidad de tiempo, dirigiendo su mirada a Lucy quien instintivamente cubrió su rostro con sus brazos.
- ¿Cuál es tu nombre mocosa?
- L..L..Lucy.
- ¡No tartamudees como un maldito retrasado y contéstame bien!
- L..Lucy.
El constante tartamudeo en las palabras del anciano solo lograban enojarlo más, quien estaba empuñando con suma fuerza su puño al punto que las venas de su brazo eran visibles. Cuando este se giro en dirección a la puerta la muchacha pudo siquiera volver a respirar.
- Lincoln, voy a salir un rato, no salgas ni dejes que la niña se vaya.
- Pero...
- ¡¿Qué eres sordo o solo retrasado?! ¡Acata la puta orden!
El anciano después de eso solo siguió su camino, pasando junto a Lincoln sin dirigirle la mirada en ningún momento, saliendo por la puerta de entrada en pocos momentos dejando a ambos niños solos.
Lucy aun no podía controlar sus sollozos debido al terror que la situación le había provocado, el breve momento donde creyó que la muerte sería una buena solución fue completamente destruido al ver una verdadera amenaza frente a ella, una que si hubiese querido la hubiese destruido como si fuese una pequeña rama, girando su cabeza con terror para ver como el niño seguía con su molesta expresión, respirando agitado, algo que conocía bien, que reconocía perfectamente, pues cada vez que Lynn estaba extremadamente frustrada reaccionaba igual, resoplando con furia antes de estallar en gritos y patadas contra su cama.
Algo que no lograba calmar a la pequeña, pues las piernas de esta aun no le respondían y el niño había comenzado a mirarle nuevamente.
- (Molesto) ¿Qué es lo que tu y tu familia quieren? ¿Qué tengo que hacer para que me dejen en paz de una buena vez?
- T..T..Tú hici..hiciste...
- ¡Yo nunca les he hecho nada a ustedes, ni siquiera sabía de ustedes! ¡Ni siquiera sabía que existías!
Aunque una parte de ella creía fielmente lo que Lori había dicho y sus órdenes, la existencia de "un hermano" del que no conocían nada le daba una pequeña esperanza, una muy diminuta, una posibilidad en la que pudiese partir bien, ser reconocida como persona y no ser la sombra de una familia numerosa. Más aquellas palabras habían tenido un peso especial en ella.
Ni siquiera podía confiar en aquellas pequeñas esperanzas, pues ni ellas realmente quieren estar con ella... tal vez... ni siquiera recuerdan su existencia.
- ¡Todo lo que hacen es acercarse a mi y tratarme como si fuera quien les arruino la vida!
Todos la odiaban, eso estaba claro desde hace mucho tiempo.
- ¡De la nada me reclaman por todo lo que ocurrió!
Claramente solo una persona la quería en ese mundo.
- ¡Y a mi ya ni me importa lo que le ocurrió a Lynn!
- (Molesta) ¡Entonces por que te llevaste a ese buen hombre si dices que ni te interesaba! ¡Por qué si tanto maldices su nombre no le permitiste estar con su verdadera familia, no ser el lastre en su vida que le impedía estar donde el pertenecía, recibiendo todo el amor que sus hijas le dábamos y el felizmente retribuía cuando solo eras un malcriado que robaba el poco descanso que podía tener, obligándolo a ir quien sabe dónde en vez de quedarse en un hogar donde si era amado!
Lincoln solo apretó con todavía más furia sus dientes y puños, sintiendo como su sangre hervía mientras la niña seguía gritando.
- ¡Siempre estaba con una sonrisa con nosotras, preguntándonos como fue nuestro día, jugando con nosotras, cocinando las cenas y todo eso para verlo irse cansado y tarde de casa, algo que durante toda mi vida me culpe, papá era la luz en este mundo y nosotras la energía que alimentaba dicha luz! ¡¡¡Tú solo impediste que estuviera con nosotras y luego lo mataste!!!
- (Furioso) ¡¿De quién mierda me estás hablando?! ¿¡Quién es ese puto padre perfecto del que me estás mencionando?! ¡Lynn no fue más que un sujeto que ni siquiera se molestaba a verme, que cada noche llegaba a dormir e ignorar que era un maldito niño en un cuarto solo, que ni siquiera se acordaba que tenía que comer, que ni siquiera recordaba que debía ir a la escuela o siquiera conversar con otra persona! ¡¡¡Esa fue la basura de "padre" que tuve, no me hables de que les robé la atención de un sujeto que jamás me la dio!!! ¡¡¡¿Quieres saber que fue lo que hizo al final?!!! ¡¡¡¿Quieres saber cuales fueron sus últimas palabras?!!! ¡¡¡Qué fui un maldito error!!!
Lincoln ni siquiera noto que comenzaba a dar pesados pasos en dirección a la niña mientras escupía con asco cada una de sus palabras, cargadas de todo el resentimiento que había crecido en su interior, de todo ese sentimiento que se había almacenado junto a su tristeza e importancia, sintiendo como su vista se nublaba y ya nada le importaba.
Solo era él, y aquella sombra que tanto odiaba.
- ¡¡¡No me vengas ahora que era una buena persona, ni menos cuando claramente podía dar todo ese cariño a un hijo y eligió ni siquiera darme el resto de todo eso durante toda mi vida, reclamando como si eso les perteneciera y yo les hubiera robado algo que jamás tuve!!! ¡¡¡¿Si quiera te imaginas que es quedarte frente a una puerta una helada noche solo para esperar a que alguien te de un abrazo y que este ni siquiera te mire a los ojos antes de rechazarte?!!! ¡¡¡¿O qué tal casi morirte de hambre cuando olvidaba comprar alimentos y rogarle a tu vecino por algo de pan?!!! ¡¡¡¿O que tal el fingir que te quería solo para te maldiga en la cara el haberse acercado a ti?!!! ¡¡¡¿Sabes algo de eso?!!! ¡¡¡¿Eso es lo que tanto extrañaban ustedes que ahora me quieren ver muerto?!!!
- ¡¡¡Él no era así, él era una buena persona que se quedaba a tu lado cuando estabas enfermo, que sabía cuando debía darte un abrazo o sorprenderte con un obsequio, alguien que podía alegrar tu día con una sonrisa y unas palabras de aliento y apoyo, no la basura de la que me estás hablando!!!
- ¡¡¡Entonces ese no era mi padre, no somos hermanos ni nada, porque la basura que yo conocí y el santo que tu hablas no podrían ser el mismo!!!
- ¡¡¡Así tiene que ser, no te puedo creer nada de lo que me dices!!!
- ¡¡¡Entonces dejen de meterse en mi vida de una vez!!!
- ¡¡¡Tú fuiste la que molesto a Lynn y la que golpeo brutalmente a Lori hasta mandarla al hospital!!!
- ¡¡¡Esa engreída de Lynn es la que siempre se acercaba a mi a molestarme y empujarme, y si hablas de la rubia psicópata ella fue la que llego a patearme y quería matarme, yo jamás he intentado siquiera acercarme a ustedes y no dejan de acercarse para arruinar mi vida!!!
En ese punto ambos ya estaban mirándose cara a cara, a unos pocos centímetros, con una Lucy apenas incorporada, pero de rodillas mientras que Lincoln le gritaba con furia y asco ligeramente inclinado frente a esta.
- ¡¡¡No mientas, ya deja de mentir!!!
- ¡¡¡Ustedes dejen de molestarme!!!
- ¡¡¡Entonces deja de arruinar nuestras vidas maldito asesino!!!
Una carcajada comenzó a resonar en la mente del peliblanco, una risa asquerosa y gutural que resonaba por toda su mente, una proveniente de aquella proyección, la risa más horrible que jamás había escuchado en aquella manifestación que gustaba de atormentarlo y ahora se reía de él, justo frente a él.
- ¿Acaso lo vas a negar? ¿Un niñito como tú que ni me interesaba? ¿Le quieres romper el corazoncito a una niñita? O quizás... ¿Es por que a ella si la amaba? Jajaja.
- ¡¡¡Ya cállate!!!
Y en ese momento, Lincoln hizo algo que jamás creyó haría, darle un golpe a la sombra en un intento de hacerla desaparecer.
El problema fue, que la sombra esta vez tenía un cuerpo, el de una pequeña niña de 8 años, algo que Lincoln apenas si pudo percatarse antes de impactar, logrando detener su puño enfurecido a pocos milímetros de distancia de la mejilla la pelinegra.
- (Sorprendida) ¿Q..Qué?
Los pensamientos que surcaban por la mente de Lincoln luchaban entre sí, pensamientos sobre lo que acababa de descubrir, como quien le dio la vida pudo ser así, tratarle de esa forma, rebajarle a lo que era cuando todo era una vil excusa para alimentar el cariño de una familia que jamás le menciono, y ante él tenía la prueba de ello, una familia completa que vivía una alegre vida en la que el jamás fue participe y ahora, estaba a punto de desahogarse con alguien que, simplemente, ya no sentía que valía la pena.
Era una niña menor que él, solo por eso se detuvo.
Pero para él, no eran hermanos, no eran nada.
No existía ningún vínculo entre ellos, y posiblemente jamás lo habría.
- No me importa lo que dijera el anciano, sal de mi cuarto, no te quiero ver.
- ¿No me ibas a golpear?
- Hazme... no, haznos el favor, a mi y a tu familia, dile a la rubia psicópata que no me interesan, que no me acercare a ustedes ni nada, así que déjenme en paz, sobre todo a la tonta de la deportista.
- ...
- Yo no soy así... ustedes... tú padre... - Algo en esa última palabra, quizás por la forma en que lo había dicho o por la mirada vacía del niño, Lucy no sabía explicarlo, pero le causo un escalofrío escucharla – hacen que yo sea así... - El niño miro sus manos, observaba las palmas de estas – y yo no soy así... no lo soy...
El peliblanco en ese momento se dio media vuelta, alejándose de la pequeña quien solo podía contemplar como el niño se retiraba de la habitación, murmurando constantemente aquellas palabras las cuales quedaron retumbando en su cabeza.
- No soy así... no soy... así...
Lucy quedo sola en ese momento, apoyando su espalda en la pared luego de vivir dos momentos en los que realmente creyó que iba a ser asesinada, sintiendo como su agitado corazón intentaba calmarse luego de todo el miedo y furia que había pasado.
Pero, sobre todo, aun con esas últimas palabras resonando en sus oídos, su memoria se concentro en recordar algo, aquellos ojos, aquella mirada que distaba del brillo con el que le había saludado antes de que todo se fuera a mal, como si toda la personalidad y felicidad de ese niño hubiese sido drenada con unas cuantas palabras culminando en el abandono de esta cuando estuvo a nada de golpearla.
Aquella vista vacía, una que le recordaba a alguien muy especial para ella, pues no entendía como una persona tan reconfortante podía tener aquellos ojos muertos, igual a su propia mirada.
Creía que era un rasgo innato de su padre, el mayor vinculo entre ambos cuando ni en apariencia, gustos o personalidad se parecían, solo aquella vista desprovista de calor era el símbolo que le permitía pensar que si estaban relacionados... pero esos ojos en ese niño... ¿Una persona realmente podía perder toda su vitalidad de esa forma? ¿Podía ser aquello una muestra de que la persona realmente no era feliz y no un rasgo innato?
¿Podía ser que aquella mirada en el muchacho era de un dolor puro?
Pensando en ello sacudió su cabeza, las emociones habían sido muchas y estaba exhausta, magullada y sucia, realmente solo quería irse, no había nada para ella allí, no había una familia que le recibiera ni calor que la acogiera, solo dos hombres que claramente la odiaban por meterse en sus vidas... tal como su familia real.
Aun temblorosa se logró levantar y comenzó a caminar hacía el exterior de la habitación, mirando a todas partes una vez asomo su cabeza por la puerta, pues realmente no quería volver a toparse con ningún miembro de esa casa otra vez, por lo que siguió caminando por el pasillo hasta que dio a una sala más grande desde la cual podía ver el exterior desde una gran ventana, tanto como la puerta de salida.
Por lo que a paso lento y precavido comenzó a dirigirse hacia la salida, cualquier lugar era mejor que ese y su hogar.
Pero cuando estaba por llegar a la puerta de entrada pudo escuchar un sollozo proveniente de la cocina.
Debía irse, posiblemente si se le volvía a acercar terminaría siendo insultada o hasta golpeada, pero el recuerdo de aquella mirada volvió a calar en su mente, por lo que sucumbiendo ante su duda y curiosidad se encamino hacía la cocina, acercándose en su característico silencio para asomarse lo suficiente para observar, solo para encontrarse con el niño que acababa de darle tanta furia y miedo en su ser... llorando mientras miraba un pedazo de papel.
- (Llorando) ¿Por qué? Si tenias otra familia... una que si amabas... ¿Por qué lo intentaste? Snif... yo nunca signifique nada, tu mismo me lo dijiste, entonces... ¿Por qué? ¿Por qué lo intentaste pese a que te veías cansado? Después excusas... te confundías de nombre, lo arruinaste varias veces... y aun así... hacer que yo te extrañe... snif... solo podía darte mi cariño... no tenia nada más... ¿Era por ellas? ¿Ellas te daban el cariño que necesitabas y por eso el mío no importaba? ¿Tan... innecesario era para ti?
Lucy podía ver como las manos del muchacho tiritaban mientras la hoja en sus manos se arrugaba cada vez más, como si fuese a romperse en cualquier momento.
Eran palabras que no esperaría de un niño que lucía tan... normal.
Si quitabas el cabello blanco no podrías distinguirlo por nada, tenía una apariencia normal, su habitación no representaba ningún gusto especifico y de las veces que recordaba haberlo visto en la primaria solo hacia cosas que cualquier niño haría.
Aquella sonrisa que tantas veces le vio mientras estaba con sus amigos, la expresión amable con la que le saludo cuando solo era una extraña más... era tan diferente de lo que veía ahora.
Ni siquiera podía ser mucho mayor que ella, tal vez 1 o 2 años mayor, pero lucía tan... roto.
Tanto como ella...
- Oye.
La repentina voz de la niña asusto a Lincoln, quien al notar que la niña se encontraba a su lado dio un pequeño sobresalto antes de intentar como podía limpiar las lágrimas de su rostro con su brazo e intentar fingir un rostro de molestia.
- No tienes por que fingir que estas enojado.
- Claro que lo estoy, todavía no te vas.
- Tu querías a papá, ¿Verdad?
- Yo no...
- Ese es un bonito dibujo de papá.
- Esto no... yo no... yo... yo lo... yo no lo quería... sino yo no... yo no lo hubiera...
- H..Hace poco... yo hice algo similar... yo... con mis manos... mis propias manos... L..Lola... mi hermana menor... estaba tan enojada... verla me recordaba todo lo que estaba mal... todo lo que odiaba de mi vida... y yo...
- Lynn estuvo apartado de mi casi toda mi vida, siempre llegaba tarde, se olvidaba de mi en la tienda, no pasaba por mi en la escuela, ni siquiera recordaba mis cumpleaños... no fue hasta casi un año cuando intento hablar conmigo, hacer cosas juntos... y aun así lo veía cansado, luego, en mi cumpleaños, el se fue, me volvió a abandonar solo para llegar y decirme que era un error, que todo era mi culpa y que jamás debió haberme siquiera hablado, esa... esa noche... yo le dije... dije...
- Hemos dicho y hecho cosas terribles, cosas que no nos vamos a perdonar jamás...
Ambos miraban hacía el piso, el silencio se había apoderado de la habitación mientras las lágrimas caían por las mejillas de ambos niños, cada uno atormentado por sus propios demonios, momento en que la hoja que pendía del débil agarre del niño termino por caer, quedando justo donde ambos estaban mirando, viendo como era un dibujo hecho a mano, una hoja que no lucía en el mejor de los estados pues era una de las pocas cosas que Lincoln pudo recuperar y ocultar de la vigilancia del anciano, un recuerdo que no sabía a realmente porque había cuidado, pero que ahora solo podía traerle dolor, pero a Lucy era algo bello, pues era algo que creía ya no iba a poder volver a ver, el rostro feliz de su padre.
- Tú... lo amabas...
El silencio nuevamente se apodero del ambiente, momento en el que Lincoln se agacho para recoger uno de los pocos dibujos que aun podía conservar.
- Sigue siendo mi padre...
Lucy en ese momento dio un paso hacía el peliblanco, levantando levemente su brazo, solo lo suficiente para tomar levemente la manga del polo del muchacho sin ser capaz de levantar su mirada.
- Si algo sabía de papá... es que el amaba a todos sus hijos... y si tu eres su hijo... se que el te amaba, de una forma u otra.
Aquellas palabras calaron hondo en el pequeño, quien volvió a mirar aquel dibujo, uno que había guardado como un recordatorio, uno que cada vez que pensaba solo sentimientos negativos surgían mientras se cuestionaba el por qué no quemaba el último recuerdo de un hombre que tanto daño le causo, pero que ahora comenzaba a dudar, que pensaba... tal vez... no era la persona que su mente quería creer... sino que tal vez... podría haber sido alguien que realmente lo amo.
Nuevamente sus ojos se cristalizaron mientras más pensaba en ello, aferrándose a ese recuerdo mientras buscaba en el fondo de su corazón el sentimiento de cuando lo dibujo, abrazándolo como si fuera un preciado tesoro, algo que Lucy pudo notar, aferrándose más a la manga que jalaba ligeramente, susurrando suavemente con sus labios...
- Perdón.
Una palabra casi como un suspiro, pero que fue capaz de llegar a los oído de este, respondiendo con la misma suavidad entre dolorosos gimoteos.
- Gracias.
Una frase simple, una respuesta corta, pero llena de todos los sentimientos que ahora luchaban en el interior del pequeño, una respuesta llena de una extraña calidez que Lucy pudo sentir, acercándose más al brazo que no le rechazaba.
Sintiendo como, tal vez, había encontrado a alguien que pudiese aceptarla.
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