Recuerdo
- Rita es una mierda de persona, una que aprovechara la menor oportunidad para tomar lo que necesita y destruir tu vida, posiblemente jamás me guardo cariño y cuando pudo me destruyo, ni siquiera 1 vez, sino 3 veces, ¿Quieres saber otra de las razones por las que te lleve conmigo? Porque siempre quise tener nietos, ¿Quieres saber que hizo Rita al enterarse de eso? Me los arrebato, vio que yo amaba a tus hermanas y me las arrebato, te abandono con el imbécil de Lynn y al notar que no estaban ninguno de los dos pensé que podría al menos tenerte a ti, esa zorra solo se deshizo de ti tal como el idiota de tu padre lo hizo contigo, eso es todo.
- Pero... usted...
- ¿Qué? ¿Pensaste que eras especial y por eso te lleve conmigo? Si hubiera encontrado a una de tus hermanas en tu situación hubiera hecho lo mismo y me hubiera olvidado de ti, seguiría pensando que vives una vida con el maricón de Lynn, ni siquiera eso, ni pensaría en ti, algo que posiblemente hubiese sido lo mejor.
Lincoln agacho la mirada, apretando con furia sus puños mientras mordía su labio con la suficiente fuerza que pudo sentir como este comenzaba a sangrar, incapaz de gritarle, incapaz de reaccionar ante esas palabras, mirando con profundo odio el piso antes de levantarse, caminando hacia la puerta por donde había entrado.
- ¿Entonces por fin te vas? Claro, sigues siendo como Lynn, un cobarde de primera que no encara sus problemas, haz lo que mejor sabes hacer y lárgate de una vez a llorar.
Sin siquiera despedirse o preguntar el muchacho abrió la puerta, no le importaba que o quién estuviese detrás, si le sacaban rápidamente de allí era lo mejor, no quería llorar, no quería darle el gusto de que ese anciano le viese llorar, por lo que resistiendo todo lo que su alma le gritaba salió de la habitación, dando un fuerte portazo detrás de sí.
Al ver eso Albert bajo la mirada, casi como si fuese una mímica presiono con fuerza sus puños mientras bajaba la mirada, sintiéndose impotente por lo que acababa de hacer, un miserable que no podía hacer nada, que tuvo que ver como la expresión de un niño que se alegro de verlo era destruida por sus propias palabras hasta el punto en que ni siquiera pudo encararle, el muchacho hacía poco tiempo que había comenzado a ser más desafiante con él, no se tragaba simplemente sus bromas y acataba como si temiese una fuerte represalia, finalmente estaba viendo como su nieto comenzaba a forjar su propia personalidad... y el destruyo eso con sus propias manos.
Se había prometido que no lloraría, que no le daría ese placer a la persona que tenía a un lado, de verlo tan miserable como realmente era, pero el solo recordar la expresión del muchacho destruyo todas sus defensas, cerrando sus ojos como un recurso desesperado para contener unas lágrimas que no se detenían mientras gimoteaba en silencio, desesperado por saber perfectamente el daño que acababa de causarle a ese pequeño que tanto apreciaba.
- Si te soy sincero, creí hasta el último momento que no te tragarías tu orgullo y que disfrutaría de esto por todo lo que tu familia le ha causado a la mía, pero eres tan lamentable que ni siquiera puedo gozarlo.
Limpiándose como pudo sus ojos, pero sin levantar su rostro, Albert solo pudo pronunciar unas pocas palabras.
- (Voz seca) ¿Cumplirás tu parte?
- No te preocupes, mi nieto está en buenas manos.
- Solo... solo... cuídalo... llévatelo lejos, donde Rita... jamás pueda encontrarlo.
- No tenías ni siquiera que pedírmelo.
La sonrisa de Leonard comenzó a titubear desde el momento en que vio la expresión de Lincoln romperse, las cosas habían salido tal como lo pensaba, probablemente el muchacho jamás perdonaría esas palabras en el anciano y ahora podría educarlo de la mejor manera, podría superponer fácilmente su educación por sobre la de Albert, podría consolarlo y esta vez criar bien a su descendencia, pero observar a Albert, ver lo que hizo, no le causo nada de placer.
Desde lo ocurrido con Lynn sabía que jamás podría perdonar a esa familia, el daño que habían significado en su relación con sus dos hijos había llegado a un punto crítico, el imbécil de Lynn había muerto como un don nadie mientras que su hijo mayor estaba siendo fácilmente endulzado por las palabras de esa chica que no le daba ninguna confianza, pensaba que ver a quien le rompió las piernas a su primogénito le traería placer, pero ver a un hombre destruido no era algo que realmente le agradase, no después de ver como ese hombre acepto su propuesta, sin artimañas, sin trucos, desgarrando todo solo por una oportunidad de un futuro mejor a alguien a quien quería, podía entenderlo, no le agradaba, lo odiaba desde lo profundo de su corazón, pero eso no era suficiente para pisotear la voluntad de un hombre que lo dio todo por amor a su familia.
- Te prometo... que lo cuidare bien.
No hubo respuesta, solo el llanto silencioso de un hombre que, finalmente, lo había perdido todo.
Una vez Leonard abandono la habitación no paso mucho antes de que alguien viniese por Albert, siendo principalmente forzado a abandonar el lugar hasta que termino dejándose caer en el primer lugar que los uniformados dejaron de molestarle mientras pensaba en lo ocurrido, podía recordar bien la situación, el como Lincoln reacciono, ocultando su rostro muy posiblemente para que no le viese sufrir, si era para no mostrarse débil o para no preocuparle le era indiferente, Lincoln pese a todo era un chico amable y él lo sabía perfectamente, esas son cosas que no podría quitarle jamás y lo único que le permitía permanecer aunque fuese un poco tranquilo, pero al mismo tiempo era una de las razones por las que más le dolía toda esa situación.
Lincoln si era un muchacho especial para él, pero por más que odiase a ese sujeto, por más que le molestase aquella familia Loud, había razón en la propuesta que le había hecho días atrás ese sujeto, Rita era alguien peligroso y su nieto podría atarse al pueblo solo por estar junto a él, Leonard podía darle una buena vida lejos de Rita, de los problemas que llevan arrastrando desde hace tanto tiempo y que inevitablemente envolverían al chico si aquella arpía seguía por ahí, en eso ella era especialista, atacar cuando menos lo esperabas, destruirte con lo que más quieres, esa parte de sus palabras a Lincoln eran verdad, pues él había vivido eso de primera mano, había sido su propia sangre la que rompió su espíritu tantos años atrás.
No pudo evitar pensar en Rita, recordar esa expresión de burla con la que le miro cuando le arrestaron, la arrogancia de saber que no tendría como defenderse y que le estaba arrebatando todo, una vez más, queriendo pensar en que momento todo se arruino, excavando en su memoria en búsqueda de aquella respuesta.
- o -
- (Enojado) ¡Si solo me hicieras caso alguna vez hija! ¡¿Por qué no puedes obedecerme?!
- (Enojada) Porque es una orden estúpida papá, yo quiero ir a ese viaje.
- Es demasiado caro entiéndelo de una buena vez.
- Entonces trabajare y yo misma lo costeare, así no podrás quejarte.
- ¡Bien! Hazlo, pero luego no vengas llorando porque la presión de trabajar era demasiado para la señorita.
Albert observo como su hija se dirigía al cuarto, cerrando con fuerza la puerta para posiblemente gritar de frustración a la almohada, no era la primera vez que esta hacía una pataleta porque le negase algo, no eran una familia con demasiado dinero como para gastarlo en las tonterías que una adolescente quisiera hacer, sus amigas eran mujeres de grandes familias, podían costearse lo que quisieran, maquillaje, ropa, vehículos caros, un viaje a Europa como celebración de su graduación era tan sencillo como ir a la tienda a comprar ropa, ninguna de las amistades de su hija conocía lo que eran las carencias o los límites, y a ojos del adulto, su hija solo se había contaminado de esos deseos de gente de la alta sociedad, una vida que él no podía costear.
Esa noche durante la cena el peliblanco quiso retomar la conversación de esa tarde, hacer entrar en razón a su hija, pero esta con una sonrisa desafiante solo le dijo 2 palabras: "tengo trabajo".
Una temporada trabajando le enseñaría el valor del dinero, una enseñanza autoimpuesta a los ojos del adulto de alguien que pensaba había mimado demasiado durante su niñez, ser guardia de cruce no era algo demasiado demandante ni demasiado difícil, aunque la paga tampoco era excesiva, era perfecto para ser el primer trabajo de un adolescente que parecía estarse mimando cada vez más, pero no tardo mucho en notar las primeras señales de que algo estaba ocurriendo fuera de ser un trabajo más.
Más conversaciones con su madre, más risitas y más tiempo en el baño, su esposa lucía bastante feliz y se reía de la nada, las veces que el adulto pregunto siempre eran respuestas similares, todas iguales:
- No lo entenderías, es cosa de chicas.
No podía negarlo, esa siempre había sido una espina en su corazón, haber tenido únicamente 1 hija, amaba a Rita, pero su deseo de un muchachito al que educar y con el que compartir directamente varias cosas era su ideal cuando se caso y decidió que era hora de volverse una familia funcional, con el que salir a hacer deporte, recorrer el país en motocicleta, todo era posible si se trataba de un hijo varón, pero las cosas no se dieron con Lori, su esposa, simplemente el destino jamás le regalo un segundo hijo siquiera, ni varón ni mujer, por lo que aprendió a amar a Rita, aunque ese deseo de un muchacho jamás se apagó, hasta que Rita finalmente se acerco a este una tarde cualquiera.
- Papá, quería contarte que... (Feliz) ¡Tengo pareja!
- Mmm, está bien, supongo.
- ¿Qué no te alegra?
- Siempre haces lo que quieres, si tienes pareja bien por ti.
- Podría importarte un poco más, tú única hija esta dando un paso importante en su vida.
- Y yo te pregunto, si determino que es un mal hombre para ti, ¿Te importaría y te alejarías de él?
- Lynn no es un mal hombre.
- ¿Ves? Tener pareja es tu decisión, todavía te quedan algunos exámenes antes de graduarte, mientras tus calificaciones no bajen estará bien. - Dijo antes de retomar su lectura del periódico, dejando que una muy enfurecida Rita saliese de la habitación. - Se queja cuando le doy ordenes, se queja cuando la dejo ser, je, mujeres, por eso quería un hombre.
Albert ni siquiera se había dado cuenta que Rita aun no terminaba de salir de la habitación cuando dijo esas palabras, unas que más de una vez su hija había escuchado en el pasado.
El tiempo siguió su rumbo y el nombre de Lynn se repetía cada vez más en su hogar, muchas veces dicho con desdén por su hija y en ocasiones con curiosidad por su esposa hasta que cierto día la curiosidad carcomió lo suficiente la mente de Albert, entrando al cuarto de su hija sin tocar ni avisar.
- ¡Papá! ¡Tienes que tocar!
- Mi casa, mis reglas, además necesito hablar contigo.
- (Fastidiada) ¿Y qué quieres ahora?
- Primero, no uses ese tono conmigo jovencita, soy tu padre y me debes respeto, segundo, necesito conocer a tu novio.
- ¿Conocer a Lynn? ¿Por qué?
- Quiero conocer a la pareja de mi hija y saber si es una buena persona.
- Eh... yo creo que es mejor que no papá.
- Invítalo mañana a almorzar.
- Pero...
- No te estoy preguntando Rita.
No se detuvo a escuchar más replicas de la muchacha y salió del cuarto, interrogo a su esposa todo lo que pudo para hacerse una idea del sujeto que andaba tras de su hija y a vista de su esposa no parecía mal muchacho, algo tonto, pero una buena persona, algo que medito durante el resto del día, al día siguiente, en el momento que abrió la puerta y lo observo, frunció el ceño.
- Así que tu eres el famoso Lynn.
- Buenas tardes... señor. - Lynn levanto su mano en señal de saludo militar al notar que Albert no dejaba de mirarle. - ¡Señor!
- ¿Qué carajo estás haciendo?
- Bueno, Rita me dijo que usted era militar así que...
- ¿Tú eres militar?
- Bueno, no, yo...
- ¿Alguna vez serviste a tu país o siquiera respetaste la bandera como correspondía?
- N..No señor.
- Entonces no hagas estupideces y entra.
Albert estaba por voltearse y entrar, pero Lynn inflo como pudo su pecho y oculto todo lo que pudo su nerviosismo, hablando nuevamente.
- Lo hice como una señal de respeto a usted y sus creencias señor, disculpe si no fue de su agrado, pero creo que como padre de mi novia merece ese respeto.
- ¿La llamas tu novia sin que yo haya dado permiso y hablas de respetarme?
- Si, respeto a Rita y ella me acepto como novio, estoy respetando su decisión.
El peliblanco acerco su rostro al joven castaño, apenas llevaba un tiempo en la universidad, se notaba bastante delgado y pudo notar que su cuerpo temblaba, pero aun así dijo esas palabras, había intentado defender su posición pese a que la diferencia de musculatura era evidente y si decidía golpearlo fácilmente podía asesinarlo, cuando su rostro estuvo frente a frente, casi como si fuese un búfalo a nada de embestirlo, notando el sudor que comenzaba a acumularse en el muchacho, Albert resoplo una última vez y retrocedió.
- Ve al baño niño, lo necesitas.
- Uff... creí que moriría.
- ¿Quién dijo que aun no me quedan ganas de romperte el cuello?
- Eh... buena broma señor...
- ¿Broma?
Lynn no proceso instantáneamente la seriedad con la que el hombre le había respondido, poniendo una expresión bastante ridícula la cual Albert no pudo soportar por demasiado tiempo antes de comenzar a reírse a plenitud, risa que pudo escucharse por toda la casa.
- Me agradas chico, entra de una buena vez.
La velada había terminado bien, aunque durante gran parte de la conversación Lynn demostraba tener una personalidad más pasiva cuando hablaba de proyectarse con Rita había una suerte de determinación que le agradaba al patriarca de la familia, siendo por completo la estrella de esa cena ya que tanto Albert como Lori le preguntaron de todo, Rita por su parte solo observaba con una sonrisa como parecía que su novió se llevaba bien con sus padres, con el único inconveniente que se llevaron demasiado bien.
Las invitaciones a cenar para el muchacho se incrementaron, Rita pudo notar como en ocasiones su padre recibía con los brazos abiertos al muchacho al punto que pasaba por completo de ella, incluso en ocasiones era invitado sin que ella se enterase, Albert había encontrado algo en el joven que le facilitaba las conversaciones y si bien los gustos de ambos eran diferentes en su mayoría, Lynn tranquilamente las peticiones, cosas como salir a cazar, revisar la van que usaba Lynn, herencia familiar según este o conversarle de su trabajo, tanto como la pasión de ambos por algunos deportes donde el muchacho si demostraba genuina pasión, todas esas cosas hicieron aceptar al peliblanco genuinamente, poniendo una sonrisa en su rostro con cada nueva visita, sentía que podría legarle sin miedo el futuro de su descendencia mientras pensaba que podía apoyarlo tranquilamente... todo a vista de Rita quién era cada vez más desplazada por su novio.
Hasta que cierta noche, ambos aparecieron con rostros lúgubres en la puerta de su casa.
- ¿Qué les paso muchachos? Entren de una buena vez, ¿Tienen hambre? - Lori no tardo en tratarlos con hospitalidad, más las respuestas de los muchachos no eran más que monosílabos, Albert observaba desde el salón, viendo como ambos terminaron acercándose.
- ¿Y bien? ¿Qué les paso?
- Nosotros... bueno... yo... ella...
- Lynn, chico, puedes decirlo, eres parte de la familia.
- O sea... ahora si puedo decir que si soy parte de la familia... je... je...
- ¿De qué demo...?
En ese momento tanto Albert como Lori se dieron cuenta, el humor del sujeto era pésimo y sus mensajes no tendían a ser muy crípticos, pero una vez notaron la expresión de Rita y como esta parecía estar protegiendo su vientre, ambos padres supieron perfectamente lo que pasaba.
- Oh no, no, no, no, no, ¡No!
- Solo... paso papá...
- ¿Solo paso? ¡¿Solo paso?! ¡¡¡Eso no es algo que simplemente pasa pedazos de imbéciles!!!
- Albert, cariño, cálmate.
- ¡¡¡¿Calmarme?!!! ¡¡¡Les dijimos una y mil veces que sin tener una situación más estable no hicieran estas estupideces!!!
- Es verdad, pero ya esta hecho, tu hija va a ser madre.
- ¡¡¡Una madre que no tiene ni donde caerse muerta!!! ¡¡¡Este idiota ni siquiera tiene trabajo, no tiene un lugar tampoco, ni siquiera se lleva bien con su familia y ahora vienen a ponernos cara de animal abandonado!!!
- Señor, yo...
- ¡¡¡Tú cállate, ni siquiera pensaste en esto cuando lo hacían, de eso estoy seguro, no tienes como sostener una familia imbécil, ni siquiera están casados y ya hacen estas cosas!!!
- Yo se que lo que hicimos está mal.
- ¡¡¡¿Mal?!!! ¡¡¡¿Acaso quieres terminar como un miserable indigente?!!!
- Papá por favor.
- ¡¡¡Nada de por favor, ahg, lárguense de mi vista!!!
- Pero pa...
- ¡¡¡Fuera!!!
- Albert, por dios, no puedes tirar a tu hija a la calle así en estos momentos.
- ¡¡¡Y ella no debía ser una estúpida que hiciese estas tonterías cuando apenas empezó la universidad!!!
- ¡Aun así es una medida extrema, ella necesita nuestro apoyo!
- ¡No necesito que me sermonees ahora mujer!
- ¡Lo haré porque veo la estupidez que estás haciendo, estás actuando como un imbécil llevándolo de la peor manera posible!
- ¡Cállate!
Una sola bofetada termino por hacer callar a su esposa, provocando que Rita se levantara con molestia de su asiento.
- ¡¿Qué mierda estás hac...
Esta tampoco pudo terminar su frase, pues también recibió una fuerte bofetada por parte del peliblanco.
- ¡¿Qué mierda se han creído ustedes para alzar la voz en mi casa?! ¡La situación es grave y ustedes actúan como se les viene en la puta cara!
- ¡Oiga, no puede hacerle eso a ellas!
Una sola mano basto para que Albert tomara del cuello de su camisa a Lynn, elevándolo con facilidad mientras observaba con furia al muchacho.
- ¿Acaso crees que tú, un don nadie cualquiera va a venir a darme ordenes en mi puta casa?
- Al menos no actuó como un imbécil cuando mi familia se encuentra en mal estado.
El golpe de Albert fácilmente dejo inflamado el ojo derecho de Lynn, posiblemente en unos minutos estaría completamente negro, pero aun con toda esa situación Lori se levantó, tomando la mano libre de Albert que estaba preparándose para reventar el rostro del castaño.
- Por favor Albert, detente, no compliques más esta situación, te lo suplico.
Ver el rostro suplicante de su esposa termino por calmarlo, soltando al muchacho quien aun se sentía mareado por la potencia del puñetazo el cual fue rápidamente atendido por Rita.
- Maldita sea.
Albert tomo un cigarro de su bolsillo y comenzó a fumar, viendo como su esposo se había calmado la mujer procedió a atender rápidamente a su hija y yerno.
La discusión duro horas, el enojo de Albert fue lo más difícil de tratar pero eventualmente accedió a apoyar a su hija y a su futuro nieto, no acompaño a la pareja cuando encararon a los padres de Lynn pero supo que también consiguieron el apoyo de estos, Lynn comenzó a quedarse en esa casa, alegando que tenía que estar para Rita en todo momento además de convalidar lo que estudiaba en una universidad local, una profesión más corta que lo que estudiaba, algo que pudiese terminar lo antes posible, Albert solo observaba, pero había notado que la determinación de Lynn no era algo del momento, se había enfocado en que sería el apoyo de la familia, aunque seguía molesto y su trato con Rita y Lynn era cortante, observarlos enfocarse en sacar adelante aquella pequeña familia lentamente fue conmoviendo su corazón al punto que le fue difícil despedirse cuando en colaboración con la familia de Lynn les compraron una casa a la reciente pareja, aunque esa no fuese la única tragedia que ocurriese en ese hogar.
Un día nevado con las calles resbalosas, un sujeto ebrio conduciendo y Lori caminando rumbo a su hogar fue todo lo que se necesito para dar un fuerte golpe a la familia, un luto que no pudo ser debidamente llevado ya que con solo unas semanas de diferencia terminaría naciendo la criatura que tanta discordia había creado, su nombre iba a ser Marie, pero ante el dolor fue una decisión unánime aun cuando al enterarse del género fue una decepción para Albert, pero en ese momento, incluso había agradecido tal situación, pues el nombre fue cambiado por la persona que a todos les hacía falta en ese momento: Lori.
Albert comenzó en ese periodo a beber más, desde la muerte de su esposa no era raro encontrarle ebrio temprano, cuando no tenía que trabajar no era raro que el anciano apareciese ebrio en el hogar de su hija mientras causaba un desastre, la bebe terminaría llorando y Rita sacando a Albert a la fuerza, en ocasiones llamando a la policía solo para ir ella misma a la comisaria a sacarlo, rogándole que se controlara, Lynn se había enfocado en su trabajo y llegaba principalmente tarde, a sus ojos aquella familia no parecía que duraría demasiado.
Cuando los visitaba, podía ver la apatía en el ambiente, la sensación de dolor en Rita era evidente y los requerimientos de Lori eran solo realizados como una medida para calmar los llantos de la pequeña, más de una vez fue depositada en los brazos del hombre a falta del cariño de una madre que seguía procesando un luto, aquello molestaba al peliblanco, pero no podía juzgarla, su duelo fue el alcohol, el de ella era la apatía, o al menos eso quería creer, pues una nueva sorpresa repercutió en esas paredes a los pocos meses:
- Estoy embarazada, otra vez.
Aquellas palabras fueron un fuerte llamado de atención, Albert supo que no podía seguir así, Lynn sabía que no podía seguir tan centrado en el trabajo ya que ahora habrían más personas a las que atender, aunque el nacimiento de Lori estuvo envuelto en desgracia, Rita pudo sentir que en ese tiempo todo iba mejorando, las heridas comenzaban a sanar, su relación con su padre, aun cuando este se entero que sería otra niña, demostraba su interés en seguir a su lado, su pareja decidió finalmente casarse, formalizar el amor que ambos sentían por el otro aun cuando las peleas habían comenzado a surgir por la falta de tiempo de este, la vida comenzaba a sonreírle, todo gracias a esa bebé, Leni.
Aunque Albert pudo notar que algo no cuadraba, ciertamente Rita cuidaba a las dos niñas, pero podía sentir un ligero desprecio hacía la primogénita, no sabía si era una idea suya o no, pero el podía disfrutar de la pequeña Lori y con eso le bastaba, pero cuando alguien intentaba cargar a Leni, podían notar como la mujer se ponía un tanto nerviosa.
Aun así, no paso mucho tiempo hasta que la noticia sobre un nuevo embarazo repercutió en el hogar, Rita tuvo que dejar su trabajo y el dinero comenzó a ser un problema, ese fue el periodo donde por primera vez se embriago junto a su yerno, una noche donde el pobre sujeto no soporto la presión y le pidió tanto consejo como apoyo, tenía dos hijas pequeñas y una tercera en camino, su familia estaba decepcionada de él y parecía que no iban a seguir apoyándole, pues comprendían un hijo, dos les fue extraño, pero un tercero en tan poco tiempo, a palabras de su propio padre, ya comenzaba a parecerle una burla, las palabras hirientes habían devastado a Lynn pero ver esa convicción de que saldría adelante con esos niños le había conmovido, si el idiota de Leonard no apoyaría a Lynn, él si lo haría, como si fuese el hijo que siempre deseo tener.
Comenzó a frecuentar más ese hogar, sentía el llamado de la crianza ante tal cantidad de nietas, sentía que no podía quedarse impune ante la situación, más cuando su hija estaba fallando en su rol principal, ser la madre de las chicas.
- La leche del biberón esta muy caliente, si se lo das así a Luna se va a quemar.
- Lo sé, lo sé, ya cállate.
- Además, la forma que sostienes a Leni esta mal, así jamás le sacaras los gases.
- Te dije que ya lo sé.
- ¿Entonces por que sigues haciendo todo mal? Solo tienes una tarea Rita, cuidar de mis nietas.
- Y si tan mal lo estoy haciendo, ¿Por qué no lo haces tú?
- Claro que lo estoy haciendo, ni siquiera pude estar tranquilo cuando te dejo sola con las niñas, ¿Acaso quieres que les de hambre? ¿Quieres que aprendan en base al dolor?
- ¡¡¡Ya cierra la boca!!!
Aquellas palabras no hicieron llorar a la pequeña Luna que yacía en los brazos de Albert, sino a Leni quien estaba con Rita.
- Ay, lo siento mi pequeñita, lo siento mucho.
- Mami, tego hambe.
- Después te daré de comer, ahora aléjate Lori.
- Pero...
- ¡No te quejes, tu hermana menor tiene prioridad!
- No le hables así a mis nietas.
- Tú me hablas como quieres porque soy tu hija, yo le hablo a la mía como yo quiero, así que déjame en paz para solucionar este problema.
La paciencia de Rita bajaba con cada día, la tolerancia a los llantos de Lori o la resolución de las necesidades de Luna pasaban a segundo plano, algo que solo molestaba cada vez más a Albert, pues sentía que el peso de la crianza de ambas niñas estaba descansando sobre él, y eso le molestaba, una molestia que empeoro todavía más cuando la mujer declaro su 4° embarazo.
Las discusiones entre Albert y Rita se volvieron más seguidas, la carga de las niñas cada día dependía más del hombre pese a que ese no era su rol, lo que en un principio era el agrado de ayudar comenzaba a sentirse como el peso de una responsabilidad, hasta que cierto día Leonard visito a Rita, algo de lo que Albert solo pudo enterarse cuando llego esa noche a visitar a su familia y Lynn se encontraba con el rostro cubierto por sus manos en solitario en el sofá.
- Fue papá... yo no le conté que me había cambiado de profesión, el creyó que seguía estudiando negocios, él... él ya no me quiere apoyar, yo no gano suficiente, no podría mantener a mis hijas sin su apoyo, no sé qué puedo hacer.
Ver a su yerno en ese estado lleno de colera el corazón del Albert, ciertamente la pareja había estado cometiendo graves errores, pero nada de eso justificaba el cortar su apoyo, el muchacho estaba esforzándose demasiado, mucho más que otras personas que conocía y su respuesta como padre ante la determinación de su hijo había sido patearlo nuevamente, esa fue la primera vez que ambos abuelos se encontraron y que la sangre de Albert ardió con tanta violencia, las niñas eran bendiciones, cada una de ellas única a sus ojos, no entendía como el imbécil de Leonard no podía visualizar eso y las palabras de Rita solo endulzaban ese deseo de Albert por querer hacerlos pagar, si bien habían tenido bastante fricción en su relación esta siempre le apoyo cuando cuestionaban a esa familia, lo veía como genuina preocupación de Rita, nunca se detuvo a pensarlo.
Durante ese tiempo tuvo su primer encuentro con el hermano de Lynn, algo que comenzaría a ser bastante seguido, el muchacho visitaba de vez en cuando a la pareja y casi siempre que ambos se encontraban terminaban discutiendo, más de una vez Rita se acercaba a mirar, generalmente traía consigo a Lori, Luna o Luan, siempre provocando el llanto de alguna de las chicas, lo cual solo enfurecía más a Albert.
- ¡¿Qué no puedes hacer nada bien?! ¡Te he dicho que no tienes que acercar a las niñas a esas situaciones!
- De la forma que gritan no importa si estoy cerca o al otro lado de la casa, sus gritos se escucharan de igual forma.
- ¡¿Pero por qué las expones?! ¡¿Qué no piensas con esa cabeza o la tienes llena de aire?! Lo único que haces durante todo el bendito día es estar con Leni, tienes más hijas y responsabilidades.
- Tú mismo dijiste que debo tener prioridades, Leni aprende un poco más lento, no es tan autovalente como las demás, necesita más de mis cuidados.
- Lo que necesitas es que reciba atención especial, esa niña tiene algo en la cabeza, no es normal, parece retrasada.
- ¿Cómo te atreves a decirle eso? ¿Sabes qué? Sigue con tus cuidados como prefieras, yo cuidare a mi hija a mi manera.
- Hijas querrás decir Rita, - Ve como la mujer se aleja. - ¡Rita!
La atención siguió concentrándose en Leni, Albert aceptaba que la niña tenía alguna clase de retraso o condición especial, era evidente para cualquiera que la viese, pero Lori comenzaba a hacer preguntas, Luna comenzaba a hacer pequeños desastres y Luan requería verdadera atención de recién nacida, no era su responsabilidad, era solo el abuelo, Rita era la mujer de la casa y debía atender a su familia, pero no podía dejarlos ser, eran su familia, sus nietas, la decepción estaba allí, si no había tenido un hijo esperaba al menos tener un nieto, pero en esa situación solo le quedaba proteger a las chicas como pudiese.
Hasta que se entero de algo que lejos de darle felicidad, solo lleno su corazón de furia.
- ¿Cómo que embarazada otra vez? ¡¿Qué acaso ustedes solo piensan con lo que tienen abajo?! ¡¿Qué mierda les pasa?! ¡¿Apenas pueden con 4 y ahora viene otra?!
Podía recordar esa noche, Lynn tenía un rostro de vergüenza, entendía perfectamente que ni siquiera estaba cumpliendo bien su rol como padre, las niñas lloraban por los gritos y golpes a las paredes que él estaba dando y Rita... tenía una expresión completamente gélida.
Era incapaz de soportarla, ver a su hija le molestaba, las palabras que esta soltaba cada vez que se encontraban eran de responsabilidad, hablaba sobre amor e hijas, le molestaba y gritaba, por momentos sentía que esta disfrutaba de enfurecerlo, no podía evitar hacerlo, tantas niñas, tanta irresponsabilidad, tanto abandono a las niñas, Lynn apenas aparecía en esa casa y su paciencia era cada vez menor.
Una vez nació Lynn jr sintió que Lynn también se rindió, era extraño, sentía que tendría que haber algo detrás de tener tantas hijas tan consecutivamente pese a que su situación no se lo permitía, y una tarde de reflexión conversando con su yerno lo entendió, este al igual que él quería un hijo varón, constantemente era incitado por Rita y él se dejaba tentar por esa esperanza, él quería a su familia, quería cumplir ese pequeño deseo, no podía evitar comprenderlo, relajando un poco su actitud, la quinta niña fue llamada de esa forma para cerrar un ciclo, ya no lo intentaría más.
Pero aquello solo parecía enfurecer más a Rita, pues las discusiones con Lynn se hicieron frecuentes, Albert motivaba al muchacho a que la confrontase, era su mujer después de todo, incluso Lynn se notaba molesto por aquella preferencia tan descarada por Leni, las demás se refugiaban en él, Albert se había convertido en un espectador, pero era feliz con eso, apoyando por detrás a Lynn, ya sea contra Rita o contra la familia de este, no era como lo había esperado, pero veía en Lynn al hijo que nunca tuvo, algo que Rita notó perfectamente.
Aquello llevo a una ligera estabilidad, una llena de tensiones y peleas, que provoco uno que otro grito de Albert, Rita no parecía querer cambiar, no parecía querer reformar su actitud y despegarse de su favoritismo, nunca espero que más de una vez fuese la misma Rita quien esperaba que tomase esas actitudes, que guardase evidencia y le grabase, pues cuando menos lo espero estaba siendo citado por una orden de alejamiento, algo pedido por Rita, por ser "un peligro para su familia".
Fue algo que salió de la nada, la cita le llevo a juicio, pensó que todo se arreglaría con las palabras de las niñas al decir que era un buen abuelo, pero la realidad fue algo más difícil de afrontar, pues las palabras de Lori no fueron de esa manera.
- Él... grita mucho, golpea los muebles... me da miedo...
Fue la única expuesta por ser la mayor, los comentarios de vecinos también coincidieron, Lynn no pudo presentarse ese día debido a un problema con su padre, ese día se dio cuenta de algo, él estaba solo, y Rita le observaba con una sonrisa de triunfo.
- Rita, por favor, reconsidéralo.
- ¿Ahora me pides ayuda? ¿No que era una inútil?
- Rita maldita sea, todo lo que he hecho ha sido porque fuese una persona de bien.
- Todo lo que has hecho ha sido despreciarme toda mi vida, cuestionar todo cuanto he hecho, bueno, esto es algo casi natural para un bruto como tú.
- Hija, por favor, ¿Una orden de alejamiento hacia ti y las chicas? ¿Qué se supone que van a hacer? Necesitan supervisión, cuidados, cariño que tú no les das, prometo que no me quejare más, prometo que te daré más dinero del que poseo, pero no me quites el derecho de poder verlas.
- ¿Así que pagarías por estar con tus nietas?
- Rita, yo...
- ¿Tanto cariño les tienes a esas niñas?
- Quiero que sean buenas niñas, ya no me importa que no tenga ningún nieto, solo quiero... que tengan una buena vida.
- ...
- Por favor, te lo suplico.
El resultado de ese juicio fue emitido más rápido de lo que pudo, la distancia a la que podía estar de su familia era más de una cuadra, el juez no tuvo ninguna consideración con él, nadie la tuvo, no importo cuanto suplicase a Rita, esta solo le miraba con molestia y hacía el amago de separar a sus hijas de él.
Su tristeza fue grande, pero al menos seguía en contacto con Lynn, este seguía conversando con él y fingiendo sacar a pasear a las niñas este las llevaba a él, ellas no entendían nada, Rita se estaba encargando de que pensasen que él ni siquiera era parte de la familia, las preguntas que hacían se lo daban a entender, no solo se había encargado de separarlos, sino que estaba borrando y alterando todos los recuerdos y pensamientos, una puñalada a su corazón todavía peor, pero solo le quedaba resistir y, aunque sea a la distancia, velar por ellas, esperar a que pasara el tiempo y poder eliminar esa restricción, que esas juntas clandestinas no tuviesen que tener sumo cuidado y poder llevarlas tranquilamente de la mano, pero cierto día, en cierta junta, Lynn apareció solo con una visible desesperación en su rostro.
De por si la relación con Rita se había endurecido, con la presencia solo de los dos las discusiones por el trato de las niñas había empeorado, las pocas visitas de su familia solo provocaban más discusiones y exigencias como que se divorciara o dieran en adopción a las niñas eran algo típico por parte de la familia de Lynn, pero las nuevas palabras del castaño llamaron fuertemente la atención de Albert.
- Esta embarazada Albert... y esta vez... es un chico.
Su expresión era una mezcla de pánico y jubilo, casi como si fuese padre primerizo por segunda vez, una extraña felicidad invadió a Albert al escuchar esas palabras también, después de tanto tiempo, después de tantos intentos, un niño, ¡Finalmente tenía un nieto! Todos sus sueños y aspiraciones volvieron en ese momento, ese niño lleno nuevamente su esperanza, podría ser una situación horrible, pero si se trataba de un niño...
Solo termino empeorando la relación de Lynn y Rita.
Lynn pudo asistir a ese parto, la actitud de Rita en las otras ocasiones siempre fue igual, algo de anhelo, algo de apatía, la presión del parto, pero cuando vio a ese niño y pudo notar los pequeños mechones blanco, según los doctores era depresión post parto, pero Lynn estaba seguro que tal asco hacía el pequeño no era normal, lo poco en común que les quedaba a ambos termino de quebrarse en ese momento, Lincoln tardo 2 semanas en salir del hospital, y al salir, Lynn ya se encontraba divorciado, el niño ni siquiera alcanzó a entrar al que debió ser su hogar, sus hermanas estaban envueltas en las peleas entre ambos padres, ni siquiera cuestionaron que paso con el bebé, solo se cuestionaban porque su padre había desaparecido.
La familia de Lynn se centro en que ante esa situación lo mejor para este era alejarse, separarse de ese bebé, siendo la ocasión donde tuvieron la mayor discusión él y Leo, este se había cerrado a que Lynn recobrara su libertad, terminase sus estudios, dejase aquel trabajo desgastante, incluso se había ofrecido a pagar la manutención de las niñas, pero Lynn no quería, él aunque no quisiese ver a Rita quería ver a sus hijas, las amaba y estaba preocupado, pero su hermano solo insistía, Albert no lo soporto más y termino encarándolo, lo que solo termino en una pelea que Albert domino y, casi como si imaginara que el muchacho era Rita, termino por lesionarlo de gravedad al romper sus piernas.
Lynn no volvió a saber de su hermano o su padre, pues para todos estaba claro que bando había escogido.
También este decidió mudarse de casa de Albert, temía que la restricción que había puesto también afectase a Lincoln y si ambos vivían en esa casa era probable que Albert fuese arrestado, no podía hacerle eso al hombre que había hecho tanto por él, Albert no lo dudo y le ayudo a comprar un departamento barato, ese sería el nuevo comienzo de Lynn, de allí volvería a escalar, volvería a reformar su vida, no abandonaría a sus hijas tanto como no lo hizo con Lincoln, la determinación del hombre conmovía a Albert... pero esta solo duro un tiempo.
Conforme visitaba a sus hijas algo comenzó a cambiar en Lynn, Albert no podía descifrarlo, pero lo sabía, el nombre de Rita comenzó a sonar una vez más en la boca del castaño, Albert no podía entenderlo, pero con tal de ver a su nieto incluso se aparto de las niñas, no iba a exponerse más de lo necesario, tenía todo lo que necesitaba allí, el yerno que apreciaba, su amado nieto, podía vivir con eso, pero cada vez sentía más distancia entre él y Lynn, con el tiempo comenzó a llegar más tarde, Lincoln dio sus primeros pasos con él, su segundo nombre fue nombrado "Albert" en honor a él, las primeras palabras, aprender a comer solo, bañarse solo, casi toda la crianza cuando Lincoln fue un bebé fue dada por él, y, aun así...
- L..Lynn, ¿Por qué?
- Rita tiene razón, tengo miedo de que pueda descontrolarse.
- Pero... sabes que yo no haría algo así, es mi nieto, mi querido nieto, Lynn, no, no por favor.
- ¿Y si ocurriese? Debo velar por Lincoln... y entre más lo pienso... Rita tiene razón.
Aquellas palabras sellaron su destino, no fue una, sino dos veces, todas obras de Rita.
Había perdido a su familia dos veces, la segunda vez ni siquiera supo que le hizo a Lynn, todo lo que repetía era que Rita tenía razón hasta que la orden llego por segunda vez.
¿Tanto deseaban que desapareciera?
¿Por qué tanto era tal el deseo de apartarlo?
¿Por qué atacarlo con sus queridos nietos?
Si tanto le odiaban podrían insultarle o golpearle, si le hubiesen pedido lo que fuese lo hubiera hecho con tal de poder seguir viendo a su nieto, no quería perderse su crecimiento, no quería perderse su vida, pero allí estaba nuevamente alguien arrebatándole lo único que le quedaba de valor, su casa, sus ahorros, su motocicleta, su dignidad, nada de eso le importaba, aunque se arrodillo y lloro no sirvió, pensó en robarse al pequeño, pero eso solo hubiera traído problemas.
¿Ser el nieto de un criminal? ¿Vivir perseguido toda su vida sin poder darle una vida normal al muchacho?
Ni siquiera podía precipitarse, no podía arruinar así la vida del niño, siendo la última vez que lo vio cuando Lynn le tiro la orden de restricción.
Ese día, en ese preciso momento, el choque de esa puerta frente a él tuvo el mismo impacto que el disparo de una bala directo a su corazón.
- o -
- Lincoln... desearía... haber visto tu sonrisa una vez más.
No hubo más palabras, no había más deseos, la última vista de Lincoln se había grabado en su retina, no importaba cuanto lo pensase, todo había resultado en eso, y su último deseo, todo lo que le quedaba, era algo que sabía no podría cumplir.
Y Albert cerro sus ojos sabiendo que lo había perdido todo.
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