Paso a paso


Lucy miraba en total quietud desde la ventana de la sala de estar como la van se alejaba camino al parque, no sería la primera vez que le pasaba que sus hermanas se olvidaran de ella y probablemente no sería la última, eso estaba perfectamente claro en su mente, un hecho fortuito que le asolaba desde el primer día que llego a ese hogar y no hacía sino agravarse con el paso del tiempo.

Con un significativo suspiro se limito a dirigirse al sofá y observar la televisión apagada.

Se encontraba algo aturdida con ese suceso, a ella le gusta la oscuridad, lo siniestro y la soledad, entonces que le olvidasen y dejasen el hogar para ella no debería de ser sinónimo de algo bueno... ¿No?

Había sido un plan de Lori salido de la nada aprovechando que no había sido mucho tiempo que había obtenido su licencia de conducción, ella practicaba conduciendo al parque, las demás se divertían alejándose del extraño entorno que ahora era el hogar mientras jugaban o comían algún helado. No es que esas cosas le disgustasen pero ella era la sombra de esa familia, esas cosas no debían gustarle tanto como a las demás no les gustaban su forma de ser y gustos, eso lo tenía claro desde que tuvo uso de razón... ¿Sino por qué sus hermanas siempre estaban molestas y tristes cuando era mucho menor de no ser ella la causa? ¿Por qué las cosas comenzaron a mejorar cuando llegaron las gemelas?

La respuesta era simple, había un problema con ella.

Pero eso no importaba en ese momento, pues ahora tendría su hogar para ella misma y al menos aprovecharía la quietud.

Por ello se levanto con el animo algo mejorado para dirigirse hacia su habitación e intentar escribir algo de poesía, eso siempre le ayudaba a centrar su mente cuando aquellas incertidumbres atacaban su mente y esa era una buena ocasión para explotar su "panacea" como había decidido llamarle, aunque esa acción se vio interrumpida por una figura que se hallaba mirando fijamente la escalera desde su inicio en el segundo piso, una con la que ahora intercambiaban miradas fijas y silenciosas, las únicas dos personas en esa casa que primero observarían, analizarían y luego hablarían.

Lisa se encontraba observándole fijamente desde el ultimo peldaño de la escala.

Ver a la pequeña era inusual, comprendía que la olvidasen a ella... ¿Pero a Lisa?

La pequeña apenas si no se le consideraba un bebé, hablaba poco y principalmente se dedicaba a observar al punto que más de una vez las habían comparado a ambas y sintió con ello que finalmente había encontrado alguien con la que llevarse bien pero había algo que no le terminaba de convencer de la menor de sus hermanas, una suerte de incertidumbre que no le gustaba e incluso a ella le ponía nerviosa y esa mirada fría solo aumentaba el efecto.

Recordaba cuando intento unirla a su oscura causa, era de hecho un recuerdo reciente y ver a las muñecas alteradas solo termino por querer dejar la idea de lado al igual que el resto de sus hermanas al intentar convertirla en una pequeña versión de ellas con la que compartir ante esa extraña apatía que en ocasiones surgía entre ellas al no tener un apoyo estable. Quizás finalmente aquella frialdad natural de la pequeña finalmente había terminado por afectar la percepción de las mayores y comenzaría a ser tan olvidada como ella, algo triste pero inevitable.

Por lo que solo suspiro y comenzó a subir la escalera, seguía siendo su hermana mayor y si algo había entendido de Lynn es que no debes mostrarte débil ante una hermana menor, ella debe respetarte por ser su hermana mayor.

Una vez llego a su lado la observo de nuevo, ella seguía mirándola con esa expresión similar con la diferencia que ahora entrecerraba sus ojos, por su lado tenía la suerte que sus ojos estuviesen cubiertos así no podría notar su mirada parcialmente dubitativa.

- Lucy - Internamente tuvo que tragarse el susto, no podía mostrarse débil ante una hermana menor pero realmente no espero que la pequeña le hablase - ¿Podrías ayudarme a bajar?

- Suspiro ¿Quieres que te cargue? - Ni siquiera pensó mucho la respuesta, estaba ciertamente confundida ante esa extraña petición.

- Requiero tu asistencia, descender es... complejo.

- ... - Esta vez si fue un suspiro real el que exhalo Lucy - Esta bien.

Esa era otra de las características de Lisa, lo poco que hablaba lo hacía de forma extraña, sin dudar más que con un suave siseo, como si su boca no consiguiese seguir el ritmo de su vocabulario, eso combinado a esa eterna expresión de seño fruncido impedía una buena comunicación, lo que no lograba entender era esa suerte de decisión en su palabras pese a ser tan pequeña, incluso era menor que ella pero parecía estar más tranquila que ella en ocasiones e ignorar las discusiones a su alrededor mientras ella solo buscaba esconderse en las ventilas o el ático para que no la viesen débil, para que no la viesen temblar... o eso le había dicho Lynn.

Con ello ambas comenzaron a bajar juntas, ciertamente las piernas de Lisa eran pequeñas y si no tenía cuidado podía caerse por la escala por lo que intento ayudarle a que descendiese por más que le causase cuidado que más que enfocar su vista para bajar bajaba lentamente sus piernas, como si no confiase en su vista pero si lo hiciese en el tacto, aun así no se quejaba, solo vivía con ello, algo que ella entendía perfectamente. Por ello solo ayudo en silencio a la pequeña hasta que llegaron al primer piso.

- Gracias Lucy.

- ...

Si era sincera no le terminaba de convencer la forma de ser de la pequeña castaña, pero había otra cosa que por lo visto comenzarían a compartir y aquella extraña sensación que tuvo al ver partir la van sin ella se apodero de su mente por un momento, por lo que termino tomando de la mano a su hermana menor.

- Nos dejaron aquí y se fueron ¿No te molesta?

Si Lucy pudiese ser sincera admitiría que esa era una duda que no pensaba plantear, temiendo que su vista de hermana mayor se rompiese a los ojos de la pequeña, pero también anhelaba algo... algo que ni siquiera ella entendía.

- No es la primera vez.

- ¿La tuya tampoco?

- En efecto.

El agarre de Lucy con eso se hizo más leve, no entendía como pudo decir aquello sin ningún atisbo de duda.

- ¿No te molesta?

- No vale la pena, son solo emociones humanas, biológicamente estoy bien así que no importa.

- Claro.

Con ello Lucy soltó la mano de Lisa quien a paso tranquilo se dirigió a la cocina como si aquel intercambio jamás hubiese pasado.

Lucy por su parte no supo que responder, no supo que reaccionar, por lo que simplemente encerró aquello en su ser y...

- Suspiro.

Y comenzó a caminar hacía su habitación.

Creyendo que la que pudo ser su compañera de soledad.

Solo era otro ente que le generaba aquella opresión en su corazón.

- Supongo que solo seremos yo y la poesía... otra vez.


Momentos después, en otro lugar de Royal Woods

Lincoln y Trent caminaban con calma por la calles, la conversación entre ambos había sido casual con muchos silencios entre diálogos ante la timidez del peliblanco.

Después de que el adulto conversase con el pequeño y limasen algunas asperezas que se habían acumulado en el tiempo que convivieron fue el turno de encarar al castaño de lentes quien yacía preocupado en la actual residencia del peliblanco a la espera de noticias, acción por la que Ethan decidió darles su espacio pidiéndoles que saliesen a caminar juntos mientras el se encargaba de algunos asuntos, pues si algo había comprendido el adulto era que no podía seguir manteniéndole encerrado y esa era una perfecta ocasión.

Por lo que ambos muchachos simplemente divagaban mientras algunas palabras cada tanto.

- Linc, en serio... lo lamento mucho.

- No... no digas eso... perdóname tú a mi por no decirles nada en todo este tiempo.

- Hey, tranquilo amigo, no es algo de lo que te debas preocupar, ni menos con lo de tu papá.

- Pero aún así... falte mucho tiempo a la escuela y ahora que me vas a visitar te encuentras con que me había ido.

- Bueno, al menos me demostraste que te conozco lo suficiente jeje.

- Espera ¿Tú le dijiste al Sr. Dawkins que posiblemente estaría en el parque?

- Bueno, siempre que conversamos y sale el tema del parque suenas alegre, y la mitad de tus recuadros son de lugares del parque.

- M..Me conoces mejor de lo que yo esperaba...

- Bueno, nos conocemos desde hace un par de años... ¿Es normal que aprendamos algo del otro no lo crees?

- Yo... (Decaído) supongo.

- H..Hey, mejor dime ¿De donde salió ese pequeño? - Dijo mientras señalaba al pequeño erizo que yacía acurrucado en la cabeza del peliblanco.

- Uh... Ah... él... simplemente lo encontré antes de que me encontraran, supongo.

- Pues se ve bastante cómodo ahí, asumo que te lo vas a quedar.

- Yo... no lo sé, nunca antes he tenido una mascota, además que yo... uh... 

Lincoln se detuvo en ese momento, realmente había sido un acto hecho por el calor del momento y ese pequeño en su cabeza le producía una extraña sensación de calma, sobre todo por aquel pensamiento que seguía susurrando en su cabeza cada que este se movía y pasaba a llevar su cabeza con sus púas.

- El Sr. Dawkins dijo que no había problema, yo no veo por qué dudas, además de que es casi tan blanco como tu cabello, creo que encaja contigo.

- Bueno, en eso tienes razón.

- *Piu* *Piu* *Piu*

Los leves chillidos del erizo provocaron una leve risa en ambos niños, la de Lincoln era algo cansada y no tan viva como lo fuese unas semanas atrás, pero sentir aquella afirmativa en el pequeño que se había instalado en su cabellera.

- Creo que te llevaras bien con el pequeño, de hecho creo que el regalo que... olvídalo.

- ¿Regalo? ¿Cuál regalo?

- Bueno, el de tu cumpleaños...

Cumpleaños.

Esa palabra provoco un inmediato escalofrío en Lincoln al punto que su respiración comenzó a acelerarse ligeramente, al menos el movimiento del pequeño erizo logro hacerle recobrar el sentido lo suficiente para calmarse. Aunque no fue lo suficientemente rápido como para que su amigo no notase esa reacción.

- ¿Estás bien Linc?

- S..Si... tranquilo.

- ¿Seguro?

- En serio, continua.

- Bien... la cosa es que mi regalo eran algunas cosas que creí podrían gustarte y las empaque en una caja grande, creo que sería buena como hogar improvisado para el pequeño, así que no te tendrías que preocupar por el en un tiempo.

El peliblanco se detuvo y lo medito por un momento, pues recordó el mayor inconveniente en la idea de su amigo.

- Me agrada la idea, en serio, pero esas cosas están... en casa.

- ¿A que te refieres con...? Olvídalo, ya entendí.

- Si... las cosas pasaron demasiado rápido, tanto que no recuerdo bien siquiera en que momento ya estaba instalado con el Sr. Dawkins por lo que la mayoría de mis cosas siguen allí.

- Bueno, eso explica porque tu cuarto lucía tan vacío.

- Si...

Un nuevo silencio se instauro entre los dos, uno que solo era interrumpido por los casuales sonidos de los vehículos que transitaban por la calle.

- Linc ¿No crees que sería bueno que fueses a buscar algunas cosas?

- ¿Q..Qué?

- Es que, ya sabes... ese lugar se ve tan... oscuro, ni siquiera creo que tengas algo con lo que distraerte.

- (Decaído) No había pensado en ello.

- Y yo creo que te haría bien.

- Pero volver allí...

- No vas por nada que no sean tus cosas.

- Son muchas para que nos las podamos llevar solo nosotros.

- Entonces al menos algunos de los regalos o algo para distraerte mientras conversas con el maestro y le pides que vayan por lo demás ¿Te parece?

Lincoln lucía sumamente confundido, realmente no tenía muchos deseos de volver a ese lugar todavía pues sentía que aquello no sería sino un recordatorio de todo lo que había pasado  y muy probablemente esa voz en su cabeza volvería a atacarle, pero también le daba un punto al castaño sobre que, si lo pensaba bien, su habitación no tenía nada, no había hecho nada esta última semana más que llorar o lamentarse y la idea había despertado un leve interés en su interior.

Pero... ¿Se merecía acaso ese desahogo?

Esa era su mayor interrogante en ese momento.

- Trent, gracias, pero no.

Y silencio nuevamente, uno que en realidad no duro mucho ya que fue interrumpido por el castaño.

- ¿Y si solo yo entro y tú esperas fuera mientras saco las cosas? Así tu elijes y no entras.

- Mmm... no suena mal.

- ¿Tenemos trato entonces? 

- (Suspiro) Trato.

Desde allí la conversación mayoritariamente fluyo por parte de Trent en un intento de mantener distraído al peliblanco. No podía negar que el castaño hacía su mayor esfuerzo tocando los tópicos con los que mejor se perdían conversando e intentando hacer algunas de sus clásicas bromas que otrora serían respondidas de forma ingeniosa o sarcástica, pero que para mala señal en dirección del castaño eran respondidos principalmente con monosílabos.

Lincoln por su parte estaba centrado pensando en esa situación, realmente había pasado un tiempo desde que salió del lugar al que por tanto llamo su hogar y donde había vivido momentos tanto agradables como horribles pero jamás al punto de querer irse y no volver, pero ahora la sola idea de volver le era complicada, pensaba en declinar definitivamente y pedirle a su maestro que buscase sus cosas por él otro día, pero en eso pensaba en todo lo que le había causado al castaño que tanto se había desvivido por sacarle una sonrisa en su rostro, quizás... quizás hacer eso sería una buena señal, una de que no estaba solo y tampoco tenía que estarlo, pero al mismo tiempo demostrarle que el estaba bien, que podía estar, que podría volver a sonreír fácilmente en su presencia como tan fácilmente lo hacía antes, incluso tenía al pequeño sobre su cabeza recordándole que no necesariamente iba a hacerle daño, que no tenía por que ocurrir de nuevo, por lo que mientras su cabeza trabaja a destiempo con su cuerpo ambos niños llegaron al complejo de departamentos.

Realmente fue demasiado rápido para el perdido peliblanco.

- (Suspiro) Linc, creo... realmente me gustaría que hicieses lo que conversamos pero por tu expresión... ¿Te sientes capaz de entrar?

- Para nada.

- (Decaído) Entien...

- Pero...

- ¿Pero?

- Creo que lo necesito.

Esa pequeña frase relajo la expresión del castaño, quien soltó un suspiro aliviado.

- Genial, entonces vamos y ya sabes, yo entro, saco las cosas y tú decides que nos llevamos.

Lincoln solo asintió con la cabeza, en el fondo se estaba preparando mentalmente para ello.

Con ello en mente y a paso lento ambos niños ingresaron en el lugar, Lincoln observaba detenidamente el lugar a cada paso que daba.

Había vivido 10 años de su vida en ese lugar, se supone que lo conocía perfectamente pero ahora... se le hacía tan extraño ese lugar...

Era la misma escalera, el mismo acceso y grietas distribuidas por una que otra pared del destartalado edificio, pero sentía como si fuese un lugar nuevo, como si aquella calma hogareña innata del lugar ya no estuviese allí, sino más bien un entorno gris cargado de experiencias negativas y recuerdos dolorosos... como si aquello que le daba vida a ese lugar hubiese muerto en su mente y fuese un destino funesto para él.

Entre más pasos daba para internarse en ese lugar, pero era aquella sensación y la idea de salir rápidamente del lugar se hacía más y más presente en su mente al punto en que no se daba cuenta que estaba sudando frío por el solo hecho de caminar hacía la escalera, una distancia que normalmente le tomaba poco más de unos segundos pero que a él le habían parecido años.

Aún así decidió seguir, no solo por él, sino por su maestro, después de todo lo que había hecho se lo debía, lo había dañado, lo había hecho llorar, lo había hecho desperdiciar muchas cosas en él y seguía mencionando que solo quería su bienestar, si estar en ese lugar y volver con alguna de sus cosas o siquiera un poco de ropa demostraba que podía estar bien, bien valía la pena seguir recorriendo aquel lugar cargado de esa funesta sensación.

Por ello pudo poner su pie en el primer peldaño, algo que ni siquiera noto el esfuerzo que le tomo.

Pero exhalo, cerro los ojos y movió el otro pie.

Había subido al segundo peldaño.

La sensación se le hacía eterna, cada peldaño era más difícil que el anterior.

Pero no se iba a detener.

Sentía la mirada de su amigo.

Sentía el picoso apoyo de la criaturilla en su cabeza.

Incluso era capaz de pensar en que, de saberlo, el Sr. Dawkins probablemente le apoyaría.

- (Pensando) Quizás... no estoy solo en esto.

Y con ello alzo su cabeza.

Iba a lograrlo.

Comenzaba a realmente creerlo.

Aunque fuese la parte de afuera de lo que alguna vez llamo hogar.

Pero iba a conseguirlo.

Por ello abrió los ojos.

Y lo que encontró fue una persona de cabellera castaña que le observaba fijamente.

Solo que esta no tenia lentes, no tenia su edad ni era alguien que conociese.

Esta tenía pecas, pelo corto, ropajes morados con una calavera en el pecho, falda y botas altas.

Y le miraba fijamente desde unos peldaños arriba del que se encontraba.

Le miraba muy fijamente.

- (Intimidado) ¿Quién...?

- Finalmente, vamos a hablar chico - Baja unos escalones para quedar frente a él, mirándole con una expresión poco amigable - y no aceptare un no por respuesta. 

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