Injusta realidad

Ir a buscar a sus hermanas menores a la primaria se convirtió sin darse cuenta ni que nadie se lo pidiese en una costumbre para ella, generalmente era algo que hacía Lori dejándosela unas pocas veces a ella, pero desde que había comenzado a trabajar y las extrañas desapariciones nocturnas de esta sabía que su propio tiempo no debería de ser mucho.

Los chicos de su banda le habían dicho que podría pedirle ayuda a Luan, después de todo siempre era un comentario común en esta que quería ser respetada como alguien "madura" o incluso Lynn quien ya debería de estar cursando la secundaria, aunque siempre prefirieron olvidar ese episodio y pensar en ella como una chica de primaria.

Pero sabía que las cosas eran inestables, cada día veía a Luan diseñar bromas más elaboradas, no mejores, sino... extrañas, no comprendía como funcionaba esa parte de la mente de su hermana menor directa, pero no iba a exponer a las pequeñas contra lo que sea que le hubiese ocurrido.

Lynn... ni siquiera podía imaginarse que ocurría con esa chica, alguien siempre activo, lleno de vida incentivando a todos a hacer cosas y que la mirasen... verla tan... tranquila. El mayor inconveniente se había traducido en como confesaba que ese último tiempo usaba oportunidad que podía para desahogarse con el muchacho peliblanco aun cuando lo tenía prohibido y, en lo posible, ella desease que no fuese así.

Llevaba un tiempo pensando en volver a encontrarse con el niño, aprovechar las oportunidades en las que iba a buscar a las pequeñas para intentar tener un encuentro casual que desembocara en una charla casual, pedirle perdón por el daño que le había causado Lori y, de ser posible, comenzar a dialogar, tenía sus dudas, pero después de leer el libro de recetas de su padre se termino de convencer que formaba parte importante en la vida del adulto.

Era un cariño similar al que había sido capaz de sentir a lo largo de su vida aun cuando sus últimas entradas estuviesen cargadas de arrepentimiento y un cierto recelo contra ellas.

¿Podía juzgarlo? Claro que le molesto cuando lo leyó la primera vez, pero después de un largo periodo de pensamiento no podía evitar darle algo de razón.

El estuvo con ellas, estuvo para ellas, aporto todo lo que pudo y soporto el acoso de Rita mientras ellas seguían su vida, incluso había ocasiones en las que ella por querer conversar un poco más con su banda o con Sam había intentado evitarle con el fin de evadir una conversación. Como si el amor incondicional de esa persona fuera algo que ciertamente había asegurado y esos pensamientos de "ya le hablare otro día" fueran la verdad absoluta.

Pues, ese "otro día" ya no era posible.

Nunca pudo agradecerle como correspondía y no había dimensionado el enorme apoyo que significa su existencia hasta que desapareció.

Así que solo quedaba ella, sus hermanas y su... hermano.

Llego un punto donde no sabía aquella tarea que se había encomendado era por cuidar a las niñas o intentar tener una oportunidad con el niño, pero si estaba segura de alguna manera le preocupaban todos.

Por eso las fue a buscar a la primaria, por eso se dio el tiempo de acompañar a Lola a buscar aquello que había olvidado para su práctica a casa, pasar la tarde entreteniendo a Lola e intentando conversar con Lucy y Lisa antes de llegar a casa.

Y ahora, intentaba hacer la cena para su familia siguiendo aquel recetario lleno de sentimientos escrito a puño y letra de alguien con quien sentía tenia una enorme deuda todavía que saldar.

Sus amigos podrían esperar, si realmente eran sus amigos le podrían esperar un tiempo mientras ella estabilizaba la situación de su hogar, Sam... la esperaría... ¿Verdad?

Ese era su pensamiento antes de terminar cortándose un dedo, sintiendo el punzante dolor y ver como una parte del filo del cuchillo tenía aquella carmesí tonalidad.

Ciertamente sentía el dolor, ciertamente le dolía, pero por alguna razón, ese dolor le había dejado una horrible sensación.

- (Preocupada) ¿Estás bien Luna?

- ¿Uh? (Desanimada) Si Luan, solo es un pequeño corte.

- Llevas estás semanas intentándolo, pero creo que necesitas a-pollo.

- (Incomoda) Si ja... ja...

- Perdón, fue instintivo, ¿Quieres ayuda?

- Te lo agradecería, simplemente no entiendo como es tan difícil cocinar.

- Cocinar es un poco difícil, no es tan sencillo como lo hacía parecer papá, hubo platillos que antes de darme cuenta el ya estaba dejando tranquilamente en el horno y si yo lo intentaba me quedaba a mitad de camino totalmente perdida.

- Papá siempre fue muy bueno en la cocina, debería de haber abierto un restaurante.

- (Seria) ¿Leíste el recetario completo no?

- Luan...

- Si, si, lo sé, no tengo por que ponerme así por unas palabras.

- Sabes que papá nos amaba, pero si el chico es su hijo también debería de amarlo, ¿No?

- Lo sé, pero eso no quita que sea frustrante.

- Yo creo que deberíamos conversar con él.

- Lori dijo que el niño desaparecerá, sin contar con que es peligroso, esa era la principal razón por la que no nos debemos acercar, ¿Y tú me dices eso ahora?

- Es un niño, a lo más debe de tener unos 10 años.

- Luna... tú...

- Piensa esto, piensa que frente a ti tienes a... Lana, ahora, imagina a Lana triste, como si una de las peores cosas que su mente pudiese imaginar pasase hace poco, ahora acércate a ella y restriégaselo en la cara, ¿Cómo te sentirías?

- Eso es un ejemplo demasiado especifico.

- Hace solo unas semanas pensábamos que no sería tan mala idea tener un hermano y una nueva visión masculina en la casa, pero ahora...

- Luna, el sigue siendo un hijo bas...

- ¿Realmente lo es? ¿Realmente me puedes asegurar que no existe la posibilidad de que ese niño... sea realmente nuestro hermano?

- Indiferente de eso él...

- ¿Mato a papá?

- ...

- Me agrade o no, este sujeto, Leo, tenia razón, la familia es algo que no podemos querer solo cuando nos conviene.

- Nunca ha sido nuestro hermano Luna.

- ¿Siquiera lo hemos intentado?

La muchacha quería recriminarle nuevamente, quería negar aquella frase dicha con total seguridad mientras le miraba fijamente, quería gritarle enfadada que no era más que sentimentalismo barato o algún extraño pensamiento surgido de la nada, pero... eso sería negar un hecho, negar algo que sentía era verdad, sería negar las posiblemente últimas palabras de su padre y rechazar cuanto había dejado él tras su partida.

No le agradaba, le era molesto siquiera pensarlo.

Y por ello no dijo nada.

Solo arrebato el cuchillo de la mano de su hermana mayor mientras le empujaba con el cuerpo para que esta se apartase de los alimentos.

Esa era su respuesta y uno de los pocos lazos que solo eran de ella y su padre: la cocina.

Luna solo observo esto y se apartó, no porque supiese que las habilidades culinarias de su hermana eran muy superiores a las suyas pese a la práctica, sino que era la hermana que mejor conocía, y por ello sabía que la muchacha necesitaba un momento de soledad y concentración, la nula respuesta combinada a sumir su mente en algún trabajo era un claro deseo de evadir o pensar, o quizás solo dejarse llevar, sentimiento que ella conocía perfectamente, algo que solo había sentido cuando estaban ella, su guitarra y el silencio del mundo.

No iba a cuestionar eso, el daño de aquella perdida aún seguía rondando el ambiente del hogar y cada uno tenía su forma de intentar asumirlo.

- (Pensando) Creo que podría intentar practicar algo – Miro su dedo y el reciente corte en este – Supongo que no seria buena idea usar mi guitarra.

Con un pensamiento más reflexivo comenzó a subir las escaleras, notando como en el final de estas se encontraban las gemelas y Lucy mirándose de muy mala manera.

- ¿Chicas? ¿Qué está pasando?

- (Molesta) Ellas me tienen harta, sobre todo Lola.

- (Molesta) Yo no te he hecho nada, tu eres la que me saltaste encima cuando jugaba con Lana.

- (Molesta) Es cierto, nosotras estábamos jugando a policía y ladrón cuando ella nos empujó.

- Hey, hey, hey, más despacio, más despacio – Mirando a Lucy – Oye, ¿Es verdad lo que dicen las niñas?

- Robaron y desordenaron mis cosas, es obvio que fueron ellas, son las únicas que se meten a las habitaciones de las demás sin preguntar.

- Bueno, eso es cierto, pero...

- Tú te escondes en la ventilación y también te apareces de la nada donde sea.

- Tenia dinero, el suficiente para... eso no les incumbe, (Sumamente enfadada) ¡Devuélvelo!

- ¡Ya te dije que no tengo nada!

Luna no fue capaz de reaccionar a tiempo antes de que Lucy saltara sobre Lola y comenzaran a golpearse, Lana solo pudo quedarse mirando como empezaba la pelea pues, aunque deseaba proteger a su gemela su miedo por Lucy también era grande, lo que le hizo dudar y dar un paso atrás.

La mayor quien titubeo por unos momentos, cuando logro enfriar su cabeza lo suficiente, rápidamente se acerco a ambas y las separo, quedando Lucy del lado de las habitaciones mientras Lola quedaba junto a las escaleras.

- ¡Chicas! ¡¿Qué demonios les pasa?!

- ¡Ella se nutre de mi sufrimiento y desgracia!

- ¡Ella solo me odia porque soy menor!

- ¡Siempre te llevas todo, te llevas la atención, el cariño y el tiempo de todos! ¡¡¡Eres una necesitada!!!

Nadie que hubiese escuchado aquellas palabras escupidas con odio por la pequeña pelinegra podían creer todo el odio y dolor que expresaba, aun cuando la mirada de esta estuviese cubierta Luna y las gemelas podían sentir como una mirada asesina brotaba por parte de esta, pero la que se encontraba en una situación similar era la misma afectada, era Lola quien veía con gran dolor las agresivas palabras de su hermana mayor.

- ¡Quieres toda la atención para ti, quieres todo el cariño para ti, quieres ser siempre el centro de atención, te arrastras por cualquier muestra de cariño y ni siquiera piensas en las demás para eso, siempre junto a mamá Lori, siempre junto a papá, siempre siendo la que destaca de nosotras, que Lola esto, que Lola esto otro! ¡¡¡A papá ni siquiera le importaba por tu culpa y ya me tienes harta!!!

- ¡Lucy, basta! – Pese a que el repentino estallido de su callada hermanita y la revelación de aquellos sentimientos que claramente tenia embotellados en su interior ver el rostro lastimado de Lola le hizo notar que a la menor le había hecho un profundo daño con sus acidas palabras.

- ¡Ves! ¡Siempre la defienden a ella!

- ¡Mira como está llorando tu hermanita!

- ¡¿Y qué?! ¡¿Cuándo alguien que no fuera papá se tomo el tiempo de consolarme?!

- ¡Ella es menor que tú!

- ¡¡¡Y la odio por eso!!!

Luna no sabía como reaccionar, no sabía a quien defender y apoyar, Lucy también lucia sumamente dañada por lo que mencionaba, pero Lola estaba sumida en un profundo llanto debido a la reacción de su hermana mientras Lana no sabía que hacer y estaba por sumirse en un llanto similar a su gemela, por lo que, de lo que pudo razonar, sabía que de momento debía alejar a las pequeñas y hablar con ellas en privado.

Pero su mayor problema.

Era que el pánico se apodero de ella.

- ¡¡¡Lucy, estas castigada, ve a tu habitación!!!

Esas palabras fueron el limite de la inestable niña, quien estaba en la cúspide de su colera en ese momento.

En un principio cuando supo de la noticia sintió como si le clavasen un puñal en su corazón, uno que no sanaba por más que leía sobre lo que significaba en la muerte además de la molestia que le causaba la reacción que presencio por parte de Leni, una a la cual se dedicó a torturar asustándola en señal de perdón para el alma de su padre, un intento de darle algo de paz viendo como la gente que estaba en contra de él sufría.

Pero una vez encontró ese diario de su padre escondido en las ventilas de la cocina, una vez que conoció esa visión del hombre y ese enfoque.

Solo podía observar a las pequeñas, a sus tres hermanas menores.

Tenia dudas, pero ni Lori ni Luna tenían tiempo para ella debido a que siempre estaban ocupadas con actividades del hogar o la insistencia de las menores.

Tenia un inmenso dolor, pero nadie le prestaba real atención dentro de su hogar y sus conocidos de la primaria no le terminaban de convencer como para abrirse.

Tenía una envidia que día a día crecía cada vez que veía a la pequeña de rosa tener todo cuando alguna vez pensó podría ser agradable, como le restregaba su fortuna y su buen vivir a diario, en todos lados.

Entre más se internalizaba en aquel diario de su padre, más se daba cuenta como el mundo le olvidaba por culpa de una mocosa que absorbía todo, incluso lo que a ella le pertenecía.

Comentarios de su madre, conversaciones de pasillo de la primaria, los ocultos deseos de su padre, el ser ignorada por sus hermanas.

Todo comenzó a tener sentido.

Y ese libro de hechizos de su bisabuela que encontró en el ático, aquel libro que le hizo sentirse conectada finalmente con una persona encontrado en el momento de su mayor desesperación, como si hubiese aparecido en respuesta a su tormento.

Le mostraba como debía manejar sus emociones, le respondió como debía sentirse y como debía responder cuando la vida le muestra quien es su enemiga.

Aquel conocimiento lleno su mente, pensaba, observaba y sentía.

Sentía aquel sentimiento crecer en su interior, cada vez que veía a Lola abrazada a Lori, cada vez que veía a Lana ser consolada por no permitirle tener mascotas, esas raras ocasiones donde se desviaban para observar que Lisa estuviera durmiendo bien.

Pero... ¿Y ella?

¿No tenía derecho también a tener atención?

¿No estaba también dentro del rango de ser una hermana menor?

Cada gesto, caricia, palabra, todo sumaba cada vez más y más peso a su mente y a su tortura, una que provocaba que cada día la visión sobre las menores empeorara más y más.

Por eso estaba segura de que ella había sido la culpable, no había otra posibilidad, TENIA que serlo.

Ella era directamente un problema en su vida, uno que aquellas palabras en las que encontró un consuelo le dictaban una solución, le decían como se debe realmente acabar con un problema.

Más cuando este está frente a ti, empeorando tu vida cada vez más.

- ¡Esto es tu culpa maldita mocosa!

Ni Luna, ni Lana, ni la mismísima Lola pudieron reaccionar a la siguiente acción de Lucy.

Quien cargo contra Lola, empujándola con toda la fuerza que tenía.

Lana por pánico solo cerro los ojos.

Luna desesperada estiro ambos brazos para intentar sostener a ambas, solo alcanzado a Lucy jalándola hacia atrás, pero Lola...

Ella solo pudo sentir como su cuerpo se había desprendido del suelo mientras descendía, mirando como su visión ahora tenía en frente el techo.

Sintiendo a los pocos segundos un intenso dolor.

Y al poco tiempo, como todo se volvió negro.

- ¡¡¡¡¡Lolaaaaaaa!!!!!

El desesperado grito de Luna al ver caer a la pequeña escaleras abajo termino por llamar la atención de las hermanas que intentaban ignorar los gritos que se producían en lo que ellas pensaban era una discusión más entre alguna de las hermanas.

Principalmente Luan quien al salir de la cocina se pudo topar con el cuerpo inconsciente de la pequeña justo a sus pies, viendo como algunas zonas descubiertas de la muchacha comenzaban a enrojecerse y algunas pequeñas laceraciones comenzaban a sangrar solo pudo gritar desesperada, pero, sobre todo, como su rostro lucía seriamente dañado.

Lucy solo miraba sus temblorosas manos, intentaba clavar su mirada en ellas, pero lo que estaba justo detrás de ella se robaba por completo su atención, la figura de una niña de 5 años tirada en el piso, cerca del inicio de la escalera, quieta e inmóvil.

Completamente inmóvil.

Sintió un ligero golpe, nada serio, había sido un suave pero firme empujón del momento en que Luna salió de su trance y bajo tan rápido como pudo, su visión ahora era obstruida por la espalda de su hermana mayor, pudiendo finalmente concentrar su atención en aquellas manos que no había podido enfocar bien desde que vio en el ángulo preciso como la joven caía, golpeándose con cada escalón a su paso, sin alcanzar a protegerse, impactando varias partes de su cuerpo, sobre todo su cabeza.

Giro su cabeza levemente y se encontró con el rostro horrorizado de Lana, quien ni siquiera tuvo la fuerza de mantenerse de pie en ese punto mientras sus mejillas se abarrotaban de lágrimas, pero sin expresar el menor sonido desde su boca.

Retrocedió sin decir ni una palabra hasta que su espalda toco la pared, giro para ambos lados su cabeza intentando encontrar algo, ni siquiera ella sabía lo que estaba buscando, ni siquiera sabía lo que estaba haciendo, pero no entendía nada, no quería pensar en nada, quería apagar su mente y pensar que no acababa de realizar ese acto, no quería pensar que realmente había matado a su hermana.

Podía escuchar como Luna gritaba, pero era incapaz de entender ninguna de sus palabras, como Luan lloraba, pero no podía diferenciar su voz, sintió como alguien ponía una mano en su hombro y giro su rostro más en reacción que por pensar en hacerlo, notando como Lynn le observaba con una mirada que no podía descifrar.

- Lucy... ¿Qué... p..paso?

La expresión con la que Lynn le observaba era algo que no tenía forma de describir, era incertidumbre, era preocupación, era furia, era desconcierto, era...

Miedo.

Casi como si el resto de los gritos de sus hermanas se hubiese apagado sentía que solo podía escuchar la desconcertada voz de su hermana mayor directa.

- L..Lucy... tú...

Incluso aquellas palabras que parecían ser lo único claro que podía notar en su vida en ese momento comenzaron a desaparecer.

Y solo se quedó ella, sola y en silencio.

Como siempre lo había estado.


Centro de Royal Woods, momentos antes

- Entonces... ¿Almorzaste?

- (Fastidiada) ¿No tienes nada mejor que hacer Santiago?

- Solo quiero hablar, eres la única persona de mi edad aquí.

- ¿Qué no tienes amigos con los que mensajearte o alguna novia por ahí?

- Que tengo amigos tengo... creo...

- No suenas convencido.

- Ehh... jejeje, diría que son más compañeros de clase que amigos, me han tachado de infantil varias veces, ¿Puedes creerlo? Yo, infantil, Nini se ríe cada vez que se lo comento, seguro lo encuentra tan ridículo como yo.

Lori solo rodo los ojos en respuesta a eso, aunque le causaba cierta gracia, de todos los intentos de conversar con ella más de una vez le había comentado sobre esta tal "Nini", su hermana menor, 6 años menor, que si se daba cuenta de lo que mencionaba el "peculiar" joven.

- Si, seguro.

- Es verdad, lo juro.

- Aja.

- Vamos, segura entiendes a lo que me refiero.

- La verdad no me importa.

- Yo creía que sí, digo, por lo que he logrado saber de ti siempre has tenido que imponerte ante tus hermanas, dudo que alguna vez hallas podido parecer inmadura.

El movimiento de manos de Lori se detuvo en acto, dignándose a mirar al muchacho quien también detuvo su movimiento al notar la penetrante mirada de su compañera.

- No te metas en lo que no sabes Santiago.

- Ya, ya, no te enojes, solo decía lo que suponía, siempre te pones demasiado a la defensiva cuando se trata de tu familia.

- Es porque ellas dependen de mí, si me descuido quien sabe que podría pasarles.

- Pero esa no es tu responsabilidad, ¿No?

Esa fue una frase que calo en lo profundo de su ser, era algo que había escuchado un par de veces, algunas de su padre, algunas de su "tío", algunas de Luna, era un concepto raro para ella, ni siquiera recordaba cuando decidió que la situación en su hogar no se sostendría sin ella como uno de los pilares, cuando comenzó a tratar a sus hermanas casi como si fueran sus propias hijas olvidando la existencia de Rita más que para tener cuidado ante un eventual castigo o situaciones muy específicas.

No iba a negar que más de una vez se quejo de esa carga, de aquella responsabilidad autoimpuesta, que deseo y pensó lo que seria ser libre de actuar acorde a un adolescente normal y disfrutar de una vida libre de responsabilidades y cuidados específicos, pero por cada vez que se hacía esa pregunta, el recuerdo del rostro de cada una de sus hermanas venia a su mente, en las sonrisas que más de una vez había presenciado en ellas, las veces que había conseguido permiso de la escuela para asistir a sus actividades terminando en verlas ya sea vitoreando la victoria o consolando en la derrota, conversaciones y juntas con los maestros, estar allí en aquellos momentos especiales cuando su padre se excusaba y cuando sabían que Rita ni siquiera se molestaría en excusarse.

Por ello sabía que lo que estaba haciendo estaba bien, que sus decisiones eran las correctas, porque una vez caminara a casa podría hacerlo con la frente en alto y sabiendo que las sonrisas de sus hermanas seguían ahí, que pese al dolor de la perdida aun en su interior lo que quedaba de su familia resistiría férrea al tiempo y la unidad de la cual siempre se esforzó por mantener continuaría hasta poder liberarse de aquellas garras controladoras en las que se hallaban atrapadas.

Por lo que su indecisión se convirtió en una mueca ascendente, una suave sonrisa que el moreno no espero para nada, pero que, por alguna razón, le había agradado.

- Tal vez, pero aun si no lo fuese, aunque volviera a ese punto donde tome la decisión de asumirla, ni siquiera lo pensaría antes de volver a cargar con ella.

- Wow, eso fue profundo.

- Técnicamente soy madre de 8, ¿No?

- Doble wow, resulta que si tienes sentido del humor.

La poca felicidad que la resolución de la muchacha le había brindado se fue nuevamente por aquellas palabras dichas con total inocencia por el moreno.

Era extraño, había sido un día inusualmente tranquilo, había existido una extraña calma en todo su actuar y en los eventos del trabajo que no se lograba explicar y ahora, justo cuando sentía que realmente podría desconectar su mente alguien le interrumpió y molesto.

Realmente era muy extraño.

Era un sentimiento nostálgico, pero horrible.

Una sensación por la que casi sentía que se le erizaba la piel.

Solo para que el sonido de su móvil llenara el ambiente inusualmente silencioso.

Lori iba a tomar su móvil, pero algo dentro de ella le hizo dudar, era una sensación extraña, era una calma extraña que se dio en ese momento, una que su cuerpo por alguna razón recordaba... y no le gustaba.

- ¿Loud? ¿Estás bien?

- S..Si...

- Te pusiste pálida, ¿Quieres que conteste tu teléfono por ti?

- N..No...

- No creo que estes en condiciones, realmente pareciera que tu vida fue drenada de la nada.

- Ya te dije que no es nada Santiago, solo, solo, solo necesito calmarme.

Roberto solo podía observar como la actitud de la chica había cambiado drásticamente por una sola llamada, la chica realmente había palidecido, juraría que estaba sudando y sus manos temblaban horriblemente, casi como si un trauma hubiese sido revivido y ella estuviera sufriendo la peor de las crisis, por lo que al notar que era incapaz de levantar la mano en la que sostenía su móvil, el moreno quito el teléfono de la mano de la chica quien apenas si reacciono... y contesto.

- ¿Diga?

Lo siguiente que escucho Roberto era algo que solo podría describir con una palabra: desesperación.

Su atención estaba dividida, Lori por su parte se hallaba molesta frente a él, pero seguía con aquel pánico en su ser, incapaz de hablarle, incapaz de quitarle el móvil y atender ella misma la situación, mientras que la voz que se reproducía por el dispositivo estaba desgarrada, adolorida, completamente inconsolable mientras explicaba el nuevo desastre que había asolado a la familia de la chica.

Pudo sentir de primera mano toda esa desesperación y solo unas torpes palabras pudieron salir de su boca antes de terminar con la llamada.

- Yo le digo.

¿Qué más podía decir en un caso así? Era una chica claramente desesperada intentando encontrar alguna clase de consuelo en medio del desastre, pero la persona a la que buscaba para dicho amparo se encontraba igual o peor que la misma.

La mirada de Lori ahora era una casi de muerte, podía sentir como la muchacha rubia frente a él contenía un enorme deseo de asesinarle en el acto por lo que acababa de hacer por más que en el fondo de su ser sintiese que ella no se encontraba apta para escuchar y recibir de esa forma una noticia semejante.

- Lori... ¿Verdad?

- ¿Sabes lo que hiciste? ¿Te importa una mierda lo que me ocurra acaso?

- Lori, escucha, este... es un mensaje de tu hermana Luna.

Era tan similar la situación, todo estaba como ese nefasto día, era la misma historia que se repetía una vez más solo que con un miembro del reparto diferente, era aquel horrible presagio que había calado profundo en su cuerpo y la expresión de duda en el rostro de quien le había arrebatado su móvil no hacía sino empeorar aquel vacío en su interior.

- Mira... tu hermana menor... me dijo... que ocurrió un accidente.

Esa sensación, la recordaba bien.

Ese pánico, ese dolor, ese vacío.

- Debes ir al hospital ahora, según entendí... algo le paso a una de tus hermanas... Lola.

¿La vida era acaso justa?

¿Importaba las decisiones que tomara intentando proteger a su familia?

Pero por sobre todo.

¿Por qué?

Esa era su mayor duda, su mayor dolor.

¿Por qué?

¿Acaso no tenía permitido aferrarse a su familia? ¿Pudo hacer algo al respecto? ¿Qué había ocurrido? ¿Pudo haberlo impedido?

¿Por qué?

Era su familia, los seres que más quería y por los que más había sacrificado y soportado, ¿Cuál era la jugarreta del destino que los llevaba a alejarse de ella de esa forma?

¿Por qué?

Era solo una niña, una chica inocente que todavía se aferraba a ella al dormir para sentirse segura.

¿Por qué?

Si se esforzaba tanto.

¿Por qué?

Si todo lo hacía para que ellas estuvieran bien.

¿Por qué?

Si ellas solo hacían las cosas normales que cualquier niño haría.

¿Por qué?

No le hacía daño a nadie, no buscaba sobreponerse a nadie.

¿Por qué?

¿Por qué el rostro sonriente de Lola al abrazarla era lo único en lo que podía pensar en ese momento y eso le causaba tanto dolor?

Sentía su cuerpo pesado, ¿Acaso estaba siquiera respirando? No podía ni siquiera confirmar eso, no podía pensar en que momento, como paso, si ella había muer...

Ese fue el momento donde su desesperación afloro en su totalidad.

El grito desesperado que emitió en ese momento pudo ser escuchado por todo el lugar, otros trabajadores, algunos clientes inclusive pudieron ver como la chica caía en desesperación, en una que no reaccionaba a nada, en una que no le permitía actuar, una en la que solo podía pensar en la tierna sonrisa de un ser que ni siquiera sabía si podría volver a ver.

Pudo sentir como algo le hablaba, pero las palabras caían en oídos sordos, no tenia sentido siquiera intentar descifrar aquel mensaje, no valía la pena, no en ese punto.

¿Servía de algo que estuviese allí?

Ni siquiera pudo evitar que la salud y bienestar de una pequeña se mantuviese intacta, se alejo de ella y esto era el resultado.

Podía sentir como era jalada, pero no tenía ninguna importancia.

¿Su padre podría haberlo hecho mejor?

Siempre lucia tan ocupado, tan estresado y cansado, pero intentaba escuchar, aconsejar y consolar, el no estaba allí siempre, ella era la que estaba cuando una herida era hecha, cuando una discusión comenzaba y cuando alguien rompía a llorar, ese era su rol, eso era lo que mejor sabía hacer.

Y ni siquiera pudo hacer eso ahora.

¿Y solo podía conformarse nuevamente con escuchar como las cosas malas pasaban sin que ella pudiese hacer absolutamente nada?

El día que su padre y Rita discutieron pudo haber hecho algo.

El día que Rita le obligo a dejar sus estudios no peleo contra ello, no mantuvo su postura que su lugar era al lado de sus hermanas.

Y ahora, Lola... ella...

Su pequeña hermanita.

Su pequeño rayito de sol que alegraba su día con palabras tiernas y promesas color pastel.

- Lola.

¿Le quedaban lágrimas? ¿Estaba siquiera llorando?

No podía sentirlo, no podía saberlo.

Tanto sufrimiento no sanado desde aquella noticia sobre su padre, una herida que no había comenzado a siquiera cicatrizar y oculto tras un espeso manto de preocupación por sus hermanas.

- Lola.

Ella estaba sola, cada día más sola, su pequeña hermanita, ella estaba... Lola estaba...

- ¡Lola está bien, solo debió ser un pequeño accidente, estoy seguro! ¡¡¡¿Es tu hermanita no?!!! ¡¡¡No des por sentado que lo peor paso y ten fe en ella!!!

Apenas si pudo levantar su mirada en ese momento.

Ella estaba en la tienda, trabajando, ¿Qué hacia en un automóvil? ¿Qué hacia ese molesto chico conduciendo con una expresión grave en su rostro? ¿A dónde se dirigía?

- ¡¡¡Si ni siquiera tu que eres su hermana mayor confía en que ella está bien!!! ¡¡¡¿Qué le queda a ella?!!! ¡¡¡Ella esta bien, eso es lo que tienes que pensar!!!

- Pero... ella... mi familia...

- ¡¡¡¿Amas a tu familia no?!!! ¡¡¡Entonces confía en que ellos están bien!!!

Eso era cierto.

Solo sabía que Lola estaba en el hospital.

No era como la otra vez.

No escucho el odio y el miedo en la voz de quien le entrego la noticia, no había pánico, no había desgarro en la noticia.

Era solo el hospital, pudo ser como esa vez donde llevo a Lynn por su pierna rota, un niño no necesariamente muere por un hueso roto.

- Pero y si...

- ¡¡¡No, no paso, maldita sea!!! ¡¡¡¿Qué acaso no amas a tu hermanita lo suficiente para creer que está bien?!!! ¡¡¡¿Acaso realmente piensas que eso tuvo que pasar?!!!

El silencio se apodero de ese lugar, no había respuesta.

Solo había un sentimiento.

La esperanza de que Lola estuviera bien.

- Loud, yo se que tu hermana esta bien, estoy seguro de eso.

- ¿E..En serio l..lo c..crees?

La expresión severa del muchacho fue su única respuesta, momento en el que el muchacho termino por estacionarse dentro del hospital.

- Loud, lo dijiste la otra vez, no puedo saber lo que vives y sufres, pero si se lo que es amar con todo a tu familia, y porque conozco ese sentimiento es que te digo, ve allí, encuentra a tu hermanita y abrázala, seguro que necesita a su hermana mayor ahora más que nunca si se lastimo.

La muchacha solo pudo asentir, sentía que había una verdad en aquellas palabras.

Ella no era la que debía estar sufriendo en este momento, lo era Lola.

Ella es solo una niña pequeña, el dolor de una lesión debe ser peor para ella, claramente ella no pudo morir, no podía ocurrir otra vez algo tan horrible y ella debía ser capaz de contener a su pequeña hermanita.

Por lo que limpiándose como pudo el maquillaje corrido se dio una fuerte bofetada a si misma, una que incluso asusto a Roberto, pero que le permitió estar centrada una vez más.

Ya no era tiempo de sufrir por cosas que se escapaban de su control, sino que hacer todo lo posible para que ellas estuvieran mejor.

Aun sentía como sus extremidades dudaban de su actuar, pero al menos había conseguido algo de resolución en aquellas palabras.

- Gracias.

Fueron sus últimas palabras antes de salir del automóvil y dejar a Roberto solo, quien contemplaba como la figura de la muchacha se perdía dentro de la entrada del hospital.

Ciertamente no se sentía bien, no era una sensación grata el solo hecho de recordar la última vez que había ocurrido un acto similar pero las palabras de su compañero de trabajo habían logrado calmarla lo suficiente como para que su preocupación superase a sus sentimientos negativos, lo que le permitió llegar en relativamente poco tiempo una vez que entro hasta que finalmente pudo encontrar a una cara conocida, una que no le gustaba para nada.

Su madre, Rita.

- Lori, ¿No deberías estar trabajando?

- (Molesta) ¿Qué haces aquí?

- ¿En serio lo preguntas? Soy la madre de Lola, tengo que estar aquí.

Lori podía sentir como gran parte de su ser quería escupirle el veneno acumulado en su interior al escuchar aquella frase, ¿Qué estaba haciendo ella ahí? Ella jamás le habían importado situaciones de ese tipo a menos que no estuviese involucrada Leni, pero ahora estaba allí ejerciendo su "derecho de madre".

Aun así, ese no era ni el momento ni el lugar para enfrentarse a su madre, ni menos cuando no sabía nada de su hermanita.

No iba a armar un escandalo inútil y perder la oportunidad de estar allí. No lo haría una vez más.

- ¿Qué ocurrió?

- Tu hermana se cayo por las escaleras, solo eso.

- ¿Solo eso? Tú hija se cayo por las esca... oh dios, Lola... ella...

- Según me contaron fue una caída fuerte, se golpeo especialmente fuerte en la cara y en este momento están operando.

- ¿Operando? ¿Se... Se rompió algo o...?

- (Molesta) Habrá que esperar para ver.

La mujer tras mencionar eso se acomodo un poco más en la silla en la que se encontraba, aunque parecía ligeramente molesta y sería algo por lo que Lori fácilmente explotaría en contra de su madre el impacto de lo ocurrido la había dejado perpleja.

Lola había caído por las escaleras y fue lo suficientemente grave para tener que ser operada de urgencias.

La escasa determinación que había adquirido por las palabras del muchacho comenzó a desvanecerse, nuevamente esa desesperación quería comenzar a aflorar, pero no había nada que pudiera hacer, no podía simplemente meterse y forzar su entrada para encontrar a su hermanita, ver su estado, abrazarla y consolarla como había pensado.

Por lo que las siguientes horas fueron una total tortura para ella, Rita en algún momento se fue, ni siquiera lo noto, solo estaba allí, con ese intenso olor a desinfectante y el más profundo de los dolores en su pecho.

Ni siquiera pudo conciliar el sueño durante esa dura espera y no fue hasta pasada la media noche que alguien finalmente menciono el nombre de Lola, cosa que levanto lo poco de vida que quedaba en Lori hasta, de alguna forma, pararse frente al médico.

- ¿Usted es...?

- Soy la hermana mayor.

- ¿Qué edad tiene?

- 16 años.

- Lo siento, no puedo darle la información, debe ser un adulto competente para ello, ¿Dónde esta su padre o su madre?

Fue una frase dicha casi por rutina, Lori podía entenderlo, pero eso no evito que una nueva mezcla de dolor y furia naciera al escuchar ambas palabras seguidas.

- Mamá no está en la ciudad y yo me quede a cargo, por favor, dígame que ocurrió – Había usado esa excusa más veces de las que podría recordar, en ocasiones le funcionaba, en otras no, solo rogaba que esta fuera una de esas.

- Lo siento chica, no puedo.

- Por favor señor, estoy desesperada, es mi hermanita, necesito saber que está bien.

- Aun así, no...

- Por favor... por favor...

Las lágrimas escurrieron por el rostro de la muchacha mientras en un acto desesperado se sujeto de la bata del hombre, su voz sonaba totalmente desgarrada y temblorosa, era su desesperación hablando por ella, y el hombre de mediana edad pudo notarlo.

- (Susurrando) A veces odio mi trabajo (A Lori) Esta bien.

- ¿En serio? Entonces, mi hermana...

- Lo siento.

- ¿Uh?

- Lo siento señorita.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top