Ideales confrontados
- ¿Por qué le llamaste papá?
Con esa simple pregunta la sangre en la cabeza de Lynn pudo bajar, dándose cuenta que acababa de revelar aquello que con tanto hincapié sus hermanas mayores le dijeron que no hiciese.
- E..Eso no te incumbe.
- Después de ese golpe si se volvió de mi incumbencia además ya te dije, sea como sea ese tipo su hijo no esta bien y lo que menos necesita es que lo enfrentes por culpa de ese sujeto.
- Mira ricitos de oro, te repito que el anciano no me interesa, solo quiero ver a papá.
- ¿Pero como puede ser tú papá? ¡Es el padre de Lincoln!
- ¡Es lo que dijeron mis hermanas y se que no mentirían de una situación tan grave como esa!
- ¡No le digas así a mi amigo!
- ¡¿Y cómo quieres que le diga si por su culpa papá se fue de casa?!
El bramido de Lynn no solo había hecho retroceder levemente a Jayden por mero instinto como si esperase un segundo golpe sino que había provocado que todo el cuerpo de la castaña se estremeciera mientras empuñaba con fuerza sus manos al punto que casi podía sentir sus venas reventarse solo de la presión.
- ¡Desde pequeña vi como papá se iba y ponía excusas, era verle un pequeño rato que solo era entorpecido por mis hermanas y eran raras las veces en las que podía verle solo, muchas veces quería que me arropara o que fuese a verme en mis partidos, pero solo me respondía con una cansada sonrisa un "tal vez cariño"! ¡¿Siquiera te puedes imaginar lo horrible que es eso?! ¡Y sobre todo, después de tantos años saber que es porque tiene otro hijo! ¡Un niño! ¡Un varón del que sentirse orgulloso! ¡¿Cómo iba a hacerse el tiempo de ir a verme si ya tenía a un muchacho con el que hacer todo eso?!
El cuerpo de Lynn se movía de forma errática, era una mezcla de un claro grito desesperado mientras tiritaba e intentaba abrazarse a si misma sin ser capaz de coordinar correctamente ninguna de dichas acciones mientras el enfoque de su vista se perdía en el muchacho que tenía enfrente, el cual no lograba asimilar aquel desahogo que la chica había expuesto frente a él.
Quizás en otra circunstancia podría haberse puesto de su lado, imaginar esa situación para ofrecerle palabras de consuelo y comentarios de ayuda, quizás pudo darle alguna información útil en su búsqueda para calmar su afligido corazón... pero...
Aquella persona de la que hablaba, aquella figura paterna que claramente tenía un lugar en el corazón de la muchacha, no era sino fuera por el daño que durante tantos años vio producirle al muchacho quien le ofreció sincera amistad por primera vez en su vida.
- ¿Y siquiera te has preguntado alguna vez si Lincoln quería eso?
Aquella pregunta pareció centrar nuevamente a la chica, solo para cambiar su mirada perdida a una asesina, una que se clavaba en el rostro del rubio.
- ¿Siquiera... escuchaste... ¡Lo que DIJE!?
- Claro que te escuche, posiblemente toda la primaria te escucho, y por eso te lo vuelvo a preguntar ¿Acaso crees que para el todo fue bonito?
- ¡Por supuesto que lo fue, tuvo a papá para él todo el tiempo mientras nosotras recibíamos los restos de su tiempo!
- ¡Eso es una mentira!
- ¡No lo niegues! ¡NO LO DEFIENDAS!
- ¡Solo hablas por la furia y los celos! ¡¿Siquiera por qué no le preguntaron antes?!
- ¡Eso no te importa! ¡Si no eres de la familia solo cállate y dime donde vive el anciano ese, resolveré las cosas de una vez aun si mis hermanas dicen que no!
En apoyo a su amenaza Lynn dio un rápido paso hacia adelante y tomo desde el cuello de la polera a Jayden, atrayendo la cabeza de este hasta cerca de la suya mientras preparaba su puño para desencadenar otro fuerte derechazo en el rostro del niño, ella ya estaba harta, estaba cansada, solo quería encontrar a su padre de una vez y que este le consolase y prometiese que todo estaría bien, tal como muchas veces había pasado en discusiones familiares anteriores, que pusiese orden en el caos que ahora era la jerarquía con sus hermanas viendo como las dos mayores eran incapaces de mantener una misma opinión, estaba harta de ese rol de hija del medio donde no es mayor para que le digan lo que pasa y no es menor para que se preocupen realmente por ella, ella solo quería liberar ese dolor en su pecho en aquellos brazos que siempre estuvieron abiertos para ella y si tenía que hacerlo pasando por los cuerpos de esos dos niños que solo llegaron a destruir el equilibrio familia, ella lo iba a hacer.
En el momento en que Jayden fue jalado pudo notar como la chica empuñaba con furia su mano, aunque lo que más le sorprendió no fue aquella frase cargada de odio o encontrarse en esa situación de real amenaza, sino que le sorprendió y desconcertó ver aquella expresión de pánico y asco en su rostro, como si estuviese apunto de llorar.
Aun así ya había tenido suficiente de esa mujer, suficiente de que le gritaran, suficiente de que se hubiese prometido apoyar a su amigo y solo reaccionar cuando el daño estaba hecho y este se sumergía cada vez más en la desesperación, por lo que mientras su cabeza todavía era movida por el agarre de la muchacha dejo que su instinto tomase el control.
Ya no le importaba la ética, solo le importaba hacer bien algo de una buena vez.
Por lo que aprovechando el tirón de Lynn este impulso su propia cabeza, dándole directamente en la nariz a la castaña quien ante la suma de ambas fuerzas no pudo reaccionar, aflojando su agarre mientras sentía un poderoso crujido en su nariz.
- ¡Ahh!
Una vez suelto el rubio retrocedió un par de pasos, ni siquiera es fijo en las pequeñas manchas carmesí que alcanzaron a caer en su polera.
- ¡Ni creas que me vas a amenazar y solo salirte con la tuya, así que déjanos a mi y a mi amigo en paz!
Lynn quien ya se encontraba alterada por toda la situación al sentir como su nariz ahora se encontraba dañada manchando parte de su cara y ropa ennegreció aún más su rostro, apretó los dientes y cargo sin darle respuesta al muchacho, estaba segura, si quería cumplir su objetivo... tendría que ser por fuerza bruta.
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- Así que mi hijo pereció antes que yo.
- Por lo que me contaron el hijo menor de Lynn en estos momentos no tiene a ningún familiar por lo que parece que no volvió a juntarse con Rita.
- Ese muchacho era muchas cosas, entre una de ellas es que era un idiota y por lo visto lo fue hasta el final.
- Papá, se que estás molesto con Lynn pero aun así...
- Mira Leo, tu sabes bien que ese muchacho decidió seguir su propio camino dándole la espalda a su verdadera familia solo por esa maldita rubia, le dije que solo era una oportunista desde el momento que la conoció y aún así la prefirió a ella, y déjame recordarte que fue bastante claro cuando nos lo hizo saber.
- Pero papá...
- (Furioso) ¡Pero nada, ese malagradecido se lo busco y fue baste claro cuando dijo que yo ya no era más su padre!
- (Furioso) ¡¿Y entonces no te importa siquiera el estado de tu nieto?!
- ...
- ¡Me vas a decir que jamás esperaste que el llamara nuevamente pidiendo perdón o diciendo alguna de sus ridículas bromas en un intento de volver a acercarse o siquiera conocer a ese pequeño que apenas si pudimos ver como bebé!
- Chico... yo...
- ¡¿En serio dejaste de amar a tú hijo?!
La agitada respiración del adulto podía ser escuchada por el anciano incluso al otro lado del teléfono, como si esperase a volver a juntar sus fuerzas para seguir criticándole aquel acto pero en el fondo sabía que la siguiente palabra debería ser de él, sabía que lo que dijese a continuación no podría ser una evasiva o algo solo para calmar a su hijo, por lo que prefirió meditarlo unos momentos, era un dolor que debía de sacarse después de tantos años, por lo que cuando se sintió capaz inhalo profundamente antes de hablar, usando el tono más serio que había emitido en años.
- Leo, todo amor que alguna vez tuve por Lynn como hijo esta tan muerto como él.
El adulto estuvo apunto de soltar su móvil en ese momento, la frialdad con la que había captado la noticia y la plena conciencia de las palabras que había escuchado eran factores que no lograba asimilar, por lo que con asombro apenas si pudo responder.
- ¿C..Cómo...
- Es es la verdad, realmente mi cariño por Lynn murió hace mucho y sinceramente no me importo lo que me comentaste sobre él, pero...
- ¿Pero? ¡¿Pero qué?! ¡¿Como puedes poner un pero o algo de eso?! ¡Es tu hijo menor!
- Ya no más, y escúchame de una vez, Lynn no podría importarme menos pero si Lincoln, ese niño merece tener un espacio donde pueda vivir plenamente y lejos de esa arpía ¡Así que deja de llorar por ese desgraciado y concéntrate en lo que es de verdad importante como lo es ese pequeño que quedo solo! ¡¿O acaso quieres dejarlo a merced de Rita?!
- ...
- Tú mismo acabas de hablar sobre él, ya tendremos tiempo para hablar de ese idiota, pero ahora concentrémonos en mi nieto ¿Está claro?
- ...
- Te hice una pregunta Leo.
- Si papá.
- Bien, viajare a Royal Woods tan pronto como me sea posible, si llegas antes que yo me avisas y por el amor de Dios, si te topas con Albert no hagas otra estupidez ¿Está claro?
- (Voz apagada) Si papá.
- Más te vale, no quiero tener que enterrar al único hijo que me queda.
Y con ello el anciano corto la llamada, no le gustaba tener sobresaltos así debido a su edad ni menos tener que enojarse con su hijo, pero el recuerdo de aquella persona a la que vio crecer, a la que crio, a la que mimo solo para que le escupiera en la cara cuando le advirtió y le negase la oportunidad de formar parte de su vida solo por una mujer era algo que en su momento le dolió, posiblemente gastando toda lágrima que había en su cuerpo, secando aquel pozo de amor incondicional que un padre debe profesar a su hijo, sobre todo siendo su pequeño, el culmine de su vida, su mayor orgullo y felicidad, él mismo por el que ahora solo podía sentir asco y repudio.
Aun así había una esperanza, quizás su vínculo con Lynn pudo haberse quebrado irremediablemente en el pasado pero eso no era culpa de aquel pequeño bebe de pecas que con tanta dulzura le miraba aun cuando el mundo a su entorno se caía a pedazos, quien sostuvo su dedo mientras le entregaba una radiante sonrisa jocosa, ese pequeño bebe del que no sabía nada excepto que estaba solo y que casi olvida por un resentimiento que ya no tenía importancia para él.
Por ello se levanto con firme determinación de su asiento.
Pues finalmente podría conocer a su nieto.
Y ninguna orden de alejamiento podría separarlo ahora del pequeño.
Al día siguiente, Royal Woods
El dolor de cabeza era algo normal en él, una sensación que le recordaba que estaba vivo mucho más que cualquier otro acto clásico al despertarse al punto que aquella sensibilidad producto de sus propios vicios y gustos eran símbolo que se encontraba bien, si alguien tenía otra visión de ello podían largarse con sus argumentos a otra parte, era su vida, si no les gustaba podían largarse, no sería la primera vez en todo caso.
Aún así ver como la luz apenas comenzaba a filtrarse por la ventana le era molesto, aun con los años aquella costumbre suya de levantarse temprano jamás se fue, su cuerpo fue templado para levantarse en dicho momento y no importaba cuanto alcohol introdujese en su cuerpo para que este olvidara esos tiempos, se despertaba con el alba, alargando más su miserable día.
Por ello solo se ergio en su cama y tomo aquel paquete de cáncer entubado, agradeciendo no habérselo acabado en la noche mientras se cuestionaba si fue una decisión lúcida o simplemente no se dio cuenta, la verdad no le importaba, lo importante era que tenia su ansiado cigarrillo en la boca.
Una vez acabo su placer mañanero salió de la habitación con calma, la casa no era el mejor lugar para estar y tendría suerte si había algún resto de comida por allí por lo que su mejor opción era simplemente ir al garaje para ir a comer a cualquier lugar, en lo posible lo más lejos de esos chillones y molestos lugares donde permiten acceso a pequeños quienes gritan y patalean a cada momento mientras lamentaba lo delicada que se había vuelto la sociedad para permitir a esos psicóticos enanos correr libremente cuando una buena paliza les enseñaría no solo modales, sino respeto, cosa que según él, ya no existía en esa tierra llena de amanerados y gente que se queja por todo.
Por lo que una vez en su fiel compañera de dos ruedas emprendió marcha por la calles, si tenía suerte encontraría a algún conocido que le invitase algo y se ahorraría unos billetes o en el peor de los casos solo comería alguna hamburguesa en el primer lugar que viese abierto de los que sabía le atenderían a esa hora, después de todo sabía era temprano y solo lugares para camioneros estarían funcionando por lo que termino saliendo un poco de la ciudad.
Aunque fuera algo común para él una mañana de ese tipo sentía que algo había diferente, como si algo estuviese advirtiéndole, era una sensación incomoda la cual sabía que solo bastaría un par de botellas de lo que fuese para olvidar, así que realmente no tenía importancia, lo que importaba es que su estomago ya estaba molestándole seriamente por lo que se estaciono cerca del primer lugar que encontró, solo comería su maldita hamburguesa y se largaría, luego volvería a su agujero y todo listo, un plan sencillo.
El local era una cafetería simple y para su suerte estaba casi desocupada, al menos esa era una ventaja de prácticamente madrugar.
Se sentó en el primer lugar que observo a la espera que le atendiesen y mientras tanto se puso a observar el lugar, entrando en su campo de visión el que sería el ejemplo perfecto americano de familia perfecta, una madre de radiante sonrisa, un padre de mirada sería pero agradable y dos molestias jugueteando con la comida servida en sus mesas más que simplemente ponerla en sus bocas como una persona civilizada y decente, básicamente, una vista de lo que claramente aborrecía, seguramente de viaje aprovechando el fin de semana, no podía importarle menos solo esperaba que los niños no se transformaran en torturas auditivas.
Con eso en mente levanto el menú que tenía enfrente en un intento de no ver a aquella familia y seleccionar su comida, pero para su mala suerte eso solo le hizo concentrarse en la conversación que la familia sentada en la mesa cerca suyo tomase su atención.
- ...estoy seguro que será bueno para ti, vamos, levanta esa cara.
- N..No creo que sea buena idea, ya falte tanto a clase y u..usted me premia con esto.
- Chico, vamos, necesitas un cambio de aires, han sido muchas cosas y un ambiente libre de toda esa negatividad te hará bien, incluso podrías animarte a pintar algo ¿No crees?
- P..Pero...
- (Suspiro) Mira, ni siquiera creo que me pueda imaginar por todo lo que estás pasando, no tengo siquiera palabras para ello, pero se que podremos superarlo juntos con calma y tiempo y ya verás como los días vuelven a ser coloridos.
- Creo.
- Eso fue más que un no ¿Ves que ya estamos avanzando?
Para el anciano escuchar eso no lograba más que revolverle las entrañas, aquella era la muestra perfecta de como hoy en día todos tenían esas actitudes que no hacían sino arruinar las personalidades de los niños transformándolos en seres débiles y molestos, seguramente ese muchacho habría hecho una pataleta y quizás hasta con psicólogo le tendrían, todo eso simplemente le enfermaba.
Pero lo que más de le desesperaba, era ese tono débil del niño, uno que le traía recuerdos, unos que había intentado olvidar por casi 9 años con alcohol.
- ¿Entonces que vas a pedir chico?
- Lo que usted pida, no quiero abusar de su amabilidad.
- ¿Es decir que si te pido una ensalada la aceptaras?
- S..Supongo.
- ¡Basta!
El anciano ya no soportaba más, esa voz, ese tono, esa existencia tan miserable a su lado, era un niño, un maldito niño, el no conocía el verdadero dolor para comportarse como una victima así, por eso no fue capaz de escucharle más y se levanto violentamente mientras golpeaba con ambas manos la mesa antes de darse vuelta y encarar a los que habían transformado su mañana de casual en un infierno.
Sin el menor reparo miro con la mayor mirada asesina que tenía al muchacho, viendo como este se encogía ligeramente mientras era observado, cosa que solo logro enfurecerle más.
- ¡Deja de llorar estúpido niño y se un maldito hombre de una vez!
- ¡Oiga, no se dirija así con él! ¡¿Qué diablos le pasa?!
- ¡¿Qué diablos te pasa a ti para criar a semejante cobarde?!
- ¡¿Y qué se mete usted?! ¡No venga a meterse con nosotros anciano decrepito!
- ¡No me faltes al respeto niñato que yo servía a este país en primera línea mientras tú todavía manchabas tus pantalones!
- ¡Y usted no nos lo falte a nosotros creyéndose mejor solo por ser un estúpido militar!
- ¡Entonces quítale lo llorica a ese niño que solo molesta a los demás!
Mientras más gritaban ambos adultos más se acercaban haciendo incluso caso omiso a los encargados quienes buscaban evitar un conflicto físico pero a su vez no deseaban acercarse al anciano de considerable musculatura, cosa que no parecía intimidar al castaño que tenía enfrente.
Cuando estuvieron cara a cara los pocos comensales y los miembros de la cafetería temían lo peor para el castaño sobre todo cuando el anciano comenzó a elevar su puño al punto que algunos incluso cerraron sus ojos, pero aun con los gritos de los adultos una tercera voz se pudo escuchar repentinamente.
- ¡NO!
Había sido el niño, para sorpresa de todos el niño salto contra el anciano en un inútil intento de taclearlo y alejarlo de su acompañante.
Pero para su desgracia, el anciano era demasiado para él.
Y ahora su mirada asesina se volcó en él.
- Al menos tienes las pelotas de defenderle ¿Eh? - Una sonrisa se comenzó a formar en su rostro, el problema es que era una que rozaba lo sádica - Al menos ahora si puedo decir que fue en defensa propia.
Y con ello apretó su puño claramente enfocado en el niño quien se encontraba paralizado del miedo.
Su acompañante al ver eso su cuerpo no logro reaccionar a tiempo, por lo que solo le quedo gritar.
- ¡Lincoooooln!
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