Hogar
Siendo menores de edad todos aquellos tramites que conllevasen alguna autoridad eran sumamente difíciles de realizar, por ello Lori siempre había intentado parecer un poco mayor con el fin de, al menos, le creyesen mayor de 18 años e intentar convencer al trabajador de turno, algo que si bien le había funcionado algunas veces para lo que necesitaban hacer ahora se había vuelto una tarea imposible.
Luna observo en silencio los intentos de su hermana por separar de todo el proceso a Rita en el hospital, ver como intento usar el contacto que ahora era este "tío" por más que ella no tuviese idea que Lori seguía en contacto con él y aun con todo eso, ver como fueron incapaces de lograrlo solo para ver como la decisión final fue tomada por la matriarca del hogar sin ninguna consideración ni duda, pues aunque le desgarraba el alma, sabía que cuando pudieron enterarse de todo lo de su padre ya era muy tarde para siquiera darle un entierro digno, todo ya había sido realizado por su tío y mantenido en secreto para "no darle el gusto a Rita", palabras que su hermana le había escupido mientras esperaban en el hospital junto a una dormida Lana para ver que podían hacer con Lola.
Luna estaba dolida, era una pequeña que siempre se esforzaba por reír cerca de ellas a la cual ya no podrían verla más, el solo hecho de recordarla provocaba que sus ojos comenzaran a humedecerse y apretar con más fuerza a Lana, el reflejo de Lola, una niña tan pequeña y linda como Lola, aunque más introvertida, acariciando suavemente sus mejillas también marcadas por las lágrimas. Ella era joven, apenas tenía 5 años, no debería comprender el sentido o lo que implica la muerte de una persona y aún así se veía tan afectada, podría ser el cariño mezclado con el miedo de no haberla visto en todo este tiempo, o el haber visto su accidente en primera fila, realmente no lo sabía, pero dejarla en casa no era una opción, el hospital parecía ser el único lugar donde la pequeña lograba calmarse, aunque fuese un poco, quizás... ya que ella seguía allí...
- (Decaída) Si solo Lola estuviera aquí, seguro que ella te sacaría una sonrisa, ¿Verdad?
- (Seca) Pero Lola ya no está, esa fue la decisión de Rita.
Luna no tenía intenciones de hablarle a Lori quien se hallaba sentada a su lado, era más un pequeño desahogo del infierno que eran sus pensamientos, pero la agresividad de aquella respuesta le desconcertó por más que no pudiera culparla, había intentado de todo en los días que la pequeña se mantuvo internada y todo fue derrumbado por la respuesta de una mujer de la cual no sentía el más mínimo respeto o cariño y tenía que ver todos los días.
- Yo no...
- Ahórrate tus palabras Luna.
- E..Entiendo.
Luna miro de reojo a su hermana, sus puños estaban apretados con fuerza mientras descansaban en sus piernas, su cuerpo se notaba tenso y su mirada ahora acompañada por enormes bolsas bajo sus ojos se hallaba fija en el piso, destruida, dolida, verla era tan doloroso como toda la situación que estaban viviendo, era a quien reconocía como su madre y sus palabras solo morían cuando intentaba pensar en lo que sea que le ayudase a intentar calmar, aunque fuese un poco, su dolor.
Más no tuvo tiempo de seguir intentando pensar, pues un móvil en ese momento comenzó a sonar.
Unas horas después, casa Loud
Llegar a casa y notar como la puerta había sido botada logro preocupar en parte a Luna, quien se detuvo a observar el desastre, Lori simplemente entro a encarar a Luan por la llamada y Lana se quedó en el pórtico una vez le bajo de sus brazos, ya tenía suficiente con toda la situación para querer pensar en que les pudieron haber hecho a lo que le queda de familia, más Luan se termino acercando a Luna, algo que sorprendió a esta última ya que esperaba un dialogo más prolongado con Lori, pero esta se encontraba ya en el segundo piso, camino a su habitación.
- ¿Qué paso Luan?
- El anciano... e..el irrumpió de la nada y... y...
- (Decaída) Si no quieres seguir, no lo hagas, creo que todos ya hemos pasado por demasiado.
- Gracias.
Ambas eran hermanas muy cercanas, no solo porque convivían en la misma habitación, habían sido confidentes de varios secretos y sueños, tanto como se habían apoyado para que ni Lori ni Rita se enterasen de algunas de sus travesuras cuando eran más pequeñas, Luna sabía perfectamente del complejo de autoridad de su hermana mientras que Luan sabía perfectamente de los deseos de libertad de Luna, habían incluso hecho planes donde se apoyaban mutuamente, jamás habían tenido ningún problema para comunicarse nada, pero en ese preciso instante nada surgía, sus bocas estaban secas y se evitaban la mirada.
Luna la dejo a cargo ya que temía dejar sola a Lori, jamás espero que por eso viviesen tal experiencia traumática.
Luan no pudo evitar aquel desastre, siempre dijo que podría manejar todo como alguien madura y claramente fallo.
Ambas le habían fallado a la otra, y mirarle a los ojos era algo doloroso, algo que quemaba por dentro a Luan pues sus deseos de saltar a los brazos de su hermana y que le hicieran sentir protegida eran muy grandes, quería sentirse pequeña para ser resguardada, olvidarse que alguien la había pasado peor o que para las menores ella tenía que representar ahora más que nunca un símbolo de seguridad, pero todo eso moría cuando veía a Lana mirarle en silencio, recordándose que, para su propia desgracia, ella era de las mayores.
- Creo que iré a mi habitación, Lynn esta con Lisa en este momento en su habitación, yo...
- No te preocupes Luan, yo me hago cargo, ve a descansar.
Luan quiso responderle, pero su garganta se cerró y termino únicamente asintiendo con la cabeza antes de dar media vuelta y subir la escalera, dejando a su hermana en silencio.
Luna solo observo la puerta unos momentos adicionales antes de seguir su camino, mirando de reojo el interior de la casa esperando encontrar muchos otros destrozos, algo que le hizo suspirar aliviada al ver que el mayor daño se encontraba en la puerta así que procedió a subir las escaleras, solo para notar que Luan observaba desde el pasillo hacía la habitación de Lori y Leni, momento en el que Lori abandono la habitación mirando fijamente a Luan.
- ¿Llamaste solo por esto?
- P..P..Pero Leni...
- Ella tiene a Rita, que se arregle con ella, yo volveré al hospital.
Lori avanzo hasta llegar frente a Luna, quien le observaba en silencio.
- Quédate con ellas, volveré sola.
- Lori, yo...
- Es una orden Luna.
Aquel tono distaba mucho del tono imponente con el que muchas veces la muchacha le había dado ordenes en el pasado, una forma de preservar la autoridad autoimpuesta después de tantos años, siendo uno más seco, sin asco, odio o molestia, simplemente, seco.
- Si...
Lori con esa respuesta solo siguió su camino sin voltearse.
Todo a vista de Luna.
- Lori.
Sacudió su cabeza con fuerza, no quería pensar tanto en ello aun cuando sentía como su garganta se cerraba y le hubiese gustado seguir al lado de ella, Lori era un pilar, era un símbolo de que las cosas estaban bien, decir que le acompaño por creer que ayudaría a Lori era una mentira para ella misma, quería estar a su lado ya que le daba confianza y algo de paz en toda aquella horrible situación, viendo aquella casa que siempre había parecido tan pequeña debido al número de habitantes, pero que ahora le parecía cada día más enorme, pero ella era la mayor en ese momento, Leni no contaba para esa tarea, sabía que tenía que mantenerse firme y recordó las palabras de Luan, girándose en dirección hacía la puerta de Lynn donde deberían estar las únicas dos hermanas de las que aún no sabía nada, pero en el momento que su mano tomo el pomo de la cerradura sintió como sus piernas comenzaron a temblar.
¿Qué haría frente a ellas? ¿Preguntarles como estaban cuando ella no estuvo? ¿Fingir que todo estaba bien y nada había pasado?
No lo sabía, por lo que soltó el pomo y se encamino a su habitación, ignorando por completo el silencioso sollozo de Leni y a la inmóvil Luan quien solo observaba desde el pasillo, llegando hasta su cama y dejándose caer una vez subió a su parte de la litera, recostándose en posición fetal.
- ¿Por qué nosotras?
Podía sentir como sus lágrimas se escapaban una vez más, el solo hecho de recordar la reciente muerte de su hermana, el vacío que había quedado desde antes con la noticia de su padre, aquella expresión de su madre... simplemente, ya no sabía que pensar, por lo que solo pudo dejar que los sentimientos de su corazón salieran al aire.
Horas después, comisaria de Royal Woods
Lincoln había sido interrogado por varios oficiales, incluso algunos aun le reconocían de aquella fatídica noche donde el joven tuvo aquella traumática noche, siendo aquellos oficiales incapaces de no mirar con lastima al niño que no solo había sido encontrado meses atrás en aquella macabra escena, sino que ahora tuvo que ser interrogado por aquella sospecha de caso de secuestro.
El proceso fue llevado tan rápido como se pudo antes de ser llevado donde la mujer de cabello rubio, una que no conocía, no había visto en su vida y por la que no sentía nada, más su nombre era uno que había escuchado antes: Rita.
Aquel nombre solo había sido dicho en su presencia con sumo asco y odio por parte de su abuelo, había dicho cosas horribles más de una vez y no tenía la mejor de las impresiones tras eso, por lo que veía con recelo a la mujer que se había arrojado a abrazarle en el primer momento que pudo, pero, principalmente, estaba preocupado por el anciano.
Albert, su abuelo, no era una persona con mucho tacto, se había comportado de forma seca y errática con él muchas veces, lo había tratado casi como un objeto algunas veces y parecía disfrutar cuando algo no le salía bien riéndose a carcajadas, pero, aun así, el anciano era alguien importante para él, era alguien a quien apreciaba, y verlo ser reducido de esa forma era algo que no le había gustado, aun cuando todos le decían que había sido alguien malo, que lo habían raptado, que era inestable mentalmente, no importaba que dijesen, el anciano no se merecía el trato que le vieron darle e intento expresarlo como pudo cuando le preguntaban, pero nada de eso parecía convencer a los policías.
Cuando finalmente le dijeron que todo estaba bien y podía irse su esperanza de ver al anciano fue destruida al ver nuevamente a esta señora observarle con una sonrisa en los ojos al lado de la pequeña pelinegra quien estaba en completo silencio, sin acercarse en lo absoluto a la mujer mayor.
- Lincoln, cariño, ahora que todo acabo finalmente iremos a casa.
- (Incomodo) Señora, yo no...
- No me trates tan formal, soy tu madre cariño.
- Es que, yo no la conozco.
- No te preocupes por eso, finalmente podremos conocernos y recuperar el tiempo perdido.
- Pero yo quiero ir donde el abuelo.
- Él fue alguien que se aprovecho de muchas cosas cariño, creía que una orden de restricción sería capaz de detenerlo, pero jamás me espere que fuese quien me arrebato a mi bebé tantos años atrás.
- ¿Arrebatar? Eso no es lo que él dijo.
- Es porque quería verse como la víctima, ¿Acaso nunca lo viste cambiar rápidamente de ánimo o tener actitudes erráticas? Es inestable mentalmente, no puede ni debe estar cerca de nadie.
- Pero...
- Lincoln, no te preocupes y vamos a casa.
Rita dirigió su mano hasta la cabeza del niño con el objetivo de acariciarle mientras revolvía su cabello, pero su mano se detuvo por un segundo antes de depositarla, manteniéndose fija por un instante antes de terminar de dejar caer su mano y revolver lentamente la cabeza de este, algo que Lincoln pudo notar. Una vez termino aquello se dio media vuelta y comenzó a caminar en dirección hacía la salida, Lucy no protesto ni dijo nada, simplemente se encamino junto a Rita, Lincoln por su parte no se movió, mirando hacia el interior del lugar donde sabía el anciano se debía encontrar por alguna parte, pues realmente tenia deseos de encontrarle y aclarar todo lo que estaba ocurriendo, algo de lo que estaba seguro podría lograr si le dejaban llegar junto a su abuelo, pero termino saliendo de su trance cuando sintió como una mano era depositada en su hombro la cual le termino asustando.
- Hijo, vamos a casa.
Cada vez que la mujer mencionaba esa frase empleaba un tono más dulce en su voz, después de mirar de reojo a los policías cercanos y ver sus expresiones calmadas termino asintiendo con la cabeza, mirando una última vez hacía el interior, pensando que, al menos, el anciano seguramente estaría bien.
La mujer y la niña se dirigieron hacia una envejecida van, el niño siempre se mantuvo un par de pasos detrás de la mujer hasta que vio como esta rodeaba el vehículo para sentarse en el asiento del piloto y veía como su hermanita ingresaba a la parte trasera, algo que Lincoln iba a seguir, pero fue detenido por Rita.
- Cariño, ¿Por qué no te sientas junto a mi delante?
- Yo preferiría...
- Vamos Lincoln, solo quiero recuperar el tiempo perdido contigo.
La mujer le miraba con una suave sonrisa en su rostro mientras palmeaba el asiento del copiloto, Lincoln miro de reojo a la niña, pero no pudo encontrar la mirada de esta, así que con recelo se subió al vehículo.
- Que buen niño.
Si bien el viaje no duro mucho, Lincoln sintió que estuvo horas en ese asiento, algo curioso cuando lo pensaba pues aunque la mujer había dicho que quería conocerlo, esta no decía absolutamente nada, llegando finalmente a lo que parecía una casa más de los suburbios con la única diferencia es que la puerta de acceso estaba tumbada, cuando volteo la pequeña ya no se encontraba en el vehículo y la mujer se hallaba caminando hacia el interior de la casa, quedándose en el pórtico a observarle.
- Lincoln, cariño, ven aquí, quiero presentarte a la familia, tú familia.
Familia, un concepto que nunca termino de entender, creía que su padre era su única familia, luego que podría ser familia con el Sr. Dawkins, recientemente creía que era una familia con el anciano, pero hace mucho que no escuchaba directamente esa palabra ni menos donde se le incluyese, caminando tímidamente donde la mujer.
Al ver hacía el interior pudo notar como solo se encontraban 3 personas frente a él, una niña muy pequeña de mirada seria, una adolescente con coleta y, finalmente, otra adolescente de cabello corto... una que él alcanzo a reconocer.
En el momento que su mirada se cruzo con la de Luna, Lincoln retrocedió un paso, reconociéndola, recordando aquel funesto momento en que se conocieron hace tiempo, al notar la reacción del niño la adolescente solo evito su mirada, Luan por su parte miraba con recelo al muchacho, mientras Lisa quien se encontraba en brazos de esta lo miraba con suma seriedad mientras entrecerraba sus ojos.
- Creí haberles dicho que reunieran a sus hermanas.
- Las cosas no están con los mejores ánimos.
- Es por eso mismo que quería conocieran a su hermanito.
- (Susurrando) Él solo es un hijo bastardo. – Si bien Luan lo dijo en voz baja, fue lo suficiente para que todos le escuchasen.
- (Incomoda) Luan, eso no...
- (Confundido) ¿Hijo bastardo?
Mientras Rita solo guardaba silencio, Lincoln reacciono a aquella frase, para su desgracia no era la primera vez que escuchaba el termino por lo que dirigió su mirada confundido hacia Rita quien al notar que el pequeño había clavado su mirada de ella llevo su mano a su frente y suspiro cansada.
- No tengo la fuerza para lidiar con esto.
Dicho eso, la mujer se dirigió a su cuarto, dejando a sus hijos solos.
- Yo... la verdad no estoy seguro de que está pasando.
- ¿Y tú crees que nosotras sí? En esta casa ya están pasando suficientes cosas malas como para que de la nada llegues tú.
- Luan, él no tiene la culpa de lo que está pasando. – Dijo Luna con voz apagada.
- Si lo sé, pero...
- Déjame hablar con él, ¿Sí?
- Está bien.
Luan se retiró en ese momento al segundo piso, no fue hasta que esta termino de subir la escalera que Luna volvió a observar al pequeño.
- Hola. – La sonrisa de Luna se mostraba cansada. – No nos hemos visto en mucho.
- No es algo que me guste recordar.
- Bueno, te entiendo, tampoco es una temporada que yo quisiera recordar.
Y el silencio se volvió a apoderar del lugar, Luna observaba al pequeño a ratos, era algo que se había planteado muchas veces hacer, pero ahora su mente era un caos, ni siquiera estaba dentro de sus planes, sobre todo con la reciente perdida de su hermanita y el extraño comportamiento de Lori los cuales solo provocaron que la llamada de su madre avisando que "su hermano menor" llegaría a casa terminase confundiéndole más.
No sabía si tenía que estar triste por su hermana menor, angustiada por su hermana mayor, ansiosa por la llegada del pequeño, preocupada por el reciente ataque a Leni, la dinámica familiar, todo era demasiado para ella, simplemente no se sentía capaz de lidiar con todo y aún así estaba frente al pequeño, algo que sabía nadie haría con gusto, menos en ese momento, ni siquiera por el pequeño sino por la memoria de su padre, darle una bienvenida a la casa.
- ¿Quieres acompañarme a tomar asiento al salón?
- Yo no tengo que estar aquí.
Esas pocas palabras terminaron de romper la poca fortaleza que acababa de reunir para terminar ese saludo, pues el niño lucía tan incomodo como ella.
- ¿Y por qué piensas eso?
- Porque se que ustedes me odian, y yo... sigh, quiero estar con el anciano.
- Odiar no...
- ¿La de coleta lo dijo no? Para ella soy un hijo bastardo, ni siquiera se si la señora de recién realmente sea mi madre, pero todos los policías parecían darle la razón, solo esta mañana estaba haciendo algunas cosas con el anciano y ahora solo se que está en la comisaria, quisiera ir nuevamente para aclarar las cosas y que lo suelten, pero parece que nadie me cree.
- ¿Anciano?
- Mi abuelo, estaba con la chica pelinegra cuando todo paso.
- ¿Pelinegra? ¿Lucy?
- Si, creo, no me aprendí bien su nombre.
- Pero ella... no importa, bueno... eh... ¿Cuál era tú nombre?
- Lincoln.
- Lincoln, bueno, la familia esta pasando por algo horrible, sino créeme que Luan te hubiera recibido mejor, pero todos estamos adoloridos ya que Lola... ella... e..ella...
Esa era una frase que Luna no quería repetir, de hecho, no pudo hacerlo, por lo que rápidamente refregó sus ojos con su brazo y puso la sonrisa más alegre que pudo, por más que no se viese alegre en lo absoluto.
- La cosa es que las cosas no están bien, así que te recomiendo que no provoques a las demás, por favor.
- No tenía intenciones de hacerlo, yo quiero ir con el anciano, ni siquiera debería estar aquí.
- Eso es... no importa, yo... iré a mi cuarto, segundo piso, justo al lado del baño, yo... bueno, siéntete como en tu casa.
Y dicho eso, Luna también siguió su camino al segundo piso, dejando al niño solo en la entrada, observando el lugar, pues, realmente aun no asimilaba nada de lo que había ocurrido, esperando en lo profundo de su corazón despertar en su cama... una vez más.
Horas después
Durante lo que quedaba de tarde, Lincoln solo deambulo por la sala y la cocina, ignorando la petición de su estomago por comer algo del refrigerador o siquiera subir al segundo piso e intentar hablarle a la castaña que le había recibido, siendo que al final termino sentado en el pórtico de la casa mirando hacía el exterior, sintiendo como varios de los que cruzaban por la acera se le quedaban mirando antes de seguir con su camino, no era la primera vez, su cabello llamaba demasiado la atención, así que realmente no le importó en ese punto, pues simplemente esperaba.
¿Qué esperaba? Ni siquiera él lo sabía, no lograba aceptar lo que había ocurrido, perder su tercer hogar, no podía llamarlo de otra forma, ni siquiera lo vio como una posibilidad, algo que si había pasado cuando vivió con su padre o su maestro, simplemente estaba allí y el anciano no, era todo lo que alcanzaba a razonar.
Así que se hallaba sentado allí, con frío, con hambre, y sin deseos de hacer nada cuando pudo sentir que algo se había sentado a su lado, mirando a un costado para encontrarse a la pequeña que solo esa mañana había conocido en su hogar, siendo curioso que ahora se encontrase en el de ella.
- ¿El ambiente del hogar es asfixiante no lo crees?
- ¿No es algo tétrico decirlo así?
- Lo han usado muchas veces en los libros que he leído, creía entender bien a que se refería hasta todo esto ocurrió.
- No es un ambiente que me agrade.
- Para que no te guste, no pareces especialmente molesto.
- He vivido muchos momentos así, sobre todo desde que Lynn murió.
- La muerte... no es algo tan bonito como creía.
- ¿Por qué a alguien le gustaría la muerte? Eso sería tonto.
- Como un ser de oscuridad, siempre creí que abrazaría de cerca estos temas, la brujería, la muerte, la...
- ¿La?
- Nada, no importa, realmente no importa.
- Aja.
Si bien Lucy había salido de su habitación para evitar la mirada de Lynn, esta no tenia muchas intenciones de conversar, pero después de aquel momento de sinceridad que habían tenido entre hermanos y que este no la hubiese juzgado más allá, se sentía más cómoda a su lado, por lo que no temió quedarse allí, notando a los pocos minutos como el niño estaba temblando, algo que le pareció obvio, la temporada helada todavía no había acabado y el apenas si estaba con una polo en el exterior mientras ella tenía al menos puesto un abrigo.
- ¿No tienes algo con lo que abrigarte?
- Todas mis cosas están en casa, aquí no tengo nada.
- Cierto.
- ¿Quieres... que te preste algo para abrigarte?
- Estoy bien.
- Entiendo.
Y nuevamente silencio, uno que realmente no molestaba a la pequeña, por más que no le gustase en su totalidad era algo de lo que estaba acostumbrada, pues aquello era constantemente acompañado de incomodidad por su presencia o soledad, en cambio el chico no opinaba, no se quejaba, simplemente estaba allí y no le pedía que se alejase o culparla por nada, así que allí se quedó, a su lado, o al menos hasta que diviso la figura de la única persona que todavía no había llegado a casa: Lori.
La expresión de Lori era totalmente sería, cuando se encontraron los ojos de ambos pudo notarlo perfectamente, incluso podría decir que pudo percibir algo de odio en aquella mirada así que tuvo la intención de huir rápidamente hacía el interior, pero se dio cuenta que su mirada le abandono aún más rápido para enfocarse en el muchacho peliblanco que se encontraba sentado a su lado.
Lincoln al mirarla, de forma casi instintiva retrocedió, pudo haber sido hace tiempo ya pero aquella golpiza que ambos se propinaron no era algo que se le olvidase, más cuando podía ver aquellos ojos muertos observándole fijamente, como si estuviese estudiando incluso su alma.
- ¿Qué haces aquí?
- Yo... eh... yo no...
- Te hice una pregunta mocoso.
- Eh... ah... uh...
La angustia era visible en su rostro, titubeando mientras sentía como el sudor comenzaba a acumularse solo por el pánico de recibir una nueva golpiza de parte de esta y saber que la persona que termino con aquel conflicto ya no estaba a su lado, de hecho, ahora no tenía a nadie de su lado.
- Contéstame de una buena...
- Mamá Rita lo trajo esta tarde.
Tan rápido como había cambiado a observar a Lincoln, la mirada de Lori esta vez se clavo en una intimidada Lucy quien casi se mordió la lengua al decir esas pocas palabras, dando tímidos pasos hacia el interior por si veía que su segunda madre cometía alguna acción errática, cosa que antes no habría temido, pero que ahora, habiendo acabado con "la favorita", no sabía que esperar.
- ¿Esperas que me crea una mierda así?
- M..Mamá... yo no...
- Literalmente de todas las malditas excusas, ¿Me dices que esa tipa trajo a este niño?
- (Voz rota) Yo no... no lo digo por...
La voz de Lucy tiritaba y se hacía más débil con cada palabra mientras su cuerpo comenzaba a tiritar, no solo había cumplido un sueño de forma retorcida en forma de miradas de odio o asco por su acción, sino que Lori, quien era de las pocas que aun no había tratado directamente y tenía una mínima esperanza de que le tratara decentemente acababa de romperle ese inocente sueño, observando como esta no guardaba ningún ápice de cariño al momento de dirigirse a ella, tal como lo hacían todas las demás.
- Yo no... snif... no quería moles...
- No me interesa. – Mira a Lincoln – Y tú, lárgate de una buena vez.
Tras eso, Lori ingreso en la casa sin voltear a ver a ninguno de los niños, dejándolos solos en la entrada de un hogar que no quería a ninguno de los dos.
- No tienes que recordármelo.
Lincoln se levantó, comenzando a caminar en dirección hacia la calle, algo que al notar Lucy se le acerco rápidamente.
- ¿Qué?
- ¿Quieres ir a tu casa verdad?
- Por supuesto, lo he estado pensando todo el día y quiero volver a ver al anciano, todo esto... no entiendo que esta pasando y aquí no me quieren, y no quiero pasar por eso de nuevo.
- ¿Te... puedo acompañar?
- ¿Eh?
- Aquí tampoco me quieren, además que yo... olvídalo.
- Eres rara.
Dicho eso, Lincoln siguió su camino, no había hecho ni dicho nada que pudiese relacionarse con desagrado o molestia, eso fue lo que pudo interpretar la pequeña quien, a su pensar, ya no tenía nada que perder si seguía a su... hermano.
Aunque era tarde y la mayor parte de la iluminación era realizada por las lámparas, no era algo que provocase mucho miedo en los menores, pues ambos estaban acostumbrados a salir a esa hora de sus casas, aun cuando Lincoln no lo había hecho durante el tiempo que convivio con el anciano, sus salidas nocturnas cuando era menor aun estaban en su mente y sabía que Royal Woods era un lugar pacifico, si bien uno que otro adulto le preguntaría si estaba perdido o algún policía se ofrecería a llevarle a casa, el hecho de caminar era algo que siempre le agrado.
Si bien ambos conversaban muy esporádicamente, el camino juntos había hecho que los diálogos fuesen menos cortantes y durante las pausas el se dedicaba a pensar, de hecho, se dedico a comparar, desde hace años que sentía las caminatas como algo agradable y relajante, el anciano decía lo mismo de sus viajes en motocicleta, algo que nunca antes relaciono, pero que por alguna razón ahora le parecían extrañamente similares, el desplazarse por el mundo en búsqueda les gustaba a ambos, quizás era una forma diferente, pero seguía siendo recorrer lugares, seguía siendo dejarse llevar por una ruta para que su mente fluyera, algo que solo le hizo sentirse peor por el anciano. Curiosamente, cuando su mente comenzaba a nublarse en aquella culpa, su acompañante salía con algún comentario y comenzaban alguna breve conversación, no sabía si ella lo hacía intencionalmente o si era mera casualidad, pero algo que no podía negar es que aquella caminata le era bastante grata.
No fue hasta que llegaron a una zona algo solitaria que ambos se detuvieron a descansar, pues ya llevaban una buena cantidad de tiempo caminando y Lincoln no conocía perfectamente el camino.
- Entonces, ¿Cuánto crees que falte?
- Yo, eh... creo que es por aquí.
- ...
- ...
- ¿Sabes llegar a tu casa?
- Eso es rudo cuando no nos guiaste desde tu casa hasta un buen punto de referencia.
- Bueno, y..yo... tú eres mayor, eres el que está al mando.
- Solo lo dices porque soy un poco más alto, seguro que apenas si eres menor que yo.
- Tengo 7.
- Bueno, yo tengo 10.
- Eres 3 años mayor, tienes más sabiduría que yo.
- Eso no es... bueno, tienes un punto.
Ambos se quedaron mirando en silencio por unos momentos, observando como apenas si se divisaban algunos vehículos a la distancia.
- ¿Estamos perdidos verdad?
- Eso creo.
- Suspiro.
- ¿Suspiro? ¿Suspiraste mientras decías suspiro?
- Eh... bueno, es una costumbre.
- ¿Ok?
Y nuevamente reino el silencio, uno que no era incomodo, más bien, expectante.
Ambos esperaban una nueva respuesta por parte del otro, o alguna reacción para seguir su camino, pero ninguno daba el siguiente paso para seguir conversando o siquiera encaminarse hacia algún lado, pues solo sabían que ninguno quería volver a la casa de la que se fueron, solo eso, pero ya no estaban seguros del siguiente paso.
Y el hecho de que uno de los vehículos que circulaban por ahí se detuviese cerca de ellos solo preocupo más a la pareja de hermanos.
Lincoln se alarmo, quizás era por el ambiente o porque no era común que un vehículo se detuviese de la nada, incluso se estaba preparando para salir corriendo de ser necesario, pero la chica detrás de él se aferro a su espalda, algo que sabía imposibilitaría su huida en el peor de los casos, fijándose en quien salió del vehículo.
Era un hombre sumamente alto y delgado, de cabello rojo y gran nariz, además tenía una expresión afable en el rostro acercándose lentamente hasta donde estaban los niños.
- ¿Están perdidos niños? Es peligroso andar a estás... espera un momento, yo te conozco. – Dijo mientras miraba a Lincoln.
- (Confundido) ¿Sí?
- Tú eres el nieto del señor que vive a unas casas de distancia, el de la motocicleta y cara de comer bebes.
- ¿Qué?
- Ups, perdón, mi esposo es algo curioso con su forma de recordar a la gente jujuju, ¿Qué hacen tan tarde y tan lejos de casa?
- Bueno, yo... eh... salimos y se nos hizo tarde.
- ¿Quieren que los lleve a casa?
- Claro, si dice conocer al anciano.
- ¿Anciano? ¿Así le dices a tu abuelo?
- Bueno, a él nunca pareció molestarle.
- Aun así, deberías referirte a él con más respeto, yo me moriría si mi hijo me hablase de esa forma.
Ante aquella palabra, Lucy se sobresalto ligeramente, la caminata podría haberle ayudado a despejarse tal como a Lincoln, pero la mera mención de aquella situación le recordó su situación, algo que no le gustaba en lo absoluto, Lincoln pudo notar como la pequeña se resistió a moverse por unos instantes, pero con toda la situación sentía que no podía dejarla atrás, así que le tomo del brazo y la llevo hasta el asiento trasero del vehículo.
- Disculpe si no le gusto como me exprese de mi abuelo, uh... ¿Cuál es su nombre señor?
- Soy el Sr. McBride cariño.
- ¿McBride? Ah...
- ¿Te suena? Mmm... ¿No será que conoces a mi hijo? Estoy seguro de que debe tener tu misma edad, va a la primaria estatal.
- Si, somos... compañeros de clase por así decirlo.
- No suenas muy convencido, ¿Acaso no se llevan bien?
- No, bueno, somos compañeros de clase y ya, lo conozco porque siempre es el primero en responderle a la maestra, pero nunca conversamos.
- Oh, entiendo, y aprecio tu honestidad, la verdad es que a mi pequeñín le cuesta un poco hacer amigos.
- Ya veo.
- Pero bueno, ahora que lo pienso, jamás había visto a la joven dama que te acompaña, ¿Acaso es tu novia?
- Es mi... mi... sigh, hermana, creo.
El adulto decidió no seguir cuestionando, su conciencia como padre no le hubiese perdonado si dejaba a los niños perdidos en la calle, pero no esperaba terminar sabiendo cosas tan privadas del muchacho ni mucho menos forzarlo a decir cosas que le incomodasen, de hecho, su intención era llevarle precisamente porque estaba seguro de que era el nieto de uno de sus vecinos, uno al que más de una vez habían visto realizar multitud de tareas en el patio como lo era podar el césped o ayudarle con la motocicleta, pues muchos de los vecinos estaban molestos con el descuidado estado de la casa, pero sintieron que la llegada de aquel pequeño a la vida del anciano había sido un cambio para bien, pues lentamente empezó a verse un orden, tanto como una sonrisa en el agrio anciano.
Que fuese un compañero de clases de su hijo la verdad fue una sorpresa, puesto que su hijo solo tenía un amigo en la escuela, un muchachito pelirrojo bastante particular, y ver que el muchacho realmente no era mala persona pese a tener la boca algo suelta, le agrado como potencial nuevo amigo.
Sentía que ese viaje había sido algo enviado por el destino para ayudar a su hijo, algo que le llenaba enormemente el espíritu.
Cuando finalmente llegaron al barrio, el hombre pensó en primero invitarle a cenar para así permitirle conversar con su hijo, pero ver a la pequeña tan silenciosa le hizo pensar que posiblemente estaba sumamente cansada y lo mejor era dejarla descansar, así que una vez estuvo frente a su casa simplemente paso, pensando en dejar a los pequeños frente al hogar y devolverse, pero lo que no se espero fue encontrar la entrada de la casa enmarcada como una escena de crimen policial.
- ¿Qué está pasando Lincoln?
- ...
- ¿Lincoln?
El pelirrojo veía como el niño miraba en trance el hogar, envuelto en cinta policiaca, tal... como esa vez...
- Primero Lynn, luego Dawkins y ahora tú abuelo, esto es demasiado fácil para ti, ¿Verdad?
- No...
- Pequeño, ¿Estás...
- ¿Lincoln?
- ¡¡¡Felicidades Lincoln, acabaste con otra vida más!!! ¡¡¡Jajajajaja!!!
- ¡Lincoln!
- ¡Oye pequeño!
- (Preocupada) ¡¡¡Hermano!!!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top