Historia
- ¿Por qué tan tensa? Pareciera que viste un fantasma.
- (Tono seco) ¿Qué quieres?
- Tuve un accidente hace algunos días, perdí a mi bebé y aún tengo que quedarme algunos días en el hospital debido al daño que sufrí ese día, es normal que busqué contactarme con mi familia, ¿Cómo está todo en casa hija?
- (Con asco) No me digas así.
- Pero cariño, si tú eres mi hija, ¿De qué otra forma debería referirme a ti?
- Solo termina con este enfermizo acto y dime por que hiciste que me contactaran.
- Yo creí que me preguntarías porque no presente cargos.
- No te serviría de nada, ¿No?
- Ay por favor, incrimine a tu padre por menos de lo que tú me hiciste, un intento de asesinato real en mi contra y un asesinato real de un bebé son mucho más fáciles de usar y que tú, Lori, termines muy lejos de aquí.
Cuando había lanzado a Rita en medio de la nada Lori sentía que tenía el poder, una situación donde el control lo poseía ella y su deseo de hacerla sufrir nublaron su juicio, la calma que vino después de eso le permitió pensar, y podría decir que eso había sido su mayor enemigo.
¿Ella volvería? ¿Seguiría viva? ¿Una patrulla aparecería para llevársela a la cárcel? ¿Despertaría un día y vería frente a ella a Rita clavándole un cuchillo?
Cada escenario se volvía más irreal y encontraba apoyo en las palabras de su tío, pero la presión de sus hermanas, el recuerdo de Lola y el terror de la represalia de Rita habían estado comenzando a afectarle, había escuchado muchas veces que el alcohol ayudaba a sobrepasar esas situaciones y sintió que eso era lo que necesitaba para poder encararla al mismo nivel, pero aquella conversación con el muchacho le había permitido que el efecto pasase un poco solamente dejándole una sensación de mareo, un dolor de cabeza y la vista de una mujer que pese a estar en una camilla, su instinto le gritaba que saliera de ahí sin mirar atrás.
- ¿Qué... quieres?
- Información, solo eso.
- ¿Cómo?
- Ah, ¿Creías que usaría todo mi tiempo en buscar como destruirte? Te tienes demasiada estima hija, cuando lo pienso, simplemente reconozco que supiste ocupar una oportunidad, yo lo he hecho muchas veces, ni te imaginas la cantidad de veces que me aproveche del idiota de tú padre y desgraciadamente creí que sería lo mismo contigo, supongo que me equivoque, eso es todo.
- (Incrédula) ¿Admites que trataste tan mal a papá? ¿Así de simple?
- ¿Serviría de algo negártelo? Odio reconocerlo, pero cuando intentaste matarme actuaste como yo lo haría, bueno, lo hiciste de una forma pésima al punto que si intento analizarlo me da vergüenza ajena, pero la intención es la que cuenta, ¿No?
La intimidación inicial de Lori paso rápidamente a ser una gran ira que crecía en su interior, apretando con fuerza sus manos las cuales estaba haciendo todo el esfuerzo posible en no cargar hacía la mujer y apretar con furia su cuello hasta que esta dejase de respirar.
- ¿Te moleste? Es cierto, la juventud de hoy en día se ofende por todo, ¿Cómo le dicen? ¿Ansiedad? ¿Traumas de la niñez?
La mirada de Lori cambio, el desconcierto del inicio paso a ser una nueva determinación con la que sus ojos reflejaban un puro y vacío odio hacia ella, lo que termino por dibujar una sonrisa en el rostro de Rita.
- Creo que finalmente puedo hablar contigo.
- ¿Acaso crees que no me atrevería a matarte en este momento?
- ¿Y qué ganarías con eso?
- El placer de verte sufrir.
- ¿Y por qué no lo has hecho todavía? Estoy herida, inmóvil, solo revisa que no venga nadie y cierra la puerta, separa el botón de llamar a un enfermero de mi mano y luego presiona con fuerza, si usas los pulgares puedes provocar mucho más dolor.
Lori comenzó a acercarse a Rita, ella misma se lo estaba pidiendo, le estaba dando las instrucciones para acabar con su vida antes de que cualquier persona pudiese intervenir, ¿Acaso importaba si la arrestaban o algo? Al menos se daría el placer de acabar con ella de una buena vez.
- Bien podrías matarme o, podríamos colaborar.
- ¿Qué te hace pensar siquiera que vas a estar respirando en unos minutos?
- El hecho de que tú y ese tío tuyo se llevan muy bien.
La caminata de Lori se detuvo, observando fijamente el tranquilo rostro de Rita.
- No te ves tan sorprendida, aunque, si te preguntas porque, tú misma me dijiste que él te esta apoyando, lucias tan desesperada en ese momento, supongo que ni lo pensaste, todo lo que te importaba era salvar a Lola.
- No digas su nombre.
- Vamos, prefiero que estemos en una tregua.
- No tengo nada que negociar contigo, no después de todo lo que has hecho.
- Ni siquiera has preguntado qué podrías ganar.
- Si me vas a amenazar con hablar con la policía puedo fabricar una cuartada, se volvería tu palabra contra la mía.
- No pensaba hacer eso, después de todo sigues teniendo mi sangre, prefería verlo más como un... intercambio de información.
- ¿Información?
- Pase los últimos 20 años junto a Lynn, se más de una cosa.
- ¿Y de que me serviría saber eso? Papá murió.
- Que triste, aun con todos los secretos que guardo de ti por amor, bueno, supongo que lo mejor es que guardes esa última imagen que te quedo de él.
- Papá se comportaba misteriosamente, pero él no ocultaría nada grave.
- Si eso quieres creer, adelante, falle en negociar, al menos no terminaste el trabajo aquí, deberé de considerar eso como una victoria, gracias por visitarme Lori, te haré saber cuándo me den de alta, prepárate bien para entonces.
- ¿Me estás amenazando? No tienes la ventaja aquí.
- No, para nada, te veo otro día cariño.
La risa no abandono el rostro de la mujer en ningún momento, mirándola sin mostrar odio, asco o recelo, era una sonrisa plástica, Lori lo sabía bien, como si todo estuviese bien, esa sola idea provocaba que un hielo se formase en su columna y subiese por esta, teniendo dificultad para no temblar ante su madre y dejar que supiese sus verdaderos pensamientos, ¿Realmente estaba la situación en control de Rita y no importaba como se preparase, ella podría destruirlo todo fácilmente? Esa mirada fija y sonrisa vacía solo le perturbaban con cada segundo que se mantenía frente a ella.
- Me largo.
- Ten bonita tarde hija.
Aquel tono de voz no demostraba ninguna clase de dolencia, como si en cualquier momento pudiese desconectar todos los cables que tenía conectados e irse caminando mientras se daba el gusto de sonreírle, no era el de una persona que pudo morir, el de alguien que desease la muerte o el desastre de alguien, como si fuera una presa huyendo de un depredador al acecho comenzó a retroceder hacia la salida, sin darle la espalda en ningún momento, temiendo que si dejaba de observarla por un segundo esta saltaría y pondría sus garras en su cuello.
Su corazón latía con fuerza, creería si Rita le dijese que ella podía escucharlo, en el momento que la pared le oculto de su madre intento respirar, aquella sala parecía estarla asfixiando, aquella expresión artificial de calma y amor lograba erizarle, si algo había comprendido es que ella no era una persona que jugase limpio y podría esperar un golpe de cualquier parte, sentía que debía acabarla allí, pasar el resto de su vida en la cárcel parecía incluso un pago relativamente barato, después de todo, era poco lo que le estaba quedando por perder.
Pero lo que más le preocupaba es que ella no se guardo nada, presentía desde hace mucho los sentimientos de Rita por ellas o el pensamiento sobre su padre, su actitud de siempre era una mezcla de evasión y desprecio, ahora lo había dicho todo, casi como si hubiesen conversado de verdad por primera vez en años, ¿Podrían esas palabras ser sinceras? Podría esperarse miles de cosas, pero si dialogaba con ella existía la remota posibilidad de poder descubrir algo, si realmente había sido sincera y ese trato era real podría prepararse además de... saber más de su padre.
Su padre, había tantas cosas que no sabía de él, solo puede asegurar que le amaba, a ella y a sus hermanas, intento culparlo de no decirle y poder ayudarle, pero entre más pasaba el tiempo más se dio cuenta que hay momentos donde debía callar al punto que no podía culparlo, lo entendía, pero una oportunidad de saber esas cosas... si Rita sabía algo...
Exhalo con fuerza mientras presionaba su pecho con su mano, cerrando sus ojos mientras meditaba y cargaba todo su peso en la pared que le dividía con Rita.
Aquel minuto de profunda meditación termino con ella abriendo los ojos con determinación.
Pues Lori tomo su decisión.
Unas horas después, frente a la casa Loud
Para Leonard observar esa casa era una señal de derrota y molestia, incluso había pagado gran parte de la hipoteca para que Lynn tuviese un lugar donde vivir y resulto en aquel desastre, más ahora que Lincoln había señalado que iba a volver a ese lugar.
Posiblemente se sentía acorralado y este era el último lugar donde estuvo, después de aquel golpe por parte de Albert era obvio que no iba a querer volver a esa casa, pero decidir volver a ese nido de ratas... no le agradaba, pero entendía que no era una mala opción aprovechando que Rita no estaba.
Miraba al niño, su nieto, luchar por quitarse el cinturón de seguridad, era evidente que había perdido mucha de su motivación, termino más por lastima que por molestia ayudando al muchacho a soltar el seguro, algo que notó Lincoln no esperaba, pues se quedo quieto por unos momentos como si estuviese procesando lo ocurrido.
- ¿Seguro no tienes otro lugar donde quedarte?
- No realmente, ¿Quiere que me vaya con usted?
- En estos momentos es algo complicado, me gustaría, pero no tengo espacio.
Lincoln no respondió a eso, era casi como si se hubiese resignado a esa situación.
- Lincoln, se que pasaste por algo bastante duro, si quieres conversarlo puedo escucharte, de hecho, quiero escucharte, conocerte mejor, soy un buen confidente y tengo experiencia escuchando.
- No quiero conversar sobre eso.
- Vamos chico, te servirá desahogarte, quiero escuchar lo que quieres.
- (Molesto) Quiero estar solo.
Podía esperarse una rabieta, seguía siendo un niño joven, asumir que Albert le había disciplinado estrictamente era lo que más le preocupaba al momento de hablar, pero sentía que como mínimo debía intentar cerrar un poco la brecha entre ellos en ese momento o podría perder la posibilidad de acercarse en un futuro.
- Supongo que es entendible, aun así, la invitación está hecha, ¿Te molesta si mañana después de la escuela nos volvemos a juntar?
- (Irritado) ¿Me puedo bajar ya del coche?
Leonard entendió con esa frase que no debía seguir presionando, solo provocaría un efecto adverso en su relación y al menos quería lograr que el chico confiase un poco en él.
- Antes de que te bajes, ahora que Albert no está alguien tiene que criarte, eres muy joven para estar solo después de todo, así que una vez comiencen las vacaciones nos iremos de aquí, muy lejos.
- Esta bien.
- (Pensando) ¿Así de simple? - A Lincoln. - Bien, por el momento, ¿Tienes teléfono? Lo necesito para estar en contacto contigo.
El niño saco su teléfono con poco ánimo, mostrando su número para que el anciano lo registrase.
- (Jocoso) Pensé que te sabrías tu propio número.
- ...
- (Incomodo) Ok, te estaré hablando, te prometo que cuidare de ti y te daré una buena vida Lincoln.
- Ya he oído eso antes.
Dicho eso el niño se abrió la puerta y se bajó del vehículo, había sido grosero con ese anciano aun cuando no había hecho directamente nada para molestarlo y él lo sabía, aquellas palabras dichas para endulzar su día habían sido repetidas varias veces, con cada nuevo lugar al que iba promesas similares eran creadas, pero todas terminaban igual, posiblemente ese anciano le trataría de esa forma hasta que algo ocurriese y le desechase como los demás, y aun así, seguía pensando en que había sido un trato grosero, pensando que si le hubiese hecho eso al otro anciano este hubiera intentado golpearlo, por lo que para su propia irritación antes de cerrar la puerta se volteó, mirándole sin disimular su molestia.
- Gracias por el viaje señor, adiós.
- Ah, claro Lincoln, ten buena tarde.
No golpeo la puerta al cerrarla, sentía deseos de azotarla y alejarse aunque solo suspiro con fuerza y la cerro normalmente, no quería dar otro vistazo y se encamino hacía el interior, desde la ventana Luna observaba preocupada la escena, alcanzo a ver el rostro de su hermanito en aquel intercambio y podía asumir que lo que fuese que hubiese pasado le había afectado, dirigiéndose hasta la puerta para abrirla antes que el muchacho se aproximase lo suficiente, poniendo su mejor rostro para recibirle.
- Lincoln, finalmente llegas, estaba preocupada.
Una vista del chico le dio a entender que la situación no era realmente buena, pues era evidente la molestia en este sentía en el momento, intento hacerse a un lado para que el niño pasara, pero este se quedo quieto en la puerta, mirando la escala en silencio.
- ¿No quieres pasar?
- Realmente no sé porque vine.
- Oye, eso es algo rudo, (Preocupada) ¿Quieres hablar de eso?
- No, no quiero, no quiero hablar de nadie o de nada, solo... ¡Ahg!
Estaba frustrado, su tristeza se convirtió en rabia antes de que se diera cuenta y todo lo que sentía eran deseos de gritar y patear cosas, desahogarse con algo hasta sentir que la ira desapareciese, golpeando con su mano uno de los muros cercanos asustando a Luna por aquel repentino golpe, aunque su mirada se centro nuevamente en el rostro del muchacho, pues veía como su boca se deformaba en varias muecas, como si se estuviese esforzando por detener algo en su interior que le quemaba.
Había tratado con Lynn antes y algunos de sus arranques de ira, la chica se dejaba llevar mucho por sus emociones después de todo, pero no sabía si Lincoln funcionase igual, con Lynn sería dejarla divagar en algo, siempre que se concentraba en algo dejaba ir las cosas mientras las hacía con violencia, pero a Lincoln no lo conocía, todo lo que sabía es que el niño estaba a nada de explotar.
- ¿Ocurrió algo?
Desde el segundo piso se asomó Luan, quién rápidamente fue interceptada por las señas de Luna quien le indicaba que se retirase, algo que Luan entendió inmediatamente, pero no Lisa quién también se asomó desde el segundo piso.
- ¿Qué paso?
Lincoln levanto su vista, algo que preocupo enormemente a Luna al notar que el niño ahora si se había dado cuenta de la presencia de las demás.
- Luan, lleva a Lisa a su habitación por favor, tengo que conversar con Lincoln.
- ¿Llego Lincoln? ¡Quiero hablar con él!
- Lisa, no es buen momento. - Dijo Luan preocupada antes de retirarse con Lisa, dejándolos nuevamente en soledad.
- ¡Pero quieroooo...
Ambos quedaron viendo aquel pequeño espectáculo de la niña siendo arrastrada al interior, causando una pequeña risa en Luna.
- No sabía que Lisa pudiese ser así, ¿Qué le hiciste a esa niña?
- Escucharla, algo que cualquiera querría.
- (Molesta) Oye.
Lincoln comprendía bien esa sensación, el día anterior contra toda su lógica y creencias se había quedado solo por ese sentimiento, el recordar como deseaba que Lynn llegase para conversar y ser defraudado tantas veces le había hecho ponerse en su lugar cuando no dejaba de preguntar por cosas que escapaban de su conocimiento, él lo había hecho más de una vez, podía recordar como observaba a las personas desde el balcón del departamento y se inventaba historias o respuestas para sus preguntas, pensar en eso ya no solo le recordaba a Lynn, también podía recordar al anciano, al menos este respondía algunas de sus preguntas cuando no lo estaba molestando pero ya era tarde en algunos casos, muchas de sus grandes dudas las había respondido él mismo con el tiempo.
Sus puños se apretaron nuevamente, esa era otra casa, todas parecían idolatrar a Lynn, había sido realmente un padre ahí, algo que él aparentemente jamás tuvo, y aun así esa niña actuaba tal como él, muchas de las preguntas que le había hecho ayer eran mundanas, cosas de conocimiento general... él también tenía dudas... y su última pregunta había tenido semejante respuesta de ese anciano.
- Hago lo mejor posible para cuidar a las menores, no es nada cool de tu parte que digas esas cosas.
- ...
Luna suspiro, el ceño del niño se frunció todavía más y parecía no tener la menor intención de responderle, algo que era cierto pues el interés de Lincoln había abandonado por completo a la castaña a su lado.
Estaba enojado, se sentía impotente y furioso, como si hubiese sido finalmente abandonado a su suerte y aun con eso seguía pensando que aquella chica podría haber sido sometida a algo parecido a lo suyo.
- (Tono seco) ¿Puedo ir a hablar con Lisa?
Aquello extraño a Luna, esperaba alguna pataleta o insulto por su parte, de lo poco que lo conocía realmente el muchacho había tenido bastantes arranques de furia y se había prometido a si misma que los soportaría y contendría hasta que el muchacho se acoplase al hogar y la viese como una figura cercana, tal como lo pensaba con Lynn, por lo que aquella decisión termino confundiendo su pensamiento.
- ¿Puedo saber por qué? No lo tomes a mal, pero desconfío un poco de ti, más cuando te ves tan enojado.
- Solo... quiero quitarme una duda de la cabeza, y creo que ella podría hacerlo.
- Si es porque te llamo recién, entiende que es solo una niña pequeña.
- No es eso... es que... no lo sé, créeme que no lo sé, no sé si estoy frustrado, si estoy enojado, quisiera golpear la pared o gritar insultos o yo qué sé.
- Lincoln... ¿Qué paso en la visita con nuestro tío?
- (Molesto) Nada, o sea, si pasaron cosas, apareció este nuevo anciano y... ¡Ahg!
- Puedo escucharte si lo necesitas.
- (Enojado) ¡¿Y eso de que serviría en este momento?!
- Tú lo dijiste recién Lincoln, todos queremos ser escuchados y eso te incluye a ti.
Como una reacción involuntaria de su cuerpo Lincoln quiso refutar esas palabras, sentía tal furia que su cabeza había comenzado a doler y solo le quedaba liberar toda aquella frustración de la primera manera que se le pasase por la cabeza, pero aquel golpe de adrenalina no llego, sus brazos perdieron fuerza en el instante que pudo pensarlo antes de perderse nuevamente en la ira, una que sentía tan natural en él, pues aquella expresión de preocupación y esas palabras habían detenido aquel intento, permitiéndose pensarlo por ese instante.
Ver que aquella persona frente a él quería escucharle, pese a todo, pese a la situación y sus propios problemas, deseaba saber más sobre él, que alguien que se acercaba a él con aquella extraña palabra como le era "familia" deseaba escuchar su historia.
- Yo quiero saber de ti Lincoln, cuando conversamos puedo sentir que estas enojado, todos esos sentimientos cuando nombro a papá, cuando se hacen comparaciones, quiero ser tu hermana Lincoln, y para eso necesito escucharte tanto como tú a mí, ya sea tus gustos, preferencias y recuerdos felices como lo que odias, te entristece y te atormenta. - Luna sintió que podía acercarse, apoyándose con una rodilla en el piso para bajar al nivel de Lincoln y tomar sus hombros con firmeza. - Si lo que te paso hoy te lastimo quiero saberlo, si necesito consolarte quiero que me dejes hacerlo, es algo egoísta, hablar de estas cosas como si tu opinión no importara, pero quiero, no, necesito que entiendas que me importas tanto como las demás. - Sus manos soltaron los hombros del chico y se acercaron a las mejillas espolvoreadas de pecas del muchacho, quien estaba teniendo problemas para contener sus propias emociones mientras sus ojos se enrojecían. - ¿Puedo escucharte Lincoln?
- ...
Luna no desistió en su agarre, estaba aplicando un poco de presión con sus manos en el rostro del pequeño obligándole a verla, notaba como el dolor comenzaba lentamente a apoderarse de la expresión del pequeño y luchaba por no mirarla, intentando soltarse únicamente con el giro de su cuello, eso le dio la confianza para mantener su presión y no dejar de mirarle ni sostenerle el rostro, no le importo el tiempo que estuvo en aquella posición, si era un instante o una hora, pero lentamente la expresión de Lincoln se rompía cada vez más hasta que sus mejillas se enrojecieron tanto como sus ojos, dejando que el primer sollozo saliese.
- Ese anciano... ese... maldito anciano... snif.
La debilidad era algo que más de una vez Lincoln había escuchado de Albert, frases como que un hombre debía ser fuerte, que solo los cobardes atacan por la espalda, que los sentimentalismos no eran necesarios sino que las acciones hablaban por la persona, en algún punto del tiempo que compartieron el sentir deseos de llorar llenaba de rabia al pequeño, como si ese acto fuese una estupidez de la que debía alejarse y cuando sufría un ataque de pánico se molestaba consigo mismo, eran esas cosas de las que ese anciano tanto se burlaba que terminaron por ser cosas que el mismo Lincoln comenzó a odiar, pero ahora esa misma era la persona que le había dicho que no importaba, nada de eso importaba y pese a todo él seguía siendo el mismo niño cobarde y llorón de siempre.
Sus gustos y su forma de expresar ni siquiera sabía si eran suyos, aprendió a canalizar todo eso mediante actividades, el arte se había transformado en uno de sus mayores gustos ya que sentía que era una forma con la que se conectaba con más gente, había conocido a Trent así, se había acercado a su profesor de esa manera, aquel que siempre tenía palabras bellas para la vida y que parecía dispuesto a todo por apoyarle, más incluso que la figura que tenía en casa, pero... ¿Se había acercado a él por gusto o por la necesidad de querer encajar en algo? Cuando Albert le prohibió el dibujo y la cocina se dio cuenta que no tenía mucho más y ese vació intento ser llenado por los gustos del mismo anciano, ¿Dónde empezaban sus gustos y terminaban lo que aquel anciano y ese maestro le impusieron? ¿Qué era lo que Ethan Dawkins le había enseñado realmente?
Y lo peor, escuchar a Lisa era como escucharse a él mismo a esa edad, un niño pequeño que solo anhelaba poder entablar una conversación de más de 10 segundos diariamente con la única persona con la que podía comunicarse, ese departamento fue su mundo por mucho tiempo hasta que tuvo que aprender a ir a la escuela, tuvo que aprender a racionar lo que obtenía porque su estomago dolía cuando no lo hacía, tuvo que aprender a siempre llevar la llave consigo porque afuera hacía frío y Lynn llegaba tarde, tuvo que aprender a hacer sus tareas por temor a ser un mayor hazmerreir en el salón cuando de por si ya le trataban extraño por su peculiar color de cabello, si sobrevivió tanto tiempo solo podía llamarlo suerte, entre más lo pensaba más sentía que tuvo la suerte de sobrevivir hasta aprender a, irónicamente, sobrevivir por su cuenta, si era bueno en matemáticas era porque se vio forzado a aprender a manejar el dinero, si le gustaba historia era porque aquellas anécdotas históricas eran de las pocas entretenciones que tuvo hasta conocer a su primer amigo.
Cuando tenía miedo y se despertaba ver a la figura a su lado pedirle que volviese a dormir, intentando acostarse a su lado para recibir un abrazo y un ronquido, o quizás los cumpleaños donde la única compañía que tuvo era el sonido del televisor, ni siquiera sabía cual era la cosa que más odiaba de Lynn, por más que escupía su odio y su dolor mientras las lágrimas salían de sus ojos y mojaban las manos de Luna sentía que había más miseria y asco por la persona a la que se supone debía llamar padre, ni siquiera entendía porque intento volver a su vida, habían alcanzado un equilibrio, a él no le importaba Lynn y a Lynn no le importaba él, pero este rompió eso un día solo para llegar a aquella tormentosa noche, aunque al pequeño le quemase podía recordar esas palabras, palabras que dijo casi como si le quemase la garganta al pronunciarlas, y aunque había dicho eso no se sentía mejor, tampoco sentía que había dicho todo, sentía deseos de seguir hablando, seguir soltando toda esa miseria, todo ese veneno que tenía en su interior, pero algo le obligo a detenerse.
Ni siquiera se detuvo a pensar cuando las palabras habían comenzado a salir de su boca, pero si pudo sentir como su cuerpo era envuelto por una presencia que le transmitía algo de calor, que se había aferrado a él, sosteniendo con delicadeza con una de sus palmas la cabeza del niño y con el otro brazo envolviendo sus brazos, depositando su cabeza junto a la de este mientras le apretaba con delicadeza, como si temiese romperlo si aplicaba demasiada fuerza, Luna no daba crédito a lo que había dicho aquel muchacho, era demasiado dolor concentrado en cada palabra como para ser una mentira creada por su mente, ni siquiera podía imaginar alguna palabra que darle ante aquellas experiencias por las que había pasado por lo que solo pudo limitarse a abrazarlo, dejar que sus palabras se ahogaran en un llanto puro mientras seguía maldiciendo a esas tres personas.
En ese momento no le importaba ese Lynn Loud, bien podría desaparecer de su mente y no le importaría, solo le importaba aquel pequeño muchacho del que se negaba a soltar.
Pasaron unos minutos abrazados, unos en los que Lincoln solamente lloraba, soltaba aquella desesperación que había acumulado mientras se dejaba llevar por aquel simple acto, aquel abrazo que le daba la sensación que podía continuar, que su voz le estaba llegando a alguien, esa simple sensación provocaba que el llanto no pudiese detenerse con facilidad antes de poder controlarse un poco, convirtiendo ese llanto desgarrador en sollozos más controlados siendo el momento donde el abrazo finalmente se aflojo y Luna se retiro ligeramente de su lado para poder verlo una vez más, con aquellos ojos completamente rojos y las marcas de las lágrimas por todas sus mejillas, la misma Luna no había podido evitar soltar unas pocas, pensar en los momentos donde resintió al muchacho, donde lo busco solo por conveniencia y lo trato como un usurpador, saber que cargaba consigo todo ese dolor cuando ella solo buscaba una excusa para seguir haciendo sus tonterías...
Sus manos volvieron a sostener las mejillas del muchacho, limpiando gentilmente con sus pulgares parte de sus mejillas como si se tratase de una madre cuidando a un recién nacido.
Su voz no salía, su mente se negaba a pensar en alguna palabra que dirigirle, todo lo que podía hacer era estar allí para él, hacerle saber que estaba allí para él, por lo que dejo de intentar pensar o hablar y se concentro en esbozar una sonrisa, la mejor que pudo, y demostrarle que, esta vez, él no estaba solo.
Pues los demás en aquella casa también habían escuchado cada palabra salida de su corazón.
El chico finalmente termino dormido, habían sido emociones demasiado fuertes para él y termino por caer agotado en los brazos de Luna quien lo deposito con calma en el sofá de la sala, dejándolo reposar mientras acariciaba con calma algunos mechones rebeldes de aquel blanco cabello, observando como su rostro durmiente aun lograba mostrar retazos del dolor que yacía en su interior, pudo sentir como alguien bajaba la escalera, girando su cabeza sin mucho animo hasta notar que no era otra más que Luan, quién le observaba con una expresión algo lúgubre, Luna no tardo en volver su vista al rostro de su hermanito mientras sentía como los pasos de su hermana se acercaban lentamente donde ella hasta terminar a su lado.
- Supongo que lo escuchaste todo.
- Luna, esa historia... simplemente no lo sé.
- ¿A qué te refieres?
- Papá... él... simplemente... papá no era así.
- Papá guardaba muchos misterios, y Lincoln... guardaba mucho dolor.
- ¿Le crees?
- ¿Qué ganaría con mentirme? Él no nos quiere, o al menos no nos guarda gran estima, cuando lo conocí lo golpeé contra un muro y le exigí respuestas mientras él procesaba haber visto a papá morir, en esa ocasión él... simplemente se derrumbó, ni siquiera fue capaz de decirme lo ocurrido con papá, un amigo suyo me lo dijo, pero él... parecía muerto por dentro, y esas palabras de recién no me parecen una mentira bien practicada.
- Pero papá...
- Siempre nos amó, lo sé, yo también lo quiero... pero Lincoln... ¿Realmente conoció al mismo papá que nosotras? Al menos ahora estoy completamente segura de que no lo hizo y por eso odia tanto cuando lo alabamos.
- ¡Pero papá escribió en el cuaderno...
- Se perfectamente lo que papá escribió en ese cuaderno, pero piénsalo bien, tantas disculpas dirigidas a una sola persona, ¿Por qué papá se disculparía tanto con él si no le hubiese causado tanto daño?
- ¡B..Bueno porque él...! Él...
- Luan, no puedo negar que tengo sentimientos encontrados con papá por esto, pero mi instinto me dice que las palabras de Lincoln fueron ciertas y yo... quiero creer en él, y también quiero creer en papá.
- Pero si crees lo que ese niño dijo...
- Luan, le voy a pasar el cuaderno, creo que merece leer lo que papá pensaba de él.
- ¡No!
- (Molesta) Luan.
- (Enojada) Escuchaste perfectamente lo que este niño piensa de papá, si se entera de ese cuaderno él solamente lo destruirá, ni siquiera lo pensará antes de quemarlo o que se yo y no puedo permitir que lo único que me queda de papá acabe por culpa de una rabieta.
- Escuchaste el dolor por el que paso Lincoln, sabes que esas palabras están dirigidas a él, es lo que papá hubiese querido.
- Pero no es lo que yo quiero, no quiero que lo poco que tengo de él acabe de esa manera.
- Ni siquiera sabes si él lo destruirá.
- Ni tú si lo apreciara.
- Eso no nos debería importar, entiéndelo Luan.
- ¿Qué quieres que entienda? ¿Qué porque supuestamente pasaron esas cosas debo compadecerme del niño y entregarle todo porque sí? También tenemos que velar por nosotras Luna, tienes a una pequeña severamente deprimida arriba y a otra que pareciese que le lavaron el cerebro, Lynn no sale de su cama y Leni apenas si sale de su habitación, todos tenemos problemas y yo tengo esa pequeña forma de tenerlo cerca, no puedo arriesgarlo todo por él, entiéndelo de una vez, ese libro era como un diario de papá, puedo sentir que converso con él, aunque no se esté dirigiendo a mí, no me pidas que cambie eso por... él. - Dijo mientras apuntaba al niño.
Luna se sentía molesta, pero en parte quería entender a su hermana, realmente la cocina era un vinculo casi único entre ella y su padre, ese recetario estaba lleno de los malos juegos de palabras y de la comida que tanto gustaba su padre de cocinar, imaginarlo roto en pedazos o quemado era algo que realmente le aterraba, pero luego de sumergirse en las emociones de su hermanito, de sentir aquel dolor... no sabía si sería eficaz o sería una triste excusa para él, pero si realmente aquellas eran las palabras de su padre, si esos eran los sentimientos de aquel cansado hombre, responder a aquello cumpliendo aquella voluntad entre líneas era lo mínimo que podía hacer por ambos, padre e hijo.
- (Molesta) ¡Luan, te orde...
En ese momento la vio, a la distancia, desde la puerta de entrada mientras le observaba fijamente, ni siquiera podía imaginar cuanto tiempo llevaba ahí escuchando, pero podía asegurar que casi no la había visto desde aquel incidente.
- ¿Qué diario?
Aquel recetario era el mayor secreto de ambas hermanas, habían logrado prometer a las gemelas que nunca hablarían de él, incluso tenía miedo de que Lori se lo adueñase si se enteraba, ni siquiera se había detenido a pensar que los demás podían haberle escuchado, o peor cuando pese a que la mirada de la pequeña estaba oculta por su cabello oscuro, podía sentirla.
- ¿De qué... diario de papá hablan?
Lucy lo había escuchado todo... mientras apretaba un libro oscuro en sus manos, uno que en su portada escribía "Lynn".
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